Traducido por: Vasti Bethsabe Garcia
Corregido por: Cary0605
“Espejo” leyó
Esme.
“Muy bien, no le
prestes atención a la cabeza que rueda por el piso” se rio Emmett.
Edward se puso en acción otra vez. Desmembró el cadáver decapitado
con rapidez y fría eficacia.
No pude acercarme a él... Los pies no me respondían, parecía que los
tenía atornillados a la roca de debajo, pero escudriñé todos y cada uno de sus movimientos
en busca de alguna posible herida. El pulso se redujo a un ritmo normal una vez
que me aseguré de que no estaba herido. Se movía con la agilidad de costumbre.
Ni siquiera vi un rasguño en sus ropas.
“Ah…… ella estaba preocupada” dijo
Esme sonriendo tristemente
“Si, a ella ni siquiera le preocupa
que tu hayas desmembrado a alguien” se rio Emmett
No dirigió la mirada hacia la pared del acantilado, donde todavía
permanecía petrificada de espanto mientras apilaba los miembros aún temblorosos
y palpitantes; luego, los cubrió con pinaza. Sus ojos rehusaron encontrarse con
los míos, atónitos, cuando se lanzó como una flecha en pos de Seth.
No había dispuesto de tiempo para recobrarme cuando los dos
estuvieron de vuelta. Edward regresó con los brazos llenos con restos de Riley
mientras Seth llevaba en la boca un gran trozo —el torso—.
“Bueno esa es una imagen adorable para que ella vea” se rio
Emmett. “¿Jugando con tu lobo a buscar y encontrar Eddy?”
Edward intento sonreír.
Volcaron su carga en el montón. Edward extrajo un objeto rectangular
del bolsillo. Abrió el encendedor plateado de butano y aplicó la llama a la
yesca seca. Prendió de inmediato y enseguida grandes lenguas de fuego
anaranjadas se extendieron por la pira.
Edward llevó a Seth a un aparte y en un murmullo le pidió:
—Reúne hasta el último trozo.
El vampiro y el hombre lobo peinaron todo el campamento. De vez en
cuando lanzaban trocitos de roca blanca a las llamas. Seth manejaba los trozos
con los dientes. La mente no me funcionaba muy allá y era incapaz de comprender
por qué no se transformaba en hombre para usar las manos.
El vampiro no apartó los ojos de su tarea.
Después de que terminaran, el fuego furioso envió al cielo una
asfixiante fumarada púrpura. La densa columna de humo se enroscó despacio,
aparentando una mayor consistencia. Al arder, olía como el incienso, pero luego
dejaba un aroma desagradable, ya que era espeso y demasiado fuerte.
Seth volvió a proferir desde el fondo del pecho aquel sonido guasón.
Una sonrisa recorrió el tenso rostro de Edward, que estiró el brazo
y cerró la mano en un puño. Seth sonrió, exhibiendo una larga hilera de dientes
como cuchillas, y tocó el puño de Edward con el hocico.
—Ha sido un espléndido trabajo de equipo —murmuró Edward.
Seth soltó una risotada.
“Bueno, parece que al menos tenemos un hombre lobo que es
nuestro amigo” dijo Jasper con una risa
“¿Qué hay del cachorro?, pensé que estaba empezando a
caernos bien” dijo Emmett
“Creo que lo que dijo acerca de confiarnos su vida para que
no lo matáramos, resume muy bien nuestra relación con el” dijo Jasper con un
encogimiento de hombros
Carlisle estaba sonriendo. Era agradable ver que un lobo
podía realmente aceptarlos, y que no había ningún tipo de hostilidad en esa
relación.
Luego, Edward respiró hondo y se volvió con lentitud para hacerme
frente.
Yo no comprendía su expresión. Actuaba con la misma cautela que si
yo fuera otro enemigo, más que cautela, en sus ojos leía el miedo. Él no había
mostrado miedo alguno cuando se había
enfrentado a Victoria y a Riley... Tenía la mente tan embotada e inútil como mi
cuerpo. Le miré desconcertada.
“¿De que estas asustado Eddy?”, pregunto Emmett luciendo
esperanzado
“No lo sé” dijo Edward con su voz todavía carente de
emoción. Emmett suspiro.
“Va a estar bien
Edward” dijo Emmett. “Estoy seguro de que todo saldrá bien”
Edward no dijo nada, solo volvió a su estado pesimista.
—Bella, cariño —dijo con su voz más suave mientras caminaba hacia mí
exageradamente despacio. Llevaba las manos en alto y las palmas hacia delante.
Atontada como me encontraba, me recordaba a la aproximación de un sospechoso a
un policía para demostrarle que no iba armado—. Bella, ¿puedes soltar la
piedra, por favor? Con cuidado. No vayas a hacerte daño.
“Tu realmente no crees que ella va
a lastimarse ahora” Se burlo Emmett
Me había olvidado por completo del arma tan tosca que empuñaba.
Entonces me percaté de que el dolor de los nudillos obedecía a la fuerza con
que la aferraba. ¿Me los habría vuelto a romper? Esta vez, Carlisle me iba a
enyesar la mano para asegurarse de que le obedecía.
Edward se quedó a medio metro de mí, con las manos en el aire y los
ojos llenos de miedo.
Necesité de muy pocos segundos para acordarme de mover los dedos.
Luego, solté la piedra, que hizo ruido al caer al suelo, y mantuve la mano
inmóvil en esa misma posición.
El se relajó un poco cuando me vio con las palmas vacías, pero no se
acercó más.
—No te asustes, Bella —murmuró—. Estás a salvo, no voy a hacerte
daño.
“¿Qué?” Pregunto Emmett sonando muy confundido.
“Oh” Edward suspiro “Naturalmente
pensaría eso”
“¡¡¿Qué?!!” repitió Emmett.
“Ya verás” suspiro Edward sin tener
energía para explicar.
La desconcertante promesa sólo consiguió confundirme aún más. Le
miré con fijeza, como si fuera tonta, intentando comprenderle.
“Si Em…. estás haciendo una muy buena impresión de eso” se
burlo Jasper
“Cállate” dijo Emmett con un puchero
—Todo va a ir bien, Bella. Sé que tienes miedo, pero la lucha ha
terminado. Nadie va a hacerte daño. No voy a tocarte. No voy a lastimarte
—repitió.
Parpadeé con rabia y recuperé mi voz.
—¿Por qué repites eso como un loro? —di un paso hacia él, que
retrocedió ante mi avance—. ¿Qué pasa? —pregunté en voz baja—. ¿A qué te
refieres?
—Tú no... —sus ojos dorados reflejaron una confusión similar a la
mía—. ¿No me tienes miedo?
Emmett comenzó a reírse
“Vamos, pensarías que ella estaría al menos un poquito
aterrada después de haber visto eso” dijo Jasper “Pensándolo bien, ¿Cuándo
reacciona Bella como se supone que debería reaccionar?”
