Aviso: Los libros aquí transcriptos y los personajes
pertenecen a Stephenie Meyer y la historia original “Reading Twilight” a
Choices HP, yo solo la traduzco, todo esto es sin ánimos de lucro, solo
por mero entretenimiento.
“Punto muerto” leyó Edward.
Vi
una deslumbrante luz nívea al abrir los ojos. Estaba en una habitación
desconocida de paredes blancas. Unas persianas bajadas cubrían la pared que
tenía al lado. Las luces brillantes que tenía encima de la cabeza me
deslumbraban. Estaba recostada en una cama dura y desnivelada, una cama con
barras. Las almohadas eran estrechas y llenas de bultos. Un molesto pitido
sonaba desde algún lugar cercano. Esperaba que eso significara que seguía viva.
La muerte no podía ser tan incómoda.
"Por supuesto que está viva, ella está en un
hospital", dijo Carlisle.
Unos
tubos traslúcidos se enroscaban alrededor de mis manos y debajo de la nariz
tenía un objeto pegado al rostro. Alcé la mano para quitármelo.
—No
lo hagas.
Unos
dedos helados me atraparon la mano.
—
¿Edward?
Ladeé
levemente la cabeza y me encontré con su rostro exquisito a escasos centímetros
del mío. Reposaba el mentón sobre el extremo de mi almohada. Comprendí que
seguía con vida, pero esta vez con gratitud y júbilo.
—
¡Ay, Edward! ¡Cuánto lo siento!
"Está bien", dijo Edward.
"No estaba bien hace una hora", dijo Alice.
"Yo sé que ella está bien ahora", Edward se encogió de hombros.
"No estaba bien hace una hora", dijo Alice.
"Yo sé que ella está bien ahora", Edward se encogió de hombros.
—Shhh...
—me acalló—. Ahora todo está en orden.
—
¿Qué sucedió?
No
conseguía recordarlo con claridad, y mi mente parecía resistirse cada vez que
intentaba rememorarlo.
"Es sólo su mente tratando de protegerla de entrar en
shock", dijo Carlisle.
"Así que, su mente va a funcionar bien por primera vez y tratara de ignorarlo", se rió Edward.
"Así que, su mente va a funcionar bien por primera vez y tratara de ignorarlo", se rió Edward.
—Estuve
a punto de llegar tarde. Pude no haber llegado a tiempo —susurró con voz
atormentada.
—
¡Qué tonta fui! Creí que tenía a mi madre en su poder.
—Nos
engañó a todos.
—Necesito
telefonear a Charlie y a mamá —me percaté a pesar de la nube de confusión.
—Alice
los ha llamado. Renée está aquí, bueno, en el hospital. Se acaba de marchar
para comer algo.
"Ella debe haber
estado inconsciente por un tiempo," dijo Edward.
"No debes haberte alejado de ella ni por un segundo", dijo sonriendo Esme.
"Sí, probablemente nos molestaste a todos con tu preocupación de porque Bella no despertaba", bromeó Alice, se sentía bien poder volver a burlarse de él.
"No debes haberte alejado de ella ni por un segundo", dijo sonriendo Esme.
"Sí, probablemente nos molestaste a todos con tu preocupación de porque Bella no despertaba", bromeó Alice, se sentía bien poder volver a burlarse de él.
— ¿Está
aquí?
Intenté
incorporarme, pero se agravó el mareo de mi cabeza. Las manos de Edward me
empujaron suavemente hacia las almohadas.
—Va
a volver enseguida —me prometió—, y tú necesitas permanecer en reposo.
—Pero
¿qué le has dicho? —me aterré. No quería que me calmaran. Mamá estaba allí y yo
me estaba recobrando del ataque de un vampiro
"¿Cuántos seres humanos pueden decir eso?" Emmett se
rió entre dientes y Edward lo miró sombríamente.
—¿Por
qué le has dicho que me habían hospitalizado?
—Rodaste
por dos tramos de escaleras antes de caer por una ventana —
“Eso fácilmente pudo haberle pasado", dijo Emmett, al mismo
tiempo que Edward decía: ". Una excusa muy plausible"
Todos se rieron de eso.
Todos se rieron de eso.
hizo
una pausa—. Has de admitir que pudo suceder.
Suspiré,
y me dolió. Eché una ojeada por debajo de la sábana a la parte inferior de mi
cuerpo, al enorme bulto que era mi pierna.
—
¿Cómo estoy?
—Tienes
rotas una pierna y cuatro costillas, algunas contusiones en la cabeza y
moraduras por todo el cuerpo y has perdido mucha sangre. Te han efectuado
varias transfusiones. No me gusta, hizo que olieras bastante mal durante un
tiempo.
"¿No es eso algo bueno?" Jasper le pregunto.
"Seguro me gusta su olor", dijo Edward sonriendo. "No podía ser el león masoquista sin ella."
"Seguro me gusta su olor", dijo Edward sonriendo. "No podía ser el león masoquista sin ella."
—Eso
debió de suponer un cambio agradable para ti.
—No,
me gusta cómo hueles.
—
¿Cómo lo conseguiste? —pregunté en voz baja.
De
inmediato, supo a qué me refería.
—No
estoy seguro.
Rehuyó
la mirada de mis ojos de asombro al tiempo que alzaba mi mano vendada y la
sostenía gentilmente con la suya, teniendo mucho cuidado de no romper un cable
que me conectaba a uno de los monitores.
Esperé
pacientemente a que me contara lo demás.
Suspiró
sin devolverme la mirada.
—Era
imposible contenerse —susurró
"¿Cómo puede ser imposible si tu lo lograste?"
Preguntó Emmett.
"No me pidas que lo explique... ni yo lo se", se rió Edward.
"No me pidas que lo explique... ni yo lo se", se rió Edward.
—imposible.
Pero lo hice —al fin, alzó la mirada y esbozó una media sonrisa—. Debe de ser
que te quiero.
—
¿No tengo un sabor tan bueno como mi olor?
Le
devolví la sonrisa y me dolió toda la cara.
"Ni siquiera puede sonreír", dijo Edward, y su buen
humor parecía evaporarse por completo.
—Mejor
aún, mejor de lo que imaginaba.
"Genial", dijo Edward, totalmente deprimido
nuevamente.
—Lo siento —me disculpé.
"Oh Bella," Edward volvió a reír.
"Oh, nuestro vampiro alegre ha vuelto", bromeó Jasper.
"Ella está pidiendo disculpas por tener buen sabor", se rió Emmett.
"Oh, nuestro vampiro alegre ha vuelto", bromeó Jasper.
"Ella está pidiendo disculpas por tener buen sabor", se rió Emmett.
Miró
al techo.
—Tienes
mucho por lo que disculparte.
—
¿Por qué debería disculparme?
—Por
estar a punto de apartarte de mí para siempre.
—Lo
siento —pedí perdón otra vez.
—Sé
por qué lo hiciste —su voz resultaba reconfortante—. Sigue siendo una locura,
por supuesto. Deberías haberme esperado, deberías habérmelo dicho.
—No
me hubieras dejado ir.
"Por supuesto que no," dijo Edward. "Ese es el
punto."
