domingo, 17 de junio de 2012

Libro Abierto

 
Aviso: Los libros aquí transcriptos y los personajes pertenecen a Stephenie Meyer y la historia original “Reading Twilight”  a Choices HP, yo solo la traduzco, todo esto es sin ánimos de lucro, solo por mero entretenimiento.




LIBRO ABIERTO

El día siguiente fue mejor... y peor.
"¿Quién quiere apostar a que Edward tiene algo que ver con eso?" Emmett sonrió.
"No, eso es demasiado fácil," dijo Jasper, sonriendo a Edward también. "Hay que apostar a si él es la razón por qué es mejor, o por qué es peor."
"Tienes razón", dijo Emmett, pensativo-.
"Apuesto a que es..."
"Paren", Edward gruño ferozmente y sus hermanos escucharon su advertencia - esta vez.

Fue mejor porque no llovió, aunque persistió la nubosidad densa y oscura; y más fácil, porque sabía qué podía esperar del día. Mike se acercó para sentarse a mi lado durante la clase de Lengua y me acompañó hasta la clase siguiente mientras Eric, el que parecía miembro de un club de ajedrez, lo fulminaba con la mirada. Me sentí halagada.
"Ella no parece que les guste la atención de los  chicos", señaló Alice
"Extraño", murmuró Rosalie sin creerlo.

Nadie me observaba tanto como el día anterior. Durante el almuerzo me senté con un gran grupo que incluía a Mike, Eric, Jessica y otros cuantos cuyos nombres y caras ya recordaba. Empecé a sentirme como si flotara en el agua en vez de ahogarme.

Fue peor porque estaba agotada. El ulular del viento alrededor de la casa no me había dejado dormir. También fue peor porque el Sr. Varner me llamó en la clase de Trigonometría, aun cuando no había levantado la mano, y di una respuesta equivocada. Rayó en lo espantoso porque tuve que jugar al voleibol y la única vez que no me aparté de la trayectoria de la pelota y la golpeé, ésta impactó en la cabeza de un compañero de equipo.

Emmett se echó a reír y añadió: "Yo realmente deseo tener educación física con esta chica

Y fue peor porque Edward Cullen no apareció por la escuela, ni por la mañana ni por la tarde.

"Ves Eddy, es tú culpa", sonrió Emmett en él.
"Te fuiste," Esme dijo con tristeza.
"Tal vez no estoy yendo a la escuela", dijo Edward convincente.
"Tu sabes que sentirías la necesidad de irte realmente", pensó Alice, la expresión de Edward no podía engañarla

Que llegara la hora del almuerzo —y con ella las coléricas miradas de Cullen— me estuvo aterrorizando durante toda la mañana. Por un lado, deseaba plantarle cara y exigirle una explicación. Mientras permanecía insomne en la cama llegué a imaginar incluso lo que le diría, pero me conocía demasiado bien para creer que de verdad tendría el coraje de hacerlo. En comparación conmigo, el león cobardica de El mago de Oz era Terminator.

"Sin embargo, el León Cobarde no es un cobarde", señaló Alice.
"Y no creo que esta chica lo sea", dijo Carlisle.

Sin embargo, cuando entré en la cafetería junto a Jessica—intenté contenerme y no recorrer la sala con la mirada para buscarle, aunque fracasé estrepitosamente— vi a sus cuatro hermanos, por llamarlos de alguna manera, sentados en la misma mesa, pero él no los acompañaba.

Hermanos, realmente es una buena manera de describirnos", reflexionó Edward.

Mike nos interceptó en el camino y nos desvió hacia su mesa. Jessica parecía eufórica por la atención,

"Sí que lo sería", dijo Edward. "Él es su nueva obsesión. Yo estaba muy agradecido porque su atención se dio la vuelta."

y sus amigas pronto se reunieron con nosotros. Pero estaba incomodísima mientras escuchaba su despreocupada conversación, a la espera de que él acudiese. Deseaba que se limitara a ignorarme cuando llegara, y demostrar de ese modo que mis suposiciones eran infundadas. Pero no llegó, y me fui poniendo más y más tensa conforme pasaba el tiempo.

Ella está definitivamente pensando mucho en ti", continuó Emmett bromeando
"Le di una mirada de muerte, por supuesto que estoy en su mente", espetó Edward.
"No estoy seguro de que por eso esté pensando en ti", sonrió Emmett.

Cuando al final del almuerzo no se presentó, me dirigí hacia la clase de Biología con más confianza. Mike, que empezaba a asumir todas las características de los perros golden retriever, me siguió fielmente de camino a clase.
"Esa es una buena comparación," rió Emmett

Contuve el aliento en la puerta, pero Edward Cullen tampoco estaba en el aula. Suspiré y me dirigí a mi asiento. Mike me siguió sin dejar de hablarme de un próximo viaje a la playa y se quedó junto a mi mesa hasta que sonó el timbre. Entonces me sonrió apesadumbrado y se fue a sentar al lado de una chica con un aparato ortopédico en los dientes y una horrenda permanente. Al parecer, iba a tener que hacer algo con Mike, y no iba a ser fácil. La diplomacia resultaba vital en un pueblecito como éste, donde todos vivían pegados los unos a los otros. Tener tacto no era lo mío, y carecía de experiencia a la hora de tratar con chicos que fueran más amables de la cuenta.

"Así que no le gusta Mike", dijo Alice.
"Sí, Eddy, usted no tiene que preocuparse por él", agregó Emmett.
Edward no dijo nada a sus hermanos, aunque hizo rodar sus ojos

El tener la mesa para mí sola y la ausencia de Edward supuso un gran alivio. Me lo repetí hasta la saciedad, pero no lograba quitarme de la cabeza la sospecha de que yo era el motivo de su ausencia. Resultaba ridículo y egotista creer que yo fuera capaz de afectar tanto a alguien. Era imposible. Y aun así la posibilidad de que fuera cierto no dejaba de inquietarme.

“Oh, es cierto", dijo Alice con voz cantarina

Cuando al fin concluyeron las clases y hubo desaparecido mi sonrojo por el incidente del partido de voleibol, me enfundé los vaqueros y un jersey azul marino y me apresuré a salir del vestuario, feliz de esquivar por el momento a mi amigo, el golden retriever. Me dirigí a toda prisa al aparcamiento, ahora atestado de estudiantes que salían a la carrera. Me subí al coche y busqué en mi bolsa para cerciorarme de que tenía todo lo necesario.

La noche pasada había descubierto que Charlie era incapaz de cocinar otra cosa que huevos fritos y beicon, por lo que le pedí que me dejara encargarme de las comidas mientras durara mi estancia.

“Hm... tengo la sensación de que vamos a tener que oír mucho acerca de la comida en estos libros", dijo Jasper.
"Al menos no tendrá que oler", señaló Edward

 El se mostró dispuesto a cederme las llaves de la sala de banquetes. También me percaté de que no había comida en casa, por lo que preparé la lista de la compra, tomé el dinero de un jarrón del aparador que llevaba la etiqueta «dinero para la comida» y ahora iba de camino hacia el supermercado Thriftway.

