Traducción: PauMacias
“Tan seguro como que hay infierno que no ve lo
que se le viene encima.” Leyó Emmett. “Te lo dije cachorro”
Lo cierto era que no tenía intención alguna de
despedirme de mi padre.
Después de todo, bastaría un telefonazo rápido
a Sam para estropearme la jugada. Me cortarían el paso y me obligarían a
retroceder. Probablemente, intentarían cabrearme o herirme para que entrara en
fase. Entonces, el líder de la manada podía establecer otra ley con su voz de
Alfa.
“¿Eso significa que sólo puede dar esa clase de ordenes siendo un lobo?”
Pensó Carlisle.
Pero Billy me esperaba, sabedor de que debía de
estar con un estado de ánimo alterado.
“Bueno, por supuesto que lo sabía” Dijo Esme. “Después de lo que ha oído,
estaría preocupado de lo que él fuera a hacer”.
Permanecía en el patio, sentado en la silla de
ruedas, con los ojos clavados en el lugar del bosque por donde había hecho mi
aparición. Leí en su rostro cómo evaluaba mi dirección: directo a mi garaje de
fabricación artesanal, sin pasar por casa.
— ¿Tienes un minuto, Jake? —dejé que mis pies
resbalaran hasta detenerme. Lancé dos miradas, una a él y otra al garaje—.
Vamos, chico, ayúdame a entrar por lo menos.
Rechiné los dientes, pero decidí que
probablemente mi padre tendría menos problemas con Sam si pasaba con él unos
minutos, hasta conseguir engañarle.
“El único problema con esa teoría es que él ya está preocupado sobre lo
que podría estar planeando” Dijo Jasper.
— ¿Y desde cuándo necesitas ayuda, viejales?
“Hmph” Resopló Esme por la falta de respeto que Jacob estaba mostrando.
Soltó una de sus carcajadas retumbantes.
—Tengo los brazos cansados después de todo el
trayecto desde casa de Sue.
—Pero si es colina abajo y te has pasado tirado
a la bartola todo el día.
Empujé la silla, la subí por la pequeña rampa
que le había hecho y entramos en el cuarto de estar.
—No me sueltes... Parece que he alcanzado los
setenta por hora. Uf, ha sido genial.
“Eso es peligroso…Una roca y…” Esme se mostró preocupada.
—La silla va a acabar convertida en un trasto,
ya lo sabes, y luego tendrás que arrastrarte sobre los codos.
—Ni lo sueñes. Me llevarás tú.
—Pues me parece que no vas a ir a muchos
lugares.
Emmett resopló ante eso.
— ¿Queda algo de comer? —preguntó mientras
apoyaba las manos en las ruedas y se empujaba hasta el frigorífico.
—Tú me metiste en un lío dejando que Paul se
quedara aquí todo el día..., es muy probable que no haya nada.
Billy suspiró.
—Habrá que empezar a esconder los comestibles
si no queremos pasar hambre.
“¿Por qué no le da una patada?” Dijo Emmett. “sería más fácil”
—Dile a Rachel que se quede en casa de Paul.
La nota bromista desapareció de la voz de Billy
y la mirada acerada perdió parte de su dureza.
—Únicamente la tenemos en casa unas pocas
semanas al año y es la primera vez que está aquí desde hace mucho. Todo esto es
más duro para tus hermanas porque eran mayores que tú cuando murió tu madre.
Les resulta mucho más difícil hacer de este sitio su casa.
Esme suspiró.
—Lo sé.
Rebecca no había regresado desde su boda,
aunque su excusa era de primera: los billetes de avión desde Hawái valían una
pasión. Washington estaba demasiado cerca para que Rachel tuviera la misma
escapatoria. Ella iba directamente a clase después del verano, no volvía a casa
porque doblaba turnos en algún restaurante o café del campus. Se hubiera ido en
un pispas de no ser por Paul, y supongo que ése era el motivo por el cual Billy
no le largaba de una patada.
“Aun así… No sé si vale la pena” Emmett se rio entre dientes.
“Si vale” Confirmo Esme.
—Bueno, debo ir a solucionar unas cositas —dije
mientras me dirigía hacia la puerta trasera.
—Aguarda un momento, Jake. ¿No me vas a poner
al corriente? ¿Acaso no te ha llamado Sam para informaros?
Permanecí de espaldas a él para ocultar el
rostro.
—No ha pasado nada. Sam va a sacar el pañuelito
para despedir a los Cullen. Supongo que ahora somos un hatajo de admiradores de
esas sanguijuelas.
“Bueno, bueno, eso realmente no le va a ayudar a salir a de allí” Dijo
Emmett.
—Jake...
—No quiero hablar de ello.
— ¿Te marchas, hijo?
Se hizo el silencio en la habitación durante un
largo rato mientras yo cavilaba una contestación.
—Así Rachel podrá recuperar su cuarto. Sé
cuánto odia esa colchoneta...
—Ella preferiría dormir en el suelo antes que
perderte. Igual que yo.
Solté un resoplido.
—Jacob, por favor, si necesitas un respiro,
tómatelo, pero que no sea tan largo como la última vez. Y regresa.
—Tal vez, tal vez asome el careto en las bodas.
Me dejaré ver en la de Sam y luego en la de Rachel, aunque tal vez Jared y Kim
se casen antes. Probablemente voy a necesitar un traje o algo así...
—Mírame, Jake.
Me di la vuelta muy despacio.
— ¿Qué...?
Me miró a los ojos durante un minuto largo.
— ¿A dónde vas a ir?
“Parece como si lo hubiera atrapado” Dijo Emmett.
“Por supuesto, un padre sabe cuándo algo está mal con su hijo” Dijo Esme.
—No tengo pensado un lugar específico.
Ladeó la cabeza y entrecerró los ojos.
— ¿Ah, no?
Volvimos a mirarnos el uno al otro mientras
transcurrían los segundos.
—Jacob —me dijo con voz contenida—, no lo
hagas, Jacob. No merece la pena.
—No sé de qué me hablas.
—Deja ir en paz a Bella y a los Cullen. Sam
está en lo cierto.
Le miré durante otro instante antes de cruzar
la habitación de dos zancadas largas. Agarré el teléfono y desconecté el cable
que unía el cajetín con el enchufe telefónico. Guardé el cable gris en la palma
de la mano.
“Bueno, eso fue dramático” Dijo Emmett.
“Él tenía que asegurarse de que Billy no podría contar acerca él” Dijo
Jasper. “Tú harías lo mismo.
“Probablemente” Emmett se encogió de hombros.
—Adiós, papá.
—Jake, espera... —me llamó a mis espaldas...
...pero yo ya había atravesado la puerta y
estaba corriendo.
Iba a ir más despacio en moto que a pie, pero
resultaba más discreto. Me pregunté cuánto tiempo iba a necesitar Billy para
impulsarse hasta la tienda y telefonear a alguien capaz de darle un recado a
Sam. Aposté a que éste seguiría todavía con su forma lobuna. El problema podría
plantearse si Paul regresaba a nuestra casa antes de tiempo. Él era capaz de
transformarse en cuestión de un segundo e informar a Sam de lo sucedido...
