Aviso: Los libros aquí transcriptos y los personajes pertenecen a Stephenie Meyer y la historia original “Reading Eclipse” a Choices HP, yo solo la traduzco, todo esto es sin ánimos de lucro, solo por mero entretenimiento.
Traducido por: Maryfer VC
Corregido por: Cary0605
"Compromiso,"
leyó Rosalie
Mi equipaje para la visita de dos días «a Alice»
estaba preparado, y la bolsa me esperaba en el asiento del copiloto de mi
coche. Les había regalado las entradas del concierto a Angela, Ben y Mike. Este
último iba a llevar a Jessica, tal y como yo esperaba. Billy le había pedido
prestado el bote al Viejo Quil Ateara, y había invitado a Charlie a pescar en
mar abierto antes de que empezara el partido de la tarde. Collin y Brady, los
dos licántropos más jóvenes, permanecerían en la retaguardia para proteger La
Push, aunque eran tan sólo unos críos de trece años. Aun así, Charlie estaría
más seguro que ninguno de los que se iban a quedar en Forks.
"Eso es tan triste." Esme
frunció las cejas.
“Solo puedo imaginar que ellos
cambien tan jóvenes porque ellos se sintieron en peligro,” dijo Edward, “Especialmente
viendo la cantidad de lobos que se han transformado”
“Entonces, No dejaremos que eso
pase en esta realidad” Dijo Carlisle con determinación.
Yo había hecho cuanto estaba en mi mano. Traté de
convencerme de ello, y también de apartar de mi cabeza la gran cantidad de
factores que quedaban fuera de mi control. De un modo u otro, en cuarenta y
ocho horas todo habría acabado. Era un pensamiento casi reconfortante.
“Que hay de el hecho de que nosotros vamos a
aplastarlos a ellos… ¿eso no es reconfortante? Dijo Emmett
“Obviamente no para ella.” Dijo
Rosalie “Ella no parece entender que podemos manejar esto”
"Hmm, Sabes, eso es un poco
ofensivo," dijo Emmett luciendo triste – algo que no había pasado mucho
durante la lectura de ese libro.
Edward me había pedido que me relajara, y yo iba a
intentarlo por todos los medios.
— ¿Podemos olvidarnos de todo por una noche y pensar
tan sólo en nosotros dos? —Me había suplicado, desatando sobre mí todo el poder
de su mirada
"Nunca supe que sus ojos
fueran así de poderosos” Emmett sonrió. Él nunca estaba triste por mucho tiempo
—. Parece que nunca tenemos tiempo para nosotros.
Necesito estar a solas contigo. Sólo contigo.
No era una solicitud difícil de aceptar, aunque una
cosa era asegurar que iba a olvidar mis temores y otra hacerlo de verdad. Pero
ahora tenía otras cosas en que pensar, sabiendo que disponíamos de esta noche
para nosotros dos solos, lo cual me ayudaba.
Algunas cosas habían cambiado
Por ejemplo, ya estaba preparada.
Edward suspiró ante eso, pero casi
todos parecían contentos al respecto.
Preparada para unirme a su familia y a su mundo. Así
me lo revelaban el miedo, la culpa y la angustia que experimentaba en ese
momento. Había tenido ocasión de concentrarme en esas sensaciones ‑lo había
hecho mientras contemplaba la luna entre las nubes, recostada contra el cuerpo
de un hombre lobo‑, y sabía que ya no volvería a caer presa del pánico. La
siguiente vez que nos ocurriera algo, yo estaría preparada. En el balance
final, pensaba ser un activo, no un pasivo.
"Eso no suena..." empezó
Edward.
"Ella no suena asustada,"
dijo Alice.
"Y eso es por lo que no
querías transformarla," dijo Emmett.
Edward no tendría que volver a elegir nunca más entre
su familia y yo. Íbamos a ser compañeros, igual que Alice y Jasper. La próxima
vez, yo cumpliría mi parte.
Esperaría a liberarme del juramento para que Edward se
sintiera satisfecho, pero no hacía falta: estaba lista.
Sólo faltaba un detalle.
Había cosas que aún no habían cambiado, y entre ellas
el amor desesperado que sentía por mi novio.
“Eso es algo bueno” Alice le sonrió
a Edward “¿Cierto?”
Edward estaba totalmente de acuerdo
con su hermana.
Había tenido mucho tiempo para analizar las
consecuencias de la apuesta de Jasper y Emmett, y para decidir a qué cosas
estaba dispuesta a renunciar junto con mi naturaleza humana y a cuáles no.
Sabía muy bien qué experiencia quería gozar antes de convertirme en un ser
inhumano.
"De verdad... ¿qué es?"
pregunto Emmett maliciosamente.
Edward se estremeció. "Sea lo
que sea, estoy seguro que no me a gustar”
"Claro que no, no sería
divertido si fuera algo que te gustara,” Se rio Emmett “Sin embargo, estoy
seguro que también te gustará”
."¿Qué?" preguntó Edward
con un aspecto desconcertado en su rostro. "Eso no tiene ningún
sentido"
“Estoy seguro de que es algo que tú
quieres pero como tú eres tú, estarás en contra,” Se carcajeó Emmett.
De modo que esa noche teníamos algunos asuntos
pendientes que solucionar. Después de todo lo que había visto en los últimos
dos años, yo ya no creía en el significado de la palabra «imposible». Edward
tendría que recurrir a algo más que ese vocablo para detenerme.
"Realmente no me gusta cómo
suena eso," dijo Edward, luciendo más cauteloso que nunca.
Emmett solo rió aún más fuerte e
incluso Rosalie se rio.
Para ser sincera, sabía que no iba a ser tan fácil,
pero pensaba intentarlo.
Teniendo en cuenta la decisión que había tomado, no me
extrañó descubrir lo nerviosa que estaba mientras conducía el largo trecho
hasta su casa. No sabía cómo hacer lo que quería hacer, y estaba muerta de
miedo. Al ver lo despacio que conducía, Edward, que iba en el asiento del
copiloto, trataba de contener una sonrisa. Me sorprendió que no insistiera en
coger el volante, pero esa noche mi velocidad de tortuga no parecía molestarle.
Ya había oscurecido cuando llegamos a su casa. A pesar
de ello, el prado se veía iluminado por la luz que brillaba en todas las
ventanas.
En cuanto apagué el motor, él ya estaba abriendo la
puerta de mi lado. Me sacó en volandas de la cabina con un brazo mientras que
con el otro cogía mi bolsa del asiento trasero y se la colgaba del hombro. Sus
labios se encontraron con los míos al mismo tiempo que le oía cerrar la puerta
de la camioneta con el pie.
Edward lucia tenso sobre eso, como
si no pensara que eso fuera una buena idea. Viendo que él sabía que estaban
solos y con lo que Bella había pensado antes - podía adivinar hacia a donde iba
esto.
"Creo que podrías estarle dando
ideas otra vez,” bromeó Emmett
"Creo que esas ideas podrían
ya estar ahí,” rió Alice
Sin dejar de besarme, me levantó en el aire para
acomodarme mejor entre sus brazos y me llevó hasta la casa como si fuera un
bebé.
¿Acaso estaba abierta la puerta? No lo sabía. El caso
es que habíamos entrado y yo me sentía mareada. Me recordé a mí misma que debía
respirar.
El beso no me asustó. No era como otras veces, cuando
sentía el temor y el pánico agazapados por debajo de su estricto control. Ahora
no sentí sus labios nerviosos, sino ardientes.
"Tal vez estas dándote algunas
ideas por ti mismo," rió Emmett
“Claro que no,” le dijo Edward
molesto con él. “Eso no va a pasar”
“Bueno, si Bella se propone hacerlo”, se burló
Jasper mientras Edward trasladó su enojo hacia él. ”Sabes que ella puede lograr
casi cualquier cosa”.
"Argh," Edward resopló.
Edward parecía tan emocionado como yo ante la
perspectiva de una noche entera para concentrarnos en estar juntos. Siguió
besándome durante un buen rato, de pie en la entrada. Parecía menos
atrincherado de lo habitual, y su gélida boca mostraba una apremiante necesidad
de la mía.
Empecé a albergar un cauteloso optimismo. Tal vez
conseguir mis propósitos no iba a resultar tan difícil como me había esperado.
"Maldición," dijo Edward.
“¡Edward!” lo regaño Esme
"Perdón mamá," se
disculpó Edward. El nunca solía insultar en frente de Esme
“Apuesto a que solo está molesto
porque ella sabe que es lo que quiere de ahora en adelante,” se burló Emmett.
“Me pregunto si ella logra algo esta noche…”
"¡No!" Edward siseo.
"¡Nunca va a pasar!"
"Eso veremos," Emmett rió.
"¿Quieres apostar?"
Edward solo lo miró furioso, con
enojo real en sus ojos. No había manera en que Edward hiciera alguna apuesta
sobre algo…especialmente no sobre esto.
