Aviso: Los libros aquí transcriptos y los personajes pertenecen a Stephenie Meyer y la historia original “Reading Breaking Dawn” a Choices HP, yo solo la traduzco, todo esto es sin ánimos de lucro, solo por mero entretenimiento.
Traducción: Rosaliewolfvamp
La boda se
transformó con suavidad en la fiesta de recepción, prueba del plan intachable
que Alice había trazado.
“Muchas gracias,” Alice sonrió satisfecha.
En esos momentos
se ponía el sol sobre el río, y la ceremonia había durado exactamente el tiempo
necesario para permitir que el sol se desvaneciera entre los árboles.
“Una coincidencia, estoy seguro,” sonrió
Emmett.
Las luces de los árboles relumbraban mientras
Edward me conducía hacia los ventanales traseros, que hacían brillar las flores
blancas. Allí había otras diez mil flores más, que ejercían la función de carpa
fragante y aireada sobre la plataforma de baile que se había colocado en la
hierba, entre dos de los cedros más antiguos.
“Nuestra casa” gimió Emmett dramáticamente.
Las cosas se
volvieron pausadas, relajadas como la apacible tarde de agosto que nos rodeaba.
El pequeño grupo de personas se extendió bajo la suave iluminación que ofrecían
las luces titilantes, y los amigos que acabábamos de abrazar nos saludaron de
nuevo, Ahora era tiempo de hablar, de reír.
“Claro que sí” se rio Esme mas que contenta por cómo estaba
saliendo todo.
“Felicidades,
chicos” nos dijo Seth Clearwater, inclinando la cabeza bajo el borde de una
guirnalda de flores, su madre, Sue, estaba algo rígida de pie a su lado,
vigilando a los invitados con cautelosa intensidad. Su rostro afilado era
fiero, con una expresión que acentuaba su corte de pelo corto de un estilo
severo; era tan bajita como su hija Leah y me pregunté si se lo había cortado
del mismo modo como forma de mostrar solidaridad. Billy Black, al otro lado de
Seth, no estaba tan tenso como Sue.
“Bueno, al menos parece que le agradamos al pequeño,”
dijo Emmett.
“Si, pero parece ser el único,” dijo Carlisle.
“Pero es más de los que alguna vez creí posible,” agregó
Jasper. “Digo, por la manera en que ellos hablan de nosotros.”
“Cierto,” concordó Carlisle.
Cuando miraba al padre de Jacob, siempre me sentía como si estuviera
viendo dos personas en vez de una. Por un lado estaba el anciano en silla de
ruedas de rostro arrugado y con la sonrisa blanca que todo el mundo podía ver;
y por otro lado, estaba el descendiente directo de una larga línea de jefes de
tribu poderosos y llenos de magia, envuelto en la autoridad con que había
nacido. Aunque la magia había esquivado su generación, debido a la ausencia de
un catalizador, Billy todavía formaba parte del poder y la leyenda, que fluía
directamente de él y había pasado a su hijo, el heredero de la magia a la que
había dado la espalda. Por eso ahora Sam Uley actuaba como jefe de las leyendas
y la magia…
Jasper levantó una ceja con esto, “Me
pregunto si él en verdad puede darle la espalda a eso… quiero decir, sus
instintos parecen guiarlos, y ese debe ser un instinto poderoso. Tiene que ser
difícil escaparse de eso.”
“No lo sé,” dijo Carlisle pensativo, pero
nadie más parecía tener interés en esto.
Billy parecía extrañamente
cómodo, considerando lo compañía y el suceso al que estaba asistiendo, pero sus
ojos negros brillaban como si hubiera recibido buenas noticias. Me impresionó
por su compostura. Esta boda debería haberle parecido algo muy malo, lo peor
que podría pasarle a la hija de su mejor amigo, al menos a sus ojos.
Todos fruncieron el ceño con eso, pero nadie
dijo nada.
Sabía que para él
no era fácil contener sus sentimientos, considerando el desafío que esta unión
iba a proyectar sobre el antiguo tratado entre los Cullen y los quileutes, el
acuerdo que prohibía a los Cullen crear un nuevo vampiro. Los lobos sabían que
se avecinaba una ruptura del tratado, y el clan no tenía idea alguna de cómo
reaccionarían. Antes de la alianza habría supuesto un ataque inmediato, una
guerra, pero ahora que se conocían mejor unos a otros, ¿habría alguna
posibilidad de perdón?
“Interesante,” dijo Carlisle.
“No realmente,” contradijo Emmett.
“Si ellos nos dan la concesión, entonces
podríamos continuar viviendo aquí,” dijo Carlisle. “Sería mucho más sencillo
para Bella, yo creo, si fuera aceptable.”
“¿De verdad? No veo que un lugar sea mejor
que otro,” Emmett se encogió de hombros
“Estar en un ambiente familiar, tener una
razón extra para no querer herir a nadie, y guardianes extra… personas que ella
aun podría ver si ellos están dispuestos a hacerlo, aunque su sangre apeste,”
dijo Jasper. “Todos esos son aspectos positivos”
Como si fuera
respuesta a esa idea, Seth se inclinó hacia Edward y le devolvió el abrazo con
el brazo libre.
Vi como Sue se
estremecía delicadamente.
"Me alegro de
que te hayan salido tan bien las cosas, hombre" dijo Seth. "Estoy
feliz por ti".
"Gracias, Seth. Eso significa mucho para
mí.” Edward se apartó de Seth y miró a Sue y Billy. "Gracias también a
ustedes. Por dejar que Seth viniera y por apoyar a Bella el día de hoy.”
“Estoy seguro que al menos Sue, está ahí más
como un guardaespaldas que otra cosa,” rio Emmett.
"De nada"
respondió Billy con su voz profunda y grave, y me sorprendió la nota de
optimismo de su voz. Tal vez había una tregua más sólida en el horizonte.
Se estaba formando
algo parecido a una fila, así que Seth se despidió con un gesto de la mano y
empujó la silla de Billy hacia donde estaba la comida. Sue apoyó su mano sobre
cada uno de ellos.
“Ven, guardaespaldas,” Emmett se rio aun más fuerte.
Ángela y Ben fueron
los siguientes en reclamar nuestra atención, seguido por los padres de Ángela y
después Mike y Jessica, quienes, para mi sorpresa, iban tomados de la mano. No
me había enterado de que hubieran vuelto a estar juntos. Eso me parecía
estupendo.
“Se merecen el uno al otro,” Alice rio bajo.
Detrás de mis amigos humanos venían mis nuevos
primos políticos, el clan vampiro de los Denali. Me di cuenta de que estaba
conteniendo la respiración cuando la vampira que los encabezaba, Tanya, supuse
por el tono rojizo de sus rizos rubios, avanzó para abrazar a Edward.
“Oh,” Emmett exclamó,
sonriendo ampliamente. “¡me encantaría ver la cara de Bella!”
Edward soltó una
risita con esto, parecía que también le gustaría ver eso.
A su lado había otros tres vampiros de ojos
dorados que me miraban fijamente con abierta curiosidad. Una de las mujeres
tenía el pelo largo, de un rubio muy pálido, liso como hebras del maíz. La otra
mujer y su acompañante tenían ambos el cabello negro, con un matiz oliváceo en
sus rostros de aspecto pálido como el yeso.
Y los cuatro eran tan hermosos que hicieron que
me doliera el estomago.
Tanya seguía reteniendo a Edward.
“Oh oh” se río Emmett “Alguien no acepta que perdió”
“No hubo competencia” Edward rodo los ojos.
“Oh, Edward” dijo ella. “te eh extrañado”
Edward se echó a reír entre dientes y maniobró
para deshacerse de su abrazo, colocando su mano ligeramente en su hombro y
dando un paso atrás, como si quisiera verla mejor.
Los hermanos Cullen se carcajearon.
“Edward es un caballero” Esme les reprocho.
“Cuánto
tiempo ha pasado, Tanya. Tienes un aspecto magnífico”
“Tú también”.
