Impaciencia
leyó Carlisle
Me
desperté confusa. Mis pensamientos eran inconexos y se perdían en sueños y
pesadillas. Me llevó más tiempo de lo habitual darme cuenta de dónde me
hallaba.
La
habitación era demasiado impersonal para pertenecer a ningún otro sitio que no
fuera un hotel.
"Eso esta mejor", dijo Edward, un poco aliviado.
Las
lamparitas, atornilladas a las mesillas de noche, eran baratas, de saldo, lo
mismo que las acuarelas de las paredes y las cortinas, hechas del mismo
material que la colcha, que colgaban hasta el suelo.
Intenté
recordar cómo había llegado allí, sin conseguirlo al principio.
Luego,
me acordé del elegante coche negro con los cristales de las ventanillas aún más
oscuros que los de las limusinas. Apenas si se oyó el motor, a pesar de que
durante la noche habíamos corrido al doble del límite de la velocidad permitida
por la autovía.
También
recordaba a Alice, sentada junto a mí en el asiento trasero de cuero negro. En
algún momento de la larga noche reposé la cabeza sobre su cuello de granito. Mi
cercanía no pareció alterarla en absoluto y su piel dura y fría me resultó
extrañamente cómoda.
"¿Alice has estado trabajando en tu auto-control?"
Preguntó Carlisle, ella no solía estar tan cerca de los seres humanos y, aunque
Alice nunca había cometido un error en
cuanto a un humano, parecía difícil creer que fuera tan fácil.
"No," Alice sonrió. "Solo me preocupo profundamente por ella, eso debe sr suficiente para controlarme."
"No," Alice sonrió. "Solo me preocupo profundamente por ella, eso debe sr suficiente para controlarme."
La parte delantera de su fina camiseta de
algodón estaba fría y húmeda a causa de las lágrimas vertidas hasta que mis
ojos, rojos e hinchados, se quedaron secos.
Me
había desvelado y permanecí con los doloridos ojos abiertos, incluso cuando la
noche terminó al fin y amaneció detrás de un pico de escasa altura en algún lugar
de California. Haces de luz gris poblaron el cielo despejado, hiriéndome en los
ojos, pero no podía cerrarlos, ya que en cuanto lo hacía, se me aparecían las
imágenes demasiado vividas, como diapositivas proyectadas desde detrás de los
párpados; y eso me resultaba insoportable. La expresión desolada de Charlie, el
brutal rugido de Edward al exhibir los dientes, la mirada resentida de Rosalie,
el experto escrutinio del rastreador, la mirada apagada de los ojos de Edward
después de besarme por última vez... No soportaba esos recuerdos, por lo que
luché contra la fatiga mientras el sol se alzaba en el horizonte.
Edward
frunció el ceño aún más si era posible. La pregunta
estaba claramente escrita en sus ojos "¿Cómo podía hacerle pasar por todo esto?”
Me
mantenía despierta cuando atravesamos un ancho paso montañoso y el astro rey,
ahora a nuestras espaldas, se reflejó en los techos de teja del Valle del Sol.
Ya no me quedaba la suficiente
sensibilidad para sorprenderme de que hubiéramos
efectuado un viaje de tres días en uno solo.
Miré
inexpresivamente la llanura amplia y plana que se extendía ante mí. Phoenix,
las palmeras, los arbustos de creosota, las líneas caprichosas de las
autopistas que se entrecruzaban, las franjas verdes de los campos de golf y los
manchones turquesas de las piscinas, todo cubierto por una fina capa de
polución que envolvía las sierras chatas y rocosas, sin la altura suficiente
para llamarlas montañas.
Las
sombras de las palmeras se inclinaban sobre la autopista interestatal, definidas
y claramente delineadas, aunque menos intensas de lo habitual. Nada podía
esconderse en esas sombras. La calzada, brillante y sin tráfico, incluso
parecía agradable. Pero no sentí ningún alivio, ninguna sensación de
bienvenida.
“ella ahora es una chica de Forks” dijo Emmett
sonriendo.
—
¿Cuál es el camino al aeropuerto, Bella? —preguntó Jasper y se sobresaltó,
aunque su voz era bastante suave y tranquilizadora. Fue el primer sonido,
aparte del ronroneo del coche, que rompió el largo silencio de la noche.
—No
te salgas de la I—10 —contesté automáticamente—. Pasaremos justo al lado.
El
no haber podido dormir me nublaba la mente y me costaba pensar.
—
¿Vamos a volar a algún sitio? —le pregunté a Alice.
"No, ustedes van a estar donde se supone que deben estar,"
dijo Edward. "Tiene que ser cerca del aeropuerto por si deben hacer una
escapada rápido."
"O quizás estar más cerca para cuando ustedes lleguen", agregó Jasper.
"O quizás estar más cerca para cuando ustedes lleguen", agregó Jasper.
—No,
pero es mejor estar cerca, sólo por si acaso.
Después
vino a mi memoria el comienzo de la curva alrededor del Sky Harbor
International..., pero en mi recuerdo no llegué a terminarla. Supongo que debió
de ser entonces cuando me dormí.
Aunque
ahora que recuperaba los recuerdos tenía la vaga impresión de haber salido del
coche cuando el sol acababa de ocultarse en el horizonte, con un brazo sobre
los hombros de Alice y el suyo firme alrededor de mi cintura, sujetándome
mientras yo tropezaba en mí caminar bajo las sombras cálidas y secas.
No
recordaba esta habitación.
