Aviso: Los libros aquí transcriptos y los personajes
pertenecen a Stephenie Meyer y la historia original “Reading New Moon” a
Choices HP, yo solo la traduzco, todo esto es sin ánimos de lucro, solo
por mero entretenimiento.
Este capi va dedicado a TODAS las que querían que se inaugure la banda
sonora: “GRUÑIDOS CELOSOS DE EDWARD CULLEN”… xD
El engaño
"Me pregunto a que se referirá," se rió Emmett
mirando a Edward.
"Seguro que es algo que no me va a gustar", murmuró Edward.
"Por supuesto", se rió Emmett. "Nada de este libro te gustará."
"Seguro que es algo que no me va a gustar", murmuró Edward.
"Por supuesto", se rió Emmett. "Nada de este libro te gustará."
—Bella, ¿por qué no lo dejas ya? —sugirió Mike al tiempo que desviaba su
mirada para evitar la mía. Me pregunté cuánto llevaría comportándose de ese
modo sin que yo lo hubiera notado.
"Probablemente,
cuatro meses", murmuró Edward.
Era una tarde sin mucha actividad en el local de los Newton. En ese
momento sólo había dos clientes en la tienda, unos excursionistas
verdaderamente aficionados a juzgar por su conversación. Mike había pasado con
ellos la última hora examinando los pros y los contras de dos marcas de
mochilas ligeras, pero se habían tomado un respiro mientras examinaban los
precios y comentaban las últimas historias de sus viajes con cierto afán
competitivo. Mike aprovechó la distracción para escapar.
—No me importa quedarme solo —me dijo. Aún no había conseguido hundirme
en la concha protectora del aturdimiento y todo me resultaba extrañamente
cercano y ruidoso, como si me hubiera quitado un algodón de los oídos.
“Está saliendo adelante” dijo Jasper haciendo sonreír a Alice y Esme.
Intenté dejar de escuchar a los risueños mochileros sin éxito.
—Como te iba diciendo —relataba uno de ellos, un hombre fornido de barba
pelirroja que contrastaba mucho con su pelo castaño oscuro—, he visto osos
pardos bastante cerca de Yellowstone, pero no eran nada en comparación con esta
bestia.
Tenía el cabello enmarañado y apelmazado, y parecía llevar puesta la
misma ropa desde hacía varios días. Posiblemente acababa de llegar de las
montañas.
—Imposible. Los osos negros no alcanzan ese tamaño. Lo más probable es
que esos osos pardos que viste fueran oseznos.
El segundo tipo era alto y enjuto, con el rostro curtido y gastado por
el viento hasta el punto de parecer una impresionante costra de cuero.
—De verdad, Bella, tan pronto como se vayan ésos, echo el cierre
—murmuró Mike.
—Si quieres que me vaya... —me encogí de hombros.
—Pero si a gatas es más alto que tú
"Hmm..."
dijo Carlisle pensativo "Eso suena
como uno de los lobos."
"Puede ser," Edward estuvo de acuerdo. "Pero no hemos visto a ninguno de ellos en esta ocasión."
"No, pero eso no quiere decir que no estén aquí", suspiró Carlisle. "Ellos no confían en nosotros... de hecho podrían estar ocultándose de nosotros."
"Supongo", Edward se encogió de hombros. "Pero en realidad no importa, ¿verdad?"
"Supongo que no", admitió Carlisle. "Creo que tal vez la persona que encontró a Bella en el bosque, Sam Uley, si no me equivoco, podría haber sido un hombre lobo."
"¿Qué te hace pensar eso?" Edward preguntó.
"Se habló de un sonido animal cerca de ella justo antes de que la encontrarán", dijo Carlisle. "Es sólo una teoría."
"Puede ser," Edward estuvo de acuerdo. "Pero no hemos visto a ninguno de ellos en esta ocasión."
"No, pero eso no quiere decir que no estén aquí", suspiró Carlisle. "Ellos no confían en nosotros... de hecho podrían estar ocultándose de nosotros."
"Supongo", Edward se encogió de hombros. "Pero en realidad no importa, ¿verdad?"
"Supongo que no", admitió Carlisle. "Creo que tal vez la persona que encontró a Bella en el bosque, Sam Uley, si no me equivoco, podría haber sido un hombre lobo."
"¿Qué te hace pensar eso?" Edward preguntó.
"Se habló de un sonido animal cerca de ella justo antes de que la encontrarán", dijo Carlisle. "Es sólo una teoría."
—insistió el hombre con barba, mientras yo recogía mis cosas—. Grande
como una casa y negro como la tinta. Voy a ver si se lo digo al guarda
forestal. Se debería avisar a la gente, porque no estaba arriba en la montaña,
¿sabes?, sino a unos pocos kilómetros de donde arranca la senda.
"Por
otra parte, los lobos no se dejarían ver tan facilmente", dijo Carlisle.
El hombre de rostro de color cuero puso los ojos en blanco.
—Déjame adivinar, ¿estabas allí de camino? No has tomado comida de
verdad o has dormido en el suelo más de una semana, ¿a que sí?
—Eh, Mike —el barbudo miró hacia nuestra posición y le llamó—. ¿Ya?
—Te veré el lunes —murmuré.
—Sí, señor —replicó Mike al tiempo que se volvía.
—Dime, ¿habéis avistado recientemente por aquí osos negros?
—No, señor, pero es buena idea mantener las distancias y almacenar la
comida correctamente. ¿Ha visto los nuevos botes a prueba de osos? Sólo pesan
un kilo...
Las puertas se deslizaron hasta abrirse del todo y dejarme fuera,
expuesta al chaparrón. Me acurruqué bajo la chaqueta mientras salía disparada
hacia el coche. La lluvia que martilleaba sobre el capó sonaba inusualmente
fuerte también, pero el rugido del motor no tardó en ahogar todo lo demás.
Rosalie soltó un bufido al oír eso.
