Traducido por: Vasti Bethsabe Garcia
Corregido por: Cary0605
“Necesidades” Leyó Rosalie
No llegué muy lejos antes de darme cuenta de que la conducción se había convertido en algo imposible.
Cuando ya no podía
ver más, dejé que las ruedas se deslizaran sobre el arcén lleno de baches y
reduje la velocidad hasta detenerme. Me derrumbé sobre el asiento y me dejé
dominar por la debilidad que había controlado en la habitación de Jacob. Había
sido peor de lo que pensaba y tan fuerte que me tomó por sorpresa. Y sí, había
hecho bien en ocultárselo a Jacob. Nadie debía saber esto jamás.
Pero no estuve
sola durante mucho tiempo, sólo el necesario para que Alice me descubriera allí
y los pocos minutos que tardó él en llegar. La puerta chirrió al abrirse y
Edward me abrazó con fuerza.
"Oh cielo," dijo Esme,
viendo a Edward que estaba congelado y sufriendo mucho, ni siquiera parecía que
estuviera realmente escuchando lo que se estaba diciendo, pero claro que lo hacía. Ella camino hacia el y envolvió sus
brazos a su alrededor.
Al principio fue
peor, porque había una pequeña parte en mí, muy pequeña, pero que iba creciendo
y enfadándose a cada minuto y gritando por todo mí ser, que demandaba unos
brazos distintos. Y esto fue una nueva fuente de culpa que sirvió para
condimentar mi pena.
El no dijo nada y me dejó sollozar hasta que
empecé a barbotar el nombre de Charlie.
—¿Estás preparada
para volver a casa? ¿De veras? —me preguntó, dudoso.
Me las arreglé
para convencerle, después de varios intentos, de que no me iba a sentir mejor a
corto plazo. Necesitaba llegar a casa de Charlie antes de que se hiciera tan
tarde como para que telefoneara a Billy.
Así que me llevó a
casa, por una vez sin llegar al máximo de velocidad de mi coche, manteniendo el
brazo firmemente apretado a mí alrededor. Intenté recobrar el control a lo
largo de todo el camino. Pareció un esfuerzo inútil al principio, pero no me di
por vencida. Me dije que era cuestión de unos pocos segundos -el tiempo justo
para dar unas cuantas excusas o inventar unas cuantas mentiras- y entonces
podría derrumbarme otra vez. Tenía que ser capaz de lograr al menos eso. Busqué
a duras penas por todo mi cerebro, un desesperado intento de encontrar una
reserva de fuerza en alguna parte.
Al final, hallé la
suficiente para apagar los sollozos, o disminuir su fuerza al menos, aunque no
pudiera acabar con ellos del todo. Las lágrimas no hubo forma. No había ninguna
triquiñuela por ninguna parte capaz de ayudarme a controlarlas de ningún modo.
—Espérame arriba
—murmuré cuando llegamos a la puerta de la casa.
Ante esto Rosalie
fulmino al libro con la mirada, y Esme suspiro. Ella no debería haberle pedido
que se quedara cuando va a estar llorando de esa manera por otra persona.
Me abrazó con más
fuerza aún durante un minuto y se marchó.
Una vez dentro, me
dirigí en línea recta hacia las escaleras.
—¿Bella? —me llamó
Charlie, desde su lugar habitual en el sofá, cuando pasé de largo.
Me volví para
mirarle sin hablar. Se le salieron los ojos de las órbitas y se puso en pie de
un salto.
—¿Qué ha pasado? ¿Está Jacob...? —inquirió.
Sacudí la cabeza
con furia mientras intentaba hallar la voz.
—Está bien, está
bien —le prometí, en un tono bajo y hosco. Y en realidad, Jacob estaba bien
físicamente, que era todo lo que de verdad le preocupaba a Charlie.
—Pero ¿qué ha pasado? —me agarró por los
hombros, con los ojos aún dilatados y llenos de angustia—. ¿Qué es lo que te ha
pasado a ti?
Debía de tener un
aspecto mucho peor de lo que imaginaba.
—Nada, papá. He... tenido que hablar con Jacob
sobre... algunas cosas un poco difíciles. Estoy bien.
Su ansiedad se
calmó y fue sustituida por la desaprobación.
—¿Y éste era realmente el mejor momento? —me
preguntó.
"No, debió de haberse hecho
desde hace mucho tiempo atrás," dijo Alice. " Pero fue lo mejor no esperar más para hacerlo”
—Es probable que no, papá, pero no me ha
dejado otra alternativa, simplemente había llegado el momento de tener que
elegir... Algunas veces no hay forma de llegar a un punto intermedio.