“Si, apuesto a que
si,” Emmett soltó una risita. “Ya es un hombre casado”.
Edward sonrió, no lo
tomo como una burla, más bien como un cumplido.
“Déjame que te presente a mi mujer.”
Bien
manejado, Edward, pensó Alice, sonriéndole.
Era la
primera vez que Edward pronunciaba esa palabra desde que se había convertido en
una verdad oficial y parecía que iba a explotar de satisfacción al decirla.
Edward parecía lucir
casi de la misma manera, aunque sus ojos aun se mostraban cautelosos. Era claro
que le encantaría poder decir esto en algún momento.
Todos los de Denali se echaron a reír
suavemente en respuesta. “Tanya, ésta es mi Bella.”
“El Edward romanticón no desaparecerá en un buen tiempo”
Emmett codeo a su hermano.
Era tan hermosa como habían predicho mis peores
pesadillas. Me echó una mirada que parecía más especulativa que resignada, y
después alzó la mano para tomar la mía.
“Me pregunto que
estará pensando” murmuro Edward.
“Ah, es buena
práctica para ti el no saber la respuesta a eso,” dijo Emmett. “tu seguro te
vas a encontrar con mucho de eso en esta realidad.”
Edward le dedicó una
esperanzada, triste y molesta mirada con esa frase.
“Bienvenida a la familia, Bella” sonrió, algo
compungida. “Nos consideramos también parte de la familia de Carlisle y siento
mucho el..., ejem, reciente incidente, cuando no nos comportamos como tales. Deberíamos
habernos conocido antes, ¿podrás perdonarnos?”
“Claro que sí” respondí casi sin aliento, “es
estupendo conoceros.”
“Los Cullen ya están igualados en número. Quizá
sea ahora nuestro turno, ¿eh, Kate?” se dirigió sonriendo a la rubia.
“Esas pobres chicas
han estado solas por tanto tiempo… De verdad desearía que eso cambiara” suspiro
Esme.
“No
dejes de soñar” le respondió la interpelada, haciendo girar sus ojos dorados; y
cogiéndome la mano que acababa de soltar Tanya, la apretó cariñosamente. “Bienvenida,
Bella.”
“Me esperaba una escena de Tanya” se río Emmett “Lo tomo
demasiado bien para mi gusto”
“Ella no haría una escena” Esme aseguró.
La mujer de cabello oscuro puso su mano sobre
la de Kate. “Yo soy Carmen y éste es Eleazar. Estamos encantados de verdad de
haberte conocido por fin.”
“Yo... yo... tam... también” tartamudeé.
Tanya echó una ojeada hacia la gente que estaba
esperando detrás de ella, el ayudante de Charlie, Mark, y su esposa, cuyos ojos
miraban redondos y enormes al clan de Denali.
“Tendremos oportunidad de conocernos mejor más
adelante. ¡Dispondremos de millones de años para ello!” Tanya se echo a reír
cuando su familia y ella avanzaron.
“¿Sería raro si Bella y Tanya se hicieran amigas?”
pregunto Jasper.
“Los Denali son familia, claro que van a ser amigas” Esme
asintió sonriendo, sabiendo que Bella olvidaría sus inseguridades con el
tiempo.
“No se, si Tanya sigue abrazando a Edward cada vez que se
vean, creo Bella neófita le pateara el culo” se río Emmett imaginado la escena,
y aunque Bella ganaba, Edward lo miro gruñendo.
“Bella jamás estará en una pelea” Edward no dejaba de
sisearle a Emmett.
Se mantuvieron todas las tradiciones al uso. Me
vi acribillada por el flash de muchas cámaras fotográficas mientras sostenía en
alto el cuchillo sobre un pastel espectacular, demasiado grande, pensé, para el
grupo relativamente íntimo de amigos y familiares presentes. Nos turnamos para
darnos pastel el uno al otro. Edward se tragó valientemente su trozo mientras
yo lo miraba con incredulidad.
“Ew,” dijo Emmett
alto, mientras los demás tenían expresiones similares.
“Tengo que hacerlo
lucir real” dijo Edward, sonriendo. El con gusto se comería el pastel entero
con tal de tener un día así.
Luego, arrojé el ramo nupcial con una habilidad
desconocida, justo a las manos sorprendidas de Ángela.
“¿En serio, Ángela?”
dijo Emmett. “yo hubiera pensado que tu lo atraparías enana,”
“Huh, pero me gusta
la idea de ella casándose con ese chico Ben,” dijo Alice pensativa. “ellos
parecen tener una buena relación,”
“Ya sabes que no
puedes ayudar con su boda” señaló Emmett.
Alice hiso una mueca
son eso “Lo sé” gimió.
Emmett y Jasper aullaron a carcajada limpia
ante mi rubor mientras Edward me quitaba la liga prestada (con los dientes, de
forma muy cuidadosa) que yo había deslizado previamente casi hasta mi tobillo.
Se la tiró a Mike Newton a la cara volviéndose para enviarme un rápido guiño.
“Eso es lo mas cerca
que vas a llegar, Mikey,” se burló Emmett.
Y cuando comenzó la música, Edward me tomó en
sus brazos para el acostumbrado primer baile. Yo le seguí con ganas, a pesar
del miedo que le tenía a bailar, especialmente ante público, sólo por el placer
de estar entre sus brazos. Él hizo todo el trabajo y giramos sin esfuerzo
aparente bajo el brillo de un dosel de luces y el de los relumbrantes flashes
de las cámaras.
“¿Está usted disfrutando de la fiesta, señora
Cullen?” me susurró al oído.
“¿No vayas a gastar el nombre?” se río Emmett de la
sonrisa satisfecha de Edward.
Me eché a reír.
“Creo que me va a costar un poco acostumbrarme
a oírme llamar así.”
“Pero es mejor cuando
no estás acostumbrada,” dijo Alice.
“Estoy de acuerdo. El
sentimiento cuando todo es nuevo” Jasper le sonrió, “es simplemente
maravilloso”
“Tendremos tiempo suficiente” me recordó, con
la voz llena de alegría y se inclinó para besarme mientras bailábamos. Las cámaras
disparaban fotos de un modo casi febril.
La música cambió y Charlie le dio unos
golpecitos al hombro de Edward.
Resultaba más difícil bailar con Charlie.
“Especialmente cuando
heredaste tus problemas de equilibrio de él” rió Emmett.
No era mucho mejor para esto que yo, así que
nos mecimos prudentemente de un lado al otro en una cerrada formación en cuadro.
Edward y Esme giraron a nuestro alrededor como si fueran Fred Astaire y Ginger
Rogers.
“Me encanta bailar
contigo” Esme sonrió satisfecha
“Te voy a echar de menos en casa, Bella. Ya me
siento solo.”
Le respondí con la garganta hinchada,
intentando hacer una broma.
“Me siento fatal dejándote guisar solo. Es casi
una negligencia criminal, deberías arrestarme.”
“Una terrible broma”
Emmett sacudió su cabeza.
“Shh” regañó Esme,
luciendo feliz y triste al mismo tiempo. “Debe ser difícil para ambos”
Él me dedicó una amplia sonrisa.
“Supongo que podré sobrevivir a la comida, pero
llámame siempre que puedas.”
“Te lo prometo.”
Me pareció que había bailado con todo el mundo
ya. Resultaba estupendo ver reunidos a todos mis viejos amigos, pero lo que yo
quería de verdad era estar con Edward más que ninguna otra cosa en el mundo. Me
sentí feliz cuando volvió a por mí, justo medio minuto después de que empezara
una nueva canción.
“Todavía no te cae bien Mike, ¿eh?” comenté
mientras Edward me alejaba de él dando vueltas.
“Y nunca lo va a
hacer” dijo Edward.
“No cuando tengo que escuchar sus pensamientos.
Tiene mucha suerte de que no le haya echado de una patada. O algo peor.”
