Aviso: Los libros aquí transcriptos y los personajes
pertenecen a Stephenie Meyer y la historia original “Reading Twilight” a
Choices HP, yo solo la traduzco, todo esto es sin ánimos de lucro, solo
por mero entretenimiento.
Confesiones dijo Carlisle.
A la luz del sol, Edward resultaba
chocante. No me hubiera acostumbrado
"Maldita sea",
murmuró Edward totalmente abatido.
"Ella no dijo que fuera malo, simplemente chocante", señaló Alice.
"Ella no podrá acostumbrarse," susurró Edward.
"Todavía puede ser algo bueno", Alice se encogió de hombros.
"Ella no dijo que fuera malo, simplemente chocante", señaló Alice.
"Ella no podrá acostumbrarse," susurró Edward.
"Todavía puede ser algo bueno", Alice se encogió de hombros.
ni aunque le hubiera estado mirando toda
la tarde. A pesar de un tenue rubor, producido a raíz de su salida de caza
durante la tarde del día anterior, su piel centelleaba literalmente como si
tuviera miles de nimios diamantes incrustados en ella. Yacía completamente
inmóvil en la hierba, con la camiseta abierta sobre su escultural pecho
incandescente y los brazos desnudos centelleando al sol. Mantenía cerrados los
deslumbrantes párpados de suave azul lavanda, aunque no dormía, por supuesto.
Parecía una estatua perfecta, tallada en algún tipo de piedra ignota, lisa como
el mármol, reluciente como el cristal.
"Mira,
parece que le gusta", dijo Alice y Edward parecía que tenía más esperanzas
que antes, pero era evidente que él estaba esperando a que ella lo dijera o
pensará para que él pudiera relajarse.
Movía los labios de vez en cuando con tal
rapidez que parecían temblar, pero me dijo que estaba cantando para sí mismo
cuando le pregunté al respecto. Lo hacía en voz demasiado baja para que le
oyera.
También yo disfruté del sol, aunque el
aire no era lo bastante seco para mi gusto. Me hubiera gustado recostarme como
él y dejar que el sol bañara mi cara, pero permanecí aovillada, con el mentón
descansando sobre las rodillas, poco dispuesta a apartar la vista de él.
"Ves," dijo
Alice de nuevo.
"Sí, creo que si", sonrió Edward.
"Sí, creo que si", sonrió Edward.
Soplaba una brisa suave que enredaba mis
cabellos y alborotaba la hierba que se mecía alrededor de su figura inmóvil.
La pradera, que en un principio me había
parecido espectacular, palidecía al lado de la magnificencia de Edward.
Alice le dio una mira a Edward que claramente decía “TE LO DIJE”
"Ahora, realmente lo veo", se rió Edward.
"Ahora, realmente lo veo", se rió Edward.
Siempre con miedo, incluso ahora, a que
desapareciera como un espejismo demasiado hermoso para ser real, extendí un
dedo con indecisión y acaricié el dorso de su mano reluciente, que descansaba
sobre el césped al alcance de la mía. Otra vez me maravillé de la textura
perfecta de suave satén, fría como la piedra. Cuando alcé la vista, había
abierto los ojos y me miraba. Una rápida sonrisa curvó las comisuras de sus
labios sin mácula.
— ¿No te asusto? —preguntó con
despreocupación, aunque identifiqué una curiosidad real en el tono de su suave
voz.
—No más que de costumbre.
Su sonrisa se hizo más amplia y sus
dientes refulgieron al sol.
Poco a poco, me acerqué más y extendí toda
la mano para trazar los contornos de su antebrazo con las yemas de los dedos.
Contemplé el temblor de mis dedos y supe que el detalle no le pasaría
desapercibido.
— ¿Te molesta? —pregunté, ya que había
vuelto a cerrar los ojos.
"Nunca", sonrió
Edward, tanto que parecía que estaba deseando ser el Edward en el libro
—No—respondió
sin abrirlos—, no te puedes ni imaginar cómo se siente eso.
Suspiró.
Siguiendo el suave trazado de las venas
azules del pliegue de su codo, mi mano avanzó con suavidad sobre los perfectos
músculos de su brazo. Estiré la otra mano para darle la vuelta a la de Edward.
Al comprender mi pretensión, dio la vuelta a su mano con uno de esos
desconcertantes y fulgurantes movimientos suyos. Esto me sobresaltó; mis dedos
se paralizaron en su brazo por un breve segundo.
—Lo siento —murmuró. Le busqué con la
vista a tiempo de verle cerrar los ojos de nuevo—. Contigo, resulta demasiado
fácil ser yo mismo.
Alcé su mano y la volví a un lado y al
otro mientras contemplaba el brillo del sol sobre la palma. La sostuve cerca de
mi rostro en un intento de descubrir las facetas ocultas de su piel.
—Dime qué piensas —susurró. Al mirarle
descubrí que me estaba observando con repentina atención—. Me sigue resultando
extraño no saberlo.
"Aún así... No creo
que alguna vez vaya a acostumbrarme a eso", dijo Edward.
"Y será peor cuanto más te acerques a ella," sonrió maliciosamente Alice. "Siempre preguntándole que está pensando y nunca llegar a saberlo."
"Hmph", resopló Edward molesto.
"Y será peor cuanto más te acerques a ella," sonrió maliciosamente Alice. "Siempre preguntándole que está pensando y nunca llegar a saberlo."
"Hmph", resopló Edward molesto.
—Bueno, ya sabes, el resto nos sentimos
así todo el tiempo.
—Es una vida dura — ¿me imaginé el matiz
de pesar en su voz?—. Aún no me has contestado.
—Deseaba poder saber qué pensabas tú
—vacilé— y...
— ¿Y?
—Quería poder creer que eres real. Y
deseaba no tener miedo.
"No debería haber
dicho que tiene miedo", suspiró Edward. "Sobre todo porque no es el
temor de que automáticamente pensaré que ella siente."
—No quiero que estés asustada.
La voz de Edward era apenas un murmullo
suave. Escuché lo que en realidad no podía decir sinceramente, que no debía
tener miedo, que no había nada de qué asustarse.
—Bueno, no me refería exactamente a esa
clase de miedo, aunque, sin duda, es algo sobre lo que debo pensar.
Se movió tan deprisa que ni lo vi. Se
sentó en el suelo, apoyado sobre el brazo derecho, y con la mano izquierda aún
en las mías. Su rostro angelical estaba a escasos centímetros del mío. Podría
haber retrocedido, debería haberlo hecho,
"Sus instintos
humanos parecen haber sido completamente suprimidos", dijo Jasper.
ante esa inesperada proximidad, pero era incapaz de moverme.
Sus ojos dorados me habían hipnotizado.
—Entonces, ¿de qué tienes miedo? —murmuró
mirándome con atención.
Pero no pude contestarle. Olí su gélida
respiración en mi cara como sólo lo había hecho una vez. Me derretía ante ese
aroma dulce y delicioso. De forma instintiva y sin pensar, me incliné más cerca
para aspirarlo.
"Eso no es justo,
ella disfruta de mi perfume, cuando el suyo
me tortura", Edward puso mala cara.
"Es posible que también disfrutes su olor", dijo Carlisle. "Va a hacer que el veneno queme tu garganta, pero el olor es muy probable que sea atractivo para ti."
"Así que: una felicidad torturadora, mi clase favorita," rió Edward sombríamente.
"Es posible que también disfrutes su olor", dijo Carlisle. "Va a hacer que el veneno queme tu garganta, pero el olor es muy probable que sea atractivo para ti."
"Así que: una felicidad torturadora, mi clase favorita," rió Edward sombríamente.
Entonces, Edward desapareció. Su mano se
desasió de la mía y se colocó a seis metros de distancia en el tiempo que me
llevó enfocar la vista. Permanecía en el borde de la pequeña pradera, a la
oscura sombra de un abeto enorme. Me miraba fijamente con expresión inescrutable
y los ojos oscuros ocultos por las sombras.
