Aviso: Los libros aquí transcriptos y los personajes pertenecen a Stephenie Meyer y la historia original “Reading Breaking Dawn” a Choices HP, yo solo la traduzco, todo esto es sin ánimos de lucro, solo por mero entretenimiento.
Traducción: Cary0605
Edward suspiro largamente y comenzó a leer. "Comprometida"
La familia Cullen al completo sonrío ante el título del libro, pero
nadie superaba la sonrisa de Edward que parecía haber dejado el pesar del
prefacio.
«Nadie
te está mirando —me convencí
a mí misma—. Nadie te
está mirando. Nadie te está mirando.»
"Apuesto a que la gente si la está mirando" Emmett se rió.
“¿Dónde está?” se río Alice tratando de imaginar la situación.
Mientras
esperaba a que uno de
los tres semáforos
de la ciudad
se pusiera en verde, eché un vistazo hacia la
izquierda y allí estaba el monovolumen de la señora Weber, que tenía el torso
totalmente torcido en mi dirección.
"Eso es un poco desagradable... ¿por qué la está mirando de esta
manera?" Preguntó Esme.
"No sé, pero tiene que ser por algo más aparte de sólo casarse tan
joven," dijo Jasper.
Sus ojos me perforaban, así que me
encogí, preguntándome por qué no bajaba la vista o al menos se cortaba un poco.
Que yo
supiera, todavía se
consideraba grosero que alguien
te clavara la mirada, ¿no? ¿Acaso eso no se me aplicaba
a mí también?
Entonces
recordé que mis cristales
eran tintados y
de un color
tan oscuro que probablemente no tenía ni
idea de la identidad del conductor, ni siquiera de
que la había pillado en pleno cotilleo.
Intenté extraer algo de consuelo del hecho de que ella realmente no me estaba
mirando a mí, sino al coche.
"Oh, ella está en su camioneta," dijo Emmett sorprendido.
"Eso suena prometedor," dijo Rosalie con suerte.
Mi camioneta. Suspiré.
"Así que, por fin tiene un coche nuevo," Rosalie sonrió.
Dirigí
la vista hacia
la izquierda y
gemí. Dos peatones
se habían quedado pasmados en
la acera, perdiendo
la oportunidad de
cruzar por quedarse
a mirar.
"Suena como un buen coche," dijo Rosalie esta sonriendo abiertamente
ahora. "Me pregunto qué es lo que tiene que siente todos la están mirando".
Detrás de ellos, el señor Marshall
parecía observar embobado a través de los vidrios del escaparate de su pequeña
tienda de regalos. Aunque no había apretado
la nariz contra los cristales. Al menos, todavía no.
Pisé
a fondo el
acelerador en cuanto
la luz se
puso en verde,
pero lo hice
sin pensar, con la fuerza habitual para poner en marcha mi vieja Chevy.
El motor
rugió como una pantera en plena caza y el vehículo dio un salto hacia delante tan
rápido que mi cuerpo
se quedó aplastado
contra el asiento
de cuero negro y el estómago se
me apretujó contra la columna vertebral.
—¡Agg! —di un
grito ahogado mientras tanteaba
con el pie
a la búsqueda
del freno.
No perdí
la calma y me limité a rozar el
pedal, pero de todas formas el coche se quedó clavado en el suelo,
totalmente inmóvil.
No pude evitar el echar una ojeada
alrededor para ver la reacción de la gente. Si antes habían tenido alguna duda
de quién conducía este coche, ya se había disipado.
"Bueno, es obvio que es Bella. El resto de nosotros conducimos
perfectamente," Emmett se rió.
Con
la punta del
zapato presioné cuidadosamente el
acelerador, apenas medio milímetro, y el vehículo salió
disparado de nuevo.
Me
las apañé de mala manera
para llegar hasta mi objetivo, la gasolinera. Si no hubiera tenido
la cabeza en
otra cosa, no
se me habría
ocurrido aparecer por la
ciudad en absoluto. Había pasado los últimos días sin un montón de cosas, como
pan de molde o cordones para los zapatos, con el fin de no mostrarme en
público.
"Bella," Edward sonrió con cariño, sacudiendo la cabeza.
"Ella es una chica extraña," dijo Rosalie cariñosamente.
A la hora de echar gasolina me moví tan
deprisa como si estuviera en una carrera de
coches: abrí la
portilla, desenrosqué el
tapón, pasé la
tarjeta e introduje
la manguera del surtidor en la boca del depósito en cuestión de
segundos. Ahora bien, nada podía hacer
para que los
números del indicador
se marcaran con
mayor rapidez.
"Es aburrido ¿no es así?" Emmett suspiró; siempre se ponía
impaciente cuando cosas como esa lo frenaban.
Avanzaban con lentitud, como si lo
hicieran aposta para fastidiarme.
"Bomba de gas mala, deja a Bella en paz," Emmett se rió, y
todo el mundo le dio una mirada extraña.
“¿Qué?” él les devolvió la mirada. “Ella tiene una rara relación con las
cosas, en eclipse hablaba con los imanes.
No había mucha luz
al aire libre, porque
era uno de esos días típicos
en Forks, Washington, pero me
sentía como si
tuviera un reflector enfocado
en mí, centrado sobre todo
en el delicado
anillo de mi mano izquierda.
En momentos así, cuando notaba
ojos ajenos clavados
en mi espalda, me parecía
que el anillo
latía como si fuera un anuncio de neón que dijera:
«Mírame, mírame».
"¡Ah, pobre Bella!" dijo Esme, pero no podía dejar de sonreír.
Era estúpido estar tan pendiente de uno
mismo, y yo lo sabía. Aparte de mi madre y mi padre, ¿realmente importaba lo
que la gente dijera sobre mi compromiso?
¿O sobre mi
coche nuevo? ¿O
respecto a que
me hubieran aceptado
tan misteriosamente en una
universidad tan respetada?
"Eso no es misterioso," Edward gimió, "Estoy seguro que
fuiste aceptada por tu propio mérito."
¿O
incluso sobre la
pequeña y brillante tarjeta de
crédito negra que sentía arder al rojo vivo en el bolsillo trasero de mis
vaqueros?
"La que estoy seguro nunca usa," Edward murmuró.
—Eso es, a nadie le importa lo que
piensen —mascullé.
—Eh, señorita... —me interrumpió una voz
masculina.
Me volví, y entonces deseé no haberlo
hecho.
Dos hombres permanecían de pie al lado de
un lujoso todoterreno que portaba dos kayaks de última moda en lo alto del
techo. Ninguno de los dos me miraba, sino que tenían los ojos clavados en el
vehículo.
Personalmente, lo
cierto es que no lo
entiendo. Más bien
soy de la
clase de personas que se enorgullecen
con ser capaces
de distinguir entre
los símbolos de Toyota, Ford y Chevy. El automóvil era de
un reluciente color negro,
esbelto, y en verdad bonito, pero
para mí, no era nada más que un auto.
"¿No nos dirá que coche es?" Preguntó Rosalie.
"Dudo que lo haga" Edward sonrió.
—Siento molestarla, pero ¿podría decirme
qué clase de coche es el que conduce?—me dijo el hombre alto.
