domingo, 9 de noviembre de 2014

La larga noche

Aviso: Los libros aquí transcriptos y los personajes pertenecen a Stephenie Meyer y la historia original “Reading Breaking Dawn” a Choices HP, yo solo la traduzco, todo esto es sin ánimos de lucro, solo por mero entretenimiento.


Traducción: Pau Macias
“La larga noche” Leyó Emmett.
—Ya te echo de menos.
“Conejito de miel”
“Cállate” Gimió Edward
—No tengo por qué irme. Puedo quedarme...
—Mmm...
Durante un buen rato se hizo un silencio sólo roto por el golpeteo de mi corazón, rítmico como el de un tambor, la cadencia desacompasada de nuestras respiraciones y el susurro de nuestros labios mientras se movían de forma sincronizada.
Algunas veces era muy fácil olvidar que besaba a un vampiro. No porque pareciera corriente o humano, ya que no podía olvidar ni por un segundo que tenía entre mis brazos a alguien más parecido a un ángel que a un hombre,
“Ella siempre me ve como un ángel” Suspiró Edward.
“Porque lo eres” Le dijo Esme con una sonrisa.
“Casi” Dijo Edward rodando los ojos.
Sino porque Edward hacía que pareciera tan natural tener sus labios apretados contra los míos, contra mi rostro y mi garganta.
“Tu control ha mejorado significativamente desde el primer libro” Dijo Carlisle “Espero no avergonzarte con esto hijo, solo pensé que debía mencionarlo”
“Si” Edward sonrió.
“Pensando en lo que lograrías con un mejor control ¿Verdad?” Bromeó Emmett, moviendo las cejas y, obviamente, pensando en lo mismo para que a Edward le quedar claro el mensaje.
Edward simplemente gruñó ante eso.
Él aseguraba haber superado hacía mucho la tentación que le suponía mi sangre, pues la idea de perderme le había curado del deseo que sentía por ella, pero yo sabía que el olor de mi sangre aún le causaba dolor y que todavía ardía en su garganta como si inhalara llamas.
“Argh” Dijo Emmett “Ella está bien ¿Verdad? Eso tiene que ser difícil”
"Lo que sea," Edward se encogió de hombros.
"Vale la pena", Dijo Esme y Edward le sonrió.
Abrí los ojos y me encontré los suyos abiertos también, clavados en mi rostro. Nada parecía tener sentido cuando me miraba de esa manera, como si yo fuera el premio, en vez de la afortunada que se ha convertido en ganadora por pura chiripa.
“Supongo que es bueno que ambos sean tan tontos” Dijo Alice “Los dos sienten que son ganadores”
“Eso significa que son el uno para el otro” Sonrió Esme.
Nuestras miradas se entrelazaron durante un momento; sus ojos dorados eran tan profundos que imaginé estar mirando en realidad el mismo centro de su alma. Me parecía una estupidez completa que alguna vez se hubiera puesto en tela de juicio la existencia misma de su alma, incluso a pesar de que él fuera un vampiro, pues no conocía un ánima más hermosa que la suya, más aún que su mente aguda, su semblante inigualable o su cuerpo glorioso.
“Si, de verdad me gusta ella” Dijo Carlisle riendo entre dientes.
“Ella definitivamente tiene una mejor forma que tú de hacerme creer en eso” Le sonrió Edward “Pero todavía no estoy muy convencido”
“Pero lo esta consiguiendo” Dijo Carlisle con una sonrisa “Todo lo que pido es que mantengas la mente abierta”.
Me devolvió la mirada como si él también estuviera viendo mi alma y como si le gustara lo que veía.
Pero Edward no podía ver en el interior de mi cerebro como sí podía hacerlo en el de los demás. Nadie sabía el motivo, pero algún problema extraño en mi cerebro me hacía inmune a todas las cosas extraordinarias y terroríficas que los inmortales pudieran hacer. Ahora bien, a salvo sólo estaba mi cerebro, porque mi cuerpo todavía permanecía expuesto a las habilidades de los vampiros que actuaban de manera distinta a la de Edward.
A decir verdad, yo estaba muy agradecida a cualquier disfunción que fuera capaz de mantener mis pensamientos en secreto para él. Desde luego, resultaba bastante embarazoso considerar la alternativa.
Acerqué su rostro al mío otra vez.
—Definitivamente me quedo —murmuró un momento más tarde.
—No, no. Es tu despedida de soltero. Debes ir.
“Si, ¡Tienes que ir!” Dijo Emmett “No habrá más charla sobre quedarte, Eddy”
“Creo que lo haría bien…” Comenzó Edward.
“Así que…No importa en absoluto” Insistió Emmett.
“Si, realmente debes venir. No creo poder soportar estar alrededor de Em si nos abandonas” Se rio Jasper.
“Está bien…Por ti Jazz, iré” Edward le sonrió a Emmett que tenía los ojos entrecerrados hacía él.
“Tú deberías ir por mí… Yo soy tu hermano favorito” Dijo Emmett haciendo un mohín.
“Creo que estas confundiendo favorito con molesto” Dijo Edward ocultando una sonrisa.