Miré
el reloj digital en la mesilla de noche. Los números en rojo indicaban las
tres, pero no si eran de la tarde o de la madrugada. A través de las espesas
cortinas no pasaba ni un hilo de luz exterior, aunque las lámparas iluminaban
la habitación.
Me
levanté entumecida y me tambaleé hasta la ventana para apartar las cortinas.
Era
de noche, así que debían de ser las tres de la madrugada. Mi habitación daba a
una zona despejada de la autovía y al nuevo aparcamiento de estacionamiento
prolongado del aeropuerto. Me sentí algo mejor al saber dónde me encontraba.
"¿Por qué?"
Preguntó Emmett.
"El tiempo tiene valor para los seres humanos", dijo Carlisle.
"El tiempo tiene valor para los seres humanos", dijo Carlisle.
Me
miré. Seguía llevando las ropas de Esme, que no me quedaban nada bien. Recorrí
la habitación con la mirada y me alborocé al descubrir mi petate en lo alto de
un pequeño armario.
Iba
en busca de ropa nueva cuando me sobresaltó un ligero golpecito en la puerta.
—
¿Puedo entrar? —preguntó Alice.
Respiré
hondo.
—Sí,
claro.
Entró
y me miró con cautela.
—Tienes
aspecto de necesitar dormir un poco más.
Me
limité a negar con la cabeza.
“Siempre tan terca” susurró Edward.
En
silencio, se acercó despacio a las cortinas y las cerró con firmeza antes de
volverse hacia mí.
"¿Es por eso que entraste? ¿para cerrar las cortinas?"
Edward le preguntó, apreciando el gesto.
"Tal vez", dijo Alice. "Pero podría querer hablar con ella para ver cómo lo está manejando”
"Tal vez", dijo Alice. "Pero podría querer hablar con ella para ver cómo lo está manejando”
"De cualquier manera, gracias," dijo Edward.
"Tú realmente no deberías darme las gracias Edward," dijo Alice. "Creo que estaría haciendo todo esto tanto por su bien como por el tuyo."
"Gracias", repitió Edward.
"Tú realmente no deberías darme las gracias Edward," dijo Alice. "Creo que estaría haciendo todo esto tanto por su bien como por el tuyo."
"Gracias", repitió Edward.
—Debemos
quedarnos dentro —me dijo.
—De
acuerdo —mi voz sonaba ronca y se me quebró.
—
¿Tienes sed?
—Me
encuentro bien —me encogí de hombros—. ¿Y tú qué tal?
“Ella conoce las preguntas de cortesía para un vampiro,"
Alice sonrió.
—Nada
que no pueda sobrellevarse —sonrió—. Te he pedido algo de comida, la tienes en
el saloncito. Edward me recordó que comes con más frecuencia que nosotros.
Presté
más atención en el acto.
“solo si Edward tiene que ver” Emmett dijo
intentando hacer una broma, nadie lo siguió.
—
¿Ha telefoneado?
—No
—contestó, y vio cómo aparecía la desilusión en mi rostro—. Fue antes de que
saliéramos.
Me
tomó de la mano con delicadeza y me llevó al saloncito de la suite. Se
oía un zumbido bajo de voces procedente de la televisión. Jasper estaba sentado
inmóvil en la mesa que había en una esquina, con los ojos puestos en las
noticias, pero sin prestarles atención alguna.
Me
senté en el suelo al lado de la mesita de café donde me esperaba una bandeja de
comida y empecé a picotear sin darme cuenta de lo que ingería.
Alice
se sentó en el brazo del sofá y miró a la televisión con gesto ausente, igual
que Jasper.
Comí
lentamente, observándola, mirando también de hito en hito a Jasper. Me percaté
de que estaban demasiado quietos. No apartaban la vista de la pantalla, aunque
acababan de aparecer los anuncios.
Empujé
la bandeja a un lado, con el estómago repentinamente revuelto.
"Creo que debería haber tratado de mantener una fachada más
humana", dijo Jasper. "Sobre todo con alguien que se da cuenta de
cada pequeño detalle."
"Estás preocupado," Edward lo excuso.
"Estás preocupado," Edward lo excuso.
Alice
me miró.
—
¿Qué es lo que va mal, Alice?
—Todo
va bien —abrió los ojos con sorpresa, con expresión sincera... y no me creí
nada.
"Bueno, nunca se puede
confiar en la pequeña duende," rió Emmett.
"Me siento herida" Alice hizo un puchero.
"Me siento herida" Alice hizo un puchero.
—
¿Qué hacemos aquí?
—Esperar
a que nos llamen Carlisle y Edward.
—
¿Y no deberían haber telefoneado ya?
Me
pareció que me iba acercando al meollo del asunto. Los ojos de Alice
revolotearon desde los míos hacia el teléfono que estaba encima de su bolso;
luego volvió a mirarme.
—
¿Qué significa eso? —me temblaba la voz y luché para controlarla—. ¿Qué quieres
decir con que no han llamado?
"Estoy haciendo que se
preocupe más", suspiró Alice.
"Creo que Bella es un corazón angustiado", se rió Jasper. "Dudo que puedas hacer o decir nada algo para que no se preocupe."
"Creo que Bella es un corazón angustiado", se rió Jasper. "Dudo que puedas hacer o decir nada algo para que no se preocupe."
—Simplemente
que no tienen nada que decir.
Pero
su voz sonaba demasiado monótona y el aire se me hizo más difícil de respirar.
De
repente, Jasper se situó junto a Alice, más cerca de mí de lo habitual.
Jasper sonrió ante eso, si era capaz de estar cerca
de ella por pequeños lapsos de tiempo significaba que no era un peligro tan
grave para Bella, quizás hasta sería capaz de estar de manera normal con ella.