Sacudió la cabeza
con lentitud. —¿Cómo se lo ha tomado? —no le contesté. Me miró a la cara
durante un minuto y después asintió. Seguro que ésa era respuesta suficiente—.
Espero que no hayas sido un inconveniente para su recuperación.
—Se cura rápido —mascullé.
"Aunque algunas cosas sanan
mucho más rápido que otras," suspiro Carlisle.
Charlie suspiró.
Sentí cómo iba
perdiendo el control.
—Estaré en mi
cuarto —le dije, sacudiendo los hombros para desprenderme de sus manos.
—Vale —admitió Charlie. Se daba cuenta de cómo
subía el nivel de las aguas. Nada le asustaba más que las lágrimas.
Hice todo el
camino hasta mi habitación a ciegas y dando tumbos.
Una vez en el
interior, luché con el cierre del cabestrillo, intentando soltarlo con los
dedos temblorosos.
—No, Bella
—susurró Edward mientras me cogía las manos—. Esto es parte de quien eres.
Me empujó dentro de la cuna de sus brazos
cuando los sollozos se liberaron de nuevo.
Ese día, que se me
había hecho el más largo de mi vida, no hacía más que estirarse y volverse a
estirar y me preguntaba si alguna vez se acabaría.
"No es realmente el día mas
largo…eso no es verdad hasta que te conviertes en un vampiro" dijo Emmett.
Pero, aunque la noche, implacable, se me hizo
larguísima también, no fue la peor de mi vida. Me consolé pensando en eso, y
además... no estaba sola. Y también encontraba muchísimo consuelo en ello.
"Para ti," murmuro Rosalie,
mirando de soslayo a su hermano.
Los estallidos
emocionales aterraban a mi padre. El pánico le mantuvo alejado de mi habitación
y le coartó su deseo de ver cómo estaba, aunque no paré quieta y él,
probablemente, no durmió mucho más que yo.
De una manera
insoportable, esa noche vi con total claridad las cosas en perspectiva. Pude
darme cuenta de todos los errores que había cometido y todos los detalles del
daño infligido, tanto los grandes como los pequeños. Cada pena que le había
causado a Jacob, cada herida de las que había ocasionado a Edward, se apilaban
en nítidos montones que no podía ignorar ni negar.
"Fue estúpido siquiera
intentar ignorarlo," apunto Rosalie.
"No creo que ella siquiera se
diera cuenta," dijo Emmett.
"No importa," gruño Rosalie.
Y me di cuenta de
que había estado equivocada todo el tiempo sobre los imanes. No era a Edward y
a Jacob a los que había tratado de reunir, sino que eran aquellas dos partes de
mí misma, la Bella de Edward y la de Jacob, pero juntas no podían coexistir y
nunca debería haberlo intentado.
Con eso, sólo
había conseguido causar mucho daño.
En algún momento
de la noche recordé la promesa que me había hecho aquella mañana temprano, la
de que nunca permitiría que Edward me volviera a ver derramar una lágrima más
por Jacob Black. El pensamiento me provocó un ataque de histeria que asustó a
Edward mucho más que los sollozos, pero pasó también, como lo demás, y todo
siguió su curso.
Edward habló muy
poco; se limitó a abrazarse a mí en la cama y me dejó que le estropeara la
camiseta con mis lágrimas.
Necesité más
lágrimas y más tiempo del que pensaba para purgar esta pequeña ruptura en mi
interior. A pesar de todo, sucedió que al final estaba lo suficientemente
exhausta como para quedarme dormida. La inconsciencia no supuso el total alivio
del dolor, sólo un torpe descanso parecido al sopor, como si fuera una medicina
que lo hizo más soportable; pero las cosas quedaron como estaban, y seguí
siendo consciente de ellas, incluso dormida, aunque me ayudó a hacerme a la
idea de lo que necesitaba hacer.
La mañana trajo
con ella, si no una visión más alegre, al menos un cierto control, y un poco de
resignación. De forma instintiva, comprendí que esta nueva desgarradura en mi
corazón me dolería siempre, convirtiéndose ahora en parte de mí misma. El
tiempo lo curaría todo, o al menos eso es lo que la gente suele decir, pero a
mí no me preocupaba si el tiempo me curaba o no. Lo que importaba era que Jacob
se recuperara y volviera a ser feliz.
No sentí ningún
tipo de desorientación cuando me desperté. Abrí los ojos, secos por fin, y me
topé con la mirada de Edward, llena de ansiedad.
—Hola —le dije.
Tenía la voz ronca, así que me aclaré la garganta. El no contestó. Me observó,
esperando que comenzara de nuevo—. No, estoy bien —le aseguré—. No voy a
empezar otra vez —entrecerró los ojos ante mi afirmación—. Siento que hayas
tenido que presenciar esto —comenté—. No me parece justo para ti.