“Gracias” dijo Rosalie al
libro, ella realmente quería saber.
—Bueno, es un Mercedes, ¿no?
Emmett se rió de eso, pero más por ver a su esposa sacudiendo la cabeza
exasperada.
—Sí —repuso el hombre educadamente,
mientras su amigo de menor altura ponía los ojos en blanco como reacción a mi
respuesta—. Eso ya lo sé, pero me preguntaba si no estaría usted conduciendo...
un Mercedes Guardian —
"¿Guardián?" Preguntó Edward mirando a Rosalie como si ella
tuviera todas las respuestas en lo que a coches se refiere, lo cual era verdad.
"¿Eh?" dijo Rosalie. "Creo que he leído acerca de ese...
pero ni siquiera lo han hecho todavía... y bueno... lo hace parecer como el
tipo de coche que querrías que Bella condujera...", añadió, sonriendo hacia
Edward.
pronunció el nombre con un respeto
casi reverencial. Tuve la
sensación de que ese
tipo se llevaría
bien con Edward Cullen, mi... mi
novio, ya que no tenía sentido eludir la palabra teniendo en cuenta los pocos
días que quedaban para la boda—. Se supone que ni siquiera están aún
disponibles en Europa —continuó el hombre—, y menos aquí.
"Bueno, eso no va a detenerme," Edward sonrió.
Entretanto, el desconocido recorría lentamente
los contornos de mi coche con los
ojos, unas líneas que a mí, la verdad, no me parecían tan diferentes de las de otros Mercedes tipo Sedan. Pero claro,
en realidad, yo tampoco tenía mucha idea,
porque mi mente ya
tenía bastante con
cavilar sobre palabras
como «novio», «boda», «marido» y demás.
Simplemente es que no las podía meter
todas juntas en mi cabeza.
Por
un lado, me habían
educado para que me
estremeciera ante la mención
de vestidos blancos voluminosos y
ramos de flores; pero más aún,
me costaba mucho trabajo reconciliar un
concepto soso, formal y respetable como «marido», con mi idea de Edward. Era
como comparar un contable con un arcángel. No podía visualizarle en ningún
papel tan normal y cotidiano.
"¿Es que no me veo normal y cotidiano?" Preguntó Edward.
"Tómatelo como un cumplido," contesto Alice riendo.
“El resto de nosotros interpretamos perfectamente nuestro papel de
adolescentes normales” Emmett lo codeo “Deberías aprender a actuar.
Como siempre, cada vez que empezaba a
pensar en Edward me veía atrapada en una espiral vertiginosa de fantasías.
"Bueno, doy por inaugurado el momento porno familiar” Emmett sonrió
abiertamente.
“No habrá momentos porno” Edward le reprocho.
“Y menos en familia” se quejo Rosalie tratando de no molestarse tan
seguido con su marido.
“Estamos a punto de leer las fantasías sexuales de Bella con Eddy”
Emmett levanto ambas cejas repetidamente “Me parece bastante porno, y lo
estamos leyendo todos, eso lo convierte en un momento porno familiar”
“A veces me pregunto cómo funciona tu mente” Jasper negó con la cabeza
riéndose.
“No quieres saberlo” Edward se estremeció.
El extraño tuvo que aclararse la garganta para captar mi atención,
“Oye” se quejo Emmett
“Estábamos por leer las fantasías de Bella”
ya que estaba esperando todavía una
respuesta en lo referente al modelo y al fabricante del coche.
—No lo sé —le contesté con toda honradez.
—¿Le importa que me haga una foto con él?
Me llevó al menos un segundo procesar
eso.
—¿De verdad...? ¿De veras quiere sacarse
una foto con el coche?
"Esa es una petición extraña," dijo Esme.
"En realidad no," Rosalie se encogió de hombros. "No, si
el coche es lo suficientemente bueno”
—Por supuesto, nadie va a creerme, salvo
que lleve una prueba.
—Mmm, bueno, vale.
Retiré
rápidamente la manguera
y me deslicé
en el asiento
delantero para esconderme mientras
aquel fan sacaba de la mochila una enorme cámara de fotos de aspecto
profesional. Él y su amigo se turnaron para posar al lado del capó y después
tomaron fotos de la parte trasera.
"Apuesto a que ella lo amó," Emmett se rió en voz alta y todo
el mundo sonrió.
«Echo de menos mi camioneta», me lamenté
para mis adentros.
"Rara” Rosalie sacudió la cabeza.
Fue muy,
pero que muy inconveniente, que mi
viejo trasto exhalara
su último aliento unas
cuantas semanas después
de que Edward
y yo acordáramos
nuestro extraño compromiso, tan
desigual, uno de
cuyos detalles consistía
en que podría reemplazar la
furgoneta cuando dejara
de funcionar de modo
definitivo.
Emmett casi no pudo evitar estallar en carcajadas ante eso.
"Tal vez tuvo un poco de ayuda en el camino," Alice se rió
también.
Edward juraba que simplemente había pasado
lo que tenía que pasar, que mi vehículo había gozado una vida larga, plena y
que después había muerto por causas naturales.
Esta vez todos rieron.
“¿Realmente lo hiciste?”
Jasper consiguió preguntar.
“Si yo le jure que no lo
hice, significa que alguno de ustedes ayudo a asesinar la camioneta” Edward
respondió riéndose también, el libro no estaba resultando tan malo después de
todo.
Eso al menos era lo que decía él. Y
claro, yo no tenía forma de verificar esa historia ni de resucitar mi Chevy de
entre los muertos contando sólo
con mis fuerzas, porque mi
mecánico favorito...
Edward hizo una mueca, justo
cuando pensaba que todo iba bien, el chucho hacía acto de aparición.
Detuve
en seco el pensamiento, impidiendo que llegara
a su conclusión natural.
"Parece como si estuviera tratando de no pensar en el
cachorro," Jasper señaló.
"Eso es bueno," Rosalie siseó enojada al ver como la mirada de
Edward se había ensombrecido.
En vez de eso, escuché las voces de los
hombres en el exterior, amortiguadas por las paredes del automóvil.
—... pues en el vídeo de internet iban
hacia él con un lanzallamas y ni siquiera se chamuscaba la pintura.
—Claro que no. Puedes pasarle un tanque
por encima a esta preciosidad. Este no ha pasado por el mercado, porque lo han
diseñado sobre todo para diplomáticos de Oriente Próximo, traficantes de armas
y narcos.
Todo el mundo se estaba riendo al final de la frase.
"Sí, ese parece como un coche adecuado para ella," Edward
asintió conforme con la descripción del coche.
"Y exactamente el tipo de coche que ella necesita", agregó
Emmett carcajeándose “Solo a Bella le podrían ocurrir millones de cosas
peligrosas días antes de convertirse”.
—Oye ¿y tú crees que ésa es alguien?
—preguntó el bajito en voz casi inaudible.
"Depende de a quién se lo preguntes," Emmett sonrió a Edward,
quien sonrió ampliamente.
Yo agaché la cabeza con las mejillas
encendidas.
—¿Qué? —replicó el alto—. Quizá. Porque
ya me contarás para qué quiere alguien de
por aquí cristales
a prueba de misiles
y dos mil kilos
de carrocería acorazada. Parece propio de sitios más
peligrosos.
