lunes, 18 de junio de 2012

Cuentos de miedo



Aviso: Los libros aquí transcriptos y los personajes pertenecen a Stephenie Meyer y la historia original “Reading Twilight” a Choices HP, yo solo la traduzco, todo esto es sin ánimos de lucro, solo por mero entretenimiento. 



Cuentos de miedo leyó Carlisle
"No me gusta el sonido de eso", dijo Edward con el ceño fruncido, sabía qué tipo de 'historias de terror iba a escuchar
En realidad, cuando me senté en mi habitación e intenté concentrarme en la lectura del tercer acto de Macbeth, estaba atenta a ver si oía el motor de mi coche. Pensaba que podría escuchar el rugido del motor por encima del tamborileo de la lluvia, pero, cuando aparté la cortina para mirar de nuevo, apareció allí de repente.
No esperaba el viernes con especial interés, sólo consistía en reasumir mi vida sin expectativas. Hubo unos pocos comentarios, por supuesto. Jessica parecía tener un interés especial por comentar el tema,
"Bueno, es bastante divertido", se rió Emmett.
pero, por fortuna, Mike había mantenido el pico cerrado y nadie parecía saber nada de la participación de Edward. No obstante, Jessica me formuló un montón de preguntas acerca de mi almuerzo y en clase de Trigonometría me dijo:
— ¿Qué quería ayer Edward Cullen?
—No lo sé —respondí con sinceridad—. En realidad, no fue al grano.
—Parecías como enfadada —comentó a ver si me sonsacaba algo.
— ¿Sí? — mantuve el rostro inexpresivo.
Edward se rió de eso y dijo: "Yo puedo imaginar la frustración de Jessica por las respuestas de Bella."
—Ya sabes, nunca antes le había visto sentarse con nadie que no fuera su familia. Era extraño.
"Y también está celosa", continuó Edward riéndose.
—Extraño en verdad —coincidí.
Parecía asombrada. Se alisó sus rizos oscuros con impaciencia. Supuse que esperaba escuchar cualquier cosa que le pareciera una buena historia que contar.
Lo peor del viernes fue que, a pesar de saber que él no iba a estar presente, aún albergaba esperanzas. Cuando entré en la cafetería en compañía de Jessica y Mike, no pude evitar mirar la mesa en la que Rosalie, Alice y Jasper se sentaban a hablar con las cabezas juntas. No pude contener la melancolía que me abrumó al comprender que no sabía cuánto tiempo tendría que esperar antes de volverlo a ver.
"No te preocupes, estoy seguro que nos veremos en la madrugada del lunes," rió Emmett
En mi mesa de siempre no hacían más que hablar de los planes para el día siguiente. Mike volvía a estar animado, depositaba mucha fe en el hombre del tiempo, que vaticinaba sol para el sábado. Tenía que verlo para creerlo,
"Ella es incrédula", observó Edward.
"O realista", dijo Alice.
pero hoy hacía más calor, casi doce grados. Puede que la excursión no fuera del todo espantosa.
Intercepté unas cuantas miradas poco amistosas por parte de Lauren durante el almuerzo, hecho que no comprendí hasta que salimos juntas del comedor. Estaba justo detrás de ella, a un solo pie de su pelo rubio, lacio y brillante, y no se dio cuenta, desde luego, cuando oí que le murmuraba a Mike:
—No sé por qué Bella —sonrió con desprecio al pronunciar mi nombre— no se sienta con los Cullen de ahora en adelante.
Hasta ese momento no me había percatado de la voz tan nasal y estridente que tenía, y me sorprendió la malicia que destilaba.
"Lauren es una chica vengativa que se muere por la popularidad," dijo Edward entrecerrando los ojos. "Dudo que le guste la apariencia de una chica que se roba toda la atención sin siquiera intentarlo."
 En realidad, no la conocía muy bien; sin duda, no lo suficiente para que me detestara..., o eso había pensado.
—Es mi amiga, se sienta con nosotros —le replicó en susurros Mike, con mucha lealtad, pero también de forma un poquito posesiva. Me detuve para permitir que Jessica y Angela me adelantaran. No quería oír nada más.
Durante la cena de aquella noche, Charlie parecía entusiasmado por mi viaje a La Push del día siguiente. Sospecho que se sentía culpable por dejarme sola en casa los fines de semana, pero había pasado demasiados años forjando unos hábitos para romperlos ahora. Conocía los nombres de todos los chicos que iban, por supuesto, y los de sus padres y, probablemente, también los de sus tatarabuelos. Parecía aprobar la excursión. Me pregunté si aprobaría mi plan de ir en coche a Seattle con Edward Cullen.
"No lo creo", dijo Edward sonriendo.
"Sí, es demasiado parecido a una cita la verdad", se rió Emmett.
Tampoco se lo iba a decir.
—Papá —pregunté como por casualidad—, ¿conoces un lugar llamado Goat Rocks, o algo parecido? Creo que está al sur del monte Rainier.
—Sí... ¿Por qué?
"Porque ella quiere saber donde está Eddy" sonrió Emmett.
Me encogí de hombros.
—Algunos chicos comentaron la posibilidad de acampar allí.
—No es buen lugar para acampar —parecía sorprendido—. Hay demasiados osos.
"Mi favorito", dijo Emmett feliz lamiéndose los labios. "Y debe ser de primavera en el libro."
La mayoría de la gente acude allí durante la temporada de caza.
—Oh —murmuré—, tal vez haya entendido mal el nombre.