Edward ahora de
verdad se veía molesto. Sus hermanos trataban de no reírse de él, aunque sin
éxito.
“Ah, sí, claro.”
“¿No has tenido oportunidad de echarte una
ojeada?”
“Mmm, no, creo que no. ¿Por qué?”
“¿No hiciste que se
viera?” Edward le preguntó incrédulo a Alice.
“Supongo que no” dijo
Alice luciendo de la misma manera.
“Entonces, supongo que no te habrás dado cuenta
de cuan profunda y sobrecogedoramente hermosa estás esta noche. No me sorprende
que Mike haya sido incapaz de evitar pensamientos impropios sobre una mujer
casada. Me disgusta mucho que Alice no se haya asegurado de hacer que te
miraras al espejo.”
“Tú eres muy poco imparcial, ya lo sabes.”
“Es la verdad” dijo Rosalie, pero viendo que su hermano
le ponía mala cara siguió hablando “No estoy diciendo que no se vea hermosa,
sino que tú no eres imparcial”.
Él suspiró, hizo una pausa y se volvió para
mostrarme la pared de cristal, que reflejaba la fiesta como un gran espejo.
Edward señaló a la pareja que había en el espejo y se encontraba justo enfrente
de nosotros.
“¿Que no soy imparcial...?”
Capté justo un atisbo del reflejo de Edward, un
perfecto duplicado de su rostro perfecto, con una belleza de pelo color oscuro
a su lado. Su piel era del color de la crema y las rosas y tenía los ojos muy
grandes debido a la excitación y enmarcados por espesas pestañas. La estrecha
funda del deslumbrante vestido blanco destelló con sutileza en la cola, casi
como si fuera una azucena invertida; estaba cortado de forma tan habilidosa que
su cuerpo parecía elegante y gracioso, al menos, mientras se quedaba inmóvil.
“Er… ¿si se da cuenta
de que es ella verdad?” preguntó Emmett, aunque parecía estar más esperanzado
de que ella no lo hiciera.
“No estoy seguro,”
sonrió Edward, y todos soltaron risitas.
Antes de que pudiera pestañear y hacer que la
belleza se volviera hacia mí, Edward se puso tenso de repente y miró
automáticamente en otra dirección, como si alguien lo hubiera llamado por su
nombre.
“¡Oh!” exclamó él.
Frunció el ceño durante un instante y después
se suavizo casi igual de rápido. De inmediato mostró una brillante sonrisa.
“Hm… me pregunto
quién me llamó” Edward dijo pensativo.
“¿Qué pasa?” pregunté.
“Un regalo de boda sorpresa.”
“¿Eh?”
“Tengo un mal presentimiento” murmuró Alice.
Él no contestó, sino que comenzó a bailar de
nuevo, girando en dirección opuesta a donde nos habíamos encaminado antes,
lejos de las luces y después hacia la profunda franja de la noche que rodeaba
la luminosa plataforma de baile.
No se paró hasta que alcanzamos el lado oscuro
de uno de los gigantescos cedros. Entonces, Edward miró hacia delante, hacia la
parte de las sombras más oscura.
“Gracias” le contestó Edward a la oscuridad. “Esto
es muy... amable por tu parte.”
“¿Quién es?” Emmett pregunto.
“Soy la amabilidad personificada” una hosca voz
familiar respondió desde la oscuridad.
“Ah, maldición,”
murmuró Rosalie y parecía que a Edward que le habría gustado decir lo mismo. “Tenía
que ser el estúpido chucho.”
“¿No puede dejarlos
en paz aunque sea en este día?” Se quejo Alice.
“¿Me permites?” Mi mano voló hasta mi garganta, y si Edward no
me hubiera estado sujetando, me habría caído.
Edward suspiró “Por
lo menos ella será más feliz”
“Hay una regla de no
invitar a los ex a una boda” Emmett estaba indignado “Y ellos ni siquiera fueron
pareja, y aun así no debería haber ido”
“¡Jacob!”Exclamé, casi ahogándome, cuando puede
respirar. “¡Jacob!”
Esme frunció el ceño, no le gustaba nada lo que estaba
pasando.
“Estoy aquí, Bella.”
Me tambaleé hacia el sonido de su voz. Edward
mantuvo su mano bien firme bajo mi codo hasta que otro juego de fuertes manos
me cogió en la oscuridad. El calor de la piel de Jacob me quemó a través del
fino traje de satén cuando me acercó a su cuerpo. No hizo ningún esfuerzo para
bailar, simplemente me abrazó mientras enterraba mi rostro en su pecho.
“Tan bien que veníamos” Emmett negó con la cabeza
exasperado.
Se inclinó para presionar su mejilla contra la
parte superior de mi cabeza.
“Rosalie no me perdonará si no le concedo su
turno oficial en el baile”
“Bueno, eso es
verdad,” digo Rosalie. “Aunque, tal vez hubiera querido que te quedaras un poco
más… No confío en ese estúpido chucho”
“Y no te gusta que él
esté ahí,” agregó Edward, mirando a su hermana apreciativamente.
“Claro que no me
gusta” Rose gruño “Él solo quiere confundir a Bella con ese amor que dice
sentir”
Murmuró Edward y me di cuenta de que nos iba a
abandonar haciéndome a su vez un regalo de su parte.
“Oh, Jacob.” Yo estaba llorando y no podía emitir
las palabras con claridad. “Gracias.”
“Deja de lloriquear, Bella, te vas a arruinar
el vestido. Sólo soy yo.”
“¿Sólo? ¡Oh, Jake! Todo es perfecto ahora.”
“Argh,” Gimió
Rosalie, “Realmente yo estaría bien sin esto”
Él
resopló. “Ah, sí, la fiesta puede empezar. El padrino finalmente lo consiguió.”
“Ahora todos los que amo están aquí.” Sentí
cómo sus labios rozaban mi pelo.”Siento haber llegado tarde, cariño.”
“¡Estoy tan feliz de que hayas venido!”
“Ya entendimos Bella” Emmett estaba preocupado por la
mueca seria que tenía Edward en el rostro.
“Ésa era la idea.” Eché una ojeada hacia los invitados,
pero no podía distinguir a través de los bailarines el punto donde había visto
por última vez al padre de Jacob. No sabía si aún seguía allí.
“¿Sabe Billy que estás aquí?” Tan pronto como
lo pregunté, supe que sí; era la única manera de explicar su animada expresión
de antes.
“Si, eso lo
explicaría,” dijo Carlisle. Aunque él había esperado que fuera por otra razón,
sabía que esta era la razón más viable.
“Estoy seguro de que Sam se lo ha dicho. Iré a
verle cuando... cuando se acabe la fiesta.”
“Estará tan contento de que estés en casa...” Jacob
se echó un poco hacia atrás y se envaró. Dejó la mano izquierda en la parte más
estrecha de mi espalda y sujetó mi mano derecha con la otra. Acunó nuestras manos
contra su pecho y pude sentir su corazón latir bajo la palma de mi mano.
Adiviné que no la había puesto allí de forma
accidental.
“Arrgh” gruño Rosalie “¿Podemos saltarnos esta parte?”
“Leeré mas rápido” dijo Jasper sintiendo el ánimo de
Edward decaer, y no solo él, la familia al completo, Alice había dejado de
rebotar.
“No sé si podré tener algo más que sólo un
baile” me dijo él, y comenzó a empujarme en un círculo lento que no seguía el
ritmo de la música que sonaba a nuestras espaldas. “Lo haré lo mejor posible.”
Nos movíamos según el ritmo de su corazón bajo
mi mano.
Edward logro sofocar un gruñido con una mueca.
“Estoy contento de haber venido” añadió Jacob
con lentitud después de un momento, “aunque no pensé que sería así. Pero es
estupendo verte... una vez más. No resulta tan triste como me imaginaba.”
“No quiero que estés triste.”
Edward bufó; Eso fue
obvio en el libro anterior.
“Ya lo sé. Y no he venido esta noche a hacerte
sentir culpable.”