No iba a darle importancia. Iría lo más rápido
posible y ya haría frente a ese problema cuando no me quedara otro remedio, si
me daban alcance.
“Desde luego está decidido a llegar a nosotros” Dijo Emmett. “El pobre
chico no tiene idea de donde se está metiendo”
“¿Y qué podría ser?’” Preguntó Alice. “Tú sabes…Sólo un poco más que él
sobre lo que está por venir”.
“Si, bueno, por lo poco que sé, digo que las cosas se van a poner peor
para él”. Dijo Emmett. “Y estoy seguro de que vamos a estar en una especie de
trato también.
La moto cobró vida en cuanto di una patada al
pedal y descendí la vereda embarrada sin mirar atrás cuando pasé delante de la
casa.
Los coches de los turistas atestaban la
autovía. Una sucesión de adelantamientos por ambos lados del carril me permitió
pasar a los vehículos, y me granjeó una buena serenata de bocinas y el saludo
de unos cuantos dedos corazones. Enfilé hacia la 101 a setenta por hora sin
molestarme en mirar a los lados y tuve que inclinarme hasta la línea de
equilibrio para evitar la embestida de una pequeña furgoneta. No es que eso me
hubiera matado, pero sí me hubiera demorado, pues los huesos tardaban días en
soldarse del todo, al menos los grandes, como bien sabía yo.
“Unos pocos días… Eso tiene que ser bueno”, Dijo Carlisle.
El tráfico era algo más fluido en la autovía,
de modo que subí a ochenta. No toqué el freno hasta hallarme cerca del estrecho
camino de entrada. Supuse que para entonces ya estaría a salvo. Sam no iba a
venir tan lejos para detenerme. Era demasiado tarde.
No empecé a pensar en mi próximo movimiento
hasta ese momento, cuando estuve seguro de que iba a poder llevarlo a cabo.
“Oh querido” Esme suspiró y se inclinó hacia Carlisle.
“¿Realmente cree que va a conseguir lo que quiere?” Se burló Emmett.
“En realidad no importa” Suspiró Esme. “Pienso que es bastante malo”
Reduje a veinte y avancé haciendo eses entre
los árboles con más cuidado del necesario.
Iban a oírme llegar, lo sabía, razón por la
cual el factor sorpresa estaba fuera de lugar; y tampoco había forma de
disimular mis intenciones, ya que Edward leería mis propósitos en cuanto me
acercara lo bastante. Quizá ya lo hubiera hecho, pero pensaba que las cosas
podían salir bien, ya que contaba con su ego a mi favor. Él querría luchar
conmigo a solas.
“Ja, ¿Por qué iba a querer hacer eso?” Resopló Emmett.
“Si, creo que tiene a Edward y a Emmett confundidos” Jasper sonrió.
Edward no dijo nada,
pero el chucho tenía razón en cierto modo, se reuniría con él en una pelea…
“Sin embargo, realmente debería haber tratado de conocer a su enemigo
mejor que esto” Dijo Jasper. “Es bastante decepcionante que no te entienda en
absoluto. Me di cuenta que vas a ir por ahí a pelear con él, por más de una
razón, pero ninguna es ellas es por tú ego”.
Por eso, me limité a caminar en busca de la
preciada evidencia para Sam por mis propios medios antes de desafiar a Edward a
un duelo.
Bufé. Probablemente, la sanguijuela iba a
disfrutar de la carga dramática del combate.
Una vez que hubiera matado a Edward, tenía
intención de llevarme por delante a todos los vampiros posibles antes de que me
aniquilaran.
“¿Él realmente cree que te podría vencer?” Preguntó Emmett.
“Al parecer, si” Dijo Edward.
Bueno, me pregunté si Sam no consideraría mi
muerte una provocación. Tal vez acabaría saliendo con aquello de que me llevé
mi merecido, era muy posible. No querría ofender a sus amigos del alma, los
chupasangres.
“No, eso sería sin duda provocar la pelea”, Dijo Carlisle. “Él ni
siquiera se da cuenta de su propia…
El paseo desembocó en un prado, donde recibí en
pleno rostro el impacto de un hedor a putrefacción similar al de tomates
podridos. Puja. Apestosos vampiros. El estómago me dio un vuelco. Iba a
resultar duro soportarlo a pelo, sin estar entremezclado por efluvio humano
alguno, como había ocurrido en mis otras visitas, aunque no tan insoportable
como si lo olisqueara siendo lobo.
No estaba muy seguro de qué esperar, pero no
había indicio alguno de vida en torno a la gran cripta blanca. Por supuesto,
ellos estaban al tanto de mi presencia en el lugar.
“Si, tú piensas que nuestro olor es malo…” Dijo Rosalie. “Argh,
¿Realmente tiene que venir aquí?”
“¿Quieres saber lo que está pasando con Bella?” Señalo Carlisle. “Ésta es
la única manera en que lo vamos a averiguar”
“No es la única manera…La historia podría volver al punto de vista de
Bella” Murmuró Rosalie, pero dejo ir el asunto.
Apagué el motor y agucé el oído en el silencio.
Percibí una nota de tensión y enfado en los murmullos que se levantaron al otro
lado de la entrada. Había alguien en la casa. Sonreí al oír mi nombre, feliz de
pensar que les estaba causando cierto desasosiego.
“Idiota… No necesitamos esto” Rosalie siseó. “Bella no necesita esto. Ya
debe ser lo suficientemente duro”
Respiré hondo y apuré una bocanada de aire
puro, sabedor de que dentro iba a ser peor, y me planté en las escaleras del
porche de un brinco.
El doctor abrió la puerta sin darme ocasión de
que la aporreara con el puño y permaneció en el umbral, mirándome con gesto
grave.
—Hola, Jacob —saludó con más calma de la que yo
había esperado.
“¿Cuándo Carlisle no
está calmado?” Emmett se rio entre dientes
— ¿Cómo estás?
Tomé algo de aliento por la boca, ya que por la
abertura de la puerta entreabierta se filtraba una pestilencia abrumadora.
“Ah, una forma fácil
de tortura, sólo hay que cubrirle la boca y obligarle a respirar por la nariz”,
Dijo Emmett.
El recibimiento de Carlisle supuso una
decepción. Habría preferido que hubiera cruzado la puerta Edward con las fauces
ya abiertas. El doctor Cullen era tan... humano, o algo por el estilo.
“Ah… Parece que le
gustas” Esme sonrió, aunque seguía nerviosa por lo que Jacob había planeado
contra su familia.
“¿A quién no le gusta
Carlisle?” Dijo Emmett.
Quizá fue a esta casa donde telefoneó la
primavera anterior, cuando me la pegué. Por eso, me sentía muy incómodo
mirándole a la cara, sabiendo como sabía que mi intención era matarle si me
resultaba posible.
“Bueno, eso no es tan
agradable”, Dijo Emmett, como Esme…Todos estremecieron.
—He oído que Bella ha conseguido seguir con
vida.