Pretendía dormir hasta tarde, pero un insólito brillo me despertó. Abrí los ojos y vi entrar a chorros por la ventana una límpida luz amarilla. No me lo podía creer. Me apresuré a ir a la ventana para comprobarlo, y efectivamente, allí estaba el sol. Ocupaba un lugar equivocado en el cielo,
"¿Qué significa eso?" Edward preguntó. "El sol se puede ver en el mismo lugar en cualquier parte del mundo, tal vez los cambió de tamaño o algo así."
demasiado bajo, y no parecía tan cercano como de costumbre, pero era el sol, sin duda. Las nubes se congregaban en el horizonte, pero en el medio del cielo se veía una gran área azul. Me demoré en la ventana todo lo que pude, temerosa de que el azul del cielo volviera a desaparecer en cuanto me fuera.
La tienda de artículos deportivos olímpicos de Newton se situaba al extremo norte del pueblo. La había visto con anterioridad, pero nunca me había detenido allí al no necesitar ningún artículo para estar al aire libre durante mucho tiempo.
"Eso es terrible", dijo Emmett con sarcasmo.
En el aparcamiento reconocí el Suburban de Mike y el Sentra de Tyler. Vi al grupo alrededor de la parte delantera del Suburban mientras aparcaba junto a ambos vehículos. Eric estaba allí en compañía de otros dos chicos con los que compartía clases; estaba casi segura de que se llamaban Ben y Conner. Jess también estaba, flanqueada por Angela y Lauren. Las acompañaban otras tres chicas, incluyendo una a la que recordaba haberle caído encima durante la clase de gimnasia del viernes. Esta me dirigió una mirada asesina cuando bajé del coche, y le susurró algo a Lauren, que se sacudió la dorada melena y me miró con desdén.
De modo que aquél iba a ser uno de esos días.
Al menos Mike se alegraba de verme.
— ¡Has venido! —gritó encantado—. ¿No te dije que hoy iba a ser un día soleado?
—Y yo te dije que iba a venir —le recordé.
—Sólo nos queda esperar a Lee y a Samantha, a menos que tú hayas invitado a alguien —agregó.
"Oh, ella lo hizo, pero no fue capaz de unírseles", sonrió Alice.
"Imagine la reacción de Mike, si Eddy se presentaba allí" rió Emmett.
—No —mentí con desenvoltura mientras esperaba que no me descubriera y deseando al mismo tiempo que ocurriese un milagro y apareciera Edward.
Mike pareció satisfecho.
— ¿Montarás en mi coche? Es eso o la minifurgoneta de la madre de Lee.
—Claro.
Sonrió gozoso. ¡Qué fácil era hacer feliz a Mike!
—Podrás sentarte junto a la ventanilla —me prometió. Oculté mi mortificación. No resultaba tan sencillo hacer felices a Mike y a Jessica al mismo tiempo. Ya la veía mirándonos ceñuda.
No obstante, el número jugaba a mi favor. Lee trajo a otras dos personas más y de repente se necesitaron todos los asientos. Me las arreglé para situar a Jessica en el asiento delantero del Suburban, entre Mike y yo. Mike podía haberse comportado con más elegancia, pero al menos Jess parecía aplacada.
Entre La Push y Forks había menos de veinticinco kilómetros de densos y vistosos bosques verdes que bordeaban la carretera. Debajo de los mismos serpenteaba el caudaloso río Quillayute. Me alegré de tener el asiento de la ventanilla. Giré la manivela para bajar el cristal —el Suburban resultaba un poco claustrofóbico con nueve personas dentro— e intenté absorber tanta luz solar como me fue posible.
Había visto las playas que rodeaban La Push muchas veces durante mis vacaciones en Forks con Charlie, por lo que ya me había familiarizado con la playa en forma de media luna de más de kilómetro y medio de First Beach.
"Bueno, nunca las hemos visto", dijo Esme.
Seguía siendo impresionante. El agua de un color gris oscuro, incluso cuando la bañaba la luz del sol, aparecería coronada de espuma blanca mientras se mecía pesadamente hacia la rocosa orilla gris. Las paredes de los escarpados acantilados de las islas se alzaban sobre las aguas del malecón metálico. Estos alcanzaban alturas desiguales y estaban coronados por austeros abetos que se elevaban hacia el cielo. La playa sólo tenía una estrecha franja de auténtica arena al borde del agua, detrás de la cual se acumulaban miles y miles de rocas grandes y lisas que, a lo lejos, parecían de un gris uniforme, pero de cerca tenían todos los matices posibles de una piedra: terracota, verdemar, lavanda, celeste grisáceo, dorado mate. La marca que dejaba la marea en la playa estaba sembrada de árboles de color ahuesado —a causa de la salinidad marina— arrojados a la costa por las olas.
Una fuerte brisa soplaba desde el mar, frío y salado. Los pelícanos flotaban sobre las ondulaciones de la marea mientras las gaviotas y un águila solitaria las sobrevolaban en círculos. Las nubes seguían trazando un círculo en el firmamento, amenazando con invadirlo de un momento a otro, pero, por ahora, el sol seguía brillando espléndido con su halo luminoso en el azul del cielo.
"Suena como una playa bonita," dijo Esme.
"Supongo que tus pensamientos no cambiarían si no estuviera prohibida para ti dijo Edward
"Eso es probablemente cierto", dijo Esme.
Elegimos un camino para bajar a la playa. Mike nos condujo hacia un círculo de lefios arrojados a la playa por la marea. Era obvio que los habían utilizado antes para acampadas como la nuestra. En el lugar ya se veía el redondel de una fogata cubierto con cenizas negras. Eric y el chico que, según creía, se llamaba Ben recogieron ramas rotas de los montones más secos que se apilaban al borde del bosque, y pronto tuvimos una fogata con forma de tipi encima de los viejos rescoldos.
— ¿Has visto alguna vez una fogata de madera varada en la playa? —me preguntó Mike.
Me sentaba en un banco de color blanquecino. En el otro extremo se congregaban las demás chicas, que chismorreaban animadamente. Mike se arrodilló junto a la hoguera y encendió una rama pequeña con un mechero.
—No —reconocí mientras él lanzaba con precaución la rama en llamas contra el tipi.
