Aviso: Los libros aquí transcriptos y los personajes pertenecen a Stephenie Meyer y la historia original “Reading Eclipse” a Choices HP, yo solo la traduzco, todo esto es sin ánimos de lucro, solo por mero entretenimiento.
Traducido por: R.R. GRANT
Corregido por: Cary0605
—¡No tengo nada que
ponerme! —me quejé, hablando sola.
Había extendido toda mi
ropa sobre la cama tras vaciar los cajones y los armarios.
"Apuesto a que no ocupa mucho espacio" Murmuró Alice sombríamente
y luego se animó al
pensar en todos los viajes de compras que ella y Bella podrían tener.
Contemplé los huecos
desocupados con la esperanza de que apareciera alguna prenda apropiada.
Mi falda caqui yacía sobre
el respaldo de la mecedora, a la espera de que descubriera algo con lo que
conjuntara bien, una prenda que me hiciera parecer guapa y adulta, una capaz de
transmitir la sensación de «ocasión especial». Me había quedado sin opciones.
"Estoy segura de que voy
a pensar en algo que la va ayudar
a salir del problema " dijo Alice alegremente.
Era ya hora de irme y aún
llevaba puestos mis calcetines usados favoritos. Iba a tener que asistir a la
graduación con ellos a menos que encontrara algo mejor, y no había demasiadas
posibilidades.
Alice se estremeció ante eso.
Torcí el gesto delante de
la montaña de ropa apilada en la cama.
Lo peor era que sabía
exactamente qué habría llevado si aún la tuviera a mano, la blusa roja robada.
Edward se puso rígido ante
la mención de ese incidente.
Pegué un puñetazo a la
pared con la mano buena.
—¡Maldito vampiro ladrón!
—grité.
Emmett se rió entre
dientes ante eso.
—¿Qué he hecho? —inquirió
Alice.
"Ella no se refería a ti...
esta vez", se rió Emmett.
“Pero es bueno saber que aceptas que eres una vampiro ladrón”
Quien permanecía apoyada
con gesto informal junto a la ventana abierta como si hubiera estado allí todo
el tiempo. Luego, añadió con una sonrisa—: Toc, toc.
"¿Y quién es el idiota ahora?" Edward
le sonrió.
"Tú" dijo Alice, simplemente.
—¿De veras resulta tan
duro esperarme que no puedes usar la puerta?
—Yo sólo pasaba por aquí
—dejó caer sobre el lecho una caja aplanada de color blanco—. Se me ocurrió que
quizá necesitaras algo de ropa para la ocasión.
Observé el gran paquete
que descansaba en lo alto de mi decepcionante vestuario e hice una mueca.
—Admítelo —dijo Alice—,
soy tu salvación.
—Eres mi salvación
—farfullé
Alice estaba maravillada.
—. Gracias.
—Bueno, es agradable hacer
algo a derechas para variar. No sabes lo irritante que resulta pasar cosas por
alto, como hago últimamente. Me siento tan inútil, tan... normal — se encogió
aterrada ante esa palabra.
La Alice en esa sala se encogió también.
"Tú no eres normal amor, eres..." Jasper comenzó.
"Sí, no hay nadie que te llamaría normal, pequeño monstruo" se rió Emmett.
"Gracias, Em," dijo Alice rodando los ojos.
—¿Que no puedo imaginarme
lo espantoso que resulta ser normal? Vamos, anda.
Ella se rió.
—Bueno, al menos esto
repara el robo de tu maldito ladrón, por lo que ahora sólo me falta por
descubrir qué pasa en Seattle, que aún no lo veo...
Todo encajó cuando ella
relacionó ambas situaciones en una sola frase.
"¡NO!" Edward gritó. "Van tras BELLA!"
"Ellos son los que se llevaron su olor", dijo Jasper, con cara de preocupación.
"Tenemos que detenerlos ahora ... No quiero que ellos estén en ningún lugar cerca de ella" gruñó Edward.
"No sé por qué estás tan alterado. Esto es algo bueno" dijo Emmett.
"¿Qué?" Edward gruñó y se volvió hacia él, luciendo como si estuviera a punto de atacarlo.
"Er... No quise decir bueno en ese sentido" Emmett exclamó, levantando las manos. "Yo sólo quería decir...ya sabes, con el prefacio..."
"Oh" dijo Rosalie, "¿Piensas que este es el peligro de que todos nosotros corríamos?”
"Todavía no veo la parte buena, sin embargo." susurró Edward y parecía que él estaba haciendo uso de toda su fuerza para no atacar a su hermano.
"Que el ejército de neofitos es mejor que los Vulturis" dijo Emmett con calma, confiando en que eso iba a hacer entender a los demás su punto.
Edward se relajó su postura ligeramente. Él ya no iba a atacar a nadie, pero todavía se veía tenso. “Pero todavía tiene un ejército que viene por ella" se quejó Edward.
"Pero uno que podemos vencer" dijo Emmett con confianza.
"Tal vez, pero no va a ser fácil" dijo Jasper, luciendo como si estuviera calculando algo, aunque él también se veía aliviado de que en realidad no fueran los Vulturis a los que se enfrentarían. "Esto en realidad no cambia mucho de lo que pensábamos antes... salvo que ahora, sabemos que el ejército de neófitos es la única amenaza que está detrás de nosotros en estos momentos."
Edward siseó ante eso. "¡Detrás de ella ... no nosotros! Y no sabemos si es la única amenaza! No sabemos quién inició este ejército! Los Vulturis podrían..."
"Edward, son ellos," Carlisle le aseguró. "Ya te he dicho que no crearían un ejército de recién nacidos."
"Tiene razón. Creo que Victoria es la sospechosa más probable" dijo Jasper.
Edward gruñó de nuevo.
"No te preocupes, Edward" dijo Esme a pesar de que parecía que tenía que tomar su propio consejo. "Todo va a estar bien. Vamos a proteger a Bella..."