—¿A ti? ¿Por qué...?
Me tambaleé al dar otro paso y tropecé, lo más probable era que con
mis propios pies, pero Edward me tomó en brazos. Hundí el rostro en su pecho y
comencé a sollozar.
—Bella, Bella, cuánto lo lamento. Ha terminado, ha terminado.
—Estoy bien —respondí entre jadeos—. Me encuentro perfectamente,
pero estoy alucinada. Dame un minuto.
Me sujetó con más fuerza.
—Cuánto lo siento —repetía una y otra vez.
Me aferré a él hasta que fui capaz de respirar y luego le besé en el
pecho, los hombros y el cuello, en cualquier parte de su anatomía a la que era
capaz de llegar. Poco a poco, comencé a razonar de nuevo.
“Ah, eso es lo contrario a lo normal en ella, normalmente
su cerebro deja de funcionar cuando esta besándote” Se rio Emmett
—¿Te encuentras bien? —le pregunté entre uno y otro beso—. ¿Te hirió
Victoria?
—Estoy muy bien —me prometió mientras enterraba el rostro entre mis
cabellos.
—¿Y Seth?
Edward rió entre dientes.
—Está más que bien, de hecho, está muy orgulloso de sí mismo.
“Debería estarlo, el pequeño manejo muy bien la situación”
dijo Jasper
—¿Y los demás? ¿Y Alice? ¿Y Esme? ¿Y los lobos?
—Todos están sanos y salvos. El asunto también ha terminado para
ellos. Todo ha ido como la seda, tal y como te prometí. La peor parte la hemos
soportado nosotros.
“Puedo imaginarlo, ustedes trataron con la única luchadora
experimentada” dijo Jasper.
“Y ustedes debieron tratar con la defensa, eso sería un
verdadero reto” dijo Emmett “Hombre porque no pude ser el que se quedara atrás”
“Estoy segura de que tuviste suficiente diversión en el
claro también” le dijo Rosalie
“Si probablemente” Emmett se encogió de hombros y luego sonrió.
Me concedí un instante para asimilarlo, asumirlo y dejarlo asentado
de forma definitiva. Mi familia y mis amigos estaban a salvo.
Los ojos de Edward mostraron dolor y felicidad ante esto…
pero aun así se veía desanimado.
Victoria jamás volvería a intentar darme caza. Se había acabado.
Todos íbamos a estar bien, pero seguía tan confusa que no era capaz
de aceptar las buenas noticias.
—Dime por qué pensabas que te iba a tener miedo —insistí.
—Lo siento —repitió, disculpándose una vez más. ¿A santo de qué
pedía perdón? No tenía ni idea—. Lo lamento. No quería que fueras testigo de
aquello ni que me vieras a mí de esa guisa. Seguro que te he asustado.
“Nope…realmente no” dijo Emmett “parece que Bella no es la única
que ve las cosas de manera pesimista”
Dediqué un minuto a darle vueltas a todo aquello, a la vacilación
con que se había acercado, las manos suspendidas en el aire, como si yo
estuviera a punto de echar a correr si él se movía demasiado deprisa...
—¿Lo dices en serio? —pregunté al fin—. Tú... ¿qué? ¿Te crees que me
has asustado? —bufé. El bufido fue estupendo. Una voz no tiembla ni se quiebra
cuando bufas. Sonó con una admirable brusquedad.
Tomó mi mentón entre los dedos y ladeó mi rostro para poderlo
examinar a gusto.
—Bella... yo... acabo... —vaciló, pero luego hizo un esfuerzo para
que le salieran las palabras— acabo de decapitar y desmembrar a una criatura a
menos de veinte metros de ti. ¿Acaso no te ha «inquietado»?
Carlisle era el único que parecía preocupado por esta reacción
de acuerdo a su seño fruncido, pero nadie más lo estaba.
Me puso mala cara.
Yo me encogí de hombros. El encogimiento de hombros también era algo
estupendo.
Muy... displicente.
—Lo cierto es que no. Sólo temía que Seth o tú resultarais heridos.
Quería echar una mano, pero no había mucho que yo pudiera hacer...
“No, no había nada que tu pudieras
hacer” corrigió Edward su voz todavía sonaba hueca, pero había un ligero toque
de diversión en el en esta ocasión.
Mi voz se apagó al ver sus facciones lívidas de repente.
—Sí —dijo con tono cortado—, el truquito de la piedra... ¿Sabes lo
cerca que estuve de sufrir un ataque? No era precisamente una forma de
facilitar las cosas.
“Una cosa imposible de hacer” Carlisle corrigió
Su mirada fulminante me dificultaba la respuesta.
—Quería ayudar, y Seth estaba herido...
—No lo estaba, Seth sólo fingía, Bella. Era una treta, y entonces tú...
—sacudió la cabeza, incapaz de terminar la frase—. Seth no veía lo que hacías,
por lo que tuve que tomar cartas en el asunto. Ahora está un poco contrariado
por no poder reclamar una victoria en solitario.
“Ah… lastima cachorro”
“¿Cachorro?” pregunto Alice
“Bueno, me agrada este chico Seth,
creo que se merece su propio apodo” dijo Emmett ¿Qué opinan?
“Estás loco” dijo Alice “pero creo
que está bien”
—Seth... ¿fingía? —Edward asintió con severidad—. Vaya.
Ambos mirábamos a Seth, que nos ignoraba y contemplaba las llamas
con una actitud de estudiada indiferencia. Rebosaba arrogancia en cada pelo de
la pelambrera.
“Ves… es genial” rio Emmett
—¡Y yo como iba a saber! — repuse, ahora a la defensiva—. No es
fácil ser la única persona indefensa de por aquí. ¡Espera a que sea vampiro y
verás! La próxima vez no me voy a quedar sentada para mirar desde la banda.
“Eso sería interesante… me pregunto que harías entonces”
dijo Emmett en un tono burlesco, pero la risa que usualmente acompañaba esos
comentarios no estaba ahí
Una docena de sentimientos enfrentados revolotearon en su rostro
antes de que mi ocurrencia le hiciera gracia.
—¿La próxima vez? ¿Prevés que va a haber otra guerra pronto?
“Con su suerte, quien sabe” se burlo Emmett
—¿Con la suerte que yo tengo? ¿Quién sabe?
“¡Exacto Bella!” se rio Emmett
Puso los ojos en blanco, pero advertí que estaba un poco ido. Los
dos nos sentíamos mareados de puro alivio. Aquello había acabado.
¿O no?
—Espera, ¿no dijiste algo antes? —me estremecí al recordar
exactamente lo que había sucedido «antes». ¿Qué iba a contarle ahora a Jacob?