"Y ese es su punto también", dijo Carlisle.
"Y ese es su punto también", dijo Carlisle.
—No
—se mostró de acuerdo—. No te hubiera dejado.
Estaba
empezando a rememorar algunos de los recuerdos más desagradables. Me estremecí
e hice una mueca de dolor.
Edward
se preocupó de inmediato.
—Bella,
¿qué te pasa?
—
¿Qué le ocurrió a James?
—Emmett
y Jasper se encargaron de él después de que te lo quitase de encima —concluyó
Edward, que hablaba con un hondo pesar.
"Él no tenía ninguna posibilidad", dijo sonriendo
Emmett.
“Pr supuesto que no, después de todo el daño que causo” dijo
Jasper alegre por si haber participado en su muerte después de todo.
"Yo ni siquiera llegue a golpearlo ", dijo Edward con los dientes apretados.
"Tú tenías que ayudar a Bella," Carlisle le recordó.
"Correcto", dijo Edward, si él tenía que elegir entre la venganza y Bella, el siempre elegiría a Bella.
"¿Qué pasa?" Preguntó Alice a Jasper, este se había quedado pensativo de momento a otro.
"Me preguntaba cómo fui capaz de estar cerca de ella con... tanta sangre", dijo Jasper.
"Debes haber estado conteniendo la respiración..." Carlisle dijo. "Eso debería haber detenido tu instinto el tiempo suficiente."
"Pero no suprimirlo del todo," Jasper frunció el ceño.
"No, pero si lo suficiente para controlarlos” dijo Carlisle. "Tú eres más fuerte de lo que crees que eres."
"Puede ser", sonrió Jasper.
"Yo ni siquiera llegue a golpearlo ", dijo Edward con los dientes apretados.
"Tú tenías que ayudar a Bella," Carlisle le recordó.
"Correcto", dijo Edward, si él tenía que elegir entre la venganza y Bella, el siempre elegiría a Bella.
"¿Qué pasa?" Preguntó Alice a Jasper, este se había quedado pensativo de momento a otro.
"Me preguntaba cómo fui capaz de estar cerca de ella con... tanta sangre", dijo Jasper.
"Debes haber estado conteniendo la respiración..." Carlisle dijo. "Eso debería haber detenido tu instinto el tiempo suficiente."
"Pero no suprimirlo del todo," Jasper frunció el ceño.
"No, pero si lo suficiente para controlarlos” dijo Carlisle. "Tú eres más fuerte de lo que crees que eres."
"Puede ser", sonrió Jasper.
Aquello
me confundió.
—No
vi a ninguno de los dos allí.
—Tuvieron
que salir de la habitación... Había demasiada sangre.
"Y, evidentemente, no nos quedamos mucho tiempo allí",
dijo Emmett.
"Eso ha ayudado también", sonrió Jasper.
"Eso ha ayudado también", sonrió Jasper.
—Pero
Alice y Carlísle... —apunté maravillada.
—Ya
sabes, ambos te quieren.
"Yo sabía que la quería, ella es mi amiga", sonrió Alice.
De
repente, el recuerdo de las dolorosas imágenes de la última vez que la había
visto me recordó algo.
—
¿Ha visto Alice la cinta de vídeo? —pregunté con inquietud.
—Sí
—una nueva nota endureció la voz de Edward, una nota de puro odio.
"Para James o para mis padres?" -Preguntó Alice de
repente sombría. Ella había tratado de no pensar en lo que James había dicho, y
había funcionado sobre todo porque estaba muy preocupada por Bella, pero tenía
espacio para pensar en eso también (a veces odiaba que su mente vampiro podía
pensar en tantas cosas al mismo tiempo). Podía imaginar lo que había sucedido.
¿Cómo ingreso al manicomio? ... encerrada en la oscuridad, y todo lo que podía
pensar es que sus padres lo habían hecho. Ella debía haber sido dejado de
lado... escondida. Ella realmente no le gustaba esa sensación...
"Ambos", respondió Edward, haciendo que ella lo mirará. Había algo en sus ojos, los ojos de su hermano favorito, que la conocía mejor que casi todo el mundo... (Oh, sí, su hermano, que sabía dónde iban sus pensamientos, pero aun así, él la conocía). Había algo en la mirada que
"Ambos", respondió Edward, haciendo que ella lo mirará. Había algo en sus ojos, los ojos de su hermano favorito, que la conocía mejor que casi todo el mundo... (Oh, sí, su hermano, que sabía dónde iban sus pensamientos, pero aun así, él la conocía). Había algo en la mirada que
la hizo sentirse mejor.
"Somos tu familia ahora".
Alice le dio una sonrisa
radiante
—Alice
siempre vivió en la oscuridad, por eso no recordaba nada.
—Lo
sé, y ahora, ella por fin lo entiende todo —su voz sonaba tranquila, pero su
rostro estaba oscurecido por la furia.
Intenté
tocarle la cara con la mano libre, pero algo me lo impidió. Al bajar la mirada
descubrí la vía intravenosa sujeta al dorso de la mano.
—
¡Ay! —exclamé con un gesto de dolor.
—
¿Qué sucede? —preguntó preocupado.
Se
distrajo algo, pero no lo suficiente. Su mirada continuó teniendo un aspecto
siniestro.
—
¡Agujas! —le expliqué mientras apartaba la vista de la vía intravenosa.
Emmett y Edward se echaron a reír.
Fijé
la vista en un azulejo combado del techo e intenté respirar hondo a pesar del
dolor en las costillas.
—
¡Te asustan las agujas! —murmuró Edward para sí en voz baja y moviendo la
cabeza—. ¿Un vampiro sádico que pretende torturarla hasta la muerte? Claro, sin
problemas, ella se escapa para reunirse con él. Pero una vía intravenosa es
otra cosa...
"Estás bromeando con eso", dijo Jasper con
incredulidad al mismo tiempo que Emmett se reía a carcajadas y Edward parecía
igual de sorprendido. "Pensé que habrías estado de mal humor aún."
“Solo me queda decir que ella ya esta bien” dijo Edward.
Puse
los ojos en blanco. Me alegraba saber que al menos su reacción estaba libre de
dolor. Decidí cambiar de tema.
—
¿Por qué estás aquí?
"Ella quiere que me vaya", dijo Edward luciendo como
si hubiera recibido la peor noticia en toda su existencia. Bueno no la peor,
sino la segunda, la primera sería cuando Bella ya no estuviera en ese mundo.
Me
miró fijamente; confundido al principio y herido después. Frunció el entrecejo
hasta el punto de que las cejas casi se tocaron.
—
¿Quieres que me vaya?
—
¡No! —Protesté de inmediato, aterrada sólo de pensarlo—. No, lo que quería
decir es ¿por qué cree mi madre que estás aquí? Necesito tener preparada mi
historia antes de que ella vuelva.
"Oh," dijo Edward, dejando que el alivio lo alcanzara.
—Ah
—las arrugas desaparecieron de su frente—. He venido a Phoenix para hacerte
entrar en razón y convencerte de que vuelvas a Forks ——abrió los ojos con tal
seriedad y sinceridad que hasta yo misma estuve a punto de creérmelo—.