—Esto, Jacob, éste no es el mejor momento, de
verdad. —El medicucho parecía incómodo también, pero no del modo que era de prever—.
¿Podemos encargarnos de esto más tarde?
Le miré atónito. ¿Me estaba pidiendo que
pospusiéramos un enfrentamiento a muerte hasta un momento más oportuno?
“Idiota” Siseó
Rosalie.
Entonces oí la voz quebrada y áspera de Bella y
ya no fui capaz de pensar en nada más.
— ¿Por qué no? —Preguntó ella a alguien—.
¿También vamos a tener secretos con Jacob? ¿Qué sentido tiene?
La voz de mi amiga no sonaba tal y como yo
había supuesto. Intenté recordar las voces de los vampiros contra quienes había
combatido en primavera, pero mis recuerdos se limitaban a simples gañidos.
Quizás esos neonatos no tenían las voces sonoras y penetrantes de los más
antiguos. Quizá todos los vampiros recién convertidos hablasen con voz gutural.
“Idiota” Repitió
Rosalie.
“Tengo la sensación
de que vas a decir eso muchas veces” Emmett se rio entre dientes
—Entra, por favor, Jacob —pidió ella con voz
estridente.
Los ojos entornados de Carlisle se tensaron.
“¿Por qué?” Preguntó
Emmett.
“¿Tal vez no sé cómo
va a reaccionar?” Interrogó Carlisle. “O tal vez creo que eso sólo aumentara la
tensión en Bella y eso no puede ser bueno”
Me pregunté si no estaría sedienta. También yo
entrecerré los ojos.
“Bueno, si ella fuera
un vampiro sediento tenlo por seguro que no estarías en el menú” Dijo Emmett
haciendo una mueca.
—Disculpe —le dije al doctor mientras le
sorteaba para entrar. Era difícil dar la espalda a uno de ellos, iba contra
todos mis instintos, pero resultó posible. Si había algo parecido a un vampiro
fiable, era aquel jefe suyo tan extrañamente amable.
“Parece que al menos
él soporta a Carlisle” Dijo Emmett.
Me apartaría de Carlisle cuando empezara la
lucha. Habría suficientes vampiros para matar, así que podía excluirle.
“Si está tratando de
hacerme un favor, prefiero que valla por mí” Dijo Carlisle, él no quería perder
a ninguno de sus hijos o esposa.
“No, es mejor así”
Dijo Edward, consiguiendo una tormenta de pensamientos sobre ese asunto. “Todos
quedaríamos devastados si tú te vas”.
Todos asintieron con
la cabeza.
“Todos quedaríamos
devastados si perdemos a cualquiera de nosotros”, Argumento Carlisle, pero dejó
ir el asunto. Esme estaba temblando en sus brazos y él sabía que no podía
llevarlos a hablar de esto.
Entré de soslayo en la casa, con la espalda
pegada a la pared, y recorrí la estancia con la mirada. No la reconocí. La
última vez que había estado allí era el escenario de una fiesta. Ahora todo era
de un blanco apagado, lo cual incluía al grupo de seis vampiros que se
agrupaban en torno al sofá blanco.
Allí estaban todos juntos, pero no fue eso lo
que me heló la sangre en las venas e hizo que abriera la mandíbula hasta tocar
el suelo.
Era Edward, él y la expresión de su rostro.
Esme gimió y se
acercó más a Carlisle…Ella no quería escuchar eso.
Le había visto enfadado y también arrogante, y
en una ocasión con el semblante transido de dolor, pero aquellas facciones
estaban más allá de la agonía. El tipo estaba medio desquiciado. Ni siquiera
alzó los ojos para mirarme. Mantenía fija la mirada en el sofá contiguo con una
expresión que hacía creer que alguien le había prendido fuego y no apartaba las
manos engarfiadas del asiento.
“Oh, Edward”, Esme
gimió y comenzó a sollozar, como sólo un vampiro podía hacerlo.
El Edward de la
habitación se congeló; Bella debía estar en un muy mal estado para que el
Edward del libro estuviera así.
“Incluso el cachorro
fue capaz de ver eso” Dijo Emmett, el cual también sonaba preocupado.
Ni siquiera tuve ocasión de saborear su
angustia, pues sólo había una cosa capaz de ponerle en semejante estado, por lo
que seguí la dirección de su mirada.
La vi en cuanto percibí su efluvio.
Un nítido y claro efluvio humano.
Bella se hallaba semiculta tras el brazo del
sofá, aovillada de forma flácida, en posición fetal. Durante un segundo,
únicamente fui capaz de ver que ella seguía siendo la joven que amaba: la piel
mantenía ese suave tono melocotón y las pupilas de los ojos conservaban el
color achocolatado. El corazón empezó a latirme de un modo extraño y
desacompasado, hasta el punto de preguntarme si no estaría viviendo algún sueño
falaz del que estaba a punto de despertar.
Entonces la observé de verdad.
Tenía grandes ojeras debajo de unos ojos saltones
a causa de lo chupado del rostro. ¿Estaba más delgada? La piel parecía tirante,
como si los pómulos fueran a rasgarla de un momento a otro. Había recogido en
un revuelto moño el pelo negro y sólo tenía pegados a la frente y el cuello
unos pocos mechones de aspecto descuidado. El ademán desmayado de los dedos y
las muñecas le confería un aspecto tan frágil que daba miedo.
Emmett intentó leer
esto lo más rápido posible, pero eso no importaba realmente, el efecto que tuvo
fue inmediato. Edward se congeló de nuevo, su agonía fue mucho más fuerte
ahora… Aunque no tan fuerte como en el libro. Esme comenzó a sollozar más
fuerte preocupada tanto por Edward como por Bella. Y Rosalie parecía estar
repitiendo en voz alta “Va a estar bien, ella va a estar bien”
Estaba enferma. Muy enferma.
No era una patraña. La historia que Charlie le
había contado a Billy era cierta. Los ojos no se me salieron de las cuencas por
pura chiripa, y mientras la miraba, su tez adquirió una tonalidad verdosa.
La sanguijuela rubia y llamativa, la tal
Rosalie, se inclinó sobre ella para impedir que la viera de un modo protector
que se me antojó extraño.
“No creo que él la
valla a atacar” Dijo Carlisle. “No creo que sea capaz”
“Más vale prevenir
que curar” Dijo Rosalie. “Y yo no confió en él”.
Eso era un despropósito. Yo conocía al dedillo
lo que Bella pensaba respecto a casi todo. Sus pensamientos eran de lo más
obvio, a veces tenía la impresión de que los llevaba escritos en la frente, por
eso resultaba innecesario que ella me contara todos los detalles de una
situación para que me diera cuenta de todo. Sabía que a ella no le gustaba
Rosalie.
“Hey” Dijo Rosalie.
“Yo no diría que no
le gustas” Dijo Alice. “Es más como miedo”.
“Hey” Repitió
Rosalie.
“Sabes que ustedes
dos no se llevaban bien… Estoy segura de que será diferente cuando la conozcas
en esta realidad” Dijo Alice, no agregó que sería así porque Rosalie la
conocería mejor en esta ocasión, pero todos lo sabían en el fondo.