No quería volver a la casa vacía de Charlie. La última noche había sido
particularmente espantosa y no me apetecía hallarme de nuevo en el escenario de
tanto sufrimiento, ya que aquello no terminaba ni siquiera cuando la pena
aminoraba lo suficiente para dejarme dormir.
Edward volvió a estremecerse al escuchar hablar sobre el dolor de Bella
y se preguntaba ¿cuándo acabaría? ¿por qué alguien tan bueno como Bella merecía
sufrir tanto? Y después sintió un estremecimiento mayor en su interior, al
llegar el mismo pensamiento que lo acechaba desde que todo comenzó, ¡ES TÚ
CULPA!
Jasper le envió una ola de tranquilidad y pensó con una sonrisa triste “sé lo que sientes, y recuerda la culpa es
compartida, no solo tuya”
Entonces venían las pesadillas,
tal como le había dicho a Jessica después de la película.
"Oh,
dios, ni dormida puede descansar!" dijo Edward con voz muerta, que sonaba como un reproche a si
mismo.
Siempre había tenido pesadillas, pero ahora las sufría cada noche. No
eran pesadillas en general —en plural—; en realidad, era siempre la misma
pesadilla. Cualquiera hubiera pensado que habría terminado aburriéndome después
de tantos meses, que me habría inmunizado, pero el sueño me aterraba siempre y
sólo terminaba cuando me despertaba entre gritos. Charlie ya no venía para ver
qué iba mal o para asegurarse de que no había ningún intruso estrangulándome ni
nada similar; se había acostumbrado.
“Pobre Charlie” dijeron Esme y Carlisle al unisonó suspirando,
imaginándose el dolor de un padre al no poder hacer nada por aliviar el dolor
de un hijo, y eso les hacía preguntarse como la estarían pasando con el Edward
del libro, ya que ellos tampoco podrían aliviar el dolor de Edward.
Edward no los miró, él sabía que seguramente el Edward del libro no
estaría con ellos, que él querría estar solo.
Es probable que mi pesadilla no hubiera asustado a nadie más. No había
nada que saltara y gritase «¡buuu!». No había zombis ni fantasmas ni
psicópatas. En realidad, no había nada,
"Por
lo tanto, ella tiene pesadillas acerca de nada", se rió Emmett. "Y ella
no hizo nada durante meses... eso suena muy interesante."
Edward
le gruño “No te rías”
sólo un vacío, un interminable laberinto de árboles cubiertos de musgo, tan calmo, que el silencio se convertía en una presión incómoda sobre mis oídos. Estaba oscuro, como en el crepúsculo de un día nublado, con la luz justa para distinguir que no había nada a la vista. Siempre estoy corriendo a través de la penumbra sin una dirección definida, busca que te busca. Me pongo más y más frenética a medida que pasa el tiempo e intento moverme más deprisa. Parezco torpe
sólo un vacío, un interminable laberinto de árboles cubiertos de musgo, tan calmo, que el silencio se convertía en una presión incómoda sobre mis oídos. Estaba oscuro, como en el crepúsculo de un día nublado, con la luz justa para distinguir que no había nada a la vista. Siempre estoy corriendo a través de la penumbra sin una dirección definida, busca que te busca. Me pongo más y más frenética a medida que pasa el tiempo e intento moverme más deprisa. Parezco torpe
"Incluso
en sus sueños ella es torpe," rió Emmett.
“Te
lo advierto Emmett, compórtate” le dijo Edward enojado.
a pesar de la velocidad. .. Entonces, llegaba a aquel punto de mi sueño.
Sabía con antelación que iba a llegar a él, pero, a pesar de ello, no era capaz
de despertarme antes. Era ese momento en el que me daba cuenta de que no había
nada que buscar, nada que encontrar, que nunca había habido otra cosa que no
fuera ese bosque
vacío y lóbrego y que nunca habría ninguna otra cosa para mí... nada de nada.
“…” Emmett quiso decir algo pero capto la mirada fulminante de Alice.
“Oh vamos Alice, tu también?” dijo Emmett enfurruñado.
“No es gracioso lo que Bella está
sufriendo” dijo Alice con el ceño fruncido.
“Yo no me río de ella, solo de la situación, quedo claro?” dijo Emmett
con una sonrisa “Además enójate con Eddy, él la dejo, no yo, estoy seguro que
nos llevo arrastrando” termino diciendo mientras asentía.
“Tienes razón, Edward tiene la culpa” dijo Alice.
“Pero si yo no hice nada” dijo Edward enojado.
“Yo no me refería a ti, pero si te sientes tocado, no es mi culpa”
respondió Alice sonriendo.
Edward solo rodo los ojos y volvió a retomar la lectura.
Por lo general, empezaba a gritar en ese momento.
No me fijaba por dónde iba, me limitaba a vagar por las calles vacías y
mojadas. Evitaba cualquier camino que pudiera llevarme a casa al no tener
ningún otro lugar adonde dirigirme.
Me hubiera gustado volver a sentirme aturdida, pero no recordaba cómo me
las había arreglado para lograrlo antes.
“Eso es porque estas mejorando” la alentó Jasper, que al igual que
Edward se sentía culpable de todo esto.
Seguía sin olvidar la pesadilla ni todo aquello que me dañaba. No quería
acordarme del bosque. Los ojos se me llenaban de lágrimas incluso aunque diera
cabezazos hasta sacarme esas imágenes de la cabeza, y el dolor daba comienzo en
los bordes del agujero de mi pecho. Retiré una mano del volante y rodeé mi
torso con el brazo libre para intentar mantenerlo todo de una pieza.
"Parece
que el dolor también se ha extendido a lo físico", suspiró Edward
decayendo cada vez más
Será como si nunca hubiese existido. Las palabras atravesaban mi mente, pero sin la claridad perfecta que
había tenid.o la alucinación del día anterior. Sólo eran palabras, sin sonido,
como las letras impresas en una página. Sólo palabras, aunque rasgaran y
mantuvieran el hueco del pecho bien abierto. Me salí de la vía principal de
forma brusca, en una zona ancha que se abría a mi derecha. Era consciente de
que no podría conducir en aquel estado de incapacitación.