Más risas resonaron en la casa Cullen.
"Idiota sobreprotector," Alice sacudió la cabeza.
Carrocería acorazada.
«Dos mil kilos»
de carrocería acorazada.
¿Y cristales «a prueba de misiles»? Estupendo. ¿Qué tenían
de malo los viejos cristales antibalas de toda la vida?
“Eso no es lo bastante bueno para Eddy," Emmett se rió. “Un misil
podría caer en cualquier momento”.
“Con la suerte de Bella no me sorprendería” Rose asintió de acuerdo.
Bueno,
al menos esto tenía
algún sentido... si
es que gozas
de un sentido
del humor lo bastante retorcido.
"Supongo que ese sería yo", sonrió Emmett. “Mi futura cuñada
me conoce bien”
Y no es que yo no hubiera esperado que
Edward sacara ventaja de nuestro trato, para que pudiera dar más, mucho más de
lo que iba a recibir. Yo estuve de acuerdo en dejarle reemplazar
la furgoneta cuando
fuera necesario, aunque desde
luego no esperaba que ese momento llegara tan pronto. Cuando me vi
forzada a admitir que el vehículo no se había convertido más que en un tributo
a los Chevys clásicos en forma de bodegón automovilístico pegado a mi bordillo,
me di cuenta de que el cambio me iba a avergonzar a base de bien, convirtiéndome en el
foco de miradas y susurros. Pero
ni en mis más oscuras premoniciones hubiera concebido que fuera a buscarme dos
coches.
"No puedo creer que ella realmente va a dejar que te salgas con
eso", dijo Alice. "¿Qué pasó con su actitud anti-entrega de
regalos?"
"Ella debió de darse cuenta de lo mucho que quería que ella tuviera
un buen coche," Edward se encogió de hombros totalmente satisfecho por
como venía el libro.
Me
puse hecha una
fiera cuando me
explicó lo del
coche «de antes»
y el de «después».
"Eso está mejor", sonrió Alice.
"Me pregunto como es el otro coche," Rosalie reflexionó.
"Yo espero que sea un deportivo al menos... Este coche es agradable, pero... no está en la
misma liga que mi M3 o incluso el Porsche de Alice."
Éste no era más que el «de antes». Me
contó que sólo lo tenía en préstamo y me prometió que lo
devolvería después de la boda, lo cual carecía de todo sentido para mí. Al
menos hasta ese momento.
Ja,
ja. Aparentemente, necesitaba un
coche con la
resistencia de un
tanque para mantenerme a
salvo debido a
mi fragilidad, pues
era humana y
propensa a los accidentes, a la
vez que una víctima muy frecuente de mi
propia y peligrosa mala suerte. Qué risa.
"Tienes toda la razón Bella" se rió Emmett.
"Es sólo que no quiero que le pase nada" Edward se encogió de
hombros.
“Por supuesto cariño, estoy segura que ella lo entiende” Al ver la
mirada incrédula de Emmett agrego “Muy en el fondo”
Estaba segura de que tanto él como sus
hermanos habían disfrutado bien de la broma a mis espaldas.
«O
quizá, sólo quizá —susurró una
voz bajita en mi
cabeza—, no es
ninguna broma, tonta.
"No, es una broma para nosotros", dijo Jasper tratando de
contener su risa. "Pero no creo que Edward se reía conmigo y Em acerca de
esto."
Tal vez
es que realmente está muy preocupado por ti. No
es ésta la primera vez que se pasa lo suyo
sobreprotegiéndote.»
“¿Ven?” Esme sonrio “Ella
sabe que Edward solo quiere protegerla”
Suspiré.
Aún no había visto el coche de «después».
Permanecía escondido bajo una lona en la
esquina más lejana
del garaje de
los Cullen. Sabía
que la mayor
parte de las personas ya le habrían echado una buena
ojeada, pero la verdad es que yo no quería saber nada.
Rosalie sacudió la cabeza.
"¿Cómo que no?" Alice preguntó con incredulidad. "Yo
estaría muriendo por saber."
"Ya sabes cómo es, solo Bella no lo vió” Edward le recordó.
"Pero en este momento, no lo sé," dijo Alice. "Tengo que
esperar al igual que el resto de ustedes... ¡Argh, esto es tan molesto!"
“Bienvenida al mundo de los vampiros normales enana” Emmett se burlo.
Lo más probable era que no tuviera una
carrocería acorazada, puesto que no iba a necesitarla después de la luna de
miel. Uno de los extras que me hacían más ilusión de mi transformación era precisamente la casi completa indestructibilidad. La parte más interesante
de convertirse en un Cullen
no eran los
coches caros ni las
impresionantes tarjetas de crédito.
"Es bueno saber que no nos quiere por nuestro dinero," dijo
Emmett.
"Ya sabíamos eso hace mucho tiempo," Edward rodo los ojos.
—¡Eh! —me llamó la atención el hombre
alto, curvando las manos y asomándose por ellas en un intento de ver algo a través de
los cristales—. Ya hemos
terminado. ¡Muchas gracias!
—De nada —respondí y después me puse
en tensión cuando encendí el motor y
pisé el pedal con la mayor suavidad posible...
Daba igual cuántas veces condujera hacia
mi casa por aquella calle tan familiar; no podía hacer
que los carteles
deslucidos por la
lluvia se fundieran
con el fondo.
Estaban
sujetos con abrazaderas
a los postes
telefónicos y pegados
con celo a las
señales de tráfico, y cada uno era como una bofetada. Y una muy merecida,
además, en plena cara.
Mi mente se
centró de nuevo
en el pensamiento
que acababa de interrumpir poco antes, porque no podía
evitarlo cuando pasaba por esta calle. No al menos con
las imágenes de mi mecánico favorito
pasando a mi lado
a intervalos regulares.
Mi mejor amigo. Mi Jacob.
Las palabras 'Mi Jacob' salieron con rigidez de la boca de Edward, los demás no
dijeron nada.
Edward no quería arruinar su mal humor, por lo que se apresuro a leer,
le daba igual si los demás lo entendían, la lectura de Eclipse había sido hace
muy poco y aun dolía.
Los carteles rezaban: «¿Han visto a este
chico?». La idea no era del padre de Jacob, sino una
iniciativa del mío, Charlie,
que había hecho
imprimir los anuncios
y los había desplegado
por toda la
ciudad; y no
sólo por Forks,
sino también en
Port Angeles, Sequim, Aberdeen
y cualquier otra
ciudad de la
península Olympic. Se había
asegurado de que
todas las comisarías
del estado de Washington
tuvieran también uno de esos carteles colgado en la pared. Su propia comisaría contaba con todo
un panel de corcho dedicado a la
búsqueda de Jacob. Generalmente solía estar casi vacío, para su disgusto y
frustración.
Aunque mi padre se sentía disgustado por
algo más que la ausencia de noticias. Estaba
enfadado con Billy, el padre de Jacob y el mejor amigo de Charlie.