"No creo que yo lo halla viso tampoco tanto", dijo Edward.
"Es todo un espectáculo", dijo Carlisle con una sonrisa.
—Entonces, te va a gustar... Observa los colores.
Prendió otra ramita y la depositó junto a la primera. Las llamas comenzaron a lamer con rapidez la lefia seca.
— ¡Es azul! —exclamé sorprendida.
"Eso es genial," dijo Edward.
"Apuesto a que desearías estar ahí", bromeó Emmett. "Ya sabes, para ver su reacción
"Sí," dijo Edward, sonriendo a la idea
—Es a causa de la sal. ¿Precioso, verdad?
Encendió otra más y la colocó allí donde el fuego no había prendido y luego vino a sentarse a mi lado. Por fortuna, Jessica estaba junto a él, al otro lado. Se volvió hacia Mike y reclamó su atención. Contemplé las fascinantes llamas verdes y azules que chisporroteaban hacia el cielo.
Después de media hora de cháchara, algunos chicos quisieron dar una caminata hasta las marismas cercanas. Era un dilema.
"Apuesto a que ella quiere ver las marismas pero no quiere hacer la caminata," rió Emmett. "¿quién lo toma?
"Yo no lo creo", dijo Jasper. "Eso suena muy plausible."
 Por una parte, me encantan las pozas que se forman durante la bajamar. Me han fascinado desde niña; era una de las pocas cosas que me hacían ilusión cuando debía venir a Forks, pero, por otra, también me caía dentro un montón de veces.
"Yo estaba en lo cierto", vitoreo Emmett
No es un buen trago cuando se tiene siete años y estás con tu padre. Eso me recordó la petición de Edward, de que no me cayera al mar.
"Yo no sé si realmente pensaba en esa posibilidad," se rió Edward.
"Pero es bueno tomar precauciones", sonrió Emmett.
Lauren fue quien decidió por mí. No quería caminar, ya que calzaba unos zapatos nada adecuados para hacerlo. La mayoría de las otras chicas, incluidas Jessica y Angela, decidieron quedarse también en la playa. Esperé a que Tyler y Eric se hubieran comprometido a acompañarlas antes de levantarme con sigilo para unirme al grupo de caminantes. Mike me dedicó una enorme sonrisa cuando vio que también iba.
"Ella no va por ti", susurró Edward.
"No, él no está celoso en absoluto", dijo Emmett.
"Sí, e incluso sabes lo que piensa ahora y sigues actuando de esa manera", sonrió Alice.
La caminata no fue demasiado larga, aunque me fastidiaba perder de vista el cielo al entrar en el bosque. La luz verde de éste difícilmente podía encajar con las risas juveniles, era demasiado oscuro y aterrador para estar en armonía con las pequeñas bromas que se gastaban a mí alrededor. Debía vigilar cada paso que daba con sumo cuidado para evitar las raíces del suelo y las ramas que había sobre mi cabeza, por lo que no tardé en rezagarme. Al final me adentré en los confines esmeraldas de la foresta y encontré de nuevo la rocosa orilla. Había bajado la marea y un río fluía a nuestro lado de camino hacia el mar. A lo largo de sus orillas sembradas de guijarros había pozas poco profundas que jamás se secaban del todo. Eran un hervidero de vida.
Tuve buen cuidado de no inclinarme demasiado sobre aquellas lagunas naturales.
"Mira Eddy, ella está realmente prestando atención a tus consejos", se rió Emmett.
 Los otros fueron más intrépidos, brincaron sobre las rocas y se encaramaron a los bordes de forma precaria. Localicé una piedra de apariencia bastante estable en los aledaños de una de las lagunas más grandes y me senté con cautela, fascinada por el acuario natural que había a mis pies. Ramilletes de brillantes anémonas se ondulaban sin cesar al compás de la corriente invisible. Conchas en espiral rodaban sobre los repliegues en cuyo interior se ocultaban los cangrejos. Una estrella de mar inmóvil se aferraba a las rocas, mientras una rezagada anguila pequeña de estrías blancas zigzagueaba entre los relucientes juncos verdes a la espera de la pleamar. Me quedé completamente absorta, a excepción de una pequeña parte de mi mente, que se preguntaba qué estaría haciendo ahora Edward e intentaba imaginar lo que diría de estar aquí conmigo.
"Hm... probablemente eso explica cada una de las cosas que vimos fueron o algo así", reflexionó Eduardo.
"Sí, claro, ni siquiera estamos hablando de las marismas ", dijo Alice, riendo. "Tú estarías demasiado absorto viendo a Bella”
"Eso puede ser cierto", admitió a regañadientes Edward.
Finalmente, los muchachos sintieron apetito y me levanté con rigidez para seguirlos de vuelta a la playa. En esta ocasión intenté seguirles el ritmo a través del bosque,
"Así que debe haberse caído", se rió Emmett.
por lo que me caí unas cuantas veces, cómo no.
Se echó a reír aún más y ahora estuvo acompañado por el resto.
Me hice algunos rasguños poco profundos en las palmas de las manos, y las rodillas de mis vaqueros se riñeron de verdín, pero podía haber sido peor.
Cuando regresamos a First Beach, el grupo que habíamos dejado se había multiplicado. Al acercarnos pude ver el lacio y reluciente pelo negro y la piel cobriza de los recién llegados,
"Oh, genial los lobos están ahí", siseó Rosalie.
"No son los lobos, son sólo sus descendientes", corrigió Carlisle y Rosalie encogió de hombros.
"¿Estás pensando lo que estoy pensando Edward?" Alice pensó cuando se dio cuenta de su ceño fruncido. ¿Crees que uno de ellos va a decirle a Bella de nosotros? " Él asintió con la cabeza insignificantemente y suspiró,   encogiéndose de hombros.
 unos adolescentes de la reserva que habían acudido para hacer un poco de vida social.