“Bella dijo que yo era su favorito” Emmett hizo otro mohín.
“Ella en realidad no me conoce bien… Ese punto no es válido” Dijo Jasper “¿Qué más tienes Em?
"Es suficiente", Dijo Alice antes de que Emmett pudiera decir algo más, en su mente estaba la imagen de un combate de lucha libre entre Emmett y Jasper. Ella no tenía paciencia para permitir eso. "Em, lee."
“Bien” Gruñó Emmett.
Dije las palabras, pero los dedos de mi mano derecha se trabaron en su cabello broncíneo, mientras presionaba la izquierda con fuerza contra la parte más estrecha de su espalda. Me acarició la cara con esas manos heladas suyas.
—Las despedidas de soltero están diseñadas para quienes se entristecen por el fin de sus días de libertad. Y yo no podría desear más el dejarlos a mi espalda. Así que realmente no tiene mucho sentido.
—Eso es verdad —suspiré contra la piel de su garganta, fría como el invierno.
Esto se acercaba mucho a mi lugar feliz. Charlie dormía ajeno a todo en su habitación, por lo que era casi lo mismo que si estuviéramos solos. Estábamos acurrucados en mi pequeña cama, tan entrelazados como era posible, considerando la chaqueta acolchada en la que estaba envuelta como si fuera un capullo.
“Umm…Vas a tener que llevarla a un lugar cálido para la Luna de Miel” Pensó Esme con una sonrisa en su rostro.
“¿En serio?” Preguntó Edward un poco sorprendido pero sonriendo. “Gracias”
“¿Qué pasó?” Preguntó Emmett.
“¿Qué cosa?” Preguntó Edward con una pequeña sonrisa y ojos divertidos. “No sé de qué estás hablando Em”.
“Estúpido vampiro lector de mentes” Gruñó Emmett, y los otros solo rieron.
Odiaba la necesidad de estar enroscada en una manta, pero claro, lógicamente, cualquier escena romántica se arruina cuando los dientes te empiezan a castañetear.
Y por supuesto, Charlie se daría cuenta si enchufaba la calefacción en agosto... Al menos, si quería abrigarme más, tenía la camiseta de Edward en el suelo. Nunca conseguía superar la conmoción que me producía la visión de su cuerpo tan perfecto, blanco, frío, pulido igual que el mármol.
Deslicé la mano por su pecho duro como la piedra, recorriendo los lisos músculos de su estómago, maravillándome. Le atravesó un ligero estremecimiento y su boca buscó la mía de nuevo. Con cuidado, dejé que la punta de mi lengua presionara su labio liso como el cristal, y él suspiró. Su dulce aliento sopló, frío y delicioso, sobre mi rostro.
Comenzó a apartarse, ya que ésta era su respuesta automática cuando decidía que las cosas estaban yendo demasiado lejos y su reacción refleja, a pesar de que él era quien más deseaba continuar.
“Deja de luchar contra eso Eddy” Emmett rio.
“Estoy segura de que tendrás diversión en algunos capítulos” Alice sonrió y Edward la fulmino con la mirada.
Edward había pasado la mayor parte de su vida rechazando cualquier tipo de satisfacción física. Sabía que ahora le aterrorizaba cambiar esos hábitos.
—Espera —le dije, sujetando sus hombros y abrazándome a él con fuerza. Liberé una pierna de una patada y le envolví con ella la cintura—. Sólo se consigue la perfección con la práctica.
“Me gusta cómo piensa” Se burló Emmett
“Todavía no va a cambiar de opinión” Jasper rio entre dientes.
Él se echó a reír entre dientes. —Bueno, pues nosotros debemos de estar bastante cerca de la perfección a estas alturas, ¿a que sí? ¿Acaso has dormido algo en el último mes?
“¿Se la han pasado practicando durante un mes?” Emmett pregunto incrédulamente. “Ustedes realmente necesitan desahogarse chicos, son…”
Emmett no tenía palabras.
“Continua leyendo” Edward le hizo una mueca.
“No sé si mis castos ojos están preparados para leer a una pareja de adolescentes cachondos que se la han pasado manoseándose” Emmett volvía a ser el mismo.
—Pero esto es sólo un ensayo general —le recordé—, y sólo hemos practicado ciertas escenas.
“Se refiere a posiciones sexuales” Emmett les aclaro por las dudas. “Yo también podría ayudarles con eso”
“Emmett no lo hagas más difícil para tu hermano” Esme lo regaño.
—Aún no ha llegado el momento de jugar sobre seguro.
Pensé que se iba a echar a reír, pero no contestó, y su cuerpo se quedó inmóvil debido a la tensión repentina. El color dorado de sus ojos pareció endurecerse y pasar de estado líquido a sólido.
Reflexioné sobre mis palabras y me di cuenta de lo que él habría oído en ellas.
"Así que, eh... ¿Qué quiso decir con eso?" Preguntó Emmett. "Porque estoy en las cosas que podría haber hecho Eddy."
"Fue probablemente en ese sentido, pero no exactamente eso, hombre de mente sucia," Dijo Alice, sonriendo.