Edward solo sonrió ante los pensamientos de su
hermano.
—Bella
—dijo con una voz sospechosamente tranquilizadora—, no hay de qué preocuparse.
Aquí estás completamente a salvo.
—Ya
lo sé.
—Entonces,
¿de qué tienes miedo? —me preguntó confundido. Aunque podía sentir el tono de
mis emociones, no comprendía el motivo.
"No, no puedo, nadie puede", Jasper sonrió y miró a
Edward, que le temblaba el labio inferior ligeramente.
—Ya
oíste a Laurent —mi voz era sólo un susurro, pero estaba segura de que podía
oírme—. Dijo que James era mortífero. ¿Qué pasa si algo va mal y se separan? Si cualquiera de
ellos sufriera algún daño, Carlisle, Emmett, Edward... —Tragué saliva—. Si esa
mujer brutal le hace daño a Esme... —
“Ella tiene un buen corazón” dijo Esme que cada vez
sentía que Bella era la indicada para su hijo, todo saldrá bien hijo pensó hacia Edward.
Hablaba
cada vez más alto, y en mi voz apareció una nota de histeria—. ¿Cómo podré
vivir después sabiendo que fue por mi culpa? Ninguno de vosotros debería
arriesgarse por mí...
"Bella," suspiró Edward. "¿No te dije que no te
preocuparas?"
"Al parecer una petición infructuosa" Alice sonrió.
"Al parecer una petición infructuosa" Alice sonrió.
—Bella,
Bella, para... —me interrumpió Jasper, pronunciando con tal rapidez que me
resultaba difícil entenderle—. Te preocupas por lo que no debes, Bella. Confía
en mí en esto: ninguno de nosotros está en peligro. Ya soportas demasiada
presión tal como están las cosas, no hace falta que le añadas todas esas
innecesarias preocupaciones. ¡Escúchame! —Me ordenó, porque yo había vuelto la
mirada a otro lado—. Nuestra familia es fuerte y nuestro único temor es
perderte.
—Pero
¿por qué...?
Edward gruñó, “¿Cómo qué por qué? Ella no entiende
lo importante que es para mí?
“Quizás deberías decírselo más seguido” le sugirió
Alice con un toque de burla en la voz.
Alice
le interrumpió esta vez, tocándome la mejilla con sus dedos fríos.
—Edward
lleva solo casi un siglo y ahora te ha encontrado. No sabes cuánto ha cambiado,
pero nosotros sí lo vemos, después de llevar juntos tanto tiempo. ¿Crees que
podríamos mirarle a la cara los próximos cien años si te pierde?
Edward se quedó duro como una piedra con la mera mención de
perderla, dolía incalculablemente de solo pensar en que la alejaran de su lado.
La
culpa remitió lentamente cuando me sumergí en sus ojos oscuros. Pero, incluso
mientras la calma se extendía sobre mí, no podía confiar en mis sentimientos en
presencia de Jasper.
Había
sido un día muy largo.
Permanecimos
en la habitación. Alice llamó a recepción y les pidió que no enviaran a las
mujeres de la limpieza para arreglar el cuarto. Las ventanas permanecieron
cerradas, con la televisión encendida, aunque nadie la miraba. Me traían la
comida a intervalos regulares. El móvil plateado parecía aumentar de tamaño
conforme pasaban las horas.
Mis
niñeros
"Niñera", se quejó Alice, no quería que Bella pensará
en ella como una niñera, ella quería que se refiriera a ella como una amiga.
Soportaban
mejor que yo la incertidumbre. Yo me movía nerviosamente, andaba de un lado
para otro y ellos sencillamente cada vez parecían más inmóviles,
"Lo que significa que realmente no estamos manejando
mejor el suspenso" comentó Jasper.
Dos
estatuas cuyos ojos me seguían imperceptiblemente mientras me movía. Intenté
mantenerme ocupada memorizando la habitación: el diseño de la tela del sofá
dispuesto en bandas de color canela, melocotón, crema, dorado mate y canela
otra vez. Algunas veces me quedaba mirando fijamente las láminas abstractas,
intentando encontrar figuras reconocibles en las formas, del mismo modo que las
imaginaba en las nubes cuando era niña. Descubrí una mano azul, una mujer que
se peinaba y un gato estirándose, pero dejé de hacerlo cuando un pálido círculo
rojo se convirtió en un ojo al acecho.
Edward gruño... obviamente pensando en James.
Me
fui a la cama, sólo por hacer algo, al morir la tarde. Albergaba la esperanza
de que los miedos que merodeaban en el umbral de la consciencia, incapaces de
burlar la escrupulosa vigilancia de Jasper, reaparecieran si permanecía sola en
la penumbra.
Pero
como por casualidad, Alice me siguió, como si por pura coincidencia se hubiera
cansado del saloncito al mismo tiempo que yo. Empezaba a preguntarme qué clase
de instrucciones le había dado exactamente Edward. Me tumbé en la cama y ella
se sentó a mi lado con las piernas entrecruzadas. La ignoré al principio, pero
de repente me sentí demasiado cansada para dormir. Al cabo de varios minutos
hizo acto de presencia el pánico que se había mantenido a raya en presencia de
Jasper.
“Es bueno que tú estés con ella” le dijo Edward a
Jasper.
Entonces,
deseché rápidamente la idea de dormir, y me aovillé, sujetándome las rodillas
contra el cuerpo con los brazos.
—
¿Alice?
—
¿Sí?
