Aviso: Los libros aquí transcriptos y los personajes
pertenecen a Stephenie Meyer y la historia original “Reading New Moon” a
Choices HP, yo solo la traduzco, todo esto es sin ánimos de lucro, solo
por mero entretenimiento.
“Tres son multitud” leyó Carlisle
"Tengo la sensación de que Mike podría estar en
esto", se rió Emmett.
El tiempo comenzó a transcurrir mucho más deprisa de lo que lo había
hecho hasta ese momento. El instituto, el trabajo y Jacob —no necesariamente en
ese orden— trazaron un camino a seguir nítido y sencillo, y Charlie vio
cumplido su deseo: dejé de estar abatida. Por supuesto, no me engañaba del
todo, no podía ignorar las consecuencias de mi comportamiento cuando me detenía
a hacer un balance de mi vida, lo cual procuraba que no sucediera a menudo.
Yo era como una luna perdida —una luna cuyo planeta había resultado
destruido, igual que en algún guión de una película de cataclismos y
catástrofes— que, sin embargo, había ignorado las leyes de la gravedad para
seguir orbitando alrededor del espacio vacío que había quedado tras el
desastre.
Empecé a mejorar montando en moto, y eso significaba unos cuantos
vendajes menos con los que preocupar a Charlie, pero también el debilitamiento
de la voz que me hablaba, hasta que al fin ya no la oí.
"Eres
feliz ahora?" Preguntó Jasper.
"Debería estarlo," dijo Edward, luciendo tenso. "Pero ahora ella va a encontrar algo más peligroso... y podría ser mucho peor".
"Debería estarlo," dijo Edward, luciendo tenso. "Pero ahora ella va a encontrar algo más peligroso... y podría ser mucho peor".
Me sumí en un silencioso pánico.
Me lancé con frenética desesperación a la búsqueda del prado y me devané los
sesos para encontrar otras actividades que produjeran adrenalina.
"Ves",
suspiró Edward.
No me fijaba en los días transcurridos —no había motivo alguno para que
lo hiciera—, sino que intentaba vivir el presente al máximo, sin olvidar el
pasado ni dificultar la llegada del futuro, por eso me sorprendió la fecha
cuando Jacob la sacó a colación durante uno de nuestros sábados de estudio.
Estaba delante de su casa esperando a que detuviera el coche.
—Feliz día de San Valentín —dijo Jacob con una sonrisa
"Sssssffff,"
susurró Edward con dientes apretados “No pierde oportunidad”
pero, al mismo tiempo,
agachando la cabeza.
Me tendió una pequeña caja rosa que se balanceó sobre la palma de su
mano. Eran los típicos caramelos con forma de corazón.
—Jo, me siento como una gilipollas —farfullé—. ¿Hoy es San Valentín?
Jacob asintió con la cabeza con fingida tristeza.
—Mira que a veces puedes estar en la inopia. Sí, hoy es catorce de
febrero. Entonces, ¿vas a ser mi enamorada el día de hoy? Dado que no tienes
una cajita de caramelos de cincuenta centavos, es lo menos que puedes hacer.
Comencé a sentirme incómoda. Estaba hablando de guasa, pero sólo en
apariencia.
"Debe
ser difícil, cuando a tu mejor amigo es obvio que le gustas pero... eh... estás
demasiado enamorada obsesionada con un vampiro como para poder devolverle los
sentimientos", bromeó Alice.
—¿Qué implica eso exactamente? —pregunté para intentar salirme por la
tangente.
—Lo de siempre... Que seas mi esclava de por vida, y ese tipo de cosas.
—Ah, bueno, si es sólo eso...
Me tomé un dulce a la espera de idear la manera de dejar claros los
límites. Una vez más. Parecían volverse muy, muy difusos con Jacob.
—Bueno, ¿qué vamos a hacer mañana? ¿Senderismo o una visita a urgencias?
—Senderismo —decidí—. No eres el único capaz de obsesionarse con algo.
Empiezo a creer que me he imaginado ese prado... —torcí el gesto al mencionar
el lugar.
"No
es una buena elección de las palabras," dijo Jasper.
"Están muy cerca de la forma en cómo ella se está sintiendo realmente", se quejó Edward.
"Están muy cerca de la forma en cómo ella se está sintiendo realmente", se quejó Edward.
—Lo encontraremos —me aseguró—. Motos el viernes, ¿hace?
Entonces vi la ocasión y me lancé a ella sin pensarlo dos veces.
—El viernes voy a ir al cine. Siempre se lo estoy prometiendo a mis
compañeros de la cafetería.
A Mike le iba a encantar...
“Oh, genial, ahora tendré que aguantar a Mike” dijo Edward refunfuñando.
“Tú estás ahí? No!!!! Pues, te aguantas” termino riendo Emmett.
... pero a Jacob se le descompuso el rostro y atisbé la decepción en sus
oscuros ojos antes de que clavara la mirada en el suelo.
—Tú también vendrás, ¿no? —me apresuré a añadir—. ¿O será para ti un
latazo soportar a un grupo de aburridos estudiantes de último año?
"Pensé
que el punto de ir con los otros era para poner algo de distancia entre los
dos", dijo Alice.
De ese modo, aproveché la ocasión para marcar una cierta distancia entre
los dos.
"Al
parecer, a ella no le gusta verlo triste", se quejó Edward, "pero
ella nunca lo hace. Ella es muy amable."
No soportaba la idea de hacer daño a Jacob.
“No me equivocaba” suspiró Edward.
Existía cierta conexión entre nosotros, aunque fuera de un modo
peculiar, y su pena me dolía. Además, la idea de disfrutar de su compañía
durante el calvario —le había prometido a Mike lo del cine, pero no me hacía
demasiada gracia la idea de llevarlo a cabo— resultaba también una tentación.
—¿Te apetece que vaya yo... con tus amigos?
"Quiero
ver como de alguna manera van a llegar a
ser sólo el lobo y Mike," rió Emmett. "Esto debe ser
interesante."
—Sí —admití con franqueza, y continué con unas palabras que eran como
pegarme un tiro en el pie—: Me divertiré mucho más si vienes tú. Invita a Quil,
haremos una fiesta.
—Quil va a flipar. ¡Chicas del último curso!
Soltó una carcajada y puso los ojos en blanco. Ninguno de los dos
mencionamos a Embry. Yo también me reí.
—Intentaré llevarle un grupo variado.
Le saqué a colación el tema a Mike cuando terminó la clase de Lengua y
Literatura:
—Eh, Mike, ¿tienes libre este viernes por la noche?
Alzó los ojos azules en los que de inmediato relampagueó la esperanza.
—Sí, así es. ¿Quieres salir?
Formulé mi respuesta con sumo cuidado.