Aceptaste verme y acudiste en coche hasta el hotel en el que me alojaba con
Carlisle y Alice. Yo estaba bajo la supervisión paterna, por supuesto
“Lo qué significa en realidad que hice que Carlisle este cerca mío,
en caso de que algo te pasara", aclaró Edward.
—agregó
en un despliegue de virtuosismo—, pero te tropezaste cuando ibas de camino a mi
habitación y bueno, ya sabes el resto. No necesitas acordarte de ningún
detalle, aunque dispones de una magnífica excusa para poder liar un poco los
aspectos más concretos.
Lo
pensé durante unos instantes.
—Esa
historia tiene algunos flecos, como la rotura de los cristales...
"Al igual que no cubriría la coartada", se burló
Alice, rodando los ojos. "¿Acaso piensa que somos novatos en esto?"
"Ella no conoce muy bien ese aspecto de nosotros todavía", señaló Edward.
—En realidad, no. Alice se ha divertido un poco preparando pruebas. Se ha puesto mucho cuidado en que todo parezca convincente. Probablemente, podrías demandar al hotel si así lo quisieras. No tienes de qué preocuparte —me prometió mientras me acariciaba la mejilla con el más leve de los roces—. Tu único trabajo es curarte.
"Ella no conoce muy bien ese aspecto de nosotros todavía", señaló Edward.
—En realidad, no. Alice se ha divertido un poco preparando pruebas. Se ha puesto mucho cuidado en que todo parezca convincente. Probablemente, podrías demandar al hotel si así lo quisieras. No tienes de qué preocuparte —me prometió mientras me acariciaba la mejilla con el más leve de los roces—. Tu único trabajo es curarte.
No
estaba tan atontada por el dolor ni la medicación como para no reaccionar a su
caricia. El indicador del holter al que estaba conectada comenzó a
moverse incontroladamente. Ahora, él no era el único en oír el errático latido
de mi corazón.
“Por que? ¿Por qué Dios es tan cruel conmigo” dijo
Emmett con aspecto triste.
“¿a que te refieres? Le pegunto Rosalie preocupada,
Edward solo rodaba los ojos divertido.
“Quiero estar ahiiiiiii” dijo Emmett con los brazos
cruzados “Sabes todo los siglos y siglos tendría para burlarme de Bellita si
presenciara esta escena”
“Idiota” le dijo Rosalie pero también parecía
divertida con las niñerías de su marido
—Esto
va a resultar embarazoso —musité para mí.
Rió
entre dientes y me estudió con la mirada antes de decir:
—Humm...
Me pregunto si...
Se
inclinó lentamente. El pitido se aceleró de forma salvaje antes de que sus
labios me rozaran, pero cuando lo hicieron con una dulce presión, se detuvo del
todo.
"Edward, no creo que debas hacer eso, no cuando ella
necesita recuperarse", dijo Carlisle con severidad, por supuesto, Emmett
estaba riéndose a carcajadas.
"Lo siento", sonrió Edward. "Probablemente no lo pude evitar.
"Lo siento", sonrió Edward. "Probablemente no lo pude evitar.
Torció
el gesto.
—Parece
que debo tener contigo aún más cuidado que de costumbre...
—Todavía
no había terminado de besarte —me quejé—. No me obligues a ir a por ti.
Esbozó
una amplia sonrisa y se inclinó para besarme suavemente en los labios. El
monitor enloqueció.
Pero
en ese momento, los labios se tensaron y se apartó.
—Me
ha parecido oír a tu madre ——comentó, sonriendo de nuevo.
—No
te vayas —chillé.
"¿Cómo si eso fuera a ocurrir?", Edward rodó sus ojos.
"Yo no soy capaz de de dejarla, por más que lo diga todo el tiempo."
Sentí
una oleada irracional de pánico. No podía dejarle marchar... Podría volver a
desaparecer. Edward leyó el terror de mis ojos en un instante y me prometió
solemnemente:
—No
lo haré —entonces, sonrió—. Me voy a echar una siesta.
“lo sabía” dijo Edward con suficiencia.
“Ya Eddy, todos sabemos que no eres capaz de
separarte de Bella” le dijo Jasper, también se alegraba de poder volver a
bromear con su hermano.
Se
desplazó desde la dura silla de plástico situada cerca de mí hasta el sillón
reclinable de cuero de imitación color turquesa que había al pie de mi cama. Se
tumbó de espaldas y cerró los ojos. Se quedó totalmente quieto.
—Que
no se te olvide respirar —susurré con sarcasmo.
Suspiró
profundamente, pero no abrió los ojos.
Entonces
oí a mi madre, que caminaba en compañía de otra persona, tal vez una enfermera.
Su voz reflejaba cansancio y preocupación. Quise levantarme de un salto y
correr hacia ella para calmarla y prometerle
que todo iba bien. Pero no estaba en condiciones de hacerlo, por lo que aguardé
con impaciencia.
La
puerta se abrió una fracción y ella asomó la cabeza con cuidado.
—
¡Mamá! —susurré, henchida de amor y alivio.
Esme sonrío, siempre le gustaron este tipo de
afectos entre una madre y un hijo.
Se
percató de la figura inmóvil de Edward sobre el sillón reclinable y se dirigió
de puntillas al lado de mi cama.
—Nunca
se aleja de ti, ¿verdad? —musitó para sí.
"A ella no le gusto mucho", dijo Edward. "Después
de lo que le hice a su hija."
"No le hiciste nada", argumentó Esme, ella podía ser muy terca a la hora de defender a uno de sus hijos - incluso de ellos mismos.
"En su mente, yo soy la razón por lo cual su hija se cayó por una ventana - y eso es mucho mejor que la verdad," dijo Edward. "No debería haber puesto la vida de Bella en peligro así..."
"Bella está muy bien, tu no la lastimaste", continuó Esme rebatiéndole.
"Bien," dijo Edward, dejando pasar el tema y comenzó a leer de nuevo.
"No le hiciste nada", argumentó Esme, ella podía ser muy terca a la hora de defender a uno de sus hijos - incluso de ellos mismos.
"En su mente, yo soy la razón por lo cual su hija se cayó por una ventana - y eso es mucho mejor que la verdad," dijo Edward. "No debería haber puesto la vida de Bella en peligro así..."
"Bella está muy bien, tu no la lastimaste", continuó Esme rebatiéndole.
"Bien," dijo Edward, dejando pasar el tema y comenzó a leer de nuevo.
—Mamá,
¡cuánto me alegro de verte!
Las
cálidas lágrimas me cayeron sobre las mejillas al inclinarse para abrazarme con
cuidado.
—Bella,
me sentía tan mal...
—Lo
siento, mamá, pero ahora todo va bien —la reconforté—, no pasa nada.
—Estoy
muy contenta de que al final hayas abierto los ojos.
Se
sentó al borde de mi cama.
De
pronto me di cuenta de que no tenía ni idea de qué día era.
—
¿Qué día es?
—Es
viernes, cielo, has permanecido desmayada bastante tiempo.
—
¿Viernes? —me sorprendí. Intenté recordar qué día fue cuando... No, no quería
pensar en eso.