La comida ya había empezado a repartirse, y los chicos se apresuraron para pedir que la compartieran mientras Eric nos presentaba al entrar en el círculo de la fogata. Angela y yo fuimos las últimas en llegar y me di cuenta de que el más joven de los recién llegados, sentado sobre las piedras cerca del fuego, alzó la vista para mirarme con interés cuando Eric pronunció nuestros nombres.
“La conoce o es solo un admirador? "Emmett preguntó sonriendo.
Me senté junto a Angela, y Mike nos trajo unos sandwiches y una selección de refrescos para que eligiéramos mientras el chico que tenía aspecto de ser el mayor de los visitantes pronunciaba los nombres de los otros siete jóvenes que lo acompañaban. Todo lo que pude comprender es que una de las chicas también se llamaba Jessica y que el muchacho cuya atención había despertado respondía al nombre de Jacob.
Resultaba relajante sentarse con Angela, era una de esas personas sosegadas que no sentían la necesidad de llenar todos los silencios con cotorreos. Me dejó cavilar tranquilamente sin molestarme mientras comíamos.
"No estoy segura si es una buena amistad o no," dijo Esme confundida.
"Mientras las dos están a gusto con ellas - y estoy seguro de que sí, ya que Angela es una chica tímida también - deberían estar bien", dijo Edward.
Pensaba de qué forma tan deshilvanada transcurría el tiempo en Forks; a veces pasaba como en una nebulosa, con unas imágenes únicas que sobresalían con mayor claridad que el resto,
"Sí, y en todas partes seguro esta nuestro Eddy!" Emmett gritó.
"Debes admitir que la mayoría de ellas se destacan de todos modos, aunque no me gusta", dijo Edward. "Su muerte en la mira , los accidentes de tráfico y todo eso."
mientras que en otras ocasiones cada segundo era relevante y se grababa en mi mente. Sabía con exactitud qué causaba la diferencia y eso me perturbaba.
Las nubes comenzaron a avanzar durante el almuerzo. Se deslizaban por el cielo azul y ocultaban de forma fugaz y momentánea el sol, proyectando sombras alargadas sobre la playa y oscureciendo las olas. Los chicos comenzaron a alejarse en duetos y tríos cuando terminaron de comer. Algunos descendieron hasta el borde del mar para jugar a la cabrilla lanzando piedras sobre la superficie agitada del mismo. Otros se congregaron para efectuar una segunda expedición a las pozas. Mike, con Jessica convertida en su sombra, encabezó otra a la tienda de la aldea. Algunos de los nativos los acompañaron y otros se fueron a pasear. Para cuando se hubieron dispersado todos, me había quedado sentada sola sobre un leño, con Lauren y Tyler
"Aw, las personas con las que ella quiere estar ", dijo Alice.
muy ocupados con un reproductor de CD que alguien había tenido la ocurrencia de traer, y tres adolescentes de la reserva situados alrededor del fuego, incluyendo al jovencito llamado Jacob y al más adulto, el que había actuado de portavoz.
A los pocos minutos, Angela se fue con los paseantes y Jacob acudió andando despacio para sentarse en el sitio libre que aquélla había dejado a mi lado. A juzgar por su aspecto debería tener catorce, tal vez quince años. Llevaba el brillante pelo largo recogido con una goma elástica en la nuca. Tenía una preciosa piel sedosa de color rojizo y ojos oscuros sobre los pómulos pronunciados. Aún quedaba un ápice de la redondez de la infancia alrededor de su mentón.
"Es mejor que tengas cuidado Eddy, parece que tal vez ese le guste ", bromeó Emmett y los ojos de Edward se entrecerraron involuntariamente.
En suma, tenía un rostro muy bonito. Sin embargo, sus primeras palabras estropearon aquella impresión positiva.
—Tú eres Isabella Swan, ¿verdad?
Aquello era como empezar otra vez el primer día del instituto.
—Bella —dije con un suspiro.
—Me llamo Jacob Black —me tendió la mano con gesto amistoso—. Tú compraste el coche de mi papá.
—Oh—dije aliviada mientras le estrechaba la suave mano—. Eres el hijo de Billy. Probablemente debería acordarme de ti.
—No, soy el benjamín... Deberías acordarte de mis hermanas mayores.
—Rachel y Rebecca —recordé de pronto.
Charlie y Billy nos habían abandonado juntas muchas veces para mantenernos ocupadas mientras pescaban. Todas éramos demasiado tímidas para hacer muchos progresos como amigas. Por supuesto, había montado las suficientes rabietas para terminar con las excursiones de pesca cuando tuve once años.
"Wow, ella debe haber odiado en realidad eso", se rió Edward. "Ella nunca pide nada para sí misma."
— ¿Han venido? —inquirí mientras examinaba a las chicas que estaban al borde del mar preguntándome si sería capaz;  de reconocerlas ahora.
—No —Jacob negó con la cabeza—. Rachel tiene una beca del Estado de Washington y Rebecca se casó con un surfista samoano. Ahora vive en Hawai.
— ¿Está casada? Vaya —estaba atónita. Las gemelas apenas tenían un año más que yo.
"Eso no es tan extraño", dijo Edward.
"Lo es en este caso", señaló Alice. "Las personas no se casan por lo menos hasta tener treinta.
"Sabes que estas hablando como una vieja, ¿no?" Edward sonrió.
"Bueno, lo soy", se encogió Alice.
— ¿Qué tal te funciona el monovolumen? —preguntó.
—Me encanta, y va muy bien.
—Sí, pero es muy lento
"Como si necesitara otra razón para odiar a ese camión", dijo Rosalie.
—se rió—. Respiré aliviado cuando Charlie lo compró. Papá no me hubiera dejado ponerme a trabajar en la construcción de otro coche mientras tuviéramos uno en perfectas condiciones.