Por el modo en que fruncía los labios cuando
hablaba de ella, y no sólo no le gustaba, más aún: la temía. O al menos así
había sido antes...
...Pero ahora, cuando alzó la vista hacia
Rosalie, no había rastro alguno de temor en Bella. Parecía pedir disculpas con
la expresión, o algo parecido. Entonces la vampira tomó una palangana del suelo
y la sostuvo a la altura del pecho de Bella justo a tiempo de que pudiera
vomitar en ella de forma escandalosa.
Edward se postró al lado de la enferma con un
brillo atormentado en la mirada. Rosalie extendió un brazo para obligarle a
retroceder.
“Lo siento” Dijo
Rosalie.
Edward no dijo nada,
no podía, no hasta saber lo que iba a venir. No sabía si debía estar enojado o
contento de que Rosalie estuviera haciendo eso.
Nada de aquello tenía sentido. Bella me dirigió
una débil sonrisa cuando al fin logró alzar la mano. Parecía un poco
avergonzada.
—Lamento todo esto —admitió con un hilo de voz.
Edward profirió un quejido realmente bajo
mientras mantenía la cabeza hundida sobre las rodillas de Bella. Ella puso una
mano sobre la mejilla de él como si le estuviera consolando.
No comprendí que las piernas habían obrado por
voluntad propia y me había adelantado hasta que Rosalie soltó un siseo y se
interpuso entre el sofá y mi persona. Parecía un personaje de la tele. Daba
igual que estuviera allí. No parecía real.
—No, Rose, no —susurró Bella—. Está bien.
La rubita se apartó de mi camino, aunque noté
lo mucho que le reventaba la aprobación. Me puso mala cara mientras se acuclillaba
junto a la cabeza de Bella, con todos los músculos preparados para saltar.
Ignorarla olímpicamente fue más fácil de lo que había imaginado.
“Eso es algo” Dijo
Carlisle. “Me gustaría pensar que sus instintos para ese momento ya lo habrían
golpeado. Por lo menos para ponerlo al límite”.
— ¿Qué te pasa, Bella? —murmuré. Sin darme
cuenta, casi sin pensarlo, yo también me había arrodillado y estaba inclinado
sobre el respaldo del sofá, enfrente de su... esposo. Él no pareció percatarse
de mi presencia y yo apenas le dediqué una mirada. Alargué las manos para tomar
la mano libre de Bella. Estaba helada—. ¿Estás bien?
“Si, ella esta color
de rosa, ¿No lo sabías?” Se rio Emmett entre dientes.
Era una pregunta estúpida, y no la contestó.
—Me alegra que hayas venido a verme hoy, Jacob.
Edward no era capaz de leerle los pensamientos
a Bella, pero la frase tuvo un significado para él que a mí se me escapaba, ya
que se lamentó de nuevo. Ella se agitó bajo la manta que la cubría y acarició
la mejilla de su marido.
“¿Qué has oído?
Preguntó Emmett.
“No lo sé”, Dijo
Edward; su voz era difícil de leer, pero estaba claro que era la que estaba
utilizando en los capítulos anteriores.
— ¿Qué te ocurre, Bella? —insistí mientras
entrelazaba sus dedos fríos y frágiles entre los míos.
Ella miró a su alrededor en lugar de
responderme. Daba la impresión de buscar algo con la mirada, donde se
entremezclaban una súplica y un aviso. Seis pares de ojos dorados la
contemplaron fijamente. Al final, ella se volvió hacia Rosalie.
— ¿Me ayudas a levantarme, Rose? —pidió.
“No creo que sea buena
idea” Dijo Carlisle con cautela.
“Si, ¿Por qué no
simplemente dice que está embarazada?” Dijo Emmett. “Eso tiene que ser mucho
más fácil que estar de pie”
La interpelada frunció los labios, dejando los
colmillos al descubierto, y me fulminó con la mirada, como si quisiera rajarme
la garganta. Estaba seguro de que ése era su propósito.
“Probablemente”
Rosalie estuvo de acuerdo. “Sin embargo, es difícil pensar en un momento en el
que eso no sea cierto”.
—Por favor, Rose.
La Barbie me dedicó un mohín de desprecio, pero
volvió a inclinarse sobre ella, cerca de Edward, que no se movió ni un
centímetro. Puso su brazo con cuidado debajo de los hombros de Bella.
—No, no la levantes... —susurré. Parecía tan
débil.
—Estoy respondiendo a tu pregunta —me espetó
con un tono de voz más similar al modo en que solía dirigirse a mí.
“Las palabras son más
fáciles” Repitió Emmett.
Rosalie retiró la manta del sofá. Edward se
quedó dónde estaba, aunque su cabeza fue resbalando hasta hundirse entre los
almohadones. El cobertor cayó al suelo a los pies de Bella.
Tenía el vientre abultado y el torso se le
había redondeado de un modo anómalo y enfermizo. Se remarcaba sobre la sudadera
de color gris gastado que le estaba muy ancha a la altura de brazos y hombros.
El resto de la anatomía de la enferma parecía más chupada, daba la impresión de
que el abombamiento hubiera crecido gracias a la sustancia que le había
extraído a ella.
Todos se
estremecieron ante esa imagen.
“Esto no puede ser
bueno” Edward gimió miserablemente y se veía peor que toda la lectura de los
otros libros.
“No lo sabes todavía”
Dijo Carlisle con un tono de voz poco convincente pero firme. “Realmente no
puedo ver como las cosas puedan estar así” Agregó en voz baja, pero su voz era
estable.
“Eso está tomando
todo de ella”, Dijo Edward.
“Va a funcionar
Edward”, Dijo Rosalie. “Sé que tiene que hacerlo”.
Edward la miró, ella
haría cualquier cosa para asegurarse que eso pase, sin embargo, pudo oír una
genuina preocupación por Bella en sus pensamientos.
“Carlisle tiene que
estar en lo correcto…” Dijo Alice en voz baja tratando de convencerse a ella
misma más que a nadie. En ese momento realmente desearía tener una visión que
le asegurara eso.
“Hey… Crees que para
ese momento ya tendrías una ¿No?” Dijo Edward mirándola.
“¿Qué?” Dijo Alice.
“En el libro… Se
supone que ya deberías haber tenido una visión” Dijo Edward y luego se
estremeció más que antes. Si eso era cierto, solo podía significar algo malo a
juzgar por su reacción.
“No estoy segura”.
Dijo Alice. “Nunca he visto un parto antes…No sé si se trata de una decisión o
no…”
“Hm…Yo pesaría que
habrías visto cuando Bella tomó la decisión de conseguir la protección de
Rosalie”, Jasper frunció el ceño. “No estoy seguro de que habrías hecho allí…
¿Crees que le advertirías a Edward?”
Alice lo miró
pensativamente, luego a Edward. “Probablemente” Respondió, ella querría que
Bella esté segura primero.
“Entonces, ¿Cómo las
cosas llegaron a este punto?” Preguntó Jasper.