Un dolor punzante traspasaba mi corazón, dividido con cada latido. Resultaba
difícil de creer, casi imposible, pero todavía no había dejado atrás la parte
más dura de ese día—. Y luego recordé
Todos se crisparon ante ese pensamiento
¿A qué te referías cuando hablaste de «una pequeña complicación»? Y
Alice, que había de concretar el esquema para Sam... Dijiste que le iba a andar
cerca. ¿El qué?
Los ojos de Edward volaron al encuentro de los de Seth. Los dos
intercambiaron una mirada cargada de significado.
—¿Y bien? —exigí saber.
—No es nada, de veras —se apresuró a decir—, pero tenemos que
ponernos en marcha...
“¿Por qué nunca solo le contestas
Eddy?” Emmett resoplo
Hizo ademán de ponerme sobre sus espaldas, pero me envaré y
retrocedí.
—Define «nada».
Edward tomó mi rostro entre las manos.
—Sólo tenemos un minuto, así que no te asustes, ¿vale? Insisto, no
hay razón para tener miedo. Confía en mí esta vez, por favor.
“Si claro, ahora es el momento para
entrar en pánico” se rio Emmett
Asentí en un intento de ocultar el terror que me había entrado de
pronto. ¿Cuánto más era capaz de soportar antes de desmoronarme?
—No hay razón para el miedo, lo pillo.
Frunció los labios durante unos instantes mientras decidía qué
contestar y luego lanzó una repentina mirada a Seth, como si éste le hubiera
llamado.
—¿Y qué hace ella? —inquirió.
“Mmm… mirándote a ti, esperando que le contestes” dijo
Emmett
“Creo que se refiere a alguien a quien el muchacho…”comenzó
Jasper
“El cachorro” lo corrigió Emmett
“Lo que sea” Jasper rodo los ojos “Algo que el cachorro
estaba pensando”
“Oh” dijo Emmett"
El lobo profirió un aullido lleno de ansiedad y preocupación que me
erizó el vello de la nuca. Reinó un silencio sepulcral durante un segundo
interminable. Luego, Edward dio un grito ahogado:
—¡No...!
Una de sus manos salió volando en pos de algo invisible.
—¡No!
Un espasmo sacudió el cuerpo de Seth, que lanzó un desgarrador
aullido de agonía con toda la potencia de los pulmones. Edward se arrodilló al
momento y aferró la cabeza del animal con ambas manos. El dolor le crispaba el
gesto.
“Oh Dios… ¿que está pasando?” dijo Esme sin aliento
“No lo sé” Carlisle lucia preocupado también.
Chillé una vez, desconcertada por el pánico, y me dejé caer de
rodillas junto a ellos. Como una tonta, intenté retirarle las manos de la
cabeza del animal. Mis manos sudorosas resbalaron sobre su piel marmórea.
—¡Edward, Edward!
Hizo un esfuerzo manifiesto para mirarme y dejar de apretar los
dientes.
—Está bien. Vamos a estar perfectamente... —se calló y se estremeció
una vez más.
“Nosotros… crees que alguno de los lobos puede estar
herido” dijo Esme preocupada
“Tal vez” Dijo Carlisle “mmm parece que el enlace mental
los hace percibir el dolor de los demás, al menos una parte de él”
—¿Qué ocurre? —chillé mientras Seth aullaba de angustia.
—Estamos bien. Vamos a estar perfectamente... —repitió jadeando—.
Sam le... ayudó...
Comprendí que no hablaba de sí mismo ni de Seth en cuanto mencionó
el nombre de Sam. Ninguna fuerza invisible los atacaba. Esta vez, la crisis no
estaba allí.
A la mención de fuerzas invisibles, prácticamente todos
temblaron. Todos estaban pensando en Jane
Estaba usando el plural propio de la manada.
Había agotado toda mi adrenalina. No me quedaba ni una gota. Se me
doblaron las piernas y no me caí porque Edward saltó para sostenerme en sus
brazos antes de que me golpeara contra las piedras.
—¡Seth! —bramó Edward.
El lobo estaba agazapado, tenso por el dolor, y parecía a punto de
echar a correr al bosque.
—¡No! Ve directamente a casa ahora mismo —le ordenó—. ¡Lo más
deprisa posible!
Seth gimoteó y sacudió su cabezota de un lado para otro.
—Confía en mí, Seth.
El enorme lobo contempló los torturados ojos de Edward durante un
momento interminable antes de enderezarse y echar a correr entre los árboles
del bosque, donde desapareció como un fantasma.
“El realmente parece confiar en ti” dijo Carlisle. En ese
aspecto, el realmente estaba contento con los libros
Edward me
acunó con fuerza contra su pecho y luego avanzó como un bólido por la espesura
en sombras, siguiendo un camino diferente al del lobo.
—¿Qué ha ocurrido, Edward? ¿Qué le ha pasado a Sam? —me esforcé para
que las palabras pasaran por mi garganta inflamada—. ¿Adónde vamos? ¿Qué es lo
que ocurre?
—Debemos volver al claro —me dijo en voz baja—. Sabíamos que existía
la posibilidad de que esto ocurriera. Alice lo vio a primera hora de la mañana
y se lo dijo a Sam para que se lo transmitiera a Seth. Los Vulturis han
decidido que ha llegado la hora de intervenir.
Hubo diversos siseos ante esto
“Y solo se mantuvieron observando y esperando para ver si
nos destruían” dijo Jasper enojado
Los Vulturis.
Eso era demasiado. Mi mente se negó a encontrarle sentido a las
palabras y fingió no comprenderlas.
Pasamos dando tumbos junto a los árboles. Corríamos cuesta abajo tan
deprisa que me daba la impresión de caer en picado, fuera de control.
—No te asustes. No vienen a por nosotros. Se trata sólo del
contingente habitual de la guardia que se encarga de limpiar esta clase de
líos, o sea, no es nada de capital importancia. Simplemente están haciendo su
trabajo. Parecen haber medido de manera muy oportuna el momento de su llegada,
por supuesto, lo cual me lleva a creer que nadie en Italia habría lamentado que
los neófitos hubieran reducido las dimensiones del clan Cullen —habló entre
dientes con voz triste y dura—.
Esme tembló cuando leyó esto.
Sabré qué piensan a ciencia cierta en cuanto lleguen al claro.
—¿Ésa es la razón por la que regresamos? —susurré.
¿Sería yo capaz de manejar aquella situación? Imágenes de criaturas
con ropajes negros se arrastraron a mi mente, poco proclive a aceptarlas, y
logré echarlas, pero estaba al límite de mis fuerzas.
“Tal vez deberías llevarla a casa” dijo Esme “Necesita
descanso”
“Ella realmente lo necesita” estuvo de acuerdo Carlisle,
pero estaba negando con la cabeza “pero no sería bueno para Bella estar sola… o
que Edward y Bella no estén en el claro. No, es mejor hacerles frente como una
familia”
—Forma parte del motivo, pero sobre todo, es porque va a ser más
seguro presentar un frente unido. No tienen ninguna razón para hostigarnos,
pero Jane está con ellos, y podría tener tentaciones si sospecha que estamos
solos en algún lugar alejado del resto.