“¿Qué hay de ti Jazz?” preguntó
Emmett. “¿Crees que Eddy se puede resistir a los encantos de Bella?”
Edward lo miro con enojo.
"Claro," dijo Jasper, mirando
a Edward. Fue muy convincente que no iba a cambiar de idea sobre esto. “Qué tal
si…Em…Tú no puedes hacer ninguna broma sobre la torpeza de Bella si yo gano”
dijo y entonces con una mirada supo que Emmett no podría echarse para atrás, “Si
yo pierdo obtendré la casa que Rose quiere”
Emmett lo considero por un segundo,
realmente odiaría perder, eso era seguro, pero finalmente dijo. “Está bien”
Rosalie y Edward estaba sonriéndole
a Jasper cuando el terminó, incluso si fuera por diferentes razones, Sin
embargo, Alice estaba frunciendo el ceño. Que
es lo que está haciendo, pensó, esto de
ninguna manera es una apuesta segura y él está apostando a lo grande… No se da cuenta de que incluso
Edward tiene sus límites y esto es algo que le tentará también…
Edward gruño hacia Alice.
"Oh, cállate," Alice le
siseó de vuelta.
Jasper puso una mano en la espalda
de Alice y susurró en su áspero acento sueño – los otros tenían problemas
entendiéndolos, especialmente cuando él estaba susurrando.
"Tú vas a ganar un Porsche
amor, si yo pierdo les doy una casa y si gano… Bueno, todos sabemos lo mucho
que Emmett va a quejarse..." agregó lo último sonriendo mientras que
Emmett lo miraba mal. Él no necesitaba saber las palabras exactas de Jasper
para saber que no le gustaban.
"Está bien," Alice le
sonrió.
No, me dije, sin duda será bien difícil, y aún más.
Con una leve risita, Edward me apartó un poco y me
sostuvo en el aire a casi un metro de su cuerpo.
—Bienvenida a casa —me dijo, con un brillo cálido en
los ojos.
—Eso suena bien —le respondí sin aliento.
Me depositó con suavidad en el suelo. Yo le rodeé con
los brazos; no estaba dispuesta a dejar el menor hueco entre los dos.
—Tengo algo para ti —anunció como de pasada.
“Parece que ambos tienen ideas”
Emmett movió sus cejas.
“Dudo que se trate de eso” Edward
rodo los ojos.
—¿Qué?
—Un objeto usado. Dijiste que podías aceptar regalos
de ese tipo, ¿te acuerdas?
—Ah, ya. Supongo que lo dije.
Mi renuencia hizo reír a Edward.
—Está en mi habitación. ¿Subo a cogerlo?
“Ahora entiendo” Emmett se cruzo de
brazos y le sonrió orgulloso a su hermano “Vas a regalarle tu virginidad”
“A veces imagino los días si
Rosalie no te hubiera salvado” le siseo Edward mostrándole los dientes.
“Edward” Esta vez Rosalie fue quien
le siseo.
“Nos estaríamos aburriendo”
contesto Alice sin importarle los siseos de Rose y Edward “Además no puede ser
su virginidad”
“¿Por qué no?” Jasper le pregunto
curioso, a pesar de que había apostado otra cosa.
“El Edward del libro dijo que era
algo usado” Alice le guiño un ojo a Edward “No creo que Tanya lo haya violado”
Jasper no pudo más y se carcajeo
haciendo que los demás se distendieran gracias a su flujo empático, el único
que no sonrió fue Emmett, él naturalmente se carcajeo ante las insinuaciones de
Tanya violando a su hermanito.
¿Su habitación?
—Claro —le contesté. Me sentí un poco tramposa cuando
entrelacé mis dedos con los suyos—. Vamos.
"Bien, tienes que usar todos
tus trucos para llegar más allá con Eddy,” se burló Emmett volviendo a la
carga.
Edward debía de estar impaciente por entregarme mi no
regalo, porque no se conformó con la velocidad humana.
"No lo sé," dijo Emmett.
“Creo que usada o no, él también quiere”
"No," silbó Edward.
"Nunca me permite darle algo... solo quiero darle un regalo, eso es todo
"Sabes que las cosas van mal
cuando Edward está actuando más infantil que Emmett," Jasper se burló.
"Hmph," fue todo lo que
Edward pudo decir. Estaba claro que no le iba a gustar ni un poco este
capítulo.
Volvió a cogerme en brazos y subió las escaleras
prácticamente volando. Cuando llegamos al dormitorio, me dejó en la puerta y
salió como una bala hasta el armario.
Aún no había dado un solo paso y ya lo tenía otra vez
delante de mí. Pero le ignoré, entré al cuarto y me encaminé hacia el enorme
lecho dorado. Después me senté en el borde, reculé hacia el centro de la cama
y, una vez allí, me acurruqué abrazándome las rodillas.
—¿Y bien? —refunfuñé. Ahora que estaba donde quería,
podía permitirme cierta resistencia—. Enséñamelo.
Edward soltó una carcajada.
Se subió a la cama y se sentó a mi lado. Mi corazón
latía desbocado. Con un poco de suerte, él lo interpretaría como una reacción
ante su regalo.
"Probablemente,"
refunfuño Edward. "Desearía poder leer su mente."
—Es un objeto usado —me recordó en tono serio. Me
apartó la muñeca izquierda de la pierna y acarició la pulsera de plata por un
instante. Después volvió a ponerme el brazo donde lo tenía.
Examiné con atención el obsequio. De la cadena, en el
lado opuesto al lobo, colgaba un cristal brillante en forma de corazón
Edward sonrió. A él siempre le
había gustado esa joya de la colección de su madre.
Tallado en innumerables caras que resplandecían a la
tenue luz de la lámpara. Contuve el aliento.
—Era de mi madre —se encogió de hombros, al desgaire—.
Heredé de ella un puñado de baratijas como ésta. Ya les he regalado unas
cuantas a Esme y a Alice, así que, como ves, no tiene tanta importancia.
"Excepto por el hecho de que
es un diamante," dijo Alice.
"Espero que ella no se figure
eso," Edward se encogió de hombros.
Sonreí con tristeza al ver su aplomo. Edward
prosiguió:
—Aun así, se me ha ocurrido que podría ser un buen
símbolo. Duro y frío —se rió—. Y a la luz del sol se ve el arco iris.
—Olvidas que se te parece en algo mucho más importante
—murmuré—. Es precioso.
Edward hizo algo como una mueca pero
estaba sonriendo también.
"Parece que le gusta," sonrió
Esme.
—Mi corazón es igual de silencioso que éste —dijo—. Y
también es tuyo.
"Aw," dijeron Esme y
Alice mientras que Rosalie lucia como si encontrara muy difícil resistirse a
sonreír también.
Giré la muñeca para que el cristal brillara bajo la
luz.
—Gracias. Por los dos.
—No. Gracias a ti. Me alivia que hayas aceptado un
regalo sin rechistar. No te viene mal como práctica —sonrió, luciendo sus
blancos dientes.
Me apoyé en él, escondiendo la cabeza bajo su brazo y
acurrucándome a su lado. Era como abrazarse al David de Miguel Ángel, salvo que esta perfecta criatura de mármol
me rodeó con sus manos para apretarme más.
Parecía un buen punto de arranque.
—¿Podemos hablar de una cosa? De entrada, te agradecería
que empezaras abriendo un poco tu mente.
"De cualquier forma, No creo
que eso vaya a suceder," se rió Emmett mirando que él Edward de esta habitación parecía tener la
mente muy cerrada en este momento. “Pero estoy seguro de que logrará atravesar
su duro cráneo de alguna manera."
Edward dudó un instante.
—Lo intentaré —me contestó a la defensiva, con
cautela.
—No voy a romper ninguna regla —prometí—. Esto es
estrictamenté entre tú y yo —me aclaré la garganta—. Esto... Verás, la otra
noche me impresionó la facilidad con que fuimos capaces de llegar a un acuerdo.
He pensado que me gustaría aplicar ese mismo principio a una situación
diferente.
¿Por qué me estaba expresando de una forma tan
rebuscada? Debían de ser los nervios.
—¿Qué quieres negociar? —me preguntó, insinuando una
sonrisa en su voz.
Me esforcé por encontrar las palabras exactas para
abordar el asunto.
—Escucha a qué velocidad te late el corazón —murmuró
Edward—. Parece un colibrí batiendo las alas. ¿Te encuentras bien?
“¿Realmente no te lo imaginas?”
pregunto Jasper curioso.
“Al parecer no” contesto Edward
pensando lo mismo.
—Estoy perfectamente.
—Entonces continúa, por favor —me animó.
—Bueno, supongo que primero quería hablar contigo
sobre esa ridícula condición del matrimonio.
"Oh," dijo Alice. "Creo
que puedo ver como todo esto va a funcionar."