"Eres
un IDIOTA con letras mayúsculas", murmuró Alice. "¿Cómo crees que diciéndole
eso la harías sentirse mejor?."
"Yo pensé que ella me olvidaría más rápido así..." Edward suspiró. "No sabía que iba a tratar de aferrarse con tanta fuerza..."
"Los novios normales humanos no desaparecen de la vista robando todas las pruebas de su existencia" Alice lo reprendió.
"Yo pensé que ella me olvidaría más rápido así..." Edward suspiró. "No sabía que iba a tratar de aferrarse con tanta fuerza..."
"Los novios normales humanos no desaparecen de la vista robando todas las pruebas de su existencia" Alice lo reprendió.
Edward
solo se encogió más en su asiento, hasta él mismo ahora pensaba que eso fue muy
estúpido de su parte.
Me encogí, presioné el rostro contra el volante e intenté respirar a
pesar de mis pulmones.
Me pregunté cuánto más podría durar esto. Quizás algún día, dentro de
unos años, si el dolor disminuía hasta el punto de ser soportable, me sentiría
capaz de volver la vista atrás hacia esos pocos meses que siempre consideraría
los mejores de mi vida.
Y ese día, estaba segura de que me sentiría agradecida por todo aquel
tiempo que me había dado, más de lo que yo había pedido y más de lo que
merecía.
"Ella
se merece mucho más", se quejó Edward.
"Entonces nunca la dejes", concluyó Alice sonriendo.
"No pienso hacerlo", dijo Edward “Menos después de este libro”
"Entonces nunca la dejes", concluyó Alice sonriendo.
"No pienso hacerlo", dijo Edward “Menos después de este libro”
Quizá algún día fuera capaz de verlo de este modo.
Pero ¿y qué ocurriría si este agujero no llegaba a cerrarse nunca? ¿Y si
las heridas en carne viva jamás se curaban? ¿Y si el daño era permanente,
irreversible?
Me rodeé el cuerpo con los brazos y apreté con fuerza. Como si nunca
hubiese existido, pensé con desesperación. ¡Cómo había sido capaz de hacer
una afirmación tan estúpida y tan absurda!
"Tú
lo has dicho, Bella," Alice asintió con la cabeza totalmente de acuerdo.
Podía haber robado mis fotos y haberse llevado sus regalos, pero aun
así, nunca podría devolver las cosas al mismo lugar donde habían estado antes
de que le conociera. La evidencia física era la parte más significativa de la
ecuación. Yo había cambiado, mi interior se había alterado hasta el punto de no
ser reconocible.
"Te
lo dije", dijo Alice. "Ella ha cambiado tanto como tú lo has hecho, y
con eso me refiero a los dos Edward, al del libro y a ti."
“Ella
tiene razón” coincidió Esme con Alice, su hijo ya no sería el mismo después de
estos libros, ella podía ver el brillo de amor que desprendían los ojos de Edward al escuchar de Bella, quizás ahora estaba
opacado por el dolor que sentía, pero ahí estaba y no se iría.
Incluso mi exterior parecía distinto, tenía el rostro cetrino, a
excepción de las ojeras malvas que las pesadillas habían dejado bajo mis ojos,
unos ojos bastante oscuros en contraste con mi piel pálida;
"Suena
como un vampiro", se rió Emmett y Edward se estremeció.
“Podrá
verse como uno, pero nunca lo será” afirmo Edward.
“Apuesto
a que reconsiderarás esa resolución que tienes ahora” dijo Emmett sin atisbo de
estar bromeando y miro a Jasper.
“A
mí ni me mires, no pienso apostar contra el cabeza dura de Edward, una cosa es
que se haya alejado de ella por un tiempo, pero de ahí a que la convierta hay
un laaaargo camino” le contesto Jasper.
tanto, que si yo hubiera sido hermosa
“Eres hermosa Bella” dijo Edward casi enojado, no
le agradaba cuando Bella no se veía así misma como era.
y si se me miraba desde una cierta distancia, podría pasar ahora por un
vampiro. Pero yo no era hermosa, y probablemente guardaba más parecido con un
zombi.
Como si nunca hubiese existido. Menuda locura. Aquélla fue una promesa que él no podía mantener, una
promesa que se rompió tan pronto como la hizo.
Golpeé la cabeza contra el volante mientras intentaba apartar la mente
de ese dolor tan intenso.
“Se esta
haciendo daño físicamente” suspiró Edward cansinamente.
Pensar en todo esto me hizo sentir bastante tonta por haberme preocupado
de mantener mi promesa. ¿Dónde estaba la lógica de querer mantener un acuerdo
que la otra parte ya había violado?
"Argh",
se quejó Edward. "Ella va a empezar a hacer cosas estúpidas".
"Sin embargo, No puedes culpar su razonamiento" dijo Alice. "Fue una promesa idiota."
"Yo necesitaba hacer que prometiera que se mantendría a salvo mientras yo no estuviera," susurró Edward.
"Sin embargo, No puedes culpar su razonamiento" dijo Alice. "Fue una promesa idiota."
"Yo necesitaba hacer que prometiera que se mantendría a salvo mientras yo no estuviera," susurró Edward.
¿A quién le importaba si yo era estúpida y temeraria? No había razón
para evitar la temeridad, ninguna razón por la que yo no debería ser estúpida.
Me reí sin ganas para mis adentros, todavía luchando por inhalar aire.
La idea de buscar el peligro en Forks me parecía algo con bastante poco futuro.
"Si
te lo propones, estoy seguro de que
podrás encontrar algo" se rió Emmett y Edward lo fulminó con la mirada,
sabiendo que Emmett tenía razón.
Sin embargo ese estado de ánimo negativo me distrajo y la distracción
disminuyó el dolor. Mejoró mi respiración y pude reclinarme contra el respaldo
del asiento. Aunque hacía un día frío, tenía la frente perlada de sudor.