Lo más probable es que ella suponga que estoy contigo. Demetri la
acompaña, por supuesto, y él es capaz de localizarme si ella se lo pide.
No quería pensar en ese nombre. No deseaba ver en mi mente aquel
rostro infantil de cegadora belleza. Un extraño sonido de ahogo se escapó de mi
garganta.
“Tal vez deberías dejar de hablar de esto” dijo Esme
todavía preocupada
“No” se quejo Emmett. “Si no ¿Cómo vamos a saber que viene
después?”
—Calla, Bella, calla. Todo va a salir bien. Alice lo ha visto.
Si Alice lo había visto, ¿dónde estaban los lobos? ¿Dónde se
encontraba la manada?
—¿Y qué ocurre con el grupo de Sam?
—Han tenido que huir a toda prisa. Los Vulturis no respetan los
tratos con los licántropos.
Oí cómo se aceleraba mi respiración. No podía controlarla y empecé a
jadear.
—Te juro que van a estar bien —me prometió Edward—. Los Vulturis no
van a reconocer el olor ni van a percatarse de la intervención de los lobos. No
se hallan muy familiarizados con la especie. La manada estará a salvo.
“¿Cómo podrían no olerlos?” dijo Rosalie
“Ellos probablemente lo huelen” dijo Jasper, “pero no
identificarían el olor”
Fui incapaz de asimilar esa explicación. Mis temores habían hecho
jirones mi capacidad de concentración. «Vamos a estar perfectamente», había
dicho hacía un momento, pero Seth había aullado de dolor. Edward había evitado
mi primera pregunta, había distraído mi atención hablando de los Vulturis...
Estaba cerca, muy cerca, rozaba la verdad con la yema de los dedos.
Cuando pasábamos cerca de ellos a la carrera, los árboles eran un
borrón y fluían a nuestro alrededor como agua de color jade.
—¿Qué ocurría antes, cuando Seth se puso a aullar? —insistí. Edward
vaciló—.
¡Dímelo, Edward!
—Todo ha terminado —respondió tan bajito que apenas pude oírle por
encima del viento generado por su velocidad—. Los lobos no se conformaron con
su parte. Pensaron que los tenían a todos y, por supuesto, Alice no pudo verlo.
—¿Qué ha pasado?
—Leah localizó a un neófito escondido y fue lo bastante estúpida y
presuntuosa como para querer demostrar algo..., y se enzarzó en una lucha en
solitario...
—Leah —repetí; estaba demasiado débil para avergonzarme de la
sensación de alivio que me inundó—.
“Oh, no creo que puedas salirte con la tuya…. Dijiste el”
dijo Emmett. “Estoy seguro que es el perro”
“¿No crees que este seriamente herido o sí?” pregunto Esme
muy preocupada
“¿Qué importa?” dijo Rosalie con veneno en la voz
“Estoy seguro que estará bien” dijo Carlisle
apresuradamente
¿Va a recuperarse?
—Leah no ha resultado herida —farfulló él.
Me quedé mirándole durante un segundo. «Sam le ayudó», había dicho
Edward, que en ese instante se había quedado con la vista fija en el cielo.
Seguí la dirección de su mirada. Una nube púrpura se enganchaba a las ramas de
los árboles. La visión me extrañó, pues era un día desacostumbradamente
soleado. No, no era una nube.
Identifiqué la textura de la densa columna de humo por su similitud
a la de nuestro campamento.
—Edward, alguien está herido, ¿verdad? —pregunté con voz casi
inaudible.
—Sí —susurró.
—¿Quién? —pregunté, y lo hice a pesar de conocer la respuesta, por
supuesto que sí.
Claro que la sabía. Por descontado.
“El chucho ni siquiera puede mantenerse a salvo después de
ese acto imperdonable” siseo Rosalie
Los árboles empezaron a pasar más despacio a nuestro alrededor a
medida que llegábamos a nuestro destino.
Él necesitó de un buen rato antes de contestarme.
—Jacob —dijo.
Fui capaz de asentir una vez.
—Por supuesto —susurré.
Solté el borde de la consciencia al que me había aferrado con uñas y
dientes hasta ese momento.
Todo se volvió negro.
“¿Causo que ella se desmallara?” pregunto Emmett
“Creo que fue una combinación de todo, lo que causo que
ella se desmayara” suspiro Carlisle “realmente fue demasiadas emociones para un
humano en un solo día”
El contacto de dos manos heladas en mi piel fue lo primero de lo que
volví a ser consciente. Eran más de dos manos. Unos brazos me sostenían,
alguien curvó la palma de la mano para acomodarla a mi mejilla, unos dedos acariciaban
mi frente mientras que otros presionaban suavemente a la altura de la muñeca.
Luego, tomé conciencia de las voces, al principio, era un simple zumbido, pero
fueron creciendo en volumen y claridad como si alguien hubiera subido el botón
de la radio.
—Lleva así cinco minutos, Carlisle.
La voz de Edward sonaba ansiosa.
“Ah… claro… Edward, la madre gallina” se burlo Emmett “Creo
que hasta te gana a ti mamá, en cómo se preocupa por Bella”
—Recobrará el sentido cuando esté preparada, Edward —respondio el
interpelado con la calma y aplomo habituales—. Hoy ha tenido que pasar las de
Caín. Dejemos que la mente se proteja.
Pero no tenía el pensamiento a salvo del dolor, sino atrapado por
éste, ya que formaba parte de la negrura de la inconsciencia.
Me sentía desconectada del cuerpo, como si estuviera confinada en un
rincón de mi propia mente, pero sin estar ya al frente de los mandos, y no
podía hacer nada al respecto, ni pensar. El tormento era demasiado fuerte para
eso. No había escapatoria posible.
Jacob.
La mención de su nombre pareció cortar a Edward por la
mitad y todos fruncieron sus seños.
Jacob.
Jacob.
No, no, no, no...
— ¿Cuánto tiempo tenemos, Alice? —inquirió Edward con voz aún tensa,
evidenciando el escaso efecto de las palabras tranquilizadoras de Carlisle.
—Otros cinco minutos —la voz chispeante y alegre de Alice sonó aún
más distante—.
Bella abrirá los ojos dentro de treinta y siete segundos. No tengo
duda alguna de que ya nos escucha.
“Si, parece que es capaz de hacer eso” dijo Emmett, pero su
voz sonó contenida
—Bella, cielo, ¿me oyes? — Ésa era la dulce y reconfortante voz de
Esme—. Ya estás a salvo, cariño.
Sí, yo estaba a salvo. Pero ¿acaso eso importaba de verdad?
Noté en ese momento unos fríos labios en el oído y Edward pronunció
las palabras que me permitieron escapar del padecimiento que me encerraba en mi
propia mente.
—Vivirá, Bella. Jacob Black se está recuperando mientras hablo. Se
va a poner bien.