“Es posible que no
pueda ver al bebé” Dijo Alice.
“Bien” Dijo Edward
esperando que este fuera el caso. Entonces pensó en como Bella lo estaba
mirando y dejó caer la cabeza de nuevo.
Necesité unos momentos antes de comprender en
qué parte se había producido la deformidad. No me percaté hasta que la vi
recorrer los brazos alrededor del vientre hinchado con toda ternura. Arriba y
abajo. Como si lo estuviera acunando. Entonces me di cuenta, pero seguía sin
dar crédito a mis ojos. La había visto hacía un mes exacto. No había forma de
que ella pudiera estar embarazada, no tanto, no de ese modo.
Pero lo estaba.
No quise darle vueltas al asunto. No deseaba
imaginarle a él dentro de ella. No me apetecía saber que alguien a quien odiaba
tanto había echado raíces en el cuerpo que yo amaba con todas mis fuerzas. Noté
una arcada y tuve que tragar saliva y hacer un esfuerzo para no vomitar.
Hubo varios siseos en todo ese párrafo.
Pero era peor que eso, oh, sí, mucho peor. El
cuerpo desmadejado y ese rostro reducido a piel y huesos me hicieron suponer
que ella tenía ese aspecto tan desmejorado y en estado de gestación tan
avanzado porque, fuera lo que fuera lo que tuviera en su vientre, le estaba sorbiendo
la vida para alimentarse.
Porque era un monstruo igual que el padre.
“Tú no sabes lo que
es” Rosalie le siseó al libro y miró a Edward. “Tú tampoco”.
“No, no lo sé” Edward
estuvo de acuerdo, pero el conflicto era claro en sus ojos.
Siempre supe que Edward acabaría por matarla.
“Él no la matará” Le
espetó Rosalie.
Él ladeó la cabeza hacia arriba en cuanto leyó
esas palabras en mi mente. Hacía un segundo, los dos estábamos de rodillas y al
siguiente se había puesto en pie, irguiéndose sobre mí. Sus ojos eran
intensamente negros y los círculos de las ojeras, morados.
—Sal fuera, Jacob —gruñó.
“Oh, no luches
Edward” Dijo Esme.
“No lo haré”, Le
aseguró Edward. “No tengo la fuerza”,
Me puse en pie y le miré. Él era la razón de mi
presencia.
—Acabemos con esto —acepté.
El grandulón, Emmett, avanzó hasta ponerse a un
lado de Edward mientras el de aspecto sediento, Jasper, se posicionaba justo
detrás de él.
“¿Aspecto sediento?”
Dijo Jasper.
“Bueno, es una
especie de…” Dijo Alice en voz baja.
“Claro”, Jasper
frunció el ceño, era porque él era el más débil.
Lo cierto es que me importó un comino. Quizá la
manada encontrara mis restos cuando me hubieran despedazado. Quizá no. Eso era
irrelevante.
Llegué a ver a los otros dos miembros de la
familia situados detrás durante una mínima fracción de segundo. Esme y Alice.
Menudas y de una feminidad perturbadora. Bueno, estaba seguro de que los
varones me matarían antes de tener que vérmelas con ellas. No quería matar
mujeres, ni siquiera aunque fuesen vampiras.
“Vaya, gracias” Alice
puso los ojos en blanco, pero todos miraban a Esme.
Pero tal vez hiciera una excepción con esa
rubia.
Emmett resopló.
“¿De verdad crees que
deberías estar resoplando cuando alguien está hablando de atacar a tú pareja?”
Cuestionó Jasper; aunque seguía un poco tenso por su mención anteriormente.
“No es cómo si él
consiguiera llegar tan lejos”, Dijo Emmett con tono alegre, pero sus ojos no lo
estaban. Él haría cualquier cosa para proteger a su pareja cómo cualquier otra
persona.
—No —pidió Bella, entre jadeos, mientras se
lanzaba hacia delante, tambaleándose, para tomar del brazo a Edward.
Rosalie se movió con ella como si estuvieran
encadenadas.
—He de hablar con él, sólo eso —contestó Edward
en voz baja, dirigiéndose únicamente a ella. Alzó una mano para tocarle el
rostro y acariciarlo. Me encendí al contemplar ese gesto y lo vi todo rojo,
todo en llamas. ¡Cómo podía permitirse tocarla de esa manera después de todo lo
que le había hecho!
“Ella es su esposa,
por supuesto que tiene permitido tocarla de esa manera” Dijo Esme.
“Y Bella es feliz con
el bebé” Añadió Rosalie.
—Nada de esfuerzos —continuó con tono de
súplica—. Descansa, por favor, los dos estaremos de vuelta en cuestión de unos
minutos.
Ella estudió el rostro de su esposo tratando de
averiguar sus intenciones. Luego asintió y se dejó caer sobre el sofá. Rosalie
le ayudó a colocarse sobre los cojines. Bella me contempló fijamente para
atrapar mi mirada.
—Pórtate bien —insistió—, y luego, vuelve.
No le respondí. Hoy no hacía promesa alguna.
Desvié la mirada y seguí a Edward por la puerta de la entrada.
Una vocecita me habló en la mente con un tono
casual e inconexo, haciéndome notar que separarle de la secta no había sido tan
difícil.
“¿Secta?… No somos religiosos”
Se rio Emmett.
“Somos una familia,
estúpido chucho” Siseó Rosalie,
Él siguió caminando sin preocuparse en
verificar si estaba a punto de abalanzarme sobre sus desprotegidas espaldas.
Supuse que no necesitaba volverse para comprobar eso. Lo sabría en cuanto lo decidiera,
lo cual significaba que cuando lo hiciera, iba a tener que adoptar esa
resolución a toda prisa.
“Es cierto…Lo que
realmente apesta demasiado,” Emmett hizo un mohín.
—Todavía no estoy listo para que me mates,
Jacob Black —susurró mientras se alejaba de la casa a paso vivo—. Deberás tener
algo de paciencia.
Como si a mí me importaran algo sus problemas
de agenda. Solté un gruñido bajo.
—La paciencia no es lo mío.
Prosiguió andando unos doscientos metros más
por el camino en dirección opuesta a la casa, y yo le pisaba los talones. Ardía
por dentro y los dedos me temblaban. Estaba al límite, listo y a la espera.
Se detuvo sin previo aviso y giró sobre sí
mismo para plantarme cara. Su expresión volvió a dejarme helado.
Durante un instante yo no fui más que un crío,
un rapaz que no ha salido de un pueblo minúsculo en toda su vida. Sólo un
chaval. Lo supe porque iba a tener que vivir mucho y sufrir más para comprender
la lacerante agonía que había en los ojos de Edward.
Otro escalofrío
recorrió la sala. Edward estaba en una situación peor a la que habían
interpretado antes… Que ya era bastante mala.
Alzó una mano como si fuera a secarse el sudor
de la frente, pero los dedos se hundieron en su rostro y, durante un instante,
dio la impresión de que iban a arrancar esa piel suya de granito. Un fuego
iluminaba sus ojos desorbitados que parecían ver cosas que no estaban allí.