Me pareció más oportuno concentrarme en el sentimiento de desesperanza
en vez de sumergirme en unos recuerdos que eran aún más horribles. Había que
ser muy creativo para poner en peligro la vida en una comunidad como Forks, más
de lo que yo lo era, pero me habría gustado hallar alguna vía... Lo más
probable es que me sintiera mejor si no respetara un pacto incumplido de forma
unilateral. Si al menos yo también fuera capaz de romper la promesa... Pero ¿cómo
podría hacerlo en esta pequeña ciudad sin peligros aparentes? Forks nunca había
estado tan segura como lo estaba ahora, cuando realmente era lo que siempre
había parecido ser. Segura y aburrida.
"Gracias
a Dios," dijo Edward.
“Pero nosotros debemos v ..." comenzó Alice, pero Edward la interrumpió.
"Quiero decir, que gracias a dios no hay más vampiros que acecharan Forks al no estar nosotros” aclaró Edward.
“Pero nosotros debemos v ..." comenzó Alice, pero Edward la interrumpió.
"Quiero decir, que gracias a dios no hay más vampiros que acecharan Forks al no estar nosotros” aclaró Edward.
Miré fijamente a través del parabrisas durante un buen rato, y mis
pensamientos se mecieron con lentitud; parecía que no conseguiría hacerles ir a
ninguna parte. Paré el motor, que gruñía de manera penosa después de haber
estado al ralentí tanto rato, y salté afuera, hacia la llovizna.
“Si vas a conocerla realmente, debes comprarle un auto normal, aunque
proteste” le dijo Rosalie “además así también la estarás protegiendo de ese
cacharro”
Edward asintió con un atisbo de sonrisa, parecía que todo lo que estaba
pasando Bella ayudaba a ablandar un poco a Rose.
El agua fría se entremezcló con mi pelo y desde allí se deslizó por mis
mejillas como lágrimas de agua dulce. Esto me ayudó a aclarar la mente. Me
restañé el agua de los ojos y continué mirando de forma inexpresiva hacia la
carretera.
Reconocí el lugar donde me encontraba al cabo de un minuto de observación.
Había aparcado en mitad de la calle que estaba al norte de la avenida Russell.
Estaba enfrente de la casa de los Cheney, y mi coche bloqueaba el acceso a su
vivienda. Al otro lado vivían los Marks. Sabía que debía mover el coche y
después marcharme a casa. No estaba bien andar vagabundeando como lo estaba
haciendo, absorta y herida, convertida en una amenaza suelta por las calles de
Forks.
“Bella? Una amenaza? Por favor!” dijo Emmett riendo.
Además, pronto alguien se daría
cuenta y se lo contaría a Charlie.
Inspiré profundamente mientras me preparaba para ponerme en movimiento
cuando un cartel en el patio de los Marks captó mi atención. Era sólo un gran
trozo de cartulina inclinado contra su buzón, con unas letras mayúsculas negras
garabateadas.
A veces, la voluntad divina se cumple.
"Argh",
se quejó Edward.
"¿Qué pasa?" Preguntó Jasper.
"Ella dijo voluntad divina", dijo Edward. "Ha encontrado algo imprudente."
"¿Qué pasa?" Preguntó Jasper.
"Ella dijo voluntad divina", dijo Edward. "Ha encontrado algo imprudente."
“Vamos
Bella, tu puedes” la alentó Emmett ignorando los gruñidos de Edward.
¿Era una coincidencia? ¿Era lo que parecía ser? Lo ignoraba, pero me
parecía una sandez creer que las motocicletas desechadas
"Motocicletas?"
Edward se quejó.
"Motos" Emmett se echó a reír histéricamente. "Nunca lo hubiera pensado..."
"No es divertido", gruñó Edward. "Son peligrosas".
"Creo que ese es el punto," rió Emmett más fuerte, y él no era el único que se estaba riendo de esto. Era tan difícil imaginarse a Bella en una motocicleta.
"Motos" Emmett se echó a reír histéricamente. "Nunca lo hubiera pensado..."
"No es divertido", gruñó Edward. "Son peligrosas".
"Creo que ese es el punto," rió Emmett más fuerte, y él no era el único que se estaba riendo de esto. Era tan difícil imaginarse a Bella en una motocicleta.
de los Marks —que se herrumbraban
en el patio delantero tras un cartel escrito a mano que rezaba «SE VENDEN TAL COMO ESTÁN»— estuvieran
predestinadas a servir a algún propósito superior simplemente por el hecho de
estar allí, justo donde yo necesitaba que estuvieran.
Aunque tal vez no fuera la voluntad divina, sino simplemente que había
montones de maneras de arriesgarse y lo único que tenía que hacer era
abrir los ojos para verlas.
Temerarias y estúpidas. Esas eran las dos palabras favoritas de Charlie
para referirse a las motocicletas.
"Y
tiene razón," dijo Edward. "Así que no lo hagas."
" Temerarias y estúpidas son las dos palabras que ella estaba buscando", señaló Jasper sonriendo.
" Temerarias y estúpidas son las dos palabras que ella estaba buscando", señaló Jasper sonriendo.
Edward
gimió en frustración, ¿porque a todos les parecía que lo que Bella hacía estaba
bien?
El trabajo de Charlie no conllevaba una gran cantidad de acción
comparado con el de los policías de ciudades más grandes, pero los accidentes
de tráfico le ocupaban mucho tiempo. Este tipo de eventos no escaseaban en un
lugar donde se sucedían largos tramos mojados de autopista que se retorcían y
daban vueltas a través de un bosque continuo, acumulando ángulos muertos uno
tras otro. La gente solía evitar esos lugares, con todos aquellos enormes
camiones que transportaban troncos escondidos entre las curvas. Las excepciones
a la regla eran las motos y Charlie había visto demasiadas víctimas —jóvenes en
su mayoría—, tiradas por la autopista. Antes de cumplir los diez años me hizo
prometerle que nunca me montaría en una moto. Incluso a esa edad, no tuve que
pensármelo dos veces para prometérselo. ¿A quién le iba a apetecer montar en
moto en Forks? Sería como darse un baño a noventa por hora.