"Ella estaba muy
cerca de nuevo", dijo Edward cerrando los ojos y apretando el puente de su
nariz. "Tenía la esperanza de que ya me hubiera acostumbrado un poco esta
vez."
"Edward, creo que a partir de hoy todo va a estar bien", dijo Esme. "Al igual que Bella dijo en el capítulo anterior, tan pronto como este día pase todo será más fácil."
"Si ella logra sobrevivir al día hoy", dijo Edward con los dientes apretados.
"Edward, creo que a partir de hoy todo va a estar bien", dijo Esme. "Al igual que Bella dijo en el capítulo anterior, tan pronto como este día pase todo será más fácil."
"Si ella logra sobrevivir al día hoy", dijo Edward con los dientes apretados.
Esme solo le dio una
mirada reprobatoria.
Sentí la herida y la conmoción en mi
rostro. Me picaban las manos vacías.
—Lo... lo siento, Edward —susurré. Sabía
que podía escucharme.
—Concédeme un momento —replicó al volumen
justo para que mis pocos sensitivos oídos lo oyeran. Me senté totalmente inmóvil.
Después de diez segundos, increíblemente
largos, regresó, lentamente tratándose de él. Se detuvo a pocos metros y se
dejó caer ágilmente al suelo para luego entrecruzar las piernas, sin apartar
sus ojos de los míos ni un segundo. Suspiró profundamente dos veces y luego me
sonrió disculpándose.
—Lo siento mucho —vaciló—. ¿Comprenderías
a qué me refiero si te dijera que sólo soy un hombre?
Asentí una sola vez, incapaz de reírle la
gracia. La adrenalina corrió por mis venas conforme fui comprendiendo poco a
poco el peligro. Desde su posición, él lo olió y su sonrisa se hizo burlona.
—Soy el mejor depredador del mundo, ¿no es
cierto? Todo cuanto me rodea te invita a venir a mí: la voz, el rostro, incluso
mi olor. ¡Como si los necesitase!
Se incorporó de forma inesperada,
alejándose hasta perderse de vista para reaparecer detrás del mismo abeto de
antes después de haber circunvalado la pradera en medio segundo.
"¿Qué haces
idiota?" Alice le dijo con incredulidad.
"Yo... yo no sé lo que estoy haciendo", dijo Edward, luciendo tan incrédulo como Alice.
"Tú estas aterrorizándola", dijo Esme, frunciendo el ceño a Edward.
"Yo... yo no sé lo que estoy haciendo", dijo Edward, luciendo tan incrédulo como Alice.
"Tú estas aterrorizándola", dijo Esme, frunciendo el ceño a Edward.
— ¡Como si pudieras huir de mí!
Rió con amargura, extendió una mano y
arrancó del tronco del abeto una rama de un poco más de medio metro de grosor
sin esfuerzo alguno en medio de un chasquido estremecedor. Con la misma mano,
la hizo girar en el aire durante unos instantes y la arrojó a una velocidad de
vértigo para estrellarla contra otro árbol enorme, que se agitó y tembló ante
el golpe.
Y estuvo otra vez en frente de mí, a medio
metro, inmóvil como una estatua.
— ¡Como si pudieras derrotarme! —dijo en
voz baja.
Permanecí sentada sin moverme, temiéndolo
como no lo había temido nunca.
"Idiota",
murmuró Edward para sí mismo.
Nunca lo había visto tan completamente
libre de esa fachada edificada con tanto cuidado. Nunca había sido menos humano
ni más hermoso. Con el rostro ceniciento y los ojos abiertos como platos,
estaba sentada como un pájaro atrapado por los ojos de la serpiente.
Un arrebato frenético parecía relucir en
los adorables ojos de Edward. Luego, conforme pasaron los segundos, se apagaron
y lentamente su expresión volvió a su antigua máscara de dolor.
"Por fin te diste
cuenta de lo tonto que estás siendo," siseó Alice.
—No temas —murmuró con voz aterciopelada e
involuntariamente seductora—. Te prometo... —vaciló—, te. juro que no te
haré daño.
Parecía más preocupado de convencerse a sí
mismo que a mí.
—No temas —repitió en un susurro mientras
se acercaba con exagerada lentitud. Serpenteó con movimientos deliberadamente
lentos para sentarse hasta que nuestros rostros se encontraron a la misma
altura, a treinta centímetros.
—Perdóname, por favor —pidió
ceremoniosamente—. Puedo controlarme. Me has pillado desprevenido, pero ahora
me comportaré mejor.
"Eso espero, porque si no me ayudas a conocer a Bella, juro
que te hago daño", pensó Alice, mirando a su hermano.
Esperó, pero yo todavía era incapaz de
hablar.
—Hoy no tengo sed —me guiñó el ojo—. De
verdad.
Ante eso, no me quedó otro remedio que
reírme, aunque el sonido fue tembloroso y jadeante.
— ¿Estás bien? —preguntó tiernamente,
extendiendo el brazo lenta y cuidadosamente para volver a poner su mano de
mármol en la mía.
Miré primero su fría y lisa mano, luego,
sus ojos, laxos, arrepentidos; y después, otra vez la mano. Entonces,
pausadamente volví a seguir las líneas de su mano con las yemas de los dedos.
Alcé la vista y sonreí con timidez.
"Tienes suerte de
que ella sea tan indulgente," dijo Alice
"Ya sé", sonrió Edward, aliviado.
"Ya sé", sonrió Edward, aliviado.
—Bueno, ¿por dónde íbamos antes de que me
comportara con tanta rudeza? —preguntó con las amables cadencias de principios
del siglo pasado.
—La verdad es que no lo recuerdo.
Sonrió, pero estaba avergonzado.
—Creo que estábamos hablando de por qué
estabas asustada, además del motivo obvio.
—Ah, sí.
— ¿Y bien?
Miré su mano y recorrí sin rumbo fijo la
lisa e iridiscente palma. Los segundos pasaban.
— ¡Con qué facilidad me frustro! —musitó.
Jasper
y Emmett se rieron de eso.
Edward solo los miro mal.
Edward solo los miro mal.
"Realmente
no puedo esperar hasta que llegue aquí", dijo Emmett sin inmutarse con la
mirada “Eddy necesita un poco de frustración en su vida."
Estudié sus ojos y de repente comprendí
que todo aquello era casi tan nuevo para él como para mí. A él también le
resultaba difícil a pesar de los muchos años de inconmensurable experiencia.
Ese pensamiento me infundió coraje.
"Experiencia?",
se rió Emmett. "Podrá haber vivido
más de cien años, pero él no tiene ninguna experiencia en este
departamento."
"Cállate", gruñó Edward. Después de unos segundos su rostro se volvió más sombrío y susurró, "Detente".
Emmett se rió entre dientes.
"Cállate", gruñó Edward. Después de unos segundos su rostro se volvió más sombrío y susurró, "Detente".
Emmett se rió entre dientes.
—Tengo miedo, además de por los motivos
evidentes, porque no puedo estar contigo, y porque me gustaría estarlo
más de lo que debería.
Mantuve los ojos fijos en sus manos
mientras decía aquello en voz baja porque me resultaba difícil confesarlo.
—Sí —admitió lentamente—, es un motivo
para estar asustado, desde luego. ¡Querer estar conmigo! En verdad, no te
conviene nada.
"Deja de ser un idiota",
se quejó Alice de nuevo queriendo desesperadamente golpearlo, pero su sonrisa
le dijo que estaría preparado para ello
—Lo sé. Supongo que podría intentar no
desearlo, pero dudo que funcionara.
—Deseo ayudarte, de verdad que sí —no
había el menor rastro de falsedad en sus ojos límpidos—. Debería haberme
alejado hace mucho, debería hacerlo ahora, pero no sé si soy capaz.
—No quiero que te vayas —farfullé
patéticamente, mirándolo fijamente hasta lograr que apartara la vista.