Hice
un esfuerzo por aparentar calma y pregunté:
—
¿Qué crees que están haciendo?
—Carlisle
quería conducir al rastreador al norte tanto como fuera posible, esperar que se
les acercara para dar la vuelta y emboscarlo. Esme y Rosalie se dirigirían al
oeste con la mujer a la zaga el máximo tiempo posible. Si ésta se volvía,
entonces tenían que regresar a Forks y vigilar a tu padre. Imagino que todo
debe de ir bien, ya que no han llamado. Eso significa que el rastreador debe de
estar lo bastante cerca de ellos como para que no quieran arriesgarse a que se
entere de algo por casualidad.
—
¿Y Esme?
—Seguramente
habrá regresado a Forks. No puede llamar por si hay alguna posibilidad de que
la mujer escuche algo. Confío en que todos tengan mucho cuidado con eso.
"Espero que Bella se relaje", dijo Edward.
—
¿Crees de verdad que están bien?
—Bella,
¿cuántas veces hemos de decirte que no corremos peligro?
—De
todos modos, ¿me dirías la verdad?
"No," dijo Edward. "Pero en este caso es lo mejor."
—Sí.
Siempre te la diré.
"¿Lo harás?" Edward la miró detenidamente.
"No lo sé, supongo que casi siempre," dijo Alice. "Esa es una garantía bastante amplia... pero creo que voy a tratar de ser honesta con ella."
"No lo sé, supongo que casi siempre," dijo Alice. "Esa es una garantía bastante amplia... pero creo que voy a tratar de ser honesta con ella."
Parecía
hablar en serio. Me lo pensé un rato y al final me convencí de que realmente
estaba siendo sincera.
Entonces
dime, ¿cómo se convierte uno en vampiro?
"¿Qué?" dijeron Edward y Rosalie al mismo tiempo.
“Como puede querer eso?” dijo Rosalie con la voz enfadada.
Pero Edward entró en pánico. "¿Por qué quiere saber eso?"
"Sabes que ella es curiosa", dijo Carlisle tratando de calmarlos.
"No se lo dirás, me niego!" Edward gruñó. "Realmente no me gusta a donde esto se dirige."
"Eh ..." dijo Alice “Edward, creo que probablemente voy a decirle”
“No, no y no” dijo Edward golpeando la mesa con los puños, pero no demasiado fuerte, no quería problemas con Esme.
"Sabes que ella es curiosa", dijo Carlisle tratando de calmarlos.
"No se lo dirás, me niego!" Edward gruñó. "Realmente no me gusta a donde esto se dirige."
"Eh ..." dijo Alice “Edward, creo que probablemente voy a decirle”
“No, no y no” dijo Edward golpeando la mesa con los puños, pero no demasiado fuerte, no quería problemas con Esme.
“Tranquilo, ella no me está pidiendo que la convierta ni nada
por el estilo” dijo Alice “ ella solo quiere saber, lo cual me parece justo”
Edward le gruño aun más cerrando la conversación, eso solo era decisión de él y no discutiría con los demás.
Edward le gruño aun más cerrando la conversación, eso solo era decisión de él y no discutiría con los demás.
Mi pregunta la sorprendió con
la guardia bajada. Se quedó quieta. Me volví para mirarle la cara y vi que su
expresión era vacilante.
—Edward
no quiere que te lo cuente —respondió con firmeza, aunque me di cuenta de que
ella estaba en desacuerdo con esa postura.
Edward gruño otra vez, genial, ahora! Las Alice estaban en su
contra.
—Eso
no es jugar limpio. Creo que tengo derecho a saberlo.
—Ya
lo sé.
La
miré, expectante.
Alice
suspiró.
—Se
va a enfadar muchísimo.
"No lo hagas," gruñó Edward, mirándola.
"Lo siento", dijo Alice, luciendo como si lo dijera en serio, pero al mismo tiempo, ella sabía que estaba haciendo lo correcto.
"Lo siento", dijo Alice, luciendo como si lo dijera en serio, pero al mismo tiempo, ella sabía que estaba haciendo lo correcto.
—No
es de su incumbencia. Esto es entre tú y yo. Alice, te lo estoy pidiendo
como amiga.
Y
en cierto modo nosotras lo éramos ahora, tal como ella seguramente habría
sabido desde mucho antes por sus visiones.
"Siiiiiiiiiiií", se animó Alice, olvidando todo
molestar cuando Bella la llamó su amiga.
"Yo sabía que iba a suceder.... que mi yo del libro sabría que iba a
suceder”
"Deja de repetirte", dijo Emmett por el trabalenguas de Alice, ella solo le saco la lengua, estaba demasiado feliz.
"Deja de repetirte", dijo Emmett por el trabalenguas de Alice, ella solo le saco la lengua, estaba demasiado feliz.
Me
miró con sus ojos sabios, espléndidos... mientras tomaba la decisión.
—Te
contaré cómo se desarrolla el proceso —dijo finalmente—, pero no recuerdo cómo
me sucedió, no lo he hecho ni he visto hacerlo a nadie, así que ten claro que
sólo te puedo explicar la teoría.
Esperé:
—
—Nuestros
cuerpos de depredador disponen de un verdadero arsenal de armas. Fuerza,
velocidad, sentidos muy agudos, y eso sin tener en cuenta a aquellos de
nosotros que como Edward, Jasper o yo misma también poseemos poderes
extrasensoriales. Además, resultamos físicamente atractivos a nuestras presas,
como una flor carnívora.
Permanecí
inmóvil mientras recordaba de qué forma tan deliberada me había demostrado
Edward eso mismo en el prado.