El semblante de Edward cayó aun más que antes.
Hallé el camino para volver a mi cuerpo en cuanto cesaron el dolor y
el pánico.
—Bella.
Edward suspiro de alivio y tocó mis labios con los suyos.
—Edward —susurré.
—Sí, estoy aquí.
Hice un esfuerzo por abrir los párpados y contemplar sus pupilas
doradas.
—¿Está bien Jacob?
—Sí —me prometió.
Estudié sus ojos con detenimiento en busca de algún indicio de que
sólo pretendiera aplacarme, pero eran de una transparencia absoluta.
“Bueno, eso es casi cierto” sonrió
Emmett “El prácticamente no miente… bueno solo en lo básico pero eso es todo”
—Le examiné yo mismo —intervino entonces Carlisle. Me volví para ver
su rostro a escasa distancia. La expresión de Carlisle era seria y
tranquilizadora a un tiempo. Era imposible dudar de él—. Su vida no corre
peligro. Sana a una velocidad increíble, aunque sus heridas eran lo bastante
graves como para que hubiera necesitado varios días para volver a la
normalidad, aun cuando se mantuviera constante el ritmo de sanación. Haré
cuanto esté en mi mano por ayudarle en cuanto hayamos terminado aquí. Sam
intenta hacerle volver a su forma humana para que resulte más fácil tratarle
—Carlisle esbozó una leve sonrisa—. Nunca he ido a una facultad de Veterinaria.
Carlisle se rio por algunos minutos, era una idea
interesante.
— ¿Qué le ha ocurrido? — Pregunté con un hilo de voz—. ¿Qué gravedad
revisten las heridas de Jake?
El rostro de Carlisle volvió a ser serio.
—Había otro lobo en apuros...
—Leah —musité.
—Sí. La apartó del camino del neófito, pero no tuvo tiempo de
defenderse y el converso le astilló la mitad de los huesos del cuerpo.
“Eso es lo que se obtiene por ser un manipulador” murmuro
Rosalie
“Rose” la reprendió Esme aunque realmente su corazón no
estaba en ello esta vez.
Me estremecí.
—Sam y Paul acudieron a tiempo. Ya estaba mucho mejor cuando le
llevaban de regreso a La Push.
—Pero ¿se va a recuperar del todo?
—Sí, Bella. No sufrirá daños permanentes.
Respiré hondo.
—Tres minutos —dijo Alice en voz baja.
Forcejeé para ponerme en pie. Edward comprendió mi intención y me
ayudó a incorporarme.
Contemplé la escena que se ofrecía delante de mí.
Los Cullen permanecían en un holgado semicírculo alrededor de una
hoguera donde, aunque se veían pocas llamas, la humareda púrpura era densa,
casi negra, y flotaba encima de la reluciente hierba como si fuera una
enfermedad. El más cercano a aquella neblina de apariencia casi sólida era
Jasper, por lo que su piel relucía al sol con menor intensidad que la del
resto. Estaba de espaldas a mí, con los hombros tensos y los brazos ligeramente
extendidos. Cerca de él había algo sobre lo que se agachaba con suma
precaución.
“¡¡¿Qué?!!” pregunto Jasper frunciendo los ojos “¿Hay
alguno otro vampiro ahí?” ¿Alguien más del ejército?
“Eso parece” dijo Emmett
“¿Por qué?” pregunto Jasper
¿Cómo voy a saber?” Dijo Emmett
Estaba demasiado aturdida como para sentir algo más que una leve
sorpresa al comprender de qué se trataba.
En el claro había ocho vampiros.
La chica apretaba contra el cuerpo las piernas, enlazadas por los
brazos, hasta aovillarse en una bola junto a las llamas. Era muy joven, más que
yo. Tendría unos quince años, pelo oscuro y complexión menuda. No me quitaba la
vista de encima. El iris de sus ojos era de un rojo sorprendente por lo
intenso, mucho más que el de Riley, casi refulgía.
“Riley se escucha un poco más viejo” murmuro Jasper “Me
pregunto si él fue el que estuvo en el cuarto de Bella… parecía ser la mano
derecha de Victoria”
Esos ojos daban vueltas, fuera de control.
Edward vio mi expresión de aturdimiento.
—Se rindió —me explicó en voz baja—. Nunca antes había visto algo
parecido. Sólo a Carlisle se le ocurriría aceptar la oferta. Jasper no lo
aprueba.
Jasper miro a Carlisle que se encogió de hombros
“Supongo que debería haberlo adivinado” dijo Jasper rodando
los ojos
No fui capaz de separar la vista de la escena que se desarrollaba
junto al fuego.
Jasper se frotaba el antebrazo izquierdo con aire ausente.
— ¿Le pasa algo a Jasper? —susurré.
—Está bien, pero le escuece el veneno.
“Ja… Al pequeño Jazzy lo mordieron” se rio Emmett
—¿Le han mordido? —pregunté, horrorizada.
—Pretendía estar en todas partes al mismo tiempo, sobre todo para
asegurarse de que Alice no tenía nada que hacer —
“Idiota” dijo Alice rodando los
ojos, mientras Emmett reía.
Jasper solo se encogió de hombros
Edward meneó la cabeza—. Ella no necesita la ayuda de nadie.
Alice dedicó un mohín a su amado.
—Tontorrón sobreprotector.
De pronto, la chica joven echó hacia atrás la cabeza, y aulló con
estridencia.
Jasper le gruñó y ella retrocedió, pero hundió los dedos en el suelo
como si fueran garras y giró la cabeza a derecha e izquierda con angustia.
Jasper dio un paso hacia ella, que se acuclilló más. Edward se movió con
exagerada tranquilidad mientras giraba nuestros cuerpos de tal modo que él
quedaba situado entre ella y yo. Me asomé por encima de su hombro para ver a la
apaleada chica y a Jasper.
Carlisle apareció enseguida junto a Jasper y le puso una mano en el
hombro.
—¿Has cambiado de idea, jovencita? —le preguntó Carlisle con su
flema habitual—.
“¿A qué te refieres con qué cambie de opinión?” pregunto Jasper frunciendo
el ceño.
No tenemos especial interés en acabar contigo, pero lo haremos si no
eres capaz de controlarte.
—¿Cómo podéis soportarlo? — gimió la chica con voz alta y clara—. La
quiero.
Concentró el encendido iris rojo en Edward, a quien traspasó con la
mirada para llegar hasta mí. Volvió a hundir las uñas en el duro suelo.
—Has de refrenarte —insistió Carlisle con gravedad—. Debes ejercitar
tu autocontrol. Es posible y es lo único que puede salvarte ahora.
“No creo que eso vaya a ayudarle” suspiro Jasper “No con
los Vulturi viniendo, todos los miembros de los neófitos de Victoria deberán
morir”
La muchacha se aferró la cabeza con las manos, encostradas de
suciedad, y se puso a gemir.