"Además, ¿no has dicho antes que pensabas que los lobos iban a ayudarnos?" Alice señaló.
"No, no exactamente," dijo Edward, "sólo que ellos querrían luchar si sabían sobre el ejército."
Alice puso los ojos, como si ella no recordara con claridad todo lo que él había dicho: "Y pensaste que la lucha probablemente iba a ser aquí..."
Edward siseó. "Yo no quiero eso."
"Pero en realidad podría ser lo mejor" dijo Jasper. "En cualquier situación, pero más aún si pudiéramos conseguir que los lobos se vean implicados."
"Creo que es mejor si empezamos a leer de nuevo" Carlisle animó.
"Está bien" Emmett se encogió de hombros y empezó a leer de nuevo.
De pronto, tuve clara cuál
era la interrelación que no lograba establecer y la esquiva sensación que me
había importunado durante varios días. Me quedé mirándola abstraída mientras en
el rostro se me congelaba el gesto que había esbozado.
—¿No vas a abrirla?
—preguntó. Suspiró cuando no me moví de inmediato y levantó la tapa de la caja
ella misma. Sacó una prenda y la sostuvo en alto, pero no lograba concentrarme
en ella—. Es preciosa, ¿no crees? He elegido el color azul porque sé que es el
color que a Edward más le gusta que lleves.
No le presté atención
alguna.
—Es la misma —murmuré.
—¿Qué? —inquirió—. No
posees nada similar y a juzgar por lo que estabas gritando, sólo tienes una
falda.
"¡Alice!" Edward dijo exasperado.
"¿Qué? ¿Cómo iba yo a saber lo que ella estaba pensando?" Alice siseó.
—No, Alice, olvídate de
las ropas y escucha.
—¿No te gusta? — Una nube
de desencanto nubló el rostro de Alice.
"Enana, sin duda alguna, solo piensas en una
sola cosa" Emmett se rió.
Alice rodó los ojos. "Tú no eres quien para hablar."
—Escúchame, ¿no lo ves? La
irrupción en mi casa y el robo de mis cosas van emparejados a la creación de
neófitos en Seattle.
La prenda se le escapó de
entre los dedos y volvió a caer dentro de la caja. Alice se concentró ahora,
con voz súbitamente aguda. —¿Qué te hace pensar eso?
—¿Recuerdas lo que dijo
Edward sobre usar las lagunas de tu presciencia para mantener fuera de tu vista
a los neófitos? Y luego está lo que explicaste en su momento sobre una
sincronización demasiado perfecta y el cuidado que había puesto el ladrón en no
dejar pistas, como si supiera lo que eres capaz de ver. Creo que él usó esas
lagunas. ¿Qué posibilidades hay de que actúen exactamente
al mismo tiempo dos personas que saben lo bastante sobre ti para comportarse de
ese modo? Ninguna. Es una persona. Es la misma persona. El organizador de ese
ejército robó mi aroma.
"Yo ni siquiera piense
en eso" dijo Jasper.
"Bueno, tu deberías estar feliz por esto, enana" Emmett sonrió. "Pocas personas saben acerca de las lagunas de tu capacidad."
Alice frunció el ceño. Estaba segura de que era una buena cosa, pero todavía no le gustaba el hecho de que alguien la conociera lo suficiente como para ir a la habitación de Bella y evitar que ella le viera. Y el hecho de que ella no podía ver el ejército... no, Alice no estaba nada feliz en este momento.
Y tampoco lo estaba Edward, a juzgar por el hecho de que él se estaba pellizcando el puente de la nariz y tenía su ceño fruncido.
"Sí, Bella tiene una manera de poner las piezas juntas en una forma que nadie más puede ver" le dijo Carlisle a Jasper, esta vez muy sonriente.
Alice no estaba habituada
a que la sorprendieran. Se quedó allí clavada e inmóvil durante tanto tiempo
que comencé a contar los segundos en mi mente mientras esperaba. No se movió
durante dos minutos; luego, volvió a mirarme y repuso con voz ahogada:
"¿Qué estás haciendo?" Preguntó Emmett. Ese
fue un realmente extraño comportamiento de Alice - a menos que ella estuviera teniendo una visión.
"Ir por encima de todo y viendo si podría encontrar un agujero en su lógica," dijo Alice.
"Yo no creo que lo consigas" dijo Jasper.
"Tampoco yo" suspiró Alice.
—Tienes razón, claro que
sí, y cuando se considera de ese modo...
"Es muy obvio" se rió Emmett.
—Edward se equivocó —dije
con un hilo de voz—. Era una prueba para saber si funcionaba. Aunque tú
estuvieras vigilando, si era capaz de entrar y salir sin peligro, podría hacer
lo que se le antojara, como, por ejemplo, intentar matarme... No se llevó mis
cosas para demostrar que me había encontrado, las robó para tener mi efluvio y
posibilitar que otros pudieran encontrarme.
Edward y Esme se estremecieron sabiendo obviamente que éste
era el caso.
Me miró sorprendida. Yo
estaba en lo cierto y leí en sus ojos que ella lo sabía.
—Ay, no —dijo articulando
para que le leyera los labios.
Había esperado tanto
tiempo a que mis presentimientos tuvieran sentido que sentí un espasmo de
alivio a pesar de estar todavía asimilando el hecho de que alguien había creado
una tropa de vampiros -la misma que había acabado truculentamente con la vida
de docenas de personas en Seattle- con el propósito expreso de matarme.
"¡Alivio!" Edward
exclamó.
"Porque no están detrás de nuestra familia", se rió Emmett.
"Lo sé” Edward dijo "Pero esto no cambia nada."
"Debido a que todavía están detrás de nuestra familia" dijo Rosalie.
Edward volvió la cabeza hacia su hermana, que parecía relajarse un poco. Viniendo de ella, eso significó mucho.
En parte, ese alivio se
debía a que eso ponía fin a aquella irritante sensación de estar pasando por
alto una información sustancial......la parte de mayor importancia era de otra
índole.