—Bella... —susurró él.
—No empieces otra vez con eso —le contesté—. Un trato es un trato.
—No lo sé. Es muy difícil concentrarse cuando estamos así, juntos. Yo... yo no consigo pensar con coherencia. No soy capaz de controlarme y podrías terminar herida.
—Estaré bien.
"Es verdad. Sólo recuerda quién es ella... lo importante que es para ti, y todo va a estar bien", Dijo Emmett.
Edward miró a Emmett por un segundo. Podía ver que su hermano estaba sinceramente tratando de darle un consejo, y en esta ocasión fue uno bueno.
"Voy a tratar de recordar eso."
"Bien, porque después de eso también tienes que recordad tocarla en..." Empezó Emmett a decir, sus pensamientos obviamente, por delante de sus palabras porque Edward estaba ahora gruñéndole.
"Está bien, está bien," Se echó a reír. "Olvida que lo mencioné."
“Bella…”
“Shhh!”
Apreté mis labios contra los suyos para detener su ataque de pánico. Ya había escuchado esto antes. No le iba a consentir que rompiera nuestro acuerdo. No después de haberme exigido primero que me casara con él.
Me devolvió el beso durante un momento, pero quedó claro que ya no estaba tan implicado en él como antes. Siempre preocupado, siempre.
“Dínoslo a nosotros” Dijo Rosalie riendo entre dientes
Qué diferente sería cuando no tuviera que preocuparse más por mí. ¿Qué es lo que iba a hacer con todo el tiempo que le iba a quedar libre? Tendría que buscarse un nuevo pasatiempo.
"Creo que ya sé lo que voy a hacer en mi tiempo libre," Sonrió Edward.
Emmett no continuo la lectura esperando algo.
“¿Qué pasa?” pregunto Alice.
“¿Por qué nadie le esta regañando?” Esme estaba indignado “Si yo digo algo meramente sexual, me caen encima, pero si el puritano de Eddy dice que va a tener como pasatiempo acostarse con Bella nadie le dice nada”
No dejo que los demás contestaran y se dispuso a continuar la lectura, pero escucho varias risas contenidas.
— ¿Qué tal están tus pies? ¿Fríos?
—Calentitos —contesté de inmediato, sabiendo que no se refería a ellos de modo literal.
— ¿De verdad? ¿No te lo has pensado mejor? Todavía puedes cambiar de idea.
— ¿Intentas dejarme plantada? Se echó a reír entre dientes.
—Sólo me cercioro. No quiero que hagas algo de lo que no estés convencida.
—Estoy segura de ti, ya me las apañaré con el resto.
"Encantadora, como siempre," Dijo Emmett.
Él vaciló y me pregunté si no habría sido mejor que me metiera el pie en la boca.
— ¿Podrás? —Me preguntó en voz baja—, y no me refiero a la boda, porque estoy bastante convencido de que sobrevivirás a pesar de tus quejas, pero después de todo... ¿Qué hay de Renee y de Charlie?
Suspiré.
—Pues que les echaré de menos. Peor aún, porque serían ellos los que me echarían de menos a mí, pero no quería darle ninguna gasolina con la que alimentar su reflexión.
"Eso siempre es una estrategia inteligente", Dijo Jasper.
—Y a Ángela, Ben, Jessica y Mike.
—Sí, también echaré de menos a mis amigos —sonreí en la oscuridad—. Especialmente a Mike. ¡Oh, Mike! ¿Cómo voy a poder vivir sin él?
Edward hizo una mueca a eso.
"Ella está bromeando, Eddy," Se rio Emmett.
"Lo sé," Dijo Edward, aun haciendo muecas, y todos trataron de no reírse.
Edward gruñó.
Me eché a reír, pero después me puse seria.
—Edward, ya hemos pasado por esto. Sé que será duro, pero es lo que deseo de verdad. Te quiero a ti y que sea para siempre. Una sola vida no es bastante.
—Quedarse congelado para siempre a los dieciocho —susurró él.
—El sueño de cualquier mujer hecho realidad —bromeé.
"No todas las mujeres," Suspiró Rosalie.
"Oh, lo amas y lo sabes," Dijo Edward.
"Es cierto," Dijo Rosalie, no añadiendo el por qué ella habría preferido envejecido. Todo el mundo sabía por qué.
—No cambiarás nunca... No avanzarás jamás.
— ¿Qué quieres decir con eso?
 Él respondió pronunciando con lentitud las palabras.
— ¿Te acuerdas de cuando le dijimos a Charlie que queríamos casarnos y él creyó que estabas... embarazada?
—Y pensó en pegarte un tiro —adiviné con una risa—. Admítelo... Lo consideró seriamente durante un segundo.
Él no contestó.
"Vamos, Eddy, quiero saber la respuesta a eso", Dijo Emmett, pero Edward estaba pensativo y un poco sombrío con la dirección de la conversación.
— ¿Qué pasa, Edward?
—Sólo es que en ese momento deseé... bueno, me habría gustado que fuera cierto.
—Oh, —exclamé, con un jadeo.