—Estaba pensado en formar un grupo para ir a ver Crosshairs —enfaticé
la palabra «grupo». Esta vez había hecho los deberes e incluso me había leído
los resúmenes de las películas para asegurarme de que no me iban a pillar
desprevenida.
Se suponía que dicho largometraje era un baño de sangre de principio a
fin. No me había recuperado hasta el punto de poder aguantar sentada la visión
de una película de amor—. ¿A que suena divertido?
—Sí —coincidió, visiblemente menos interesado.
—Guay.
Pareció recuperar su nivel de entusiasmo del principio al cabo de un
momento y propuso:
—¿Qué te parece si invitamos a Angela y a Ben? ¿O a Eric y Katie?
"Tratar
de crear una doble cita?" Emmett se rió.
"No sé por qué él cree que todavía tiene una oportunidad", susurró Edward. "Ella, obviamente, está tratando de evitar que parezca como una cita."
"Pero ella se lo está pidiendo", dijo Alice. "Además, todavía estás celoso de él... así que todavía espera."
"No sé por qué él cree que todavía tiene una oportunidad", susurró Edward. "Ella, obviamente, está tratando de evitar que parezca como una cita."
"Pero ella se lo está pidiendo", dijo Alice. "Además, todavía estás celoso de él... así que todavía espera."
Al parecer, se proponía convertir aquello en una especie de doble cita.
—¿Y qué tal si vienen todos? —sugerí—, y Jessica también, por supuesto.
Y Tyler, y Conner, y tal vez Lauren —añadí a regañadientes. Le había prometido
variedad a Quil.
“Bella siempre cumple” dijo Emmett
sonriendo “Siempre y cuando no sean promesas estúpidas hechas a un
vampiro”
—Vale —musitó Mike con frustración.
—Además —proseguí—, cuento con un par de amigos de La Push a los que voy
a invitar, por lo que parece que vamos a necesitar tu Suburban si acude todo el
mundo.
Mike entrecerró los ojos con recelo.
—¿Son ésos los amigos con los que ahora te pasas todo el tiempo
estudiando?
—Sí, los mismos —respondí con desenfado—, aunque considéralo más bien
unas clases particulares... Sólo son de segundo...
—Ah —repuso Mike, sorprendido, y sonrió después de considerarlo unos
instantes.
Sin embargo, al final no se necesitó el Suburban de Mike.
Jessica y Lauren se disculparon alegando estar ocupadas en cuanto Mike
dejó entrever que yo andaba de por medio. Eric y Katie ya tenían planes
—celebraban el aniversario de sus tres semanas, o algo parecido—. Lauren se
adelantó a Mike a la hora de hablar con Tyler y Conner, por lo que ambos
estaban muy ocupados. Incluso Quil quedó descartado, castigado por pelearse en
el instituto. Al final, sólo podían ir Angela, Ben y, por supuesto, Jacob.
Pese a todo, la escasa participación no disminuyó las expectativas de
Mike.
"Por
supuesto que no, ahora hay menos gente para compartir a Bella" Emmett
bromeó.
No sabía hablar de otra cosa que no fuera la salida del sábado.
—¿Estás segura de que no prefieres ir a ver Tomorrow and Forever?—preguntó
durante el almuerzo, refiriéndose a la comedia romántica de moda que encabezaba
la taquilla—. En la página web Rotten Tomatoes la ponen mejor.
—Prefiero ver Crosshairs —insistí—. Me apetece ver un poco de
acción, busco algo de vísceras y sangre —
"Ese
tipo de películas siempre me hacen dar hambre", sonrió Emmett.
Mike giró la cabeza en otra dirección, pero no antes de que pudiera ver
su expresión, que decía: «Pues sí, está loca».
"Lo
está , pero no de esa manera", se rió Emmett.
Un vehículo muy conocido estaba aparcado delante de mi casa cuando
llegué después del instituto. Jacob permanecía apoyado en el capó. Una enorme
sonrisa le iluminaba el rostro.
"El
chucho deberá haber terminado el Volkswagen," dijo
Rosalie.
—¡Increíble! —grité mientras salía del coche de un salto—. ¡Lo has
acabado! ¡No me lo puedo creer! ¡Has terminado el Volkswagen Golf!
Esbozó una sonrisa radiante.
—Esta misma noche... Éste es el viaje inaugural.
Alcé la mano para que chocara esos cinco. Y lo hizo, pero dejó allí la
suya y retorció sus dedos a través de los míos.
—Así pues..., ¿conduzco yo esta noche?
—Segurísimo —contesté, y luego suspiré.
—¿Qué ocurre?
—Me rindo... No puedo superar esto. Tú ganas. Eres el mayor.
Se encogió de hombros sin sorprenderse por mi capitulación y contestó:
—Naturalmente que lo soy.
El Suburban dobló la esquina dando resoplidos. Yo retiré mi mano de la
de Jacob, pero Mike nos vio y puso una cara que fingí no advertir.
—Recuerdo a ese tío —dijo Jacob con un hilo de voz mientras Mike
aparcaba al otro lado de la calle—. Es el que se creía que eras su novia.
¿Sigue confundido?
"Mira
quién habla", dijo Edward irónico.
Enarqué una ceja.
—Hay gente inasequible al desaliento.
—Puede que no —repuso Jacob con gesto pensativo—; a veces, la
persistencia tiene su recompensa.
—Aunque la mayoría de las veces sólo es un fastidio.
Mike salió del coche y cruzó la calle.
—Hola, Bella —me saludó; luego, su mirada se llenó de cautela cuando
alzó los ojos hacia Jacob. También yo le miré, intentando mostrarme objetiva.
En realidad, no parecía un chico de segundo para nada. Era tan grande que la
cabeza de Mike apenas le llegaba al hombro. No quería ni imaginar adonde le
llegaba yo cuando estaba a su lado. Además, su rostro tenía un aspecto más
adulto incluso que el del mes pasado.
"Sabes,
he estado pensando que el crecimiento rápido puede ser un signo de convertirse
en un hombre lobo", reflexionó Carlisle. "No tengo ningún punto de
referencia, pero parece que Jacob está creciendo a un ritmo sin
precedentes."
"No sabemos si él es un hombre lobo", respondió Edward, aunque su voz indicaba que no estaba seguro.
"No creo que él sea uno... todavía", dijo Carlisle. "Creo que la racha rápido crecimiento es un indicador".
"Eso no me hacen sentir mejor", se quejó Edward.
"No sabemos si él es un hombre lobo", respondió Edward, aunque su voz indicaba que no estaba seguro.
"No creo que él sea uno... todavía", dijo Carlisle. "Creo que la racha rápido crecimiento es un indicador".
"Eso no me hacen sentir mejor", se quejó Edward.
—Hola, Mike. ¿Recuerdas a Jacob Black?
—La verdad es que no —le tendió la mano.