—Irme, eso es exactamente lo que debería
hacer, pero no temas, soy una criatura esencialmente egoísta.
"No podría estar
más de acuerdo", sonrió Rosalie.
-Ansió
demasiado tu compañía para hacer lo correcto.
—Me alegro.
— ¡No lo hagas! —retiró su mano, esta vez
con mayor delicadeza. La voz de Edward era más áspera de lo habitual. Áspera
para él, aunque más hermosa que cualquier voz humana. Resultaba difícil tratar con él, ya que sus continuos y
repentinos cambios de humor siempre me producían desconcierto.
"Dímelo a mí",
dijo Jasper. "Y yo ni siquiera tengo que lidiar con lo que el Edward del
libro está pasando ... que tiene que ser mucho peor que este de aquí. Y eso que
ya solía ser un dolor de cabeza."
"Cállate", gruñó Edward.
"Cállate", gruñó Edward.
— ¡No es sólo tu compañía lo que anhelo!
Nunca lo olvides. Nunca olvides que soy más peligroso para ti de lo que soy
para cualquier otra persona.
Enmudeció y le vi contemplar con ojos
ausentes el bosque.
Medité sus palabras durante unos
instantes.
—Creo que no comprendo exactamente a qué
te refieres... Al menos la última parte.
Edward me miró de nuevo y sonrió con
picardía. Su humor volvía a cambiar.
— ¿Cómo te explicaría? —musitó—. Y sin
aterrorizarte de nuevo...
Volvió a poner su mano sobre la mía, al
parecer de forma inconsciente, y la sujeté con fuerza entre las mías. Miró
nuestras manos y suspiró.
—Esto es asombrosamente placentero... el
calor.
Edward sonrió.
Transcurrió un momento hasta que puso en
orden sus ideas y continuó:
—Sabes que todos disfrutamos de diferentes
sabores. Algunos prefieren el helado de chocolate y otros el de fresa.
"Parece que nuestra
teoría del está a punto de ser confirmado", sonrió Carlisle.
Asentí.
—Lamento emplear la analogía de la comida,
pero no se me ocurre otra forma de explicártelo.
Le dediqué una sonrisa y él me la devolvió
con pesar.
—Verás, cada persona huele diferente,
tiene una esencia distinta. Si encierras a un alcohólico en una habitación
repleta de cerveza rancia, se la beberá alegremente, pero si ha superado el
alcoholismo y lo desea, podría resistirse.
«Supongamos ahora que ponemos en esa
habitación una botella de brandy añejo, de cien años, el coñac más raro
y exquisito y llenamos la habitación de su cálido aroma... En tal caso, ¿cómo
crees que le iría?
Permanecimos sentados en silencio,
mirándonos a los ojos el uno al otro en un intento de descifrarnos mutuamente
el pensamiento.
"No creo que ella
lo consiga", dijo Jasper.
Edward fue el primero en romper el
silencio.
—Tal vez no sea la comparación adecuada.
Puede que sea muy fácil rehusar el brandy. Quizás debería haber empleado
un heroinómano en vez de un alcohólico para el ejemplo.
—Bueno, ¿estás diciendo que soy tu marca
de heroína? —le pregunté para tomarle el pelo y animarle.
"Esa es una mejor
analogía", dijo Jasper. "Y explica mejor tus cambios de humor y constante
necesidad de estar cerca de ella."
Sonrió de inmediato, pareciendo apreciar
mi esfuerzo.
—Sí, tú eres exactamente mi marca
de heroína.
— ¿Sucede eso con frecuencia?
Miró hacia las copas de los árboles
mientras pensaba la respuesta.
—He hablado con mis hermanos al respecto
—prosiguió con la vista fija en la lejanía—. Para Jasper, todos los humanos
sois más de lo mismo. El es el miembro más reciente de nuestra familia y ha de
esforzarse mucho para conseguir una abstinencia completa. No ha dispuesto de tiempo
para hacerse más sensible a las diferencias de olor, de sabor
"Caramba, gracias
Edward," se quejó Jasper, con aspecto deprimido.
—súbitamente me miró con gesto de
disculpa—. Lo siento.
—No me molesta. Por favor, no te preocupes
por ofenderme o asustarme o lo que sea... Es así como piensas. Te entiendo, o
al menos puedo intentarlo. Explícate como mejor puedas.
—De modo que Jasper no está seguro de si
alguna vez se ha cruzado con alguien tan... —Edward titubeó, en busca de la
palabra adecuada—, tan apetecible como tú me resultas a mí. Eso me hizo
reflexionar mucho. Emmett es el que hace más tiempo que ha dejado de beber, por
decirlo de alguna manera, y comprende lo que quiero decir. Dice que le sucedió
dos veces, una con más intensidad que otra.
"Esos olían
increíbles," dijo Emmett, obviamente, recordando, pero parecía triste
cuando lo dijo
— ¿Y a ti?
—Jamás.
La palabra quedó flotando en la cálida
brisa durante unos momentos.
— ¿Qué hizo Emmett? —le pregunté para
romper el silencio.
"Pregunta
equivocada", se quejó Edward.
Era la pregunta equivocada. Su rostro se
ensombreció y sus manos se crisparon entre las mías. Aguardé, pero no me iba a
contestar.
—Creo saberlo —dije al fin.
Alzó la vista. Tenía una expresión
melancólica, suplicante.
—Hasta el más fuerte de nosotros recae en
la bebida, ¿verdad?
— ¿Qué me pides? ¿Mi permiso? —
"Maldita sea, no
quise decir eso", dijo Edward, sorprendido de que ella dijo eso. "Yo
nunca le pediría eso... yo estaba defendiendo a Emmett."
mi voz sonó más mordaz de lo que pretendía.
Intenté modular un tono más amable. Suponía que aquella sinceridad le estaba
costando mucho esfuerzo—. Quiero decir, entonces, ¿no hay esperanza?
¡Con cuánta calma podía discutir sobre mi
propia muerte!
"Hay
esperanza", respondió Emmett antes de que Edward llegara a estar más
deprimido de lo que ya estaba. "Edward es mucho más fuerte que yo en ese
departamento ... ya que ella sigue todavía. Además, yo no conocía y no me
importaban importado aquellas chicas como Eddy con Bella."
"Gracias Em", dijo Edward relajándose un poco.
"Gracias Em", dijo Edward relajándose un poco.
— ¡No, no! —Se compungió casi al momento—.
¡Por supuesto que hay esperanza! Me refiero a que..., por supuesto que no voy
a... —dejó la frase en el aire. Mis ojos inflamaban las llamaradas de los
suyos—. Es diferente para nosotros. En cuanto a Emmett y esos dos desconocidos
con los que se cruzó... Eso sucedió hace mucho tiempo y él no era tan experto y
cuidadoso como lo es ahora.
Se sumió en el silencio y me miró
intensamente.
—De modo que si nos hubiéramos
encontrado... en... un callejón oscuro o algo parecido... —mi voz se fue
apagando.
—Necesité todo mi autocontrol para no
abalanzarme sobre ti en medio de esa clase llena de niños y... —enmudeció
bruscamente y desvió la mirada—. Cuando pasaste a mi lado, podía haber
arruinado en el acto todo lo que Carlisle ha construido para nosotros. No
hubiera sido capaz de refrenarme si no hubiera estado controlando mi sed
durante los últimos... bueno, demasiados años.
"Esa no es la única
razón", dijo Esme dulcemente. "Tú eres más fuerte que lo que tú crees
que eres."
Se detuvo a contemplar los árboles. Me
lanzó una mirada sombría mientras los dos lo recordábamos.
—Debiste de pensar que estaba loco.
—No comprendí el motivo. ¿Cómo podías
odiarme con tanta rapidez...?
—Para mí, parecías una especie de demonio
convocado directamente desde mi infierno particular para arruinarme. La
fragancia procedente de tu piel... El primer día creí que me iba a trastornar.