"Me gusta mi forma de explicar le las cosas", dijo
Alice.
"A mí también", coincidió Edward, a pesar de que todavía estaba enojado por estar contándole estas cosas a Bella.
"A mí también", coincidió Edward, a pesar de que todavía estaba enojado por estar contándole estas cosas a Bella.
Esbozó
una sonrisa amplia y ominosa.
—Tenemos
también otra arma de escasa utilidad. Somos ponzoñosos —añadió con los dientes
brillantes—. Esa ponzoña no mata, simplemente incapacita. Actúa despacio y se
extiende por todo el sistema circulatorio, de modo que ninguna presa se
encuentra en condiciones físicas de resistirse y huir de nosotros una vez que
la hemos mordido. Es poco útil, como te he dicho, porque no hay víctima que se
nos escape en distancias cortas, aunque, claro, siempre hay excepciones. Carlisle,
por ejemplo.
—Así
que si se deja que la ponzoña se extienda... —murmuré.
"Ella lo entendió rápidamente," sonrió Carlisle.
"Como sabía que lo haría."
—Completar
la transformación requiere varios días, depende de cuánta ponzoña haya en la
sangre y cuándo llegue al corazón. Mientras el corazón siga latiendo se sigue
extendiendo, curando y transformando el cuerpo conforme llega a todos los
sitios. La conversión finaliza cuando se para el corazón, pero durante todo ese
lapso de tiempo, la víctima desea la muerte a cada minuto.
Edward volvió a gruñir mas enojado, pero esta vez mirando a toda
la familia con una advertencia "Yo no quiero que ella pase por esto."
“Pero si es la única m…”intento Alice
“No” Edward la interrumpió.
Temblé.
—No
es agradable, ya te lo dije.
—Edward
me dijo que era muy difícil de hacer... Y no le entendí bien —confesé.
—En
cierto modo nos asemejamos a los tiburones. Una vez que hemos probado la sangre
o al menos la hemos olido, da igual, se hace muy difícil no alimentarse.
Algunas veces resulta imposible.
"Por lo
general, es imposible", dijo Jasper. "Se necesita un sentido extra
para tener la capacidad de no matar".
"¿Y qué pasó en el sur ..." Emmett tratado de contradecir.
"Eso era por una razón diferente, ellos tenían una razón bastante diferente para tratar de mantener a las personas que convertían con vida", Jasper sacudió su cabeza. "Carlisle lo hizo, por supuesto, para salvar... y tenía el deseo de no herir a nadie así. Pero en el sur...se necesitaba un ejército... que era una razón suficiente y más importante que la satisfacción de salvar a alguien”
"Esta bien", dijo Alice, notando cómo Jasper se entristecía por hablar de esto.
"¿Y qué pasó en el sur ..." Emmett tratado de contradecir.
"Eso era por una razón diferente, ellos tenían una razón bastante diferente para tratar de mantener a las personas que convertían con vida", Jasper sacudió su cabeza. "Carlisle lo hizo, por supuesto, para salvar... y tenía el deseo de no herir a nadie así. Pero en el sur...se necesitaba un ejército... que era una razón suficiente y más importante que la satisfacción de salvar a alguien”
"Esta bien", dijo Alice, notando cómo Jasper se entristecía por hablar de esto.
Así
que ya ves, morder realmente a alguien y probar la sangre puede iniciar la
vorágine. Es difícil para todos: el deseo de sangre por un lado para nosotros,
y por otro el dolor horrible para la víctima.
—
¿Por qué crees que no lo recuerdas?
—No
lo sé. El dolor de la transformación es el recuerdo más nítido que suelen tener
casi todos de su vida humana —su voz era melancólica.
"Por lo menos tú no tienes que recordar el dolor",
dijo Jasper.
"Eso es bueno", dijo Alice, pero ella aún tenía el ceño fruncido.
"Eso es bueno", dijo Alice, pero ella aún tenía el ceño fruncido.
—Sin
embargo, yo no recuerdo nada de mi existencia anterior.
Estuvimos
allí tumbadas, ensimismadas cada una en nuestras meditaciones. Transcurrieron
los segundos, y estaba tan perdida en mis pensamientos que casi había olvidado
su presencia.
Entonces,
Alice saltó de la cama sin mediar aviso alguno y cayó de pie con un ágil
movimiento. Sorprendida, volví rápidamente la cabeza para mirarla.
"Estás teniendo una visión," susurró Edward, tensando
una vez más al igual que todos.
—Algo
ha cambiado.
Edward estaba más concentrado ahora, debía saber
todo para que esto no ocurriera en la realidad.
Su
voz era acuciante, pero no me reveló nada más.
Alcanzó
la puerta al mismo tiempo que Jasper. Con toda seguridad, éste había oído
nuestra conversación y la repentina exclamación. Le puso las manos en los
hombros y guió a Alice otra vez de vuelta a la cama, sentándola en el borde.
—
¿Qué ves? —preguntó Jasper, mirándola fijamente a los ojos, todavía
concentrados en algo muy lejano. Me senté junto a ella y me incliné para poder
oír su voz baja y rápida.
—Veo
una gran habitación con espejos por todas partes. El piso es de madera. James
se encuentra allí, esperando. Hay algo dorado... una banda dorada que cruza los
espejos.
—
¿Dónde está la habitación?
—No
lo sé. Aún falta algo, una decisión que no se ha tomado todavía.
—
¿Cuánto tiempo queda para que eso ocurra?