Tenía la boca entreabierta, como si fuera a gritar, pero no profirió sonido
alguno.
Era el semblante propio de un hombre consumido
por el sufrimiento.
Fui incapaz de articular palabra durante unos
segundos. Ese semblante era demasiado real. Lo había atisbado dentro de la
casa, lo había visto en los ojos de ella y también en los de él, pero aquello
era la confirmación. El último clavo en el ataúd de Bella.
—El feto la está matando, ¿no es así? Se está
muriendo.
“No es un feto, es un
bebé” siseó Rosalie.
Cuando
pronuncié esas palabras, supe que mi rostro era una versión levemente atenuada
del suyo. Atenuada y desemejante, porque todavía estaba conmocionado. Todo
estaba ocurriendo muy deprisa y mi cabeza aún no lo había asimilado. La suya
sí. Era diferente porque yo la había perdido ya muchas veces y de formas muy
distintas en mi fuero interno, y también porque no podía perder lo que nunca me
había pertenecido.
“Por fin tienes un punto”
Murmuró Rosalie, pero su voz era débil y estaba mirando preocupada a Edward,
aunque todavía estaba convencida de que todo iba a salir bien.
Y distinto porque no era culpa mía.
—La culpa es mía —susurró Edward.
Sus rodillas cedieron y se vino abajo, quedando
delante de mí, en un estado de completa vulnerabilidad. Resultaba difícil
concebir un objetivo más sencillo...
... pero ahora yo estaba frío como la nieve: ya
no había fuego alguno en mí.
—Sí —gimió con la vista puesta en la tierra,
como si se lo estuviera confesando al suelo—, sí, la criatura la está matando.
“No sabes que…”
Rosalie trató de decirlo de nuevo.
“Creo que si lo sé”
La voz de Edward era hueca.
“No va a matarla”
Dijo Rosalie. “Pensaremos en algo”
Su indefensión absoluta me cabreó. Yo buscaba
una lucha, no una ejecución. ¿Dónde estaba ahora esa superioridad y esa
condescendencia suyas?
— ¿Y por qué no hace algo Carlisle? —grité—. Es
médico, ¿no? ¡Pues que se lo saque!
Entonces, alzó la vista.
—Ella no nos lo permite —me contestó con voz
cansada y la misma desgana del maestro que le explica por décima vez lo mismo a
un niño de guardería.
Necesité un minuto largo para digerir aquello.
¡Dios!, sacrificarse y morir por el engendro del monstruo. ¡Muy propio de
Bella!
Rosalie gruñó ante
eso, realmente la molestó esta vez. Aunque tenía más que ver con el hecho de
que ella estaba pensando lo mismo, pero con palabras más agradables. Bella
estaba dispuesta a hacer lo que sea por tener un bebé de Edward…Un pensamiento
que realmente la hundía en esos momentos, pero que hacía que su agradecimiento
por Bella fuera mucho más fuerte.
—La conoces bien —susurró—. ¡Qué deprisa lo has
visto...! Yo no me di cuenta, o al menos no a tiempo. Ella no me lo contó
durante el viaje de vuelta, para nada. Pensé que estaba asustada, lo cual era
de lo más normal.
“Entonces ¿Cómo
puedes pensar que Bella estaría así?” Emmett se rio entre dientes.
“¿Cuándo ella ha
hecho lo normal?” Agregó Jasper.
Creí que se había enfadado conmigo, por
obligarla a pasar por todo aquello,
“Ahora, eso es una
locura” Alice rodo los ojos. “¿Cuándo ella ha estado alguna vez enojada
contigo?”
“Ehh…” Dijo Edward
sin saber que responder.
Por poner en peligro su vida... una vez más.
Nunca sospeché sus verdaderas intenciones ni el propósito que había adoptado.
No hasta que nos reunimos con mi familia en el aeropuerto y ella se lanzó
corriendo a los brazos de Rosalie, ¡de Rosalie! Fue entonces cuando lo
comprendí, cuando leí el pensamiento de Rosalie, sólo entonces. Y tú lo has
comprendido al cabo de un segundo...
Profirió lo que era en parte un suspiro y en
parte un gemido.
“Si…Bueno, él también
tiene toda esta situación frente de frente” Dijo Jasper mirando extraño a
Edward. “Estoy bastante seguro de que nadie podría haber imaginado lo que Bella
deseaba en este punto”.
—Rebobina un momento, vuelve a eso de que no os
lo «permite»... —la nota de sarcasmo de mi voz cargó de acidez la frase—. ¿No
os habéis percatado de que ella tiene la fuerza normal de una chica de
cincuenta kilos?
“Tal vez ni siquiera
tan fuerte” Emmett se rio entre dientes.
Basta con agarrarla y drogarla.
“Eso está mal”
Rosalie Dijo horrorizada,
—Esa fue mi intención, y Carlisle hubiera
estado dispuesto...
“No, no lo hubieras
hecho”, Dijo Rosalie.
“Creo que eres lo que
nos detiene”, Le dijo Edward.
“Esperaría que fuera
más que eso” Dijo Esme suavemente.
“¿De verdad crees que
podías hacer algo así y salirte con la tuya?” Dijo Rosalie, “Tendría que vivir
con eso el resto de su vida… Sin importar el tiempo que fuera”
“Es una pérdida
indescriptible” Dijo Esme mirando más allá de las lágrimas (no es que ella
siempre lo pensará, pero era mucho peor esta vez) “Algo de lo que nunca te
recuperas”.
“Sobre todo si lo
tomaras de ella de esa forma” Dijo Rosalie. “Eso sería peor que lo que me pasó.
La traición sería más profunda”
Edward abrió los ojos
y luego miro hacia abajo. “Ese es un punto discutible”. Dijo Finalmente. “Si
esto termina mal, nunca dejaré que esto pase en primer lugar, y si todo termina
bien, nunca pensaré en hacer algo así”
— ¿Qué? ¿Ahora también se las daban de
caballerosos?
—Nada de eso, Jacob, es que el guardaespaldas
de Bella complica las cosas.
Ah. La historia de Edward no había tenido ni
pies ni cabeza hasta ese momento, pero ahora sí me cuadraba del todo. Así que
ése era el papel de la Barbie, pero ¿qué se le había perdido a ella en todo
aquello? ¿Quería la reina de belleza que Bella sufriera esa muerte?
“Por supuesto que no”
Siseó Rosalie.
—Quizá —contestó Edward.
Y ahora ella le
gruñía a Edward.
—Rosalie no ve esto de la misma manera.
—Bueno, pues entonces se neutraliza primero a
la rubia. Todos juntos podéis, ¿no? Metéis a la fuerza la pieza que falta en el
rompecabezas y os hacéis cargo de Bella.
—Emmett y Esme la apoyan.
“Por supuesto” Esme
suspiro sabiendo que ella no dejaría que las cosas llegaran tan lejos.
Emmett jamás nos dejaría tocarla,
El Emmett de la sala
se encogió de hombros dándole una disculpa a Edward, pero entre su familia y su
esposa, él siempre estaría del lado de Rosalie.
y Carlisle no va a ayudarme si Esme se opone...