—No es tan lento —objeté.
— ¿Has intentado pasar de sesenta?
—No.
"¿Cómo es eso posible?" Edward dijo. "Yo puedo caminar más rápido que eso."
—Bien. No lo hagas.
Esbozó una amplia sonrisa y no pude evitar devolvérsela.
—Eso lo mejora en caso de accidente —alegué en defensa de mi automóvil.
—Dudo que un tanque pudiera con ese viejo dinosaurio —admitió entre risas.
"Ellos se llevan más que bien", dijo Alicia, aún tomando el pelo, pero un poco más serio. "Va a ser tu principal competencia."
"O hay  atraparla y correr si es necesario," se rió Emmett.
—Así que fabricas coches... —comenté, impresionada.
—Cuando dispongo de tiempo libre y de piezas. ¿No sabrás por un casual dónde puedo adquirir un cilindro maestro para un Volkswagen Rabbit del ochenta y seis? —añadió jocosamente.
"No es tan difícil de conseguir," dijo Rosalie. "Pero ¿por qué molestarse con un coche tan viejo?”
Tenía una voz amable y ronca.
—Lo siento —me eché a reír—. No he visto ninguno últimamente, pero estaré ojo avizor para avisarte.
Como si yo supiera qué era eso. Era muy fácil conversar con él. Exhibió una sonrisa radiante y me contempló en señal de apreciación, de una forma que había aprendido a reconocer. No fui la única que se dio cuenta.
— ¿Conoces a Bella, Jacob? —preguntó Lauren desde el otro lado del fuego con un tono que yo imaginé como insolente.
—En cierto modo, hemos sabido el uno del otro desde que nací —contestó entre risas, y volvió a sonreírme.
— ¡Qué bien!
No parecía que fuera eso lo que pensara, y entrecerró sus pálidos ojos de besugo.
—Bella —me llamó de nuevo mientras estudiaba con atención mi rostro—, le estaba diciendo a Tyler que es una pena que ninguno de los Cullen haya venido hoy. ¿Nadie se ha acordado de invitarlos?
Su expresión preocupada no era demasiado convincente.
"Oh, mierda", dijo Emmett, ensanchando los ojos. La mayor parte de su familia tuvo la misma reacción. "¡No lo digas."
— ¿Te refieres a la familia del doctor Carlisle Cullen? —preguntó el mayor de los chicos de la reserva antes de que yo pudiera responder, para gran irritación de Lauren. En realidad, tenía más de hombre que de niño y su voz era muy grave.
—Sí, ¿los conoces? —preguntó con gesto condescendiente, volviéndose en parte hacia él.
—Los Cullen no vienen aquí —respondió en un tono que daba el tema por zanjado e ignorando la pregunta de Lauren.
"Él lo dijo," suspiró Emmett. "Para una persona normal eso no sería nada ..."
"Pero para Bella ... eso simplemente va a aumentar  su curiosidad por nosotros", dijo Edward con las manos en su cabeza
"Los Quileutes saben que estamos aquí", dijo Jasper.
"Y esta generación no cree en las historias", agregó Carlisle.
"Ese lobo tonto va a contarle todo," dijo Rosalie dejando escapar un gruñido feroz. "Debemos arrancarles la cabeza a esos perros los perros, vamos a tener todo el derecho dentro de unos meses por lo que parece."
"Rosalie sabes que no podemos hacer eso", suspiró Carlisle.
Rosalie continuó hirviendo peligrosamente por los próximos dos minutos y Emmett trató de calmarla. Durante ese tiempo la boca Edward se convirtió en  una sonrisa.
"¿Qué te tiene tan feliz Edward?" Jasper preguntó tratando de bajar la voz, pero realmente no tenía sentido.
"Creo que estoy feliz de saber que yo no le diré la verdad a Bella," Edward se rió aliviado. "Yo tenía miedo de que Rose arruiné uno de  mis coches, cuando eso pasará."
"Edward," gruñó Rosalie. "No te atrevas a pensar que voy a dejar que te escapes de esto- es posible que no le hayas dicho nada, pero aún así es todo por tu culpa..."
"Ya sé", dijo Edward tratando de ser estoico. "Lo siento por todo... pero no me puedes culpar por esto."
"Obsérvame” resopló Rosalie y luego volvió a sentarse en su silla cruzando los brazos.
Tyler le preguntó a Lauren qué le parecía el CD que sostenía en un intento de recuperar su atención. Ella se distrajo.
Contemplé al desconcertante joven de voz profunda, pero él miraba a lo lejos, hacia el bosque umbrío que teníamos detrás de nosotros. Había dicho que los Cullen no venían aquí, pero el tono empleado dejaba entrever algo más, que no se les permitía, que lo tenían prohibido.
"Bueno, lo tenemos," dijo Edward, casi con alegría, aunque en realidad debería haber estado preocupado por su coches antes esto. Sin embargo, al segundo después sus hombros cayeron y parecía ansioso.
"¿Qué pasa esta vez?" Jasper dijo y luego murmuró casi para sí mismo. Realmente disfrutas de la montaña rusa emocional que me haces sentir".
"Ella va a saber!" Edward exclamó. "Ella se va a asustar de mí."
"Oh, Edward, estoy seguro de que va a entender", dijo Esme convincente.
"¿Cómo podría?" Edward se deprimió aún mas. "Aunque es bueno que ella lo sepa y se aleje... así será capaz de vivir una vida normal en paz."
"Realmente no se da cuenta  todavía", sonrió Alice. "Creo que te sorprenderás”
"Lo dices como si fuera un hecho" Edward dijo.
"No, no tengo idea de cómo va a terminar", dijo Alice sonando molesta y emocionada. "No voy  tener  ninguna visión acerca de lo que va a pasar en  estos libros ya que no hay decisiones que tomar, pero aún así, sé que tengo razón."