—Soy un viejo amigo de la familia —se presentó Jacob mientras le
estrechaba la mano. Ambos apretaron con más fuerza de la necesaria. Mike dobló
los dedos cuando cesó el saludo.
Oí sonar el teléfono de la cocina y antes de salir disparada hacia la
casa les dije:
—Será mejor que conteste. Podría ser Charlie.
Era Ben. Angela había contraído una gripe estomacal y a él no le parecía
bien venir sin ella. Se disculpó por ponernos en un apuro.
"No
pidas disculpas, esto es genial!"
Emmett sonrió.
Caminé de regreso junto a los chicos que me esperaban moviendo la
cabeza. En realidad, esperaba que Angela se recuperara pronto, pero debía
admitir que este suceso me disgustaba por razones puramente egoístas. Aquella
noche íbamos a estar sólo nosotros tres, Mike, Jacob y yo. Esto va a ir
sobre ruedas, pensé con macabro sarcasmo.
"Justo
lo que yo pensaba," Emmett sonrió.
"Sin embargo, creo que el tono es diferente" Jasper sonrió también.
"Sin embargo, creo que el tono es diferente" Jasper sonrió también.
No parecía que Mike y Jake hubieran empezado a hacerse amigos en mi ausencia.
Se miraban el uno al otro a varios metros de distancia mientras me esperaban.
Mike tenía una expresión huraña mientras que la de Jacob era tan jovial como
siempre.
—Angela está enferma —les dije con desánimo—, por lo que ni ella ni Ben
van a venir.
—Parece que la gripe ataca de nuevo. Austin y Conner faltaron hoy a
clase. Tal vez deberíamos dejarlo para otro momento —sugirió Mike.
"Pensé
que a Mike le encantaría", sonrió Emmett.
Jacob habló antes de que yo pudiera mostrarme de acuerdo.
—Yo todavía quiero ir, pero si prefieres retirarte, Mike…
"Mike
si irá," se rió Emmett otra vez interrumpiendo la lectura.
—No, yo voy —le interrumpió Mike—. Sólo estaba pensando en Angela y Ben.
Vamos.
Comenzó a andar hacia su vehículo, pero yo le pregunté:
—¿Te importa que conduzca Jacob, Mike? Se lo prometí porque acaba de
terminar su coche. Lo ha hecho con sus propias manos partiendo de cero
—alardeé, orgullosa como una mamá de la Asociación de Padres de Alumnos cuyo
hijo figura en la lista del director.
"Oh,
nuestro Mike está un poco celoso", se rió Emmett.
"Parece que él no es el único", sonrió Alice, mirando por encima el ceño fruncido de Edward.
"Parece que él no es el único", sonrió Alice, mirando por encima el ceño fruncido de Edward.
—Estupendo —espetó Mike.
—En ese caso, vamos —dijo Jacob, como si eso lo arreglara todo. Era el
que parecía más cómodo de los tres.
Mike se subió al asiento trasero del Golf con cara de enfado.
Jacob siguió con su alegría congénita y no dejó de parlotear hasta que
no pude hacer otra cosa que olvidar a Mike, que se iba enfurruñando
calladamente en el asiento de atrás.
Luego, cambió de estrategia. Se inclinó hacia delante hasta apoyar el
mentón sobre el hombro del asiento, con su mejilla rozando la mía. Me giré
hasta acabar de espaldas a la ventanilla para alejarme. Entonces, interrumpió a
Jacob a media frase para preguntar con tonillo petulante:
—¿No funciona la radio de este trasto?
—Sí —contestó Jacob—, pero a Bella no le gusta la música.
"¿Cómo
sabe eso?" Edward dijo. "Dudo que ella se lo haya dicho."
"El cachorro debe ser atento", dijo Alice.
"El cachorro debe ser atento", dijo Alice.
Miré a Jake sorprendido. Yo nunca se lo había dicho.
—¿A Bella? —preguntó Mike atónito.
—Tiene razón —murmuré sin dejar de mirar el sereno semblante de Jacob.
—¿Cómo no te va a gustar la música? —inquirió Mike.
"No
es que ella no le guste", dijo Esme tristemente, mirando a Edward.
—No sé —me encogí de hombros—. Es sólo que... me molesta.
—Bah.
Mike se echó hacia atrás.
Jacob me entregó un billete de diez dólares cuando llegamos al cine.
—¿Y esto por qué? —objeté.
—No tengo la edad necesaria para entrar en este cine sin la compañía de
un adulto.
Emmett soltó una fuerte risotada.
Me reí con ganas.
—Y a propósito de los parientes adultos... ¿Va a matarme Billy si te
meto de tapadillo a ver esta película?
—No, le dije que planeabas corromper la inocencia de mi juventud.
“Como planea Bella corromper la inocencia del cachorrito?” dijo Emmett
meneando las cejas sugestivamente.
“Cállate” le dijo Edward amenazantemente.
Me reí por lo bajo. En ese momento Mike apresuró el paso para darnos
alcance.
Casi habría preferido que Mike hubiera optado por retirarse. Seguía de
morros y sin participar en el grupo, pero tampoco quería que la noche terminara
en una cita a solas con Jacob. Y aquella actitud suya no ayudaba en nada.
La película era exactamente lo que decía ser. Cuatro personas salían
despedidas por los aires y otra resultaba decapitada en los títulos. La chica
del asiento de delante se cubrió en ese momento los ojos con la mano y hundió
la cabeza en el pecho de su acompañante. Él le palmeaba el hombro y de vez en
cuando también se estremecía. Mike no parecía estar viendo el largometraje.
Tenía el rostro crispado mientras contemplaba los flecos de la cortina que
había justo encima de la pantalla.
"¡Qué
cobarde!" Emmett se rió.
Me acomodé para soportar las dos horas de película. Al principio miraba
más los colores y el movimiento, en general, que a la gente, los coches y las
casas; pero entonces Jacob comenzó a reírse por lo bajo.
—¿Qué ocurre? —susurré.
—¡Oh, vamos! —me contestó con un murmullo—. La sangre que chorrea ese
tío llega a más de seis metros... ¡¿A quién pretenden engañar?!
"Bueno,
en realidad..." Emmett comenzó.
"Detente ya", se quejó Edward en lo que fuera que Emmett estaba pensando.
"Detente ya", se quejó Edward en lo que fuera que Emmett estaba pensando.
Se rió entre dientes una vez más cuando el asta de una bandera dejó
empalado a otro hombre en un muro de hormigón.
Después de eso, empecé a ver la película de verdad, y me reí con él a
medida que las mutilaciones fueron más y más ridículas. ¿Cómo podía luchar por
defender las borrosas fronteras de nuestra relación cuando me lo pasaba tan bien
en su compañía?