—Más aún, que hubiera alguna manera de poder hacerlo realidad. Que tuviéramos esa posibilidad. Odio arrebatarte eso también.
Me llevó un minuto contestarle.
—Sé lo que estoy haciendo.
— ¿Y cómo puedes saberlo, Bella? Mira a mi madre, y a mis hermanas. No es tan fácil como crees.
—Pues Esme y Rosalie lo llevan estupendamente. Si luego se convierte en un problema podemos imitar a Esme, adoptaremos.
"Realmente es una experiencia gratificante". Dijo Esme con tristeza.
"Pero te pierdes la totalidad del proceso". Rosalie suspiró. Era parte de la razón por la que ni siquiera trató todo el asunto de ‘adopción’.
Suspiró y luego su voz era feroz.
— ¡Esto no está bien! No quiero que hagas sacrificios por mí. Deseo darte cosas, no quitártelas. No quiero robarte tu futuro. Si yo fuera humano...
“Estarías muerto”. Dijo Emmett.
“No eres humano, y no hay forma de que lo seas, así que deja de hablar de eso”. Lo regaño Alice.
Le puse la mano sobre los labios.
—Tú eres mi futuro. Así que déjalo ya. No te pongas en plan deprimente o llamo a tus hermanos para que vengan y te lleven con ellos. Quizás es verdad que necesitas una despedida de soltero.
—Lo siento. Sueno deprimente, ¿verdad? Deben de ser los nervios.
— ¿Tienes los pies fríos?
—No en ese sentido. He estado esperando todo un siglo para casarme contigo, señorita Swan. La ceremonia de la boda es la única cosa a la que no puedo esperar... —se interrumpió en mitad de la idea—. ¡Oh, por el amor de todos los santos!
Emmett estaba sonriendo. "¿Qué te pasa, Eddy?"
"Estoy seguro que en realidad es lo que estás pensando" Gruñó Edward.
— ¿Pasa algo malo?
Apretó los dientes con fuerza.
—No vas a tener que llamar a mis hermanos. Parece ser que Emmett y Jasper no están por la labor de dejarme en paz esta velada.
“¡No puedo esperar!” Exclamó Emmett.
“Deberías haber ido a otro lugar si querías evitar esa noche” Bromeó Jasper.
Le estreché muy fuerte durante un segundo y luego le dejé ir. No tenía la más mínima posibilidad de ganar a Emmett en un tira y afloja.
—Pásatelo bien.
Emmett se rio a carcajadas ante esto.
“Al menos todavía no, pero apenas se convierta ella podrá hacerlo” Jasper sonrió.
“No podrá” Dijo Emmett con un puchero.
“Ya veremos, estoy seguro” Dijo Jasper. “Siempre y cuando Bella te rete a un pulso”.
Hubo un chirrido en la ventana.
Alguien arañaba el cristal con unas uñas como el acero hasta provocar un sonido horroroso, de esos que te obligan a taparte los oídos y te ponen el vello de punta.
Me estremecí.
—Si no haces que salga Edward —susurró Emmett con voz amenazadora, aún invisible en la oscuridad—, entraremos a por él.
—Vete —rompí a reír—. Vete antes de que echen la casa abajo.
“Ellos no le harán nada a la casa” Dijo Esme.
“Bueno, si Ed…” Emmett comenzó, pero se detuvo cuando miró a Esme. “Por supuesto que no mamá”.
Él puso los ojos en blanco, pero se levantó con sólo un movimiento fluido y se puso la camiseta en otro igual. Se inclinó y me besó la frente.
—Duerme algo. Mañana te espera un buen día.
— ¡Gracias! Seguro que eso me ayudará a relajarme.
—Te veré en el altar.
—Yo soy la que va de blanco —sonreí por lo indiscutible que había sonado.
Él se echó a reír y repuso:
—Muy convincente.
Y después se agachó, con los músculos contraídos para saltar, hasta que se desvaneció fuera de mi ventana aterrizando tan rápidamente que mis ojos no pudieron seguirle.
En el exterior se oyó un golpe sordo y apagado; a continuación, escuché maldecir a Emmett.
“Chicos” Suspiró Esme sacudiendo la cabeza,
—Será mejor que no le hagáis llegar tarde —murmuré, sabiendo que podían oírme.
Y entonces Jasper se asomó por mi ventana con su pelo del color de la miel brillando a la débil luz de la luna que se veía entre las nubes.
—No te preocupes, Bella. Le llevaremos a casa con tiempo suficiente.
De pronto, me sentí muy tranquila y todas mis quejas dejaron de tener importancia. Jasper era, a su propia manera, igual de efectivo que Alice con sus increíblemente precisas predicciones.
“No le llamaría exactamente predicciones” Se rio Jasper entre dientes.
“No cuando haces trampa, incluso peor que la enana” Agregó Emmett.
Pero lo suyo no era el futuro.
Jasper tenía un don natural para manejar los estados de ánimo. Por mucho que te resistieras, acababas sintiéndote exactamente como él deseaba.
Me senté con torpeza, todavía enredada en la manta.
— ¿Jasper? ¿Qué es lo que hacen los vampiros en sus despedidas de soltero? ¿No le iréis a llevar a un club de striptease, verdad?