Porque
Billy no había
querido implicarse en
la búsqueda de
su «fugitivo» de dieciséis
años, ni había
colaborado poniendo carteles
en La Push,
la reserva de la
costa donde había vivido Jacob. Y por su
aparente resignación ante la
desaparición, como si no hubiera nada que pudiera hacer, y su cantinela: «Jacob
ya está crecidito. Regresará a casa cuando quiera».
Esme tenía el ceño fruncido, pero sabía que Billy tenía que estar
realmente preocupado, aunque se mostró
satisfecha por el esfuerzo que Charlie parecía estar poniendo en esto, aunque
no fuera realmente a hacer ningún bien.
También estaba frustrado conmigo por haberme
puesto de parte de Billy. Yo
tampoco era partidaria
de los anuncios,
ya que tanto
Billy como yo conocíamos, por así decirlo, el paradero
de Jacob; y también sabíamos que nadie iba a ver a ese «chico».
"Wow, está viviendo como un lobo... eso debe ser raro." Dijo
Emmett.
"Fascinante", dijo Carlisle. "Me pregunto qué..."
"Esperemos que nunca nos demos cuenta", dijo Rosalie
interrumpiendo a Carlisle para que Edward siguiera leyendo la parte del chucho.
Me alegraba que Edward se hubiera
marchado de caza ese sábado, porque ante la visión de esos carteles se me
formaba un nudo enorme en la garganta
y los ojos me escocían, llenos
de lágrimas punzantes,
y también él se sentía
fatal al verme reaccionar de ese modo.
Ahora bien, el sábado también tenía
ciertos inconvenientes y vi uno de ellos nada más girar lenta y cuidadosamente
hacia mi calle. El coche patrulla de mi padre estaba aparcado a
la entrada de
nuestra casa. Hoy había
pasado de ir
de pesca. Todavía andaría enfurruñado con lo de la
boda.
"Por lo tanto, veo que está tan emocionado acerca de esto como lo
está Bella", se rió Emmett.
Así que no podía usar el teléfono allí
dentro, pero tenía que llamar...
Aparqué
junto al bordillo,
detrás de la
«escultura» del Chevy,
y saqué de la
guantera el móvil
que me había
dado Edward para
las emergencias. Marqué, manteniendo el dedo en el botón de
«colgar» mientras el teléfono sonaba. Sólo por si acaso.
“¿A qué le teme?” pregunto
Alice.
—¿Hola? —contestó Seth Clearwater y yo
suspiré aliviada, porque era demasiado gallina para hablar con su hermana
mayor, Leah.
La
frase «te voy
a arrancar la
cabeza» no era
una simple metáfora
cuando la pronunciaba ella.
“Oh bueno, ella ya era
desagradable en Eclipse, supongo que ahora será peor” Alice hizo una mueca.
—Hola, Seth, soy Bella.
—¡Ah, hola, Bella! ¿Cómo estás?
Medio asfixiada. Desesperada por sentirme
más segura.
—Bien.
—¿Llamas para saber las últimas noticias?
—Pareces un psíquico...
"No, esa es Alice" Emmett se rió entre dientes.
—Qué va, yo no soy Alice...
"Wow, él te llama por tu nombre," dijo Emmett. "Y fue
incluso capaz de bromear sobre ello."
Carlisle estaba sonriendo por esto
y por lo que significaba.
Es que tú eres bastante predecible —se
burló él.
Entre
los miembros de la manada de los quileute en La Push, sólo Seth se sentía
cómodo al mencionar a los Cullen por sus nombres, y era el único también que
hacía bromas con cosas como mi futura cuñada, casi omnisciente.
—Sé que lo soy —dudé un instante—. ¿Qué
tal está?
Seth suspiró.
—Igual que siempre. Se niega a hablar,
aunque sabemos que nos oye. Procura no pensar de forma humana, ya sabes, y se
limita a seguir sus instintos.
"Eso no puede ser bueno para él," Esme suspiró.
—¿Conocéis su paradero actual?
—Anda
en algún lugar
del norte de Canadá,
no sabría decirte
la provincia. No presta mucha
atención a las fronteras entre los estados.
—¿Alguna pista de si...?
—No va a volver a casa, Bella. Lo siento.
Tragué saliva.
—Vale, Seth. Lo sabía antes de preguntar,
pero es que no puedo evitar el desearlo.
—Ya, claro. Todos nos sentimos igual.
—Gracias por no perder el
contacto conmigo, Seth. Ya sé que
los otros se van a poner pesados contigo.
—No
es que sean
tus mayores fans,
no —acordó conmigo
entre risas—. Una tontería,
creo. Jacob hizo
sus elecciones y
tú las tuyas;
"Realmente me gusta este chico," Edward sonrió, no tenía nada
contra Seth.
"Él tiene una mente abierta", dijo Carlisle. "Creo que al
luchar contigo la última vez ayudó a formar un vinculo, pero tengo la sensación
de que podría habernos aceptado de cualquier manera."
además,
a él no
le gusta la actitud que tienen al
respecto. Ahora, que tampoco es que
le emocione mucho que quieras
saber de él, claro.
Yo tragué aire precipitadamente.
—Pero ¿no has dicho que no habíais
hablado?
—Es que no nos puede esconder todo, por
mucho que lo intente.
Así que Jacob era consciente de mi
preocupación. Dudaba sobre qué debía sentir al respecto. Bueno,
al menos él
sabía que yo
no había saltado
hacia el crepúsculo olvidándole por completo.
Probablemente, me habría creído capaz de eso.
"Puede ser que sea mejor para todos si lo hicieras” Rosalie
murmuró.
—Espero
verte el día...
de la boda —le
comenté, forzando la
palabra entre mis dientes.
—Ah, claro, mamá y yo iremos. Ha sido muy
guay por tu parte pedírnoslo.
El entusiasmo de su voz me hizo sonreír. Aunque invitar a
los Clearwater había sido
idea de Edward,
me alegraba mucho
de que se
le hubiera ocurrido.
Sería estupendo tener allí a
Seth, una conexión, aunque fuera muy
tenue, con el hombre ausente que
debía haber sido mi padrino. «No será lo mismo sin ti», pensé.
—Saluda a Edward de mi parte, ¿vale?
"Al cachorro realmente le gustas, Eddy," Emmett se rió.
—Seguro.
Sacudí la cabeza. La amistad que había
surgido entre Seth y Edward era algo que todavía me dejaba con la boca abierta,
sin embargo era la prueba de que las cosas no tenían por qué ser
como eran. Los vampiros y los
licántropos podrían convivir sin problemas si se lo propusieran de verdad.
Pero esta idea no le gustaba a nadie.
"A mi sí", dijeron Carlisle y Esme juntos.
"Sería mucho mejor si pudiéramos llevarnos bien con los
lobos", agregó Carlisle.
—Ah —dijo Seth, con la voz una octava más
alta—, esto, Leah acaba de llegar.
“Él también le teme a su
hermana” se carcajeo Emmett.
—¡Oh! ¡Adiós!
La
línea se cortó. Dejé
el teléfono en
el asiento y me preparé mentalmente para entrar en la
casa, donde Charlie me estaría esperando.