"Buen
punto, así que no lo hagas," dijo Edward un poco esperanzado.
"Es demasiado tarde para eso, ella lo hará", dijo Alice.
"Es demasiado tarde para eso, ella lo hará", dijo Alice.
Había mantenido tantas promesas...
Ambas ideas prendieron en mi mente. Quería convertirme en alguien
estúpido y osado y también quería romper promesas. ¿Por qué pararme en una?
"Argh",
gruñó Edward y Emmett se rió más fuerte.
Esto fue todo lo que tardé en pensármelo. Chapoteé a través de la lluvia
hacia la puerta principal de los Marks y toqué el timbre.
Me abrió uno de los chicos, el más joven, el estudiante novato. Su pelo
arenoso apenas me llegaba al hombro. No me acordaba de su nombre.
Él no tuvo problema alguno para recordar el mío.
—¿Bella Swan? —preguntó sorprendido.
—¿Cuánto queréis por una moto? —jadeé, agitando el pulgar sobre mi
hombro en dirección a la exhibición en venta.
—¿Hablas en serio? —me preguntó.
—Pues claro.
—No funcionan.
Suspiré impaciente, ya que eso era algo que podía deducirse del cartel.
—¿Cuánto valen?
—Si de verdad quieres una, llévatela. Mi madre ha hecho que mi padre las
saque a la calle para que las recojan con la basura.
"Aw, serán gratis", sonrió Alice.
"Pero aún así no valen la pena", añadió Rosalie.
"Pero aún así no valen la pena", añadió Rosalie.
Miré las motos de nuevo y vi que estaban al lado de una pila de hierba
cortada y ramas rotas.
—¿Estás seguro?
—Seguro, ¿quieres preguntarle a ella?
Probablemente sería mejor no implicar a adultos que podrían mencionárselo
a Charlie.
“Muy astuta Bella” elogio Emmett con una sonrisa, el particularmente
estaba más alegre que los demás, no le había gustado para nada la Bella zombi,
pero no quería demostrarlo porque si no, todos caerían en la depresión.
—No, te creo.
—¿Quieres que te ayude? —me ofreció—. Pesan bastante.
—Gracias. De todas formas sólo necesito una.
—Mejor si te llevas las dos —dijo el niño—. Quizá puedas aprovechar las
piezas de la que no uses.
Me siguió bajo el aguacero y me ayudó a cargar las dos pesadas motos en
la parte trasera del vehículo. Parecía deseoso de desprenderse de ellas, así
que no discutí.
—De todas formas, ¿qué vas a hacer con ellas? —me preguntó—. No han
funcionado en años.
"Bien,
eso es bueno", dijo Edward.
"Pero eso no la detendrá por mucho tiempo", añadió Alice y Edward gruño de nuevo.
"Pero eso no la detendrá por mucho tiempo", añadió Alice y Edward gruño de nuevo.
—Eso me había parecido —repuse al tiempo que me encogía de hombros. Mi
capricho, fruto de la inspiración del momento, no había llegado a convertirse
aún en un plan completo—. Tal vez deba llevarlas a Dowling.
Él resopló.
—Dowling te cobrará más por ponerlas en marcha de lo que realmente
valen.
No podía rebatir eso. John Dowling se había granjeado una mala
reputación a causa de sus altos precios, tanto que nadie acudía a él salvo en
caso de una auténtica emergencia. La mayoría de la gente, si su coche lo
permitía, prefería conducir hasta Port Angeles. Había tenido mucha suerte en
ese sentido, aunque al principio me preocupé cuando Charlie me regaló mi coche,
porque, al ser tan antiguo, pensaba que no me sería posible mantenerlo en
funcionamiento. Pero jamás me había dado ningún problema,
"Eso
es realmente sorprendente", dijo Rosalie y, efectivamente, lucía sorprendida.
salvo por el ruido insoportable del motor y por el hecho de que tenía el
límite de velocidad en ochenta kilómetros por hora. Jacob Black
"Oooww,
tengo la sensación de que vendrá otro pensamiento que no te va a gustar ",
dijo Alice con la voz de una adivina
falsa, que ella a veces usaba.
"Sí, como que Bella pase tiempo con el cachorro", agregó Emmett sonriendo. "Estoy seguro de que vas a amar eso, Eddy".
"Cállense", se quejó Edward.
"Sí, como que Bella pase tiempo con el cachorro", agregó Emmett sonriendo. "Estoy seguro de que vas a amar eso, Eddy".
"Cállense", se quejó Edward.
lo había mantenido en buena forma mientras había pertenecido a su padre,
Billy...
La repentina inspiración me alcanzó como un rayo,
“Sip, acerté esta vez” dijo Alice con su tono todavía de adivina falsa.
Edward solo le gruño en respuesta.
lo cual no era un absurdo si se tenía en cuenta la tormenta reinante.
—¿Sabes qué? No hay problema. Conozco a alguien que reconstruye coches.
—Ah, vale. Eso es estupendo —sonrió aliviado.
Se despidió con la mano sin borrar la sonrisa de los labios mientras yo
me marchaba. Era un chico agradable.
Regresé deprisa y con determinación, a fin de evitar la remota
posibilidad de que Charlie apareciera antes que yo si, por alguna casualidad
altamente improbable, le diera por salir más temprano del trabajo. Me apresuré
a atravesar la casa hasta llegar al teléfono, con las llaves aún en la mano.
—Con el jefe Swan, por favor —dije cuando me contestó al teléfono su
ayudante—. Soy Bella.
—Ah, hola, Bella —me respondió el ayudante Steve afablemente—. Voy en su
busca.
Esperé.
—¿Pasa algo, Bella? —inquirió Charlie tan pronto como sostuvo el
auricular.
"Seguro
nunca lo llamo a su trabajo", se rió Alice.