"No, no fue justo” dijo Rosalie
amargamente.
Puso las manos a
cada lado de mi rostro.
—Bella, ¿estás
segura de haber efectuado la elección correcta? Nunca te he visto sufrir
tanto... —se le quebró la voz en la última palabra.
Pero si sucedió, pensó
Alice, ella no quería que Edward escuchara y recordara, pero no pudo evitar
pensar en ello.
Pero sí que había
conocido una pena mayor.
Le toqué los
labios. —Sí.
—No sé... —arrugó
el entrecejo—. Si te duele tanto, ¿cómo puede ser esto lo mejor para ti? —
Edward, tengo
claro sin quién no puedo vivir.
—Pero...
Sacudí la cabeza.
—No lo entiendes.
Puede que tú seas lo suficientemente valiente o fuerte para vivir sin mí, si
eso fuera lo mejor, pero yo nunca podría hacer ese sacrificio. Tengo que estar
contigo. Es la única manera en que puedo seguir viviendo.
Escucha eso, pensó Alice.
Edward vio a Alice a los ojos y
dijo muy suavemente “Nuestra realidad es diferente”
Aún parecía poco
convencido. No debería haberle dejado quedarse conmigo la noche anterior, pero
le necesitaba tanto...
"Eso no es excusa, no debiste
haber dejado que se quedara" siseo Rosalie. "Eso debe haberlo matado."
"Ella estaba sufriendo,"
dijo Edward en su tono apagado de voz.
"Así que ¿es correcto hacerte
sufrir a ti también por eso?" gruño Rosalie.
"Ella estaba sufriendo," repitió
Edward.
"Edward no la podría haber
dejado," dijo Esme con tristeza, ella habría llorado si pudiera, su voz no
lo aprobaba pero a su vez lo entendía “Incluso si ella se lo hubiera pedido”
"Eso es cierto," dijo
Jasper, viendo a su hermano “El hubiera soportado el dolor mil veces si eso la
ayudaba”
"Hmph," balbuceo Rosalie,
luciendo mucho más molesta que antes.
—Acércame ese
libro, ¿quieres? —le pedí, señalando por encima de su hombro.
Frunció las cejas,
confundido, pero me lo dio con rapidez.
—¿Otra vez el mismo? —preguntó.
—Sólo quería
encontrar esa parte que recordaba... para ver con qué palabras lo expresa
ella... —pasé las páginas deprisa, y encontré con facilidad la que buscaba.
Había doblado la esquina superior, ya que eran muchas las veces que había
repetido su lectura—. Cathy es un monstruo, pero hay algunas cosas en las que
tiene razón —murmuré, y leí las líneas en voz queda, en buena parte para mis
adentros—. «Si todo pereciera y él se salvara, yo podría seguir existiendo; y
si todo lo demás permaneciera y él fuera aniquilado, el universo entero se
convertiría en un desconocido totalmente extraño para mí» —asentí, otra vez
para mí misma—. Comprendo a la perfección lo que ella quiere decir, y también
sé sin la compañía de quién no puedo vivir.
"Bueno eso tiene sentido"
dijo Emmett.
Edward me arrebató
el libro de las manos y lo lanzó limpiamente a través de la habitación,
aterrizando con un suave golpe sordo sobre mi escritorio. Enrolló los brazos
alrededor de mi cintura.
Una pequeña
sonrisa iluminó su rostro perfecto, aunque la preocupación aún se notaba en la
frente.
—Heathcliff
también tiene sus aciertos —comentó. Él no necesitaba el libro para saberse el
texto a la perfección, me estrechó más aún entre sus brazos y me susurró al
oído—. «¡No puedo vivir sin mi vida! ¡No puedo vivir sin mi alma!».
Alice vio a su hermano con
preocupación, pero el solo volteo su vista para que ella no pudiera verlo.
—Sí —le contesté
en voz baja—. Ése es el tema.
—Bella, no puedo
soportar que te sientas tan mal. Quizá...
—No, Edward. He
convertido todo en un auténtico lío y voy a tener que vivir con ello, pero ya
sé lo que quiero y lo que necesito... y lo que voy a hacer ahora.
—¿Y qué es lo que
vamos a hacer ahora?
Sonreí un poco
ante su corrección y después suspiré.
—Vamos a ver a
Alice.
"¿Por qué? ¿Qué tiene que ver la enana en todo esto?
pregunto Emmett.
"Hmm... Creo que lo sé,"
dijo Alice con una sonrisa creciendo en su cara, pero era duro sentirse feliz
viendo a Edward.