Sacudí el hombro de Edward para atraer su atención y pregunté:
—¿No deberíamos alejarnos de ella?
Al oír mi voz, la muchacha retiró los labios por encima de los
dientes y adoptó una expresión atormentada.
—Tenemos que permanecer aquí —murmuró Edward—. Ellos están a punto
de entrar en el claro por el lado norte.
Esme se endureció, no la pasaba nada bien sabiendo que los Vulturis
estarían tan cerca de la familia.
Mi corazón se desbocó mientras examinaba la linde del claro, sin que
viera otra cosa que la densa cortina de humo. Mis pupilas regresaron a la
neófita después de unos segundos de búsqueda infructuosa; seguía mirándome con
ojos enloquecidos.
Le sostuve la mirada durante un largo momento. Los cabellos negros
cortados a la altura de la barbilla le realzaban el rostro de alabastro blanco.
Era difícil definir como hermosas sus facciones, crispadas y deformadas por la
rabia y la sed. Los salvajes ojos rojos eran dominantes, hasta el punto de que
resultaba imposible apartar de ellos la mirada. Me contempló con despiadada
obsesión. Se estremecía y se retorcía cada pocos segundos.
Me quedé observando a la muchacha, boquiabierta, preguntándome si no
estaría contemplando mi futuro en un espejo.
“No lo creo”, dijo Carlisle “Estoy
seguro que tendrás mayor control que ella”
Entonces, Carlisle y Jasper comenzaron a retroceder hacia nuestra
posición. Emmett, Rosalie y Esme convergieron a toda prisa hacia la posición
que ocupábamos Edward, Alice y yo para presentar un frente unido, como había
dicho Edward, conmigo en el centro, la posición más segura.
Edward estaba mirando al libro,
pero no parecía que estuviera realmente poniendo toda su atención en ello.
Dividí mi atención entre la neófita salvaje y la búsqueda de los
monstruos, cuya llegada era inminente.
Aún no había nada que ver. Lancé una mirada a Edward, cuyos ojos se
clavaban en el horizonte sin pestañear. Intenté seguir la dirección de sus
pupilas, pero no hallé más que el denso humo de olor aceitoso que culebreaba
sin prisa a poca altura, alzándose con pereza para ondular encima de la hierba.
La humareda se extendió por la parte delantera y se oscureció en el
centro. Entonces, una voz apagada surgió del interior de la misma.
—Aja.
Reconocí esa nota de apatía de inmediato.
—Bienvenida, Jane —saludó Edward con un tono distante pero cortés.
Las siluetas oscuras se acercaron. Los contornos se hicieron más
nítidos al salir del humazo. Sabía que Jane iba al frente gracias a la capa
oscura, casi negra, y a que era figura de menor talla por casi sesenta
centímetros, aunque apenas podía distinguir sus rasgos angelicales bajo la
sombra de la capucha.
También me resultaban familiares las cuatro enormes figuras
envueltas en atavíos grises que marchaban detrás de ella. Estaba segura de
conocer a la que avanzaba en primer lugar. Félix alzó los ojos mientras yo
intentaba confirmar mi sospecha. Echó hacia atrás la capucha levemente para que
pudiera ver cómo me sonreía y me guiñaba el ojo.
Edward, inmóvil por completo, me mantenía a su lado y agarraba mi
mano con fuerza.
La mirada de Jane recorrió poco a poco los luminosos rostros de los
Cullen antes de caer sobre la neófita, que seguía junto al fuego con la cabeza
entre las manos.
—No lo comprendo —la voz de Jane aún sonaba aburrida, pero no
parecía tan desinteresada como antes.
—Se ha rendido —le explicó Edward para deshacer la posible confusión
de la vampiro, cuyos ojos volaron con rapidez a las facciones de Edward.
—¿Rendido?
Félix y otra de las sombras intercambiaron una fugaz mirada. Edward
se encogió de hombros.
—Carlisle le dio esa opción.
—No hay opciones para quienes quebrantan las reglas —zanjó ella,
tajante.
Carlisle habló entonces con voz suave.
—Está en vuestras manos. No vi necesario aniquilarla en tanto en
cuanto se mostró voluntariamente dispuesta a dejar de atacarnos. Nadie le ha
enseñado las reglas.
—Eso es irrelevante —insistió Jane.
“Desearía que pudieran ser un poco mas compasivos” suspiro
Carlisle
“No parece que esa palabra se encuentre en su vocabulario”
dijo Emmett
—Como desees.
Jane clavó sus ojos en Carlisle con consternación. Sacudió la cabeza
de forma imperceptible y luego recompuso las facciones.
—Aro deseaba que llegáramos tan al oeste para verte, Carlisle. Te
envía saludos.
El aludido asintió.
—Os agradecería que le transmitierais a él los míos.
—Por supuesto —Jane sonrió. Su rostro era aún más adorable cuando se
animaba.
Volvió la vista atrás, hacia el humo—. Parece que hoy habéis hecho
nuestro trabajo... —su mirada pasó a la cautiva—. Bueno, casi todo. Sólo por
curiosidad profesional, ¿cuántos eran? Ocasionaron una buena oleada de
destrucción en Seattle.
—Dieciocho, contándola a ella —contestó Carlisle.
Jane abrió unos ojos como platos y contempló las llamas una vez más;
parecía evaluar el tamaño de la hoguera. Félix y la otra sombra intercambiaron
una mirada más prolongada.
“Ah…. Los impresionamos” dijo
Emmett orgulloso.”
“Eso es porque ellos no saben
acerca de los lobos” le recordó Jasper
“¿Tenias que hacer ese comentario?”
murmuro Emmett
—¿Dieciocho? —repitió. La voz sonó insegura por vez primera.
—Todos recién salidos del horno —explicó Carlisle con desdén—.
Ninguno estaba cualificado.
—¿Ninguno? —la voz de Jane se endureció—. Entonces, ¿quién los creó?
—Se llamaba Victoria —respondió Edward, sin rastro de emoción en la
voz.
—¿Se llamaba?
Edward ladeó la cabeza hacia la zona este del bosque. La mirada de
Jane se concentró enseguida en la lejanía, quizás en la otra columna de humo,
pero no aparté la vista para verificarlo.
Jane se quedó observando ese lugar durante un buen rato y luego
examinó la hoguera cercana una vez más.
—La tal Victoria... ¿Se cuenta aparte de estos dieciocho?
—Sí. Iba en compañía de otro vampiro, que no era tan joven como
éstos, pero no tendría más de un año.
—Veinte —musitó Jane—. ¿Quién acabó con la creadora?
—Yo —contestó Edward.
Jane entrecerró los ojos y se volvió hacia la neófita próxima a las
llamas.
—Eh, tú —ordenó con voz más severa que antes—, ¿cómo te llamas?
La joven le lanzó una mirada torva a Jane al tiempo que fruncía con
fuerza los labios.