En esa única hora, ideé cien formas diferentes de engatusarte para que salieras
de clase conmigo y tenerte a solas. Las rechacé todas al pensar en mi familia,
en lo que podía hacerles. Tenía que huir, alejarme antes de pronunciar las
palabras que te harían seguirme...
"No puedo creer que
estés hablando tan casualmente de tus estrategias para matarla", dijo
Jasper moviendo la cabeza. "Y que lo esté tomando con tanta calma."
Entonces, buscó con la mirada mi rostro
asombrado mientras yo intentaba asimilar sus amargos recuerdos. Debajo de sus
pestañas, sus ojos dorados ardían, hipnóticos, letales.
—Y tú hubieras acudido —me aseguró.
Intenté hablar con serenidad.
—Sin duda.
Torció el gesto y me miró las manos,
liberándome así de la fuerza de su mirada.
—Luego intenté cambiar la hora de mi
programa en un estéril intento de evitarte y de repente ahí estabas tú, en esa
oficina pequeña y caliente, y el aroma resultaba enloquecedor. Estuve a punto
de tomarte en ese momento. Sólo había otra frágil humana... cuya muerte era
fácil de arreglar.
Temblé a pesar de estar al sol cuando de
nuevo reaparecieron mis recuerdos desde su punto de vista, sólo ahora me
percataba del peligro. ¡Pobre señora Cope! Me estremecí al pensar lo cerca que
había estado de ser la responsable de su muerte sin saberlo.
Edward se rió sombríamente.
"¿Qué es tan gracioso?" Preguntó Carlisle.
"Que ella se culpa," dijo Edward. "Sería por mi culpa, pero ella se culpa a si misma".
Edward se rió sombríamente.
"¿Qué es tan gracioso?" Preguntó Carlisle.
"Que ella se culpa," dijo Edward. "Sería por mi culpa, pero ella se culpa a si misma".
—No sé cómo, pero resistí. Me obligué a no
esperarte ni a seguirte desde el instituto. Fuera, donde ya no te podía oler,
resultó más fácil pensar con claridad y adoptar la decisión correcta. Dejé a
mis hermanos cerca de casa. Estaba demasiado avergonzado para confesarles mi
debilidad, sólo sabían que algo iba mal... Entonces me fui directo al hospital
para ver a Carlisle y decirle que me marchaba.
"En realidad te fuiste,"
suspiró Esme.
Lo miré fijamente, sorprendida.
—Intercambiamos nuestros coches, ya que el
suyo tenía el depósito lleno y yo no quería detenerme. No me atrevía a ir a
casa y enfrentarme a Esme.
"Ni siquiera te
despediste", dijo Esme.
-Ella no me hubiera dejado ir sin montarme
una escenita, hubiera intentado convencerme de que no era necesario...
"Bueno, no era
necesario", dijo Esme.
"Realmente creo que si lo fue," dijo Edward. "Tuve que fortalecer mi decisión si yo iba a estar cerca de ella."
"Realmente creo que si lo fue," dijo Edward. "Tuve que fortalecer mi decisión si yo iba a estar cerca de ella."
A la mañana siguiente estaba en Alaska —
"Así que fuiste a ver a Tanya," dijo Esme, parecía que estaba un poco contenta de que él iba a estar en familia y que no estaba demasiado lejos.
"Así que fuiste a ver a Tanya," dijo Esme, parecía que estaba un poco contenta de que él iba a estar en familia y que no estaba demasiado lejos.
parecía avergonzado, como si estuviera
admitiendo una gran cobardía—. Pasé allí dos días con unos viejos conocidos,
pero sentí nostalgia de mi hogar. Detestaba saber que había defraudado a Esme y
a los demás, mi familia adoptiva. Resultaba difícil creer que eras tan
irresistible respirando el aire puro de las montañas. Me convencí de que había
sido débil al escapar. Me había enfrentado antes a la tentación, pero no de
aquella magnitud, no se acercaba ni por asomo, pero yo era fuerte, ¿y quién
eras tú? ¡Una chiquilla insignificante! —
"Ella no es
insignificante", murmuró Edward.
"¿Discutes contigo mismo hermano?", sonrió Jasper.
"Cállate", se quejó Edward.
"¿Discutes contigo mismo hermano?", sonrió Jasper.
"Cállate", se quejó Edward.
de repente sonrió de oreja a oreja—.
¿Quién eras tú para echarme del lugar donde quería estar? De modo que
regresé...
Miró al infinito. Yo no podía hablar.
—Tomé precauciones, cacé y me alimenté más
de lo acostumbrado antes de volver a verte. Estaba decidido a ser lo bastante
fuerte para tratarte como a cualquier otro humano. Fui muy arrogante en ese
punto. Existía la incuestionable complicación de que no podía leerte los
pensamientos para saber cuál era tu reacción hacia mí. No estaba acostumbrado a
tener que dar tantos rodeos. Tuve que escuchar tus palabras en la mente de
Jessica, que, por cierto, no es muy original, y resultaba un fastidio tener que
detenerme ahí, sin saber si realmente querías decir lo que decías. Todo era
extremadamente irritante.
Torció el gesto al recordarlo.
—Quise que, de ser posible, olvidaras mi
conducta del primer día, por lo que intenté hablar contigo como con cualquier
otra persona. De hecho, estaba ilusionado con la esperanza de descifrar algunos
de tus pensamientos. Pero tú resultaste demasiado interesante, y me vi atrapado
por tus expresiones... Y de vez en cuando alargabas
la mano o movías el pelo..., y el aroma me aturdía otra vez.
»Entonces estuviste a punto de morir
aplastada ante mis propios ojos. Más tarde pensé en una excusa excelente para
justificar por qué había actuado así en ese momento, ya que tu sangre se
hubiera derramado delante de mí de no haberte salvado y no hubiera sido capaz
de contenerme y revelar a todos lo que éramos.
"Oh, eso es en
realidad una excusa bastante buena", dijo Edward. "¿Por qué no pensé
en eso?"
"Bueno, lo hiciste", dijo Alice. "En esta habitación simplemente no tenías ni la presión ni el tiempo para llegar a ella."
"Bueno, lo hiciste", dijo Alice. "En esta habitación simplemente no tenías ni la presión ni el tiempo para llegar a ella."
Pero me inventé esa excusa más tarde. En
ese momento, todo lo que pensé fue: «Ella, no».
Cerró los ojos, ensimismado en su agónica
confesión. Yo le escuchaba con más deseo de lo racional. El sentido común me
decía que debería estar aterrada. En lugar de eso, me sentía aliviada al
comprenderlo todo por fin.
"La curiosidad es
más importante que su vida", se quejó Edward..
Y me sentía llena de compasión por lo que
Edward había sufrido, incluso ahora, cuando había confesado el ansia de tomar
mi vida.
Finalmente, fui capaz de hablar, aunque mi
voz era débil:
— ¿Y en el hospital?
Sus ojos se clavaron en los míos.
—Estaba horrorizado. Después de todo, no
podía creer que hubiera puesto a toda la familia en peligro y yo mismo hubiera
quedado a tu merced... De entre todos, tenías que ser tú. Como si necesitara
otro motivo para matarte —ambos nos acobardamos cuando se le escapó esa frase—.
Pero tuvo el efecto contrario —continuó apresuradamente—, y me enfrenté con
Rosalie, Emmett y Jasper cuando sugirieron que te había llegado la hora...
"No", exclamó
Emmett sintiéndose horrorizado.
"No creo que realmente debas preocuparte por eso", dijo Rosalie a su marido que lucia totalmente enloquecido en estos momentos. "Probablemente solo me estabas apoyando… y no te importaba de cualquier manera."
"Vaya que me haces sentir mejor", murmuró Emmett.
"Por otro lado yo…", dijo Jasper luciendo bien deprimido. "Yo ni siquiera pensé en eso antes - yo haría cualquier cosa para proteger a nuestra familia... me pregunto qué me detuvo".