Emmett se rio ante eso, pero ninguno de los chicos contestó la pregunta.
“¿Entonces?” Pregunto Rosalie.
“Nada” Emmett se encogió de hombros sonriendo.
— ¡No le digas nada! —gruñó Emmett desde abajo, pero hubo otro golpe sordo y Edward se echó a reír por lo bajo.
—Tranquilízate —me instó Jasper, y así lo hice—. Nosotros, los Cullen, tenemos nuestra propia versión. Sólo unos cuantos pumas, y un par de osos pardos. Casi una noche como otra cualquiera.
“Exacto…Eso es lo que hacemos” Se rio Emmett.
“Si me llego a enteras que has estado viendo mujeres desnudas en cada una de tus despedidas de soltero… “Rosalie no termino la amenaza, pero sus ojos brillaban de furia.
“Yo seguiré leyendo” Emmett sonrió tratando de aplacarla.
Me pregunté si yo llegaría a sonar igual de caballerosa cuando hablara de la dieta vampírica «vegetariana».
—Gracias, Jasper.
Él me guiñó un ojo y desapareció de la vista.
“Parece que somos más cercanos ¿Verdad?” Jasper sonrió.
“Ella no te teme, no quiere decir que sean cercanos, así que sigo siendo su favorito” Sonrió Emmett y Jasper rodó los ojos.
Fuera no se oía absolutamente nada, sólo zumbaban los ronquidos sofocados de Charlie a través de las paredes.
Me quedé echada sobre las almohadas, sintiéndome algo soñolienta. Miré con fijeza las paredes de mi pequeña habitación, que brillaban con una palidez deslucida bajo la luz de la luna, entre mis párpados pesados. Era la última noche que pasaría en mi cuarto.
Mi última noche como Isabella Swan. Al día siguiente sería Bella Cullen. Aunque toda la ceremonia matrimonial era como una lanza en el costado, debía admitir que me gustaba cómo sonaba.
“Es bueno saberlo” Edward sonrió junto con las mujeres.
Dejé que mi mente vagabundeara de manera perezosa durante un momento, a la espera de que el sueño me arrastrara con él, pero al cabo de unos cuantos minutos me encontraba más alerta, mientras sentía cómo la ansiedad inundaba mi estómago, retorciéndolo de la forma más desagradable. La cama me parecía demasiado blanda, demasiado cálida, sin Edward.
Jasper estaba lejos y se había llevado con él todas las sensaciones de relajación y de paz.
Mañana iba a ser un día muy pero que muy largo. Era consciente de que la mayoría de mis miedos resultaban estúpidos, sólo tenía que superarlos; pero preocuparse era una parte inevitable de la vida y no siempre podías fundirte con el ambiente, así como así.
“Ah” Edward sonrió. “Eso puede ser un elemento de disuasión. Como vampiro tendrá mucha más atención… Eso podría detenerla”
Emmett se echó a reír. “Eso podría funcionar…Al menos es mejor que cualquier cosa que has intentado”.
“Podría funcionar” Dijo Alice encontrando el comentario de Edward divertido.
Lo cierto era que sí tenía una serie de problemas concretos, del todo legítimos.
El primero era la cola del vestido de boda. Alice había dejado que su sensibilidad artística predominara claramente sobre las cuestiones prácticas. Maniobrar por las escaleras de los Cullen con tacones y una cola me parecía casi imposible. Debería haber practicado antes.
Emmett se reía más fuerte que nunca ante esto.
"¡Dios mío!, espero que no se caiga", dijo Esme, genuinamente preocupada, pero divertida también.
"No la subiría en zapatos altos si supiera que se caería" Les aseguró Alice.
Y luego estaba la lista de invitados.
La familia de Tanya, el clan de Denali, llegaría en algún momento previo a la ceremonia.
"¿Qué hay de malo en eso?" Preguntó Emmett.
Edward, por su parte, tenía la sensación de saber a dónde se dirigía con eso y negó con la cabeza.
Habría sido poco delicado poner a la familia de Tanya en la misma habitación que nuestros invitados de la reserva Quileutes, el padre de Jacob y los Clearwater. Los de Denali no es que fueran muy amigos de los licántropos que digamos. De hecho, la hermana de Tanya, Irina, ni siquiera iba a venir a la boda. Todavía abrigaba el deseo de emprender una vendetta contra los hombres lobo por haber acabado con su amigo Laurent justo cuando él se disponía a matarme a mí. Debido a esa disputa los de Denali habían abandonado a la familia de Edward en su peor momento. Y había sido la alianza con los lobos Quileutes, poco deseada por ambas partes, la que había salvado todas nuestras vidas cuando la horda de vampiros neófitos nos atacó...
Todos parecían estar frunciendo el ceño ante eso. Fue un poco desconcertante que la familia de Tanya no les ayudará cuando estaban en gran peligro.
Edward me había prometido que no habría ningún peligro en tener a los de Denali cerca de los Quileutes. Tanya y toda su familia, aparte de Irina, se sentían terriblemente culpables por haberles dejado abandonados a su suerte. Una tregua con los licántropos era un precio pequeño que pagar por aquella deuda.