Mi
pobre padre tenía
mucho con lo
que bregar en
esos momentos. Jacob
«el fugitivo» no era nada más que una de las gotas que casi colmaban su
vaso. También estaba preocupado por mí, su hija, apenas mayor de edad y
dispuesta a convertirse en una señora casada en apenas unos días.
Esme sonreía radiantemente.
Caminé con paso lento bajo la llovizna,
recordando la noche en que se lo dije...
“Esto será bueno” dijo
Emmett impaciente. “Eddy prepara tu chaleco antibalas”
“Charlie no haría tal cosa”
Esme negó totalmente segura.
Cuando
el sonido del
coche patrulla de
Charlie anunció su
regreso, el anillo empezó a pesar de repente unos
cincuenta kilos en mi dedo. Habría deseado ocultar la mano izquierda en un
bolsillo, o quizá sentarme encima de ella, pero la mano fría de Edward mantenía firmemente cogida la
mía justo por delante de los dos.
"Simplemente una coincidencia, estoy seguro," Edward sonrió.
"Estoy segura que querías pasarle tu confianza a Bella" Esme
sonrió. Le habría encantado ver a su hijo así.
—Deja
ya de retorcer
los dedos, Bella.
Por favor, intenta
recordar que no
vas a confesar un asesinato.
—Qué fácil es decirlo para ti.
Atendí a los sonidos ominosos de las
botas de mi padre pisando con fuerza en la entrada de la casa. La llave repiqueteó en la puerta que ya estaba abierta. El sonido me
recordó aquella parte de las películas de miedo en la que la víctima se acuerda
de pronto de que ha olvidado echar el cerrojo.
"Bella," Edward rodó los ojos y sonrió, al igual que Alice.
—Tranquilízate, Bella —susurró Edward,
escuchando cómo se
me aceleraba el corazón.
La puerta golpeó contra el batiente, y me
encogí como si me hubieran dado una
descarga eléctrica.
—Hola, Charlie —saludó Edward,
completamente relajado.
—¡No! —protesté en voz baja.
—¿Qué? —replicó Edward con un hilo de
voz.
—¡Espera hasta que cuelgue la pistola!
Emmett se rió de eso “Bella piensa igual que yo”
"No va a dispararle a Edward," Alice rodo los ojos.
“Eso no lo sabemos aún” Emmett le guiño un ojo.
Edward
se echó a reír y
se pasó la mano libre
entre los alborotados cabellos del color del bronce.
Mi padre dio la vuelta a la esquina,
todavía con el uniforme puesto, aún armado, e intentó no poner mala cara cuando
nos vio sentados juntos en el sofá.
Últimamente estaba haciendo grandes
esfuerzos para que
Edward le gustara
más. Claro, la revelación
que estábamos a
punto de hacerle
seguro que iba
a acabar con
esos esfuerzos de forma inmediata.
—Hola, chicos. ¿Qué hay?
—Queríamos hablar contigo —comenzó
Edward, muy sereno—. Tenemos buenas noticias.
Emmett comenzó a reírse ante eso.
"¿Qué? Es una buena noticia", dijo Alice.
"Muy buena noticia," Esme enfatizó.
"No para Charlie... o para Bella," dijo Emmett, todavía riéndose.
La expresión de Charlie cambió en un
segundo desde la amabilidad forzada a
la negra sospecha.
—¿Buenas noticias? —gruñó Charlie,
mirándome a mí directamente.
—Más vale que te sientes, papá.
Él alzó una ceja y me observó con fijeza
durante cinco segundos. Después se sentó haciendo ruido
justo al borde
del asiento abatible,
con la espalda
tiesa cómo una escoba.
—No te agobies, papá —le dije después de
un momento de tenso silencio—. Todo va bien.
"Eso seguro lo tranquilizará” Emmett se rió.
Edward hizo una mueca, y supe que tenía
algunas objeciones a la palabra «bien». Él
probablemente habría usado
algo más parecido
a «maravilloso», «perfecto»
o «glorioso».
—Seguro que sí, Bella, seguro que sí.
Pero si todo es tan estupendo, entonces ¿por qué estás sudando la gota gorda?
"Porque ella es una chica muy peculiar," Edward sonrió.
—No estoy sudando —le mentí.
Me
eché hacia atrás ante
aquel fiero ceño
fruncido, pegándome a Edward, y
de forma instintiva me pasé el dorso
de la mano derecha por la frente para eliminar la evidencia.
—¡Estás embarazada! —explotó Charlie.
Edward bajó el libro y suspiró. Ya era bastante difícil de leer que ella
seguía pensando en el cachorro, pero esto era aún más difícil. Él quería que
ella tuviera ese futuro y ese pensamiento le golpeó con fuerza.
Tú prometiste
leer a pesar de todo pensó Alice, su
tono era triste.
Y con eso, Edward cogió el libro y empezó a leer de nuevo.
—Estás embarazada, ¿a que sí?
Aunque
la afirmación iba claramente dirigida a mí, ahora miraba con
verdadera hostilidad a Edward, y habría jurado que vi su mano deslizarse hacia
la pistola.
—¡No! ¡Claro que no!
Me entraron ganas de darle un codazo a Edward
en las
costillas, pero sabía que
eso tan
sólo me serviría para hacerme un
cardenal. ¡Ya le había dicho que la gente llegaría de manera
inmediata a esa
conclusión!
"Bueno, esa es la lógica en estos días," Emmett se rió entre
dientes.
¿Qué
otra razón podría
tener una persona cuerda
para casarse a
los dieciocho?
"Eh... Por
amor," dijo Edward.
Su
respuesta de entonces me
había hecho poner los ojos en blanco. «Amor». Qué bien.
"Por lo menos todavía piensas igual que el Edward del libro",
se rió Emmett.
La cara de pocos amigos de Charlie se
relajó un poco. Siempre había quedado bien claro en mi cara cuándo decía la
verdad y cuándo no, por lo que en ese momento me creyó.
—Ah, vale.
—Acepto tus disculpas.
Se
hizo una pausa
larga. Después de un momento, me di
cuenta de que
todos esperaban que yo dijera algo. Alcé la mirada hacia Edward,
paralizada por el pánico, pues no había forma de que me salieran las palabras.
Él me sonrió, después cuadró los hombros
y se volvió hacia mi padre.
—Charlie, me doy cuenta de que no he
hecho esto de la manera apropiada. Según la tradición, tendría que haber
hablado antes contigo. No deseo que esto sea una falta de respeto,
pero cuando Bella me
dijo que sí,
no quise disminuir
el valor de su
elección; así que en vez de pedirte su mano,
te solicito tu bendición. Nos vamos a casar, Charlie. La amo más que a nada en el
mundo, más que a mi propia vida, y, por algún
extraño milagro, ella también me
ama a mí del mismo modo. ¿Nos darás
tu bendición?
Esme estaba realmente feliz ahora, incluso parecía querer llorar, aunque
su cuerpo no se lo permitiera.
"Bueno, eso fue sin duda mejor que tu propuesta real a Bella,"
dijo Alice.
"Sí, estoy seguro que yo te di unos cuantos consejos" dijo
Emmett pagado de sí mismo.