"¿Cómo?" preguntó Emmett.
"No voy a decirlo," sonrió
Alice con suficiencia mientras que citaba la obra entera de Romeo y Julieta en
su cabeza para mantener a Edward fuera de su mente.
"Argh," dijo Edward.
"¿Puedes por lo menos pensar en algo diferente? Esa es una de las cuales
ya has usado bastante anteriormente,”
Alice le sonrió mientras empezaba a
pensar en Cumbres Borrascosas, pero Edward le hecho una mirada aún peor.
Solo estoy jugando, pensó antes de empezar a listar todos los números
primos.
—Será ridícula para ti, no para mí. ¿Qué
tiene de mala?
—Me preguntaba si... si se trata de una cuestión
negociable.
Edward frunció el ceño.
—Ya he cedido en lo más importante, al aceptar
cobrarme tu vida en contra de mi propio criterio. Lo cual me otorga el derecho
a arrancarte a ti ciertos compromisos.
"Er...pero eso no es del todo
cierto," dijo Emmett. "Quiero decir que ella va a cambiar no importa
que... así que realmente no hay mucha diferencia en si lo hacen o no.”
"Es una gran diferencia para
mí," dijo Edward con voz grave.
—No —negué con la cabeza y me concentré en mantener la
compostura—. Ese trato ya está cerrado. Ahora no estamos discutiendo mi...
transformación. Lo que quiero es arreglar algunos detalles.
Me miró con recelo.
—¿A qué detalles te refieres, exactamente?
Vacilé un instante.
—Primero, aclaremos cuáles son tus condiciones.
—Ya sabes lo que quiero.
—Matrimonio —hice que sonara como una palabrota.
"Bella," suspiró Edward
sacudiendo su cabeza. Lucia como no queriendo pensar en lo que venía a
continuación.
—Sí —respondió con una amplia sonrisa—. Eso para
empezar.
Esto me impresionó tanto que mi compostura se fue al
traste.
—¿Es que hay más?
—Bueno —dijo con aire de estar calculando algo—, si te
conviertes en mi esposa, entonces lo que es mío es tuyo... Por ejemplo, el
dinero para tus estudios. Así que no debería haber problema con lo de Dartmouth.
"Oh por dios Eddy…que manera
de abrir más el tema…de esa manera..." Emmett empezó a reír y Edward le siseó.
—Puestos a ser absurdos, ¿se te ocurre algo más?
—No me importaría que me dieras algo más de tiempo.
—No. Nada de tiempo. Ahí sí que no hay trato.
Edward exhaló un largo suspiro.
—Sólo sería un año, como mucho dos...
Apreté los labios y meneé la cabeza.
—Prueba con lo siguiente.
—Eso es todo. A menos que quieras hablar de coches...
"Si… por favor consíguele otro
auto," pidió Rosalie.
Edward sonrió al verme hacer un rictus. Después me
tomó la mano y se dedicó a juguetear con mis dedos.
—No me había dado cuenta de que quisieras algo más,
aparte de transformarte en un monstruo como yo.
"En serio Edward ¿Acaso no
notaste lo que ella quería?” preguntó Rosalie. "Pensaría que tú que has
tenido suficiente a personas teniendo esos pensamientos hacia ti en el pasado
notarias las señales.”
"Ella no está actuando como
alguna de esas chicas," dijo Edward, haciendo una mueca a la sugerencia de
Rosalie.
"No, pero ella ha dicho en múltiples
ocasiones que ella quería eso," respondió Rosalie.
“Supongo que realmente soy un
idiota” concedió pensando exactamente eso.
Siento una
enorme curiosidad por saber de qué se trata —habló con voz tan suave y baja que
su leve tono de impaciencia me habría pasado desapercibido si no le hubiera
conocido tan bien.
Hice una pausa y contemplé su mano sobre la mía. Aún
no sabía por dónde empezar. Sentía sus ojos clavados en mí, y me daba miedo
levantar la mirada. La sangre se me empezó a subir a la cara.
Sus dedos gélidos rozaron mi mejilla.
—¿Te estás ruborizando? —preguntó, sorprendido. Yo
seguía mirando hacia abajo—. Por favor, Bella, no me gusta el suspense.
Me mordí el labio.
—Bella...
Su tono de reproche me recordó que le dolía que me
guardase mis pensamientos.
Emmett se carcajeó fuerte y los
otros Cullen “jóvenes” aparte de Edward
hicieron lo mismo.
"Eso debe estar matándote” mencionó Alice.
—Me preocupa un poco... lo que pasará después
—reconocí, atreviéndome a levantar la mirada por fin.
Noté que su cuerpo se ponía tenso, pero su voz seguía
siendo de terciopelo.
—¿Qué es lo que te preocupa?
—Todos parecéis convencidos de que mi único interés va
a ser exterminar a todos los habitantes de la ciudad —respondí. Edward puso
mala cara al oír las palabras que había elegido—. Me da miedo estar tan
preocupada por contener mis impulsos violentos que no vuelva a ser yo misma...
Y también me da... me da miedo no volver a desearte como te deseo ahora.
"Me pregunto si eso será o no
cierto," reflexionó Carlisle. Él estuvo inusualmente callado en ese
capítulo, pero aparentemente Carlisle y Esme habían decidido no opinar tanto
como fuera posible durante el capítulo. Las cosas ya eran demasiado fuertes
para Edward de todas formas. Sin embargo, con algo como eso, él no pudo
permanecer en silencio. “Su caso es completamente único…”
“¿Crees que ella podría pasarlo más
fácil que la mayoría de los neófitos?” preguntó Jasper sonriendo. Eso podría
definitivamente ayudarlo con su otra apuesta
“Es difícil decirlo, pero estoy
interesado en ver como lo maneja,” Sonrió Carlisle
Edward estaba mirándolo mal ahora,
él raramente había mirado de esa forma a su padre antes.
"Lo siento Edward, Parece que
no puedo ayudarme a mí mismo," Carlisle frunció el ceño. "Estoy
tratando pero es difícil cuando sé que esto podría nunca pasar y yo aún quiero
ver los resultados..."
La expresión de Edward se relajó y
suspiró, "Perdón."
—Bella, esa fase no dura eternamente —me tranquilizó.
Era obvio que no me estaba entendiendo.
—Edward —le dije. Estaba tan nerviosa que me dediqué a
estudiar con atención un lunar de mi muñeca—. Hay algo que me gustaría hacer
antes de dejar de ser humana.
ÉI esperó a que prosiguiera, pero no lo hice. Mi cara
estaba roja como un tomate.
—Lo que quieras —me animó, impaciente y sin tener ni
idea de lo que le iba a pedir.
"Vas a arrepentirte de haber
dicho eso," se burló Emmett.
“Como si eso no detuviera a Edward”
Rosalie rio sin ganas.
—¿Me lo prometes? —era consciente de que mi plan de
atraerle con sus propias palabras no iba a funcionar, pero no pude resistirme a
preguntárselo.
"Que mal," dijo Emmett, chasqueando
su dedo en desaprobación.
—Sí —respondió. Alcé la mirada y vi en sus ojos una
expresión ferviente y algo perpleja—. Dime lo que quieres, y lo tendrás.
No podía creer que me estuviera comportando de una forma tan torpe y tan
estúpida. Era demasiado inocente; precisamente, mi inocencia era el punto
central de la conversación. No tenía la menor idea de cómo mostrarme seductora.
Tendría que conformarme con recurrir al rubor y la timidez.
“En serio, va a ocurrir” Emmett
estaba riendo y el rostro de Edward lucía un poco más ruborizado de lo normal.
—Te quiero a ti —balbuceé de forma casi ininteligible.
—Sabes que soy tuyo —sonrió, sin comprender aún, e
intentó retener mi mirada cuando volví a desviarla.
"No puedo creer lo estúpido
que eres," dijo Alice, sacudiendo su cabeza.
"Si, y yo siempre pensé que
eras listo," rió Emmett
Respiré hondo y me puse de rodillas sobre la cama.
Luego le rodeé el cuello con los brazos y le besé.
Me devolvió el beso, desconcertado, pero de buena
gana. Sentí sus labios tiernos contra los míos, y me di cuenta de que tenía la
cabeza en otra parte, de que estaba intentando adivinar qué pasaba por la mía.
Decidí que necesitaba una pista.
Solté mis manos de su nuca y con dedos trémulos le
recorrí el cuello hasta llegar a las solapas de su camisa. Aquel temblor no me
ayudaba demasiado, ya que tenía que darme prisa y desabrocharle los botones
antes de que él me detuviera.
Sus labios se congelaron, y casi pude escuchar el
chasquido de un interruptor en su cabeza cuando por fin relacionó mis palabras
con mis actos.
“Finalmente” corearon los hermanos
Cullen y Hale.
“No es justo” se quejo Emmett.
Me apartó de inmediato con un gesto de desaprobación.