Puse en marcha aquel motor ensordecedor, hice caso omiso a los rostros que se volvieron en mi dirección y di marcha atrás con mucho cuidado al ponerme en la cola de coches que aguardaban para salir del aparcamiento. Mientras esperaba, intenté fingir que era otro coche el que producía tan ensordecedor estruendo. Vi que los dos Cullen y los gemelos Hale se subían a su coche. El flamante Volvo, por supuesto. Me habían fascinado tanto sus rostros que no había reparado antes en el atuendo;

"Hm ..." Alice dijo con el ceño fruncido decepcionada.

pero ahora que me fijaba, era obvio que todos iban magníficamente vestidos, de forma sencilla, pero con una ropa que parecía hecha por modistos. Con aquella hermosura y gracia de movimientos, podrían llevar harapos y parecer guapos.

"De ninguna manera," Alice y Rosalie corearon incrédulamente

El tener tanto belleza como dinero era pasarse de la raya,
"Sólo tenemos mucho dinero, por culpa de esta pequeña molestia", dijo Emmett tratando de frotar el pelo de Alice, pero ella lo esquivó con facilidad.
"Es por eso que la conservamos", añadió Edward sonriendo a su hermana favorita.

 pero hasta donde alcanzaba a comprender, la vida, por lo general, solía ser así. No parecía que la posesión de ambas cosas les hubiera dado cierta aceptación en el pueblo.

No, no creía que fuera de ese modo. En absoluto. Ese aislamiento debía de ser voluntario, no lograba imaginar ninguna puerta cerrada ante tanta belleza.

"Eso es bueno y malo", dijo Carlisle. "La gente instintivamente tiene miedo de nosotros, pero nuestras miradas nos dan una ventaja."

Contemplaron mi ruidoso monovolumen cuando les pasé, como el resto,

"No creo que estemos viendo el camión ruidoso", dijo Jasper. "Lo más probable es que estemos mirando a la chica".
"Preguntándonos  por qué Edward no está ahí por culpa de ella", terminó Alicia su pensamiento por él.

pero continué mirando al frente y experimenté un gran alivio cuando estuve fuera del campus.

El Thriftway no estaba muy lejos de la escuela, unas pocas calles más al sur, junto a la carretera. Me sentí muy a gusto dentro del supermercado, me pareció normal. En Phoenix era yo quien hacía la compra, por lo que asumí con gusto el hábito de ocuparme de las tareas familiares. El mercado era lo bastante grande como para que no oyera el tamborileo de la lluvia sobre el tejado y me recordara dónde me encontraba.

Al llegar a casa, saqué los comestibles y los metí allí donde encontré un hueco libre. Esperaba que a Charlie no le importara. Envolví las patatas en papel de aluminio y las puse en el horno para hacer patatas asadas, dejé en adobo un filete y lo coloqué sobre una caja de huevos en el frigorífico.

Subí a mi habitación con la mochila después de hacer todo eso. Antes de ponerme con los deberes, me puse un chándal seco, me recogí la melena en una coleta y abrí el mail por vez primera.

"Todos de su madre, sin duda," dijo Edward.

Tenía tres mensajes. Mi madre me había escrito.

Bella:

Escríbeme en cuanto llegues y cuéntame cómo te ha ido el vuelo. ¿Llueve? Ya te echo de menos. Casi he terminado de hacer las maletas para ir a Florida, pero no encuentro mi blusa rosa. ¿Sabes dónde la puse? Phil te manda saludos.

Mamá



Suspiré y leí el siguiente mensaje. Lo había enviado ocho horas después del primero. Decía:

¿Por qué no me has contestado?

“Ella acaba de llegar", dijo Alice poniendo los ojos.
"Tendría que haber respondido de inmediato", dijo Esme excesivamente maternal. "No es fácil cuando uno de tus hijos está lejos de ti."

¿A qué esperas? Mamá.



El último era de esa mañana.

Isabella:

"Oh-oh ... ella está en problemas", se rió Emmett.

Si no me has contestado a las 17:30, voy a llamar a Charlie.



Miré el reloj. Aún quedaba una hora, pero mi madre solía adelantarse a los acontecimientos.

Mamá:

Tranquila. Ahora te escribo. No cometas ninguna imprudencia.

Bella

“Bueno, eso es tan obvio," dijo Emmett.
"Bueno, en realidad ella no está por escribiendo, está tecleando así que..."Edward dijo.
"Es lo mismo", se quejó Emmett.

Envié el mail empecé a escribir otra vez.

Mamá:

Todo va fenomenal. Llueve, por supuesto. He esperado a escribirte cuando tuviera algo que contarte.

“Sólo tiene que escribir sobre el chico extraño que le da miradas de muerte" dijo Emmett.
"Eso no es cosa de bromas," dijo Edward

La escuela no es mala, sólo un poco repetitiva. He conocido a unos cuantos compañeros muy amables que se sientan conmigo durante el almuerzo. Tu blusa está en la tintorería. Se supone que la ibas a recoger el viernes. Charlie me ha comprado un monovolumen. ¿Te lo puedes creer? Me encanta. Es un poco antiguo, pero muy sólido, y eso me conviene, ya me conoces.

“Hm..." Carlisle dijo.
"¿Qué pasa?" Esme preguntó.
"Eso es lo que Charlie le dijo sobre el camión", dijo Carlisle. "Que sería un buen camión para ella."
"Es el que más la conoce," sonrió Esme

Yo también te echo de menos. Pronto volveré a escribir, pero no voy a estar revisando el correo electrónico cada cinco minutos. Respira hondo y relájate. Te quiero.

Bella

Había decidido volver a leer Cumbres borrascosas  por placer —era la novela que estábamos estudiando en clase de Literatura—

"Por lo menos ella sabe que un clásico, sin embargo, la mayoría de los seres humanos no lo han leído y ni se esfuerzan por hacerlo” señaló Alice

, y en ello estaba cuando Charlie llegó a casa. Había perdido la noción del tiempo, por lo que me apresuré a bajar las escaleras, sacar del horno las patatas y meter el filete para asarlo.

— ¿Bella? —gritó mi padre al oírme en la escalera.

¿Quién iba a ser si no?, me pregunté.

—Hola, papá, bienvenido a casa.

—Gracias.

Colgó el cinturón con la pistola y se quitó las botas mientras yo trajinaba en la cocina. Que yo supiera, jamás había disparado en acto de servicio. Pero siempre la mantenía preparada. De niña, cuando yo venía, le quitaba las balas al llegar a casa. Imagino que ahora me consideraba lo bastante madura como para no matarme por accidente, y no lo bastante deprimida como para suicidarme.

— ¿Qué vamos a comer? —preguntó con recelo.