—Bueno —musité—, ya nos
podemos relajar todos. Después de todo, nadie intenta exterminar a los Cullen.
—Te equivocas de medio a medio
si crees que ha cambiado algo —refutó Alice entre dientes—. Si buscan a uno de
los nuestros, van a tener que pasar por encima de nuestros cadáveres para
conseguirlo.
“Bien dicho enana” Emmett
se emociono “Es hora de acción”.
—Gracias, Alice, pero al
menos ya sabemos cuál es el verdadero objetivo. Eso tiene que ayudar.
—Quizá —murmuró mientras
paseaba de un lado a otro de mi habitación.
Pom, pom, pom.
Un puño aporreó la puerta
de mi cuarto.
Yo di un salto, pero mi
acompañante no pareció oírlo.
—¿Todavía no estás lista?
¡Vamos a llegar tarde! —se quejó Charlie, que parecía estar con los nervios a
flor de piel. Había tenido muchos problemas para ponerse elegante.
—Casi estoy. Dame un
minuto —pedí con voz quebrada. Mi padre permaneció en silencio durante una
fracción de segundo.
—¿Estás llorando?
“Eso sería tan propio de
una pre graduada, pero no de Bella” se río Alice.
—No. Estoy nerviosa. Vete.
Oí cómo sus pasos pesados
se alejaban escaleras abajo.
—He de irme —susurró
Alice.
—¿Por qué?
—Edward viene hacia aquí,
y si se entera de esto...
"Se va a volver completamente
loco," Emmett se rió.
"O se va a congelar como una estatua" Jasper se rió entre dientes.
—¡Vete, vete! —la urgí de
inmediato.
Él iba a ponerse como loco
si se enteraba.
“¡Lo ves!" Emmett se rió más fuerte. "Bella está de acuerdo conmigo."
No podría ocultárselo
durante demasiado tiempo, pero la ceremonia de graduación no era el mejor
momento para que pillara un rebote.
—Póntelo —me ordenó Alice
antes de irse a la chita callando por la ventana.
Hice lo que me pidió,
vestirme sin pensar, pues estaba en las nubes.
Había planeado hacerme un
peinado sofisticado, pero ya no tenía tiempo, por lo que lo alisé y lo atusé
como cualquier otro día. No importaba.
Más aún, ni siquiera me
molesté en mirarme al espejo, ya que no tenía ni idea de si conjuntarían la
falda y el jersey de Alice. Tampoco eso importaba. Me eché al brazo la
espantosa toga amarilla de poliéster para la graduación y bajé las escaleras a
todo correr.
"Mmm"
Alice hizo
un puchero.
—Estás muy guapa —dijo
Charlie con cierta brusquedad, fruto de la emoción reprimida—. ¿Y ese jersey?
¿Es nuevo?
—Sí —murmuré mientras me
intentaba concentrar—, me lo regaló Alice. Gracias.
Edward llegó a los pocos
minutos de que se marchara su hermana. No había pasado suficiente tiempo para
que yo recompusiera una imagen de calma, pero no tuvo ocasión de preguntarme
qué ocurría, pues acudimos a la graduación en el coche patrulla.
Edward frunció el ceño.
"No me gusta verla preocupada y no saber
de qué se trata."
"Sí, bueno, en este caso, es un beneficio para todos si ella no te dice todavía” dijo Alice.
Charlie no había dado su
brazo a torcer a lo largo de la semana anterior y había insistido en llevarme
él cuando se enteró de que tenía intención de ir a la ceremonia en el coche de
Edward. Comprendí su punto de vista: los padres tienen ciertos privilegios el día
de la graduación. Yo accedí de buen grado y Edward lo aceptó de buen humor,
llegando a sugerir que fuéramos todos juntos, a lo cual no se opusieron ni
Carlisle ni Esme, por lo que mi padre no logró urdir ninguna objeción
convincente y tuvo que aceptarle a regañadientes.
Emmett se rió ante
esto.
Por eso, ahora Edward
viajaba en el asiento trasero del coche patrulla de mi padre, detrás de la
mampara de fibra de vidrio. Mostraba un gesto burlón, probablemente como
réplica a la expresión socarrona de Charlie, y una sonrisa cada vez más amplia.
Papá le dirigió una mirada a hurtadillas por el espejo retrovisor.
Emmett no pudo
contener su risa después de eso. “Me pregunto en que estará pensando.”
“El sueño de todo
padre” se rio Jasper “Llevar preso al novio de su hija”
“Si ese fuera el
caso, ustedes dos estarían tras las rejas” Carlisle levanto la ceja.
“Y por eso te
queremos papi” se carcajeo Emmett, pero luego lo considero “¿Si también eres nuestro padre significa que
somos unos incestuosos?”
“Realmente no
quiero pensarlo” se quejo Carlisle al igual que Esme hacía una mueca de falso
horror.
Lo más probable es que eso
significara que se le habían ocurrido un par de lindezas, y que le traerían
problemas conmigo si las decía en voz alta.
—¿Te encuentras bien?
—preguntó Edward mientras me ayudaba a salir del asiento de delante en el
aparcamiento del instituto.
—Estoy nerviosa —contesté,
y no le mentía.
—Estás preciosa.
Parecía a punto de añadir
algo más, pero Charlie, en una maniobra que pretendía ser sutil, se metió entre
nosotros y me pasó el brazo por los hombros.
Edward suspiró. Sería difícil para él no estar cerca de Bella, especialmente
cuando ella estaba preocupada como ahora,
pero tenía que dejar que Charlie tuviera su
tiempo con ella. Era un gran día para él, después de todo.
—¿No estás entusiasmada?
—me preguntó.
—La verdad es que no
—admití.
—Bella, éste es un momento
importante. Vas a graduarte en el instituto y ahora te espera el gran mundo...