—Sé razonable, Bella.
—Me lo has prometido. Lo que yo quiera —le recordé,
sin ninguna esperanza.
—No vamos a discutir sobre eso.
"Yup, esa parece ser la
reacción correcta," se burló Emmett.
Se quedó mirándome mientras se volvía a abrochar los
dos botones que había conseguido soltarle.
Rechiné los dientes.
—Pues yo digo que sí vamos a discutirlo —repuse. Me
llevé las manos a la blusa y de un tirón abrí el botón de arriba. Me agarró las
muñecas y me las sujetó a ambos lados del cuerpo.
—Y yo te digo que no —refutó, tajante. Nos miramos con
ira.
—Tú querías saber —le eché en cara.
—Creí que se trataba de un deseo vagamente realista.
"Pero es Bella, Eddy," dijo
Emmett. "Ella siempre desea cosas que tú crees que son ridículas."
"Él tiene un punto," se
carcajeó Jasper.
—De modo que tú puedes pedir cualquier estupidez que
te apetezca, por ejemplo, casarnos, pero yo no tengo derecho ni siquiera a
discutir lo que...
"Casarnos no es ridículo,"
refunfuño Edward mientras que Esme lucia como queriendo decir exactamente lo
mismo, pero nuevamente los adultos Cullen trataban de estar lo más callados
posible.
Mientras lanzaba mi diatriba, Edward me sujetó ambas
manos con una de las suyas para que dejara de gesticular, y utilizó la que le
quedaba libre para taparme la boca.
—No —su gesto era pétreo.
Respiré hondo y traté de calmarme. Según se desvanecía
la ira, empecé a sentir algo distinto.
Me llevó unos instantes admitir por qué había vuelto a
agachar la mirada, por qué me había ruborizado otra vez, por qué se me había
revuelto el estómago, por qué tenía los ojos húmedos y por qué de pronto quería
salir corriendo de la habitación.
"¡Edward! Heriste sus
sentimientos," lo reprendió Alice y Esme tenía la misma mirada de
desaprobación en el rostro.
"Ella está siendo ridícula..."
dijo Edward. "Yo no...¿Que se supone que debo hacer?"
"Bueno, no eso," dijo
Rosalie. "Ella se expone así mismo y tú solo la rechazas… debe ser
horrible.
Era por aquella reacción tan poderosa e instintiva.
Por su rechazo.
Sabía que me estaba comportando de forma irracional.
Edward había dejado claro en otras ocasiones que el único motivo por el que se
negaba a hacerlo era mi propia seguridad. Sin embargo, jamás me había sentido
tan vulnerable. Me quedé mirando al edredón dorado que hacía juego con sus ojos
e intenté desterrar la reacción refleja que me decía que no era deseada ni
deseable.
"No me refería a eso," dijo
Edward miserablemente mientras las tres mujeres lo taladraron con la mirada.
Edward suspiró. Me quitó la mano de la boca y la puso
bajo mi barbilla, levantándome la cara para que le mirase.
—¿Y ahora qué?
—Nada —musité.
Observó con atención mi rostro durante un buen rato
mientras yo trataba en vano de apartarme de su mirada. Después arrugó la frente
con gesto de horror.
—¿He herido tus sentimientos? —me preguntó con
consternación.
“A veces no hay ni cómo defenderte”
Alice seguía mirándolo mal, las mujeres estaban altamente indignadas.
—No —mentí.
Ni siquiera supe cómo ocurrió: de pronto, me encontré
entre sus brazos, y él acunaba mi cabeza sujetándola entre el hombro y la mano,
mientras que con el pulgar me acariciaba la mejilla una y otra vez.
"Bueno, por lo menos eres más
observador que otras personas," dijo Rosalie.
"Nunca he tenido ese problema,"
sonrió Alice. Su hombre era demasiado observador algunas veces.
—Sabes por qué tengo que decirte que no —susurró—, y
también sabes que te deseo.
—¿Seguro? —le pregunté con voz titubeante.
—Pues claro que sí, niña guapa, tonta e hipersensible
"Er...tal vez hable demasiado
pronto," dijo Rosalie mirando mal a Edward otra vez.
—soltó una carcajada, y luego su voz se volvió
neutra—. Todo el mundo te desea. Sé que hay una cola inmensa de candidatos
detrás de mí, todos maniobrando para colocarse en primera posición, a la espera
de que yo cometa un error... Eres demasiado deseable para tu propia seguridad.
Edward se veía realmente enojado y
disgustado.
"Que mal, no puedes hacer nada,"
se rió Emmett. "Sólo tienes que lidiar con sus pensamientos."
— ¿Quién es el tonto ahora? —tenía muy claro
que los adjetivos «torpe», «vergonzosa» e «inepta» no aparecían en ningún
diccionario bajo la definición de «deseable».
"Ella no se ve a sí misma en
absoluto," Edward negó con la cabeza.
— ¿Tengo que rellenar una instancia para que me creas?
¿Te digo los nombres que encabezan la lista? Ya conoces unos cuantos, pero
otros te sorprenderían.
"Genial," dijo muy
molesto Edward. Entonces había más gente de que él pensaba que gustaban de
ella.
Moví la cabeza a los lados, sin apartarla de su pecho,
e hice una mueca.
—Estás intentando cambiar de tema.
Edward volvió a suspirar.
—Dime si he hecho algo mal —intenté sonar objetiva—.
Tus exigencias son éstas: que nos casemos —era incapaz de decirlo sin torcer el
gesto—, que te deje pagar mis estudios y que te dé más tiempo. Además, no te
importaría que mi vehículo fuera un poco más rápido —enarqué las cejas—. ¿Se me
olvida algo? Es una lista considerable.
—La única exigencia es la primera —Edward estaba
haciendo esfuerzos para no reírse—. Las demás son simples peticiones.
—A cambio, mi pequeña y solitaria exigencia es...
—¿Exigencia? —me interrumpió, de nuevo serio.
"Tengo el presentimiento de
que voy a ganar esta," dijo Emmett.
—Sí, he dicho exigencia.
Edward entornó los ojos.
—Casarme es como una condena para mí —dije—. No pienso
aceptar a menos que reciba algo a cambio.
"Er... Ella realmente no hace
que suene bien," dijo Rosalie.
"Saber que ella quiere decirlo
de esa forma," Esme finalmente habló. "Ella solo quiere estar con
Edward tanto como sea posible antes de..."
"Lo sé," dijo Rosalie.
Se inclinó para susurrarme con voz tierna:
—No. Ahora es imposible. Más adelante, cuando seas
menos frágil. Ten paciencia, Bella.
Intenté mantener una voz firme y ecuánime.
—Ahí está el problema. Cuando sea menos frágil, ya
nada será igual. ¡Yo no seré la misma persona! Ni siquiera estoy segura de
quién seré para entonces.
—Seguirás siendo tú, Bella —me prometió.
Fruncí el ceño.
—Si cambio lo bastante como para querer matar a
Charlie, o chupar la sangre de Jacob o de Angela si tengo ocasión, ¿cómo voy a
seguir siendo la misma?
"Es una buena pregunta," dijo
Carlisle de nuevo siendo incapaz de evitarlo. "Esencialmente muy
psicológica."
—Se te pasará. Además, dudo que te apetezca beber
sangre de perro —fingió estremecerse ante tal idea—. Aunque seas una renacida,
una neófita, seguro que tienes mejor gusto.
Ignoré su intento de desviar el tema.
—Pero eso será lo que más voy a desear siempre,
¿verdad? —dije en tono desafiante—. ¡Sangre, sangre y más sangre!
"No," dijeron todos.
"Pero siempre va estar
ahí," admitió Jasper. "Nunca se va."
—El hecho de que sigas viva es una prueba de que eso
no es cierto —argumentó.
—Porque para ti han pasado más de ochenta años —le
recordé—. Estoy hablando de algo físico. De forma racional, sé que volveré a
ser yo misma... cuando transcurra un tiempo. Pero en lo puramente físico,
siempre tendré sed, por encima de cualquier otro deseo —Edward no contestó—.
Así que seré distinta —concluí, sin oposición por su parte—. Porque ahora mismo
lo que más deseo eres tú. Más que la comida o el agua o el oxígeno. Mi mente
tiene una lista de prioridades ordenada de forma algo más racional, pero mi
cuerpo...
La cara de Edward parecía que
debiera haber estado de color rojo sangre de la vergüenza, no ayudó en lo más
mínimo la risa de Emmett.
Giré la cabeza para darle un beso en la palma de la
mano.
Edward respiró hondo. Me sorprendió notar que titubeaba.
—Bella, podría matarte —se justificó.
—No creo que seas capaz.
Edward cerró los ojos.
Ella no se refiere a físicamente, pensó
Alice rodando los ojos.
Edward entrecerró los ojos. Después, apartó la mano de
mi cara y tanteó detrás de él, buscando algo que no pude ver. Se oyó un
chasquido amortiguado y la cama tembló bajo nosotros.