Tanto Jacob como Mike habían tomado posesión de los apoyabrazos de los
dos lados.
"Eso
no es muy caballeroso", dijo Esme.
"Yo no diría que son caballerosos" dijo Edward. "Ellos no fueron criados de esa manera."
"Yo no diría que son caballerosos" dijo Edward. "Ellos no fueron criados de esa manera."
Las manos de ambos descansaban en una posición forzada, con las palmas
hacia arriba, abiertas y preparadas, como el cepo de una trampa para osos.
Emmett
se rió de eso.
Jacob tenía el hábito de tomarme la mano en cuanto se le presentaba la
oportunidad, pero aquí, en la oscuridad del cine y bajo la mirada de Mike, iba
a tener un significado diferente, y estaba convencida de que él lo sabía. No
podía creer que Mike estuviera pensando lo mismo, pero su mano estaba situada
exactamente igual que la de Jacob.
“Contrólate Edward” dijo Jasper cansinamente.
“Yo no hice nada” dijo Edward medio gruñendo.
“Si claro, como no! Se burlo Jasper “Tu cara y emociones en este momento
me recuerdan a cuando leíamos sobre James”
“Ese par me está sacando de quicio” solo dijo Edward mirando fijamente
al libro como si este tuviera la culpa.
“No puedes estar celoso de Mike” se burlo también Emmett.
“El está con ella” dijo Edward como si fuera la gran explicación.
“Pero Mike es inofensivo” argumentó Emmett.
“Además Bella solo siente
fastidio por él” aportó Rosalie que tampoco le caía muy bien Mike. “Deberías
preocuparte por el chucho, no por ese niñato”
“Oh, gracias, eso es de gran ayuda” dijo Edward con sarcasmo.
Crucé los brazos con fuerza encima del pecho y esperé a que se les durmieran
las manos por falta de riego.
“Tú mandas Bella” festejo Emmett.
Mike se rindió primero, pero hacia la mitad de la película volvió a
apoyar el brazo y se inclinó hacia delante para sujetar la cabeza entre las
manos. Al principio, pensé que reaccionaba ante algo que había visto en la
pantalla, pero luego se quejó y le pregunté en un susurro:
—Mike, ¿estás bien?
La pareja de delante se volvió a mirarle cuando se quejó de nuevo.
—No —contestó entrecortadamente—, creo que estoy enfermo.
La luz de la pantalla me permitió verle el rostro, bañado en sudor.
Mike gimió una vez más y salió disparado hacia la puerta.
“Por favor que sea lo que estoy pensando” dijo Edward asombrando a
todos.
“Oye, yo soy el que se ríe de Mike” dijo Emmett sonriendo.
“Si, pero el chico me desespera” Dijo Edward encogiéndose de hombros.
Me alcé para seguirle y Jacob me imitó de inmediato, pero yo le susurré:
—No, quédate. Voy a asegurarme de que está bien.
Vino conmigo de todos modos.
—No tenías que haber venido. Aprovecha tus ocho pavos de gore —insistí
mientras subíamos hacia el pasillo.
—Ésa sí que es buena. Te los puedes quedar, Bella. Esa película es una
mierda —contestó levantando la voz cuando salimos del cine.
"Eso
no es lo único que será una mierda", se rió Emmett.
“Emmett
por favor” dijo Esme.
“Lo
siento” Emmett bajo la cabeza.
Me alegré de que me hubiera acompañado al no ver señales de Mike en el
pasillo. Jacob se coló en los servicios de caballeros para buscarle y estuvo de
vuelta al cabo de unos segundos:
—Está ahí dentro. Todo en orden —dijo poniendo los ojos en blanco—. ¡Qué
blandengue! Deberías haber buscado a alguien con más estómago, alguien que se
ría en las películas gore que hacen vomitar a otros.
—Abriré bien los ojos en busca de alguien así.
Estábamos los dos solos en el pasillo, ya que ambas salas estaban a
mitad de proyección de la película, e imperaba tal silencio que oíamos remover
las palomitas en la tienda de la entrada.
Jacob fue a sentarse en un sillón tapizado de terciopelo pegado a la
pared y dio unas palmaditas junto a él.
"Tengo
la sensación de un momento privado vendrá", dijo Emmett. "Uno donde
ella pisoteé el corazón del pobre lobito."
—Tenía pinta de que iba a estar ahí dentro durante un buen rato —dijo,
estirando las largas piernas mientras se acomodaba para esperar.
Suspiré y me reuní con Jacob, que tenía el aspecto de estar pensando
cómo difuminar más las líneas. Y tanto. Se acercó a mí en cuanto me senté y me
pasó el brazo por los hombros.
“Por qué es tan insistente?” dijo Edward moviendo sus manos exasperado.
—Jake —protesté a la vez que me alejaba.
Dejó caer el brazo sin que pareciera haberse molestado ni un ápice por
el pequeño rechazo. Extendió la mano y tomó la mía con firmeza, rodeó mi muñeca
con la otra mano libre cuando la fui a retirar. ¿De dónde sacaba la confianza?
"Debe
haber decidido aclarar las cosas entre ellos dos", dijo Alicia. "Y él
va a decírselo en este momento."
"Genial", se quejó Edward, con cara de preocupación.
"Genial", se quejó Edward, con cara de preocupación.
—Espera, espera un momento, Bella —dijo con voz calmada—. Dime una cosa.
Hice una mueca de disgusto. No me apetecía pasar por eso. No sólo en ese
momento, nunca. En mi vida no quedaba nada más importante que Jacob Black, pero
él parecía decidido a estropearlo todo.
“Pobre Bella” suspiró Esme.
—¿Qué? —murmuré con acritud.
—Te gusto, ¿vale?
—Sabes que sí.
—¿Más que ese vacilón que está vomitando hasta la primera papilla?
—indicó la puerta del baño con un movimiento de cabeza.
—Sí —suspiré.
“Ves, no tenías que preocuparte del pobre Mike” dijo Emmett.
“Ya sé” dijo Edward todavía preocupado por la conversación que se
avecinaba entre Jacob y Bella.
—¿Más que cualquiera de los chicos que conoces? —permanecía tranquilo y
sereno, como si mi respuesta no le importase o ya supiera cuál iba a ser.
—Y más que las chicas —señalé.
—Pero eso es todo —sentenció. No era una pregunta.
Era duro responderle, pronunciar esa palabra. ¿Se sentiría herido y me
evitaría? ¿Cómo iba a poder soportarlo?
Edward
de pronto gruño enojado cuando se dio cuenta de algo..
"¿Qué pasa?" Preguntó Jasper confundido por la ola de furia que le llego de repente.
"Él va a usar eso... su necesidad... para hacerla estar con él", gruñó Edward entrecortado.