—la frase se desvaneció conforme la voz se iba consumiendo.
—Deberías haberla dejado conmigo.
—Sí.
“No, idiota…Ella no
es algo que tú debas dejar pasar”, Dijo Alice bruscamente.
Era un poquito tarde para eso. Quizá tendría
que habérselo pensado antes de dejarla embarazada de ese engendro devorador de
vida.
“Creo que me gusta
más ‘Pequeño pateador’ como apodo” Dijo Emmett pensativo.
Pude apreciar que estaba de acuerdo conmigo
cuando alzó la cabeza y me contempló desde su propio y personal infierno.
—No lo sabíamos. Jamás se nos pasó por la
imaginación —contestó con un hilo de voz—. No había precedentes de algo similar
a lo ocurrido entre Bella y yo. ¿Cómo íbamos a prever que una humana era capaz
de concebir un hijo de uno de nosotros...?
—... Sobre todo cuando la chica debería haber
terminado destrozada en el proceso, ¿no?
“No hay necesidad de
decir eso” Esme frunció el ceño.
—Sí —coincidió con un susurro cargado de
tensión—. Sádicos, como los íncubos y los súcubos, están ahí fuera,
“Estoy seguro de que
a las hermanas Denali les encantaría que las llamaras sádicas” Se rio Emmett.
“Creo que probablemente
estarían de acuerdo en realidad” Jasper se rio entre dientes.
…existen, pero la seducción es un simple
preludio al festín. Nadie sobrevive.
Sacudió la cabeza como si la idea le repugnara,
como si él fuera diferente.
—No entiendo cómo no tienen un nombre para lo
que tú eres —le espeté.
Con el propósito de mirarme, alzó el rostro:
parecía el de alguien con mil años.
—Ni siquiera tú, Jacob Black, puedes
aborrecerme tanto como yo me odio a mí mismo.
‘Te equivocas’, pensé, demasiado enfurecido
para hablar.
“No, Eddy se sabe
auto-odiar bastante bien” Dijo Emmett.
—Matarme ahora no va a salvarla —replicó él con
calma.
— ¿Y qué?
—Debes hacer algo por mí, Jacob.
— ¡Y un cuerno, parásito!
No dejó de mirarme con esos ojos enturbiados en
por la fatiga y en parte por la locura.
— ¿Y por ella?
Apreté los dientes con fuerza.
—Hice todo lo posible por apartarla de ti.
Todo. Ahora es demasiado tarde.
—Tú la conoces, Jacob. Mantienes con ella una
relación a un nivel que yo ni siquiera soy capaz de comprender. Eres parte de
ella y ella de ti. A mí no va a escucharme piensa que la subestimo. Bella se
cree lo bastante fuerte para salir airosa de esto... —El sofoco le impidió
respirar. Se calmó y tragó saliva—. Puede que a ti sí te escuche.
“Sólo hay un pequeño
fallo en tu lógica” Dijo Jasper.
“¿Sólo uno?” Dijo
Alice. “Veo muchos más…”
“Bien, hay mucho
defectos en tu juicio” Dijo Jasper. “Y el más grande es que ella realmente
nunca lo escucha… Sobre todo cuando está siendo terca, cómo en este momento”.
“Además en su mente
ya está decidido, y ella no cambia sus pensamientos después de eso, no importa
lo que los demás digan” Agregó Alice.
— ¿Y por qué a mí sí?
Se levantó tambaleándose. Me pregunté si no se
le habría aflojado algún tornillo. ¿Podían volverse majaretas los vampiros?
—Quizá —respondió tras leerme la mente—. No sé.
Esa pinta tiene. —Meneó la cabeza—. Intento ocultarlo delante de ella, ya que
la tensión le hace empeorar. No puede soportar nada tan deprimente como esto.
He de mostrar compostura a fin de no hacérselo más duro, pero ahora todo esto
importa muy poco. ¡Ha de escucharte!
—No puedo decirle nada que tú no le hayas dicho
antes. ¿Qué quieres que haga? ¿Asegurarle que es tonta de remate? Lo más
probable es que ya lo sepa. ¿Soltarle que va morir? Apuesto a que eso también
lo sabe.
—Puedes ofrecerle algo que ella quiere.
“¿A qué quieres
llegar?” Preguntó Rosalie entrecerrando los ojos a Edward.
Edward se encogió de
hombros, pero se veía preocupado.
Cullen daba palos de ciego, iba sin brújula.
¿Eso formaba parte de su ida de olla?
—Solo me interesa que su corazón no deje de
latir — continuó repentinamente muy centrado—. Si es un niño lo que quiere, lo
tendrá; como si desea una docena. Lo que quiera, cualquiera cosa. —Se detuvo
durante un latido de corazón. —Puede tener cachorros si es eso lo que prefiere.
“Eso es un vergüenza”
Dijo Rosalie.
“No puedes hacerla
pasar por eso” Repitió Alice haciendo una mueca.
“¿Cómo puedes pensar
eso?” Preguntó Rosalie.
“Me gustaría
mantenerla a salvo” Dijo Edward y todos sacudieron la cabeza.
“Incluso yo sé que
nunca va a funcionar” Dijo Emmett.
Nuestras miradas se encontraron durante un
momento. Bajo una fina capa de autocontrol, su rostro era la viva imagen del
terror. El ceño fruncido se me vino abajo y la boca se me abrió de sorpresa
conforme empecé a asimilar el significado de sus palabras.
— ¡Pero no de esta forma! —masculló antes de
que pudiera recobrarme—. No con eso que le absorbe la vida mientras yo estoy
aquí, observando con impotencia cómo enferma y se consume, contemplando cómo
esa cosa le hace daño. —Tragó una bocanada de aire a toda prisa, como si
alguien le hubiera asestado un puñetazo en el estómago—. Debes hacerla entrar
en razón, Jacob. Ella ya no va a escucharme. Rosalie no se aparta de su lado, y
no deja de alimentar su locura…, y de infundirle coraje…, y de protegerla… No,
no la protege, cuida del engendro. La vida de Bella no significa nada para
ella.
“Eso no es cierto”
Dijo Rosalie.
“En el libro” Dijo
Edward.
“Tengo que agradarle,
yo sé que si” Dijo Rosalie, su expresión era grave. “Pero si… En el libro el
bebé es mi más grande preocupación…” Agregó con tristeza, aunque eso no era
cierto ahora.
El sonido contenido de mi garganta sugería que
me estaba asfixiando.
¿Qué había insinuado, que Bella debería...? ¿El
qué? ¿Tener un bebé? ¿Mío? ¿Qué? ¿Cómo? ¿Me la estaba entregando o tal vez
creía que a ella no le importaba ser compartida?
—Lo que sea y como sea siempre que siga viva.
—Es la estupidez más descomunal que has dicho
hasta ahora —murmuré.
—Ella te quiere.
—No lo suficiente.
—Está dispuesta a morir por tener un hijo.
Quizás acepte una alternativa menos radical...
