Aviso: Los libros aquí transcriptos y los personajes pertenecen a Stephenie Meyer y la historia original “Reading Eclipse” a Choices HP, yo solo la traduzco, todo esto es sin ánimos de lucro, solo por mero entretenimiento.
Traducido por: Esme
Corregido por: Cary0605
—Lo mismo que
te ocurrió a ti en la mano —contestó Jasper con voz serena—, sólo que mil veces
más —soltó una risotada amarga y se frotó el brazo—. La ponzoña de vampiro es
lo único capaz de dejar cicatrices como las mías.
"Entonces,
¿crees que si uno de los hombres lobo muerde nuestra mano, no habrá una
cicatriz?" Emmett preguntó.
"En
realidad, no estoy seguro de eso," dijo Jasper. "Creo que nuestra
piel se regenera a sí misma y por eso no hay ninguna cicatriz visible".
—¿Por qué? —jadeé horrorizada.
Me sentía grosera, pero era incapaz de apartar la mirada de su piel,
de un aspecto tan sutil y a la vez tan devastador.
"No es tan sutil", rió
Emmett.
"Lo es para ella,"
Edward sonrió. "No importa cuán perceptiva sea, todavía no puede ver cómo
nosotros podemos".
—Yo no he tenido la misma... crianza que mis hermanos de adopción.
Mis comienzos fueron completamente distintos —su voz se tornó dura cuando
terminó de hablar. Me quedé boquiabierta, apabullada—. Antes de que te cuente
mi historia —continuó Jasper—, debes entender que hay lugares en nuestro mundo,
Bella, donde el ciclo vital de los que nunca envejecen se cuenta por semanas, y
no por siglos.
Los otros ya habían oído antes la historia, por lo que se
desentendieron de la misma. Carlisle y Emmett centraron su atención en la
televisión. Alice se movió con sigilo para sentarse a los pies de Esme.
Edward permaneció tan absorto como yo; sólo que podía sentir el
escrutinio de sus ojos en mi rostro, leyendo cada estremecimiento provocado por
la emoción.
"Eso tiene que ser molesto", murmuró Alice.
"E inútil ya que sabes que sé lo que ella siente de todos
modos," dijo Jasper. "Cuando leas mi mente lo sabrás inmediatamente."
“Me gusta mirarla” se excuso Edward.
—Si quieres entender la razón, has de cambiar tu concepción del
mundo e imaginarlo desde la óptica de los poderosos, de los voraces... o de
aquellos cuya sed jamás se sacia.
»Como sabes, algunos lugares del mundo resultan especialmente
deseables para nosotros porque en ellos podemos pasar desapercibidos sin
necesidad de demasiadas restricciones.
»Hazte una idea, por ejemplo, del mapa del hemisferio occidental.
Imagina un punto rojo simbolizando cada vida humana. Cuanto mayor es el número
de puntos rojos, más sencillo será alimentarse sin llamar la atención, es
decir, para quienes vivimos de este modo.
Me estremecí ante la imagen en mi mente y ante la palabra
«alimentarse», pero Jasper no parecía interesado en asustarme ni se mostraba
demasiado protector, como solía hacer siempre Edward. Continuó sin hacer ninguna pausa.
Edward entrecerró los
ojos hacia Jasper, pero él sólo se encogió de hombros.
—A los aquelarres sureños apenas les preocupa ser o no descubiertos
por los humanos. Son los Vulturis quienes los meten en vereda. No temen a nadie
más. Ya nos habrían sacado a la luz de no ser por ellos.
Fruncí el ceño por el modo en que pronunciaba el nombre, con
respeto, casi con gratitud.
"Bueno, tienen buenas cualidades,"
Jasper murmuró, luciendo un poco de vergüenza.
Me resultaba muy difícil aceptar la idea de los Vulturis como los
buenos de la película, fuera en el sentido que fuera.
—En comparación, el norte es mucho más civilizado. Fundamentalmente,
aquí somos nómadas que disfrutamos del día tanto como de la noche, lo que nos
permite interactuar con los humanos sin levantar sospecha alguna. El anonimato
es importante para todos nosotros.
»El sur es un mundo diferente. Allí, los inmortales pasan el día
planeando su siguiente movimiento o anticipando el de sus enemigos, y sólo
salen de noche; y es que allí ha habido guerra constante durante siglos, sin un
solo momento de tregua. Los aquelarres apenas son conscientes de la existencia
de los humanos, o lo son igual que los soldados cuando ven una manada de vacas
en el camino. El hombre nada más es comida disponible, de la que se ocultan
exclusivamente por temor a los Vulturis.
—Pero ¿por qué luchan? —pregunté.
"Oh, Bella," sonrió
Edward, rodando los ojos.
"Es curioso que ella no lo
note... cuando piensas en todo lo que ella se da cuenta” Alice sonrió.
Jasper sonrió.
—¿Recuerdas el mapa con los puntos rojos? —esperó a que asintiera—.
Luchan por controlar las áreas donde se acumulan más puntos rojos.