Tenía en la mano algo oscuro, y me lo acercó para que
lo examinara. Era una flor de metal, una de las rosas que adornaban los
barrotes de hierro forjado del dosel de su cama. Cerró la mano un segundo,
apretó los dedos con suavidad, y volvió a abrirla.
Sin decir una sola palabra, me extendió una masa
triturada e informe de metal negro. Había adquirido el perfil del hueco de su
mano, como un trozo de plastilina apretujado en el puño de un niño. Una
fracción de segundo después, el bulto se desmenuzó y se convirtió en polvo
negro sobre la palma de su mano.
Le lancé una mirada furiosa.
—No me refería a eso. Ya sé cuánta fuerza tienes, no
hace falta que destroces los muebles.
Emmett y Alice resoplaron por eso.
—Entonces, ¿qué querías decir? —me preguntó con voz
siniestra, arrojando a un rincón el puñado de virutas de hierro, que
repiquetearon como lluvia al chocar contra la pared.
Traté de explicarme, con sus ojos clavados en mí.
—Obviamente, no me refiero a que no pudieras herirme
si lo desearas... Es más importante que eso: se trata de que no quieres hacerme
daño. Por eso creo que no serías capaz.
"Ella confía plenamente en ti,"
Esme era incapaz de detener sus palabras.
Empezó a decir que no con la cabeza antes de que yo
terminara de hablar.
—Tal vez no funcione así, Bella.
—Tal vez —me burlé—. Tienes tanta idea de lo que estás
diciendo como yo.
—Exacto. ¿Crees que me atrevería a correr un riesgo
así contigo?
"¿Dónde está tu sentido de
aventura, Eddy?" sonrió Emmett con malicia.
Le miré a los ojos durante un buen rato. No vi en
ellos el menor atisbo de indecisión, y comprendí que no iba a ceder.
—Por favor —supliqué, desesperada—. Es lo único que
quiero. Por favor... —cerré los ojos, derrotada, a la espera de un rápido y
definitivo no.
Pero Edward no respondió de inmediato. Vacilé un
momento, sorprendida al notar que su respiración volvía a acelerarse.
"Ah... ella te
atrapó," dijo Emmett, sonriendo como loco.
“No puedo mantenerme firme cuando
ella está suplicado” gimió Edward
Abrí los ojos y vi que tenía la cara descompuesta.
—Por favor... —volví a susurrar. Los latidos de mi
corazón se dispararon de nuevo. Me apresuré a aprovechar la duda que había
asomado de repente a sus ojos, y las palabras me brotaron a borbotones—. No
tienes que darme ninguna garantía. Si no funciona, vale, no pasa nada. Sólo te
pido que lo intentemos. Únicamente intentarlo, ¿vale? A cambio te daré lo que
quieras —le prometí de manera atolondrada—. Me casaré contigo.
"No," dijo Emmett
repentinamente decaído.
"Parece que no puedes ganar
ambas apuestas Em," se regodeó Alice.
Emmett empezó a hacer un mohín.
Dejaré que me pagues la matrícula en Dartmouth y no me
quejaré cuando les sobornes para que me admitan. Hasta puedes comprarme un
coche más potente, si eso te hace feliz. Pero sólo... Por favor...
"Wow, ella realmente te quiere,"
dijo Rosalie.
"Ella dijo que no quería otra
cosa," dijo Jasper. "Al menos no físicamente."
Me rodeó con sus brazos helados y puso los labios al
lado de mi oreja; su respiración gélida me hizo estremecer.
—Esta sensación es insoportable. Hay tantas cosas que
he querido darte... Y tú decides pedirme precisamente esto. ¿Tienes idea de lo
doloroso que me resulta negarme cuando me lo suplicas de esta forma?
"´Puede que no sea buena idea
decirle esto...ella podría usar eso más seguido," advirtió Emmett. “Las
mujeres tienes la mala costumbre se usar sus poderes con nosotros”
“¿Eso piensas Osito?” pregunto
Rosalie con voz melosa pasándole las uñas por detrás del cuello.
Emmett se estremeció mirando a
Rosalie con los ojos negros como el carbón del deseo y con voz estrangulada
contesto “Quizás un paseo no vendría mal”
“Ya entendí, no hace falta que se
desnuden” les siseo Edward, el ambiente estaba muy cargado gracias a Jasper y a
la lectura.
—Entonces, no te niegues —le dije, sin aliento.
No me respondió.
—Por favor —lo intenté de nuevo.
—Bella...
Movió la cabeza a los lados, pero esta vez tuve la
impresión de que el lento deslizar de su cara y sus labios sobre mi garganta no
era una negación. Más bien parecía una rendición. Mi corazón, que ya latía
deprisa, adquirió un ritmo frenético.
De nuevo aproveché la ventaja como pude. Cuando volvió
su rostro hacia el mío en aquel ademán lento y vacilante, me retorcí entre sus
brazos y busqué sus labios. El me agarró la cara entre las manos, y creí que me
apartaría una vez más.
Pero me equivocaba.
Su boca ya no era tierna; el movimiento de sus labios
transmitía una sensación por completo nueva, de conflicto y desesperación.
Entrelacé los dedos detrás de su cuello y sentí su cuerpo más gélido que nunca
contra mi piel, que de pronto parecía arder. Me estremecí, pero no era a causa
del frío.
Edward no paraba de besarme. Fui yo quien tuvo que
apartarse para respirar, pero ni siquiera entonces sus labios se separaron de
mi piel, sino que se deslizaron hacia mi garganta.
"No estoy segura de que
debamos seguir leyendo esto," dijo Esme suavemente, Edward estaba
apretando el puente de su nariz, luciendo más avergonzado de lo que alguna vez
había estado… "Este es un momento privado entre Edward y Bella."
"Todo aquí son momentos
privados de Bella." Señaló Emmett. Ya no estaba bajo el poder de Rosalie y
estaba de buen humor otra vez. "Además Eddy siempre está en nuestras
cabezas. Él puede sobrevivir a esto."
"Además, Realmente no creo que
Edward haría esto tan fácil," dijo Jasper. "Leamos un poco más."
La emoción de la victoria fue un extraño climax que me
hizo sentir poderosa y valiente. Mis manos ya no temblaban; mis dedos soltaron
con facilidad los botones de su camisa y recorrieron las líneas perfectas de su
pecho de hielo. Edward era tan hermoso... ¿Qué palabra acaba de utilizar él?
Insoportable. Sí, su belleza era tan intensa que resultaba casi insoportable.
Dirigí su boca hacia la mía; parecía tan encendido
como yo. Una de sus manos seguía acariciando mi cara, mientras la otra me
aferraba la cintura y me apretaba contra él. Eso me ponía un poco más difícil
llegar a los botones de mi blusa, pero no imposible.
Unas frías esposas de acero apresaron mis muñecas y
levantaron mis manos por encima de la cabeza, que de pronto estaba apoyada
sobre una almohada.
Sus labios volvían a estar junto a mi oreja.
—Bella —murmuró, con voz cálida y aterciopelada—. Por
favor, ¿te importaría dejar de desnudarte?
—¿Quieres hacerlo tú? —pregunté, confusa.
—Esta noche no —respondió con dulzura.
"Ven" dijo Jasper, quién
parecía un poco nervioso de que fueran tan lejos como lo hicieron.
Ahora sus labios recorrían más despacio mi mejilla y
mi mandíbula. La urgencia se había desvanecido.
—Edward, no... —empecé a decir.
—No estoy diciendo que no —me dijo en tono
tranquilizador—. Sólo digo que «esta noche no».
Me quedé pensando en ello durante unos instantes,
mientras mi respiración empezaba a calmarse.
—Dame una razón convincente para que yo comprenda por
qué esta noche no es tan buena como cualquier otra —aún me faltaba el aliento,
lo que hacía que el timbre de frustración de mi voz sonara menos convincente.
—No nací ayer —Edward se rió quedamente junto a mi
oreja
"No, tu naciste hace mucho
tiempo… ¿Pero eso que tiene que ver de todas formas?" cuestionó Emmett.
—. ¿Cuál de nosotros dos se resiste más a dar al otro
lo que quiere? Acabas de prometer que te casarás conmigo, pero si cedo a tus
deseos esta noche, ¿quién me garantiza que por la mañana no saldrás corriendo a
los brazos de Carlisle?
"Honestamente Edward, saber que ella no haría eso," lo reprimió
Alice.
"Perdón," suspiró Edward.
"Yo solo..."
"No," dijo Alice. "Ella
siempre mantiene su palabra...además, ella quiere más que solamente sexo
Edward, ella quiere estar cerca de ti."
Está claro que yo soy mucho menos reacio a darte a ti
lo que deseas. Por lo tanto... Tú primero.