Vas a vivir por tu cuenta... Has dejado de ser mi niña pequeña — se le hizo un
nudo en la garganta.
Esme sonrió ante
eso.
—Papá —protesté—, no vayas
a ponerte lacrimógeno...
—¿Quién se pone lacrimógeno?
—refunfuñó—. Ahora bien, ¿por qué no te alegras?.
—No lo sé, papá. Supongo que aún no noto la
emoción, o algo así.
—Me alegro de que Alice
haya organizado esa fiesta. Necesitas algo que te anime.
—Claro, para fiestas estoy
yo.
"Bueno, una persona
normal se animaría” murmuró Alice.
Se rió al oír el tono de
mi voz y me estrechó por los hombros mientras Edward contemplaba las nubes con
gesto pensativo. Charlie nos dejó en la puerta trasera del gimnasio y dio una
vuelta alrededor del mismo para acudir a la entrada principal con el resto de
los padres.
Se armó un cirio de
cuidado cuando la señora Cope, de la oficina principal del colegio, y el señor
Varner, el profesor de Cálculo, intentaron ordenarnos a todos alfabéticamente.
—Cullen, a las filas de
delante —le ordenó a Edward el señor Varner.
—Hola, Bella.
Alcé la vista para ver a
Jessica Stanley saludándome con la mano desde el final de la fila. Sonreía.
Edward me dio un beso
fugaz, espiró y fue a ocupar su lugar entre los alumnos cuyo apellido empezaba
por ce. Alice no estaba allí.
"Por supuesto que no. Probablemente
no puedo dejar de pensar en lo que me acaba de decir" dijo Alice.
¿Qué estaría haciendo?
¿Iba a perderse la graduación? En menudo momento se me había ocurrido averiguar
de qué iba el percal. Debería haber esperado a que hubiera terminado todo.
"Sí, ¿qué estabas
pensando Bella? entender las cosas tan temprano." Emmett se rió.
— ¡Aquí, Bella, aquí! —me
volvió a llamar Jessica.
Retrocedí hasta el final
de la cola para ocupar un lugar detrás de ella. Decir que sentía curiosidad por
saber por qué se mostraba tan amistosa era quedarse corta. Al acercarme, vi a
Angela Weber cinco puestos detrás, que observaba a Jessica con la misma
curiosidad.
Jess empezó a farfullar
incluso antes de que estuviera lo bastante cerca como para oírla.
—...alucinante. Quiero
decir, que parece que fue ayer cuando nos conocimos y ahora vamos a graduarnos
juntas —barboteó—. ¿Puedes creerte que todo esto haya acabado? Tengo ganas de
chillar.
—Me pasa lo mismo
—murmuré.
"Yo creo que puede ser
por diferentes razones,
sin embargo" Emmett se rió entre dientes.
—Todo parece increíble.
¿Recuerdas tu primer día en el instituto? Nos hicimos amigas enseguida, en
cuanto nos vimos. Flipa. Te voy a echar mucho de menos ahora que me voy a
California y tú a Alaska. ¡Tienes que prometerme que nos veremos! Me alegra
mucho que des una fiesta. Es perfecto, porque no vamos a pasar mucho tiempo
juntas en una buena temporada, y como todos nos vamos a marchar...
Y no callaba ni debajo del
agua. Estaba segura de que la repentina recuperación de nuestra amistad se
debía a la nostalgia de la graduación y a la gratitud de haberla convidado a mi
fiesta, una invitación en la que yo no había tenido arte ni parte. Le preste la
mayor atención posible mientras me ponía la toga y me descubría feliz de haber
terminado a buenas con Jessica.
"¿Por qué?... no es como si que
importa" se mofó Rosalie.
Aquello era un punto y
final. No importaba lo que dijera Eric, el número uno de la promoción, sobre
que la ceremonia de entrega de diplomas era un nuevo «comienzo» y todas las
demás perogrulladas. Quizás eso fuera más aplicable a mí que al resto,
“Me pregunto si Bella no
hubiera metido la mata con eso de caer en la trampa de Edward, ¿Carlisle la
hubiera convertido en este capítulo?” pregunto Jasper.
“Quizás no por los eventos
ocurridos, y además ella no esta lista” Carlisle parecía pensativo a pesar de
las miradas enojadas de Edward.
pero aquel día todos
dejábamos algo atrás.
Todo se desarrollaba con
tal celeridad que tenía la sensación de mantener apretado el botón «avance
rápido» del vídeo. ¿Esperaba de nosotros que fuéramos a esa misma velocidad?
Impelido por los nervios, Eric hablaba con tal precipitación que las palabras y
las frases se atropellaban unas a otras y dejaron de tener sentido. El director
Greene comenzó a llamarnos uno por uno sin apenas pausa entre un nombre y otro.
La primera fila del gimnasio se apresuró para recoger el diploma. La pobre
señora Cope se mostraba muy torpe a la hora de pasarle al director el diploma
correcto para que se lo entregara al estudiante correspondiente.
Observé cómo Alice, que
había aparecido de pronto, recorría el estrado con sus andares de bailarina
para recoger el suyo con un rostro de máxima concentración. Edward acudió justo
detrás, con expresión confundida, pero no alterada.
"¿Por qué pensabas que me estaba escondiendo de ti?"
Alice le preguntó.
"Ni idea, pero yo sé que no fue esto, y dudo que siquiera lo conecté con la preocupación de Bella” dijo Edward con complicidad. Él no habría tenido esa la calma si lo hubiera sabido.
Sólo ellos dos eran
capaces de lucir aquel amarillo espantoso y tener un aspecto tan estupendo. Su
gracia ultraterrena los diferenciaba del resto del gentío. Me pregunté cómo era
posible que me hubiera creído alguna vez su farsa. Un par de ángeles con las
alas desplegadas llamarían menos la atención.
"Ella es tan extraña"
se rió Emmett y Edward sacudió la
cabeza, sonriendo con cariño.