—¿Es que no puedo llamarte al trabajo sin que haya una emergencia?
Se quedó callado un momento.
—Nunca lo has hecho antes. ¿Es que hay alguna emergencia?
—No, sólo quería que me indicaras cómo llegar a la casa de los Black. No
estoy segura de recordar el lugar exacto. Quiero visitar a Jacob,
Edward leyó esta frase con la voz un poco dura que solo causo una
sonrisa burlona en Edward.
hace meses que no le veo.
Cuando volví a escuchar la voz de Charlie, sonaba mucho más feliz.
"No
si él supiera la razón", se quejó Edward.
—Es una gran idea, Bella. ¿Tienes un bolígrafo?
Las indicaciones que me dio eran muy simples. Le aseguré que estaría de
vuelta para la hora de la cena, aunque me insistió en que no me diera prisa en
regresar. Quería reunirse conmigo en La Push aunque eso a mí no me venía nada
bien.
Así que atravesé a gran velocidad las calles de la ciudad oscurecidas
por la tormenta, teniendo en cuenta que tenía una hora límite. Esperaba poder
encontrar solo a Jacob.
“¿Por qué Bella quiere estar a solas con él?” dijo Emmett meneando las
cejas.
“Ella solo quiere que Billy no se entere” le dijo Edward con el ceño
fruncido.
Emmett solo se encogió de hombros.
Billy seguramente le iría con el cuento a Charlie si sospechaba lo que
me proponía.
“Ves?” le dijo Edward sonriendo triunfalmente.
“Da igual, ella estará a solas con el perrito por muuuucho tiempo” rió
Emmett, mientras los labios de Edward decaían borrando su anterior sonrisa.
Mientras conducía, pensé que, además, me preocupaba un poco cuál sería
la reacción de Billy al verme, si se mostraría excesivamente complacido. En la
mente de aquel hombre, sin duda, todo había funcionado mucho mejor de lo que se
hubiera atrevido a desear.
Edward
silbó enojado al leer esa parte.
Su placer y su alivio sólo servirían para recordarme a esa persona a la
que él no soportaba. Por favor, otra vez hoy no, rogué mentalmente.
Estaba reventada.
La casa de los Black me resultaba vagamente familiar; era pequeña, de
madera, con ventanas estrechas y pintada un color rojo mate que la asemejaba a
un granero diminuto.
La cabeza de Jacob asomó por una ventana antes incluso de que yo saliera del
coche.
"Es
probable que pudiera escucharla viniendo a una milla de distancia",
comentó Rosalie a nadie en particular.
No cabía duda de que el peculiar rugido del motor le había alertado de
mi proximidad. Jacob le estaba muy agradecido a Charlie por haberme comprado el
coche, ya que de este modo le había salvado a él de tener que conducirlo cuando
cumpliera la edad legal para sacarse el carné. A mi padre le gustaba mucho mi
coche, pero al parecer, para Jacob, la restricción en la velocidad era un serio
inconveniente.
"Él
es uno de muchos", dijo Rosalie.
Nos encontramos a mitad de camino de la casa.
—¡Bella! —una sonrisa entusiasta se extendió veloz por su rostro,
Edward apretaba el libro, tal parecía este libro sería un libro
demasiado largo, y más con la presencia del chucho.
y sus dientes brillantes contrastaron vividamente con el rojizo intenso
de su piel. Nunca había visto antes su pelo fuera de la habitual cola de
caballo, pero ahora caía a ambos lados de su cara como dos negras cortinas de
satén.
Jacob había desarrollado durante los últimos ocho meses buena parte de
su potencial físico. Había superado ya ese punto en que los blandos músculos de
la infancia se endurecen hasta alcanzar la complexión sólida, pero desgarbada,
de un adolescente. Las venas y los tendones sobresalían de su piel de color
marrón rojizo en sus brazos y sus manos. Su rostro no había perdido la dulzura
que yo recordaba, aunque también se había endurecido: los pómulos y la
mandíbula estaban más cuadrados. Había perdido toda la suavidad restante de la
infancia.
—¡Hola, Jacob! —sentí una desconocida oleada de entusiasmo ante su
sonrisa. Fui consciente de lo mucho que me alegraba de volver a verle y esta
idea me sorprendió.
"Mira,
te lo dije, no te va a gustar
esto", se rió Emmett porque Edward seguía apretando el libro y agregándole
ahora su ceño fruncido.
"Sin
embargo, yo no diría que lo odio" dijo Edward. "Es bueno que ella
esté sintiendo algo" aunque no me
guste a quien agregó para si mismo.
Le devolví la sonrisa y algo se encajó silenciosamente en su lugar con
un clic, como si fueran dos piezas que se acoplan en un puzzle. Había
olvidado cuánto me gustaba Jacob Black.
“No lo odias todavía?” le pregunto Emmett a Edward picándole con el
dedo.
Edward solo lo fulmino con la mirada para seguir leyendo, pero no quito
esa mirada, es más ahora fulminaba al libro mientras leía.
Se detuvo a unos cuantos pasos de distancia y le miré sorprendida,
inclinando mi cabeza hacia atrás a través de la lluvia que caía a mares por mi
rostro.
—¡Has vuelto a crecer! —le acusé asombrada.
Se echó a reír y su sonrisa se ensanchó hasta lo inverosímil.
—Uno noventa —proclamó con gran satisfacción. Su voz se había vuelto más
grave, aunque conservaba el tono ronco que yo recordaba.
—¿Es que no vas a parar nunca? —sacudí la cabeza con incredulidad—. Te
has puesto enorme.
—La verdad es que estoy hecho un espárrago —hizo una mueca—. ¡Entra! Te
estás poniendo perdida.
Me indicó el camino y, mientras lo hacía, retorcía su pelo entre sus
enormes manos. Sacó una goma del bolsillo de la cadera y se hizo una coleta.
—Hola, papá —llamó al traspasar la puerta frontal—. Mira quién se ha
pasado por aquí.