"Wow, eso es realmente difícil
de creer," dijo Jasper. " Tu estas siendo más él más dispuesto a
cambiar de opinión.”
"Bueno, Estoy seguro de que
Edward quiere hacer eso también," se rió Emmett.
Resoplé, y le pregunté con incredulidad:
—¿Tengo que casarme antes contigo?
—Ése es el trato: lo tomas o lo dejas. El compromiso,
¿recuerdas?
Me envolvió con sus brazos y me besó de un modo que
debería ser ilegal. Demasiado persuasivo; era como una coacción, una
intimidación. Traté de mantener la mente despejada... y fracasé de inmediato y
por completo.
"¿Así que vas a chantajearla
para que se case contigo?" se carcajeó Emmett y luego frunció el ceño. Después
de un segundo se encogió de hombros y se echó a reír de. "Esto es digno de
dar un Porsche."
"¡Yo no estoy chantajeándola!"
siseó Edward.
—Creo que no es buena idea —resollé cuando al fin me
dejó respirar.
—No me sorprende que lo pienses —sonrió con gesto
burlón—. Tienes una mente muy cuadriculada.
—Pero ¿se puede saber qué ha pasado? —dije—. Por una
vez pensé que esta noche era yo quien tenía el control, y de repente...
"Si... Eddy hace eso,"
Emmett hizo una mueca.
—...estás comprometida —completó él.
—¡Eh! Por favor, no digas eso en voz alta.
—¿Vas a romper tu promesa? —me preguntó.
Se apartó un poco para poder leer en mi cara. Se lo
estaba pasando en grande.
Le miré con furia, intentando olvidar la forma en que
su sonrisa me aceleraba el corazón.
—¿La vas a romper? —insistió.
—¡No! —gruñí—. No voy a romperla. ¿Ya estás contento?
“Tendremos una boda” Alice estaba
altamente extasiada “¿Sería mucho pedir que ella la describiera bien’”
“Sí” le contesto Emmett picandola.
Su sonrisa era cegadora.
—Sumamente contento.
Solté otro bufido.
—¿Es que tú no estás contenta?
Me besó de nuevo sin dejarme responder. Fue otro beso
demasiado convincente.
—Un poco —reconocí cuando me dejó hablar—, pero no por
lo de casarnos.
Esme frunció el ceño. Esta no era
la manera en la que ella pensó que ellos se comprometerían, Pensó que Bella
podría por lo menos se capaz de celebrar y abrazar a Edward en ese momento.
Volvió a besarme.
—¿No tienes la sensación de que todo está al revés?
—dijo riéndose en mi oído—. Tú deberías querer casarte y yo no. Es lo
convencional.
"Tal vez, pero ustedes dos no
son exactamente convencionales," se rió Emmett.
“Y Edward siempre ha tenido más
moral que lo normal,” Se burló también Jasper
—En nuestra relación no hay nada convencional.
—Cierto.
Volvió a besarme, y siguió haciéndolo hasta que mi
corazón palpitó como un tambor y la piel se me enrojeció.
—Escucha, Edward —le dije en tono zalamero cuando hizo
una pausa para darme un beso en la palma de la mano—. He dicho que me casaría
contigo, y lo haré. Te lo prometo. Te lo juro. Si quieres, te firmo un contrato
con mi propia sangre.
"No creo que sería una buena
idea," se estremeció Jasper.
—Eso no tiene gracia —murmuró, con la boca apoyada en
el interior de mi muñeca.
—Lo que quiero decir es que no pienso engañarte. Me
conoces muy bien. Así que no hay razón para esperar. Estamos completamente
solos: ¿cuántas veces ocurre eso? Además, tenemos esta cama tan grande y tan
cómoda...
—Esta noche, no —repitió.
—¿No confías en mí?
—Desde luego que sí.
Usando la mano que él seguía besando, eché su cara un
poco hacia atrás para poder estudiar su expresión.
—Entonces, ¿cuál es el problema? Sabes de sobra que al
final vas a ganar —fruncí el entrecejo y añadí—: Tú siempre ganas.
"No, creo que tu ganas lo
justo Bella," se rió Emmett
"Más de lo justo," murmuró
Edward. "Ella obtiene todo lo que quiere..."
"Tú vas a casarte con ella,"
señalo Emmett y Edward sonrió incontrolablemente.
—Sólo cubro mis apuestas —respondió con calma.
—Hay algo más —dije, entornando los ojos. Su rostro
estaba a la defensiva, señal de que bajo su aire despreocupado ocultaba algún
motivo secreto—. ¿Acaso tienes tú la intención de faltar a tu palabra?
—No —prometió en tono solemne—. Te lo juro,
intentaremos hacerlo. Después de que te cases conmigo.
"Tú no romperías tu promesa
¿Verdad?" se rió Emmett.
"No, no le haría eso a Bella,"
gruño Edward.
"Pero no deberías 'intentar'
tanto," señalo Jasper.
Sacudí la cabeza y me reí sin ganas.
—Me haces sentir como el malo de la película, que se
retuerce el bigote mientras trata de arrebatarle la virginidad a la pobre
protagonista.
Durante un segundo me dirigió una mirada suspicaz, y
enseguida agachó la cabeza para apretar los labios contra mi clavícula.
"Oh..." empezó a reír
histéricamente Emmett al igual que todos los demás. Edward estaba gruñendo con
los ojos cerrando y apretando el puente de su nariz. "Así que de eso se
trata."
"Eres tan raro," dijo Rosalie
riendo, negando con la cabeza pero al mismo tiempo leyendo.
—De eso se trata, ¿verdad? —Se me escapó una carcajada
más de asombro que de alegría—. ¡Estás intentando proteger tu virginidad!
"No creo que sea esa la
virginidad que él trata de proteger" dijo Jasper burlándose pero de alguna
manera defendiendo a su casi humanamente ruborizado hermano.
Me tapé la boca con la mano para sofocar la risotada
que me salió a continuación. Aquellas palabras estaban tan pasadas de moda...
—No, niña boba —murmuró contra mi hombro—. Estoy
intentando proteger la tuya. Y me lo estás poniendo muy difícil.
—De todas las cosas ridículas que...
—Deja que te diga una cosa —me interrumpió—. Ya sé que
hemos discutido esto antes, pero te pido que me sigas la corriente. ¿Cuántas
personas en esta habitación tienen alma, y la oportunidad de ir al cielo, o lo
que haya después de esta vida?
—Dos —respondí con decisión.
Carlisle sonrió confidente a esa
cuestión.
—Vale. Quizá sea cierto. Hay muchas opiniones a este
respecto, pero la inmensa mayoría de la gente parece creer que hay ciertas
normas que deben seguirse.
—¿No te basta con las normas vampíricas? ¿Es que
tienes que preocuparte también de las humanas?
—No viene mal —dijo, encogiéndose de hombros—. Sólo
por si acaso.
Le miré, entrecerrando los ojos.
—Por supuesto, aunque tengas razón con respecto a lo
de mi alma, puede que ya sea demasiado tarde para mí.
"Eso no es verdad," lo
defendió Esme automáticamente.
—No, no es tarde —dije.
—«No matarás» es un precepto aceptado por la mayoría
de las religiones. Y yo he matado a mucha gente, Bella.
—Sólo a los malos.
"Exactamente," acordó
Esme.
Se encogió de hombros.
—Tal vez eso influya, tal vez no, pero tú aún no has
matado a nadie...
—Que tú sepas —le dije.
Sonrió, pero hizo caso omiso a mi interrupción.
—Y voy a hacer todo lo posible para mantenerte alejada
del camino de la tentación.
—Vale, pero no estábamos hablando de cometer
asesinatos —le recordé.
—Se aplica el mismo principio. La única diferencia es
que ésta es la única área donde estoy tan inmaculado como tú. ¿No puedo dejar
al menos una regla sin romper?
—¿Una?
—Bueno, ya sabes que he robado, he mentido, he
codiciado bienes ajenos... Lo único que me queda es la castidad —sonrió con
malicia.
—Yo miento constantemente.
"Eso no es lo mismo," dijo
Edward. "Lo suyo son mentiras piadosas… las nuestras son… mucho más
serias.
—Sí, pero lo haces tan mal que no cuenta. Nadie se
cree tus embustes.
—Espero que te equivoques. De lo contrario, Charlie
debe de estar a punto de echar la puerta abajo con una pistola cargada en la
mano.
Emmett rió aún más fuerte de lo
normal.
"Yo no estaría sorprendida. La
manera en que actuó cuando planee su coartada fue terrible," dijo Alice.
—Charlie es más feliz cuando finge que se traga tus
historias. Prefiere engañarse a sí mismo y no pensar demasiado en ello —me dijo
sonriendo.
—Pero ¿qué bien ajeno has codiciado tú? —le pregunté—.
Lo tienes todo.