Me levanté del asiento en
cuanto oí al señor Greene pronunciar mi nombre, a la espera de que avanzara la
fila que tenía delante de mí. Me percaté de los vítores que se levantaron en la
parte posterior del gimnasio y miré a mi alrededor hasta ver a Jacob y Charlie
que, de pie, lanzaban gritos de ánimo. Atisbé la cabeza de Billy a la altura
del codo de Jake. Conseguí dedicarles algo muy parecido a una sonrisa.
El señor Greene terminó de
pronunciar la lista de nombres y pasó a repartir los diplomas con una sonrisa
tímida.
—Felicidades, señorita
Stanley —farfulló cuando Jess tomó el suyo.
—Felicidades, señorita
Swan —masculló mientras depositaba el diploma en mi mano buena.
—Gracias —murmuré.
Y eso fue todo.
"Bueno, no va a conseguir
nada más interesante en las próximos cien veces que lo hagas" Emmett se rió entre dientes.
Avancé junto a Jessica
para ponerme con el resto de los graduados. Ella tenía los ojos rojos y la cara
llena de churretes que se secaba con la manga de la toga. Necesité unos
instantes para comprender que estaba llorando.
El director dijo algo que
no llegué a oír, pero todo el mundo a mi alrededor gritó y chilló. Todos
lanzaron al aire los birretes amarillos. Me quité el mío demasiado tarde, por
lo que me limité a dejarlo caer al suelo.
“Realmente es extraña”
Rosalie levanto una ceja.
—Ay, Bella —lloriqueó Jess
por encima del súbito estruendo de conversaciones—. No puedo creer que se haya
acabado.
—A mí me da que no se ha
terminado —murmuré. Pasó los brazos por mis hombros y me dijo: —Tienes que
prometerme que estaremos en contacto. Le devolví el abrazo. Me sentí un poco
incómoda mientras eludía su petición.
—Cuánto me alegra haberte
conocido, Jessica. Han sido dos años estupendos.
"Muy
bien desviada"
Jasper sonrió.
—Lo fueron.
Suspiró, se sorbió la
nariz y dejó caer los brazos.
—¡Lauren! —chilló mientras
los agitaba por encima de la cabeza y se abría paso entre la masa de ropas
amarillas.
Los familiares empezaron a reunirse con los
graduados, por lo que todos estuvimos más apretados.
Logré atisbar a Angela y a
Ben, ya rodeados por sus respectivas familias. Los felicitaría más tarde. Ladeé
la cabeza en busca de Alice.
—Felicidades —me susurró
Edward al oído mientras sus brazos se enroscaban a mi cintura. Habló con voz
contenida. Él no había tenido ninguna prisa en que yo alcanzara aquel hito en
particular.
"No, no la tuve" Edward frunció el ceño ante el recordatorio.
"Bueno, yo sí" Emmett sonrió junto con Alice y Jasper.
"Bueno, yo sí" Emmett sonrió junto con Alice y Jasper.
—Eh, gracias. —Parece que
aún no has superado los nervios —observó.
—Aún no.
—¿Qué es lo que aún te
preocupa? ¿La fiesta? No va a ser tan horrible.
—Es probable que tengas razón.
—¿A quién estás buscando?
Mi búsqueda no había sido
tan sutil como me pensaba.
"Honestamente,
¿Creía que me podía ocultar eso a mí?" Edward dijo, poniendo los ojos en
blanco.
—A
Alice... ¿Dónde está?
—Salió pitando en cuanto
recogió el diploma.
Su voz adquirió otro tono
diferente. Alcé los ojos para ver su expresión anonadada mientras miraba hacia
la salida trasera del gimnasio. Tomé una decisión impulsiva, la clase de cosas
que debería pensarme dos veces, aunque rara vez lo hacía.
"Ella va a decirte"
Emmett se rió ante la anticipación.
—¿Estás preocupada por
Alice?
—Eh...
No quería responder a eso.
—De todos modos, ¿en qué
está pensando? Quiero decir... ¿En qué piensa para mantenerte fuera de su
mente?
“Que comience el show”
Emmett estaba más que expectante.
Clavó los ojos en mí de
inmediato y los entrecerró con recelo.
—Lo cierto es que está
traduciendo al árabe El himno de batalla de la República. Cuando termine
con eso, se propone hacer lo mismo con la lengua de signos coreana.
“Ingeniosa” Jasper alabo a
su esposa quien le guiño el ojo satisfecha.
Solté una risita nerviosa.
—Supongo que eso debería
ocupar toda su mente.
—Tú sabes qué le preocupa
—me acusó.
—Claro —esbocé un conato
de sonrisa—. Se me ocurrió a mí.
El esperó, confuso. Miré a
mi alrededor. Mi padre debía de estar abriéndose camino entre la gente.
—Conociendo a Alice
—susurré a toda prisa— intentará ocultártelo hasta después de la fiesta, pero
dado que yo estaba a favor de cancelarla...”
"Eso no va a suceder",
dijo Alice.
"¿En serio?" Preguntó Edward. "No creo que..."
"No vamos a cancelar", dijo Alice finalizando la discusión.
—Bueno, no te enfades
“Imposible” argullo
Edward.
y actúa como si tal cosa,
¿vale? Por lo menos, ahora conocemos sus intenciones. Siempre es mejor saber lo
máximo posible. No sé cómo, pero ha de ayudar.
—¿De qué me hablas?
Vi aparecer la cabeza de
Charlie por encima de otras mientras me buscaba. Me localizó y me saludó con la
mano.
—Tú tranquilo, ¿vale?
El asintió una vez y
frunció los labios con gesto severo. Le expliqué mi razonamiento en apresurados
cuchicheos.
—Creo que te equivocabas
por completo en cuanto a lo que nos va a caer encima. Todo tiene un mismo
origen y creo que, en realidad, vienen a por mí. Es una única persona la que ha
interferido en las visiones de Alice. El desconocido de mi habitación hizo una
prueba para verificar si podía buscarle las vueltas. Va a resultar que quien
hace cambiar de opinión a los neófitos y el ladrón de mi ropa es la misma
persona. Todo encaja. Mi aroma es para ellos.