—Es
pronto, estará en la habitación del espejo hoy o quizás mañana. Se encuentra a
la espera y ahora permanece en la penumbra.
"Esperando", susurró Edward, que no le gustaba el
sonido de eso ni un ápice.
La voz de
Jasper era metódica, actuaba con la tranquilidad de quien tiene experiencia en
ese tipo de interrogatorios.
— ¿Qué hace
ahora?
—Ver la
televisión a oscuras en algún sitio... no, es un vídeo.
— ¿Puedes
ver dónde se encuentra?
—No, hay
demasiada oscuridad.
— ¿Hay algún
otro objeto en la habitación del espejo?
—Sólo veo
espejos y una especie de banda dorada que rodea la habitación. También hay un
gran equipo de música y un televisor encima de una mesa negra. Ha colocado allí
un vídeo, pero no lo mira de la misma forma que lo hacía en la habitación a
oscuras —sus ojos erraron sin rumbo fijo, y luego se centraron en el rostro de
Jasper—. Esa es la habitación donde espera.
"Él está esperando que Bella valla hacia él!" Edward
silbó aún más enojado.
"Tú no puedes saberlo todavía", dijo Esme.
"Esa tiene que ser la razón... ¿por qué más lo haría?" Edward dijo, dejando que su desesperación lo superará.
"Tú lo has dicho antes... debe estar esperando a alguien que Bella ame, no precisamente tiene q estar esperando a Bella," dijo Carlisle colocando una mano en su hombro.
"Tú no puedes saberlo todavía", dijo Esme.
"Esa tiene que ser la razón... ¿por qué más lo haría?" Edward dijo, dejando que su desesperación lo superará.
"Tú lo has dicho antes... debe estar esperando a alguien que Bella ame, no precisamente tiene q estar esperando a Bella," dijo Carlisle colocando una mano en su hombro.
—
¿No hay nada más?
Ella
negó con la cabeza; luego, se miraron el uno al otro, inmóviles.
—
¿Qué significa? —pregunté.
Nadie
me contestó durante unos instantes; luego, Jasper me miró.
—Significa
que el rastreador ha cambiado de planes y ha tomado la decisión que lo llevará
a la habitación del espejo y a la sala oscura.
—Pero
no sabemos dónde están.
—Bueno,
pero sí sabemos que no le están persiguiendo en las montañas al norte de
Washington. Se les escapará —concluyó Alice lúgubremente.
—
¿No deberíamos llamarlos? —pregunté. Ellos intercambiaron una mirada seria,
indecisos.
El
teléfono sonó.
"Él ya se nos ha escapado," susurró Edward cada vez
más asustado y enojado a la vez.
“Tranquilo hermano, esto no pasará, esta vez ese tal James no
sabrá quién lo golpeó” dijo Emmett con la voz llena de confianza.
“Emmett tiene razón, dios nunca creí que lo diría, pero es
verdad, todo esto no pasará, nos organizaremos mejor y acabaremos con él” dijo
Jasper que en cualquier momento se volvería loco por la oleada de sentimientos
y emociones que recibía constantemente de Edward.
Alice
cruzó la habitación antes de que pudiera alzar el rostro para mirarla.
Pulsó
un botón y se lo acercó al oído, aunque no fue la primera en hablar.
—Carlisle
—susurró. A mí no me pareció sorprendida ni aliviada—. Sí —dijo sin dejar de
mirarme; permaneció a la escucha un buen rato—. Acabo de verlo —afirmó, y le
describió la reciente visión—. Fuera lo que fuera lo que le hizo tomar ese
avión, seguramente le va conducir a esas habitaciones —hizo una pausa—. Sí —contestó
al teléfono, y luego me llamó—. ¿Bella?
Me
alargó el teléfono y corrí hacia el mismo.
—
¿Diga? —murmuré.
—Bella
—dijo Edward.
—
¡Oh, Edward! Estaba muy preocupada.
—Bella
—suspiró, frustrado—. Te dije que no te preocuparas de nadie que no fueras tú
misma.
Era
tan increíblemente maravilloso oír su voz que mientras él hablaba sentí cómo la
nube de desesperación que planeaba sobre mí ascendía y se disolvía.
—
¿Dónde estás?
—En
los alrededores de Vancouver. Lo siento, Bella, pero lo hemos perdido. Parecía
sospechar de nosotros y ha tenido la precaución de permanecer lo bastante lejos
para que no pudiera leerle el pensamiento. Se ha ido, parece que ha tomado un
avión. Creemos que ha vuelto a Forks para empezar de nuevo la búsqueda.
Oía
detrás de mí cómo Alice ponía al día a Jasper. Hablaba con rapidez, las
palabras se atropellaban unas a otras, formando un zumbido constante.
"Volver a Forks?" dijo Jasper, pensándolo bien.
"De todo lo que hemos leído y lo que Edward dijo, no creo va que vuelva a
Forks."
"No, él irá a Phoenix", dijo Edward. "Yo sabía que no debería haberla dejado."
"No, él irá a Phoenix", dijo Edward. "Yo sabía que no debería haberla dejado."
—Lo
sé. Alice vio que se había marchado.
—Pero
no tienes de qué preocuparte, no podrá encontrar nada que le lleve hasta ti.
Sólo tienes que permanecer ahí y esperar hasta que le encontremos otra vez.
—Me
encuentro bien. ¿Está Esme con Charlie?
—Sí,
la mujer ha estado en la ciudad. Entró en la casa mientras Charlie estaba en el
trabajo. No temas, no se le ha acercado. Está a salvo, vigilado por Esme y
Rosalie.