—Te codicié a ti —su sonrisa se apagó—. No tenía
derecho a poseerte, pero fui y te tomé de todos modos. Ahora, mira cómo has
acabado: intentando seducir a un vampiro
Todos rieron por eso. Simplemente
fue muy gracioso.
"Tal vez debemos darle algunos
consejos sobre cómo hacerlo..." empezó Alice.
"Ustedes no deberían hacer
nada," dijo Edward, "Realmente no puedo..."
"Tienes razón, tendremos
suficiente trabajo haciendo que ella cambie la terca mente de este
idiota," se burló Rosalie.
"Eso no va a pasar," dijo
Edward tercamente.
"Veremos," dijeron Alice
y Rosalie.
Meneó la cabeza con horror fingido.
—Tienes derecho a codiciar lo que ya es tuyo —le
contesté—. Además, creía que lo que te preocupaba era mi castidad.
—Y lo es. Si resulta demasiado tarde para mí...
Prefiero arder en las llamas del infierno, y perdóname el juego de palabras,
antes que dejar que te impidan entrar en el cielo.
—No puedes pretender que entre en un sitio donde tú no
vayas a estar —le dije—. Esa es mi definición del infierno. De todas formas,
tengo una solución muy fácil: no vamos a morirnos nunca, ¿de acuerdo?
"Parece que no vas progresando
con ella," se rió Jasper.
—Suena bastante sencillo. ¿Por qué no se me había
ocurrido?
Siguió sonriéndome hasta que acabé soltando un airado
« ¡aja!».
—Así que te niegas a dormir conmigo hasta que no
estemos casados.
—Técnicamente, nunca podré dormir contigo.
Puse los ojos en blanco.
—Muy maduro, Edward. Me refería a acostarnos.
—Bueno, quitando ese detalle, tienes razón.
—Yo creo que escondes algún otro motivo más.
Abrió unos ojos como platos, con gesto inocente.
—¿Otro motivo?
—Sabes que eso aceleraría las cosas —le respondí.
Edward intentó contener la sonrisa.
—Sólo hay una cosa que quiero acelerar, y el resto
puede esperar por siempre... Pero, la verdad, tus impacientes hormonas humanas
son mi más poderoso aliado en este sentido.
"Sabes, deberías tener algunas
de esas hormonas, quiero decir, tienes diecisiete permanentemente como el resto
de nosotros," dijo Emmett.
—No puedo creer que me hagas pasar por el altar.
Cuando pienso en Charlie... ¡O en Renée! ¿Te imaginas lo que van a decir Angela
o Jessica? ¡Arg! Ya estoy viendo sus cotilleos.
“No la veía como a una chica que le
importara lo que los demás pensaran” Alice rodo los ojos.
“Nunca dejara de sorprendernos”
Emmett sonrio.
Edward me miró enarcando una ceja, y enseguida supe
por qué. ¿Qué más me daba lo que dijeran de mí si pronto me marcharía para no
volver? ¿De verdad era tan hipersensible que no podía soportar unas cuantas
semanas de indirectas y miraditas de soslayo? Lo que más me molestaba era que,
si yo misma me hubiese enterado de que alguna se iba a casar ese mismo verano,
me habría puesto a cotillear con tan mala idea como las demás. ¡Uf! Casarme
este verano. Me dio un escalofrío. Sí, otra cosa que me molestaba era que me
habían educado para que sintiera escalofríos sólo de pensar en el matrimonio.
Edward interrumpió mis cavilaciones.
Edward frunció el ceño. "Estaba
esperando que se sintiera un poco más feliz cuando ella aceptara casarse
conmigo”
"Lo está," dijo Alice
confiadamente.
—No hace falta que sea un bodorrio. No necesito tanta
fanfarria. No tienes que decírselo a nadie ni cambiar tus planes. ¿Por qué no
vamos a Las Vegas?
"¡NO!" gritó Alice mientras
fulminada a Edward con la mirada. "¿Qué crees que estás haciendo?”
"No puedes casarte con ella en
las Vegas," Esme intervino. Alice realmente no puede imaginar la boda de
Edward en ese lugar.
"Si Bella..." empezó
Edward.
"Tienes que casarte con ella
de todas formas," dijo Alice. "¡Ella merece algo mejor que eso!"
"Es lo que ella quiere," se
defendió Edward.
"Ella quiere una boda real...es
solo que aún no lo sabe," dijo Alice confiadamente, poniéndole fin a la
discusión.
Puedes ponerte unos vaqueros. Hay una capilla que
tiene una ventanilla por la que te casan sin que te bajes del coche. Lo único
que quiero es hacerlo oficial, y que quede claro que me perteneces a mí y a
nadie más.
—No puede ser más oficial de lo que ya lo es —
refunfuñé, aunque su descripción no me había sonado tan mal. La única que se
iba a sentir decepcionada era Alice.
"Eso no es cierto,"
dijeron Esme y Rosalie.
"¿Crees que la Rosalie del
libro también querría eso nena?" le preguntó Emmett.
"Claro... más que otra cosa, es
una oportunidad para poder vestirla," sonrió Rosalie, pero todos podían
notar que a ella le gustaba la idea de que Edward se casara tanto como a los
demás
—Ya veremos —sonrió, complaciente—. Supongo que no
querrás aún el anillo de compromiso.
Tuve que tragar saliva antes de responder.
—Supones bien.
Edward se rió al ver la expresión de mi cara.
—De acuerdo. De todos modos, no tardaré en rodear tu
dedo con él. Me quedé mirándole.
—Hablas como si ya tuvieras un anillo.
—Y lo tengo —dijo sin avergonzarse—, listo para
ponértelo al menor signo de debilidad.
"Idiota,” dijo Alice.
—Eres increíble.
—¿Quieres verlo? —me preguntó. De pronto sus ojos
topacio brillaron de emoción.
—¡No! —exclamé. Fue un acto reflejo del que me
arrepentí de inmediato, ya que Edward se entristeció
"Pobre Eddy," dijo Emmett.
"Ahora sabes lo que es
sentirse rechazado," le sonrió malvadamente Rosalie, pensando que era
claro que él no podía entender la aversión de Bella a recibir joyería.
—Bueno, si de
verdad quieres enseñármelo, hazlo —intenté arreglarlo, apretando los dientes
para no demostrar el pánico irracional que me poseía.
—No pasa nada —repuso mientras se encogía de hombros—.
Puedo esperar.
Di un suspiro.
—Enséñame el maldito anillo, Edward.
Negó con la cabeza.
—No.
Estudié su expresión durante un buen rato.
—Por favor... —le pedí con voz tierna, experimentando
con el arma que acababa de descubrir. Le acaricié la cara con la punta de los
dedos—. Por favor, ¿puedo verlo?
"Ah, parece que ella está
aplicando lo que ha aprendido de su
primera lección de seducción," se burló Emmett tratando de no sonar muy
divertido, no aguantaría otro rasguñito de Rosalie, literalmente tendría que
cargarla y llevársela al bosque.
Edward entornó los ojos.
—Eres la criatura más peligrosa que he conocido en mi
vida —declaró. Pero se levantó y se arrodilló junto a la mesilla de noche con
aquella elegancia inconsciente tan propia de él. Apenas un instante después
volvió a la cama, se sentó a mi lado y me rodeó el hombro con un brazo. En la
otra mano tenía una pequeña caja negra, que depositó en precario equilibrio
sobre mi rodilla izquierda.
—Adelante, échale un vistazo —me instó de repente.
Sostener aquella cajita de aspecto inofensivo me
resultó más difícil de lo que esperaba, pero no quería volver a herir sus
sentimientos, así que traté de dominar el temblor de mi mano. La caja estaba
forrada de satén negro. Lo acaricié con los dedos, indecisa.
—¿No te habrás gastado mucho dinero? Si lo has hecho,
miénteme.
"¿Entonces cuál es el punto de
preguntar?" cuestionó Emmett.
—No me he gastado nada —me aseguró—. Se trata de otro
objeto usado. Es el mismo anillo que mi padre le dio a mi madre.
Edward sonrió ampliamente. Él sabía
que ese era el anillo que le iba a dar. Esme estaba realmente sonriendo - era claro que el compromiso no sería
exactamente como ella lo habría esperado pero empezaba verse realmente
entusiasmada
—Oh —dije, sorprendida. Después pellizqué la tapa
entre el pulgar y el índice, pero no la abrí.
—Supongo que es demasiado anticuado —se disculpó medio
en broma—. Está tan pasado de moda como yo. Puedo comprarte otro más moderno.
¿Qué te parece uno de Tiffany's?
"Si claro, definitivamente
Bella no querría eso," rió Alice, pero Edward parecía no está escuchando –
él estaba totalmente concentrado en el libro queriendo escuchar la reacción de
Bella.
—Me gustan las cosas pasadas de moda —murmuré mientras
levantaba la tapa con dedos vacilantes.