Alice estaba
sentada en el primer escalón del porche, demasiado nerviosa para esperarnos
dentro. Parecía a punto de comenzar un baile de celebración, y estaba muy
excitada con las noticias que sabía que habíamos ido allí a comunicarle.
"Ella va a dejarte
planear la boda," dijo Jasper con una sonrisa.
"Parece que sí,"
dijo Alice con una sonrisa mucho más grande, era más fácil sentirse feliz
cuando ella veía a su marido, el ni siquiera tenía que utilizar su don en ella
para aligerar sus humor.
—¡Gracias, Bella!
—gritó en cuanto bajamos del coche.
—Tranquila, Alice
—le advertí, levantando una mano para contener su júbilo—. Te voy a poner unas
cuantas condiciones.
—Ya lo sé, ya lo
sé, ya lo sé. Tengo hasta el trece de agosto como fecha máxima, tienes poder de
veto en la lista de invitados y no puedo pasarme en nada o no volverás a
hablarme jamás.
"Y en lo último puedes
hacer caso omiso porque ella es una presa fácil, y no importa", se rió
Emmett.
—Oh, vale. Está bien. Entonces, ya tienes
claras las reglas.
—No te preocupes,
Bella, todo será perfecto. ¿Quieres ver tu vestido?
Tuve que respirar
varias veces seguidas. Cualquier cosa que la haga feliz, me dije a mí misma.
Esme frunció el seño.
"Ella es la clase de chica a
la que tienes que empujar para que experimente algo para que pueda darse cuenta
de que realmente lo disfruta” dijo Alice
“Confía en mi, ella va a amar la boda”
"Tienes razón" dijo Esme sonriendo
débilmente.
—Seguro.
La sonrisa de
Alice estaba llena de suficiencia.
—Esto, Alice —comenté, intentando mostrar un
tono de voz natural, sereno—, ¿cuándo me conseguiste el vestido?
"Probablemente desde la
propuesta de acuerdo," dijo Alice la giró la cabeza ", o tal vez fue
el momento en que pensó en el vestido…. Sí creo que debe haber sido él",
concluyó con una sonrisa que empezaba a llegar emocionado, aunque la emoción se
vio empañado por la incertidumbre que parecía estar en la habitación ahora.
Seguramente no
valió mucho como actuación.
Edward me apretó
la mano.
Alice encabezó la
marcha hacia el interior, subiendo las escaleras.
—Estas cosas requieren su tiempo, Bella
—-explicó, aunque su tono era algo... evasivo—. Quiero decir que no estaba
segura de que las cosas fueran a tomar este rumbo, pero había una clara
posibilidad...
—¿Cuándo? —volví a preguntarle.
—Perrine Bruyere tiene
lista de espera, ya sabes —me contestó ya a la defensiva—. Las obras maestras
artesanales no se hacen del día a la noche. Si no lo hubiera pensado con
antelación, ¡llevarías puesta cualquier cosa!
"Eww," Alice y Rosalie dijeron,
Rosalie olvidando por el momento su enojo.
No parecía que
fuera capaz de dar una réplica en condiciones, ni siquiera por una vez.
—Per... ¿quién?
—No es un
diseñador de los importantes, Bella, así que no es necesario que pilles una
rabieta, pero él me prometió que lo haría y está especializado en lo que
necesito.
—No estoy cogiendo
una rabieta.
—No, tienes razón
—miró con suspicacia mi rostro en calma.
Así que mientras entraba en su habitación, se
volvió hacia Edward—. Tú... fuera.
"Tu debiste haber pensado que
era extraño…. ¿Cuando Bella a aceptado algo sin refunfuñar acerca de eso?"
Se rio Emmett.
— ¿Por qué? —le
pregunté.
—Bella —gruñó—. Ya conoces las reglas. Se
supone que él no puede ver el vestido hasta el día del evento.
"Es cierto…… tienes que
cumplir con las tradiciones," se rio Emmett. "Oh la enana aquí te va
a matar"
"No lo mataría," dijo Alice, "solo lo mutilaría."
Volví a respirar
hondo.
—A mí eso no me importa, y sabes que ya lo ha
visto en tu mente, pero si así es como lo quieres...
"Como si yo no supiera como
alejarlo de mis pensamientos," dijo Alice rodando los ojos.
Empujó a Edward
hacia la puerta. Él ni siquiera le dedicó una mirada, ya que no me perdía a mí
de vista, receloso, preocupado por dejarme sola. Yo asentí, esperando que mi
expresión fuera lo bastante tranquila como para insuflarle seguridad.
Alice le cerró la
puerta en las narices. —¡Estupendo! —murmuró—. Vamos.
