miércoles, 20 de junio de 2012

El ángel


Aviso: Los libros aquí transcriptos y los personajes pertenecen a Stephenie Meyer y la historia original “Reading Twilight” a Choices HP, yo solo la traduzco, todo esto es sin ánimos de lucro, solo por mero entretenimiento.

 “El ángel” leyó Emmett "Creo que eres tu", murmuró con una sonrisa de satisfacción, “por fin has llegado”  y empezó a leer otra vez sin dejar de sonreír.
Mientras iba a la deriva, soñé.
En el lugar donde flotaba, debajo de las aguas negras, oí el sonido más feliz que mi mente podía conjurar, el más hermoso, el único que podía elevarme el espíritu y a la vez, el más espantoso. Era otro gruñido, un rugido salvaje y profundo, impregnado de la más terrible ira.
"Ella esta realmente soñando o está sucediendo?" Carlisle fue capaz de decir.
"Es probable que sea real y que por fin Edward haya llegado" dijo Jasper
"Espero que estés bien", masculló Esme.
El dolor agudo que traspasaba mi mano alzada me trajo de vuelta, casi hasta la superficie, pero no era un camino de regreso lo bastante amplio para que me permitiera abrir los ojos.
Entonces, supe que estaba muerta...
... porque oí la voz de un ángel pronunciando mi nombre a través del agua densa, llamándome al único cielo que yo anhelaba.
— ¡Oh no, Bella, no! —gritó la voz horrorizada del ángel.
"Angel", dijo Edward abatido, como si nunca hubiera oído una descripción peor de sí mismo, un angel no lastimaba a la persona que ama, porque si Bella estaba asi, solo era su culpa.
Se produjo un ruido, un terrible tumulto que me asustó detrás de aquel sonido anhelado. Un gruñido grave y despiadado, un sonido seco, espantoso y un lamento lleno de agonía, que repentinamente se quebró...
Jasper sonrio, esperaba tener algo que ver con la muerte de James en el libro, porque en esta realidad el mismo se encargaría de el.
"Bien," murmuró Edward, sabiendo que significaba que James estaba siendo destrozado y lo más probable que también quemado. Pero su satisfacción desapareció rápidamente dando paso a la desesperación de nuevo.
Yo en cambio decidí concentrarme en la voz del ángel.
— ¡Bella, por favor! ¡Bella, escúchame; por favor, por favor, Bella, por favor! —suplicaba.
Sí, quise responderle. Quería decirle algo, cualquier cosa, pero no encontraba los labios.
— ¡Carlisle! —Llamó el ángel con su voz perfecta cargada de angustia—. ¡Bella, Bella, no, oh, no, por favor, no, no!
El ángel empezó a sollozar sin lágrimas, roto de dolor.
El Edward de la sala parecía en las mismas condiciones, solo esperando a que la lectura dijera que Bella no sobreviviría a tamañas heridas.
Un ángel no debería llorar, eso no está bien. Intenté ponerme en contacto con él, decirle que todo iba a salir bien, pero las aguas eran tan profundas que me aprisionaban y no podía respirar.
Sentí un punto de dolor taladrarme la cabeza. Dolía mucho, pero entonces, mientras ese dolor irrumpía a través de la oscuridad para llegar hasta mí, acudieron otros mucho más fuertes. Grité mientras intentaba aspirar aire y emerger de golpe del estanque oscuro.
— ¡Bella! —gritó el ángel.
—Ha perdido algo de sangre, pero la herida no es muy profunda —explicaba una voz tranquila
"Eso es bueno, va a sobrevivir", suspiró Carlisle audiblemente, a pesar de que todavía estaba horrorizado por todo lo que estaba pasando.
Todos sonrieron, sin excepción a nadie, si Carlisle lo decía, era porque asi era.
—Echa una ojeada a su pierna, está rota.
El ángel reprimió en los labios un aullido de ira.
Sentí una punzada aguda en el costado. Aquel lugar no era el cielo, más bien no. Había demasiado dolor aquí para que lo fuera.
—Y me temo que también lo estén algunas costillas —continuó la voz serena de forma metódica.
Aquellos dolores agudos iban remitiendo. Sin embargo, apareció uno nuevo, una quemazón en la mano que anulaba a todos los demás.
Alguien me estaba quemando.
"NO", gritó Edward, el alivio que había sentido hace unos momentos fue completamente eclipsado ​​por el dolor que sentía ahora.
"Va a estar bien, Edward," dijo Alice “Esto es lo mejor”
"No", repitió Edward, mirándola. Su mirada estaba enfurecida. "No voy a permitir que esto suceda."
"Lo siento", dijo Alice “Pero no cambiare de opinión”
Edward —intenté decirle, pero mi voz sonaba pastosa y débil. Ni yo era capaz de entenderme.