Mi madre solía practicar la cocina creativa, y sus experimentos culinarios no siempre resultaban comestibles. Me sorprendió, y entristeció, que todavía se acordara.

—Filete con patatas —contesté para tranquilizarlo.

Parecía encontrarse fuera de lugar en la cocina, de pie y sin hacer nada, por lo que se marchó con pasos torpes al cuarto de estar para ver la tele mientras yo cocinaba. Preparé una ensalada al mismo tiempo que se hacía el filete y puse la mesa.

Lo llamé cuando estuvo lista la cena y olfateó en señal de apreciación al entrar en la cocina.

—Huele bien, Bella.

—Gracias.

Comimos en silencio durante varios minutos, lo cual no resultaba nada incómodo. A ninguno de los dos nos disgustaba el silencio. En cierto modo, teníamos caracteres compatibles para vivir juntos.

“Eso está bien," dijo Esme, pero luego agregó, sonriendo de nuevo: ". Si funciona para ellos"

—Y bien, ¿qué tal el instituto? ¿Has hecho alguna amiga? —me preguntó mientras se echaba más.

—Tengo unas cuantas clases con una chica que se llama Jessica y me siento con sus amigas durante el almuerzo. Y hay un chico, Mike, que es muy amable. Todos parecen buena gente.

Con una notable excepción.

“Eddy", se rió Emmett.
"¿Te diste cuenta cómo ella no llamó a nadie su amigo", señaló Edward.

—Debe de ser Mike Newton. Un buen chico y una buena familia. Su padre es el dueño de una tienda de artículos deportivos a las afueras del pueblo. Se gana bien la vida gracias a los excursionistas que pasan por aquí.

"Y con nosotros", se rió Jasper. "No es que necesitemos algo de eso."

— ¿Conoces a la familia Cullen? —pregunté vacilante.

— ¿La familia del doctor Cullen? Claro. El doctor Cullen es un gran hombre.

“Sí. Él lo es," Esme dijo, sonriendo de inmediato a su marido

—Los hijos... son un poco diferentes. No parece que en el instituto caigan demasiado bien.

El aspecto enojado de Charlie me sorprendió.

— ¡Cómo es la gente de este pueblo! —murmuró—. El doctor Cullen es un eminente cirujano que podría trabajar en cualquier hospital del mundo y ganaría diez veces más que aquí —continuó en voz más alta—. Tenemos suerte de que vivan acá, de que su mujer quiera quedarse en un pueblecito. Es muy valioso para la comunidad, y esos chicos se comportan bien y son muy educados. Albergué ciertas dudas cuando llegaron con tantos hijos adoptivos. Pensé que habría problemas, pero son muy maduros y no me han dado el más mínimo problema. Y no puedo decir lo mismo de los hijos de algunas familias que han vivido en este pueblo desde hace generaciones. Se mantienen unidos, como debe hacer una familia, se van de camping cada tres fines de semana... La gente tiene que hablar sólo porque son recién llegados.

“Wow, no sabía que Charlie sentía eso mismo por nosotros", dijo Edward, sorprendido, como todos los demás en la sala.
"Él es un hombre amable," Esme sonrió, apreciando lo que dijo acerca de su familia.
"A pesar de que no está en lo correcto sobre que no causamos problemas ", dijo Emmett divertido.
"¿Qué pasa Edward?" Alice le preguntó, al ver que fruncía el ceño.
"Es solo que Charlie no es exactamente como yo pensaba que era," dijo Edward, todavía con el ceño fruncido. "No me hubiera imaginado que iba a reaccionar así al escuchar sus pensamientos."

Era el discurso más largo que había oído pronunciar a Charlie. Debía de molestarle mucho lo que decía la gente.

Eso es verdad, es una reacción más fuerte de lo normal", dijo Jasper, pensativo-.
"Él está cerca de los Quileute, quizás oye más quejas sobre nosotros", dijo Carlisle.
"Es cierto", dijo Jasper, asintiendo con la cabeza de acuerdo - eso tendría sentido.

Di marcha atrás.

—Me parecen bastante agradables, aunque he notado que son muy reservados. Y todos son muy guapos —añadí para hacerles un cumplido.

—Tendrías que ver al doctor —dijo Charlie, y se rió—. Por fortuna, está felizmente casado. A muchas de las enfermeras del hospital les cuesta concentrarse en su tarea cuando él anda cerca.

“Realmente, debo mantener un ojo en eso", dijo Carlisle, divertido con el comentario

Nos quedamos callados y terminamos de cenar. Recogió la mesa mientras me ponía a fregar los platos. Regresó al cuarto de estar para ver la tele. Cuando terminé de fregar —no había lavavajillas—, subí con desgana a hacer los deberes de Matemáticas. Sentí que lo hacía por hábito. Esa noche fue silenciosa, por fin. Agotada, me dormí enseguida.

El resto de la semana transcurrió sin incidentes. Me acostumbré a la rutina de las clases. Aunque no recordaba todos los nombres, el viernes era capaz de reconocer los rostros de la práctica totalidad de los estudiantes del instituto. En clase de gimnasia los miembros de mi equipo aprendieron a no pasarme el balón y a interponerse delante de mí si el equipo contrario intentaba aprovecharse de mis carencias. Los dejé con sumo gusto.

Edward Cullen no volvió a la escuela.

Esme miró disgustada por esa noticia, pero no dijo nada.

Todos los días vigilaba la puerta con ansiedad hasta que los Cullen entraban en la cafetería sin él. Entonces podía relajarme y participar en la conversación que, por lo general, versaba sobre una excursión a La Push Ocean Park para dentro de dos semanas, un viaje que organizaba Mike. Me invitaron y accedí a ir, más por ser cortés que por placer. Las playas deben ser calientes y secas.

"Me pregunto si hay algo en Forks que le gusta", reflexionó Jasper.
"No hay nada todavía", sonrió Alice.
"Pero tal vez Eddy vuelva  pronto", bromeó Emmett.
"Eso no sería bueno para ella", dijo Edward. "No va a suceder."
"No estés tan seguro," dijo Emmett. "Tiene que haber una razón por la que tenemos estos libros y sería lógico que nosotros... lo que significa que, tendremos mucho que ver en ellos."


Cuando llegó el viernes, yo ya entraba con total tranquilidad en clase de Biología sin preocuparme de si Edward estaría allí. Hasta donde sabía, había abandonado la escuela. Intentaba no pensar en ello, pero no conseguía reprimir del todo la preocupación de que fuera la culpable de su ausencia, por muy ridículo que pudiera parecer.

"¿Por qué está tan preocupado por eso?" Rosalie le preguntó en tono aburrido al libro y  a la chica. "¿Qué importa si es su culpa o no?"
"No le gusta ser la causa del dolor de nadie", dijo Esme.
"Sí, ella se preocupa más por los demás, a diferencia de algunas personas", dijo Edward, mirando fijamente a su hermana.
Rosalie le gruñó, pero no dijo nada.