Y ése era el gran problema, aunque había otro más pequeño, también: mi frágil autoestima. Nunca había visto antes a Tanya, pero estaba convencida de que el encuentro no sería una experiencia nada agradable para mi ego. Hacía mucho tiempo, antes de que yo naciera probablemente, ella había jugado sus cartas con Edward;
"Sí, pero es historia pasada" Dijo Edward.
"Yo no le diría a ella eso... Te hace quedar como un viejo" Sonrió Emmett.
Y no es que yo la culpara a ella o a nadie por quererle. Aun así, seguro que sería hermosa como poco y magnífica en el peor de los casos. Aunque Edward me prefería claramente —cosa que me costaba creer—, yo no podría evitar las comparaciones.
Edward rodó sus ojos.
"Eres tan molesto como ella cuando se trata de otros chicos interesados en ella" Señaló Alice.
"Pero nunca me ha gustado nadie más" Dijo Edward. "No tiene sentido..."
"Los celos no son de lógica, Edward" Argumentó Alice. "Es lo que es."
"Sí... Creo que estoy empezando a entenderlo un poco mejor" Acepó Edward.
Le había refunfuñado un poco a Edward, que conocía mis debilidades, y ello me hizo sentir culpable.
—Somos lo más parecido que tienen a una familia —me recordó él—. Todavía se sienten huérfanos, ya sabes, después de todo este tiempo.
Así que cedí, ocultando mi descontento.
“Espero que ellas puedan llevarse bien” Esme estaba preocupada, Los Denali eran familia pero aun así Bella era mas importante.
El aquelarre de Tanya era ahora casi tan grande como el de los Cullen. Contaba con cinco miembros: Tanya, Kate e Irina a los que se habían unido Carmen y Eleazar, de un modo muy parecido al que se habían unido Alice y Jasper a los Cullen. Todos ellos deseaban vivir de un modo más humano al que solían estar acostumbrados los vampiros.
Pero a pesar de toda la compañía, Tanya y sus hermanas se sentían solas en cierto sentido. Todavía estaban de luto, porque hacía mucho tiempo también habían tenido una madre.
Podía imaginarme el vacío que su pérdida les habría dejado, incluso después de mil años. Intentaba imaginarme a la familia Cullen sin su creador, su centro y su guía: su padre, Carlisle. No podía, ésa era la verdad.
Esme agarró la mano de Carlisle, y como todos se estremeció ante la idea. Eso era algo en lo que nunca quería pensar, o algo de lo que nunca se recuperaría.
Carlisle me había contado la historia de Tanya durante una de las muchas noches que me había quedado hasta tarde en la casa de los Cullen, aprendiendo todo lo que podía, preparándome para el futuro que había elegido. La historia de la madre de Tanya era una entre otras muchas, un cuento con moraleja que ilustraba una de las reglas que tenía que cumplir cuando me uniera al mundo de los inmortales. Sólo una regla, en realidad, una ley que luego se plasmaba en mil facetas diferentes: «Guarda el secreto».
Mantener el secreto significaba un montón de cosas: vivir sin llamar la atención; como los Cullen, mudándose a otro lugar antes de que los humanos sospecharan que no envejecían. O manteniéndose alejados de cualquier humano, excepto a la hora de la comida, claro,
“Interesante forma de decirlo” Dijo Jasper.
Del modo en que habían vivido nómadas como James y Victoria, modo en el cual aún vivían los amigos de Jasper, Peter y Charlotte. Eso significaba mantener el control de los vampiros que hubieras creado, como había hecho Jasper cuando vivía con María, o como no había sido capaz de hacer Victoria con sus neófitos.
Y sobre todo significaba no crear cualquier cosa, porque algunas creaciones terminan siendo imposibles de controlar.
—No sé cuál era el nombre de la madre de Tanya —admitió Carlisle,
“Todavía no entiendo por qué no nos lo dices” Dijo Emmett.
“Ellas no quieren que lo sepamos” Dijo Edward molesto. Ésta no sería la primera ni la última vez que Emmett se quejara por eso.
“Creo que es bueno que Edward pueda mantener un secreto como ese” Dijo Esme. “Y no debería molestarte eso”.
Sus ojos de color dorado, casi del mismo tono que el de su cabello claro, se entristecieron al recordar el dolor de Tanya—. Nunca hablan de ella si pueden evitarlo, ni piensan en ella por voluntad propia.
»La creadora de Tanya, Kate e Irina (quien también las amó, creo) vivió muchos años antes de que yo naciera, durante el tiempo de una plaga que cayó sobre nuestro mundo, la plaga de los niños inmortales.
»No logro entender ni de lejos en qué estarían pensando aquellos antiguos para convertir en vampiros a humanos que eran poco más que niños.
Me tragué la bilis que me subió por la garganta mientras imaginaba lo que estaba describiendo.