"Debo haber dicho que no lo permitiría", dijo Edward.
Jasper lo miro calculadoramente, "no estoy seguro de que eso fuera suficiente".
"Yo te dije que no lo hagas," dijo Alice luciendo sumamente segura como siempre.
Jasper movió la cabeza hacia ella y dijo "Tal vez".
"No tal vez... vi que ella iba a ser mi amiga y te pedí que no la dañaras", sonrió Alice con confianza, esa era la forma en que las cosas funcionaban para ella (tan pronto como tenía una visión así, ella lo tomaba como la realidad antes de esperar a que pase).
"Tú sabes que yo no podría hacer nada una vez que me dijeras que no", sonrió Jasper, más feliz de lo que habría imaginado por que él no le hizo daño a esa chica
"No creo que realmente debas preocuparte por eso", dijo Rosalie a su marido que lucia totalmente enloquecido en estos momentos. "Probablemente solo me estabas apoyando… y no te importaba de cualquier manera."
"Vaya que me haces sentir mejor", murmuró Emmett.
"Por otro lado yo…", dijo Jasper luciendo bien deprimido. "Yo ni siquiera pensé en eso antes - yo haría cualquier cosa para proteger a nuestra familia... me pregunto qué me detuvo".
"Debo haber dicho que no lo permitiría", dijo Edward.
Jasper lo miro calculadoramente, "no estoy seguro de que eso fuera suficiente".
"Yo te dije que no lo hagas," dijo Alice luciendo sumamente segura como siempre.
Jasper movió la cabeza hacia ella y dijo "Tal vez".
"No tal vez... vi que ella iba a ser mi amiga y te pedí que no la dañaras", sonrió Alice con confianza, esa era la forma en que las cosas funcionaban para ella (tan pronto como tenía una visión así, ella lo tomaba como la realidad antes de esperar a que pase).
"Tú sabes que yo no podría hacer nada una vez que me dijeras que no", sonrió Jasper, más feliz de lo que habría imaginado por que él no le hizo daño a esa chica
Fue la peor discusión que hemos tenido nunca. Carlisle se puso
de mi lado, y Alice —hizo una mueca cuando pronunció su nombre, no imaginé la
razón.
"Yo estaba de tu lado, ¿por qué estás haciendo
muecas?" Alice dijo mirándolo furiosa.
"Honestamente no lo sé", Edward se encogió de hombros.
"Honestamente no lo sé", Edward se encogió de hombros.
—Esme dijo que hiciera lo que tuviera que
hacer para quedarme.
Edward sacudió la cabeza con indulgencia.
—Me pasé todo el día siguiente fisgando en
las mentes de todos con quienes habías hablado, sorprendido de que hubieras
cumplido tu palabra. No te comprendí en absoluto, pero sabía que no me podía
implicar más contigo. Hice todo lo que estuvo en mi mano para permanecer lo más
lejos de ti. Y todos los días el aroma de tu piel, tu respiración, tu pelo...
me golpeaba con la misma fuerza del primer día.
Nuestras miradas se encontraron otra vez.
Los ojos de Edward eran sorprendentemente tiernos.
—Y por todo eso —prosiguió—, hubiera
preferido delatarnos en aquel primer momento que herirte aquí, ahora, sin
testigos ni nada que me detenga.
Era lo bastante humana como para tener
preguntar:
— ¿Por qué?
—Isabella —pronunció mi nombre completo
con cuidado al tiempo que me despeinaba el pelo con la mano libre; un
estremecimiento recorrió mi cuerpo ante ese roce fortuito—. No podría vivir en
paz conmigo mismo si te causara daño alguno —fijó su mirada en el suelo,
nuevamente avergonzado—. La idea de verte inmóvil, pálida, helada...
"¿Quieres decir
muerta?" -Preguntó Alice.
"Por supuesto", respondió Edward, mirando confundido por la pregunta que tenía una respuesta tan obvia.
"Casi suena como si nos describieras," Dijo Alice. "Como si tuvieras miedo de que se convirtiera en un vampiro."
"No quiero que ella lo sea", dijo Edward temblando.
"Sin embargo, es la única lógica..." Alice comenzó a decir.
"¡No!" Edward gritó. "Ella permanecerá humana y eso es definitivo. No voy a poner en peligro su alma."
"Por supuesto", respondió Edward, mirando confundido por la pregunta que tenía una respuesta tan obvia.
"Casi suena como si nos describieras," Dijo Alice. "Como si tuvieras miedo de que se convirtiera en un vampiro."
"No quiero que ella lo sea", dijo Edward temblando.
"Sin embargo, es la única lógica..." Alice comenzó a decir.
"¡No!" Edward gritó. "Ella permanecerá humana y eso es definitivo. No voy a poner en peligro su alma."
No volver a ver cómo te ruborizas, no ver
jamás esa chispa de intuición en los ojos cuando sospechas mis intenciones...
Sería insoportable —clavó sus hermosos y torturados ojos en los míos—. Ahora
eres lo más importante para mí, lo más importante que he tenido nunca.
La cabeza empezó a darme vueltas ante el
rápido giro que había dado nuestra conversación. Desde el alegre tema de mi
inminente muerte de repente nos estábamos declarando.
"Ella encuentra la
segunda parte más aterradora", suspiró Edward.
Aguardó, y supe que sus ojos no se
apartaban de mí a pesar de fijar los míos en nuestras manos. Al final, dije:
—Ya conoces mis sentimientos, por
supuesto. Estoy aquí, lo que, burdamente traducido, significa que preferiría morir
antes que alejarme de ti —hice una mueca—. Soy idiota.
"Tú no eres la
única", se rió Edward.
—Eres idiota —aceptó con una risa.
Nuestras miradas se encontraron y también
me reí. Nos reímos juntos de lo absurdo y estúpido de la situación.
—Y de ese modo el león se enamoró de la
oveja... —murmuró. Desvié la vista para ocultar mis ojos mientras me estremecía
al oírle pronunciar la palabra.
— ¡Qué oveja tan estúpida! —musité.
— ¡Qué león tan morboso y masoquista!
"Realmente te gusta
torturarte a ti mismo ¿no es así?", se rió Emmett y Edward se encogió de
hombros y se rió de eso.
Su mirada se perdió en el bosque y me
pregunté dónde estarían ahora sus pensamientos.
— ¿Por qué...? —comencé, pero luego me
detuve al no estar segura de cómo proseguir.
Edward me miró y sonrió. El sol arrancó un
destello a su cara, a sus dientes.
— ¿Sí?
—Dime por qué huiste antes.
Su sonrisa se desvaneció.
—Sabes el porqué.
—No, lo que quería decir exactamente es
¿qué hice mal?
"No es nada que
ella hizo", dijo Edward. "Esto va a ser demasiado molesto... ella siempre se
culpa".
Ya
sabes, voy a tener que estar en guardia, por lo que será mejor aprender qué es
lo que no debería hacer. Esto, por ejemplo —le acaricié la base de la mano—,
parece que no te hace mal.
Volvió a sonreír.
—Bella, no hiciste nada mal. Fue culpa
mía.
—Pero quiero ayudar si está en mi mano,
hacértelo más llevadero.
"Esa es realmente
una buena idea", dijo Carlisle. "Cualquier cosa para ayudarte será
bueno."
—Bueno... —meditó durante unos instantes—.
Sólo fue lo cerca que estuviste. Por instinto, la mayoría de los hombres nos rehúyen
repelidos por nuestra diferenciación... No esperaba que te acercaras tanto, y
el olor de tu garganta...
"¿Se te hace agua
la boca?", sonrió Emmett.
"Emmett," Edward gruñó, mirándolo con los ojos desorbitados del horror. "No bromees sobre eso."
"Emmett," Edward gruñó, mirándolo con los ojos desorbitados del horror. "No bromees sobre eso."
Se calló ipso facto mirándome para ver si
me había asustado.