—Te
han mantenido sedada bastantes horas, cielo. Tenías muchas heridas.
—Lo
sé —me dolían todas.
—Has
tenido suerte de que estuviera allí el doctor Cullen. Es un hombre encantador,
aunque muy joven. Se parece más a un modelo que a un médico...
"Bueno, ella parece que le agrada Carlisle," Alice
sonrió.
"Pero, ¿a quién no le agrada Carlisle?" Edward sonrió también.
"Pero, ¿a quién no le agrada Carlisle?" Edward sonrió también.
—
¿Has conocido a Carlisle?
—Y
a Alice, la hermana de Edward. Es una joven adorable.
"También le caigo bien," Alice sonrió.
"Ahora sí, eso es un poco difícil de creer", bromeó Edward.
"Oye," Alice lo miro mal.
"Ahora sí, eso es un poco difícil de creer", bromeó Edward.
"Oye," Alice lo miro mal.
—Lo
es —me mostré totalmente de acuerdo.
Se
giró para mirar a Edward, que yacía en el sillón con los ojos cerrados.
—No
me habías dicho que tenías tan buenos amigos en Forks.
Me
encogí, y luego me quejé.
—
¿Qué te duele? —preguntó preocupada, girándose de nuevo hacia mí.
Los
ojos de Edward se centraron en mi rostro.
—Estoy
bien —les aseguré—, pero debo acordarme de no moverme.
Edward
volvió a reclinarse y sumirse en su falso sueño.
Aproveché
la momentánea distracción para mantener la conversación lejos de mi más que
candido comportamiento.
—
¿Cómo está Phil? —pregunté rápidamente.
—En
Florida. ¡Ay, Bella, nunca te lo hubieras imaginado! Llegaron las mejores
noticias justo cuando estábamos a punto de irnos.
—
¿Ha firmado? —aventuré.
—Sí.
¿Cómo lo has adivinado?
"Fue un poco obvio, incluso para Bella de todos
modos", dijo Alice.
-Ha firmado con los Suns, ¿te lo puedes
creer?
—Eso
es estupendo, mamá —contesté con todo el entusiasmo que fui capaz de simular,
aunque no tenía mucha idea de a qué se estaba refiriendo.
—Jacksonville
te va a gustar mucho —dijo efusivamente
"Como si ella quisiera ir a Jacksonville", dijo Alice,
rodando los ojos.
"Ella debe ir", dijo Edward con aspecto deprimido y con otra emoción que era más difícil de leer. "Será más seguro para ella..."
"Nunca estará de acuerdo a eso", dijo Alice. "Y no puedes obligarla."
"Lo sé", suspiró Edward, con alivio en sus ojos.
"Ella debe ir", dijo Edward con aspecto deprimido y con otra emoción que era más difícil de leer. "Será más seguro para ella..."
"Nunca estará de acuerdo a eso", dijo Alice. "Y no puedes obligarla."
"Lo sé", suspiró Edward, con alivio en sus ojos.
—Me
preocupé un poco cuando Phil empezó a hablar de ir a Akron, con toda esa nieve
y el mal tiempo, ya sabes cómo odio el frío. Pero ¡Jacksonville! Allí siempre
luce el sol, y en realidad la humedad no es tan mala. Hemos encontrado
una casa de primera, de color amarillo con molduras blancas, un porche idéntico
al de las antiguas películas y un roble enorme. Está a sólo unos minutos del
océano y tendrás tu propio cuarto de baño...
—Aguarda
un momento, mamá —la interrumpí. Edward mantuvo los ojos cerrados, pero parecía
demasiado crispado para poder dar la impresión de que estaba dormido——. ¿De qué
hablas? No voy a ir a Florida. Vivo en Forks.
"Ves," dijo Alice sonriendo
—Pero
ya no tienes que seguir haciéndolo, tonta —se echó a reír—. Phil ahora va a
poder estar más cerca... Hemos hablado mucho al respecto y lo que voy a hacer
es perderme los partidos de fuera para estar la mitad del tiempo contigo y la
otra mitad con él...
—Mamá
—vacilé mientras buscaba la mejor forma de mostrarme diplomática—, quiero vivir
en Forks. Ya me he habituado al instituto y tengo un par de amigas... —ella
miró a Edward mientras le hablaba de mis amigas, por lo que busqué otro tipo de
justificación—. Además, Charlie me necesita. Está muy solo y no sabe cocinar.
—
¿Quieres quedarte en Forks? —me preguntó aturdida. La idea le resultaba
inconcebible.
"Oh, ella sabe la razón," dijo Alice. "Y no le va
a gustar."
Entonces
volvió a posar sus ojos en Edward—. ¿Por qué?
—Te
lo digo... El instituto, Charlie... —me encogí de hombros. No fue una buena
idea—. ¡Ay!
Emmett se rió entre dientes.
Sus
manos revolotearon de forma indecisa encima de mí mientras encontraba un lugar
adecuado para darme unas palmaditas. Y lo hizo en la frente, que no estaba
vendada.
—Bella,
cariño, tú odias Forks —me recordó.
—No
es tan malo.
Renée
frunció el gesto. Miraba de un lado a otro, ora a Edward, ora a mí, en esta
ocasión con detenimiento.
—
¿Se trata de este chico? —susurró.
Abrí
la boca para mentir, pero estaba estudiando mi rostro y supe que lo
descubriría.
—En
parte, sí —admití. No era necesario confesar la enorme importancia de esa
parte—. Bueno ——pregunté—, ¿no has tenido ocasión de hablar con Edward?
—Sí
—vaciló mientras contemplaba su figura perfectamente inmóvil—, y quería hablar
contigo de eso.
Oh,
oh.
—
¿De qué?
—Creo
que ese chico está enamorado de ti —me acusó sin alzar el volumen de la voz.
"Nah, en serio?", se rió Emmett.
—Eso
creo yo también —le confié.
—
¿Y qué sientes por él? —mamá apenas podía controlar la intensa curiosidad en la
voz.
Suspiré
y miré hacia otro lado. Por mucho que quisiera a mi madre, ésa no era una
conversación que quisiera sostener con ella.
—Estoy
loca por él.
¡Ya
estaba dicho! Eso se parecía demasiado a lo que diría una adolescente sobre su
primer novio.
—Bueno,
parece muy buena persona, y, ¡válgame Dios!, es increíblemente bien
parecido, pero, Bella, eres tan joven...
Hablaba
con voz insegura. Hasta donde podía recordar, ésta era la primera vez que había
intentado parecer investida de autoridad materna desde que yo tenía ocho años.
Reconocí el razonable pero firme tono de voz de las conversaciones que había
tenido con ella sobre los hombres.
Ella habló con Bella sobre los hombres a las ocho," dijo
Esme. "¿No era un poco joven?".
—Lo
sé, mamá. No te preocupes. Sólo es un enamoramiento de adolescente —la
tranquilicé.
"Si eso es sólo un enamoramiento... me gustaría verla enamorada",
se rió Emmett. "Ella ya está completamente obsesionada contigo."
—Está
bien —admitió. Era fácil de contentar.