—Bella, te vas a poner bien. ¿Puedes oírme, Bella? Te amo.
—Edward —lo intenté de nuevo, parecía que se me iba aclarando la voz.
—Sí, estoy aquí.
—Me duele —me quejé.
—Lo sé, Bella, lo sé —
"No, no lo se", sollozaba Edward.
“Tranquilo hijo” Esme trataba de consolarlo sin éxito.
entonces, a lo lejos, le escuché preguntar angustiado—. ¿No puedes hacer nada?
—Mi maletín, por favor... No respires, Alice, eso te ayudará —aseguró Carlisle.
“Es bueno saber que puedo estar con Bella en estos momentos” dijo Alice sonriendo.
— ¿Alice? —gemí.
—Está aquí, fue ella la que supo dónde podíamos encontrarte.
—Me duele la mano —intenté decirle.
—Lo sé, Bella, Carlisle te administrará algo que te calme el dolor.
— ¡Me arde la mano! —conseguí gritar, saliendo al fin de la oscuridad y pestañeando sin cesar.
No podía verle la cara porque una cálida oscuridad me empañaba los ojos. ¿Por qué no veían el fuego y lo apagaban?
Edward se congelo, el dolor parecía estar consumiéndolo por centro. Si sentía el fuego, no quedaba mucho tiempo para que inicie la conversión, pero… ¿no sería lo mejor que los dos estén en mismas condiciones? ¿No sería lo mejor que ella se convirtiera para pasar juntos en la eternidad? La indecisión hacía estragos en su interior, el quería que ella sea humana , pero también que se convirtiera, ¿Qué estaba bien y que mal?
¡No! Ella debía continuar con su vida humana, como debería haber sido si el no hubiera aparecido en su vida para complicar las cosas.
La voz de Edward sonó asustada.
— ¿Bella?
— ¡Fuego! ¡Que alguien apague el fuego! —grité mientras sentía cómo me quemaba.
— ¡Carlisle! ¡La mano!
—La ha mordido.
La voz de Carlisle había perdido la calma, estaba horrorizado. Oí cómo Edward se quedaba sin respiración, del espanto.
Todos se quejaron, a pesar de que sabían lo que había pasado, que Carlisle perdiera la calma era un mal augurio.
—Edward, tienes que hacerlo —dijo Alice, cerca de mi cabeza; sus dedos fríos me limpiaron las lágrimas.
— ¡No! —rugió él.
—Alice —gemí.
—Hay otra posibilidad —intervino Carlisle.
— ¿Cuál? —suplicó Edward.
—Intenta succionar la ponzoña, la herida es bastante limpia.
Sí", vitoreó Edward con alegría. "Ella no tendrá que cambiar si tu la ayudas".
"No," dijo Carlisle. "Tú debes succionar el veneno ".
“¡Yo?????!" Edward dijo, completamente conmocionado. "¿Por qué yo? No puedo siquiera probar su sangre... no la de ella."
"Tu eres capaz de hacerlo... ella tiene múltiples lesiones, después de todo y no le has hecho nada", dijo Carlisle. "Además ninguno de los otros tienen la fuerza para detenerse".
"Y tú crees que yo si?" Edward dijo con enojo. "¿Sabes lo que su sangre es para mí ...! No hay manera de que pueda hacerlo!"
"Incluso si la sangre de Bella no te atrajera de esa manera, tu serías el único capaz  de hacerlo", dijo Carlisle con voz convincente y racional. "Y tengo entendido, al menos en teoría, cuanto su sangre te llama, Edward. Creo que tu amor será lo suficientemente fuerte como para salvarla."
"Yo .." Edward dijo, lo había  tomado desprevenido.
"Tu la vas a salvar", repitió Carlisle.
"Sé que puedes," dijo Esme, de acuerdo con su esposo por completo.
Mientras Carlisle hablaba podía sentir cómo aumentaba la presión en mi cabeza, y algo pinchaba y tiraba de la piel. El dolor que esto me provocaba desaparecía ante la quemazón de la mano.
— ¿Funcionará? —Alice parecía tensa.
—No lo sé —reconoció Carlisle—, pero hay que darse prisa.
—Carlisle, yo... —Edward vaciló—. No sé si voy a ser capaz de hacerlo.
“Ves” dijo Edward aun un poco enojado  “si el Edward del libro que ha estado con ella y se acostumbro a su sangre duda, es porque no es lo mejor”
“Tu puedes” le dijo Rosalie “Estoy segura que la amas, y que sabes que lo mejor es que ella siga siendo humana”
La angustia había aparecido de nuevo en la voz del ángel.
—Sea lo que sea, es tu decisión, Edward. No puedo ayudarte. Debemos cortar la hemorragia si vas a sacarle sangre de la mano.
Me retorcí prisionera de esta ardiente tortura, y el movimiento hizo que el dolor de la pierna llameara de forma escalofriante.
— ¡Edward! —grité y me di cuenta de que había cerrado los ojos de nuevo. Los abrí, desesperada por volver a ver su rostro y allí estaba. Por fin pude ver su cara perfecta, mirándome fijamente, crispada en una máscara de indecisión y pena.