—De acuerdo, entonces —respondí con
displicencia en un intento de aliviar la atmósfera, repentinamente tensa, y me
tapé el cuello—, nada de exponer la garganta.
Emmett trataba con
muchísimo esfuerzo no reír, pero cuando
escucho a Edward soltar una risita, sabiendo que todo estaba bien, no se
contuvo y río tontamente.
Funcionó. Rompió a reír.
—No, en realidad, fue más la sorpresa que
cualquier otra cosa.
Alzó la mano libre y la depositó con
suavidad en un lado de mi garganta. Me quedé inmóvil. El frío de su tacto era
un aviso natural, un indicio de que debería estar aterrada, pero no era miedo
lo que sentía, aunque, sin embargo, había otros sentimientos...
—Ya lo ves. Todo está en orden.
Se me aceleró el pulso, y deseé poder
refrenarlo al presentir que eso, los latidos en mis venas, lo iba a dificultar
todo un poco más. Lo más seguro es que él pudiera oírlo.
—El rubor de tus mejillas es adorable
—murmuró.
Liberó con suavidad la otra mano. Mis
manos cayeron flácidas sobre mi vientre. Me acarició la mejilla con suavidad
para luego sostener mi rostro entre sus manos de mármol.
—Quédate muy quieta —susurró. ¡Como si no
estuviera ya petrificada!
"Ooooww, ¿qué vas a
hacer", dijo Emmett emocionado.
Lentamente, sin apartar sus ojos de los
míos, se inclinó hacia mí. Luego, de forma sorprendente pero suave, apoyó su
mejilla contra la base de mi garganta. Apenas era capaz de moverme, incluso
aunque hubiera querido. Oí el sonido de su acompasada respiración
mientras contemplaba cómo el sol y la brisa jugaban con su pelo de color
bronce, la parte más humana de Edward.
Me estremecí cuando sus manos se
deslizaron cuello abajo con deliberada lentitud. Le oí contener el aliento,
pero las manos no se detuvieron y suavemente siguieron su descenso hasta llegar
a mis hombros, y entonces se detuvieron.
Dejó resbalar el rostro por un lado de mi
cuello, con la nariz rozando mi clavícula. A continuación, reclinó la cara y
apretó la cabeza tiernamente contra mi pecho......
"Wow
Eddy, y en la primera cita," rió Emmett.
“Edward creímos que eras un caballero” se unió Jasper a las risas de Emmett.
“Edward creímos que eras un caballero” se unió Jasper a las risas de Emmett.
“Oh, cállense los dos” gruño Edward
escuchando los latidos de mi corazón.
—Ah.
Suspiró.
No sé cuánto tiempo estuvimos sentados sin
movernos. Pudieron ser horas. Al final, mi pulso se sosegó, pero Edward no se
movió ni me dirigió la palabra mientras me sostuvo. Sabía que en cualquier
momento él podría no contenerse y mi vida terminaría tan deprisa que ni
siquiera me daría cuenta,
Edward se estremeció.
aunque eso no me asustó. No podía pensar en
nada, excepto en que él me tocaba.
Tanto Emmett como
Jasper parecían querer decir algo ya que empezaron a reírse, pero ambos
recibieron un golpe en la nuca exactamente al mismo tiempo de sus esposas por
lo que desistieron… por ahora.
Luego, demasiado pronto, me liberó.
Sus ojos estaban llenos de paz cuando dijo
con satisfacción:
—No volverá a ser tan arduo.
— ¿Te ha resultado difícil?
—No ha sido tan difícil como había
supuesto.
"Eso es
bueno", sonrió Edward.
_¿Y a ti?
—No, para mí no lo ha sido en absoluto.
Sonrió ante mi entonación.
—Sabes a qué me refiero.
Le sonreí.
—Toca —tomó mi mano y la situó sobre su
mejilla—. ¿Notas qué caliente está?
Su piel habitualmente gélida estaba casi
caliente, pero apenas lo noté, ya que estaba tocando su rostro, algo con lo que
llevaba soñando desde el primer día que le vi.
—No te muevas —susurré.
Nadie podía permanecer tan inmóvil como
Edward.
"Eh... en realidad
un vampiro puede estar tan inmóvil como Edward", señaló Jasper riéndose
levemente.
Cerró los ojos y se quedó tan quieto como
una piedra, una estatua debajo de mi mano.
Me moví incluso más lentamente que él,
teniendo cuidado de no hacer ningún movimiento inesperado. Rocé su mejilla,
acaricié con delicadeza sus párpados y la sombra púrpura de las ojeras. Tuve
sus labios entreabiertos debajo de mi mano y sentí su fría respiración en las
yemas de los dedos. Quise inclinarme para inhalar su aroma,
"No creo que eso
sea muy inteligente", dijo Edward casi preocupado.
"No te preocupes, ahora ella es más consciente de lo que hace", dijo Carlisle. "Ella no quiere hacer nada que pueda hacerte daño... incluso si lo que te lastima sea ella...."
"No te preocupes, ahora ella es más consciente de lo que hace", dijo Carlisle. "Ella no quiere hacer nada que pueda hacerte daño... incluso si lo que te lastima sea ella...."
pero dejé caer la mano y me alejé, sin
querer llevarle demasiado lejos.
Carlisle sonrió a
su hijo.
Abrió los ojos, y había hambre en ellos.
No
la suficiente para atemorizarme, pero lo bastante para que se me hiciera un
nudo en el estómago y el pulso se me acelerara mientras la sangre de mis venas
no cesaba de martillar.
"Mira, Eddy
finalmente te estás soltando!" Emmett vitoreó.
—Querría —susurró—, querría que pudieras
sentir la complejidad... la confusión que yo siento, que pudieras entenderlo.
Llevó la mano a mi pelo y luego recorrió
mi rostro.
—Dímelo —musité.
—Dudo que sea capaz. Por una parte, ya te
he hablado del hambre..., la sed, y te he dicho la criatura deplorable que soy
y lo que siento por ti. Creo que, por extensión, lo puedes comprender, aunque
—prosiguió con una media sonrisa— probablemente no puedas identificarte por
completo al no ser adicta a ninguna droga. Pero hay otros apetitos... —me hizo
estremecer de nuevo al tocarme los labios con sus dedos—, apetitos que ni
siquiera entiendo, que me son ajenos.
"Sólo tienes que
satisfacerlos y ya", rió Emmett.
—Puede que lo entienda mejor de lo que
crees.
—No estoy acostumbrado a tener apetitos
tan humanos. ¿Siempre es así?
—No lo sé —me detuve—. Para mí también es
la primera vez.
Sostuvo mis manos entre las suyas, tan
débiles en su hercúlea fortaleza.
—No sé lo cerca que puedo estar de ti
—admitió—. No sé si podré...
Me incliné hacia delante muy despacio,
avisándole con la mirada. Apoyé la mejilla contra su pecho de piedra. Sólo
podía oír su respiración, nada más.
—Esto basta.
"No, no lo es",
dijo Emmett, casi decepcionado.
Cerré los ojos y suspiré. En un gesto muy
humano, me rodeó con los brazos y hundió el rostro en mi pelo.
—Se te da mejor de lo que tú mismo crees
—apunté.
—Tengo instintos humanos. Puede que estén
enterrados muy hondo, pero están ahí.
Permanecimos sentados durante otro periodo
de tiempo inmensurable. Me preguntaba si le apetecería moverse tan poco como a
mí,
"Definitivamente,"
dijo Edward.
pero podía ver declinar la luz y la sombra
del bosque comenzaba a alcanzarnos. Suspiré.
—Tienes que irte.
—Creía que no podías leer mi mente —le
acusé.
—Cada vez resulta más fácil.
Noté un atisbo de humor en el tono de su
voz.
"No, no lo
creo", dijo Edward.