"Edward, creo que Jacob realmente se preocupa por ella", dijo Esme dulcemente. "Sé que no te gusta lo que pasa con ellos... pero él no va a forzarla, en cualquier sentido de la palabra, a que esté con él."
"Correcto", dijo Edward enfurecido por tener que confiar tanto en el chucho.
"¿Qué pasa?" Preguntó Jasper confundido por la ola de furia que le llego de repente.
"Él va a usar eso... su necesidad... para hacerla estar con él", gruñó Edward entrecortado.
"Edward, creo que Jacob realmente se preocupa por ella", dijo Esme dulcemente. "Sé que no te gusta lo que pasa con ellos... pero él no va a forzarla, en cualquier sentido de la palabra, a que esté con él."
"Correcto", dijo Edward enfurecido por tener que confiar tanto en el chucho.
—Sí —susurré.
Me dedicó una gran sonrisa.
—Pues no hay problema, ya sabes, como tú eres la que más me gusta y
crees que estoy bien... Estoy preparado para ser sorprendentemente persistente.
“Que novedad” dijo Alice que tampoco le gustaba la idea de que algo
ocurriera entre ellos.
—No voy a cambiar —repuse; oí el tono triste de mi voz a pesar de que
había intentado que sonara normal.
Permaneció pensativo, sin hacer bromas.
—Se trata aún del otro, ¿verdad?
“Hasta Jacob lo sabe” dijo Jasper tratando de apaciguar a Edward.
Me encogí. Resultaba extraño que supiera que no debía pronunciar su
nombre, así como lo de la música en el coche. Me había calado en muchas cosas
que yo no le había dicho jamás.
Edward
cerró los ojos y dijo: "Tienes razón".
—No tienes por qué hablar de ello —me dijo.
Asentí, agradecida.
—Pero no te enfades porque te ronde, ¿vale? —Jacob me palmeó el dorso de
la mano—. No me voy a rendir. Tengo tiempo de sobra.
Suspiré.
—No deberías desperdiciarlo en mí —le respondí, aunque quería que lo
hiciera,
Alice soltó una
risita involuntaria.
"¿Qué te
hace tanta gracia, Alice?" se quejó Edward.
"Eso sonó
mucho al último libro", señaló Alice. "Yo quiero que te vayas, pero
necesito que te quedes ..."
"Cállate", gruñó Edward.
"Cállate", gruñó Edward.
“bueno” dijo
Alice riendo.
en especial si estaba dispuesta a
aceptarme tal y como yo me encontraba, es decir, como algo muy parecido a un
objeto estropeado.
—Es lo que quiero hacer, siempre y cuando que te guste estar en mi
compañía.
—No logro imaginarme cómo no voy a querer estar contigo —le respondí
sinceramente.
Jacob esbozó una sonrisa radiante.
—Puedo vivir con eso.
—No esperes nada más —le previne mientras intentaba retirar mi mano. Él
la retuvo con obstinación.
Edward seguía gruñendo como un león enojado, dijeran lo que dijeran los
demás él seguía pensando que Jacob iba a aprovecharse de la situación.
—En realidad, esto no te molesta, ¿verdad? —inquirió mientras me
estrechaba los dedos.
—No.
Suspiré. Era agradable en verdad. Sentía su mano mucho más caliente que
la mía, que últimamente estaba demasiado fría.
—Tampoco te preocupa lo que él piense —alzó el pulgar en dirección a los
servicios.
—Supongo que no.
—En tal caso, ¿cuál es el problema?
—El problema —le dije— es que esto tiene un significado diferente para
mí que para ti.
Edward soltó el aire que tenía contenido, en realidad no necesitaba el
aire, pero no podía evitar quedarse como una estatua esperando lo que Bella iba
a decir sobre sus sentimientos hacia Jacob.
—Bueno —su presa en torno a mi mano se tensó más—. Ése es mi problema,
¿no?
—Perfecto —refunfuñé—, pero no lo olvides.
—No voy a hacerlo. Ahora soy yo quien sujeta la granada sin el seguro,
¿no? —espetó mientras me codeaba las costillas.
“Y… termino el momento sentimental” dijo Emmett riendo “Menos mal, ya me
estaba aburriendo”
Puse los ojos en blanco. Supuse que si le apetecía hacer un chiste al
respecto, tenía todo el derecho del mundo.
Rió entre dientes y sin hacer ruido mientras la yema de su dedo trazaba
distraídamente diseños sobre el dorso de mi mano.
—¡Qué cicatriz tan rara tienes ahí! —
Edward
se tensó ante la sola mención de esa cicatriz.
dijo de pronto mientras me giraba la muñeca para examinarla—. ¿Cómo te
la hiciste?
El índice de su mano libre recorrió la línea de la gran media luna
plateada que apenas era visible en mi pálida piel. Torcí el gesto.
—¿De verdad esperas que recuerde dónde me hice todas las cicatrices?
"No,
pero si sabes de dónde viene esa " murmuró Jasper mientras se
frotaba una de sus propias cicatrices.
Alice
lo noto y puso su mano sobre la de Jasper que frotaba su cicatriz, como siempre
haciéndole notar, que ya no estaba más solo, que ella siempre estaría con él.
Esperé a que los recuerdos se abatieran sobre mí y abrieran de nuevo el
hueco del pecho, pero, como ocurría tan a menudo, la presencia de Jacob me
mantuvo de una pieza.
—Está fría —musitó mientras presionaba suavemente la zona donde James me
había cortado con sus colmillos.
Fue entonces cuando Mike salió del baño dando tumbos, con el rostro lívido
y sudoroso. Tenía un aspecto horrible.
—¡Mike! —exclamé de forma entrecortada.
—¿Te importa que nos vayamos ya? —susurró.
—No, por supuesto que no —liberé mi mano de un tirón y me precipité para
ayudarle a caminar, ya que su paso parecía poco firme.
—¿Era demasiado fuerte para ti la película? —preguntó Jacob sin
misericordia.
“Me cae bien el cachorro” dijo Emmett como quien no quiere la cosa.
“Qué?” pregunto Edward sintiéndose dolido y traicionado por su propio
hermano.
“Oh, bueno, me cae bien como es él, no que te quiera robar a Bella,
okey?” dijo Emmett medio disculpándose.
“De acuerdo” dijo Edward poco convencido.
Los demás solo rieron por el intercambio que habían tenido los hermanos.
Mike le dirigió una mirada malévola y farfulló:
—En realidad, no he visto prácticamente nada. Sentí náuseas antes de que
apagaran las luces.
—¿Por qué no lo dijiste? —le reprendí mientras nos tambaleábamos en
dirección a la salida.
—Esperaba que se me pasase —respondió.
—Un segundito —dijo Jacob cuando llegamos a la puerta. Se encaminó a
toda prisa al puesto de venta de palomitas y le preguntó a la dependienta:
—¿Podría darme un cartucho vacío de palomitas?