—Alice, encuentra algo para que le entablille la pierna —Carlisle seguía inclinado sobre mí, haciendo algo en mi cabeza—. Edward, has de hacerlo ya o será demasiado tarde.
"Debes hacerlo Edward, va a funcionar", murmuró Carlisle, esta vez tratando de animar a los Edward. "La mente domina la materia, recuerda."
"No es tan sencillo", respondió Edward, pero él también parecía estar rezando para que el Edward del libro hiciera lo que Carlisle decía. Si funcionaba Bella seguiría humana y si fallaba el ya había pensado lo que haría.
El rostro de Edward se veía demacrado. Le miré a los ojos y al fin la duda se vio sustituida por una determinación inquebrantable. Apretó las mandíbulas y sentí sus dedos fuertes y frescos en mi mano ardiente, colocándola con cuidado. Entonces inclinó la cabeza sobre ella y sus labios fríos presionaron contra mi piel.
El dolor empeoró. Aullé y me debatí entre las manos heladas que me sujetaban. Oí hablar a Alice, que intentaba calmarme. Algo pesado me inmovilizó la pierna contra el suelo y Carlisle me sujetó la cabeza en el torno de sus brazos de piedra.
Entonces, despacio, dejé de retorcerme conforme la mano se me entumecía más y más. El fuego se había convertido en un rescoldo mortecino que se concentraba en un punto más pequeño.
"Está funcionando", dijo Carlisle. "Estoy orgulloso de ti hijo".
“Aun puedo perder el control” dijo Edward pero un atisbo de sonrisa aparecía en su rostro.
Y mientras el dolor desaparecía, sentí cómo perdía la conciencia, deslizándome hacia alguna parte. Me aterraba volver a aquellas aguas negras y perderme de nuevo en la oscuridad.
—Edward —intenté decir, pero no conseguí escuchar mi propia voz, aunque ellos sí parecieron oírme.
—Está aquí a tu lado, Bella.
—Quédate, Edward, quédate conmigo...
—Aquí estoy.
Parecía agotado, pero triunfante.
"Lo hice", dijo Edward en un tono de triunfo que estaba seguro era el mismo que el de su libro.
Suspiré satisfecha. El fuego se había apagado y los otros dolores se habían mitigado mientras el sopor se extendía por todo mi cuerpo.
— ¿Has extraído toda la ponzoña? —preguntó Carlisle desde un lugar muy, muy lejano.
—La sangre está limpia —dijo Edward con serenidad—. Puedo sentir el sabor de la morfina.
— ¿Bella? —me llamó Carlisle.
Hice un esfuerzo por contestarle.
— ¿Mmm?
— ¿Ya no notas la quemazón?
—No —suspiré—. Gracias, Edward.
—Te quiero —contestó él.
—Lo sé —inspiré aire, me sentía tan cansada...
"No, tienes que decir “yo también” para que Eddy se tranquilice," se rió Emmett, esta vez de verdad, ya que era claro que Bella iba a estar bien.
Edward frunció el ceño, aunque después de los últimos capítulos, su ceño ya no era tan profundo, es mas casi sonreía.
Y entonces escuché mi sonido favorito sobre cualquier otro en el mundo: la risa tranquila de Edward, temblando de alivio.
— ¿Bella? —me preguntó Carlisle de nuevo. Fruncí el entrecejo, quería dormir.
"Lo siento", dijo Carlisle riendo.
— ¿Qué?
— ¿Dónde está tu madre?
—En Florida —suspiré de nuevo—. Me engañó, Edward. Vio nuestros vídeos.
La indignación de mi voz sonaba lastimosamente débil...
Pero eso me lo recordó.
—Alice —intenté abrir los ojos—. Alice, el vídeo... Él te conocía, conocía tu procedencia—
"Esta medio muerta y aun se preocupa por los demás", dijo Edward, esta vez sonriendo.
"Pero así es como la quieres," Alice le sonrió.
"Es verdad," se rió Edward. "Incluso después de lo que me acaba de hacer pasar”.
quería decírselo todo de una vez, pero mi voz se iba debilitando. Me sobrepuse a la bruma de mi mente para añadir—: Huelo gasolina.
—Es hora de llevársela —dijo Carlisle.
—No, quiero dormir —protesté.
—Duérmete, mi vida, yo te llevaré —me tranquilizó Edward.
Y entonces me tomó en sus brazos, acunada contra su pecho, y floté, sin dolor ya.
Las últimas palabras que oí fueron:
—Duérmete ya, Bella.
"Ese es el final del capítulo", dijo Emmett.
"Quiero leer", dijo Edward, sosteniendo su mano para que Emmett  le pasara el libro. "Ahora que sé que ella está bien creo que puedo manejar la lectura."



YYYY???? Que tal quedo? Les gusto???? Para mi fue muy corto u.u  


2 comentarios:

Unknown dijo...

Lo amé. Éste Edward preocupado y awww. Amé éste cap y el original también.

Unknown dijo...

Me gustó un montón