Sonaba tan seguro, tan tranquilo. Durante
sólo un instante, al escuchar la absoluta confianza que destilaba su voz,
experimenté una extraña intuición. Pude ver, aunque fuera de
forma muy fugaz, el modo en
que él comprendía
el mundo. Durante el tiempo que
dura un latido, todo encajó y adquirió sentido por completo.
Y ahora la sonrisa de Esme se hizo mucho más brillante, y Edward estaba
sonriendo también, daría lo que fuera para que el Edward del libro pudiera leer
los pensamientos de Bella en estos momentos.
Y
entonces capté la
expresión en el
rostro de Charlie, cuyos
ojos estaban ahora clavados en el anillo.
"Oh oh... aquí vamos", sonrió Emmett dando un aplauso
expectante.
Aguanté el aliento mientras su piel
cambiaba de color, de su tono pálido natural al rojo, del rojo al púrpura, y del púrpura al azul.
Comencé a levantarme, aunque no estaba
segura de lo que planeaba hacer, quizás hacer uso de la maniobra de Heimlich
para asegurarme de que no se ahogara, pero Edward me apretó fuertemente la mano
y murmuró «dale un minuto», en voz tan baja que sólo yo pude oírle.
El silencio se hizo mucho más largo esta
vez. Entonces, de forma gradual, poco a poco,
el color del rostro de Charlie volvió a la
normalidad. Frunció los labios
y el ceño y reconocí esa expresión que ponía cuando se «hundía en
sus pensamientos».
Nos estudió a los dos durante un buen
rato, y sentí que Edward se relajaba a mi lado.
"Oh, vamos Charlie, puedes hacerlo mejor" Emmett hizo un
mohín. “¿Dónde están las balas”
Aunque, por supuesto, todo el mundo parecía contento por esta reacción.
—Diría que no me he sorprendido en absoluto —gruñó Charlie—.
Sabía que me las tendría que ver con algo como esto antes de lo que pensaba.
Exhalé el aire que había contenido.
—¿Y
tú estás segura? —me preguntó de
forma exigente, mirándome con cara de pocos amigos.
—Estoy
segura de Edward
al cien por
cien —le contesté sin
dejar pasar ni un
segundo.
—Entonces, ¿queréis
casaros? ¿Por qué tanta prisa? —me miró, nuevamente con ojos suspicaces.
La
prisa se debía
al hecho de
que yo me acercaba más
a los diecinueve
cada asqueroso día que pasaba,
Edward gruñó ante eso.
"Supéralo Edward, eso es tema viejo," dijo Alice.
"Lo siento, no está en mi naturaleza", dijo Edward.
mientras que Edward se había quedado
congelado en toda la perfección de
sus diecisiete primaveras,
y había permanecido
así durante unos noventa
años. Aunque éste
no era el
motivo por el
que yo necesitaba
anotar la palabra «matrimonio» en
mi diario, porque la boda se debía al delicado y enrevesado compromiso al que
Edward y yo habíamos llegado para poder alcanzar el siguiente punto, el salto
de mi transformación de mortal a inmortal.
Pero había cosas que no le podía explicar
a Charlie.
—Nos vamos a ir
juntos a Dartmouth en otoño,
Charlie —le recordó Edward—. Me gustaría
hacer bien las cosas, bueno, hacerlas como
es debido. Así es como me educaron —advirtió Edward
encogiéndose de hombros.
No
estaba exagerando, ya que había
crecido con esa moral, ya pasada
de moda, durante la Primera Guerra Mundial.
"Vaya, eso es seguro," Edward sonrió.
Charlie
torció la boca hacia un lado, buscando un modo de abordar la discusión.
Pero
¿qué era lo
que podía decir?
¿«Antes prefiero que
vivas en pecado»?
Era un padre y en ese punto
estaba atado de pies y manos.
Emmett se rió entre dientes. "Pobre Charlie."
—Sabía que esto iba a pasar —masculló
para sus adentros, frunciendo el ceño.
Entonces,
de repente, su
rostro se transformó
en una expresión
perfectamente inexpresiva e indiferente.
—¡Papá! —exclamé con ansiedad.
Le eché una ojeada a Edward, pero no le
pude leer el rostro mientras él miraba a mi progenitor.
—¡Ja, ja! —explotó Charlie y yo pegué un
salto en mi asiento—, ¡ja, ja, ja!
"Eh... ¿por qué está riendo?" Preguntó Emmett. "Esperaba
las balas, no un ataque de risa."
"Estoy seguro de que lo averiguaremos," dijo Edward.
Observé
con incredulidad cómo
mi padre se
doblaba de risa,
con el cuerpo sacudido por las carcajadas.
Miré
a Edward para
que me tradujera
lo que pasaba,
pero él tenía
los labios apretados con firmeza,
como si también estuviera conteniendo la risa.
"Esto va mejorando," Emmett sonrió. “Vamos Charlie, no me
decepciones.”
—Vale,
estupendo —replicó Charlie
casi ahogado—, casaos —le dio otro ataque de carcajadas—. Sí, sí, pero...
—Pero ¿qué?
—Pues que se lo tendrás que contar tú a
tu madre, y yo ¡no le pienso decir ni una palabra a Renée! ¡Es toda tuya!
Y volvió a estallar en estruendosas
risotadas.
"¿Es ella realmente tan aterradora?" Preguntó Jasper,
sonriendo.
"Ella era la razón por la que Bella estaba tan en contra de
casarse," Edward frunció el ceño. "Me gustaría pensar que va a tomar
estas noticias bien."
“Lo dudo” dijo Emmett “ Yo confió en el criterio de Charlie”
Hice una pausa con la mano en el tirador de la puerta, sonriendo. Seguro que en aquel
momento las palabras de Charlie me
hicieron poner los pies en el suelo. La última maldición: contárselo a
Renée. El matrimonio en la juventud
ocupaba una posición muy alta en
la lista negra de mi madre, figuraba antes incluso que el hervir cachorros
vivos.
"Ew," Alice se estremeció. "¿Tenía que pensar en eso?"
“Yo no estaría en contra de hervir al chucho” Rosalie se encogió de
hombros.
“Por eso te amo tanto rubia” Emmett le guiño un ojo, su sonrisa era
divertida.
¿Quién
podría haber previsto
su respuesta? Yo
no, y desde
luego, Charlie tampoco. Quizás
Alice, pero no se me había ocurrido preguntárselo.
"Entonces ella acepto lo del matrimonio” Edward sonrió. "Bueno, ciertamente sería
bueno tener al menos una persona de su familia que esté emocionada acerca de la
boda."
—Bueno, Bella... —había dicho Renée
después de que yo escupiera y tartamudeara las palabras imposibles: «Mamá, me
caso con Edward»—. Estoy un poco molesta por lo
que has tardado en
contármelo. Los billetes de avión van
a salirme mucho más caros. Oh
—comenzó a preocuparse—. ¿Crees que le habrán quitado ya la escayola a Phil
para ese momento? Va a quedar fatal en las fotos si no lleva esmoquin...
—Espera
un segundo, mamá —repuse
en un jadeo—.
¿Qué quieres decir
con «haber tardado tanto»? Pero
si nos hemos
com... —era incapaz de
echar fuera la palabra «comprometido»—, si hemos
arreglado las cosas, ya sabes, hoy mismo.