"Y ella
piensa que no voy a entrar en pánico al escuchar " Edward se burló
"como lo dice ella”
Edward empalideció de tal
modo que me resultó difícil continuar hablando.
—Pero, ¿no lo ves? Nadie
viene a por vosotros. Es estupendo... Nadie quiere hacer daño a Esme ni a Alice
ni a Carlisle.
"Eso no hace la
diferencia" dijeron todos a la vez.
Abrió los ojos con
desmesura y pánico. Estaba aturdido y horrorizado. Al igual que Alice en su
momento, veía que mi deducción era acertada.
Puse una mano en su
mejilla.
—¡Ten calma! —le supliqué.
"Bueno, que
te lo dijera allí tiene un beneficio" dijo Jasper. "Realmente no
puedes hacer nada precipitado con toda esa gente alrededor."
"¿Cómo es eso algo bueno?" Emmett puso mala cara.
—¡Bella! —gorjeó Charlie
mientras se abría paso a empellones entre las familias estrechamente
arracimadas que nos rodeaban.
—¡Felicidades, pequeña!
Mi padre no dejó de gritar
ni siquiera cuando se acercó lo suficiente para poder hablarme al oído. Me
rodeó con sus brazos de tal modo que obligó a Edward a hacerse a un lado.
—Gracias —contesté en un
murmullo, preocupada por la expresión del rostro de Edward, que......no había
recuperado el control de sus emociones. Aún tenía las manos extendidas hacia
mí, como si pretendiera agarrarme y echar a correr.
Edward en realidad se rió de eso.
"Eso es lo que estás pensando, ¿no es así?" Alice sonrió.
"No me sorprendería si lo fuera" dijo Edward, sin dejar de reír, pero pronto se desvaneció.
Su control era un poquito
superior al mío. Escaparnos no me parecía ninguna mala idea.
—Jacob y Billy tenían que
irse... ¿Los has visto? —preguntó Charlie.
Mi padre retrocedió un
paso sin soltar mis hombros. Se mantenía de espaldas a Edward, probablemente,
en un esfuerzo por excluirle, aunque en ese preciso momento aquello incluso nos
convenía, pues él seguía boquiabierto y con los ojos desorbitados a causa del
miedo.
—Oh, sí —le aseguré a mi
padre en un intento de prestarle atención—, y también los he oído.
—Aparecer por aquí ha sido
un bonito detalle por su parte —dijo Charlie.
—Mhmm
Vale. Decírselo a Edward
había sido una idea calamitosa.
"¿Tú crees?"
Alice sonrió. "Es por eso que no se lo dije a yo misma."
Alice había acertado al
crear una nube de humo tras la que ocultar sus pensamientos y yo tenía que
haber esperado a que nos quedáramos solos en algún lugar, quizá cuando
estuviéramos con el resto de la familia, y sin nada frágil a mano, cosas como
ventanas, coches o escuelas.
“Noticia de último
momento, escuela de Forks es destruida por un estudiante enfadado, se
desconocen los motivos, pero se cree que tuvo que ver con algo que le dijo su
novia” argullo Emmett con voz de locutor.
“No voy a romper la
escuela” Edward rodo los ojos.
Verle así me estaba
haciendo revivir todos mis miedos y algunos más. Su expresión ya había superado
el pánico y ahora sus facciones reflejaban pura y simple rabia.
"Ah, eso es una buena
expresión" dijo Emmett.
"Creo que vamos a estar luchando
en breve."
—Bueno, ¿adonde quieres ir
a cenar? —preguntó Charlie—. El cielo es el límite.
—Puedo cocinar.
—No seas tonta. ¿Quieres
ir al Lodge?—preguntó casi con avidez.
No me gustaba ni una pizca
la comida del restaurante favorito de Charlie, pero, ¿qué importaba eso cuando,
de todos modos, no iba a ser capaz de tragar ni un bocado?.
—Claro, vamos allí,
estupendo.
La sonrisa de Charlie se
ensanchó más; luego, suspiró y volvió un poco la cabeza hacia Edward sin
mirarle en realidad.
—¿Vienes, Edward?
“Estas invitado” Alice se
entusiasmo “Es una gran concesión de Charlie, quizás si vas con ellos te calmes
un poco”
“Lo dudo” Edward estaba
resignado.
Miré a mi novio con ojos
de súplica y él recompuso la expresión antes de que Charlie se volviera del
todo para ver por qué no le respondía.
—No, gracias —contestó un
poco envarado, con el rostro severo y frío.
—¿Has quedado con tus
padres? —preguntó Charlie, con tono molesto.
Edward siempre era mucho
más amable de lo que mi padre se merecía y aquella súbita hostilidad le
sorprendía.
Emmett no pudo evitar reírse.
“Eddy se ha cansado de ser el pobre yerno que acepta todo”
—Exacto, si me
disculpáis...
Edward se dio media vuelta
de forma brusca y se alejó entre el gentío, cada vez más escaso. Quizá se
desplazó un poquito más deprisa de la cuenta para mantener su farsa,
habitualmente perfecta.
—¿Qué he dicho? —preguntó
Charlie con expresión de culpabilidad.
“El realmente esperaba que
fueras” Esme dijo sonriendo, a pesar de que desaprobaba como Charlie se
comportaba con Edward, esto significaba que consideraba a Edward algo serio
para con su hija.
—No te preocupes, papá —le
aseguré—. No tiene nada que ver contigo.
—¿Os habéis vuelto a
pelear?
—Nadie ha discutido. No es
asunto tuyo.
—Tú lo eres. —Puse los
ojos en blanco.
—Vámonos a cenar.