Entonces,
suspiró y giró la cabeza para contemplar el gran reloj redondo de la pared.
—
¿Tienes que marcharte?
Se
mordió el labio.
—Se
supone que Phil llamará dentro de poco... No sabía que ibas a despertar...
—No
pasa nada, mamá —intenté disimular el alivio que sentía para no herir sus
sentimientos—. No me quedo sola.
—Pronto
estaré de vuelta. He estado durmiendo aquí, ya lo sabes —anunció, orgullosa de
sí misma.
—Mamá,
¡no tenías por qué hacerlo! Podías dormir en casa. Ni siquiera me di cuenta.
El
efecto de los calmantes en mi mente dificultaba mi concentración incluso en ese
momento, aunque al parecer había estado durmiendo durante varios días.
—Estaba
demasiado nerviosa —admitió con vergüenza—. Se ha cometido un delito en el
vecindario y no me gustaba quedarme ahí sola.
—
¿Un delito? —pregunté alarmada.
—Alguien
irrumpió en esa academia de baile que había a la vuelta de la esquina y la
quemó hasta los cimientos... ¡No ha quedado nada! Dejaron un coche robado justo
en frente. ¿Te acuerdas de cuando ibas a bailar allí, cariño?
"Quizás recuerde levemente el lugar", sonrió Emmett,
pero todos los demás se tensaron ante la mención del estudio de ballet.
—Me
acuerdo —me estremecí y acto seguido hice una mueca de dolor.
—Me
puedo quedar, niña, si me necesitas.
—No,
mamá, voy a estar bien. Edward estará conmigo.
Renée
me miró como si ése fuera el motivo por el que quería quedarse.
—Estaré
de vuelta a la noche.
Parecía
mucho más una advertencia que una promesa, y miraba a Edward mientras
pronunciaba esas palabras.
—Te
quiero, mamá.
—Y
yo también, Bella. Procura tener más cuidado al caminar, cielo. No quiero
perderte.
"Consejos válidos para ella, aunque esta vez no fue el
caso", se rió Emmett.
“Emmett deja de reírte de Bella” le dijo Edward seriamente.
Edward
continuó con los ojos cerrados, pero una enorme sonrisa se extendió por su
rostro.
“Y porque tú si te ríes?”dijo Emmett alzando una
ceja.
“La diferencia es que ese no soy yo “dijo Edward
rodando los ojos.
“Como sea, igual te reíste” dijo Emmett sin
rendirse.
En
ese momento entró animadamente una enfermera para revisar todos los tubos y
goteros. Mi madre me besó en la frente, me palmeó la mano envuelta en gasas y
se marchó.
La
enfermera estaba revisando la lectura del gráfico impreso por mi holter.
—
¿Te has sentido alterada, corazón? Hay un momento en que tu ritmo cardiaco ha
estado un poco alto.
—Estoy
bien —le aseguré.
—Le
diré a la enfermera titulada que se encarga de ti que te has despertado. Vendrá
a verte enseguida.
Edward
estuvo a mi lado en cuanto ella cerró la puerta.
—
¿Robasteis un coche?
Arqueé
las cejas y él sonrió sin el menor indicio de arrepentimiento.
—Era
un coche estupendo, muy rápido.
“Pobre coche” dijo Rosalie
—
¿Qué tal tu siesta?
—Interesante
—contestó mientras entrecerraba los ojos.
—
¿Qué ocurre?
—Estoy
sorprendido —bajó la mirada mientras respondía—. Creí que Florida y tu madre...
Creí que era eso lo que querías.
Le
miré con estupor.
—Pero
en Florida tendrías que permanecer dentro de una habitación todo el día. Sólo
podrías salir de noche, como un auténtico vampiro.
"Soy un vampiro de verdad", se burló Edward sonriendo.
"Edward, ¿tienes que andarle diciendo esas cosas cuando ella ya se encuentra tan mal”, reprendió Esme.
"Lo siento, supongo que tengo que sacarlo de mi pecho", suspiró Edward.
"Edward, ¿tienes que andarle diciendo esas cosas cuando ella ya se encuentra tan mal”, reprendió Esme.
"Lo siento, supongo que tengo que sacarlo de mi pecho", suspiró Edward.
Casi
sonrió, sólo casi. Entonces, su rostro se tornó grave.
—Me
quedaría en Forks, Bella, allí o en otro lugar similar —explicó—. En un sitio
donde no te pueda causar más daño.
Al
principio, no entendí lo que pretendía decirme. Continué observándole con la
mirada perdida mientras las palabras iban encajando una a una en mi mente como
en un horrendo puzzle. Apenas era consciente del sonido de mi corazón al
acelerarse, aunque sí lo fui del dolor agudo que me producían mis maltrechas
costillas cuando comencé a hiperventilar.
Edward
no dijo nada. Contempló mi rostro con recelo cuando un dolor que no tenía nada
que ver con mis huesos rotos, uno infinitamente peor, amenazaba con aplastarme.
"Edward, dile que no la vas a dejar", ordenó Esme.
“No puedo” dijo Edward “Ese no soy yo, y si eso es lo mejor,
tendré que aceptarlo”
Otra
enfermera entró muy decidida en ese momento. Edward se sentó, inmóvil como una
estatua, mientras ella evaluaba mi expresión con ojo clínico antes de volverse
hacia las pantallas de los indicadores.
—
¿No necesitas más calmantes, cariño? —preguntó con amabilidad mientras daba
pequeños golpecitos para comprobar el gotero del suero.
—No,
no —mascullé, intentando ahogar la agonía de mi voz—. No necesito nada.
No
me podía permitir cerrar los ojos en ese momento.
“Edward” dijo Alice fulminándolo con la mirada.
El solo la ignoro.
—No
hace falta que te hagas la valiente, cielo. Es mejor que no te estreses.
Necesitas descansar —ella esperó, pero me limité a negar con la cabeza—. De
acuerdo. Pulsa el botón de llamada cuando estés lista.
Dirigió
a Edward una severa mirada y echó otra ojeada ansiosa a los aparatos médicos
antes de salir.
Edward
puso sus frías manos sobre mi rostro. Le miré con ojos encendidos.
—Shhh...
Bella, cálmate.
—No
me dejes —imploré con la voz quebrada.
—No
lo haré —me prometió.
Edward suspiro aliviado, realmente no sabía si iba a
ser capaz de irse, aunque eso fuera lo mejor.
—Ahora,
relájate antes de que llame a la enfermera para que te sede.
Pero
mi corazón no se serenó.
—Bella
—me acarició el rostro con ansiedad—. No pienso irme a ningún sitio. Estaré
aquí tanto tiempo como me necesites.
—
¿Juras que no me vas a dejar? —susurré.
Intenté
controlar al menos el jadeo. Tenía un dolor punzante en las costillas.
En ese momento Edward ya no sabía que pensar, si
ella sufriría tanto como él con la separación, ¿era realmente lo mejor
alejarse?
Edward
puso sus manos sobre el lado opuesto de mi cara y acercó su rostro al mío. Me
contempló con ojos serios.
—Lo
juro.
El
olor de su aliento me alivió. Parecía atenuar el dolor de mi respiración.