Me cogió de la
muñeca y me arrastró hasta su armario, mayor que todo mi dormitorio,
"Bueno eso espero, no es como
si tu tuvieras un gran dormitorio” dijo Alice
y después tiró de
mí hasta la esquina más lejana, donde una gran bolsa blanca para ropa ocupaba
ella sola todo un perchero.
Abrió la
cremallera de la bolsa con un solo movimiento y después la retiró con cuidado
de la percha. Dio un paso hacia atrás, alargando un brazo hacia ella como si
fuera la presentadora de un programa concurso.
—¿Y bien? —me
preguntó casi sin aliento.
Yo lo admiré
durante un buen rato para hacerla rabiar un poco. Su expresión se volvió
preocupada.
"Ella es mala" murmuro Alice.
—Ah —comenté, y
sonreí, dejando que se relajase—. Ya veo.
—¿Qué te parece?
—me exigió.
Era otra vez como
mi visión de Ana de las Tejas Verdes.
"Siii, eso es lo
mismo que yo estaba pensando," dijo
Alice luciendo un poquito triste. "Habría sido un vestido increíble
para los dos..." Solo tendré que
pensar en algo mas para esta realidad, pensó ella, dejando a Edward saber
que aun pensaba planear la boda.
—Es perfecto,
claro. El más apropiado. Eres un genio.
Ella sonrió abiertamente.
—Ya lo sé.
—¿Mil novecientos dieciocho? —intenté
adivinar.
—Más o menos —admitió ella, asintiendo—. En
parte es diseño mío, la cola, el velo... —acarició el satén blanco mientras
hablaba—. El encaje es de época, ¿te gusta?
—Es precioso. A él
le va a gustar mucho.
—¿Y a ti también te parece bien? —insistió
ella.
—Sí, Alice, eso
creo. Me parece que es justo lo que necesito. Y sé que harás un magnífico
trabajo con todo, pero si pudieras controlarte un poquito...
"Mmm... Me pregunto cuán lejos
puedo ir con sus restricciones," medito Alice.
"Quien sabe, pero cuando los
sobrepases tu serás la primera en saberlo" dijo Emmett. "y así serás
capaz de empujarla para que los acepte."
Sonrió encantada.
—¿Puedo ver tu
vestido? —le pregunté.
Ella parpadeó, con
el rostro blanco.
—¿No pediste tu
traje al mismo tiempo? No quiero que mi dama de honor lleve puesto un trapajo
cualquiera —hice como si me estremeciera de espanto.
Alice estaba radiante ante esto.
Enlazó sus brazos
en torno a mi cintura.
—¡Gracias, Bella!
—¿Cómo no has
podido ver lo que se nos venía? —bromeé, besando su pelo erizado—. ¡Pero
qué clase de psíquica eres tú!
Emmett comenzó a reírse. "Ella
te tiene ahí enana."
Alice se retiró
bailoteando, y su rostro se iluminó con entusiasmo renovado.
—¡Tengo tanto que
hacer! Vete a jugar con Edward. He de ponerme a trabajar.
Salió disparada
fuera de la habitación y gritó «¡¡Esme!!» antes de desaparecer.
Yo la seguí a mi propio paso. Edward estaba
esperándome en el vestíbulo, apoyado contra la pared revestida con paneles de
madera.
—Eso ha estado muy
bien, pero que muy bien por tu parte —me felicitó.
—Ella parece feliz
—admití.
Me tocó la cara;
tenía los ojos muy sombríos, ya que había pasado mucho tiempo desde que me
dejó, y escrutaron mi rostro minuciosamente.
—Salgamos de aquí
—sugirió de súbito—. Vamos a nuestro prado.
La idea sonaba
bastante atractiva. —Espero no tener que esconderme más, ¿o sí?
—No. El peligro lo
dejamos aquí.
"No todo el peligro," dijo
Jasper. "Pero todo debería estar bien por ahora."
Mientras corría,
mantuvo una expresión serena, pensativa. El viento me azotaba la cara, más
cálido ahora que la tormenta había pasado del todo. Las nubes cubrían el cielo,
según su costumbre habitual.
Ese día, el prado
tenía un aspecto pacífico, el de un lugar feliz. Matojos de margaritas
punteaban la hierba con una explosión de blanco y amarillo. Me tumbé, sin hacer
caso a la ligera humedad del suelo y estuve intentando reconocer formas en las
nubes. Parecían demasiado lisas, demasiado suaves. Sin figuras, sólo una manta
suave y gris.
Edward se echó a
mi lado y me cogió la mano.
—¿El trece de agosto? —me preguntó de forma
casual después de un rato de silencio apacible.
—Eso es un mes antes de mi cumpleaños. No
quiero que esté muy cerca.
Edward movió ligeramente su cabeza
ante esto, pero parecía también estar sufriendo.