“No. Me hace muy feliz que hayas venido. Es el
mejor regalo que podrías haberme dado.” Él se echó a reír.
“Eso es estupendo, porque no he tenido tiempo
para comprar un regalo como Dios manda.”
Los ojos se me estaban ajustando y ahora pude
contemplar su semblante, a más altura de lo que esperaba, ¿era posible que aún
siguiera creciendo? Debía de estar ya más cerca de los dos metros que del metro
ochenta. Resultaba un alivio ver sus rasgos familiares una vez más después de
todo ese tiempo, sus ojos profundamente encajados en sombra bajo sus hirsutas
cejas negras, sus pómulos altos, y sus labios llenos se estiraron sobre sus
dientes brillantes con una sonrisa sarcástica que iba muy de acuerdo con el
tono de su voz. Tenía los ojos tensos en las comisuras, cautelosos; podía ver
que estaba teniendo bastante cuidado aquella noche. Estaba haciendo todo lo
posible para hacerme feliz, para que no se le cayera la máscara y mostrara lo
mucho que le estaba costando.
La verdad es que no sabía qué era lo que había
hecho de bueno en mi vida para merecer a un amigo como Jacob.
“Has hecho bastantes
cosas buenas, y eres una buena persona,” Dijo Edward, aunque no le gustaba
tener que decirlo porque ella estaba hablando sobre el cachorro.
“Y él no es gran
cosa,” dijo Rosalie.
“¿Cuándo decidiste regresar?”
“¿Consciente o inconscientemente?” inhaló con
profundidad antes de contestar a su propia pregunta. “La verdad, no lo sé.
Supongo que estuve vagabundeando en esta dirección durante un tiempo, quizá
porque algo me atraía hacia aquí, pero no fue hasta esta mañana cuando
realmente empecé a correr. No sabía si llegaría a tiempo” se echó a reír. “No
te haces idea de lo extraño que se siente uno andando sobre dos piernas otra
vez. ¡Y con ropa! Y todavía es más raro porque te sientes así. No me esperaba
esto. He perdido práctica con todo este rollo humano.”
“Interesante,” dijo
Carlisle, realmente fascinado. “Me pregunto cómo se siente…”
Emmett se aclaro la
garganta y Carlisle parecía haber decidido continuar con su tren de
pensamientos en su mente.
Ambos nos revolvimos incómodos.
“De todos modos, habría sido una lástima perderme
el verte así. Ha merecido la pena hacer el esfuerzo de venir. Tienes un aspecto
increíble, Bella. Estás muy hermosa.”
“Alice ha invertido en mí un montón de tiempo y
la oscuridad también ayuda.”
“Tú eres hermosa”
Dijo Edward aunque su voz ya no reflejaba la emoción de unas paginas antes.
“No está tan oscuro para mí, ya lo sabes.”
“Cierto.” Sus sentidos de hombre lobo, claro.
Era fácil olvidar todas las cosas que él podía hacer, ya que parecía humano.
Especialmente ahora. “Te has cortado el pelo” advertí.
“Ah, sí. Me resulta más fácil, ya sabes. Aunque
esto de usar las manos es una gran ventaja.”
“Tienes buen aspecto” le mentí.
Él resopló.
“Vale. Lo he hecho yo solo, con las tijeras
oxidadas de la cocina” sonrió ampliamente durante un momento, y entonces su
sonrisa se desvaneció. Su expresión se volvió seria. “¿Eres feliz, Bella?”
“Sí.”
“De acuerdo” sentí que encogía los hombros. “Creo
que eso es lo más importante.”
“Tú sabes, yo no creo
que este siendo honesto,” dijo Emmett.
“Estoy seguro de que
lo es,” dijo Edward. “El solo desearía que la respuesta fuera otra”
“¿Y qué tal estás tú, Jacob? De verdad.”
“Estoy muy bien, Bella, en serio. No quiero que
te preocupes más por mí. Deja ya de darle la tabarra a Seth.”
“Pues no es por ti por quien le doy la tabarra,
que lo sepas. Me gusta Seth.”
“Es un buen chico y mejor compañía que la
mayoría de la gente. Te voy a decir una cosa, si pudiera deshacerme algún día
de las voces que tengo en la cabeza, esto de ser lobo sería casi perfecto.”
Me eché a reír por el modo en que sonó.
“Ah, vale, tendré que decirle a las mías que se
callen también.”
Emmett comenzó a reír
con eso.
“En tu caso, eso significaría que estás loca,
pero claro eso yo ya lo sabía” bromeó.
“Gracias.”
“Pues, después de todo, quizá sea mejor la
locura que compartir la mente de una manada. Las voces de los de dementes no te
envían niñeras para vigilarte.”
“Tal vez lo hagan…
nunca sabes que tan loca esa mente puede ser” se burló Emmett.
“¿Eh?”
“Sam está ahí fuera y también algunos de los
otros. Solo por si acaso, ya sabes.”
“¿En caso de qué?”
“Por si no puedo controlarme, o algo así. Por
si me da el pronto y reviento la fiesta.” Durante un momento flameo una rápida
sonrisa ante lo que sin duda era para él un pensamiento de lo más atractivo.
“Si, lo sería” dijo
Edward, aunque era claro que estaba pensando en cómo reaccionaría él si las
posiciones estuvieran invertidas.
“¡Será mejor que no
lo haga!” resopló Alice, entrecerrando los ojos.
“¿Ahora qué” pregunto
Emmett mirando seriamente a su hermano, pero Jasper lo salvo de contestar al
seguir leyendo.
“Pero no
he venido hasta aquí para estropearte la fiesta, Bella. Estoy aquí para...” su
voz se desvaneció.
“Para que mi día sea perfecto.”
“Eso es algo difícil de alcanzar.”
“Pues menos mal que eres tan alto.”
Emmett resopló, aunque
aún seguía moviendo la cabeza.
Gimió ante mi chiste malo y después suspiró.
“Simplemente estoy aquí porque soy tu amigo. Tu
mejor amigo, una vez más.”
“Y eso es todo lo que serás chucho” Emmett asintió con las
cejas fruncidas.
“Sam debería confiar un poco más en ti.”
“Bueno, puede que yo me esté mostrando
demasiado susceptible, y quizá sea mejor que permanezcan cerca, para echarle un
ojo a Seth. Aquí hay un montón de vampiros, y Seth no se toma estas cosas lo
bastante en serio.”
“Nosotros no lo
heriríamos y Seth lo sabe” dijo Esme.
“El chaval sabe que aquí no corre peligro
alguno, porque entiende a los Cullen mejor que Sam”
“Vale, vale” replicó Jacob, intentando hacer
las paces antes de que en realidad nos hubiéramos peleado. Era extraño que, de
los dos, fuera él quien se mostrara diplomático.
“Siento lo de todas esas voces” comenté. “Me
gustaría haberlo hecho mejor. En muchos sentidos.”
“No es tan malo. Sólo me estoy quejando un
poco.”
“¿Eres... feliz?”
“Ando bastante cerca, suficiente para mí. Hoy
tú eres la estrella” se echó a reír entre dientes. “Y apuesto a que estás
encantada, con lo que te gusta ser el centro de la atención.”
“Argh,” Dijo Edward, él
podría hacerlo sin esto ahora.
“Realmente lamento
que esto estuviera aquí” dijo Rosalie, haciendo eco de su pensamiento sin
saberlo.
“Oh, sí, nunca me harto de despertar el interés
de los demás.”
Rompió a reír y después clavó la mirada por
encima de mi cabeza. Estudió el brillo deslumbrante de la recepción con los labios
fruncidos, el gracioso girar de los bailarines, los pétalos que revoloteaban al
caer de las guirnaldas. Yo miré en la misma dirección. Todo parecía muy lejano
desde aquel espacio tranquilo y oscuro.
Era casi como observar las ráfagas blancas que
giran dentro de una bola de nieve.