Mi primer fin de semana en Forks pasó sin acontecimientos dignos de mención. Charlie no estaba acostumbrado a quedarse en una casa habitualmente vacía, y lo pasaba en el trabajo. Limpié la casa, avancé en mis deberes y escribí a mi madre varios correos electrónicos de fingida jovialidad. El sábado fui a la biblioteca,

"Buena suerte para encontrar algo allí", se burló Edward.
"Tal vez deberíamos donar algunos libros", dijo Carlisle - que haría cualquier cosa para avanzar en la sed de conocimiento y que podría haber más personas como esta chica que se beneficiarían de una selección más amplia.

pero tenía pocos libros, por lo que no me molesté en hacerme la tarjeta de socio. Pronto tendría que visitar Olympia o Seattle y buscar una buena librería. Me puse a calcular con despreocupación cuánta gasolina consumiría el monovolumen y el resultado me produjo escalofríos.

Durante todo el fin de semana cayó una lluvia fina, silenciosa, por lo que pude dormir bien.

Mucha gente me saludó en el aparcamiento el lunes por la mañana, no recordaba los nombres de todos, pero agité la mano y sonreí a todo el mundo. En clase de Literatura, fiel a su costumbre, Mike se sentó a mi lado. El profesor nos puso un examen sorpresa sobre Cumbres borrascosas. Era fácil, sin complicaciones.

"Hm... el día de hoy está más detallado, creo que regresaste Eddy", dijo Emmett.
"Eso espero", dijo Esme contenta

En general, a aquellas alturas me sentía mucho más cómoda de lo que había creído. Más satisfecha de lo que hubiera esperado jamás.

"Ah... tal vez a ella ya le gusta estar aquí", dijo Jasper.
"Yo no lo creo, pero de todos modos", dijo Alice. "Simplemente no es tan horrible como ella había pensado que sería."

Al salir de la clase, el aire estaba lleno de remolinos blancos.

“Ah… nieve, me encanta la nieve” dijo Emmett, probablemente pensando en la última pelea de nieve que había tenido con Jasper y Edward.

Oí a los compañeros dar gritos de júbilo. El viento me cortó la nariz y las mejillas.

— ¡Vaya! —Exclamó Mike—. Nieva.

Estudié las pelusas de algodón que se amontaban al lado de la acera y, arremolinándose erráticamente, pasaban junto a mi cara.

— ¡Uf!

Nieve. Mi gozo en un pozo.

"¿Qué, no le gusta la nieve?", dijo Emmett con incredulidad. "Es extraña!"

 Mike se sorprendió.

— ¿No te gusta la nieve?

—No. Significa que hace demasiado frío incluso para que llueva —obviamente—. Además, pensaba que caía en forma de copos, ya sabes, que cada uno era único y todo eso. Éstos se parecen a los extremos de los bastoncillos de algodón.

— ¿Es que nunca has visto nevar? —me preguntó con incredulidad.

— ¡Sí, por supuesto!
"No suena como ella", dijo Emmett con el ceño fruncido.

Hice una pausa y añadí—: En la tele.

Emmett se río de eso.

Mike se rió. Entonces una gran bola húmeda y blanda impactó en su nuca. Nos volvimos para ver de dónde provenía. Sospeché de Eric, que andaba en dirección contraria, en la dirección equivocada para ir a la siguiente clase. Era evidente que Mike pensó lo mismo, ya que se acuclilló y empezó a amontonar aquella papilla blancuzca.

—Te veo en el almuerzo, ¿vale? —continué andando sin dejar de hablar—. Me refugio dentro cuando la gente se empieza a lanzar bolas de nieve.

Mike asintió con la cabeza sin apartar los ojos de la figura de Eric, que emprendía la retirada.



Se pasaron toda la mañana charlando alegremente sobre la nieve. Al parecer era la primera nevada del nuevo año. Mantuve el pico cerrado. Sí, era más seca que la lluvia... hasta que se descongelaba en los calcetines.

Jessica y yo nos dirigimos a la cafetería con mucho cuidado después de la clase de español. Las bolas de nieve volaban por doquier. Por si acaso, llevaba la carpeta en las manos, lista para emplearla como escudo si era necesario.

No estoy seguro de que eso tenga la capacidad defEnsiva necesaria para hacer ese trabajo", se rió Emmett

Jessica se rió de mí, pero había algo en la expresión de mi rostro que le desaconsejó lanzarme una bola de nieve.

Mike nos alcanzó cuando entramos en la sala; se reía mientras la nieve que tenía en las puntas del su pelo se fundía. Él y Jessica conversaban animadamente sobre la pelea de bolas de nieve; hicimos cola para comprar la comida. Por puro hábito, eché una ojeada hacia la mesa del rincón. Entonces, me quedé petrificada. La ocupaban cinco personas.

"Dun Dun Dun ..." Emmett dijo

Jessica me tomó por el brazo.

— ¡Eh! ¿Bella? ¿Qué quieres?

Bajé la vista, me ardían las orejas. Me recordé a mí misma que no había motivo alguno para sentirme cohibida. No había hecho nada malo.

-¿Qué le pasa a Bella? —le preguntó Mike a Jessica.

"Pregúntale a  ella idiota", murmuró Edward.

—Nada —contesté—. Hoy sólo quiero un refresco.

Me puse al final de la cola.

— ¿Es que no tienes hambre? —preguntó Jessica.

—La verdad es que estoy un poco mareada —dije, con la vista aún clavada en el suelo.

Aguardé a que tomaran la comida y los seguí a una mesa sin apartar los ojos de mis pies.

Eso es lo que yo llamo atracción... la tienes mal", se rió Emmett.

Bebí el refresco a pequeños sorbos. Tenía un nudo en el estómago. Mike me preguntó dos veces, con una preocupación innecesaria, cómo me encontraba. Le respondí que no era nada, pero especulé con la posibilidad de fingir un poco y escaparme a la enfermería durante la próxima clase.

"Ella aún está contemplando opciones para alejarse de ti," rió Emmett.

Ridículo. No tenía por qué huir.

“Hm..." Edward dijo, sus ojos estaban un poco divertido.
"¿Qué es tan gracioso?" Esme dijo mirando a la expresión de su hijo.
"Es sólo - Bueno, creo que me escapé de la chica... Quiero decir cuando no estaba presente," dijo Edward. "Es curioso saber que ella quiere hacer lo mismo también."

Decidí permitirme una única miradita a la mesa de la familia Cullen. Si me observaba con furia, pasaría de la clase de Biología, ya que era una cobarde.

Mantuve el rostro inclinado hacia el suelo y miré de reojo a través de las pestañas. Alcé levemente la cabeza.

Se reían. Edward, Jasper y Emmett tenían el pelo totalmente empapado por la nieve. Alice y Rosalie retrocedieron cuando Emmett se sacudió el pelo chorreante para salpicarlas. Disfrutaban del día nevado como los demás, aunque ellos parecían salidos de la escena de una película, y los demás no.