El Lodge estaba hasta los
topes. A mi juicio, el local resultaba chabacano y sus precios, excesivos, pero
era lo más parecido a un restaurante de verdad que teníamos en el pueblo, por
lo que la gente lo frecuentaba cuando celebraba acontecimientos. Melancólica,
mantuve la vista fija en una cabeza de alce de aspecto más bien tristón
mientras mi padre se zampaba unas costillas de primera calidad y conversaba por
encima del respaldo con los padres de Tyler Crowley. Había mucho ruido. Todo el
mundo había acudido allí después de la graduación y la mayoría conversaba entre
los pasillos de separación de las mesas y por encima de los bancos corridos,
como mi padre.
Estaba de espaldas a las
ventanas de la calle. Resistí el impulso de girarme y buscar a quien pudiera
estar mirándome. Sabía que iba a ser incapaz de ver nada. Estaba tan segura de
eso como de que él no iba a dejarme desprotegida ni un segundo, no después de
esto.
"Es cierto” dijo Edward, "pero no había manera de que pudiera soportar estar alrededor de la gente tampoco."
La cena se alargó. Charlie
estaba muy ocupado departiendo a diestro y siniestro, por lo que comió
demasiado despacio. Yo cortaba trocitos de mi hamburguesa y los ocultaba entre
los pliegues de la servilleta cuando estaba segura de que mi padre centraba su
atención en otra cosa.
"Practicando
para cuando ella se convierta en un vampiro... ella parece tener todo abajo
control" se rió Emmett y Edward lo miró gélidamente.
Todo parecía requerir
mucho tiempo, pero cada vez que miraba el reloj, lo cual hacía con más
frecuencia de la necesaria, apenas se habían movido las manecillas.
Me puse en pie cuando al
fin el camarero le dio el cambio y papá dejó una propina en la mesa.
—¿Tienes prisa? —me
preguntó.
—Me gustaría ayudar a
Alice con lo de la fiesta —mentí.
—De acuerdo.
Se volvió para despedirse
de todos los allí presentes. Yo atravesé la puerta del local para aguardarle
junto al coche patrulla. Me apoyé sobre la puerta del copiloto a la espera de
que Charlie lograra salir de la improvisada tertulia. El aparcamiento
permanecía casi a oscuras. La nubosidad era tan densa que resultaba difícil
determinar si se había puesto o no el sol. La atmósfera resultaba pesada, como
cuando está a punto de llover.
Algo se movió entre las
sombras.
Mi respiración
entrecortada se convirtió en un suspiro de alivio, cuando Edward irrumpió de
entre la penumbra.
"No debes asustarla
de esa manera" Esme reprendió a Edward "no cuando ya se ha preocupado
de esta manera."
Me estrechó con fuerza
contra su pecho sin pronunciar ni una palabra. Fijó una de sus frías manos en
mi barbilla y me obligó a alzar el rostro para poder posar sus duros labios
contra los míos. Sentí la tensión de su mentón.
—¿Cómo estás? —pregunté en
cuanto me dio un respiro.
—No muy allá —murmuró—,
pero he logrado controlarme. Lamento haber perdido los papeles antes.
"Bueno, eso
fue una reacción leve, si me lo preguntan" dijo Emmett.
—Es culpa mía. Tendría que
haber esperado para contártelo.
—No —disintió—. Era algo
que debía saber. ¡No puedo creer que no haya sido capaz de verlo!
—Tienes muchas cosas en la
cabeza.
—¿Y tú no?
De pronto, volvió a
besarme sin darme opción a contestar.
“No es momento de ponerte
cachondo” Emmett lo amonesto riéndose.
“No es…” Edward quiso
defenderse pero Emmett no lo dejo.
“Realmente estas mal
Edward, ¿Te exita que Charlie te descubra?, ¿Es por eso que siempre estás en la
habitación de Bella en las noches?”
“Solo cállate y sigue
leyendo” Edward se quejó pero aun así se río.
Se retiró al cabo de un
instante.
—Charlie viene hacia aquí.
—Voy a tener que dejarle
que me lleve a tu casa.
—Os seguiré hasta allí.
—No es realmente necesario
—intenté decir, pero ya se había ido.
"Bella"
Edward rodó los ojos. Ella ya sabía que no iba a dejar a su lado ... no ahora.
—¿Bella? —me llamó Charlie
desde la entrada del restaurante mientras escudriñaba las sombras.
—Estoy aquí fuera.
Mi padre salió hacia el
coche andando despacio sin dejar de murmurar contra el vicio de la impaciencia.
—Bueno, ¿qué tal lo
llevas? —me preguntó mientras conducía por la autovía en dirección norte—. Ha
sido un gran día.
—Estoy bien —mentí.
Todos rodaron los ojos,
Bella siempre estaba ‘bien’.
Me caló enseguida y se
echó a reír.
—Supongo que andas preocupada
por la fiesta, ¿no?
—Sí —volví a mentir.
Esta vez no se dio cuenta.
"Debido a que la mentira es mucho más creíble"
se rió Emmett.
—No eres de las que les
van las fiestas.
—No sé de quién habré
heredado eso —susurré.
Charlie rió entre dientes.
—Bueno, estás realmente
guapa. Me gustaría pensar que algo he aportado... Perdona.
—No seas tonto, papá.
—No es ninguna tontería.
Siempre me siento como si no hubiera hecho por ti nada de lo que debería.
—Eso es una ridiculez. Lo
has hecho estupendamente. Eres el mejor padre del mundo, y... —no resultaba
fácil hablar de sentimientos con Charlie, pero perseveré después de aclararme
la garganta—. Me alegra haber venido a vivir contigo, papá. Es la mejor idea
que he tenido jamás. Así que no te preocupes, sólo estoy experimentando un
ataque de pesimismo post graduación.
Bufó.