—
¿Qué hace ella ahora?
—Probablemente,
intenta conseguir pistas. Ha merodeado por la ciudad toda la noche. Rosalie la
ha seguido hasta las cercanías del aeropuerto, por todas las carreteras
alrededor de la ciudad, en la escuela... Está rebuscando por todos lados,
Bella, pero no va a encontrar nada.
—
¿Estás seguro de que Charlie está a salvo?
—Sí,
Esme no le pierde de vista; y nosotros volveremos pronto. Si el rastreador se
acerca a Forks, le atraparemos.
—Te
echo de menos —murmuré.
“Estoy seguro que yo me estoy volviendo
loco sin ella” susurro Edward más para él que para los demás.
—Ya
lo sé, Bella. Créeme que lo sé. Es como si te hubieras llevado una mitad de mí
contigo.
—Ven
y recupérala, entonces —le reté.
Alice y Esme sonrieron por eso, a pesar de que estaban
preocupadas por todo el asunto.
—Pronto,
en cuanto pueda, pero antes me aseguraré de que estás a salvo —su voz se
había endurecido.
"Tratando de convencerme a mí mismo que no es mejor que
salga corriendo para estar a su lado", susurró Edward. "No es que vaya
a funcionar de todos modos."
—Te
quiero —le recordé.
Edward sonrió como cada vez que escuchaba esas
palabras, deseaba tanto escucharlas de la propia Bella para él, y no para el
Edward del libro, pero por ahora se conformaba con esos retazos de felicidad
que sentía.
—
¿Me crees si te digo que, a pesar del trago que te estoy haciendo pasar,
también te quiero?
—Desde
luego que sí, claro que te creo.
—Me
reuniré contigo enseguida.
—Te
esperaré.
La
nube de abatimiento se volvió a cernir sobre mí sigilosamente en cuanto se
cortó la comunicación.
Me
giré para devolver el móvil a Alice y los encontré a ella y a Jasper inclinados
sobre la mesa. Ella dibujaba un boceto en un trozo del papel con el membrete
del hotel. Me incliné sobre el respaldo del sofá para mirar por encima de su
hombro.
Había
pintado una habitación grande y rectangular, con una pequeña sección cuadrada
al fondo. Las tablas de madera del suelo se extendían a lo largo de toda la
estancia. En la parte inferior de las paredes había unas líneas que atravesaban
horizontalmente los espejos, y también una banda larga, a la altura de la
cintura, que recorría las cuatro paredes. Alice había dicho que era una banda
dorada.
—Es
un estudio de ballet—dije al reconocer de pronto el aspecto familiar del
cuarto.
"Ella conoce el lugar", Edward cerró los ojos ¿qué más
se necesita para demostrar que él tenía razón antes? El estaba seguro que Bella
acudiría al cazador por propia voluntad.
Me
miraron sorprendidos.
—
¿Conoces esta habitación?
La
voz de Jasper sonaba calmada, pero debajo de esa tranquila apariencia fluía una
corriente subterránea de algo que no pude identificar.
“Preocupación", respondió Jasper inmediatamente.
"Tal vez sospechas de ella", dijo Edward, casi esperanzado.
"¿Por qué lo haría?" Jasper le respondió y Edward se encogió de hombros perdiendo la poca esperanza que reunía.
"Tal vez sospechas de ella", dijo Edward, casi esperanzado.
"¿Por qué lo haría?" Jasper le respondió y Edward se encogió de hombros perdiendo la poca esperanza que reunía.
Alice
inclinó la cabeza hacia su dibujo, moviendo rápidamente ahora su mano por la
página; en la pared del fondo fue tomando forma una salida de emergencia y en
la esquina derecha de la pared frontal, una televisión y un equipo de música
encima de una mesa baja.
—Se
parece a una academia a la que solía ir para dar clases de ballet cuando
tenía ocho o nueve años. Tenía el mismo aspecto —toqué la página donde
destacaba la sección cuadrada, que luego se estrechaba en la parte trasera de
la habitación—. Aquí se encontraba el baño, y esa puerta daba a otra clase,
pero el aparato de música estaba aquí —señalé la esquina izquierda—. Era más
viejo, y no había televisor. También había una ventana en la sala de espera,
que se podía ver desde este sitio si te colocabas aquí.
Alice
y Jasper me miraban fijamente.
—
¿Estás segura de que es la misma habitación? —me preguntó Jasper, todavía
tranquilo.
—No,
no del todo. Supongo que todos los estudios de danza son muy parecidos, todos
tienen espejos y barras —deslicé un dedo a lo largo de la barra de ballet situada
junto a los espejos—. Sólo digo que su aspecto me resulta familiar.
Toqué
la puerta del boceto, colocada exactamente en el mismo sitio donde se encontraba
la que yo recordaba.
—
¿Tendría algún sentido que quisieras ir allí ahora? —me preguntó Alice,
interrumpiendo mis recuerdos.
"Estamos siendo muy cuidadosos con esto", señaló
Jasper para hacer que Edward se relaje, aunque no parecía estar ayudando.
"No vamos a dejarla fuera de nuestra vista."
—No,
no he puesto un pie allí desde hace por lo menos diez años. Era una bailarina
espantosa, hasta el punto de que me ponían en la última fila en todas las
actuaciones —reconocí.
—
¿Y no puede guardar algún tipo de relación contigo ahora? —inquirió Alice con
suma atención.
—No,
ni siquiera creo que siga perteneciendo a la misma persona. Estoy segura de que
debe de ser otro estudio de danza en cualquier otro sitio.