"Ummm, hagamos una apuesta", dijo Emmett. "No creo que jamás tenga la oportunidad de apostar en contra tuya".
"Dime los términos", dijo Alice con confianza al igual que como lo hizo cuando tuvo una visión.
"Vamos a subir la apuesta esta vez, 400 dólares", dijo Emmett.
"Hecho", dijo Alice.
 Su actitud me causó una extraña impresión que intenté ignorar sin éxito. Jacob interrumpió el hilo de mis cavilaciones.
— ¿Aún te sigue volviendo loca Forks?
—Bueno, yo diría que eso es un eufemismo —hice una mueca y él sonrió con comprensión.
Le seguía dando vueltas al breve comentario sobre los Cullen y de repente tuve una inspiración. Era un plan estúpido, pero no se me ocurría nada mejor. Albergaba la esperanza de que el joven Jacob aún fuera inexperto con las chicas, por lo que no vería lo penoso de mis intentos de flirteo.
“Sí, esto va a ser divertido", se rió Emmett, y Edward se veía divertido a pesar de que todavía estaba temiendo lo que iba a venir
— ¿Quieres bajar a dar un paseo por la playa conmigo? —le pregunté mientras intentaba imitar la forma en que Edward me miraba a través de los párpados.
"Ella te está usando como referencia para coquetear con otro chico", señaló Alice y comenzó a reír.
 No iba a causar el mismo efecto, estaba segura, pero Jacob se incorporó de un salto con bastante predisposición.
Las nubes terminaron por cerrar filas en el cielo, oscureciendo las aguas del océano y haciendo descender la temperatura, mientras nos dirigíamos hacia el norte entre rocas de múltiples tonalidades, en dirección al espigón de madera. Metí las manos en los bolsillos de mi chaquetón.
—De modo que tienes... ¿dieciséis años? —le pregunté al tiempo que intentaba no parecer una idiota cuando parpadeé como había visto hacer a las chicas en la televisión.
"Sólo puedo verla haciendo el ridículo", dijo Emmett. "Estoy tan contento de que nos mostraras la imagen Alice, se pueden imaginar más detalles así.
—Acabo de cumplir quince —confesó adulado.
— ¿De verdad? —mi rostro se llenó de una falsa expresión de sorpresa—. Hubiera jurado que eras mayor.
—Soy alto para mi edad —explicó.
— ¿Subes mucho a Forks? —pregunté con malicia, simulando esperar un sí por respuesta. Me vi como una tonta y temí que, disgustado, se diera la vuelta tras acusarme de ser una farsante, pero aún parecía adulado.
Por supuesto que lo sería, ella tiene admiradores sin siquiera intentarlo", dijo Edward. "Pobre Jacob, él no tiene ninguna posibilidad".
"Bueno, el pobre de Jacob está a punto de decirle todo acerca de nosotros, así que realmente no siento ninguna pena por él", siseó Rosalie - que afectivamente puso fin al estado de ánimo de Edward.
—No demasiado —admitió con gesto de disgusto—, pero podré ir las veces que quiera en cuanto haya terminado el coche. .. y tenga el carné —añadió.
— ¿Quién era ese otro chico con el que hablaba Lauren? Parecía un poco viejo para andar con nosotros —me incluí a propósito entre los más jóvenes en un intento de dejarle claro que le prefería a él.
"No está mal", aprobó Alice.
—Es Sam y tiene diecinueve años —me informó Jacob.
— ¿Qué era lo que decía sobre la familia del doctor? —pregunté con toda inocencia.
— ¿Los Cullen? Se supone que no se acercan a la reserva.
Desvió la mirada hacia la Isla de James mientras confirmaba lo que creía haber oído de labios de Sam.
— ¿Por qué no?
Me devolvió la mirada y se mordió el labio.
—Vaya. Se supone que no debo decir nada.
"Eso sería una invitación para cualquiera, no sólo alguien que es tan curiosa como lo es Bella," dijo Jasper sacudiendo la cabeza.
—Oh, no se lo voy a contar a nadie. Sólo siento curiosidad.
Probé a esbozar una sonrisa tentadora al tiempo que me preguntaba si no me estaba pasando un poco, aunque él me devolvió la sonrisa y pareció tentado. Luego enarcó una ceja y su voz fue más ronca cuando me preguntó con ton agorero:
 ¿—Te gustan las historias de miedo?
Bueno, he disfrutado de mi tiempo con Bella," suspiró Edward en eso.
"A pesar de que la ignoraba la mayoría del tiempo", bromeó Alice.
"Argh", se quejó Edward.
—Me encantan —repliqué con entusiasmo, esforzándome para engatusarlo.
Jacob paseó hasta un árbol cercano varado en la playa cuyas raíces sobresalían como las patas de una gran araña blancuzca. Se apoyó levemente sobre una de las raíces retorcidas mientras me sentaba a sus pies, apoyándome sobre el tronco. Contempló las rocas. Una sonrisa pendía de las comisuras de sus labios carnosos y supe que iba a intentar hacerlo lo mejor que pudiera. Me esforcé para que se notara en mis ojos el vivo interés que yo sentía.
—Conoces alguna de nuestras leyendas ancestrales? —comenzó—. Me refiero a nuestro origen, el de los quileutes.
"No, y ella no se preocupa por esas historias", dijo Emmett. "Ella sólo quiere oír hablar de Eddy."
—En realidad, no —admití.
—Bueno, existen muchas leyendas. Se afirma que algunas se remontan al Diluvio. Supuestamente, los antiguos quileutes amarraron sus canoas a lo alto de los árboles más grandes de las montañas para sobrevivir, igual que Noé y el arca —me sonrió para demostrarme el poco crédito que daba a esas historias—. Otra leyenda afirma que descendemos de los lobos,
"Esa no es una leyenda", dijo Carlisle. "Me pregunto si la otra también es cierta."
y que éstos siguen siendo nuestros hermanos. La ley de la tribu prohíbe matarlos.