“Eso tengo que concedérselo” comentó él, “esta
gente sabe montar una fiesta.”
“Alice es una fuerza imparable de la
naturaleza.”
“Gracias,” dijo
Alice.
“No estoy seguro de
que ella diga eso como un cumplido,” Emmett soltó una risita y Alice se encogió
de hombros.
Él suspiró.
“Se terminó la canción. ¿Puedo pedirte otra o
es demasiado?”
Apreté la mano alrededor de la suya.
“Pide todos los bailes que quieras.” Se echó a
reír.
“Eso suena interesante, aunque casi mejor si
nos limitamos a estos dos. No quiero empezar esa clase de conversación.”
“Eso definitivamente
empezaría una conversación,” dijo Alice, “especialmente después de toda esa
cosa de ella siguiéndole la corriente,”
Dimos otra vuelta. “No creas que ya me he hecho
a la idea de decirte adiós, al menos no de momento” murmuró él.
Intenté tragar el nudo que se me había formado
en la garganta, pero no pude obligarlo a bajar.
Jacob me miró fijamente y puso mala cara. Pasó
los dedos por mi mejilla, capturando las lágrimas que se deslizaban por ella.
Edward frunció el ceño, no quería que Bella llorará en el
día de su boda, no era correcto.
“No tiene sentido que seas tú la que llore,
Bella.”
“Todo el mundo llora en las bodas” dije con
tono compungido.
“Pero esto es lo que tú quieres, ¿no?”
“Correcto.”
“Entonces, sonríe.”
Lo intenté y él se echó a reír ante la mueca
que me salió.
Edward no se estaba
riendo y tampoco ninguno de los otros Cullen.
“Voy a intentar recordarte con esta cara. Para
que me sirva cuando...”
“¿Cuando qué? ¿Cuando muera?”
“No lo disgustes
Bella” gimió Edward.
Él apretó los dientes. Estaba luchando consigo
mismo, de modo que pudiera mantener su decisión de hacer que su presencia fuera
un regalo y no un juicio. Podía adivinar lo que quería decir.
“No” contestó finalmente. “Pero es así como yo
te veo en mi mente, con tus mejillas rojas, el latido de tu corazón, y dos pies
izquierdos. Todo eso.”
Le pisé el pie de forma deliberada y con toda
la fuerza que pude.
Emmett rió
fuertemente con esto mientras que Edward soltó una risita y Rosalie sonrió con
satisfacción.
Él sonrió. “Esa es mi chica.”
La risita de Edward
desapareció rápidamente y fue reemplazada con un siseo.
Comenzó a decir algo más y después cerró la
boca con brusquedad. Luchaba de nuevo con los dientes apretados contra las
palabras que no quería dejar escapar.
Mi relación con Jacob solía ser tan fluida, tan
natural, como respirar, pero desde que Edward había regresado a mi vida, se
había convertido en una tensión continua, porque a los ojos de Jacob, al
escoger a Edward, estaba escogiendo un destino que para él era peor que la
muerte, o al menos equivalente.
“Esto realmente es intolerable” se quejo Edward saliendo
un momento fuera de la casa para tomar aire.
No sabía cuánto tiempo paso hasta que volvió al comedor,
pero agradeció que nadie lo interrumpiera cuando salió.
“¿Qué pasa, Jake? Dímelo de una vez. Puedes
decirme lo que quieras.”
“Yo... yo... no tengo nada que decirte.”
“Oh, por favor, escúpelo ya.”
“Es verdad. Es que no... Verás, es... es una
pregunta. Algo que quiero que me digas.”
“Pregunta.” Luchó otro minuto más y después
exhaló el aire.
“No debería. En realidad no importa, sólo es
curiosidad morbosa.”
Edward se estremeció
con esto, Sabiendo cual era esa pregunta.
Le comprendí, porque le conocía muy bien.
“No va a ocurrir esta noche, Jacob” le susurré.
Jacob estaba incluso más obsesionado que Edward
con mi humanidad. Atesoraba cada uno de los latidos de mi corazón, sabiendo que
estaban contados.
“¿Y yo no?” preguntó
Edward.
“Bueno, al menos tu
sabes que seguirá siendo ella después” dijo Carlisle. “Él piensa que ella no va
a ser…”
“Seguiré leyendo”
dijo Jasper antes de Carlisle siguiera con su fascinación por los hombre lobo.
“Oh” dijo él, intentando suavizar su alivio, “vale.”
Comenzó a sonar una nueva canción, pero él no
notó el cambio esta vez. “¿Cuándo?” murmuró.
“No lo sé con seguridad. Una semana o dos,
quizá.”
Su voz cambió, adoptando un borde defensivo, burlón.
“¿Y a qué se debe la demora?”
Edward se puso rígido
con esto, sabiendo a donde iba a llevar esto. Emmett por otro lado, había
empezando a sonreír, no importaba que el lobo estuviera en escena, siempre
molestaría a su hermano virgen.
“Pues porque no quiero pasar mi luna de miel
retorciéndome de dolor.”
“¿Y cómo la vas a pasar entonces? ¿Jugando a
las damas? Ja, ja.”
Y Emmett empezó a
reír bulón con esto.
“Muy gracioso.”
“No te engañes, Bella. Siendo sincero, no le
veo el punto. No vas a tener una luna de miel de verdad con tu vampiro, así
que, ¿por qué no hacerlo de una vez? Llama a las cosas por su nombre. Ésta no
es la primera vez que lo pospones, lo cual me parece estupendo, la verdad”
afirmó, repentinamente serio, “que no te dé vergüenza.”
“No estoy retrasando nada” le repliqué con
brusquedad, “y ¡sí, quiero tener una luna de miel auténtica! ¡Puedo tener lo
que quiera! ¡Métete en tus asuntos!”
“Oh no,” Esme
suspiró, sacudiendo su cabeza.
“Esa chica parece ser
incapaz de controlar su temperamento,” Jasper rio en silencio.
“Es brillante,”
Emmett realmente estaba riendo ahora.
Detuvo nuestra vuelta lenta de forma abrupta.
Durante un momento, me pregunté si realmente se había dado cuenta del cambio en
la música, y me rompí la cabeza intentando encontrar el camino para arreglar
nuestra pequeña regañina antes de que me dijera adiós. No podíamos separarnos
dejando las cosas tal como estaban.
Y entonces los ojos se le salieron de las
órbitas con una clase extraña de horror y confusión.
“¿Qué?” jadeó él. “¿Qué es lo que has dicho?”
“¿Sobre qué...? ¿Jake? ¿Qué es lo que va mal?”
“¿A qué te estás refiriendo con tener una luna
de miel autentica? ¿Siendo humana aún? ¿Estás de guasa? ¡Es una broma de muy
mal gusto, Bella!”
Edward inclinó su
cabeza.
No
lo escuches, Alice rodó los ojos, Tú sabes que él no creería que tú fueras
capaz de hacerlo.
“Parece que Edward
podría estar un poco menos dispuesto a hacer lo de la luna de miel ahora Em,”
dijo Jasper.
“Cállate,” se quejó
Emmett. “No lo escuches Eddy, nuestro momento porno familiar es necesario en el
libro”.
Edward solo le siseo,
no estaba para bromas.
Le miré con mala cara. “Te he dicho que me
dejes en paz, Jake. Esto no es asunto tuyo, y yo no debería... no debería haber
hablado de esto contigo. Es un tema privado...”
Sus manos enormes me aferraron por la parte
superior de los brazos envolviéndolos por completo, hasta el punto de que sus
dedos se solaparon. “¡Ay, Jake! ¡Suéltame!”
Ahora Edward miraba
con ira el libro. A él no le gustaba verla sufrir de ninguna manera.
Me sacudió. “¡Bella! Pero ¿es que has perdido la cabeza?
¡No puede ser que seas tan estúpida! ¡Dime que estás bromeando!”
Me sacudió de nuevo y sus manos, tan apretadas
como si fueran torniquetes, comenzaron a temblar, enviando una serie de
vibraciones hacia mis huesos.