“Eso no fue inteligente” suspiro Carlisle
“¿Cómo iba a saber ella lo que Jane podía hacer?” pregunto
Jasper “no creo que su rehén vaya a salir viva de esta”
“No, probablemente no” Carlisle suspiro de nuevo.
Jane le devolvió una sonrisa angelical.
La neófita reaccionó con un aullido ensordecedor. Su cuerpo se
arqueó con rigidez hasta quedar en una postura antinatural y forzada. Desvié la
mirada y sentí la urgencia de taparme las orejas.
Apreté los dientes con la esperanza de contener las náuseas. El
chillido se intensificó. Intenté concentrarme en el rostro de Edward, tranquilo
e indiferente, pero eso me hizo recordar que él mismo había sido sometido a la
mirada atormentadora de Jane, y me puse fatal. Miré a Alice, y a Esme, que
estaba a su lado, pero tenían un rostro tan carente de expresión como el de
Edward.
Al final, ella se calló.
—¿Cómo te llamas? —exigió Jane. Su voz no tenía la menor entonación.
—Bree —respondió ella entrecortadamente.
Jane esbozó una sonrisa y la chica volvió a gritar. Contuve el
aliento hasta que cesó el grito de dolor.
“Ella no tenia porque hacer eso” dijo Carlisle frunciendo
el seño “Ella habría escuchado”
“Pero creo que ella disfruta cuando causa dolor” señalo
Emmett
—Ella va a contarte todo lo que quieras saber —le soltó Edward entre
dientes—. No es necesario que hagas eso.
Jane alzó los ojos, chispeantes a pesar de que solían ser
inexpresivos.
—Ya lo sé —le contestó a Edward, a quien sonrió antes de volverse
hacia la joven neófita, Bree.
—¿Es cierto eso, Bree? — dijo Jane, otra vez con gran frialdad—.
¿Erais veinte?
La muchacha yacía jadeando con el rostro apoyado sobre el suelo. Se
apresuró a responder.
—Diecinueve o veinte, quizá más, ¡no lo sé! —se encogió, aterrada de
que su ignorancia le acarreara otra nueva sesión de tortura—. Sara y otra cuyo
nombre no conozco se enzarzaron en una pelea durante el camino...
—Y esa tal Victoria... ¿Fue ella quien os creó?
—Y yo qué sé —se estremeció de nuevo—. Riley nunca nos dijo su
nombre y esa noche no vi nada... Estaba oscuro y dolía —Bree tembló—. Él no
quería que pensáramos en ella. Nos dijo que nuestros pensamientos no eran
seguros...
“Por supuesto que no… porque entonces Edward habría sabido
todo y entonces habría una oportunidad de que Bella sobreviviera” dijo Jasper
“Victoria no querría haber enfrentado a los Vulturi”
Jane se volvió para mirar a Edward y luego concentró su interés en
Bree.
Victoria lo había planeado bien. Si no hubiera seguido a Edward, no
habría habido forma de saber con certeza que estaba involucrada...
—Háblame de Riley —continuó Jane—. ¿Por qué os trajo aquí?
—Nos dijo que debíamos destruir a los raros esos de ojos amarillos
—parloteó Bree de buen grado—. Según él, iba a ser pan comido. Nos explicó que
la ciudad era suya y que los de los ojos amarillos iban a venir a por nosotros.
Toda la sangre sería para nosotros en cuanto desaparecieran. Nos dio su olor—
“Que historias tan ridículas, ¿Cómo pudieron haberle creído?”
se rio Emmett viendo a Jasper.
“No tengo idea” contesto Jasper negando con la cabeza
causando que Emmett frunciera el seño.
Bree alzó una mano y hendió el aire con el dedo en mi dirección—.
Dijo que identificaríamos al aquelarre en cuestión gracias a ella, que estaría
con ellos. Prometió que ella sería para el primero que la tomara—.
A mi lado sonó el chasquido de mandíbulas de Edward.
—Parece que Riley se equivocó en lo relativo a la facilidad —observó
Jane.
Bree asintió. Parecía aliviada de que la conversación discurriera
por derroteros indoloros.
—No sé qué ocurrió. Nos dividimos, pero los otros no volvieron.
Riley nos abandonó, y no volvió para ayudarnos como había prometido. Luego, la
pelea fue muy confusa y todos acabaron hechos pedazos —se volvió a estremecer—.
Tenía miedo y quería salir pitando.
Ese de ahí —continuó mientras miraba a Carlisle— dijo que no me
haría daño si dejaba de luchar.
Nuevamente Jasper sacudió la cabeza ante Carlisle, como si nunca
hubiera escuchado nada tan loco como lo que Carlisle acababa de hacer.
—Aja, pero no estaba en sus manos ofrecer tal cosa, jovencita
—murmuró Jane con voz extrañamente gentil—. Quebrantar las reglas tiene
consecuencias.
Bree la miró con fijeza sin comprender.
Jane contempló a Carlisle.
—¿Estáis seguros de haber acabado con todos? ¿Dónde están los otros?
El rostro de Carlisle denotaba una gran seguridad cuando asintió.
—También nosotros nos dividimos.
Jane esbozó una media sonrisa.
—No he de ocultar que estoy impresionada —las grandes sombras situadas
a su espalda asintieron para demostrar que estaban de acuerdo con ella—. Jamás
había visto a un aquelarre escapar sin bajas de un ataque de semejante
magnitud. ¿Sabéis qué hay detrás del mismo? Parece un comportamiento muy
extremo, máxime si consideramos el modo en que vivís aquí. ¿Por qué la muchacha
es la clave?
Sin querer, sus ojos descansaron en mí durante unos segundos.
“Porque Bella es así de especial… todos quieren un cachito
de ella” dijo Emmett con una sonrisa
Tuve un escalofrío.
—Victoria guardaba rencor a Bella —le explicó Edward, imperturbable.
Jane se carcajeó. El sonido era áureo, como la burbujeante risa de
una niña feliz.
—Esto parece provocar las reacciones más fuertes y desmedidas de
nuestra especie —apuntó mientras me miraba directamente con una sonrisa en su
angelical rostro.
Edward se envaró. Le miré a tiempo de verle girar el rostro hacia
Jane.
—¿Tendrías la bondad de no hacer eso? —le pidió con voz tensa.
Edward siseo y todos los demás lucían enojados.
¿Qué es lo que hizo? Pregunto Emmett
“Te daré una pista” dijo Jasper
“Oh” dijo Emmett “Tranquilos chicos, no es como si
realmente pudiera herir a Bella”
Jane se echó a reír con indulgencia.
—Sólo era una prueba. Al parecer, no sufre daño alguno.
Tuve otro temblor y agradecí que mi organismo no hubiera corregido
el fallo técnico que me había protegido de Jane la última vez que nos vimos.
Edward me aferró con más fuerza.