—
¿Dónde está el estudio en el que dabas clase? —me preguntó Jasper con fingida
indiferencia.
—Estaba
justo en la esquina de la calle donde vivía mi madre, solía pasar por allí
después de la escuela... —dejé la frase inconclusa, pero me percaté del
intercambio de miradas entre Alice y Jasper.
—Entonces,
¿está aquí?, ¿en Phoenix? —el tono de la voz de éste seguía pareciendo
imperturbable.
"Así que irá a Phoenix", dijo Edward que estaba cada
vez mas resignado a lo que pasaría, pero confiaba en que Alice o Jasper la
detendrían.
—Sí
—murmuré—. En la 58 esquina con Cactus.
Edward casi sonrió ante esto, era bueno saber donde estaba, así
por lo menos él sabría donde estaban y destrozar a James con sus propias manos,
el pagaría caro por todo lo que le estaba haciendo a Bella.
Nos
quedamos todos sentados contemplando fijamente el dibujo.
—Alice,
¿es seguro este teléfono?
—Sí
—me garantizó—. Si rastrean el número, la pista los llevará a Washington.
—Entonces
puedo usarlo para llamar a mi madre.
—Creía
que estaba en Florida.
—Así
es, pero va a volver pronto y no puede ir a esa casa mientras. .. —me tembló la
voz.
"Su madre", dijo Edward miserablemente. "Ella se
entregaría por su madre."
No
dejaba de darle vueltas a un detalle que había comentado Edward. La mujer
pelirroja había estado en casa de Charlie y en la escuela, donde figuraban mis
datos.
—
¿Cómo la puedes localizar?
—No
tienen número fijo, salvo en casa, aunque se supone que mamá comprueba si tiene
mensajes en el contestador de vez en cuando.
—
¿Jasper? —preguntó Alice.
El
aludido se lo pensó.
—No
creo que esto ocasione daño alguno, aunque asegúrate de no revelar tu paradero,
claro.
"Estás equivocado", gruñó Edward.
"¿Qué?" Jasper dijo, todavía no entendía cómo esto afectaría.
"Él ya sabe donde vive Bella... es posible que no te hayas dado cuenta, porque no sabes que la mujer ha estado registrando lugares, pero él sabe dónde vive", dijo Edward con los dientes apretados.
"Y él puede conseguir el mensaje antes de que la mamá de Bella lo haga", dijo Jasper, gimiendo también, podía ver lo que Edward estaba pasando con esto. "Lo siento".
"No tenías manera de saber", dijo Edward. "Sin ese prefacio no hubiéramos sabido lo peligroso que esto sería."
"¿Qué?" Jasper dijo, todavía no entendía cómo esto afectaría.
"Él ya sabe donde vive Bella... es posible que no te hayas dado cuenta, porque no sabes que la mujer ha estado registrando lugares, pero él sabe dónde vive", dijo Edward con los dientes apretados.
"Y él puede conseguir el mensaje antes de que la mamá de Bella lo haga", dijo Jasper, gimiendo también, podía ver lo que Edward estaba pasando con esto. "Lo siento".
"No tenías manera de saber", dijo Edward. "Sin ese prefacio no hubiéramos sabido lo peligroso que esto sería."
Tomé
el móvil con impaciencia y marqué el número que me era tan familiar. Sonó
cuatro veces; luego, oí la voz despreocupada de mi madre pidiendo que dejara un
mensaje.
—Mamá
—dije después del pitido—, soy yo, Bella. Escucha, necesito que hagas algo. Es
importante. Llámame a este número en cuanto oigas el mensaje —Alice ya estaba a
mi lado, escribiéndomelo en la parte inferior del dibujo, y lo leí
cuidadosamente dos veces—. Por favor, no vayas a ninguna parte hasta que no
hablemos. No te preocupes, estoy bien, pero llámame enseguida, no importa lo
tarde que oigas el mensaje, ¿vale? Te quiero, mamá, chao.
Cerré
los ojos y recé con todas mis fuerzas para que no llegara a casa por algún
cambio imprevisto de planes antes de oír mi mensaje.
Me
acomodé en el sofá y picoteé las sobras de fruta de un plato al tiempo que me
iba haciendo a la idea de que la tarde sería larga. Pensé en llamar a Charlie,
pero no estaba segura de si ya habría llegado a casa o no. Me concentré en las
noticias, buscando historias sobre Florida o sobre el entrenamiento de
primavera, además de huelgas, huracanes o ataques terroristas, cualquier cosa
que provocase un regreso anticipado.
La
inmortalidad debe de ayudar mucho a ejercitar la paciencia. Ni Jasper ni Alice
parecían sentir la necesidad de hacer nada en especial. Durante un rato, Alice
dibujó un diseño vago de la habitación oscura que había visto en su visión, a
la luz débil de la televisión. Pero cuando terminó, simplemente se quedó
sentada, mirando las blancas paredes con sus ojos eternos. Tampoco Jasper
parecía tener la necesidad de pasear, inspeccionar el exterior por un lado de
las cortinas, o salir corriendo de la habitación como me ocurría a mí.
Debí
de quedarme dormida en el sofá mientras esperaba que volviera a sonar el móvil.
El frío tacto de las manos de Alice me despertó bruscamente cuando me llevó a
la cama, pero volví a caer inconsciente otra vez antes de que mi cabeza
descansara sobre la almohada.
"Ese es el final del capítulo", dijo Carlisle
entregando el libro a Rosalie.
YYYY? Que tal
quedo? Merezco comentarios???
No hay comentarios:
Publicar un comentario