“Suéltala maldito chucho” rugió Edward.
“Siempre arruinando todo” Rosalie apretó los labios con
ira.
“¡Jake... para!” De repente la oscuridad se
atestó de gente.
“¡Quítale las manos de encima!” la voz de
Edward sonó fría como el hielo y tan afilada como una navaja.
“Ya era hora de que aparecieras” Rosalie seguía enfadada.
Se oyó detrás de Jacob un grave rugido que
procedía de lo más negro de la noche, seguido de otro, que se superpuso al
primero.
“Jake, colega, vámonos” escuché la voz de Seth,
que le hablaba con tono urgente, “te estás descontrolando.”
Por un momento pareció que Jacob estaba
paralizado, con los ojos dilatados de puro horror aún clavados en mí.
“Le vas a hacer daño” susurró Seth. “Suéltala.”
“Si, él es un buen
chico,” dijo Edward, pero sus ojos estaban absortos en el libro, queriendo que
este problema fuera resuelto rápidamente.
“¡Ahora!” bramó Edward.
Las manos de Jacob cayeron a sus costados y
cuando se me restauró el flujo de la sangre a través de las venas, sentí casi
dolor. Antes de que pudiera apercibirme de nada más, unas manos frías
reemplazaron a las calientes, y de pronto el aire que me rodeaba sopló con
fuerza a mi lado.
Pestañeé y cuando me di cuenta me encontraba de
pie a unos dos metros de donde había estado justo antes. Edward había adoptado
una postura muy tensa delante de mí y dos enormes lobos, agazapados entre él y
Jacob, habían aparecido de repente.
Aunque a mí no me parecieron agresivos. Más
bien sentí como si estuvieran intentando evitar la pelea.
Y Seth, el desgarbado chaval de quince años,
había envuelto el tembloroso cuerpo de Jacob con sus brazos, mientras intentaba
apartarlo de la escena, pero si Jacob entraba en fase tan cerca de Seth...
“Oh, querido,” Esme
jadeó, realmente no quería que Seth resultara lastimado para nada. Ella se
sentiría de la misma manera por cualquiera, pero lo que era diferente era que
ella no era la única que realmente no quería que eso pasara. Parecía que a
todos les agradaba Seth.
“Vamos, Jake, vámonos.”
“Te mataré” rugió Jacob, con la voz tan ahogada
por la rabia que sonaba baja como un murmullo. Sus ojos, clavados en Edward,
ardían de pura furia. “¡Te voy a matar con mis propias manos! ¡Y va a ser
ahora!” Seguía temblando de forma convulsiva.
“Vamos Edward, es el momento que le des un buen puñetazo”
arengo Emmett “No habrá otra oportunidad”
“No deben pelear” Esme no estaba de acuerdo con la
violencia, aunque no se sintiera del todo pacifica con Jacob.
“Mamá, el chuco vino a arruinar la boda, no a ver a Bella”
se defendió Emmett.
El lobo más grande, el negro, aulló de forma
aguda.
“Seth, quítate de en medio” susurró Edward.
Seth abrazó de nuevo a Jacob. Jake estaba tan
apabullado por la ira que Seth pudo apañárselas para tirar de él unos metros
más hacia atrás.
“No lo hagas, Jake, vámonos, venga.”
Sam, el lobo más grande, el negro, se unió
entonces a Seth. Apoyó su gigantesca cabeza contra el pecho de Jacob y empujó
también.
Los tres, Seth tirando, Jake temblando, y Sam
empujando, desaparecieron rápidamente tragados por la oscuridad.
“Bueno, esa fue una agradable
adición sorpresa a su boda,” Emmett dijo alegremente. “Aunque creo que deberías
de haberlo golpeado”.
Edward y Rosalie
gruñeron en su dirección.
El otro lobo los siguió con la mirada mientras
se marchaban. No estaba segura del color de su piel, bajo aquella luz tan
tenue, pero me pareció de un tono marrón chocolate. ¿Era Quil, entonces? “Lo
siento” le susurré al lobo.
“Todo va a ir bien ya, Bella” murmuró Edward.
El lobo se quedó mirando a Edward y no era una
mirada nada amigable. Edward le dedicó un seco asentimiento, al que el lobo
respondió con un resoplido y se volvió para seguir a los demás, desvaneciéndose
como ellos.
“Bien” dijo Edward en voz baja, y después me
miró. “Regresemos.”
“Pero Jake...”
“El chucho no importa” se quejo Rosalie.
“Sam le tiene controlado. Se ha ido.”
“Edward, lo siento tanto, he sido una
estúpida...”
“No has hecho nada malo...”
“¡He sido una bocazas! ¿Por qué...? No debería
haberle dejado que llevara la conversación hasta ese punto. ¿En qué estaba
pensando?”
“Bueno, en realidad
esa es la manera en que esos dos a menudo se comunican,” dijo Carlisle y luego
pareció pensativo. “Al menos desde que se convirtió en licántropo, como tal.
Eras de esperarse que algo así pasara.”
“No te preocupes.” Me acarició el rostro. “Hemos
de volver a la recepción antes de que alguien note nuestra ausencia.” Sacudí la
cabeza, intentando concentrarme de nuevo. ¿Antes de que alguien se diera
cuenta? ¿Cómo era que no se habían dado cuenta?
“Menos mal” dijo Alice soltando un suspiro, no le había
gustado nada que su obra de arte terminara con una pelea en medio del baile.
Entonces me apercibí que el enfrentamiento que
tan catastrófico era a mis ojos, en realidad, se había producido casi en
silencio y con rapidez, oculto entre las sombras.
“Dame dos segundos” le supliqué.
Mi interior era un caos debido al pánico y la
pena, pero eso no importaba, porque ahora lo único que debía controlar era el
exterior. Tenía que poner todo mi empeño en mostrar una buena imagen.
Edward estaba
frunciendo el ceño, al igual que Esme y Alice. Ninguno de ellos quería que ella
tuviera que aparentar nada el día de su boda.
“¿Cómo está mi vestido?”
“Tienes un aspecto estupendo, no se te ha
movido ni un pelo de su sitio.” Inhalé en profundidad un par de veces.
“Vale, venga, vamos.”
Me rodeó con sus brazos y me condujo hacia la
luz. Cuando pasamos al lado de las luces titilantes, me hizo girar suavemente
sobre el entarimado. Nos mezclamos con los otros bailarines como si no
hubiéramos llegado a interrumpir jamás nuestra danza.
Eché una ojeada a nuestros invitados, pero
ninguno me dio la sensación de parecer asustado o sorprendido. Sólo los rostros
muy pálidos mostraban algún signo de tensión, y la escondían muy bien. Jasper y
Emmett estaban al borde del entarimado, juntos, y adiviné que habían
permanecido cerca de nosotros durante el enfrentamiento.
“Esperando una
pelea,” dijo Emmett.
“¡Espero que no!”
regañó Esme. “Tú estabas ahí solamente en caso de que hubiera una”
Emmett lucia como si
quisiera decir lo que dijo, pero sabía que no debía.
“¿Cómo estás...?”
“Estoy bien” le prometí. “No puedo creerme que
lo haya estropeado. ¿Por qué lo hago todo mal?”
“Eso me pregunto yo” Rosalie había vuelto a su estado
anti-bella, y le siseo de vuelta a Edward cuando vio que quería replicar.
“Tú no has hecho nada mal.”
Estaba tan contenta de haber visto allí a
Jacob, a pesar del sacrificio que aquello había supuesto para él... Y después
lo había estropeado todo, convirtiendo su regalo en un desastre. Deberían
ponerme en cuarentena.
“Del chucho… si,
deberías,” siseo Rosalie.
Pero mi idiotez no iba a arruinar nada más
aquella noche. Apartaría todo a un lado, lo metería en un cajón y lo cerraría
para ocuparme de ello más tarde. Habría tiempo de sobra para flagelarme. En ese
momento no podía hacer nada al respecto.