“Creo que la escena fue armada por nuestro pequeño duendecillo", dijo Edward negando con la cabeza.
"Probablemente, cuanto más normal nos veamos," dijo Alicia. "la chica se tranquilizara, y parece que ha funcionado

Pero, aparte de la alegría y los juegos, algo era diferente, y no lograba identificar qué. Estudié a Edward con cuidado. Decidí que su tez estaba menos pálida, tal vez un poco colorada por la pelea con bolas de nieve,

"No," dijo Edward. "Es por la caza."

 y que las ojeras eran menos acusadas, pero había algo más. Lo examinaba, intentando aislar ese cambio, sin apartar la vista de él.

—Bella, ¿a quién miras? —interrumpió Jessica, siguiendo la trayectoria de mi mirada.

En ese preciso momento, los ojos de Edward centellearon al encontrarse con los míos.

"Jessica es probable que me nombrara otra vez", murmuró Edward.

Ladeé la cabeza para que el pelo me ocultara el rostro, aunque estuve segura de que, cuando nuestras miradas se cruzaron, sus ojos no parecían tan duros ni hostiles como la última vez que le vi. Simplemente tenían un punto de curiosidad y, de nuevo, cierta insatisfacción.

—Edward Cullen te está mirando —me murmuró Jessica al oído, y se rió.

—No parece enojado, ¿verdad? —tuve que preguntar.

—No —dijo, confusa por la pregunta—. ¿Debería estarlo?

"No esta tan lejos", suspiró Edward.

—Creo que no soy de su agrado —le confesé. Aún me sentía mareada, por lo que apoyé la cabeza sobre el brazo.

—A los Cullen no les gusta nadie... Bueno, tampoco se fijan en nadie lo bastante para les guste, pero te sigue mirando.

—No le mires —susurré.

Jessica se rió con disimulo, pero desvió la vista. Alcé la cabeza lo suficiente para cerciorarme de que lo había hecho. Estaba dispuesta a emplear la fuerza si era necesario.

“Dudo que esta Bella...  utilizará la violencia con alguien", se rió Emmett. "Usted ha decidido utilizar su nombre," dijo Edward, fue el primero en decirlo.
"Pensé que ya era hora, es el personaje principal en esta historia, después de todo", se encogió de hombros Emmett.

Mike nos interrumpió en ese momento; estaba planificando una épica batalla de nieve en el aparcamiento y nos preguntó si deseábamos participar. Jessica asintió con entusiasmo. La forma en que miraba a Mike dejaba pocas dudas, asentiría a cualquier cosa que él sugiriera. Me callé. Iba a tener que esconderme en el gimnasio hasta que el aparcamiento estuviera vacío.

Me cuidé de no apartar la vista de mi propia mesa durante lo que restaba de la hora del almuerzo. Decidí respetar el pacto que había alcanzado conmigo misma. Asistiría a clase de Biología, ya que no parecía enfadado. Tanto me aterraba volver a sentarme a su lado que tuve unos leves retortijones de estómago.

No me apetecía nada que Mike me acompañara a clase como de costumbre, ya que parecía ser el blanco predilecto de los francotiradores de bolas de nieve, pero, al llegar a la puerta, todos, salvo yo, gimieron al unísono.

"Oh no, la nieve se ha ido", suspiró Emmett.
"Bueno, Bella será feliz", dijo Alice alegremente.

 Estaba lloviendo, y el aguacero arrastraba cualquier rastro de nieve, dejando jirones de hielo en los bordes de las aceras. Me cubrí la cabeza con la capucha y escondí mi júbilo. Podría ir directamente a casa después de la clase de gimnasia.

Mike no cesó de quejarse mientras íbamos hacia el edificio cuatro.

Ya en clase, comprobé aliviada que mi mesa seguía vacía. El profesor Banner estaba repartiendo un microscopio y una cajita de diapositivas por mesa. Aún quedaban unos minutos antes de que empezara la clase y el aula era un hervidero de conversaciones. Dibujé unos garabatos de forma distraída en la tapa de mi cuaderno y mantuve los ojos lejos de la puerta. Oí con claridad cómo se movía la silla contigua, pero continué mirando mi dibujo.

"Tú debes querer que ella sepa que estás ahí", dijo Carlisle.
"Va a hacer que se sienta más cómoda si escucha mi entrada", se encogió de Edward.

—Hola —dijo una voz tranquila y musical.

Levanté la vista, sorprendida de que me hablara.

"Ah... estás tratando de hacerle creer que estaba loca la semana pasada", dijo Jasper. "No estoy seguro de que vaya a funcionar con ella."

Se sentaba lo más lejos de mi lado que le permitía la mesa, pero con la silla vuelta hacia mí. Llevaba el pelo húmedo y despeinado, pero, aun así, parecía que acababa de rodar un anuncio para una marca de champú. El deslumbrante rostro era amable y franco. Una leve sonrisa curvaba sus labios perfectos, pero los ojos aún mostraban recelo.

—Me llamo Edward Cullen —continuó—. No tuve la oportunidad de presentarme la semana pasada. Tú debes de ser Bella Swan.

“Eso es mucho más amable", suspiró Esme. "La forma en que actuó la última vez con ella, debe haber pensado que usted fue criado por los lobos."
"En lugar de vampiros," se rió Edward.
"Prefiero ser criado por vampiros que por lobos", dijo Emmett arrugando la nariz.

Estaba confusa y la cabeza me daba vueltas. ¿Me lo había imaginado todo? Ahora se comportaba con gran amabilidad. Tenía que hablar, esperaba mi respuesta, pero no se me ocurría nada convencional que contestar.

— ¿Cómo sabes mi nombre? —tartamudeé.

Ya sabemos su nombre desde ahora... , y no sólo porque estemos leyendo este libro," rió Emmett.
"Hm... Pero todo el mundo la llamaba Isabella?" Jasper dijo.
"Sí", se encogió de hombros Emmett. "Sin embargo, corrigió todo el mundo, y estoy seguro que la gente ha estado hablando de ella desde entonces... él podría haberlo recogido en cualquier lugar."

Se rió de forma suave y encantadora.

—Creo que todo el mundo sabe tu nombre. El pueblo entero te esperaba.

"Pero no así", se rió Alice. "Deberías haber venido con una mejor línea si deseas obtener una buena imagen."

Hice una mueca. Sabía que debía de ser algo así, pero insistí como una tonta.

—No, no, me refería a que me llamaste Bella.

Pareció confuso.

— ¿Prefieres Isabella?

—No, me gusta Bella —dije—, pero creo que Charlie, quiero decir, mi padre, debe de llamarme Isabella a mis espaldas, porque todos me llaman Isabella —intenté explicar, y me sentí como una completa idiota.

—Oh.

No añadió nada. Violenta, desvié la mirada.