—Quizá, pero tengo la
sensación de haber metido la pata en algunos puntos. Quiero decir... ¡Mira tu
mano! —me miré las manos sin comprender. La izquierda descansaba sobre el
cabestrillo negro con tanta comodidad que apenas me daba cuenta. El nudillo
roto casi no me dolía ya—. Jamás se me ocurrió que tuviera que enseñarte cómo
propinar un puñetazo. Supongo que me equivoqué en eso.
Emmet se rió ante
eso.
—Pero ¿tú no estás de
parte de Jacob?
—No importa a favor de
quién esté. Si alguien te besa sin tu permiso, tienes que ser capaz de dejar
claros tus sentimientos sin resultar herida. No metiste el pulgar dentro del
puño, ¿a que no?
"Eso está mejor", dijo Esme. Ella había estado
sonriendo todo el tiempo, con
esta charla padre-hija que parecían estar teniendo al estilo Bella.
—No, papá. Eso está muy
bien por tu parte, aunque resulte raro decirlo, pero no creo que unas lecciones
hubieran servido de mucho. Jacob tiene la cara como el hormigón.
Charlie soltó una carcajada.
—Pégale en las tripas la
próxima vez.
“Un buen consejo" rió
Emmett.
—¿La próxima vez?
—pregunté con incredulidad.
—Ah, no seas demasiado
dura con el crío. Es muy joven.
—Es odioso.
—Continúa siendo tu amigo.
—Lo sé —suspiré—. La
verdad es que no estaba segura de lo que correspondía hacer, papá.
Charlie cabeceó despacio.
—Ya. Lo correcto nunca
resulta obvio. Lo que es válido para unos no se puede aplicar a otros. Así
que..., buena suerte a la hora de averiguarlo.
“Es un buen
consejo" dijo Esme.
—Gracias —le solté en voz
baja.
Se rió de nuevo, pero
luego torció el gesto.
—Si esa fiesta se desmadra
más de la cuenta... —comenzó.
—No te preocupes, papá.
Carlisle y Esme van a estar presentes. Estoy segura de que también tú puedes
venir, si quieres.
“Puedo ver a Carlisle
tratando de decirnos que hacer” se río Emmett.
“Sigue leyendo jovencito”
Carlisle se puso mortalmente serio.
“Si pa” Emmett carraspeo
para seguir leyendo, pero no pudo porque toda la sala estallo en risas.
“No es bueno que se rían
de ti, ¿verdad?” le pregunto Esme a modo de enseñanza.
“Familia ustedes no son
divertidos” Emmett dijo enfurruñado.
Mi padre hizo una mueca de
disgusto y entornó los ojos para mirar la noche a través del parabrisas. Le
gustaban las fiestas tan poco como a mí.
—¿Dónde está la próxima
salida? —preguntó—. Deberían señalizar mejor el camino hasta la casa... Es imposible
encontrarlo de noche.
—Justo detrás de la
próxima curva, creo —fruncí los labios—. ¿Sabes qué? Tienes razón... Es
imposible encontrarlo. Alice me dijo que iba a incluir un mapa en la
invitación, pero aun así, lo más probable es que se pierdan todos los
invitados. Me animé un poco ante esa perspectiva.
"Gente de
poca fe" dijo Alice, sacudiendo la cabeza. "Como si fuera a dejar que
eso impida que la gente llegue a mi fiesta"
—Quizá —dijo Charlie
cuando el camino se curvó hacia el este—, o quizá no.
La suave y oscura gasa de
la noche cesaba donde debía de estar el camino de los Cullen. Alguien había
colocado luces parpadeantes en los árboles que flanqueaban la entrada. Era
imposible perderse.
—Alice —dije con acritud.
—Guau —comentó Charlie
mientras girábamos hacia el camino.
Los dos árboles del
comienzo no eran los únicos iluminados. Cada seis metros aproximadamente había
una baliza que nos guiaba durante los cinco kilómetros de trayecto hasta llegar
a la gran casa blanca.
"¿No crees
que eso es un poco exagerado?" Dijo Edward.
"No" se encogió de hombros Alice. “Lo humanos podrían perderse”
—Ella no es de las que
dejan las cosas a medias, ¿eh? —murmuró mi padre con respeto.
“Charlie me respeta” Alice
estaba más orgullosa que un pavo real.
“Eso no cuenta, Charlie te
ha querido desde el primer momento” se quejo Edward.
—¿Seguro que no quieres
entrar?
—Absolutamente seguro. Que
te diviertas, hija.
—Muchísimas gracias, papá.
Esme sonrió a su
interacción. Era obvio lo verdaderamente similares los dos eran.
Estaba riéndose cuando salí del coche y cerré la puerta. Vi cómo seguía
sonriendo mientras se alejaba. Después de suspirar, subí las escaleras para
soportar mi propia fiesta.
"Eso
es todo." Emmett dijo dándole el libro a Esme.
Hola *.*/
Un nuevo capitulo, falta menos para "Leyendo Amanecer"
Es hora de perdonar a Charlie jajjajaja se ha reinvindicado *Aplausos para él*
Podemos ser Team Charlie otra vez...
2 comentarios:
Buen capitulo ahora a leer el proximo
Bueno eso es cierto, Charlie se reinvindicó ante los ojos de Esme y Alice ya que a Esme le encantó su momento de padre-hija y el consejo que le dió (aunque en el caso de volver a pegar a Jake mejor pegar un grito y de seguro que tras de Edward se ponen en cola Jasper y Emmett) y, en el caso de Alice saber que tiene el respeto de Charlie, además de que siempre fue su favorita mejor tener a Alice en casa antes que tener a Edward según Charlie jejeje!!!.
Y por fin la mente de Bella ató cabos dejando atónitos primero a Alice y luego al pobre de Edward, mientras les aseguraba de que estaba feliz porque no estaban los neófitos detrás de los Cullen's, lo sorprendete fue que Rosalie comentara de que igual se estaban metiendo con la familia, sí creo que al final de la lectura Edward y Rosalie se van a llevar mucho mejor aunque tendrán su tropiezo en Amanecer jejeje!!!
SALESIA
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