Continuó sosteniendo mi mirada mientras mi cuerpo se relajaba lentamente y el
pitido recuperó su cadencia normal. Hoy, sus ojos eran oscuros, más cercanos al
negro que al dorado.
—
¿Mejor? —me preguntó.
—Sí
—dije cautelosa.
Sacudió
la cabeza y murmuró algo ininteligible. Creí entender las palabras «reacción
exagerada».
"No, tú eres el lento", dijo Alice. "Ella ... no
... quiere ... que ... la ... dejes ..." agregó dolorosamente lento para tratar
de conseguir atravesar el cráneo grueso de Edward.
"Lo sé", dijo Edward, y había algo en su mirada que asusta un poco a Alice. Lo dejó pasar... por ahora.
"Lo sé", dijo Edward, y había algo en su mirada que asusta un poco a Alice. Lo dejó pasar... por ahora.
—
¿Por qué has dicho eso? —Susurré mientras intentaba evitar que me temblara la
voz—. ¿Te has cansado de tener que salvarme todo el tiempo? ¿Quieres que
me aleje de ti?
“No, por favor no” susurro Edward.
—No,
no quiero estar sin ti, Bella, por supuesto que no. Sé racional. Y tampoco
tengo problema alguno en salvarte de no ser por el hecho de que soy yo quien
te pone en peligro..., soy yo la razón por la que estás aquí.
—Sí,
tú eres la razón —torcí el gesto—. La razón por la que estoy aquí... viva.
"Ella me perdono ..." Edward sonrió.
—Apenas
—dijo con un hilo de voz—. Cubierta de vendas y escayola, y casi incapaz de
moverte.
—No
me refería a la última vez en que he estado a punto de morir —repuse con
creciente irritación—. Estaba pensando en las otras, puedes elegir cuál.
Estaría criando malvas en el cementerio de Forks de no ser por ti.
Edward se tensó por las imágenes que esas palabras habían
provocado.
Su
rostro se crispó de dolor al oír mis palabras y la angustia no abandonó su
mirada.
—Sin
embargo, ésa no es la peor parte —continuó susurrando. Se comportó como si yo
no hubiera hablado—. Ni verte ahí, en el suelo, desmadejada y rota —dijo con
voz ahogada—, ni pensar que era demasiado tarde, ni oírte gritar de dolor...
Podría haber llevado el peso de todos esos insufribles recuerdos durante el
resto de la eternidad. No, lo peor de todo era sentir, saber que no podría
detenerme, creer que iba a ser yo mismo quien acabara contigo.
Edward lucia torturado nuevamente, había estado tan
cerca d matarla.
“Edward, ella está bien” le dijo Jasper me estas volviendo loco con tantos cambios
de humor.
—Pero
no lo hiciste.
—Pudo
ocurrir con suma facilidad.
Sabía
que necesitaba calmarme, pero estaba hablando para sí mismo de dejarme, y el
pánico revoloteó en mis pulmones, pugnando por salir.
—Promételo
—susurré.
—
¿Qué?
—Ya
sabes el qué.
Había
decidido mantener obstinado una negativa y yo me estaba empezando a enfadar.
Apreció el cambio operado en mi tono de voz y su mirada se hizo más severa.
—Al
parecer, no tengo la suficiente voluntad para alejarme de ti, por lo que
supongo que tendrás que seguir tu camino... Con independencia de que eso te
mate o no —añadió con rudeza.
“Hijo, creo que no debes hablarle así a Bella en
estos momentos” le dijo Carlisle mirándolo seriamente “Ella necesita estar
tranquila en estos momentos”
No
me lo había prometido. Un hecho que yo no había pasado por alto. Contuve el
pánico a duras penas. No me quedaban fuerzas para controlar el enojo.
—Me
has contado cómo lo evitaste... Ahora quiero saber por qué —exigí.
"¿Qué?" dijo Edward.
"¿Quiere ser un vampiro?" Alice preguntó “si eso es lo que ella quiere, todo sería más fácil, sin necesidad de que esto ocurra...”
"No," susurró Edward.
"Pero si es lo que ella quiere?" Alice dijo.
"No sabe lo que quiere", Edward y Rosalie susurraron.
"¿Quiere ser un vampiro?" Alice preguntó “si eso es lo que ella quiere, todo sería más fácil, sin necesidad de que esto ocurra...”
"No," susurró Edward.
"Pero si es lo que ella quiere?" Alice dijo.
"No sabe lo que quiere", Edward y Rosalie susurraron.
"Ya veremos",
dijo Alice con aire de suficiencia.
"No importa si ella dice que es lo que quiere", dijo Edward. "Ella no sabe lo que pide ... Ella no sabe realmente lo que es ser un vampiro."
"No importa si ella dice que es lo que quiere", dijo Edward. "Ella no sabe lo que pide ... Ella no sabe realmente lo que es ser un vampiro."
“Edward, no puedes condenarla
a esta vida” le dijo Rosalie.
"Así que no les importa si esa es su decisión?" Alice preguntó.
"Ella no se convertirá en un vampiro", dijo Edward, dando un punto final.
"Así que no les importa si esa es su decisión?" Alice preguntó.
"Ella no se convertirá en un vampiro", dijo Edward, dando un punto final.
—
¿Por qué? —repitió a la defensiva.
—
¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué no te limitaste a dejar que se extendiera la
ponzoña? A estas alturas, sería como tú.
Edward gruño.
Los
ojos de Edward parecieron volverse de un negro apagado. Entonces comprendí que
jamás había tenido intención de permitir que me enterase de aquello. Alice
debía de haber estado demasiado preocupada por las cosas que acababa de saber
sobre su pasado o se había mostrado muy precavida con sus pensamientos mientras
estuvo cerca de Edward, ya que estaba muy claro que éste no sabía que ella me
había iniciado en el conocimiento del proceso de la conversión en vampiro.
Estaba sorprendido y furioso. Bufó, y sus labios parecían cincelados en piedra.
No
me iba a responder, eso estaba más que claro.
—Soy—
la primera en admitir que carezco de experiencia en las relaciones —dije—, pero
parece lógico que entre un hombre y una mujer ha de haber una cierta igualdad,
uno de ellos no puede estar siempre lanzándose en picado para salvar al otro.
Tienen que poder salvarse el uno al otro por igual.
"Ella tiene un punto", dijo Alice.
"No," gruñó Edward y la miró mal.
"No," gruñó Edward y la miró mal.
Se
cruzó de brazos junto a mi cama y apoyó en los míos su mentón con el rostro
sosegado y la ira contenida. Evidentemente, había decidido no enfadarse conmigo.
Esperaba tener la oportunidad de avisar a Alice antes de que los dos se
pusieran al día en ese tema.
"Gracias por la intencion", dijo Alice mientras Edward
la miró. "Pero no creo que realmente una advertencia me ayudara con alguien
tan chismoso"
—Tú
me has salvado —dijo con voz suave.
—No
puedo ser siempre Lois Lane —insistí—. Yo también quiero ser Superman.
"Un vampiro no es un superhéroe!" Edward dijo. "Ella
nos glorifica pero no tiene ni idea de lo que está pidiendo!"