—¿Hoy? ¿De verdad? Qué sorpresa. Yo
pensaba...
—¿Qué es lo que habías pensado? ¿Cuándo
lo pensaste?
—Bueno,
ya parecía que
estaba todo muy hecho
y asentado cuando
vinisteis a visitarme en
abril, no sé
si sabes a qué
me refiero. No es que seas
especialmente difícil de leer,
corazón. No te había dicho ni una
palabra porque sabía que no iba a servir
para nada. Eres igualita que Charlie —ella suspiró, resignada—. Una vez que has
tomado la decisión, no hay manera de razonar contigo, te apegas a ella.
"Creo que realmente me está empezando a gustar Renée," Edward
sonrió.
"Ciertamente parece una mujer encantadora," Esme sonrió
también.
Y entonces dijo la última cosa que jamás
hubiera esperado escuchar de mi madre:
—No
estás cometiendo un
error, Bella. Da
la impresión de
que estás asustada tontamente, y adivino que es porque
me tienes miedo a mí —soltó unas risitas—. O a lo que
yo pueda pensar.
Ya sé que
te he dicho
un montón de
cosas sobre el matrimonio y la estupidez, y no es que las
vaya a retirar, pero necesitas darte cuenta de
que estas cosas
se aplican específicamente a
mí. Tú eres
una persona muy diferente. Tú cometes
tus propios errores y estoy
segura de que tendrás
tu propia ración de cosas que
lamentar en la vida, pero la
irresponsabilidad nunca ha sido
tu problema, corazón. Tienes una gran oportunidad para hacer este
trabajo mejor que la mayoría de las
cuarentonas que conozco. —Renée se
echó a reír
de nuevo—. Mi niñita de mentalidad
tan madura. Afortunadamente,
pareces haber encontrado
un alma madura como la tuya.
"Él no es un alma vieja... simplemente es viejo", se rió
Emmett y Edward le gruño.
—¿No
te has vuelto...
loca? ¿No piensas
que cometo una
equivocación monumental?
—Bueno, vale, habría preferido que
esperaras unos años más. Quiero decir, ¿acaso te parezco tan mayor como para
comportarme como una suegra? No me contestes a eso. Porque todo este asunto no
tiene que ver conmigo, sino contigo. ¿Eres feliz?
—No lo sé. Me siento ahora mismo como si
esto fuera una especie de experiencia extracorporal.
Jasper y Emmett rieron ante eso.
"Bueno, parece que ahora sabemos la respuesta a tu pregunta,
Edward," dijo Alice.
"¿Qué pregunta sería esa?" Preguntó Edward.
"En Crepúsculo le preguntaste a Bella si su madre estaría de
acuerdo con la persona que ella eligiera” dijo Alice.
"Lo repito, me cae bien mi suegra” Edward sonrió.
Renée volvió a soltar unas risitas.
—¿Él te hace feliz, Bella?
—Sí, pero...
—¿Acaso piensas que podrías querer a
algún otro?
—No, pero...
—Pero ¿qué?
—¿Es
que no me
vas a decir
que sueno exactamente
como cualquier otro adolescente caprichoso tal como ha
sucedido desde el comienzo de los tiempos?
—Tú nunca has sido una adolescente,
cielo. Sabes lo que te conviene.
Durante
las últimas semanas,
Renée se había
sumergido de forma
totalmente inesperada en los
planes de boda.
Se pasaba todos
los días unas
cuantas horas al teléfono
con la madre
de Edward, Esme,
así que no
hubo preocupación alguna respecto a
cómo se llevarían
las consuegras. Renée
adoraba a Esme,
pero claro, dudaba que
alguien pudiera evitar
sentirse de otro
modo con respecto
a mi encantadora futura suegra.
Esme parecía que podría haberse ruborizado ya que todo el mundo sonrió o
asintieron con la cabeza en acuerdo.
Eso consiguió librarme del asunto. La
familia de Edward y la mía se habían hecho cargo de los preparativos nupciales sin que yo tuviera que hacer, saber o pensar en ninguna
cosa.
Charlie, claro, se había enfadado, pero
lo mejor del tema era que no estaba furioso conmigo. La traidora había sido Renée,
Emmett se rió de eso. "Es por eso que nunca se debes confiar en una
mujer para hacer tu propio trabajo."
"¿Discúlpeme?" Rosalie siseó, mirándolo ferozmente. Incluso
Alice y Esme lo miraban de mala manera.
"Eh... es por eso que..." Emmett comenzó, a sabiendas de que
él estaba en problemas, pero el resto de la familia no parecía querer ayudarlo.
"No te atrevas a repetir eso, Emmett," Rosalie gruñó.
“Si amor” Emmett contesto como un robot.
ya que había contado con ella como el
peor oponente a mis planes. ¿Qué era lo que iba a hacer ahora, cuando la última
amenaza, contárselo a mi madre, se había vuelto totalmente en su contra? No
tenía nada a que agarrarse y lo sabía.
Así que se pasaba todo el día de un lado
para otro por la casa, mascullando cosas
como que no se podía confiar en nadie de este mundo...
Emmett se rió de esto, tratando de no mirar a Rosalie.
—¿Papá? —llamé mientras abría la puerta
principal—. Estoy en casa.
—Espera un momento, Bella, espera ahí un
momento.
—¿Eh? —pregunté deteniéndome de forma
inmediata.
—Dame un segundo. Au, me has pinchado,
Alice.
¿Alice?
—Lo siento, Charlie —respondió la voz
vibrante de Alice—. ¿Qué te parece?
—Lo estoy manchando todo de sangre.
—Estás bien. No ha traspasado la piel,
confía en mí.
"Por supuesto” sonrió Alice, pero ella se alegraba de que Charlie
no estuviera sangrando.
—¿Qué está pasando? —exigí saber,
vacilando en la entrada.
—Treinta
segundos, por favor,
Bella —me pidió Alice—. Tu
paciencia te será
recompensada.
—¡Ja! —añadió Charlie.
Golpeteé el suelo con un pie,
contabilizando cada latido y antes de
que llegara a treinta, Alice gritó:
—¡Venga, Bella, entra!
Avanzando con precaución, di la vuelta a
la esquina que daba al salón de estar.
—Oh —me enfurruñé—, ¡oh, papá! Pareces...
—¿Estúpido? —me interrumpió Charlie.
—Estaba pensando más bien en «muy
elegante».
Él
se ruborizó y Alice le cogió del codo y lo empujó con
ligereza para que diera una vuelta lenta y luciera un poco el esmoquin
de color gris claro.
—Vamos a dejar esto ya, Alice. Parezco un
idiota.
"Bueno, ciertamente veo de donde Bella consiguió esa actitud"
Edward se rió.
—Nadie que yo haya vestido ha parecido
jamás un idiota.
"Eso es muy cierto," Alice estaba de acuerdo con ella misma,
"Y todo el mundo dice que soy la vampiro narcisista", bromeó
Rosalie y Alice hizo una mueca.
—Tiene razón, papá, ¡tienes un aspecto
fabuloso! ¿Y para qué es todo esto?
"¿Ella en serio hizo esa pregunta?” Alice se burló.