“Puedo entender lo que estaban pensando. “Dijo Rosalie. “Es lamentable que no funcionara… Y que intentara tantas veces para asegurarse de que eso nunca pasaría” Ella odiaba pensar en todos esos niños…
—Eran muy hermosos —me explicó Carlisle con rapidez, viendo mi reacción—, tan simpáticos y encantadores que no te lo puedes ni imaginar. Bastaba su proximidad para quererlos, era algo casi automático.
»Pero no se les podía enseñar nada. Se quedaban paralizados en el nivel de desarrollo en el que estuvieran cuando se les mordía. Algunos eran adorables bebés de habla seseante y llenos de hoyuelos que podían destruir un pueblo entero en el curso de una de sus rabietas. Si tenían hambre, se alimentaban y no había forma de controlarlos con ningún tipo de advertencias. Los humanos los vieron, comenzaron a circular historias, y el miedo se extendió como el fuego por la maleza seca...
»La madre de Tanya creó a uno de esos niños, y como me ocurre con los demás antiguos, no puedo tener ni una idea lejana de sus razones para hacerlo —inhaló profunda y lentamente—. Y por supuesto, eso implicó a los Vulturi.
Yo siempre me encogía ante la mención de ese nombre, pero claro, la legión de vampiros italianos, algo así como la realeza vampírica según ellos mismos, era una parte central de esta historia. No podía haber leyes si no hubiera castigos, y no habría castigo sin alguien que lo impartiera. Los antiguos Aro, Cayo y Marco controlaban las fuerzas de los Vulturi. Yo sólo me había topado con ellos en una ocasión, pero en aquel fugaz encuentro me había parecido que Aro, con su poderoso don para leer la mente, era su auténtico líder.
“Si… Eso sería muy cierto” Dijo Carlisle.
—Los Vulturi estudiaron a los niños inmortales, tanto en su hogar de Volterra como alrededor del mundo. Cayo decidió que los más jóvenes eran incapaces de proteger nuestro secreto y que por eso debían ser destruidos.
»Ya te dije que eran adorables, y bueno, los miembros de los aquelarres lucharon con intensidad para protegerlos, por lo que quedaron diezmados. La carnicería no se extendió tanto como las guerras del sur en este continente, pero en cierto modo resultó más devastadora porque afectó a aquelarres que llevaban mucho tiempo funcionando, viejas tradiciones, amigos... Se perdieron muchas cosas. Al final, la práctica quedó completamente eliminada. Los niños inmortales se convirtieron en algo que no se debía mencionar, un tabú.
"Hmm... Me pregunto cuántas personas fueron destruidas por esto" Murmuró Edward. "¿Cuántas aquelarres poderosos?"
"¿Qué estás pensando?" Preguntó Carlisle levantando una ceja.
“En la gran cantidad de poder adquirido por los Vulturi en esa época” Dijo Edward. “Deshacerse de todos esos aquelarres poderosos…”
“Los niños inmortales eran muy peligrosos…Debo decirlo” Suspiró Carlisle
 “No significa que los Vulturi no estuvieran contentos con los resultados” Murmuró Edward. “Pero no es momento para hablar de eso”
«Cuando yo vivía con los Vulturi, me encontré con dos de esos niños inmortales, así que conozco de primera mano su encanto. Aro estudió a los pequeños durante muchos años después de que tuviera lugar la catástrofe que habían causado. Ya conoces esa inclinación que siente por las incógnitas, y tenía la esperanza de que pudieran dominarse; pero al final, la decisión fue unánime: no se debía permitir que existieran niños inmortales.
Ya casi se me había olvidado la historia de la madre de las hermanas de Denali cuando él volvió a mencionarlas.
—En realidad no está muy claro lo que ocurrió con la madre de Tanya —siguió contando Carlisle—. Tanya, Kate e Irina vivieron completamente ajenas a todo hasta el día en que los Vulturi vinieron a buscarlas, a ellas y a su madre, por la creación ilegal del niño, y las convirtieron en prisioneras. Lo que salvó la vida de Tanya y sus hermanas fue su ignorancia. Aro las tocó y descubrió su total desconocimiento del asunto, de modo que no fueron castigadas como su madre.
Esme suspiró con tristeza. Ella siempre odió esta historia, pero no podía dejar de estar orgullosa de su madre por mantenerlas seguras de cualquier daño.
»Ninguna de ellas había visto nunca antes al niño, o ni siquiera soñado con su existencia, hasta el día en que le vieron arder en los brazos de su madre. Supongo que ella mantuvo el secreto para protegerlas precisamente de esa situación. Pero en cualquier caso, ¿por qué lo había creado? ¿Quién era él y qué significaba para ella cuando no le importó el peligro de cruzar aquella línea? Tanya y las otras nunca recibieron contestación a ninguna de estas preguntas, pero jamás dudaron de la culpabilidad de su madre y no creo que la hayan perdonado del todo.
»Cayo quería hacer quemar a las tres hermanas, incluso aunque Aro estuviese completamente seguro de su inocencia.
“Realmente estoy empezando a odiar a ese tipo” Dijo Edward
“Él es un poco sediento de sangre” Dijo Carlisle. “Pero es Aro el verdadero enemigo”.