"¿Por qué eres tan terco?", dijo Alice con el ceño fruncido.
"¿Por qué eres tan terco?", dijo Alice con el ceño fruncido.
“Edward no me pongo de lado de ninguno, pero porfavor solo
piénsalo”dijo Esme
—No
sabes lo que me estás pidiendo.
Su
voz era dulce, pero sus ojos miraban fijamente la funda de la almohada.
—Yo
creo que sí.
—Bella,
no lo sabes. Llevo casi noventa años dándole vueltas al asunto, y sigo
sin estar seguro
—
¿Desearías que Carlisle no te hubiera salvado?
—No,
eso no —hizo una pausa antes de continuar—. Pero mi vida terminó y no he
empezado nada.
—Tú
eres mi vida. Eres lo único que me dolería perder.
"Justo cuando me estaba empezando a gustar", murmuró
Rosalie todos sabían que ella daría todo por recuperar su humanidad.
Así,
iba a tener más éxito. Resultaba fácil admitir lo mucho que le necesitaba.
Pero
se mostraba muy calmado. Resuelto.
—No
puedo, Bella. No voy a hacerte eso.
—
¿Por qué no? —tenía la voz ronca y las palabras no salían con el volumen que yo
pretendía—. ¡No me digas que es demasiado duro! Después de hoy, supongo que en
unos días... Da igual, después, eso no sería nada.
"Ella tiene un punto", dijo Emmett, parecía que él también quería que Bella se convirtiera en un vampiro.
"Podría haber un punto, pero eso es irrelevante", dijo Edward con fiereza.
"Ella tiene un punto", dijo Emmett, parecía que él también quería que Bella se convirtiera en un vampiro.
"Podría haber un punto, pero eso es irrelevante", dijo Edward con fiereza.
Me
miró fijamente y preguntó con sarcasmo:
—
¿Y el dolor?
Palidecí.
No lo pude evitar. Pero procuré evitar que la expresión de mi rostro mostrara
con qué nitidez recordaba la sensación el fuego en mis venas.
—Ése
es mi problema —dije—, podré soportarlo.
—Es
posible llevar la valentía hasta el punto de que se convierta en locura.
—Eso
no es ningún problema. Tres días. ¡Qué horror!
Edward
hizo una mueca cuando mis palabras le recordaron que estaba más informada de lo
que era su deseo. Le miré conteniendo el enfado, contemplando cómo sus ojos
adquirían un brillo más calculador.
—
¿Y qué pasa con Charlie y Renée? —inquirió lacónicamente.
"Ah, tu mejor defensa", dijo Alice. "Esto
funcionará por ahora Edward, pero no para siempre."
"Entonces tendré que pensar en algo más", dijo Edward.
"Entonces tendré que pensar en algo más", dijo Edward.
Los
minutos transcurrieron en silencio mientras me devanaba los sesos para
responder a su pregunta. Abrí la boca sin que saliera sonido alguno. La cerré
de nuevo. Esperó con expresión triunfante, ya que sabía que yo no tenía ninguna
respuesta sincera.
—Mira,
eso tampoco importa —musité al fin; siempre que mentía mi voz era tan poco
convincente como en este momento—. Renée ha efectuado las elecciones que le
convenían... Querría que yo hiciera lo mismo. Charlie es de goma, se recuperará,
está acostumbrado a ir a su aire. No puedo cuidar de ellos para siempre, tengo
que vivir mi propia vida.
—Exactamente
—me atajó con brusquedad—, y no seré yo quien le ponga fin.
—Si
esperas a que esté en mi lecho de muerte, ¡tengo noticias para ti! ¡Ya estoy en
él!
"Gracias a Dios que no lo dijo antes de este
incidente," dijo Edward.
"Le habrías permitido convertirse en un vampiro, entonces?" Alice preguntó con escepticismo.
"No", se burló Edward. "Pero ella hubiera dado mas y mas argumentos,”
"No se puede discutir contigo," Alice hizo una mueca, si la Bella de esta realidad quería también convertirse en vampiro, tenía que pensar en algo para ayudarla a convencer al cabeza dura de Edward.
"Le habrías permitido convertirse en un vampiro, entonces?" Alice preguntó con escepticismo.
"No", se burló Edward. "Pero ella hubiera dado mas y mas argumentos,”
"No se puede discutir contigo," Alice hizo una mueca, si la Bella de esta realidad quería también convertirse en vampiro, tenía que pensar en algo para ayudarla a convencer al cabeza dura de Edward.
—Te
vas a recuperar —me recordó.
Respiré
hondo para calmarme, ignorando el espasmo de dolor que se desató. Nos miramos
de hito en hito. En su rostro no había el menor atisbo de compromiso.
—No
—dije lentamente—. No es así.
Su
frente se pobló de arrugas.
—Por
supuesto que sí. Tal vez te queden un par de cicatrices, pero...
—Te
equivocas —insistí—. Voy a morir.
"¿Qué es lo que ocurre?" dijo Carlisle "No he
oído nada de lo que pareciera potencialmente peligroso para ella."
Emmett por otro lado se estaba riendo a carcajada limpia y pronto Edward gruñó exasperado.
Emmett por otro lado se estaba riendo a carcajada limpia y pronto Edward gruñó exasperado.
—De
verdad, Bella. Vas a salir de aquí en cuestión de días —ahora estaba
preocupado—. Dos semanas a lo sumo.
Le
miré.
—Puede
que no muera ahora, pero algún día moriré. Estoy más cerca de ello a cada
minuto que pasa. Y voy a envejecer.
"Yo estaba en lo cierto", sonrió Emmett ante la mirada
incrédula de todos.
Frunció
el ceño cuando comprendió mis palabras al tiempo que cerraba los ojos y
presionaba sus sienes con los dedos.
—Se
supone que la vida es así, que así es como debería ser, como hubiera sido de no
existir yo, y yo no debería existir.
“Exacto” dijo Edward
En este punto
ya todos lo miraban exasperados (con una excepción) por ser tan poco razonable.
Resoplé
y él abrió los ojos sorprendido.
—Eso
es una estupidez. Es como si alguien a quien le ha tocado la lotería dice antes
de recoger el dinero: «Mira, dejemos las cosas como están. Es mejor así», y no
lo cobra.
"Yo no soy un premio de lotería," dijo Edward.
"No, eres mucho mejor", dijo Esme.
"No, eres mucho mejor", dijo Esme.
—Difícilmente
se me puede considerar un premio de lotería.
—Cierto.
Eres mucho mejor.
"Ves, escucha a
Bella y dejar de preocuparte," dijo Esme.
Puso
los ojos en blanco y esbozó una sonrisa forzada.
—Bella,
no vamos a discutir más este tema. Me niego a condenarte a una noche eterna.
Fin del asunto.
"¿No sabes cuan obstinada es ella?" Emmett dijo.
"Ella no va a renunciar tan fácilmente."
"Y ella consigue todo que se proponga, recuerda", agregó Jasper.
Tú también", se quejó Edward hacia a Jasper.
"Me gustaría realmente ser capaz de estar cerca de ella", dijo Jasper.
"Bueno, ella no va a conseguirlo esta vez", dijo Edward obstinadamente.