La chica miró a Mike una sola vez y le entregó uno enseguida.
—Llévelo fuera cuanto antes, por favor —suplicó.
Obviamente, ella debía de ser la encargada de limpiar el suelo.
Arrastré a Mike hasta la fría humedad de la noche. Respiró hondo. Jacob
estaba detrás de nosotros y me ayudó a meter a Mike en la parte posterior del
coche; le dedicó una mirada severa cuando le entregó el cartucho.
—Por favor —se limitó a decirle.
"Vamos,
Mike, vomítale en el coche", se rió Emmett. "Es la mejor oportunidad
de venganza".
Bajamos los cristales de las ventanillas para dejar que el frío aire
nocturno entrara en el coche, ya que albergábamos la esperanza de que eso
ayudara a Mike. Enrosqué los brazos alrededor de mi cuerpo para mantenerme
caliente.
—¿Tienes frío otra vez? —preguntó Jacob, que me rodeó con el brazo antes
de que pudiera responderle.
“Vamos Mike, vomita” dijo Edward apoyando la moción de Emmett.
“Oh dios, te has contagiado de Emmett” dijo Alice fingiendo horror “Jazz
debes alejarte de ese par”
Jasper solo se río.
“Oh vamos, solo lo digo porque eso alejará al chucho de Bella” dijo
Edward disculpándose.
—¿Tú no?
Negó con la cabeza.
—Debes de tener fiebre o algo así —refunfuñé. Estaba helando. Le toqué
la frente con los dedos y tenía la cabeza caliente.
—Vaya, Jake... ¡Estás ardiendo!
—Me siento bien —se encogió de hombros—. Estoy sano como un roble.
Torcí el gesto y le volví a tocar la cabeza. La piel ardía al contacto
con mis dedos.
—Tienes las manos heladas —se quejó.
—Tal vez sea yo —admití.
Mike gimió en el asiento de atrás y vomitó en el cubo.
"Aaaah",
rio Emmett.
Hice una mueca de asco. Esperaba
que mi estómago aguantara el sonido y el hedor. Jacob miró con ansiedad a su
espalda para cerciorarse de que Mike no había «mancillado» su coche.
“por favor que se derrame” dijo Emmett cruzando los dedos.
El viaje de vuelta se hizo más largo.
Jacob permaneció en silencio y pensativo. Su brazo me rodeaba y, con el
viento que soplaba, lo agradecí, ya que así conservaba el calor.
Mantuve la mirada fija en el parabrisas, consumida por una inmensa
culpa.
Era un gran error alentar a Jacob.
"Sí",
coincidió Edward.
Puro egoísmo.
“No Bella, tu no eres egoísta, yo soy el idiota que provoco todo esto”
suspiró Edward.
No importaba lo mucho que intentara dejarle clara mi posición, no lo
había hecho lo bastante bien si él guardaba alguna esperanza de que aquello
pudiera acabar en otra cosa que no fuera una amistad.
¿Cómo se lo podía explicar para que lo entendiera? Yo era una cáscara
vacía. Había estado completamente huera, como una casa desocupada —y declarada
en ruinas—, durante meses. Ahora había mejorado un poco. El salón estaba en
mejor estado, pero eso era todo, sólo una pequeña habitación. Él se merecía
algo mejor que eso,
"¿Quién
se preocupa por él?" Edward preguntó, exasperado.
"Edward" Esme reprendió.
"Lo siento", suspiró Edward, el cambio de pistas. "Pero aunque sólo sea una pequeña habitación es más de lo que nadie se merece."
mejor que una casa con una sola habitación, en ruinas y a precio de saldo.
"Edward" Esme reprendió.
"Lo siento", suspiró Edward, el cambio de pistas. "Pero aunque sólo sea una pequeña habitación es más de lo que nadie se merece."
mejor que una casa con una sola habitación, en ruinas y a precio de saldo.
De alguna manera, sabía que no le iba a alejar de mí. Le necesitaba demasiado,
aunque fuera egoísta por mi parte. Tal vez podía mostrarle con mayor claridad
mi postura para que me dejara en paz. La idea me hizo estremecer y Jacob me
estrechó con más fuerza.
Llevé a Mike a casa en su coche mientras Jacob seguía al Suburban para
acercarme después a la mía. Durante el trayecto de vuelta estuvo inusualmente
callado, y me pregunté si estaría pensando lo mismo que yo. Puede que estuviera
cambiando de idea.
"Sí,
claro", se burló Edward.
"Sí, Eddy no eres tan afortunado," rió Emmett
"Sí, Eddy no eres tan afortunado," rió Emmett
—Me autoinvitaría a entrar, en vista de que hemos llegado pronto —dijo
en cuanto frenamos junto a mi vehículo—, pero creo que tal vez tengas razón
sobre lo de la fiebre. Empiezo a sentirme un poco... extraño.
—Ay, no, ¡tú también! ¿Quieres que te lleve a casa?
—No —sacudió la cabeza con el ceño fruncido—. Aún no me siento enfermo,
sólo... mal.
"No
me gusta el sonido de eso", dijo Edward.
"A mi tampoco", coincidió Carlisle.
"A mi tampoco", coincidió Carlisle.
Si tengo que acercarme al arcén y parar, lo haré.
—¿Me llamarás en cuanto llegues? —le pregunté con ansiedad.
—Claro que sí.
Arrugó la frente y miró fijamente la oscuridad sin dejar de morderse el
labio.
Abrí la puerta para salir, pero me agarró suavemente por la muñeca y me
retuvo. Volví a notar su piel candente sobre la mía.
—¿Qué ocurre, Jake?
—Hay algo que quiero decirte, Bella, pero me parece que va a sonar un
tanto cursi.
“Y volvemos al momento sentimental “ dijo Emmett fingiendo aburrimiento.
Suspiré. Aquello iba a ser más de lo mismo, igual que en el cine.
—Adelante.
—Es sólo esto: sé lo infeliz que eres y que tal vez esto no te ayude en
nada, pero quiero que sepas que siempre estaré aquí. No voy a dejarte caer, te
prometo que siempre podrás contar conmigo.
Edward
se quejó: "Él es un buen amigo..."
"Y lo odias por ello", se rió Emmett.
"Si él es un hombre lobo... va a tener que romper esa promesa “ dijo Alice.
"No, yo no lo creo", dijo Edward con cara de póker, estaba sintiendo demasiadas emociones a la vez, a juzgar por la en el rostro de Jasper.
"Y lo odias por ello", se rió Emmett.
"Si él es un hombre lobo... va a tener que romper esa promesa “ dijo Alice.
"No, yo no lo creo", dijo Edward con cara de póker, estaba sintiendo demasiadas emociones a la vez, a juzgar por la en el rostro de Jasper.