"Conociéndola como la conocemos, ella no esta bromeando", se
rió Emmett.
Alice puso los ojos en blanco.
—Ésta es la última prueba para ver cómo
queda. Para los dos.
Aparté
por primera vez la mirada
de un Charlie
tan poco acostumbrado
a ir elegante y vi el pavoroso
traje blanco extendido cuidadosamente sobre el sofá.
—Aaahh.
—Vete a ese sitio feliz tuyo, Bella. No
tardaré mucho.
Inhalé
una gran bocanada
de aire y
cerré los ojos.
Los mantuve así
y subí tropezando las escaleras
hasta mi habitación. Me despojé de la ropa hasta quedarme sólo con las prendas
interiores y extendí los brazos.
—Parece como si te fuera a clavar palos
de bambú debajo de las uñas —masculló Alice en voz baja mientras me seguía.
"No, creo que esto podría ser peor para ella", se rió Emmett.
“¿Por qué?” pregunto Alice.
“De solo imaginarte probándonos la ropa una y otra vez sin tener excusas
para escaparnos me hace tener la piel de gallina, y eso ni siquiera es posible”
Emmett se estremeció falsamente causando risas de los demás.
Ante la evidente mueca de Alice, Jasper la abrazo “Yo no me quejaría si
me vistieras y desvistieras a cada momento”.
No le presté atención, porque me había
escabullido a mi lugar feliz...
... un sitio en donde todo el rollo de la
boda había pasado ya, lo había dejado a mis espaldas. Estaba reprimido entre
mis recuerdos y olvidado.
En
él, Edward y
yo nos encontrábamos
solos. El escenario
era borroso y las imágenes fluían de modo constante, se transformaban desde un bosque neblinoso a una
ciudad cubierta de nubes o a la noche ártica, porque Edward mantenía en secreto
el lugar de nuestra luna de miel para darme una sorpresa,
aunque la verdad es que no me interesaba
especialmente dónde fuera.
"No, eso realmente no importa," Esme sonrió.
Edward y yo estábamos juntos por fin, y
yo había cumplido por completo mi parte del compromiso. Me había casado con él, que era lo más
importante, pero también había aceptado todos sus extravagantes regalos y me había
matriculado, aunque no sirviera de nada, para asistir a la
facultad de Dartmouth en el
otoño. Ahora era su turno.
Edward gimió, y Emmett sonrió ante esto.
Antes de que me transformara en un
vampiro, su principal compromiso, tenía otra estipulación que hacer realidad.
Edward
tenía una especie de interés
obsesivo por las cosas humanas que tendría que abandonar, las experiencias que
no quería que me perdiera. La mayoría de ellas, como el baile de promoción, por ejemplo, me parecían estupideces. Sólo había
una experiencia humana a
la que no
quería renunciar. Y era la
única que él
hubiera deseado que olvidara por completo.
"Él es un moralista y sobreprotector", dijo Emmett. "Pero
estoy seguro que también está esperando tener su momento porno con Bella”
Y aquí
estaba la cosa,
claro. Sabía muy poco sobre cómo
iba a ser cuando ya no fuera
humana. Había visto de primera mano cómo era un vampiro recién convertido y había
oído toda clase
de historias a mi
futura familia sobre
esos primeros días salvajes. Durante
varios años, el
principal rasgo de mi personalidad
iba a ser la
«sed». Me llevaría cierto
tiempo poder volver
a ser yo misma.
E incluso cuando recuperara el control, no volvería a
sentirme exactamente igual que antes.
Jasper," dijo Edward mirando
a su hermano con reproche. "Esta recién descubierta necesidad que Bella
tiene por mí es todo culpa tuya."
"¿Cómo es eso?" Jasper lo miró confundido.
"Fue tu historia de neófitos",
dijo Edward. "Ella piensa que no volverá a ser ella misma cuando se
convierte en vampiro."
"Pero es la verdad," Jasper argumentó, todavía confundido.
"Pero si ella no lo supiera,
no habría tratado de obligarme a este compromiso..." Dijo Edward.
"Lo siento," dijo Jasper con fingida tragedia en su voz.
"Yo no sabía que mi historia influenciaría a tu novia para intentar
violarte a cada momento."
“Solo debes relajarte y dejar que ella abuse de ti Eddy” Emmett se
carcajeo “Quizás incluso le guste las esposas y los látigos”
"Oh cállense” Edward le rodo los ojos.
Humana... y apasionadamente enamorada.
Quería tener la experiencia completa
antes de que cambiara mi cálido, vulnerable cuerpo dominado
por las hormonas,
por algo hermoso,
fuerte... y desconocido.
Deseaba disfrutar de una auténtica luna de miel con Edward, y él había accedido
a intentarlo a pesar del peligro que, a su juicio, esto suponía para mí.
Apenas fui consciente de Alice y del modo
en que se deslizó el satén sobre mi piel.
No me importaba, en ese momento, que toda
la ciudad estuviera hablando de mí. No pensaba tampoco en el espectáculo que
tendría que protagonizar dentro de tan poco tiempo. No me preocupaba tropezar con
la cola del vestido ni echarme a
reír en el momento
equivocado ni ser
demasiado joven ni
la audiencia sorprendida
ni el asiento vacío donde debería
haber estado mi mejor amigo.
Yo estaba con Edward en mi lugar feliz.
"Ese es el final del capítulo," dijo Edward, sonriendo a la
última línea.
"Es mi turno" Dijo Emmett totalmente emocionado
¿Qué tal? ¿Comnetarios?
Yo sé que estan amando a Emmett, jajajjaja
Nos leemos en el siguiente capitulo.
6 comentarios:
queeeeeeeeeeeee
la mejor parte. espero con ansias la conti
me encanto quiero masssssssss
esta asombrosa no puedo espera ......
A seguir leyendo, ese emmett aveces lo amo y aveces lo odio... jajajaja
Como dije anteriormente, me hubiera encantado que una de las escenas de la peli incluyera justamente el maravilloso Mercedes, el famoso "auto de antes" para Bella, ya me imagino que hubiera sido muy gracioso incluso imaginarme a Emmett, Jasper y Rosalie corriendo apuestas de cuanto se demoraba en enterarse de las "cualidades" de dicho auto jejeje!!!.
Y claro que Edward va a adorar a Renee a pesar de que no vayan a tener mayor relación con ella, en cierta forma Bella y Renee se parecen por lo intuitíva que puede ser aunque en el caso de Renee se convina mucho con la fantasía, pero ni modo, además Renee adora también a Esme y a Alice, ojalá y con toda esta lectura en el futuro cuando se relacionen con Bella, también lleguen a adorar a Rosalie.
SALESIA
yo con semejante anillo en la mano presumiendolo estuviera.... y déjate el anillo o el carro, con semejante novio, gritaría que me casaría con el y que el resto de mujeres se retorcieran de la envidia, pero bueno eso haría yo claro me quedo que no bella, no soy fan del matrimonio pero bueno si ya le dijiste que si entonces mínimo disfrútalo!!!!
ella sufriendo por su nuevo coche, y ellos disfrutando mientras hacian el cambio jajajajaja
Publicar un comentario