Las consideraba culpables por asociación. Tuvieron mucha suerte de que Aro se sintiera aquel día bastante compasivo y fueran perdonadas, aunque les quedó en sus corazones heridos un respeto muy sano por la ley...
No estoy segura de cuándo el recuerdo de aquella conversación dio paso al sueño.
Durante un instante me pareció seguir escuchando a Carlisle en mi memoria, mirando su rostro, y luego, en algún momento posterior, me encontraba contemplando un campo desierto, gris, y aspirando el olor denso del incienso quemado en el aire. Y no estaba sola.
Había un grupo de figuras en el centro del campo, todas envueltas en capas del color de la ceniza. Lo normal es que me hubieran aterrorizado, porque evidentemente no podían ser otros que los Vulturi y yo seguía siendo humana, en contra de lo que ellos habían decretado en nuestro último encuentro. Pero sabía, como sólo se sabe en los sueños, que no podían verme.
"Ella tiene los más extraña..." Comenzó Emmett.
"Sólo lee, Em," Dijo Edward. "Todos sabemos que sus sueños son extraños."
Dispersas en distintos montones por el suelo se veían piras que desprendían humo. Reconocí su dulzura en el aire y no me acerqué para examinarlas. No tenía ninguna gana de ver los rostros de los vampiros que habían ejecutado, temiendo que pudiera reconocer alguno en aquellas piras ardientes.
Los soldados de los Vulturi permanecían en círculo alrededor de algo o alguien, y escuché sus voces susurrantes que se alzaban muy agitadas. Me acerqué al borde de sus capas, empujada por el mismo sueño, para ver qué cosa o persona estaban examinando con un interés tan intenso.
Me deslicé sigilosamente entre dos de aquellos sudarios susurrantes y finalmente pude ver el objeto de tal debate, alzado sobre un pequeño montículo que se cernía sobre ellos.
Era hermoso y adorable, tal y como Carlisle lo había descrito. Todavía era un niño pequeño, con poco más de dos años. Unos rizos de color marrón claro enmarcaban su rostro de querubín de mejillas redondeadas y labios llenos. Estaba temblando con los ojos cerrados, como si estuviera demasiado asustado para ver cómo se le acercaba la muerte a cada segundo que pasaba.
Los ojos de Rosalie se entristecieron y parecía como si ella le hubiera gustado poder proteger al bebé, en especial ante la mención de los rizos.
Me abrumó una necesidad tan poderosa de salvar a aquel niño encantador y aterrorizado que dejaron de importarme los Vulturi, a pesar de la devastadora amenaza que suponían. Pasé de largo a su lado, sin preguntarme si ellos se daban cuenta de mi presencia. Salté hacia el niño.
Pero me quedé clavada en el sitio cuando tuve una visión más clara del montículo sobre el que se sentaba. No era de roca y tierra, sino que estaba formado por una pila de cuerpos humanos, vacíos de sangre y sin vida. Era demasiado tarde para no ver sus rostros. Los conocía a todos ellos: Ángela, Ben, Jessica, Mike... Y justo al lado de aquel chico tan adorable estaban los cuerpos de mi madre y mi padre.
"Bueno, eso es sin duda preocupante" Dijo Emmett.
Esme apoyó la cara en el hombro de Carlisle. "Eso es un sueño horrible."
El niño abrió sus brillantes ojos del color de la sangre.
"Ese es el final del capítulo" Dijo Emmett y le dio el libro a Esme. "No creo que ella va a estar soñando más en éste capítulo" Agregó cuando se dio cuenta de su leve vacilación de tomar el libro.
"Por supuesto que no," Dijo Esme, tomando el libro.



Chan chan chan* ritmo nupcial*
¡¡Se acercá la boda!!
Este capitulo es un poquitin aburrido, debido a que los Cullen y todo el mundo ya conoce la historia de los niños inmortales.
Muchas gracias a Pau por el capitulo, nos leemos en el siguiente, yeiiiii.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno..... definitivamente este capítulo sólo da para comentarios ingeniosos en la primera parte.

Esperando con ansias el resto de capítulos (Que son todos los del libro uno).

Saludos desde Colombia,

Carol Rosalie Cullen

Paulina dijo...

La mejor parte del cap esta al comienzo, las ideas de emmett jajajaj, a seguir leyendo

Anónimo dijo...

Sí los sueños de Bella son bastante extraños pero también muy reveladores, no sé si eso es algo que se hayan dado cuenta con la lectura los Cullen's. Pero dejando de lado los sueños .... ya se acerca el día de la boda y estoy segura que Rosalie en sus futuras bodas va a prohibirle (por si acaso) a Emmett irse de despedida de soltero jejeje!!! total Emmett hace muchas décadas que dejó de ser solterito jajaja!!!.

Y me gusta que haya un mayor acercamiento entre Bella y Jasper, ojalá y con Rosalie ocurra eso una vez que Bella llegue a Forks, que en cierta forma las cosas sean un poco diferentes a lo que ocurre en los libros, sobre todo el de tener constantemente a Jake en sus vidas (o en la vida de Bella) y para eso es necesario que Edward no cometa la tontería de dejarla sola

SALESIA