"Es extraño", dijo Carlisle. "Normalmente no eres tan distraído."
"Lo sé, pero la excusa de Emmett es válida, podría haber escuchado su nombre por otros medios y no precisamente leyendo las mentes de los demás," dijo Edward con cautela.
"Es cierto, pero entonces ¿por qué no dijiste nada más?" Carlisle dijo alzando su ceja. "Estoy seguro de que lo escuchaste a través de la mente de los estudiantes y no te diste cuenta de donde venia."
"No sé", se encogió de Edward.

Gracias a Dios, el señor Banner empezó la clase en ese momento. Intenté prestar atención cuando explicó que íbamos a realizar una práctica. Las diapositivas estaban desordenadas. Teníamos que trabajar en parejas para identificar las fases de la mitosis de las células de la punta de la raíz de una cebolla en cada diapositiva y clasificarlas correctamente. No podíamos consultar los libros. En veinte minutos, el profesor iba a visitar cada mesa para verificar quiénes habían aprobado.
"Eso es más avanzado de lo que acostumbra," suspiró Edward - eso todavía no sería difícil para él y el señor Banner se ha decepcionado siempre cuando se le ocurría algo como esto y los Cullen eran todavía capaces de hacerlo sin problemas

—Empezad —ordenó.

— ¿Las damas primero, compañera? —preguntó Edward.

Alcé la vista y le vi esbozar una sonrisa burlona tan arrebatadora que sólo pude contemplarle como una tonta.

—Puedo empezar yo si lo deseas.

La sonrisa de Edward se desvaneció. Sin duda, se estaba preguntando si yo era mentalmente capaz.

—No —dije, sonrojada——, yo lo hago.

Me lucí un poquito. Ya había hecho esta práctica y sabía qué tenía que buscar.

"Interesante, creo que ella es muy inteligente", dijo Carlisle.
"Creo que ya nos dimos cuenta de eso", dijo Edward.
"Supongo, pero parece que lo es en lo académico, así como lo es en lo perceptivo", se encogió de hombros Carlisle

Debería resultarme sencillo. Coloqué la primera diapositiva bajo el microscopio y ajusté rápidamente el campo de visión del objetivo a 40X. Examiné la capa durante unos segundos.

—Profase —afirmé con aplomo.

— ¿Te importa si lo miro? —me preguntó cuando empezaba a quitar la diapositiva. Me tomó la mano para detenerme mientras formulaba la pregunta.

Tenía los dedos fríos como témpanos, como si los hubiera metido en un ventisquero antes de la clase,

"Eso no fue inteligente de mí parte", Edward frunció el ceño.
"Por lo menos era un día de nieve – quizás puedas salirte con la yuya", dijo Jasper

 pero no retiré la mano con brusquedad por ese motivo. Cuando me tocó, la mano me ardió igual que si entre nosotros pasara una corriente eléctrica.

“Eso es interesante", dijo Carlisle levantar la ceja. "Nunca he oído hablar de algo como eso antes. Me pregunto si también lo sentiste, o solo ella."
"No sé", dijo Edward. "Me pregunto  que significa."

—Lo siento —musitó y retiró la mano de inmediato, pero alcanzó el microscopio. Lo miré atolondrada mientras examinaba la diapositiva en menos tiempo aún del que yo había necesitado.

—Profase —asintió, y lo escribió con esmero en el primer espacio de nuestra hoja de trabajo. Sustituyó con velocidad la primera diapositiva por la segunda y le echó un vistazo por encima.

—Anafase —murmuró, y lo anotó mientras hablaba.

Procuré que mi voz sonara indiferente.

— ¿Puedo?
"Ella todavía quiere participar", dijo Jasper, levantando la ceja. "Esto es extraño, los seres humanos normalmente se dan por vencido tan pronto como estamos involucrados. Sin embargo, sólo han pasado unos minutos y ella no se aleja. Supongo que no es demasiado extraño."
"Olvídense de eso", dijo Emmett. "Ella piensa que él está equivocado. Eddy no está mal".
"Tal vez sólo quiere ver la diapositiva", sugirió Esme.

Esbozó una sonrisa burlona y empujó el microscopio hacia mí.

Miré por la lente con avidez, pero me llevé un chasco. ¡Maldición! Había acertado.

"No, ella quería que te equivocaras", se rió Emmett.

— ¿Me pasas la diapositiva número tres? —extendí la mano sin mirarle.

Me la entregó, esta vez con cuidado para no rozarme la piel.

Tal vez yo también lo siento?", se preguntó Edward.

"O te has dado cuenta de su reacción adversa", aporto Carlisle

Le dirigí la mirada más fugaz posible al decir:

—Interfase.

Le pasé el microscopio antes de que me lo pudiera pedir. Echó un vistazo y luego lo apuntó. Lo hubiera escrito mientras él miraba por el microscopio, pero me acobardó su caligrafía clara y elegante. No quise estropear la hoja con mis torpes garabatos.

Acabamos antes que todos los demás. Vi cómo Mike y su compañera comparaban dos diapositivas una y otra vez y cómo otra pareja abría un libro debajo de la mesa.

Pero eso me dejaba sin otra cosa que hacer, excepto intentar no mirar a Edward... sin éxito. Lo hice de reojo. De nuevo me estaba observando con ese punto de frustración en la mirada.

"La estas mirando así de nuevo", dijo Esme extraordinariamente duras.
“Dijo que con frustración", dijo Edward. "Hay algo en ella que no... Pero no entiendo por qué siquiera me importa -  con su olor tan bueno para mí yo creo que no quiero ninguna interacción con ella, además de lo necesario. “Agregó la última parte debido al brillo de Esme.

De repente identifiqué cuál era la sutil diferencia de su rostro.

— ¿Acabas de ponerte lentillas? —le solté sin pensarlo.

“Oh, querido, se dio cuenta del color diferente en tus ojos," dijo Esme.
"¿Por qué se está fijando, hasta en eso", dijo Jasper exasperado. "Los seres humanos no suelen mirar  los ojos."
"No creo que Bella sea un ser humano promedio," dijo Alice. "Además, él le estaba dando una mirada de muerte la última vez ... no es difícil imaginar que iba a recordar eso."
"Supongo", se encogió de Jasper.

Mi inesperada pregunta lo dejó perplejo.

"Desconcertado otra vez", dijo Carlisle con cautela.
"Vale la pena venir aquí si Bella logra desconcertar a Eddy", sonrió Emmett. "Me gustaría haberlo visto."

—No.

"Esa no es la respuesta correcta", suspiró Jasper.
"Ella no estaba pensando en la razón detrás de la pregunta, ¿cómo iba yo a saber?" Edward dijo frustrado.

—Vaya —musité—. Te veo los ojos distintos.

Se encogió de hombros y desvió la mirada.