Guau, sí que suena cursi. Pero lo sabes, ¿no? ¿Sabes que nunca jamás te
voy a hacer daño?
—Sí, Jake. Lo sé, y ya cuento contigo, probablemente más de lo que
piensas.
“Hermanito, cuando vuelvas vas a tener muchos problemas para despegar al
can de Bella” dijo Alice.
La sonrisa rota se extendió por su rostro como un amanecer grabado a
fuego en las nubes. Quise cortarme la lengua. No le había dicho ninguna
mentira, pero debería haberlo hecho. La verdad era un error que le iba a hacer
daño. Yo debería desanimarle.
"A
quién le importa el chucho?"
Rosalie se burló.
"No sé si me importa," dijo Edward, "pero sé que no quiero que le pase nada a él... aunque sea algo así..."
"¿Por qué?" Rosalie le miró como si hubiera vuelto loco.
"¿Has oído? Si el es herido, ella también" dijo Edward. "Yo no quiero eso... no quiero que Bella sufra más”
"No sé si me importa," dijo Edward, "pero sé que no quiero que le pase nada a él... aunque sea algo así..."
"¿Por qué?" Rosalie le miró como si hubiera vuelto loco.
"¿Has oído? Si el es herido, ella también" dijo Edward. "Yo no quiero eso... no quiero que Bella sufra más”
Una expresión extraña cruzó por su rostro, y dijo:
—Creo que será mejor que me vaya a casa, de verdad.
Salí del coche a toda prisa.
—¡Llámame! —grité mientras se alejaba.
Observé cómo se iba. Al menos, parecía mantener el control del vehículo.
Mantuve la vista fija en la calle vacía después de que se hubo marchado y me
sentí un poco mal, pero no por una razón física.
¡Cuánto me hubiera gustado que Jacob Black hubiera sido mi hermano! Un
hermano de carne y hueso, de modo que pudiera tener cierto derecho sobre él y
verme libre de todo remordimiento.
"Sí,
me gustaría eso también", se quejó Edward. "Entonces no sería un lobo
o mejor aún no tendríamos estos problemas..."
Dios sabía que nunca había pretendido aprovecharme de Jacob, pero no
pude evitar pensar que la culpa que sentía en ese momento quería decir que lo
había hecho.
Más aún, jamás había tenido intención de quererle.
Edward
suspiró.
"Al igual que un hermano", dijo Esme, tratando de levantarle el ánimo.
"Al igual que un hermano", dijo Esme, tratando de levantarle el ánimo.
Había una cosa que sabía a ciencia cierta, lo sabía en el fondo del
estómago y en el tuétano de los huesos, lo sabía de la cabeza a los pies, lo
sabía en la hondura de mi pecho vacío... El amor concede a los demás el poder
para destruirte.
Y
Edward se convirtió en la estatua de nuevo. No había nada que pudieran decirle
para levantarle el ánimo.
A mí me habían roto más allá de toda esperanza.
Edward tapó su rostro con las manos para acallar un poco su agonía,
realmente amaba a esa humana, él no había hecho nada todavía, pero le dolía el
dolor que ella sentía.
Pero yo necesitaba a Jacob, le necesitaba como si fuera una droga. Le
había usado como una muleta durante demasiado tiempo, y ahora estaba más
enganchada de lo que había planeado volver a estar con nadie. No soportaba la
idea de hacerle daño ni tampoco podía impedirlo. Él pensaba que el tiempo y la
paciencia me cambiarían, y yo sabía que, a pesar de que era un error total, le
iba a dejar intentarlo.
Era mi mejor amigo. Siempre iba quererle, pero eso nunca jamás iba a
bastar.
Espero
que eso nunca cambie pensó Edward para sus adentros
Entré en la casa para sentarme junto al teléfono y morderme las uñas.
—¿Ya ha terminado la película? —preguntó Charlie, sorprendido al verme
entrar. Estaba tumbado en el suelo, a treinta centímetros de la tele. Debía de
ser un partido apasionante.
—Mike se puso enfermo —le expliqué—. Algún tipo de gripe estomacal.
—¿Y tú estás bien?
—Por ahora me siento bien —contesté con reservas. Había estado
claramente expuesta.
"Mike
de seguro la contagió", dijo Carlisle a nadie en particular.
Me apoyé sobre la encimera, con las manos a centímetros del teléfono, e
intenté esperar pacientemente. Pensé en la extraña expresión del rostro de
Jacob antes de que se marchara y empecé a tamborilear con los dedos. Debía de
haber insistido en llevarle a casa.
Observé cómo avanzaban las manecillas de los minutos en el reloj. Diez.
Quince. No se tardaba más de un cuarto de hora en llegar incluso aunque hubiera
estado yo al volante, y Jacob conducía mucho más deprisa. Dieciocho minutos.
Descolgué y marqué.
Sonó una y otra vez. Tal vez Billy estuviera durmiendo. Tal vez había
marcado mal. Volví a intentarlo.
Billy respondió a la octava llamada, justo cuando estaba a punto de
colgar.
—¿Diga? —contestó con voz cautelosa, como si esperase malas noticias.
—Billy, soy yo, Bella. ¿Aún no ha llegado Jake a casa? Se marchó hace
casi veinte minutos.
—Está aquí —respondió con tono apagado.
—Se suponía que iba a llamarme —me enfadé un poco—. Se estaba poniendo
malo cuando se fue, y me preocupaba.
—Estaba... demasiado enfermo para telefonear. Ahora mismo no se
encuentra muy bien —Billy parecía frío. Comprendí que debía de querer estar con
Jacob.
—Si necesitáis cualquier cosa, dímelo —me ofrecí. Pensé en Billy, pegado
a la silla, y en Jake teniendo que arreglárselas solo—. Podría bajar...
—No, no —repuso Billy rápidamente—. Estamos bien. Quédate en casa.
La forma en que lo dijo resultó bastante antipática.
—De acuerdo —acepté.
—Adiós, Bella.
La línea se cortó.
—Adiós —murmuré.
"Así
que, ¿todo el mundo piensa que él es hombre lobo ahora.. . Ya estamos seguros, verdad?"
Preguntó Emmett.
"Sí", contestó Carlisle.
"Sólo Bella podría convertirse en la mejor amiga de un hombre lobo", se rió Emmett. "Ella es como un imán para lo sobrenatural".
"Ella no puede estar con él", se quejó Edward. "Ella estaba mejorando, pero esto sólo hará que todo sea peor."
"Ella va a entenderlo y todavía serán amigos", dijo Emmett agitando la mano con impaciencia.
"No es seguro para ella estar cerca de ellos", dijo Edward. "Los hombres Lobo son volátiles... es demasiado peligroso."
"Y eso es lo que Bella busca, recuerdas? Ella estará feliz", señaló Emmett, riendo.