"Y ella consigue todo que se proponga, recuerda", agregó Jasper.
Tú también", se quejó Edward hacia a Jasper.
"Me gustaría realmente ser capaz de estar cerca de ella", dijo Jasper.
"Bueno, ella no va a conseguirlo esta vez", dijo Edward obstinadamente.
—Me
conoces muy poco si te crees que esto se ha acabado —le avise—. No eres el
único vampiro al que conozco.
El
color de sus ojos se oscureció de nuevo.
—Alice
no se atrevería.
Parecía
tan aterrador que durante un momento no pude evitar creerlo. No concebía que
alguien fuera tan valiente como para cruzarse en su camino.
—Alice
ya lo ha visto, ¿verdad? —aventuré—. Por eso te perturban las cosas que te
dice. Sabe que algún día voy a ser como tú...
—Ella
también se equivoca. Te vio muerta, pero eso tampoco ha sucedido.
—Jamás
me verás apostar contra Alice.
Alice sonrío con suficiencia.
"Nunca pensé que lo haría, pero lo haré", dijo Edward
con confianza y Alice no le gustaba esa confianza.
Estuvimos
mirándonos largo tiempo, sin más ruido que el zumbido de las máquinas, el
pitido, el goteo, el tictac del gran reloj de la pared... Al final, la
expresión de su rostro se suavizó.
—Bueno
—le pregunté—, ¿dónde nos deja eso?
Edward
se rió forzadamente entre dientes.
—Creo
que se llama punto muerto.
Suspiré.
—
¡Ay! —musité.
—
¿Cómo te encuentras? —preguntó con un ojo puesto en el botón de llamada.
—Estoy
bien —mentí.
—No
te creo —repuso amablemente.
—No
me voy a dormir de nuevo.
—Necesitas
descansar. Tanto debate no es bueno para ti.
—Así
que te rindes —insinué.
—Buen
intento.
Alargó
la mano hacia el botón.
—
¡No!
Me
ignoró.
—
¿Sí? —graznó el altavoz de la pared.
—Creo
que es el momento adecuado para más sedantes —dijo con calma, haciendo caso
omiso de mi expresión furibunda.
—Enviaré
a la enfermera —fue la inexpresiva contestación.
—No
me los voy a tomar —prometí.
"Ella no tiene opción," se rió entre dientes Carlisle.
Buscó
con la mirada las bolsas de los goteros que colgaban junto a mi cama.
—No
creo que te vayan a pedir que te tragues nada.
Comenzó
a subir mi ritmo cardiaco. Edward leyó el pánico en mis ojos y suspiró
frustrado.
—Bella,
tienes dolores y necesitas relajarte para curarte. ¿Por qué lo pones tan
difícil? Ya no te van a poner más agujas.
—No
temo a las agujas —mascullé—, tengo miedo a cerrar los ojos.
"Tu constante mención de dejarla la tiene tan aterrada que
ni siquiera puede cerrar los ojos" Alice miró fijamente a Edward.
"Le dije que no iría a ninguna parte", Edward rodó sus ojos.
"Le dije que no iría a ninguna parte", Edward rodó sus ojos.
Entonces,
él esbozó esa sonrisa picara suya y tomó mi rostro entre sus manos.
—Te
dije que no iba a irme a ninguna parte. No temas, estaré aquí mientras eso te
haga feliz.
Le
devolví la sonrisa e ignoré el dolor de mis mejillas.
—Entonces,
es para siempre, ya lo sabes.
—Vamos,
déjalo ya. Sólo es un enamoramiento de adolescente.
Sacudí
la cabeza con incredulidad y me mareé al hacerlo.
—Me
sorprendió que Renée se lo tragara. Sé que tú me conoces mejor.
—Eso
es lo hermoso de ser humano —me dijo—. Las cosas cambian.
"No creo que eso sea verdad para ella", dijo Alice,
entornando los ojos a Edward.
Se
me cerraron los ojos.
—No
te olvides de respirar —le recordé.
Seguía
riéndose cuando la enfermera entró blandiendo una jeringuilla.
—Perdón
—dijo bruscamente a Edward, que se levantó y cruzó la habitación hasta llegar
al extremo opuesto, donde se apoyó contra la pared.
Se
cruzó de brazos y esperó. Mantuve los ojos fijos en él, aún con aprensión.
Sostuvo mi mirada con calma.
—Ya
está, cielo —dijo la enfermera con una sonrisa mientras inyectaba las medicinas
en la bolsa del gotero—. Ahora te vas a sentir mejor.
—Gracias
—murmuré sin entusiasmo.
Las
medicinas actuaron enseguida. Noté cómo la somnolencia corría por mis venas
casi de inmediato.
—Esto
debería conseguirlo —contestó ella mientras se me cerraban los párpados.
Luego,
debió de marcharse de la habitación, ya que algo frío y liso me acarició el
rostro.
—Quédate
—dije con dificultad.
—Lo
haré —prometió. Su voz sonaba tan hermosa como una canción de cuna— Como te
dije, me quedaré mientras eso te haga feliz, todo el tiempo que eso sea lo
mejor para ti.
Intenté
negar con la cabeza, pero me pesaba demasiado.
—No
es lo mismo —mascullé.
"Sí, lo es", dijo Alice. "Lastima que no quieras
entender que lo MEJOR para ella eres tu."
Edward no res`pondio.
Se
echó a reír.
—No
te preocupes de eso ahora, Bella. Podremos discutir cuando despiertes.
Creo
que sonreí.
—Vale.
Sentí
sus labios en mi oído cuando susurró:
—Te
quiero.
—Yo,
también.
—Lo
sé —se rió en voz baja.
Ladeé
levemente la cabeza en busca de... adivinó lo que perseguía y sus labios
rozaron los míos con suavidad.
—Gracias
—suspiré.
—Siempre
que quieras.
En
realidad, estaba perdiendo la consciencia por mucho que luchara, cada vez más
débilmente, contra el sopor. Sólo había una cosa que deseaba decirle.
—
¿Edward? —tuve que esforzarme para pronunciar su nombre con claridad.
—
¿Sí?
—Voy
a apostar a favor de Alice.
Todos se rieron, al tiempo que Edward suspiraba, "Mi Bella
es tan terca”
Y
entonces, la noche se me echó encima.
"Así que vas a decirnos que vas a hacer Edward?" Alice
preguntó, mirándolo con recelo.
Él suspiró y se frotó el puente de la nariz. "Creo que lo mejor es que terminamos el primer libro," Edward dijo finalmente. "Sólo queda un capítulo."
"Está bien", dijo Alice dándole a entender que no lo dejaría pasar esta vez" Esme puedes leer a continuación."
Él suspiró y se frotó el puente de la nariz. "Creo que lo mejor es que terminamos el primer libro," Edward dijo finalmente. "Sólo queda un capítulo."
"Está bien", dijo Alice dándole a entender que no lo dejaría pasar esta vez" Esme puedes leer a continuación."
“De acuerdo” dijo Esme.
Bueno, que
tal quedo??? Les gusto???? Merezco comentarios???? Espero que si :P
1 comentario:
Me encantó
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