"Tú debes ser capaz de leer mejor su cara", sugirió Alice
"Tú debes ser capaz de leer mejor su cara", sugirió Alice
Me tomó por los hombros y le miré a la
cara. En un arranque de repentino entusiasmo, me preguntó:
— ¿Te puedo enseñar algo?
— ¿El qué?
—Te voy a enseñar cómo viajo por el bosque
—vio mi expresión aterrada.
"Vas a correr con
ella?" Alice dijo.
"Sí, ¿por qué no?" Edward dijo, estaba sonriendo precisamente ante la idea de libertad que le producía correr… era su actividad favorita, después de todo.
"Tú has visto cómo ella reaccionó cuando tu conducías," Alice sonrió.
"Oh", suspiró Edward.
"Sí, ¿por qué no?" Edward dijo, estaba sonriendo precisamente ante la idea de libertad que le producía correr… era su actividad favorita, después de todo.
"Tú has visto cómo ella reaccionó cuando tu conducías," Alice sonrió.
"Oh", suspiró Edward.
-No te preocupes, vas a estar a salvo, y
llegaremos al coche mucho antes.
Sus labios se curvaron en una de esas
sonrisas traviesas tan hermosas que casi detenían el latir de mi corazón.
— ¿Te vas a convertir en
murciélago? —pregunté con recelo.
Todos se rieron de eso.
Rompió a reír con más fuerza de la que le
había oído jamás.
— ¡Como si no hubiera oído eso antes!
—Vale, ya veo que no voy a conseguir
quedarme contigo.
—Vamos, pequeña cobarde, súbete a mi
espalda.
"¿Pequeña
cobarde?", se burló Emmett. "Ella no es ninguna cobarde."
Aguardé a ver si bromeaba, pero al parecer
lo decía en serio. Me dirigió una sonrisa al leer mi vacilación y extendió los
brazos hacia mí. Mi corazón reaccionó. Aunque Edward no pudiera leer mi mente,
el pulso siempre me delataba. Procedió a ponerme sobre su espalda, con poco
esfuerzo por mi parte, aunque, cuando ya estuve acomodada, lo rodeé con brazos
y piernas con tal fuerza que hubiera estrangulado a una persona normal. Era
como agarrarse a una roca.
—Peso un poco más de la media de las mochilas
que sueles llevar —le avisé.
"Como si lo
sintiera", se rió Edward.
— ¡Bahh.! —resopló. Casi pude imaginarle
poniendo los ojos en blanco. Nunca antes le había visto tan animado.
Me sobrecogió cuando de forma inesperada
me aferró la mano y presionó la palma sobre el rostro para inhalar
profundamente.
—Cada vez más fácil —musitó.
Y entonces echó a correr.
Si en alguna ocasión había tenido miedo en
su presencia, aquello no era nada en comparación con cómo me sentí en ese
momento.
"Argh, ella
siempre toma las cosas más absurdas para tener miedo", se quejó Edward.
Cruzó como una bala, como un espectro, la
oscura y densa masa de maleza del bosque sin hacer ruido, sin evidencia alguna
de que sus pies rozaran el suelo. Su respiración no se alteró en ningún momento,
jamás dio muestras de esforzarse, pero los árboles pasaban volando a mi lado a
una velocidad vertiginosa, no golpeándonos por centímetros.
Estaba demasiado aterrada para cerrar los
ojos, aunque el frío aire del bosque me azotaba el rostro hasta escocerme. Me
sentí como si en un acto de estupidez hubiera sacado la cabeza por la
ventanilla de un avión en pleno vuelo, y experimenté el acelerado
desfallecimiento del mareo.
"Argh", se
quejó Edward de nuevo.
Entonces, terminó. Aquella mañana habíamos
caminado durante horas para alcanzar el prado de Edward, y ahora, en cuestión
de minutos, estábamos de regreso junto al monovolumen.
—Estimulante, ¿verdad? —dijo entusiasmado
y con voz aguda.
Se quedó inmóvil, a la espera de que me
bajara. Lo intenté, pero no me respondían los músculos. Me mantuve aferrada a
él con brazos y piernas mientras la cabeza no dejaba de darme vueltas.
— ¿Bella? —preguntó, ahora inquieto.
—Creo que necesito tumbarme —respondí
jadeante.
—Ah, perdona —me esperó, pero aun así no
me pude mover.
—Creo que necesito ayuda —admití.
"Ah, pobre
Bella," se rió Emmett.
Se rió quedamente y deshizo suavemente mi
presa alrededor de su cuello. No había forma de resistir la fuerza de hierro de
sus manos. Luego, me dio la vuelta y quedé frente a él, y me acunó en sus
brazos como si fuera una niña pequeña. Me sostuvo en vilo un momento para luego
depositarme sobre los mullidos helechos.
— ¿Qué tal te encuentras?
No estaba muy segura de cómo me sentía, ya
que la cabeza me daba vueltas de forma enloquecida.
—Mareada, creo.
—Pon la cabeza entre las rodillas.
"Sí eso
debe ayudarla, y dile que respire profundo también", dijo Carlisle.
Todos le miraron con las cejas levantadas, y al segundo se echaron a reír.
Todos le miraron con las cejas levantadas, y al segundo se echaron a reír.
Intenté lo que me indicaba, y ayudó un
poco. Inspiré y espiré lentamente sin mover la cabeza. Me percaté de que se
sentaba a mi lado. Pasado el mal trago, pude alzar la cabeza. Me pitaban los
oídos.
—Supongo que no fue una buena idea
—musitó.
Intenté mostrarme positiva, pero mi voz
sonó débil cuando respondí:
—No, ha sido muy interesante.
"Es
demasiado", se rió Edward. "Nadie va a creerle eso."
— ¡Vaya! Estás blanca como un fantasma,
tan blanca como yo mismo.
—Creo que debería haber cerrado los ojos.
—Recuérdalo la próxima vez.
— ¡¿La próxima vez?! —gemí.
"Por
supuesto", dijo Edward. "No puedo ir a su ritmo siempre."
Edward se rió, seguía de un humor
excelente.
—Fanfarrón —musité.
—Bella, abre los ojos —rogó con voz suave.
Y ahí estaba él, con el rostro demasiado
cerca del mío. Su belleza aturdió mi mente... Era demasiada, un exceso al que
no conseguía acostumbrarme.
—Mientras corría, he estado pensando...
—
En no estrellarnos contra los árboles, espero.
Emmett se echó a reír y todo el mundo pronto se le unió.
—Tonta Bella —rió entre
dientes—. Correr es mi segunda naturaleza, no es algo en lo que tenga que
pensar.
—Fanfarrón —repetí. Edward sonrió.
—No. He pensado que había algo que quería
intentar.
Y volvió a tomar mi cabeza entre sus
manos.
"Ah bueno, finalmente vamos a hacer algo," Alice
sonrió ampliamente y Edward parecía preocupado.
“Eddy, que vas a hacer?” moviendo sus cejas sugestivamente
acompañado de una risotada.
“Si, Edward dinos que vas a hacer?” con un tono sugerente que
hizo reír a un mas a Emmett.
Pero Edward estaba demasiado preocupado por lo que podría pasar
en ese momento como para intentar matar a sus hermanos por burlarse de él.
No pude respirar.
Vaciló... No de la forma habitual, no de
una forma humana, no de la manera en que un hombre podría vacilar antes de
besar a una mujer para calibrar su reacción e intuir cómo le recibiría. Tal vez
vacilaría para prolongar el momento, ese momento ideal previo, muchas veces
mejor que el beso mismo.
Edward se detuvo vacilante para probarse a
sí mismo y ver si era seguro, para cerciorarse de que aún mantenía bajo control
su necesidad.
"Vaya, eso suena
muy romántico", bromeó Alice.
Entonces sus fríos labios de mármol
presionaron muy suavemente los míos.
Esme sonrió a Edward,
pero no dijo nada.
Para lo que ninguno de los dos estaba
preparado era para mi respuesta.
"Oh, genial",
se quejó Edward.