“¿Alguna vez lo ha
hecho?” Dijo Emmett.
— ¿Acaso no la conoces?
—Lo sé, lo sé. Va a hacer falta una gran dosis
de persuasión para convencerla;
“Demasiada
persuasión…Tú sabes que es imposible” Dijo Alice.
Por eso te necesito. Sabes cómo piensa. Puedes
hacerla entrar en razón.
No podía pensar en su sugerencia. Era excesiva.
Imposible. Equivocada. Una aberración. ¿Qué proponía? ¿Tener en préstamo a
Bella durante los fines de semana y luego devolverla el lunes como una peli de
alquiler? ¡Menudo lío!
Y demasiado tentador.
“Estúpido cucho” Siseó
Rosalie.
Esme solo negaba
aturdida por la solución que su hijo planteaba.
No deseaba sopesarlo ni imaginarlo siquiera,
pero las imágenes vinieron a mi mente a pesar de todo. Había tenido ese tipo de
fantasías con Bella muchas veces, remontándome a la época en que aún había una
posibilidad para nosotros; y luego, cuando quedó claro que ese tipo de ensueños
no eran posibles y sólo dejaban heridas supurantes, nada de nada. Pero hubo un
tiempo en que no había sido capaz de evitarlo, y ahora tampoco logré contenerme
y especular con la posibilidad de tenerla entre mis brazos, de que ella
suspirara al pronunciar mi nombre...
Y lo que era peor aún, nunca antes había
especulado con esta nueva imagen, una que en buena lucha jamás hubiera existido
para mí. Aún no. Una imagen que me iba a perseguir durante años si no me daba
prisa a la hora de sofocarla en mi mente, donde ya había empezado a echar
raíces como la mala hierba: venenosa e imposible de erradicar. Esa imagen
mostraba a una Bella radiante y llena de vitalidad, la antítesis de su estado
actual, pero con cierta semejanza: su cuerpo no estaba desfigurado, aunque
había adoptado una silueta redondeada, normal en una embarazada... de mí.
“En realidad no deberías
haberle dicho eso” Dijo Esme. “Sólo vas a causarle más daño”
“¿Estás bromeando?
Ésta es la única parte buena de la ridícula idea de Edward” Sonrió Rosalie.
Hice un esfuerzo por escapar de la venenosa
semilla que había germinado en mi mente.
—Inténtalo al menos.
Me apresuré a negar con la cabeza. Sin embargo,
él hizo caso omiso a mi respuesta y permaneció a la espera, ya que podía
percibir el choque de mis pensamientos engrillados.
— ¿De dónde sacas este rollo psíquico de
mierda? ¿Te lo estás inventando todo sobre la marcha?
—No he dejado de pensar en posibles caminos
para salvarla desde que me percaté de sus planes y de que estaba dispuesta a
morir para realizarlos, pero no sabía cómo contactar contigo, ya que estaba
seguro de que no ibas a ponerte al teléfono si te llamaba. Si no hubieras
venido hoy, habría tenido que ir a buscarte, pero se me hace muy difícil
separarme de ella, aunque sea sólo por unos minutos. La condición de Bella...
Bueno, eso está cambiando, no deja de crecer, y además muy deprisa. Ahora no
puedo estar lejos de ella mucho tiempo.
—Pero ¿qué es «eso»?
—No tenemos ni idea, ninguna, pero ya es más
fuerte que ella.
“Probablemente era
más fuerte cuando lo concibió” Se rio Emmett.
“Puede ser” Dijo
Carlisle pensativo.
De pronto vi al monstruo por nacer rasgándola
desde dentro para salir—. Ayúdame a detenerlo —susurró—, ayúdame a impedir que
esto suceda.
— ¿Cómo? ¿Ofreciéndole mis servicios como
semental? —Edward no movió una pestaña al oír mis palabras, pero yo di un
respingo—. Tú estás muy mal. Ella no va a querer saber nada del tema.
—Prueba. Total, no hay nada que perder. ¿En qué
puede hacer daño?
Me podía hacer daño a mí. ¿Acaso Bella no me
había dado suficientes calabazas como para merecerme otra más?
“Obviamente no…Y
obviamente Eddy no se preocupa por eso” Emmett se rio entre dientes.
— ¿Un poquito de dolor a cambio de salvarla?
¿Acaso es eso un alto precio?
—No va a funcionar.
—Tal vez no, pero quizás eso la confunda y
flaquee su resolución. Todo cuanto necesito es un momento de duda.
“¡Eso es enfermizo
Edward!” Rosalie gruño.
—Y luego, en el último minuto, echarás por
tierra la oferta. «Sólo era una broma, Bella.»
—Si ella quiere un niño, lo tendrá. No me voy a
echar atrás.
No podía creerme que estuviera considerando su
proposición. Bella me atizaría otro puñetazo, de eso no tenía ni que
preocuparme, aunque volvería a romperse la mano. No debería haber dejado hablar
a Edward. Me había puesto la cabeza como un bombo. Tendría que haberme limitado
a matarle.
—No ahora —susurró—, todavía no. Equivocado o
no, eso va a acabar con ella y tú lo sabes. ¿Qué prisa hay? Tendrás tu
oportunidad si ella no te escucha. Te pediré que me mates cuando el corazón de
Bella cese de latir.
“¡Edward!” Dijeron
Alice y Esme miserablemente.
—Eso no vas a tener que suplicarlo mucho.
El atisbo de una sonrisa desfigurada le curvó
la comisura de los labios.
—Con eso ya contaba.
—Entonces, tenemos un trato.
Él asintió y tendió su fría y pétrea mano. Me
tragué mi desagrado y alargué la mía para estrechársela. Cerré los dedos
alrededor de la piedra y le di un único apretón.
—Lo tenemos —aceptó.
“Eso es todo” Dijo
Emmett, sosteniendo el libro hacia Esme, ella lo cogió con mano indecisa.
7 comentarios:
¡Sí! ¡Por fin! Lo he estado esperando :3
Al fiiin cary... nos has tenido en ascuas x meses...
me encantoooo el capitulo, no puedo aguantar las ganas x mas...
y disculpa la insolencia, pero km pa cuando podremos tar esperando el otro??? :P
atte wichi0705
Genial, super capítulo! Actualiza pronto porque no se si puedo esperar otros 4 meses para un nuevo cap jajajajaja
Sigue adelante
Estoy tan feliz!!! Gracias por actualizar!! Gracias a Pau por la traducción a Romina por la corrección y a ti por publicarlo!!
Espero estes bien y recuperándote!!
¡oh, que bonito! Esperé un montón para leer otro cap de tu maravillosa historia... así que gracias por actualizar :)
Espero puedas subir pronto, ya quiero llegar a la parte donde nace Nessie, saludos
Qué gran sorpresa. Qué bueno que lograste actualizar. Esperando el próximo capitulo.
Saludos
dios de mi vida porque yo no habia visto este capitulo antes???????????????
justo cuando dejo de revisar el blog zaz vienes tu y actualizas :´(
pero en fin gracias por actualizar ahora si nos hiciste esperar por meses!!!!
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