Rodeado por raso negro, el anillo de Elizabeth Masen
brillaba a la tenue luz de la habitación. La piedra era un óvalo grande
decorado con filas oblicuas de brillantes piedrecillas redondas. La banda era
de oro, delicada y estrecha, y tejía una frágil red alrededor de los diamantes.
Nunca había visto nada parecido.
Sin pensarlo, acaricié aquellas gemas
resplandecientes.
—Es muy bonito—murmuré, sorprendida de mi propia
reacción.
Edward sonrió ampliamente, su
rostro estaba resplandeciente, "Le gusta."
La sonrisa de Esme era igual a la
de Edward. "Es maravilloso," dijo ella y fue directo a abrazar a su
hijo. "Edward estoy tan feliz por ti."
—¿Te gusta?
—Es precioso —me encogí de hombros, fingiendo que no
me interesaba demasiado—. A cualquiera le gustaría.
Edward soltó una carcajada.
—Pruébatelo, a ver si te queda bien.
Cerré la mano izquierda instintivamente.
—Bella —dijo con un suspiro—, no voy a soldártelo al
dedo. Sólo quiero que te lo pruebes para ver si tengo que llevarlo a que lo
ajusten. Luego te lo puedes quitar.
—Vale —cedí.
Cuando iba a coger el anillo, Edward me detuvo, tomó
mi mano izquierda en la suya y deslizó la alianza por mi dedo corazón. Después
me sujetó la mano en alto para que ambos pudiéramos contemplar el efecto de los
brillantes sobre mi piel. Tenerlo puesto no resultó tan horrible como había
temido.
—Te queda perfecto —afirmó en tono flemático—. Eso
está bien: así me ahorro un paseo a la joyería.
"Argh... ¿Honestamente crees
que eso va a engañarla?” Alice rodó los ojos, pero ella sonreía tanto como
Edward y Esme.
"No me importa," dijo Edward,
su mirada de orgullo era predominante.
Al percibir la intensa emoción que se ocultaba bajo el
tono despreocupado de su voz, le miré a la cara. A pesar de que intentaba
fingir indiferencia, sus ojos también le delataban.
—Te gusta, ¿verdad? —le pregunté suspicaz, mientras
movía los dedos en el aire y pensaba que era una pena no haberme roto la mano
izquierda.
Emmett se rió de eso.
“Si ambos se dijeran cuanto les
gusta el bendito anillo nos ahorraríamos una página entera” murmuro Alice.
Edward se encogió de hombros.
—Claro —dijo, siempre en el mismo tono apático—. Te
sienta muy bien.
Le miré a los ojos, tratando de descifrar la emoción
que ardía bajo la superficie. Edward me devolvió la mirada, y todo disimulo se
desvaneció. Su rostro de ángel resplandecía con la alegría de la victoria. Era una
visión tan gloriosa que me cortaba la respiración.
Antes de que pudiera recobrar el aliento, Edward me
besó con labios exultantes. Cuando retiró su boca para susurrarme al oído, la
cabeza me daba vueltas; pero me di cuenta de que su respiración era tan
entrecortada como la mía.
—Sí, me gusta. No sabes cuánto.
Me eché a reír.
—Te creo.
—¿Te importa que haga una cosa? —me preguntó mientras
me abrazaba con fuerza.
—Lo que quieras.
Pero me soltó y se apartó de mí.
—Lo que quieras, excepto eso —me quejé.
Emmett volvió a reír.
Sin hacerme caso, Edward me cogió de la mano y me
levantó de la cama. Después se plantó de pie frente a mí, con las manos sobre
mis hombros y el gesto serio.
—Quiero hacer esto como Dios manda. Por favor,
recuerda que has dicho que sí. No me estropees este momento.
"Oh...entonces se lo vas a
proponer de la forma tradicional," Esme lo miró fijamente pero estaba
demasiado entusiasmada para seguir sosteniéndose.
—Oh, no —dije boquiabierta, mientras él clavaba una
rodilla en el suelo.
—Pórtate bien —murmuró.
Respiré hondo.
—Isabella Swan —me miró a través de aquellas pestañas
de una longitud imposible. Sus ojos dorados eran tiernos y, a la vez,
abrasadores—. Prometo amarte para siempre, todos los días de mi vida. ¿Quieres
casarte conmigo?
“Simplemente perfecto” lo alabó
Esme.
“Estoy seguro que fueron mis
clases” Emmett se cruzo de brazos.
“Seguro” Alice se rio aunque
sonreía abiertamente, feliz por su hermano.
Quise decirle muchas cosas. Algunas no eran nada
agradables, mientras que otras resultaban más empalagosas y románticas de lo
que el propio Edward habría soñado.
“Pero quiero las cosas empalagosas
y románticas” se quejo Edward.
“No seas un bebé llorón” Emmett le
dio un golpe en el brazo.
Decidí no ponerme en evidencia a mí misma y me limité
a susurrar:
—Sí.
"¡Sí!" dijo Edward olvidando
su última queja, todos le sonrieron.
"Yo desearía que ella hubiera 'de
ninguna manera’," se rió Emmett. "Pero supongo que eso igual está
bien."
—Gracias —respondió.
Después, tomó mi mano y me besó las yemas de los dedos
antes de besar también el anillo, que ahora me pertenecía.
"Es el final del capítulo,"
dijo Rosalie y Alice tomó el libro.
"Entonces, Em... parece que me
debes un Porsche," Alice le sonrió malévolamente. "Amarillo, por
favor"
"Supongo," Emmett arrugo
su nariz. "Pero qué manera de perder."
“Bien, Parece que ganaste mi casa,"
le dijo Rosalie.
"Er...¿ya está decidido?"
preguntó Jasper.
"No...Veremos si Eddy
realmente puede salir adelante con esto," se rió Emmett y Edward le hizo
una mueca. "Eso será interesante."
Hola*.*/
El compromiso ha llegado! Yeiiiii, y como siempre, es la hora de: Critiquemos a Bella! jajajajja Chica, estas por casarte con, segun tú, el amor de tu existencia, podes demostrar algo de entusiasmo?? Ya se que no le va el rollo del matrimonio, peeeeero, es EDWARD!!!!
Yo creí que iba a reinvindicarse diciendole las cosas romanticas y empalagosas, pero como no las dijo *rueda los ojos*, I hate you Bella Swan!
¡He dicho!
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¡He dicho!
Gracias a Maryfer VC por traducir este capitulo, nos leemos en el siguiente.
Saludos *.*/
Cary0605
P/d: A las/os que quizas se pregunten: ¿Por que carajos hace un blog de libros, si nos tiene atrazadas con las traducciones?, pues la respuesta es: Me gusta complicarme, jajajajajja
Capitulo Siguiente
5 comentarios:
Dios este es mi capítulo favorito ver a Edward feliz es simplemente perfecto!!!!
Y como dice Cary ahora a criticar a bella pero que burra por Dios!!!! Vamos que a mi no es que me emocione el matrimonio y eso... Pero si estas con el amor de tu existencia digo si tan segura estas que más da casarte con el.... Y si aceptas un poco de emoción como mínimo es Edward por dios!!!! Este fue un capítulo que disfrute mucho los que vienen los odiare!!!!
Será Edward, pero si yo no quiero casarme, Dios, no me casaría. D: Teniendo en cuenta cómo es que Bella ve el matrimonio, el que haya aceptado ya es algo muy bueno.
(Habla la que tiene mucho de la fobia de Bella. T-T )
¡Me encantó el capítulo! ¡MARATÓN! *0* ¡TERMINAMOS ECLIPSE! Estoy que me muero por empezar Amanecer. Me muero. ¡Ya quiero que Edward se entere de que tendrá una pequeña hija! >w< Y lo peor, que se emparejará con Jake.
Me encanto el capitulo, ahora a leer el siguiente
Al fin la pedida de mano y el casi asalto a la "virginidad" de Edward jejeje!!!, algo que nunca pude comprender es la reticencia de Bella a casarse, por favor .... qué mayor compromiso que el cambiar tu "vida" en comparación al matrimonio??? total si el matrisuicidio (como pensaría Bella que sería mejor decirlo) no funciona pues la solución es divorciarse o simplemente se separan y con el tiempo tramitar el divorcio, pero en el caso de cambiar la "naturaleza" de ellos mismos pues no creo que haya algún certificado de garantía en caso de ya no querer seguir siendo vampiro le devuelvan la vida, no????
SALESIA
la verdad es que sii en este capítulo no entiendo para nada a bella!! ey ni una pizca de emoción o algo!! entiendo que vea el matrimonio como algo aterrador pero bueno se supone que ama a edward irracionalmente, no? deberia por lo menos sentirse un poco feliz, o nose DEMASIADO feliz! este hubiera sido el capitulo perfecto si bella reaccionara como debería la verdad :P baahh por lo menos edward se la paso bien, porque con los capitulos que vienen aggg bue nos leemos en el siguiente cap! :)
maria elena
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