"Argh", se quejó Edward ante su lógica.
"Sí", contestó Carlisle.
"Sólo Bella podría convertirse en la mejor amiga de un hombre lobo", se rió Emmett. "Ella es como un imán para lo sobrenatural".
"Ella no puede estar con él", se quejó Edward. "Ella estaba mejorando, pero esto sólo hará que todo sea peor."
"Ella va a entenderlo y todavía serán amigos", dijo Emmett agitando la mano con impaciencia.
"No es seguro para ella estar cerca de ellos", dijo Edward. "Los hombres Lobo son volátiles... es demasiado peligroso."
"Y eso es lo que Bella busca, recuerdas? Ella estará feliz", señaló Emmett, riendo.
"Argh", se quejó Edward ante su lógica.
Bueno, al menos había llegado a casa. Por extraño que parezca, no me
sentí menos preocupada. Subí con dificultad las escaleras, poniéndome neurótica
perdida. Tal vez pudiera bajar a echarle un vistazo mañana antes del trabajo. Y
llevarles sopa. Debíamos de tener una lata de Campbell por algún sitio.
Comprendí que todos aquellos planes habían quedado cancelados cuando me
desperté de madrugada —el reloj marcaba las cuatro y media de la mañana— y tuve
que echar a correr hacia el baño.
"Sí,
definitivamente Mike la contagió", señalo Jasper.
Charlie me encontró allí media hora después, tumbada sobre el suelo, con
la mejilla pegada al frío borde de la bañera.
Me miró durante un buen rato y al final dijo:
—Gripe estomacal.
—Sí —gemí.
—¿Necesitas algo? —preguntó.
—Telefonea a los Newton por mí —le ordené con voz ronca—. Explícales que
tengo lo mismo que Mike y que hoy no voy a poder ir. Diles que lo siento.
—Claro, sin problemas —me aseguró Charlie.
Pasé el resto del día en el suelo del baño. Dormí unas pocas horas con
la cabeza apoyada sobre una toalla doblada. Charlie se quejó de que debía ir a
trabajar, pero creo que sólo quería entrar en el baño. Dejó en el suelo, a mi
alcance, un vaso de agua para que no me deshidratara.
Me desperté cuando volvió a casa. Pude ver que en mi habitación reinaba
la oscuridad, ya había anochecido. Oí sus fuertes pisadas mientras él subía las
escaleras para ver cómo estaba.
—¿Sigues viva?
—Algo parecido —contesté.
—¿Quieres algo?
—No, gracias.
Vaciló. Estaba fuera de su elemento de todas todas.
—Vale, pues —dijo antes de volver a bajar a la cocina.
Oí sonar el teléfono a los pocos minutos. Charlie habló con alguien en
voz baja durante unos momentos y luego colgó. Gritó desde abajo para que le oyera:
—Mike se encuentra mejor.
Bueno, eso resultaba esperanzador. Sólo había enfermado unas ocho horas
antes que yo. Ocho horas más. La idea me provocó un retortijón de estómago.
Aparté la toalla y me incliné sobre el inodoro.
Volví a dormirme encima de la toalla, pero estaba en mi cama cuando me
desperté, y la luz del exterior entraba en mi habitación por la ventana. No
recordaba haberme movido, por lo que Charlie debía de haberme trasladado hasta
allí. También había puesto el vaso de agua encima de la mesilla. Estaba muerta
de sed. Lo vacié de un trago, aunque tenía ese sabor extraño del agua que lleva
en el vaso toda la noche.
"Charlie
es un hombre atento," sonrió Esme.
Me incorporé lentamente para no provocar otro ataque de náuseas. Estaba
débil y tenía mal sabor de boca, pero mi estómago se encontraba bien. Miré el
despertador.
Mis veinticuatro horas habían concluido.
No forcé las cosas y no desayuné nada más que galletas.
“Eso está bien” dijo Carlisle.
Charlie parecía muy aliviado de
verme recuperada.
Telefoneé a Jacob en cuanto estuve segura de no tener que pasar otro día
en el suelo del baño.
Fue el propio Jacob quien me contestó, pero supe que aún no se había
recobrado nada más oír su contestación.
—¿Diga?
Tenía la voz cascada, rota.
—Ay, Jake —rezongué con compasión—. ¡Qué mala voz...!
—Me encuentro fatal... —susurró.
—Cuánto siento haberte hecho salir conmigo. Te he fastidiado.
“Siempre echándose la culpa” dijo Edward mientras negaba con la cabeza
sonriendo.
—Estoy contento de haber ido —su voz seguía siendo un susurro—. No te
eches la culpa, no la tienes.
—Enseguida te vas a poner bien —le prometí—. Yo ya me sentía bien esta
mañana, al despertar.
—¿Estabas enferma? —preguntó con voz débil.
—Sí, yo también la pillé, pero ahora me encuentro bien...
—Eso es estupendo —contestó con voz apagada.
—... así que probablemente estarás bien en cuestión de horas —le animé.
Su respuesta apenas fue audible.
—Dudo que tenga lo mismo que tú.
"A
menos que ella está a punto de convertirse en un hombre lobo también", se
rió Emmett.
—¿No tienes una gripe estomacal? —le pregunté, confusa.
—No, esto es algo más.
—¿Qué es lo que te duele?
—Todo —susurró—, todo el cuerpo.
El dolor era casi tangible en su voz.
—¿Qué puedo hacer, Jake? ¿Qué te puedo llevar?
—Nada. No puedes venir —se mostró abrupto. Me recordó a Billy la otra
noche.
—Ya he estado expuesta a lo que sea que tengas —puntualicé.
Me ignoró.
—Yo te llamaré en cuanto me sea posible. Te avisaré de cuándo puedes
volver a venir.
—Jacob...
—He de irme —dijo con repentino apremio.
—Llámame cuando te encuentres mejor.
—De acuerdo —aceptó con una voz que tenía un cierto deje de amargura.
"Porque
él sabe que no puede", se quejó Edward. "Este
próximo capítulo podría ser incluso peor que los últimos."
Permaneció en silencio durante un momento. Esperé a que se despidiera,
pero él también esperó.
—Te veré pronto —dije al fin.
—Espera a que te llame —repitió.
—Vale... Adiós, Jacob.
—Bella...
Susurró mi nombre y luego colgó el teléfono.
"Ese
es el final", dijo Carlisle y Rosalie tomó el libro.
Eso es todo mis queridas lectoras y
lectores, que tal quedó??? Les gustó??? Merezco reviews????
3 comentarios:
Esta super lo adoro :D :)
AGSSSSSSSSSS me encanta tb amo a Jacob!!!!!!!... felicitaciones por los capitulos
Me encanta, me encanta,me encanta.
Amo esta historia
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