De hecho, estaba segura de que habían cambiado. Recordaba vívidamente el intenso color negro de sus ojos la última vez que me miró colérico. Un negro que destacaba sobre la tez pálida y el pelo cobrizo. Hoy tenían un color totalmente distinto, eran de ocre extraño, más oscuro que un caramelo, pero con un matiz dorado. No entendía cómo podían haber cambiado tanto a no ser que, por algún motivo, me mintiera respecto a las lentillas. O tal vez Forks me estaba volviendo loca en el sentido literal de la palabra.

"Ella rechaza sus teorías viables demasiado rápido", dijo Carlisle. "Pero supongo que es una buena cosa que ella crea en la mentira".
"No creo que realmente las rechace", dijo Edward con cautela. "Aunque, por ahora estoy contento con que las dejar pasar."

Observé que volvía a apretar los puños al bajar la vista. En aquel momento el profesor Banner llegó a nuestra mesa para ver por qué no estábamos trabajando y echó un vistazo a nuestra hoja, ya rellena. Entonces miró con más detenimiento las respuestas.

—En fin, Edward, ¿no crees que deberías dejar que Isabella también mirase por el microscopio?
"Él debe asumir que ella no es capaz de hacer lo mismo," dijo Edward inmediatamente.
"¿No estás siendo demasiado defensivo con ella?", sonrió Emmett.
"Ella es inteligente," dijo Edward rápidamente, pero se contuvo de decir más - su hermano estaba tratando de atraparlo.

—Bella —le corrigió él automáticamente—. En realidad, ella identificó tres de las cinco diapositivas.

El señor Banner me miró ahora con una expresión escéptica.

— ¿Has hecho antes esta práctica de laboratorio? —preguntó.

Sonreí con timidez.

—Con la raíz de una cebolla, no.

— ¿Con una blástula de pescado blanco?

—Sí.

El señor Banner asintió con la cabeza.

— ¿Estabas en un curso avanzado en Phoenix?

—Sí.

—Bueno —dijo después de una pausa—. Supongo que es bueno que ambos seáis compañeros de laboratorio.

Murmuró algo más mientras se alejaba. Una vez que se fue, comencé a garabatear de nuevo en mi cuaderno.

—Es una lástima, lo de la nieve, ¿no? —preguntó Edward.

"El tiempo, Edward," dijo Alice, sacudiendo la cabeza. "Honestamente estás hablando con ella sobre el clima?."

Me pareció que se esforzaba por conversar un poco conmigo. La paranoia volvió a apoderarse de mí. Era como si hubiera escuchado mi conversación con Jessica durante el almuerzo e intentara demostrar que me equivocaba.

"Es extraño lo mucho que percibe", dijo Jasper incómodo

—En realidad, no —le contesté con sinceridad en lugar de fingir que era tan normal como el resto. Seguía intentando desembarazarme de aquella estúpida sensación de sospecha, y no lograba concentrarme.

—A ti no te gusta el frío.

No era una pregunta.

—Tampoco la humedad —le respondí.

—Para ti, debe de ser difícil vivir en Forks —concluyó.

—Ni te lo imaginas —murmuré con desaliento.

Por algún motivo que no pude alcanzar, parecía fascinado con lo que acababa de decir.

"Eh... eso es extraño", dijo Emmett confundido.
"Debo de estar preguntándome por qué vino a vivir entonces," sugirió Edward duda.

Su rostro me turbaba de tal modo que intenté no mirarle más de lo que exigía la buena educación.

—En tal caso, ¿por qué viniste aquí?

Ves," dijo Edward con aire de suficiencia.
"Eso fue grosero Edward, no debe entrometerse así", advirtió Esme.
"Lo siento", suspiró Edward, su presunción se evaporo.

Nadie me había preguntado eso, no de forma tan directa e imperiosa como él.

—Es... complicado.

—Creo que voy a poder seguirte —me instó.

Hice una larga pausa y entonces cometí el error de mirar esos relucientes ojos oscuros que me confundían y le respondí sin pensar.

—Mi madre se ha casado.

—No me parece tan complicado —discrepó, pero de repente se mostraba simpático—. ¿Cuándo ha sucedido eso?

—El pasado mes de septiembre —mi voz transmitía tristeza, hasta yo me daba cuenta.

—Pero él no te gusta —conjeturó Edward, todavía con tono atento.

—No, Phil es un buen tipo. Demasiado joven, quizá, pero amable.

— ¿Por qué no te quedaste con ellos?

No entendía su interés, pero me seguía mirando con ojos penetrantes, como si la insulsa historia de mi vida fuera de capital importancia.

Phil viaja mucho. Es jugador de béisbol profesional —casi sonreí.

Me pregunto quién es", dijo Emmett, él siguía el béisbol al igual que Edward y Jasper.

— ¿Debería sonarme su nombre? —preguntó, y me devolvió la sonrisa.

—Probablemente no. No juega bien. Sólo compite en la liga menor. Pasa mucho tiempo fuera.

—Y tu madre te envió aquí para poder viajar con él —fue de nuevo una afirmación, no una pregunta.

“Incorrecto, su madre quería que se quedara", dijo Emmett.
"La mayor parte", aclaró Eduardo. "Pero una parte de ella quería quedarse con su nuevo marido." El sacrificio de sus ojos "Yo creo que por eso Bella tomó la decisión de venir aquí."

Alcé ligeramente la barbilla.

—No, no me envió aquí. Fue cosa mía.

"No le gusta que hagas suposiciones", se rió Emmett. "Deja de ser tan lo sabe todo."

Frunció el ceño.

—No lo entiendo —confesó, y pareció frustrado.

"De nuevo", dijo Emmett. "Tres en un día."

Suspiré. ¿Por qué le explicaba todo aquello? Continuaba contemplándome con una manifiesta curiosidad.

—Al principio, mamá se quedaba conmigo, pero le echaba mucho de menos. La separación la hacía desdichada, por lo que decidí que había llegado el momento de venir a vivir con Charlie —concluí con voz apagada.

—Pero ahora tú eres desgraciada —señaló.

— ¿Y? —repliqué con voz desafiante.

"Es desinteresada", dijo Edward, sonriendo, y sacudió la cabeza. "Ella coloca la felicidad de otras personas por encima de la suya."

—No parece demasiado justo.

Se encogió de hombros, aunque su mirada todavía era intensa. Me reí sin alegría.

— ¿Es que no te lo ha dicho nadie? La vida no es justa.

“Hmph," dijo Edward, sonriendo. "Sí, he oído eso antes."

—Creo haberlo oído antes —admitió secamente.

"Dejar de repetirte", dijo Emmett.

—Bueno, eso es todo —insistí, preguntándome por qué todavía me miraba con tanto interés.

Me evaluó con la mirada.

—Das el pego —dijo arrastrando las palabras—, pero apostaría a que sufres más de lo que aparentas.

Edward, no le digas eso", dijo Esme. "Ella no quiere que nadie sepa que está sufriendo."

"Lo siento, no creo que yo lo sepa todavía", se encogió de Edward.

Le hice una mueca, resistí el impulso de sacarle la lengua como una niña de cinco años, y desvié la vista.