—Bueno, parece que no nos queda mucho por hacer. ¡Qué raro! — dijo
Jane mientras la apatía se filtraba otra vez en su voz—. No estamos
acostumbrados a desplazarnos sin necesidad. Ha sido un fastidio perdernos la
pelea. Da la impresión de que habría sido un espectáculo entretenido.
—Sí —saltó Edward con acritud—, y eso que estabais muy cerca. Es una
verdadera lástima que no llegarais media hora antes. Quizás entonces podríais
haber realizado vuestro trabajo al completo.
La firme mirada de Jane se encontró con la de Edward.
—Sí. Qué pena que las cosas hayan salido así, ¿verdad?
Edward asintió una vez para sí mismo, con sus sospechas confirmadas.
“Vulturi estúpido” gruño Emmett
Carlisle dejo salir un suspiro largo cuando escucho esto y
dejo caer su cabeza.
Jasper lucio parecido a Carlisle.
Siempre había pensado muy alto de los Vulturi y parecía que ahora su perspectiva
de ellos estaba cambiando.
Jane se giró para contemplar a la neófita una vez más. Su rostro era
de una apatía absoluta.
—¿Félix? —llamó arrastrando las palabras.
—Espera —intervino Edward.
Jane enarcó una ceja, pero Edward miraba a Carlisle mientras hablaba
a toda prisa.
—Podemos explicarle las reglas a la joven. No parecía mal
predispuesta a aprenderlas. No sabía lo que hacía.
“¿Estás hablando por Carlisle o por ti mismo ahí?” pregunto
Emmett, otra vez esperando que su hermano interactuara con ellos.
“No estoy seguro” Edward dijo en su voz decaída “Creo que
los dos”
“Ok” dijo Emmett, feliz de que Edward al menos intentara
responderle.
—Por descontado —respondió Carlisle—. Estamos preparados para
responsabilizarnos de Bree.
La vampiro se encontró dividida entre la incredulidad y la
diversión.
—No hacemos excepciones ni damos segundas oportunidades —repuso—. Es
malo para nuestra reputación, lo cual me recuerda... —de pronto, volvió a
mirarme y su rostro de querubín se llenó de hoyuelos al sonreír—. Cayo estará
muy interesado en saber que sigues siendo humana, Bella. Quizá decida hacerte
una visita.
Todos miraron al libro ahora. La amenaza era clara y
ninguno estaba feliz por ello.
—Se ha fijado la fecha —le dijo Alice, hablando por vez primera—.
Quizá vayamos a visitaros dentro de unos pocos meses.
La sonrisa de Jane se desvaneció y se encogió de hombros con indiferencia
sin mirar a Alice. Se encaró con Carlisle:
—Ha estado bien conocerte, Carlisle... Siempre creí que Aro había
exagerado. Bueno, hasta la próxima...
“¿No conociste a Jane?” pregunto Jasper
“No ella estaba lejos cuando yo estuve ahí” dijo Carlisle
“¿Qué significa eso?” pregunto Jasper
“Podemos discutir eso después” siseo Emmett
Carlisle asintió con expresión apenada.
—Encárgate de eso, Félix —ordenó Jane al tiempo que señalaba a Bree
con la cabeza. Su voz sonaba cada vez más aburrida—. Quiero volver a casa.
—No mires —me susurró Edward al oído.
Era la única orden que tenía ganas de obedecer. Había visto más que
de sobra para un solo día, y para toda una vida. Apreté los párpados con fuerza
y giré el rostro hacia el pecho de Edward, pero...
….todavía oía.
Resonó un gruñido hondo y sordo y luego un aullido agudísimo que ya
me empezaba a resultar horriblemente familiar. El grito se apagó enseguida, y
luego sólo se oyeron los escalofriantes sonidos del aplastamiento y la
desmembración.
Edward me acarició los hombros con ansiedad.
—Vamos —conminó Jane.
Alcé los ojos a tiempo de ver cómo las espaldas cubiertas por los
grandes ropones grises se dirigían hacia los zarcillos de humo. El olor a
incienso volvió a ser intenso...
...reciente.
Las sombrías vestiduras se desvanecieron en la espesa humareda.
“Ese es el final del capítulo” dijo Esme, entregándole el
libro a su esposo.
Hola ^.^/
Nuevo capitulo, se me hizo medio tedioso porque nuestro Edward esta en modo piedra sin soltar palabra.
Además, como siempre hasta con el cuerpo lo traiciona, tenía que desmayarse porque Jacob estaba herido, jajjajajaj es malisimo como lo maltratan a Edward, no encuentro explicacion para tal conexion entre Suegra y Yerno, supuestamente Renesmee es la explicacion de la atracción y amor entre ellos, no? Bueno, Quiero saber si los otro lobos tambien manosean a las suegras, jajajjajaja
En fin, no leí el libro de Bree todavía, se me hace como que no quiero cerrar esta saga, por mas que odie a Bella en eclipse, amo la saga crepusculo y me rehuso a terminarla, ¿Tiene logica?
Gracias Vasti por este capitulo, y por los tres siguientes, jajajajaja
Nos leemos en el siguiente.
Saludos ^.^/
2 comentarios:
....uno menos, continuando con el siguiente
Bueno yo tampoco leí el libro sobre Bree y te doy la razón sobre el extraño comportamiento entre Bella y Jacob, es como si Meyer hubiera estado dudando de con quien dejar al final a Bella, la verdad que si fuera yo la hubiera dejado con Jacob y a Edward le hubiera buscado a una chica que no tuviera tan baja autoestima y que supiera lo que en realidad quiere, alguien todo lo contrario a Bella, pero ni modo sólo me "simpatiza" por ser la persona que pudo llegar al corazón de Edward y hacerlo "feliz".
Y sobre que Renesmee es la razón del extraño comportamiento entre suegra y yerno ..... al menos hasta ese momento no es ninguna excusa válida ya que Renesmee no existía, ni si quiera estaba en camino como para ponerla de excusa, en pocas palabras Bella es una calienta huevos jajaja!!! como dicen " que Dios me libre de las aguas mansas que de las bravas me libro yo".
Lo que más me gusta de este capi es la relación que surge entre Edward y Seth, no olvidemos de que el cachorro se gana también la simpatía de Alice la cual le parece una de sus vampiros favoritos, además de Esme y Carlisle a los que els toma cariño en Amanecer y estoy segura que con Jasper y Emmett también harán un buen grupo, Rosalie pues ella creo que siempre mantendrá un límite con los lobos pero puedo asegurar que en el fondo de su corazoncito Seth será su lobo favorito y cuando aparezca Renesmee en escena pues a ella le hubiera gustado más que se imprimara del cachorro antes que tener que soportar al chucho jajaja!!!. Además cuando surge la relación entre Charlie y Sue pues la frase de Seth sobre el padre de la vampira con la madre de los lobos fue simplemente maravilloso jejeje!!!
SALESIA
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