»Y luego están las historias sobre los fríos.
“Y aquí vamos nosotros” sonrió Emmett.
"Me pregunto cuan malo va a ser", dijo Edward, de repente aún más preocupado que antes. "Tiene que ser peor de lo que le decía de sí mismo, el lobo no nos va a representar muy bien."
"Podría haber sido mejor sacrificar  tu coche a manos de Rosalie", sugirió Alice.
Edward la miró y suspiró, "tal vez sí."
— ¿Los fríos? —pregunté sin esconder mi curiosidad.
—Sí. Las historias de los fríos son tan antiguas como las de los lobos, y algunas son mucho más recientes. De acuerdo con la leyenda, mi propio tatarabuelo conoció a algunos de ellos.
“Es un poco divertido que el descendiente de Efraín, sea el que rompe el tratado", dijo Carlisle buscando el lado realmente divertido.
"¿Por qué ninguno de ustedes se toma esto en serio?" Rosalie gruñó.
"Hay dos razones", dijo Carlisle decidiendo cual era lo mejor para responder a su pregunta. "En primer lugar, nada de esto sucedió aún así que podemos evitarlo si es necesario," debió de haber dicho esto primero sabiendo que sería lo que más apaciguaría a Rosalie. "Y en segundo lugar, creo que Alice tiene razón... Bella no va a reaccionar como un ser humano normal lo haría. Estoy seguro de que todo va a estar bien."
Fue él quien selló el trato que los mantiene alejados de nuestras tierras.
Entornó los ojos.
— ¿Tu tatarabuelo? —le animé.
—Era el jefe de la tribu, como mi padre. Ya sabes, los fríos son los enemigos naturales de los lobos, bueno, no de los lobos en realidad, sino de los lobos que se convierten en hombres, como nuestros ancestros. Tú los llamarías licántropos.
— ¿Tienen enemigos los hombres lobo?
—Sólo uno.
Lo miré con avidez, confiando en hacer pasar mi impaciencia por admiración. Jacob prosiguió:
—Ya sabes, los fríos han sido tradicionalmente enemigos nuestros, pero el grupo
"Grupo", se mofó Rosalie, y esta vez todo el mundo parecía igual de ofendido que ella. "Somos una familia perro estúpido."
que llegó a nuestro territorio en la época de mi tatarabuelo era diferente. No cazaban como lo hacían los demás y no debían de ser un peligro para la tribu, por lo que mi antepasado llegó a un acuerdo con ellos. No los delataríamos a los rostros pálidos si prometían mantenerse lejos de nuestras tierras.
Me guiñó un ojo.
—Si no eran peligrosos, ¿por qué...? —intenté comprender al tiempo que me esforzaba por ocultarle lo seriamente que me estaba tomando esta historia de fantasmas.
—Siempre existe un riesgo para los humanos que están cerca de los fríos, incluso si son civilizados como ocurría con este clan —
"Tiene razón en eso," dijo Edward, a pesar de que jamás habían cometido errores - no quiere decir que él no mató a cientos de personas (todo con pensamiento criminales que lo justificaban, pero lo hizo...) -, pero nunca mató a un transeúnte inocente. Había un montón de otras personas en la habitación que podían dar fe de ello
instiló un evidente tono de amenaza en su voz de forma deliberada—. Nunca se sabe cuándo van a tener demasiada sed como para soportarla.
— ¿A qué te refieres con eso de «civilizados»?
—Sostienen que no cazan hombres. Supuestamente son capaces de sustituir a los animales como presas en lugar de hombres.
"En realidad, no nos trató tan mal", dijo Edward casi esperanzado. "Ella no debería estar disgustada conmigo... a pesar de que debería estarlo."
"En serio, hermano, contrólate", dijo Jasper.
"Lo siento", suspiró Edward.
Intenté conferir a mi voz un tono lo más casual posible.
— ¿Y cómo encajan los Cullen en todo esto? ¿Se parecen a los fríos que conoció tu tatarabuelo?
—No —hizo una pausa dramática—. Son los mismos.
Edward se quejó en ese momento.
"Bueno, el cachorro es bueno contando historias", se rió Emmett.
"Todavía podría haber sido peor", dijo Alice
Debió de creer que la expresión de mi rostro estaba provocada por el pánico causado por su historia. Sonrió complacido y continuó:
—Ahora son más, otro macho y una hembra nueva, pero el resto son los mismos. La tribu ya conocía a su líder, Carlisle, en tiempos de mi antepasado. Iba y venía por estas tierras incluso antes de que llegara tu gente.
Reprimió una sonrisa.
— ¿Y qué son? ¿Qué son los fríos?
Sonrió sombríamente.
—Bebedores de sangre —replicó con voz estremecedora—. Tu gente los llama vampiros.
"Y ahora ella lo sabe", dijo Alice.
"Tú lo sabías," Edward la miró
"Sí," dijo Alice y abrió su mente a él.
"Argh... eso es lo que estaba en la parte posterior del libro", se quejó Eduardo. "Me podrías haber advertido."
"Y arruinar mi diversión", dijo Alice, sacudiendo la cabeza ante su declaración ridícula.
Permanecí contemplando el mar encrespado, no muy segura de lo que reflejaba mi rostro.
—Se te ha puesto la carne de gallina —rió encantado.
—Eres un estupendo narrador de historias —le felicité sin apartar la vista del oleaje.
—El tema es un poco fantasioso, ¿no? Me pregunto por qué papá no quiere que hablemos con nadie del asunto.
Aún no lograba controlar la expresión del rostro lo suficiente como para mirarle.
—No te preocupes. No te voy a delatar.
"¿Quiere decir por su padre o por nosotros?" Edward dijo. "Porque estoy seguro de que va a venir conmigo y no veo cómo va a mantener al cachorro fuera de esto".