Billy estaba en la pequeña sala de estar cuadrada, con un libro en sus
manos. Lo dejó en su regazo e impulsó su silla de ruedas hacia nosotros cuando
me vio.
—¡Vaya, pero esto qué es! Cuánto me alegro de verte, Bella.
Nos dimos la mano y la mía se perdió en su apretón.
—¿Qué te trae por aquí? ¿Todo va bien con Charlie?
—Sí, fenomenal. Sólo quería saludar a Jacob, hacía mucho que no le veía.
Los ojos de Jacob relumbraron al oír mis palabras. Sonreía tanto que
parecía que terminaría rompiéndose las mejillas con el esfuerzo.
Edward
silbó de nuevo enojado.
"¿Y ahora Eddy ... ¿te gusta esto?" Emmett se rió.
"¿Y ahora Eddy ... ¿te gusta esto?" Emmett se rió.
“Ya
cállate” le respondió Edward, ganándose más risas de Emmett.
“Rosalie
controla a tu marido” pidió Edward.
“Por
qué? Él solo te hizo una pregunta inocente, no es para que te pongas así” le
contesto Rosalie con voz burlona también.
—¿Podrás quedarte a cenar? —Billy también se mostraba entusiasmado.
—No, he de hacer la cena para Charlie, ya sabes.
—Puedo llamarle —sugirió Billy—. Él siempre está invitado.
Sonreí para esconder mi incomodidad.
—No es que no nos vayamos a volver a ver. Te prometo que estaré pronto
de vuelta, tanto que terminarás harto de mí —después de todo, si Jacob
conseguía arreglarme la moto, alguien tendría que enseñarme a montarla.
"Y
el perrito estará feliz de la vida" dijo Edward con los dientes apretados.
Billy rió entre dientes en respuesta.
—Vale, quizás la próxima vez.
—Bueno, Bella, ¿qué quieres que hagamos? —me preguntó Jacob.
—Lo que quieras. ¿Qué hacías antes de que te interrumpiera? —me
sorprendió sentirme tan cómoda allí. Era un lugar cercano, aunque de una forma distante.
No había recuerdos dolorosos del pasado reciente.
"Debido
a que no se nos permite ir allí", dijo Edward suspirando. "El único
lugar que ella no tiene que evitar".
“y
eso es bueno, la pobre no puede ir a ningún lado sin sentirse destruida” dijo
Alice.
“Pero
ahora ella pasará tiempo con el cachorro” dijo Edward con el semblante triste.
“Bueno,
lo lamento por ti al tener que leer esto, pero ya sabes, si no quieres que esto
pase…” respondió Alice sonriendo.
“Ya se,
ya se” la interrumpió Edward.
Jacob dudó.
—Me dirigía justo ahora a trabajar en mi coche, pero podemos hacer
cualquier otra cosa...
—¡No, eso es perfecto! —le interrumpí—. Me encantaría ver tu coche.
—De acuerdo —contestó él, aunque no muy convencido—. Está allí fuera,
atrás, en el garaje.
Mucho mejor, dije para mis adentros. Saludé a Billy con la mano.
—Luego te veo.
Un grupo espeso de árboles y malezas ocultaba el garaje a la vista de la
casa. El recinto en sí estaba formado por un par de grandes cobertizos
prefabricados que habían sido adosados, tirando al suelo las paredes
interiores. Bajo esta cubierta, alzado sobre unos bloques de hormigón ligero,
se encontraba lo que a mí me pareció un automóvil completo. Al menos, reconocí
el símbolo de la parrilla delantera.
—¿Qué clase de Volkswagen es éste? —pregunté.
—Es un viejo Golf de 1986, un clásico.
—¿Y cómo van los arreglos?
—Está casi terminado —dijo él alegremente, y luego su voz descendió a un
tono más bajo—. Mi padre mantuvo su promesa de la primavera pasada.
"Sssssshhhh
... No se lo recuerdes," susurró Edward.
—Ah —contesté.
Pareció comprender mi resistencia a tratar el asunto. Intenté no
recordar el baile de graduación del último mayo. El padre de Jacob le había
sobornado con dinero y las piezas faltantes del coche para que me diera un mensaje
durante el baile. Billy quería que yo guardara una distancia de seguridad con
la persona que más me importaba en la vida. Al final, todo su interés fue
innecesario. Ahora no cabía duda de que estaba totalmente a salvo.
Pero yo iba a ver qué podía hacer para cambiar eso.
“Ella misma admite que se pondrá en peligro” dijo Edward enojado.
“Creo que ese es el punto” dijo Emmett rodando los ojos. “O prefieres
que no haga nada?”
“Ciertamente lo preferiría” asintió Edward.
“Me refería a que vuelva a su estado zombi regodeándose en el dolor, ¿es
eso lo que quieres?” pregunto Emmett en uno de esos momentos serios donde
dejaba de lado las bromas.
“No, no quiero eso, pero no puede ser una chica normal que superé
nuestra separación de otra manera?” dijo Edward otra vez triste, era difícil
hablar de ellos como si ya se hubieran separado.
“Creo ya habíamos establecido que Bella no es una chica normal, y así y
todo la quieres” dijo Emmett encogiéndose de hombros, “además eso lo demostró
enamorándose de ti, quien en su sano juicio lo haría?” termino riéndose.
—Jacob, ¿sabes algo de motos? —le pregunté.
Se encogió de hombros.
—Algo. Mi amigo Embry tiene una porquería de moto; a veces trabajamos
juntos en ella. ¿Por qué?
—Bien... —fruncí los labios mientras lo consideraba. No estaba segura de
que mantuviera el pico cerrado, pero lo cierto es que tampoco tenía muchas
otras opciones—. Hace poco adquirí un par de motos, y no están en muy buenas
condiciones. Me preguntaba si serías capaz de ponerlas en marcha.
—Guay —pareció sentirse realmente halagado por el reto. Su rostro
resplandecía—. Les echaré una ojeada.