Él suspiró. —Técnicamente, Esme es tres años
mayor que Carlisle. ¿Lo sabías? —sacudí la cabeza—. Y eso no ha supuesto
ninguna diferencia entre ellos.
Mi voz sonó
serena, un contrapunto a su ansiedad.
—La edad no es lo
que de verdad importa. Edward, estoy preparada. He escogido la vida que deseo y
ahora quiero empezar a vivirla. Me revolvió el pelo.
"Ella realmente parece haberlo
pensado bien” dijo Carlisle. "No es
por miedo, ni una decisión precipitada que ella esté tomando, realmente esta
lista."
—¿Y el veto a la
lista de invitados? —La verdad es que no me importa, pero yo... —dudé, ya que
no quería extenderme en la explicación, aunque era mejor terminar de una vez—.
No estoy segura de si Alice se va a sentir en la obligación de invitar a unos
cuantos licántropos. No sé si... a Jake le daría por... por querer venir. Bien
por pensar que sería lo correcto, o porque creyera que heriría mis sentimientos
de no hacerlo. El no tiene por qué pasar por esto.
"Él puede sentirse herido si
no lo invitas, sin embargo," dijo Emmett con una mueca.
Edward se quedó
quieto durante un minuto. Fijé la mirada en las puntas de las copas de los
árboles, casi negras contra el gris claro del cielo.
De repente, Edward
me cogió de la cintura y me colocó sobre su pecho.
—Dime por qué
estás haciendo esto, Bella. ¿Por qué has decidido ahora darle carta blanca a
Alice?
Le repetí la
conversación que había tenido con Charlie la pasada noche, antes de ir a ver a
Jacob.
—No sería correcto
mantener a Charlie al margen de la boda —concluí—, y eso incluye a Renée y
Phil. Por otro lado, también quería hacer feliz a Alice. Quizá haría que todo
fuera más fácil para Charlie si pudiera despedirme de él de una forma
apropiada.
Incluso aunque
piense que es demasiado pronto, no quiero escatimarle la oportunidad de acompañarme
«en el pasillo de la iglesia» —hice una mueca ante las palabras y después
inhalé un gran trago de aire—. Al menos, papá, mamá y mis amigos conocerán el
aspecto mejor de mi elección,
"No, realmente no quisieras
hacer eso," dijo Emmett con una risotada.
"Shh," lo silencio Esme,
estaba sonriendo tristemente por sus palabras. "Es un pensamiento muy
hermoso….Sus padres merecer ver eso."
lo máximo que
puedo compartir con ellos. Sabrán que te he escogido a ti y sabrán que estamos
juntos. Sabrán también que soy feliz, esté donde esté. Creo que es lo mejor que
puedo hacer por ellos.
Edward me sujetó
el rostro entre sus manos, observándolo atentamente durante un buen rato.
—No hay trato
—comentó de forma abrupta.
“¿Qué?" Alice y Esme dijeron al mismo tiempo.
"¿Cual es el problema?"
pregunto Alice.
Edward no parecía ir a responder la
pregunta, así que Rosalie continuo leyendo.
—¿Qué? —jadeé—.
¿Te estás echando atrás? ¡No!
—No me estoy
echando atrás, Bella. Mantendré mi lado del acuerdo, pero quiero librarte del
atolladero. Haz lo que quieras, sin sentirte atada por nada.
"Oh tu," dijo Esme,
abrazando más fuertemente a su hijo, con una sonrisa acuosa, el realmente era
el hombre perfecto.
"No puedes hacerme esto” le siseo Alice; "vas a tener una boda de verdad y por
todo lo alto..."
"O la enana te matara," dijo
Emmett, "Créeme, realmente no
quieres ir contra ella."
"No te preocupes," dijo
Jasper, poniendo una mano sobre la de su esposa, tratando de calmarla, “Bella
no dejara que eso pase”
"Cierto," suspiro Alice, relajándose
al instante “Tienes razón”
—¿Por qué? —Bella,
ya veo lo que estás haciendo. Estás intentando hacer que todo el mundo sea
feliz y no quiero que andes preocupada por los sentimientos de los demás.
Necesito que tú seas feliz. No te inquietes por Alice, ya me ocuparé yo de eso.
Te prometo que no te hará sentir culpable.
"No creo que esa promesa sea
posible," murmuro Emmett.
—Pero yo...
—No. Vamos a hacer
esto a tu manera. A la mía no ha funcionado. Te he llamado cabezota, pero mira
cómo me he comportado yo. Me he apegado con una obstinación verdaderamente
idiota a lo que consideraba mejor para ti, y sólo he conseguido herirte.