— ¿Me equivoco?

Traté de ignorarlo.

—Creo que no —murmuró con suficiencia.

— ¿Y a ti qué te importa? —pregunté irritada.

"En serio, Eddy es realmente molesto cuando se comporta así," dijo Emmett.
"Pero es una buena pregunta  ¿por qué te importa?" Preguntó Jasper.
"No sé", dijo Edward. "Nunca he estado en una pequeña charla

Desvié la mirada y contemplé al profesor deteniéndose en otras mesas.

—Muy buena pregunta —musitó en voz tan baja que me pregunté si hablaba consigo mismo; pero, después de unos segundos de silencio, comprendí que era la única respuesta que iba a obtener.

Suspiré, mirando enfurruñada la pizarra.

— ¿Te molesto? —preguntó. Parecía divertido.

Le miré sin pensar y otra vez le dije la verdad.

—No exactamente. Estoy más molesta conmigo. Es fácil ver lo que

pienso. Mi madre me dice que soy un libro abierto.

Fruncí el ceño.

—Nada de eso, me cuesta leerte el pensamiento.

A pesar de todo lo que yo había dicho y él había intuido, parecía sincero.

"¿Qué significa eso?" Carlisle dijo.
"No sé", dijo Edward mirando casi alarmado.

—Ah, será que eres un buen lector de mentes —contesté.

—Por lo general, sí —exhibió unos dientes perfectos y blancos al sonreír.

"Realmente me confundes ahí, Edward," dijo Carlisle con el ceño fruncido las cejas. "Tanto en tus acciones y  palabras."
"Tú y yo, ambos Carlisle," dijo Edward. "Pero creo que la imagen de la sonrisa, al menos es para hacer entender Bella – con su instinto -. que se mantenga alejada de mí"
"Sí, pero la otra parte", dijo Carlisle todavía frunciendo el ceño. "Parece que podría referirse a tu don, pero ¿por qué y cómo todavía se me escapa?"

El señor Banner llamó al orden a la clase en ese momento, le miré y escuché con alivio. No me podía creer que acabara de contarle mi deprimente vida a aquel chico guapo y estrafalario que tal vez me despreciara. Durante nuestra conversación había parecido absorto, pero ahora, al mirarlo de soslayo, le vi inclinarse de nuevo para poner la máxima distancia entre nosotros y agarrar el borde de la mesa, con las manos tensas.

Traté de fingir atención mientras el señor Banner mostraba con transparencias del retroproyector lo que yo había visto sin dificultad en el microscopio, pero era incapaz de controlar mis pensamientos.

Cuando al fin el timbre sonó, Edward se apresuró a salir del aula con la misma rapidez y elegancia del pasado lunes. Y, como el lunes pasado, le miré fijamente.

“Y lo estabas haciendo tan bien", dijo Rosalie con un poco de molestia. "Acabas de arruinar todo el trabajo duro que acabas de hacer."

Mike acudió brincando a mi lado y me recogió los libros. Le imaginé meneando el rabo.

"Brillante", estalló Emmett, riendo.

— ¡Qué rollo! —gimió—. Todas las diapositivas eran exactamente iguales. ¡Qué suerte tener a Cullen como compañero!

—No tuve ninguna dificultad —dije, picada por su suposición,

“ella odia las suposiciones falsas” dijo Emmett riendo otra vez.         

pero me arrepentí inmediatamente y antes de que se molestara añadí— Es que ya he hecho esta práctica.

"Y se apresura a tranquilizar a los demás", Esme sonrió

—Hoy Cullen estuvo bastante amable —comentó mientras nos poníamos los impermeables. No parecía demasiado complacido.

Intenté mostrar indiferencia y dije:

—Me pregunto qué mosca le picaría el lunes.

No presté ninguna atención a la cháchara de Mike mientras nos encaminábamos hacia el gimnasio y tampoco estuve atenta en clase de Educación física. Mike formaba parte de mi equipo ese día y muy caballerosamente cubrió tanto mi posición como la suya, por lo que pude pasar el tiempo pensando en las musarañas salvo cuando me tocaba sacar a mí. Mis compañeros de equipo se agachaban rápidamente cada vez que me tocaba servir.

La lluvia se había convertido en niebla cuando anduve hacia el aparcamiento, pero me sentí mejor al entrar en la seca cabina del monovolumen. Encendí la calefacción sin que, por una vez, me importase el ruido del motor, que tanto me atontaba. Abrí la cremallera del impermeable, bajé la capucha y ahuequé mi pelo mojado para que se secara mientras volvía a casa.

Miré alrededor antes de dar marcha atrás. Fue entonces cuando me percaté de una figura blanca e inmóvil, la de Edward Cullen, que se apoyaba en la puerta delantera del Volvo a unos tres coches de distancia y me miraba fijamente.

Siempre te quedas en el coche para esperarnos", dijo Jasper, confundido por el extraño comportamiento de Edward.
"Pero así él no podría mirar a Bella de esa manera", sonrió Emmett.

Aparté la vista y metí la marcha atrás tan deprisa que estuve a punto de chocar contra un Toyota Corola oxidado. Fue una suerte para el Toyota que pisara el freno con fuerza. Era la clase de coche que mi monovolumen podía reducir a chatarra. Respiré hondo, aún con la vista al otro lado de mi coche, y volví a meter la marcha con más cuidado y éxito. Seguía con la mirada hacia delante cuando pasé junto al Volvo, pero juraría que lo vi reírse cuando le miré de soslayo.

“Probablemente sí", dijo Edward.
"Yo sé que sí," se rió Emmett.
"Ese fue el final del capítulo," dijo Edward.
"Mi turno", dijo Emmett tomando el libro.

YYYY??? Les gusto??? No les gusto??? Ya saben, me dejan un comentario y me hacen saber su opinión :)
              


6 comentarios:

Anónimo dijo...

Nerukilla:
Me encanta las historias,espero que puedas traducir todos los libros y no tengas problemas con el blog. :P
Mordiscos

Patricia Cortizo dijo...

como t dije en el cap anterior... comentaria casi todos los capis en defecto d q no los comente todos... nos leemos en el siguiente cap!!;)

Anónimo dijo...

lo amooooooooooooo!!!!

Unknown dijo...

jaja es entretenido ver las reacciones de Edward, a de ser muy embarazoso que lean eso jaja xD
Por lo menos si fuera yo :)
Gracias!!
Una pequeña sugerencia, podrías colocar los enlaces despues de los capitulos para el siguiente capitulo???
¿Por favor?
Si no lo sabes.. te puedo decir como hacerlo :D
Es más facil para uno que lee!
hum.. te he comentado en FB a tu nueva historia "5 centimetros" y tambien te he agregado y comentado en FF.. Me llama igual en todos lados, Wanderer.
¡Besos!

Irene maria gros dijo...

Muchas gracias

Unknown dijo...

Me gusta mucho las historias así que los cullen leen los libros.