“Se acabó” le dije. “No pensemos más en ello
por esta noche.”
Esperaba un rápido asentimiento de Edward, pero
él se quedó en silencio.
“¿Edward?”
Cerró los ojos y tocó mi frente con la suya. “Jacob
tiene razón” me susurró. “¿En qué estaría yo pensando?”
Jasper casi sonrió y
Emmett rodó los ojos.
“Eres tan predecible,
Edward,” dijo Alice.
“En absoluto” intenté mantener mi rostro
tranquilo de cara a la multitud de amigos que nos observaban. “Jacob tiene
demasiados prejuicios para ver nada con claridad.”
Él masculló algo en voz baja que sonó casi como
«debería haberle dejado matarme sólo por haber pensado...».
“¡Para ya!” repuse con fiereza. Sujeté su
rostro entre mis manos y esperé hasta que abrió los ojos. “Tú y yo. Eso es lo
único que importa, la única cosa en la que te permito pensar. ¿Me has
escuchado?”
“¿Te oyes a ti
misma?” murmuró Edward totalmente desinflado ante los hechos recientes.
“Sí” suspiró él.
“Olvídate de que ha venido Jacob.” Eso yo
también podía hacerlo, es más, iba a hacerlo. “Por mí. Prométeme que vas a
pasar de todo esto.”
Me miró a los ojos con fijeza durante un
momento antes de contestar. “Te lo prometo.”
“Gracias. Edward, no tengo miedo.”
“Yo sí” susurró él.
“Miedoso” se rio Emmett tratando de cambiar el estado de ánimo
de Edward. “Solo se trata de meter y sacar”
“¡Emmett!” Esme lo fulmino con la mirada.
“Pues haces mal.”Inhalé profundamente y luego
sonreí. “Por cierto, te quiero.”
Sonrió sólo un poco en respuesta. “Ése es el
motivo por el que estamos aquí.”
“Pudiste haber dicho
que la amas, también,” lo regañó Esme.
“Estás monopolizando a la novia” intervino
Emmett, acercándose a Edward por detrás de su hombro. “Déjame bailar con mi
hermanita. Puede que ésta sea mi última oportunidad de ruborizarla” bromeó
echándose a reír muy alto, tan poco afectado como le era habitual por la
seriedad de cualquier situación que se presentara.
“Y yo definitivamente
quiero ver eso,” sonrió Emmett.
Resultó que había un montón de gente con la que
no había bailado aún, lo cual me dio la oportunidad de que realmente pudiera
recomponerme y recuperar el dominio de mí misma. Cuando Edward me reclamó de
nuevo, descubrí que el asunto de Jacob estaba bien encerrado en su cajón
correspondiente y con la llave echada.
“Gracias” dijo Rosalie que estaba sintiendo una antipatía
cada vez mayor hacia el chucho.
Cuando me envolvió entre sus brazos, me sentí
capaz de liberar la alegría que había sentido antes y la certeza de que todo en
mi vida ocupaba en ese instante su lugar correcto. Sonreí y reposé la cabeza
sobre su pecho. Me atrajo con los brazos y me estrechó contra su cuerpo.
“Mucho mejor,” sonrió
Esme tenuemente, esperaba que ahora las cosas mejoraran.
“Creo que podré acostumbrarme a esto” le dije.
“No me digas que has superado tus habituales
recelos contra el baile.”
“Bailar no es tan malo, al menos no contigo,
pero estaba pensando más en esto” me apreté aún más contra él. “Y en no dejarte
escapar nunca más.”
“Nunca” prometió él, y se inclinó para besarme.
“Awww” Emmett le hizo ojitos a Edward “Volvieron a ser
los cursi de siempre”
Y éste fue un beso de los serios, intenso,
lento pero a pesar de ello, camino de algo...
La verdad es que se me había olvidado dónde
estaba cuando escuché la llamada de Alice. “¡Bella! ¡Es la hora!”
Edward miró mal a su hermana, pero ella simplemente se
río en respuesta.
Sentí una ligera irritación hacia mi nueva
hermana por su interrupción. Edward la ignoró y sus labios se endurecieron
contra los míos, con más urgencia que antes. Mi corazón comenzó una carrera
enloquecida y las palmas de las manos se me humedecieron al deslizarse por su
cuello marmóreo.
“¿Es que queréis perder el avión?” nos urgió
Alice, ahora justo a mi lado. “Estoy segura de que vais a pasar una luna de
miel estupenda acampados en el aeropuerto, esperando el vuelo siguiente.”
Edward giró el rostro lo suficiente para
murmurar. “Lárgate, Alice.” Y volvió a presionar mis labios con los suyos.
Alice resopló con
eso.”Eso no va a funcionar.”
“Bella, ¿quieres embarcar con este vestido?” me
espetó.
Yo no le presté mucha atención que digamos. En
ese momento, es que no me importaba en absoluto.
“Maneras de evadir a la enana” se rio Emmett apuntando a
Edward “Besas a tu pareja hasta que ella desaparezca”
“Eso no va a funcionar” repitió y esta vez con firmeza.
Alice gruñó en voz baja. “Le voy a decir dónde
la llevas, Edward. Te juro que lo hago.”
“Maneras de desinflar a Edward” Emmett apunto a Alice.
Él se quedó paralizado. Alzó su rostro apartándolo
del mío y le lanzó una mirada envenenada a su hermana favorita.
“Para ser tan pequeña eres de lo más irritante.”
“Muchas gracias” sonrió Alice sacándole la lengua.
“No he comprado un vestido de viaje tan perfecto
para ver cómo se desperdicia” le replicó con brusquedad, cogiéndome la mano. “Ven
conmigo, Bella.”
“¿Y eso es todo lo
que realmente importa, cierto?” Edward rodó los ojos.
“Por supuesto,” dijo
Alice, sorprendida de que él siquiera preguntara eso.
Me resistí un poco a su tirón, alzándome sobre
los dedos de los pies para besarle una vez más.
Ella volvió a tirarme del brazo con ademán
impaciente, arrastrándome lejos de él. Se oyeron unas cuantas risitas entre los
invitados atentos a la escena. Me rendí entonces y la dejé conducirme hacia la
casa vacía.
Ella parecía enfadada.
“Lo siento, Alice” me disculpé.
“Tú no tienes la culpa, Bella” suspiró. “No
parece que seas capaz de resistirte.” Se me escapó la risa ante su expresión
martirizada y ella me miró con cara de pocos amigos.
“Gracias, Alice. Ha sido la boda más bonita que
haya tenido nunca nadie” le dije con el corazón en la mano
“No, la segunda boda
que hiciste para nosotros fue la más hermosa,” dijo Rosalie.
“Aunque, debo admitir
que esta boda le queda a Edward perfectamente.”
“Todo ha estado perfecto. Eres la mejor
hermana, la más lista y la de mayor talento de todas las hermanas del mundo.”
“Bueno, eso
seguramente te complace,” Jasper rió bajo.
Eso la derritió y me dedicó una enorme sonrisa.
“Me alegra que te haya gustado.”
Renée y Esme me esperaban en el piso de arriba.
Entre las tres me desnudaron con rapidez y me pusieron un conjunto de color
azul intenso que me había comprado Alice. Sentí verdadero agradecimiento cuando
alguien me quitó las horquillas del pelo y me lo soltó por la espalda, ondulado
debido a las trenzas, ahorrándome el dolor de cabeza de deshacérmelo luego yo.
Mi madre no dejó de derramar lágrimas todo el rato.
“Te llamaré cuando sepa a donde vamos” le
prometí cuando la abracé para despedirme.
Esme sonrió con ternura al ver la interacción madre e
hija que había.
Me imaginaba que el enigma en torno al destino
de nuestra luna de miel la estaría volviendo loca, ya que mi madre odiaba los
secretos, a menos que estuviera al tanto de ellos.