Herirte muy hondo una y otra vez. Ya no confiaré más en mí. Sé feliz a tu
manera, ya que yo siempre lo hago mal. Eso es lo que hay —cambió de posición
debajo de mí, cuadrando los hombros—. Vamos a hacer esto a tu manera, Bella.
Esta noche. Hoy. Cuanto antes mejor. Hablaré con Carlisle. He estado pensando
que quizá si te damos suficiente morfina no lo pasarás tan mal. Merece la pena
intentarlo —apretó los dientes.
—Edward, no...
Me puso un dedo en
los labios para cerrarlos.
—No te preocupes,
Bella, mi amor. No he olvidado el resto de tus peticiones.
"Ah, ahora sabemos lo que Eddy
quería realmente..." dijo Emmett.
"¡Emmett!" Esme lo miro
mal.
"Lo siento," suspiro
Emmett.
Introdujo las
manos en mi pelo y sus labios se movieron de modo lento, pero concienzudo,
contra los míos, antes de que me diera cuenta de a qué se estaba refiriendo. De
lo que estaba haciendo.
No me quedaba
mucho tiempo para reaccionar. Si esperaba un poco, no sería capaz de recordar
por qué tenía que detenerle. Ya empezaba a no poder respirar bien. Aferré sus
brazos con las manos, apretándome más contra él, mi boca pegada a la suya,
contestando de este modo a cualquier pregunta inexpresada por su parte.
Intenté aclararme
la mente, para encontrar un modo de hablar. Se dio la vuelta lentamente, presionándome
contra la hierba fría.
¡Oh, vamos, qué
importa!, se alegraba mi parte menos noble. Tenía la mente llena de la dulzura
de su aliento.
No, no, no,
discutía en mi interior. Sacudí la cabeza y su boca se deslizó hasta mi cuello,
dándome una oportunidad para recobrar la respiración.
"Una reacción muy común en ella,"
se burlo Emmett entre risas.
—Para, Edward.
Detente —mi voz era tan débil como mi voluntad.
—¿Por qué? —susurró en el hueco de mi
garganta.
Intenté imprimir
algún tipo de resolución en mi tono.
—No quiero que
hagamos esto ahora.
“Parece que se
contagio de tu moralidad” se rio Emmett pero no consiguió ni un parpadeo de
Edward.
—¿Ah, no?
—preguntó, con una sonrisa transparentándose en su voz. Puso sus labios otra
vez sobre los míos y se me hizo imposible volver a hablar. El fuego corría por
mis venas, quemándome donde mi piel tocaba la suya.
Me obligué a
concentrarme. Me costó un esfuerzo enorme el simple hecho de liberar mis manos
de su pelo, y trasladarlas a su pecho, pero lo hice. Y después le empujé, en un
intento de apartarle. No podría haberlo conseguido sola, pero él respondió como
sabía que haría.
Se irguió unos
centímetros para mirarme y sus ojos no ayudaron en nada a respaldar mi
resolución, ardiendo de pasión con un fuego negro.
—¿Por qué? —me
preguntó otra vez, su voz baja y ronca—. Te amo. Te deseo. Justo ahora.
Emmett necesitaba
comentar algo, era demasiado bueno como para dejarlo pasar, pero la mirada
perdida de su hermano no lo dejaba disfrutar del momento.
Las mariposas de
mi estómago me inundaron la garganta, y él se aprovechó de mi incapacidad para
hablar.
—Espera, espera
—intenté musitar entre sus labios.
—No será por mí
—murmuró despechado.
—¿Por favor?
—jadeé.
Él gruñó y se
apartó dejándose caer sobre su espalda de nuevo.
Nos quedamos allí
echados durante un minuto, intentando frenar el ritmo de nuestras
respiraciones.
—Dime por qué no
ahora, Bella —exigió él—. Y será mejor que no tenga nada que ver conmigo.
"Apuesto a que tiene que ver
contigo" dijo Emmett.
"Pero no todo," agrego
Alice. "Ella sabe ahora que tiene que hacer las cosas bien."
Todo en mi mundo
tenía que ver con él. Vaya tontería esperar lo contrario.
—Edward, esto es
muy importante para mí. Y quiero hacerlo bien.
—¿Y cuál es tu
definición de «bien»?
—La mía.
Se dio la vuelta
apoyándose en el codo y me miró fijamente, con una expresión de desaprobación.
—¿Y cómo piensas
hacer esto bien?
Inspiré en
profundidad.
—De forma
responsable. Todo a su tiempo. No voy a dejar a Charlie y a Renée sin lo mejor
que les pueda ofrecer. No voy a privar a Alice de su diversión, si de todas
formas me voy a casar. Y me ataré a ti de todas las formas humanas que haya
antes de pedirte que me hagas inmortal. Quiero cumplir todas las reglas,
Edward. Tu alma para mí es muy importante, demasiado importante para tomármela
a la ligera. Y no me vas a hacer cambiar de opinión en esto.