Emmett y Jasper a estas alturas trataban de contenerse con sus risas debido a la mirada de advertencia de Esme.
Emmett y Jasper a estas alturas trataban de contenerse con sus risas debido a la mirada de advertencia de Esme.
La sangre me hervía bajo la piel
quemándome los labios. Mi respiración se convirtió en un violento jadeo. Aferré
su pelo con los dedos, atrayéndolo hacia mí, con los labios entreabiertos para
respirar su aliento embriagador.
"Ella no
puede controlarse a sí misma contigo", se rió Emmett no mirando a Esme por
las dudas.
“Bueno, no pueden ser
los dos unos santurrones, y ese hermano ya es tu puesto desde hace mas de 100
años, así que no le dejas mas opción a Bella de tomar las riendas de
su relación” dijo Jasper en un tono totalmente serio acorde a un psicólogo que
le habla a su paciente pero no pudo sostenerlo mucho tiempo y echo a reírse chocando los cinco con
Emmett.
"Justo lo que necesitaba," Edward suspiró, pero con una especie de sonrisa también, pensando en hacer lo que mismo que el Edward del libro.
"Justo lo que necesitaba," Edward suspiró, pero con una especie de sonrisa también, pensando en hacer lo que mismo que el Edward del libro.
Inmediatamente, sentí que sus labios se
convertían en piedra. Sus manos gentilmente pero con fuerza, apartaron mi cara.
Abrí los ojos y vi su expresión vigilante.
— ¡Huy! —musité.
"Eso es todo lo que
ella va a decir", se quejó Edward. "Después de poner en peligro a sí
misma de esa manera."
“Ay Eddy, no seas
aguafiestas! Que ya todos sabemos que te gusto” dijo Emmett mientras que le
picaba con el dedo.
Edward si hubiera podido
sonrojarse, era seguro que lo hubiera hecho, así que solo le gruño en respuesta
quitándoles su mano de encima.
—Eso es quedarse corto.
Sus ojos eran feroces y apretaba la
mandíbula para controlarse, sin que todavía se descompusiera su perfecta
expresión. Sostuvo mi rostro a escasos centímetros del suyo, aturdiéndome.
— ¿Debería...?
Intenté desasirme para concederle cierto
espacio, pero sus manos no me permitieron alejarme más de un centímetro.
"En realidad, su
movimiento es más peligroso", dijo Carlisle. "Va a agitar el
aire."
—No. Es soportable. Aguarda un momento,
por favor —pidió con voz amable, controlada.
Mantuve la vista fija en sus ojos,
contemplé como la excitación que lucía en ellos se sosegaba. Entonces, me
dedicó una sonrisa sorprendentemente traviesa.
— ¡Listo! —exclamó, complacido consigo
mismo.
Edward realmente
sonreía, tenía miedo de que él no hubiera podido estar tan cerca de ella debido
a su olor.
— ¿Soportable? —pregunté.
—Soy más fuerte de lo que pensaba —rió con
fuerza—. Bueno es saberlo.
—Desearía poder decir lo mismo. Lo siento.
"No te disculpes,
fue muy entretenido," rió Emmett.
—Después de todo, sólo eres humana.
—Muchas gracias —repliqué mordazmente.
Se puso de pie con uno de sus movimientos
ágiles, rápidos, casi invisibles. Me tendió su mano, un gesto inesperado, ya
que estaba demasiado acostumbrada a nuestro habitual comportamiento de nulo
contacto.
"Ya lo he
superado", sonrió Edward.
Tomé su mano helada, ya que necesitaba ese
apoyo más de lo que creía. Aún no había recuperado el equilibrio.
— ¿Sigues estando débil a causa de la
carrera? ¿O ha sido mi pericia al besar?
¡Qué desenfadado y humano parecía su
angelical y apacible rostro cuando se reía! Era un Edward diferente al que yo
conocía, y estaba loca por él. Ahora, separarme me iba a causar un dolor
físico.
—No puedo estar segura, aún sigo grogui
—conseguí responderle—. Creo que es un poco de ambas cosas.
—Tal vez deberías dejarme conducir.
— ¿Estás loco? —protesté.
"No, pero al
parecer ella sí", se rió Edward.
—Conduzco mejor que tú en tu mejor día —se burló—. Tus reflejos son mucho más lentos.
—Conduzco mejor que tú en tu mejor día —se burló—. Tus reflejos son mucho más lentos.
—Estoy segura de eso, pero creo que ni mis
nervios ni mi coche seríamos capaces de soportarlo.
—Un poco de confianza, Bella, por favor.
Tenía la mano en el bolsillo, crispada
sobre las llaves. Fruncí los labios con gesto pensativo y sacudí la cabeza
firmemente.
—No. Ni en broma.
"Puede confiarte su
vida, pero esto no... Tu forma de conducir es demasiado peligrosa", se rió
Emmett.
Arqueó las cejas con incredulidad.
Comencé a dar un rodeo a su lado para
dirigirme al asiento del conductor. Puede que me hubiera dejado pasar si no me
hubiese tambaleado ligeramente. Puede que no.
—Bella, llegados a este punto, ya he
invertido un enorme esfuerzo personal en mantenerte viva. No voy a dejar que te
pongas detrás del volante de un coche cuando ni siquiera puedes caminar en
línea recta. Además, no hay que dejar que los amigos conduzcan borrachos —citó
con una risita mientras su brazo creaba una trampa ineludible alrededor de mi
cintura.
—No puedo rebatirlo —dije con un suspiro.
No había forma de sortearlo ni podía resistirme a él.
"Argh, y ella es la
única persona que podría detenerte también", dijo Emmett.
Alcé las llaves y las dejé caer,
observando que su mano, veloz como el rayo, las atrapaba sin hacer ruido—. Con
calma... Mi monovolumen es un señor mayor.
—Muy sensata —aprobó.
— ¿Y tú no estás afectado por mi
presencia? ——pregunté con enojo.
"Irrevocablemente",
sonrió Edward.
Sus facciones sufrieron otra
transformación, su expresión se hizo suave y cálida. Al principio, no me
respondió; se limitó a inclinar su rostro sobre el mío y deslizar sus labios
lentamente a lo largo de mi mandíbula, desde la oreja al mentón, de un lado a
otro. Me estremecí.
—Pase lo que pase —murmuró finalmente—,
tengo mejores reflejos.
"Ese es el final del capítulo", dijo Carlisle.
Hubo una laaaarga pausa – bueno… hubo una pausa de cinco segundos, pero que eso todavía es una larga pausa para ellos – hasta que Emmett dijo, "Creo que te toca otra vez cariño”.
Hubo una laaaarga pausa – bueno… hubo una pausa de cinco segundos, pero que eso todavía es una larga pausa para ellos – hasta que Emmett dijo, "Creo que te toca otra vez cariño”.
"Bien," Rosalie rodó sus ojos y tomó
el libro.
Yyyyy, que les pareció???? Les gusto?
Lo odiaron? Ya saben, me lo dicen en un comentario que por más que sea corto,
me hace muy feliz!
4 comentarios:
O me había dado cuenta que habías subido los capítulos, es genial volver a leerlos de los cuatro libros este es mi preferido!!!! Y aquí la dejo xq ya comienza mi clase!!!!!!
Podría
Aww como me gusta este capitulo! Apenas acabo de ver que has subido todos los capítulos! Que bien! Seguiré leyendo ;D
sin duda ha sido bastante lindo!!!!.. no sabia ue habías subido todos los capítulos incluyendo Luna nueva ... seguiré leyendo un abrazo enorme.... espero que puedas pasarte por mi blog también seria de mucha ayuda contar con tu opinión sobre lo que acribo allí!!!!! se llama TEMPS y es relacionado a twilight por ahora jején un anqzo me gusta los capis que has subido y he leído hasta ahora como dije nos leemos pronto en los demás capis!!!!!
Oooh su primer beso.
Me encantó
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