Levanté un dedo, avisándole.
—La cosa es —le expliqué— que a Charlie no le gustan las motos. Francamente,
le dará un ataque si se entera de esto. Así que no se lo puedes decir a Billy.
"No
creo que sea un problema para él," gruñó Edward volviendo a su estado de
enojo.
—De acuerdo, vale —sonrió Jacob—. Me hago cargo.
—Te pagaré —continué.
Eso le ofendió.
—No. Quiero ayudarte. No admitiré que me pagues.
—Bien... ¿y qué tal si hacemos un trato? —iba improvisando sobre la
marcha, aunque me parecía razonable—. Yo solamente necesito una moto, y también
me hará falta recibir lecciones. ¿Qué podemos hacer al respecto? Podría darte
la otra moto a cambio de que me enseñes.
—Ge-nial —dividió la palabra en dos sílabas.
—Espera un minuto, ¿tienes ya la edad legal? ¿Cuándo es tu cumpleaños?
—Te lo perdiste —se burló él, estrechando sus ojos con un cierto
resentimiento burlón—. Tengo ya dieciséis.
—No es que la edad te lo haya impedido antes —murmuré—. Siento lo de tu
cumpleaños.
—No te preocupes por eso. También yo olvidé el tuyo. ¿Cuántos has
cumplido, cuarenta?
"Ella
a veces actúa como si los tuviera", dijo Carlisle elogiándola.
"Ella no los aparenta en estos momentos", gruñó Edward.
"No sé", dijo Emmett riendo como loco. "Tal vez está pasando por su crisis de mediana edad o algo así y trata de sentirse joven montando motos y eso."
"Ella no los aparenta en estos momentos", gruñó Edward.
"No sé", dijo Emmett riendo como loco. "Tal vez está pasando por su crisis de mediana edad o algo así y trata de sentirse joven montando motos y eso."
Resoplé con desdén.
—Cerca.
—Podríamos hacer una fiesta compartida para celebrarlo.
—Suena como una cita.
Sus ojos chispearon ante la palabra.
“No te pases perrito” le dijo Edward al libro con voz dura.
“Pero si ella le insinuó la cita” dijo Emmett riendo.
“Ella es solo amable con él” dijo Edward totalmente conevencido.
Necesitaba controlar mi entusiasmo a fin de no infundirle una idea
equivocada, pero lo cierto es que me resultaba difícil ya que hacía mucho
tiempo que no me sentía tan ligera y optimista.
—Quizás cuando terminemos las motos, que serán una especie de
autorregalo —añadí.
—Trato hecho. ¿Cuándo me las traerás?
Me mordí el labio, avergonzada.
—Las tengo en mi coche —admití.
—Genial —parecía decirlo sinceramente.
—¿Las verá Billy si las traemos aquí?
Me guiñó el ojo.
"Argh",
dijo Edward. "Tienes razón, esta amistad va a ser realmente molesta. Sobre
todo porque yo odiaré cada minuto, pero si estoy feliz de que ella se sienta un
poco mejor."
"Me alegro de oír eso, el primer paso para salir adelante es la aceptación.", dijo Emmett, palmeando la espalda de Edward con una amplia sonrisa.
"Me alegro de oír eso, el primer paso para salir adelante es la aceptación.", dijo Emmett, palmeando la espalda de Edward con una amplia sonrisa.
—Seremos astutos.
Nos acercamos desde el este y caminamos pegados a los árboles cuando nos
quedamos a la vista de la casa, simulando un paso casual, como de ir de paseo,
sólo por si acaso. Jacob descargó las motos con rapidez desde la plataforma
trasera del coche y las llevó una por una a la maleza, donde nos escondimos.
Le resultó muy fácil, y yo pensé que las motos pesaban mucho más de lo
que parecía, viéndole actuar.
—No están tan mal —dictaminó Jacob mientras las empujaba hasta ponerlas
a cubierto bajo los árboles—. Esta de aquí tal vez llegue a valer algo cuando
acabe con ella. Es una Harley Sprint.
—Ésa entonces para ti.
—¿Estás segura?
—Totalmente.
—Esta otra, sin embargo, va a costar algo de pasta —sentenció mientras
torcía el gesto al examinar el metal oxidado y ennegrecido—. Tendremos que
ahorrar para comprar algunos componentes primero.
—Nosotros, no —disentí—. Compraré todo lo necesario si tú haces esto sin
cobrar.
—No lo sé... —murmuró.
—Tengo algún dinero ahorrado. Ya sabes, mi fondo para la universidad.
A la porra la universidad, dije para mis adentros.
"Ella va a gastar su fondo para la universidad en estas
motos estúpidas?" Edward gruñó.
“Por
lo menos Jacob tiene que saber que eso es estupido”
No había ahorrado lo bastante para ir a un lugar realmente bueno, y
además, de todos modos, no tenía intención de marcharme de Forks. ¿Qué
diferencia habría si lo descargaba un poco?
Jacob se limitó a asentir. Aquello le parecía perfectamente coherente.
"Cachorro estúpido", gruñó Edward otra vez.
Me regodeé en mi suerte mientras avanzábamos disimuladamente hacia el
garaje prefabricado. Sólo un adolescente hubiera estado de acuerdo en engañar a
nuestros respectivos padres para reparar unos vehículos peligrosos con el
dinero destinado para mi educación universitaria. Él no había encontrado nada
malo en esto. Jacob era un regalo de los dioses.
"Ese es el final del capítulo," dijo Edward.
"Bueno, no puedo esperar a ver qué va a pasar después" Emmett se rió.
"Bueno, no puedo esperar a ver qué va a pasar después" Emmett se rió.
YYYY???? Que tal
quedo??? Merezco reviews??? Les gusto la banda sonora “GRUÑIDOS CELOSOS DE
EDWARD CULLEN”??????
2 comentarios:
Esta super me encanta este fic sigue asi y porfa actualizza rapido :D
Me encanta.
Y mas me va a encantar ver los celos de Edward jaja
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