Carlisle y Esme sonrieron ante esto, e incluso los ojos de
Edward se suavizaron un poco.
—Te apuesto a que sí podría —murmuró, con los
ojos llenos de fuego.
—Pero no lo harás —le repliqué, intentando
mantener mi voz bajo control—. No si sabes que esto es lo que quiero de verdad.
—Eso no es jugar limpio —me acusó.
“No es un sentimiento
agradable ¿Cierto? " Se burlo Emmett.
Le sonreí abiertamente. —Nunca dije que lo
haría.
Él me devolvió la sonrisa, con una cierta
nostalgia.
—Si
cambias de idea...
—Serás el primero en saberlo —le prometí.
"No, Creo que yo sería la
primera en saberlo” dijo Alice. "Tu serias al primero al que ella se lo
dijera."
Las nubes empezaron a dejar caer la lluvia
justo en ese momento, unas cuantas gotas dispersas que sonaron con suaves
golpes sordos cuando se estrellaron contra la hierba.
Fulminé al cielo con la mirada.
—Te llevaré a casa —me limpió las pequeñas
gotitas de agua de las mejillas.
—La
lluvia no es el problema —refunfuñé—. Esto sólo quiere decir que es el momento
de hacer algo que va a ser muy desagradable e incluso peligroso de verdad—
"¿De qué está hablando?” Pregunto Emmett. "¿Hay algo más allá
afuera de lo que no sepamos nada?”
"Creo que no es ese tipo de
peligro al que ella se está refiriendo," dijo Alice con una sonrisa.
Los ojos se le dilataron alarmados.
Es estupendo que estés hecho a prueba de balas
—suspiré—. Voy a necesitar ese anillo. Ha llegado la hora de decírselo a
Charlie.
Se rió ante la expresión dibujada en mi rostro.
—Peligroso de verdad —admitió. Se rió otra vez
y luego rebuscó en el bolsillo de sus vaqueros—. Pero al menos no hay necesidad
de hacer una excursión.
"Tú lo llevabas siempre en tu
bolsillo, ¿no es cierto?" se burlo Emmett.
"Preparado para el momento el
que ella estuviera de acuerdo en usarlo, estoy segura " sonrió Alice
Otra vez deslizó el anillo en su lugar, en el
tercer dedo de mi mano izquierda. Donde probablemente estaría... durante toda
la eternidad.
Edward sonrió por primera vez en
mucho tiempo con una mirada de anhelo visible en sus ojos, y toda la familia
suspiro a coro aliviados por su cambio de actitud.
"Ese es el final del capítulo,"
dijo Rosalie y Alice tomo el libro.
Ya me siento mal de atacar tanto a Bella, en seriooo!!! Pero Vamos! Lloro por Jacob sobre el cuerpito de Edward, así no hay novio que aguante!
Y lo peor es que el final me supo amargo la primera vez que lo leí, porque quedo como si Edward fuera el premio de consolación, no me convencieron las razones de Bella para "estar con Edward"... Que manera de romperme el corazon ehhh!!
Hemos llegado al ultimo capitulo, queda solo el epilogo narrado por Jacob, y Edward sigue sin reaccionar, esperemos que se le pase pronto...
Y si no, ¿Quien quiere ser voluntaria para consolarlo?
Muchas gracias Vasti por tu trabajo, me has ayudado un monton.
Nos leemos en el siguiente.
Saludos .-./
4 comentarios:
Yo yo yo yo yo!!!! Yo te dije que me apuntaba... Ya ahorita tengo súper ideas para intimarlo.... No se acordara de quien era bella!!!!!
Wajajajajajajajajaja
Por fin el ultimo,a leer
Quien diría que Bella siendo el personaje principal de la saga hay ganado mucha antipatía por la forma de tratar a Edward???? si no fuera porque ella es el gran amor de mi vampi favorito de seguro que hace rato hubiera dejado que la van de Tyler la hubiera dejado hecha una papilla jejeje!!!.
Al menos Alice esta más contenta por saber que se encargará de los preparativos de la boda y ya se le hizo una idea de como será el vestido de Bella y que ella deberá de buscar el suyo como dama de honor jejeje!!!, la que todavía no ha quedado convencida por la actitud de Bella es Rosalie y de verdad .... a qué hermana le gustaría que trataran así a su hermano como si fuera el premio de consolación??? de seguro que yo le hubiera pateado el trasero hasta que se me caiga la pierna.
Pero al menos Edward al final volvió a sonreir, algo es algo.
SALESIA
Ocho años despues y la mina (yo) sigue odiando eclipse con todo su corazón
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