"Tiene que ser su padre," dijo Alicia.
—Supongo que acabo de violar el tratado —se rió.
—Me llevaré el secreto a la tumba —le prometí, y entonces me estremecí.
"O no", se encogió Alice.
—En serio, no le digas nada a Charlie. Se puso hecho una furia con mi padre cuando descubrió que algunos de nosotros no íbamos al hospital desde que el doctor Cullen comenzó a trabajar allí.
—No lo haré, por supuesto que no.
— ¿Qué? ¿Crees que somos un puñado de nativos supersticiosos? —preguntó con voz juguetona, pero con un deje de precaución.
"Eso es gracioso, él cree que la asusto diciéndole  la historias sólo porque él es muy supersticioso", dijo Edward divertido.
"Sí, ella ni siquiera siente miedo por nosotros que como vampiros, ¿por qué iba a estar juzgando  al cachorro?", se rió Alice.
Yo aún no había apartado los ojos del mar, por lo que me giré y le sonreí con la mayor normalidad posible.
—No. Creo que eres muy bueno contando historias de miedo. Aún tengo los pelos de punta.
—Genial.
Sonrió. Entonces el entrechocar de los guijarros nos alertó de que alguien se acercaba. Giramos las cabezas al mismo tiempo para ver a Mike y a Jessica caminando en nuestra dirección a unos cuarenta y cinco metros.
"Te apuesto a que Maicky va a estar muerto de celoso", se rió Emmett.
"El no tiene derecho a estarlo", murmuró Edward con voz oscura.
—Ah, estás ahí, Bella —gritó Mike aliviado mientras movía el brazo por encima de su cabeza.
— ¿Es ése tu novio? —preguntó Jacob, alertado por los celos de la voz de Mike. Me sorprendió que resultase tan obvio.
—No, definitivamente no —susurré.
Le estaba tremendamente agradecida a Jacob y deseosa de hacerle lo más feliz posible. Le guiñé el ojo, girándome de espaldas con cuidado antes de hacerlo. El sonrió, alborozado por mi torpe flirteo.
"Ella no debió hacer eso, ella sólo va a hacer que ese pobre muchacho piense que está interesada", dijo Esme.
"Yo realmente no creo que ella entienda cómo manejar a los chicos," se encogió  Alice, a ella no le importaba los sentimientos del perro.
—Cuando tenga el carné... —comenzó.
—Tienes que venir a verme a Forks. Podríamos salir alguna vez —me sentí culpable al decir esto, sabiendo que lo había utilizado, pero Jacob me gustaba de verdad. Era alguien de quien podía ser amiga con facilidad.
“Caray relájate Eddy", dijo Emmett tratando de disimular su risa ante la mirada colérica que le estaba dando Edward al libro. "Ella sólo quiere ser su amigo."
Mike llegó a nuestra altura, con Jessica aún a pocos pasos detrás. Vi cómo evaluaba a Jacob con la mirada y pareció satisfecho ante su evidente juventud.
— ¿Dónde has estado? —me preguntó pese a tener la respuesta delante de él.
—Jacob me acaba de contar algunas historias locales —le dije voluntariamente—. Ha sido muy interesante.
Sonreí a Jacob con afecto y él me devolvió la sonrisa.
—Bueno —Mike hizo una pausa, reevaluando la situación al comprobar nuestra complicidad——. Estamos recogiendo. Parece que pronto va a empezar a llover.
"La lluvia en Forks nunca para", exclamó Emmett.
Todos alzamos la mirada al cielo encapotado. Sin duda, estaba a punto de llover.
—De acuerdo —me levanté de un salto—, voy.
—Ha sido un placer volver a verte —dijo Jacob, mofándose un poco de Mike.
—La verdad es que sí. La próxima vez que Charlie baje a ver a Billy, yo también vendré —prometí.
Su sonrisa se ensanchó.
—Eso sería estupendo.
—Y gracias —añadí de corazón.
Me calé la capucha en cuanto empezamos a andar con paso firme entre las rocas hacia el aparcamiento. Habían comenzado a caer unas cuantas gotas, formando marcas oscuras sobre las rocas en las que impactaban. Cuando llegamos al coche de Mike, los otros ya regresaban de vuelta, cargando con todo. Me deslicé al asiento trasero junto a Angela y Tyler, anunciando que ya había gozado de mi turno junto a la ventanilla. Angela se limitó a mirar por la ventana a la creciente tormenta y Lauren se removió en el asiento del centro para copar la atención de Tyler, por lo que sólo pude reclinar la cabeza sobre el asiento, cerrar los ojos e intentar no pensar con todas mis fuerzas.
“Ese es el final del capítulo", dijo Carlisle. "Eh... Rosalie quieres leer."
"¿Estás bromeando verdad?" Rosalie se burló
"Vamos nena, va a ser divertido", dijo Emmett.
"No hay nada divertido sobre esto," Rosalie sacudió su cabeza.
"Sería peligroso poner el libro en sus manos ahora mismo", dijo Edward. "Es probable que lo desgarre en el estado que está"
“Oh, no importa entonces”, dijo Emmett, el no quería que su nuevo medio de entretenimiento sea destruido tan pronto “¿Vas a leer hermano?”
"No creo que lo puedo manejar bien ahora mismo", Edward sacudió su cabeza.
"Sí, es muy angustioso ver cómo Bella va a reaccionar a estas noticias", sonrió Alice. "Voy a leer."

Les gustó??? No les gusto??? Espero que si… al igual que el capítulo de las invitaciones, siempre quise ver como interpretarían la escena donde bella como se desmaya y Edward va en su ayuda molestando así a Mike, pero otra vez me quede con las ganas , ya que no hicieron esa escena, y solo tuvimos una pequeña charla de ellos en la cafetería y encima de pie :) pero no importa aun así amo la película.

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