“Te lo diré cuando ella esté lo bastante lejos
para no enterarse” me ganó Alice por la mano, con una sonrisita de suficiencia
ante mi expresión herida.
Alice y Emmett rieron
con eso.
Me parecía de lo más desleal que dejara que yo
fuera la última en saberlo.
“Tienes que visitarnos a Phil y a mí lo más
pronto posible. Ahora es tu turno de ir al sur, y ver el sol aunque sea sólo
por una vez” comentó Renée.
“Hoy no ha llovido” le recordé, evitando su
demanda.
“Un milagro.”
“Ya está todo preparado” intervino Alice. “Tus
maletas están en el coche, las está poniendo allí Jasper” me empujó de vuelta a
las escaleras seguida por Renée, todavía abrazándome a medias.
“Alice” reprendió Esme viendo como apuraba a Edward.
“Te quiero mucho, mamá” le susurré mientras
descendíamos, “y estoy tan contenta de que estés con Phil...Cuídense bien el
uno al otro.”
“Yo también te quiero, Bella, cariño.”
“Adiós, mamá, te quiero” repetí con un nudo en
la garganta.
Edward hizo una mueca, si él convertía a Bella, esta
podría ser una de las utlimas veces que Bella viera a su madre.
Edward me esperaba al pie de las escaleras.
Cogí su mano extendida pero me incliné hacia un lado, registrando la pequeña
multitud que nos esperaba para vernos marchar.
“¿Papá?” pregunté, buscándole con los ojos.
“Por ahí anda” murmuró Edward y me condujo a
través de los invitados que se abrieron formando un pasillo. Encontramos a
Charlie detrás de todo el mundo, reclinado contra la pared con aspecto
incómodo, como si, en cierto modo, hubiera estado escondiéndose. Los bordes
enrojecidos de sus ojos explicaban por qué.
“Así que, se estaba
escondiendo,” rió Emmett.
“A esta familia
realmente no le gusta mostrar demasiado sus emociones,” sonrió Jasper.
“¡Oh, papá!”
Le abracé por la cintura mientras las lágrimas
corrían de nuevo por mi rostro, había que ver lo que estaba llorando esa noche.
Él me palmeó ligeramente la espalda.
“Vale, ya. No querrás perder ese avión.”
Resultaba difícil hablar de sentimientos con
Charlie, con lo parecidos que éramos, siempre huyendo hacia trivialidades para
evitar las demostraciones emocionales que tanto nos avergonzaban; pero no era
el momento de comportarse con semejante timidez.
“Te querré siempre, papá” le dije. “No lo
olvides.”
“Yo también, Bells. Siempre te he querido y
siempre te querré.”
La mayoría de los
Cullen suspiraron con esto, sabiendo que iba a ser duro para Bella cuando se
convirtiera en vampiro no ser capaz de ver o hablar nunca más con su papá.
Le besé en la mejilla al mismo tiempo que él
besaba la mía.
“Llámame” me pidió.
“Pronto” le prometí... sabiendo que eso era
todo lo que podía prometerle. Sólo una llamada por teléfono. A mi madre y a mi
padre no les estaría permitido volver a verme nunca más. Yo sería entonces tan
diferente... y desde luego mucho, mucho más peligrosa.
Edward apretó los labios en una dura línea. Tal parecía
que este libro no iba a mejorar su decisión.
“Vamos, entonces” dijo con voz gruñona. “No
quiero que llegues tarde.”
Los invitados volvieron a hacernos otro pasillo
y Edward me pegó a su costado para preparar nuestra huida.
“¿Estás preparada?”Me preguntó.
“Lo estoy” repuse y supe que ahora sí era
verdad.
“¿Lo ves?” Alice dijo mirando intensamente a Edward, pero
él hizo caso omiso.
Todo el mundo aplaudió cuando Edward me besó en
las escaleras de la entrada. Luego me arrastró hacia el coche mientras
comenzaba la tormenta de arroz. La mayoría no nos alcanzó, pero alguien,
probablemente Emmett, arrojó los granos con una precisión asombrosa contra la
espalda de Edward.
Esme fulminó con la
mirada a sus hijos. Estaba claro que pensaba que no había sido solo Emmett
quien arrojó el arroz, pero no dijo nada.
“Es la tradición” se defendió
Emmett aceptando la culpa.
El auto estaba decorado a todo lo largo con más
flores extendidas en hileras y grandes lazos de tejido ligero y vaporoso atados
a una docena de zapatos nuevos de diseño que colgaban del parachoques trasero.
Edward hizo de escudo para evitarme la lluvia
de arroz mientras me subía y poco después entró él. Nos alejamos a toda
velocidad mientras yo me despedía por la ventanilla y le gritaba «te quiero» al
porche, donde se encontraba toda mi familia despidiéndome a su vez.
La última imagen que me quedó fue la de mis
padres. Phil envolvía tiernamente a Renée con ambos brazos mientras ella tenía
uno de los suyos muy apretado en torno a su cintura, pero con la otra mano
libre extendida aferraba la mano de Charlie. Hay tantas clases de amor, y en
ese momento todas convivían de modo armonioso. Me pareció una escena llena de
esperanza. Edward me apretó la mano a su vez.
“Te amo” me dijo.
Recliné la cabeza contra su brazo. “Ése es el motivo
por el que estamos aquí” cité lo que él había dicho antes.
Edward sonrió con
esto, y esta vez, también Esme lo hizo.
Él me besó en el pelo.
Cuando nos volvimos hacia la oscura autopista y
Edward presionó de verdad el acelerador, escuché un sonido sobre el ronroneo
del motor, procedente del bosque que quedaba a nuestras espaldas. Si yo podía
oírlo, desde luego, él también, pero no dijo nada mientras el sonido se
desvanecía lentamente en la distancia, ni yo tampoco.
El agudo aullido que partía el corazón fue
perdiendo volumen y después, desapareció por completo.
“Eso es todo” dijo
Jasper, dándole el libro a Carlisle.
“Tenía que terminar
así, ¿No es cierto?” Rosalie rodó los ojos.
¿Quien quiere golpear a Bella?
Yo me acuerdo que lloraba de emocion leyendo la boda y leugo zaz, la pelotuda de Bella lo arruina todo corriendo a los brazos de Jake, osea ¿Te podes comportar perra? Estas en tu boda casandote con otro y corres y lloras con el tipo con el que engañaste a tu marido!!!!
Sobra decir que odie mas a Bella.
En fiiin, las partes donde no aparecía el chucho fueron hermosas, gracias a Rosaliewolfvamp por tarducir este capitulo, seguro tambien sufriste por este capitulo, no? jajajajjaja
4 comentarios:
Sï a pesar de que el libro trata todo sobre Bella y que ella es el protagónico pues es el personaje que me cae mal junto con Jacob (irónico, no???) además siempre pensé a raíz de Luna Nueva y peor aun en Eclipse de que Bella era un "calienta pelotas" asolapada, teniendo a Edward como novio hace de todo por mantener consigo siempre a Jacob, la verdad que hubo un momento en que me pasaba por la cabeza de que tanto Edward como Jacob conocieran a otras personas y dejaran a Bella sin soga y sin cabra (o lobo).
Y le doy toda la razón a Rosalie al estar en estos momentos en posición anti-Bella ya que la chica se lo gana a pulso y eso no es indicativo de que tiene un gran corazón, creo que si Bella hubiera tenido la oportunidad de tener un harén lo hubiera tenido sí o sí
SALESIA
Sigo pensando que lo peor va a se cuando leamos el libro jacob, pero aun nos quedan algunos capitulos.
si, definitivamente sufri bastante con este capitulo, y todo iba perfecto Edward emocionado decidido a conocerla y que aparece Jacob a meter las narices donde no le corresponde y lo pero bella corriendo a sus brazos arhg
Entiendo a Bella x una parte , igual haga lo que haga me encanta ella incondicionalmente 😌💜...pero odio a Jacob :) 😂😂 pq tuvo q aparecer x la shusha
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