»Verás, en algún momento, a alguien se le ocurrió que si fuera el
único vampiro de la zona, digamos, por ejemplo, México Distrito Federal,
entonces podría alimentarse cada noche dos o tres veces sin que nadie se diera
cuenta,
"Todavía no lo
entiendo," Esme frunció el ceño. "El mundo es grande... hay tantas
cosas que realmente no necesitan hacer en todas esas peleas."
"La mayoría de nosotros no
se da cuenta de que no es la manera en el resto del mundo", dijo Jasper.
"Lo sé, lo sé," Esme
suspiró, habían tenido esta conversación antes. "Creo que es triste la
manera que tienen de vivir sus vidas."
Por lo que planearon formas de deshacerse de la competencia.
»Los demás no tardaron en imitarlos, unos con tácticas más efectívas
que otros.
»Pero la estrategia más efectiva fue la que puso en marcha un
vampiro bastante joven, llamado Benito. La primera vez que se oyó hablar de él
apareció desde algún lugar al norte de Dallas y masacró los dos pequeños
aquelarres que compartían el área cercana a Houston. Dos noches más tarde,
atacó a un clan mucho más grande de aliados que reclamaban Monterrey, al norte
de México, y volvió a ganar.
—¿Y cómo lo consiguió? —pregunté con curiosidad y cautela.
—Benito había creado un ejército de vampiros neófitos. Fue el
primero en pensarlo y al principio, esto hizo de él y los suyos una fuerza
imparable. Los vampiros muy jóvenes son inestables, salvajes y casi imposibles
de controlar. A un neófito se le puede enseñar a que se controle, razonando con
él, pero diez o quince neófitos juntos son una pesadilla. Se vuelven unos
contra otros con tanta rapidez como contra el enemigo. Benito debía estar
creando continuamente otros nuevos conforme aumentaban los enfrentamientos
entre ellos y también porque los aquelarres derrotaos solían diezmar al menos
la mitad de sus fuerzas antes de sucumbir.
"Ya ves, aunque los conversos son peligrosos, hay todavía
posibilidad de derrotarlos si sabes lo que haces. Tienen un increíble poder
físico, al menos durante el primer año y si se les deja utilizar la fuerza,
pueden aplastar a un vampiro más viejo con facilidad, pero son esclavos de sus
instintos, y además, predecidles. Por lo general, no tienen habilidad para el
combate, sólo músculo y ferocidad. Y en este caso, la fuerza del número.
»Los vampiros del sur de México previeron lo que se les venía encima
e hicieron lo único que se les ocurrió para contrarrestar Benito, es decir,
crearon ejércitos de neófitos por su cuenta...
»Y entonces se desató el infierno, y lo digo de un modo más literal
de lo que a ti pueda parecerte. Nosotros, los inmortales, también tenemos
nuestras historias, y esta guerra en particular no debería ser olvidada nunca.
Sin duda, no era un buen momento para ser humano en México.
Me estremecí.
—Cuando el recuento de cuerpos alcanzó proporciones epidémicas, la
historia oficial habló de una enfermedad que había afectado a la población más
pobre, y entonces fue cuando intervinieron los Vulturis. Se reunió toda la
guardia y peinó el sur de Norteamérica. Benito se había afianzado en Puebla,
donde había erigido de forma acelerada un ejército dispuesto a la conquista del
verdadero premio: la ciudad de México. Los Vulturis comenzaron por él, pero
aniquilaron a todos los demás.
"¿Me pregunto cuan buena fue
esa pelea de neófitos contra los Vulturis?" Emmett murmuró.
"No eran rivales para los Vulturis,
aunque tuvieran un ejército, el de los Vulturis estaba compuesto por los
vampiros maduros", dijo Jasper.
"Lo sé, pero no crees que si
supieras que los Vulturis venían, tu sólo harías un ejército más grande…” dijo
Emmett
"Lo intentaron... no
funcionó” dijo Jasper
»Ejecutaron sumariamente a cualquier vampiro que tuviera neófitos, y
como casi todo el mundo los había utilizado en su intento de protegerse de
Benito, México quedó libre de vampiros durante un tiempo.
»Los Vulturis invirtieron casi un año en dejar limpia la casa. Es
otro capítulo de nuestra historia que no debemos olvidar a pesar de los pocos
testigos que quedaron para describir lo ocurrido. Hablé con uno que había
contemplado de lejos lo que sucedió cuando cayeron sobre Culiacán.
Jasper se estremeció. Entonces caí en la cuenta de que nunca antes
le había visto temeroso ni horrorizado; aquélla era la primera vez.
"Sí, bueno eso fue bastante inquietante," dijo Edward,
sabiendo exactamente lo que había oído Jasper y cómo veía la información.
—Bastó para que la fiebre de la conquista sureña no se extendiera y
el resto del mundo permaneció a salvo. Debemos a los Vulturis nuestra actual
forma de vida.
»Los supervivientes no tardaron en reafirmar sus derechos en el sur
en cuanto los Vulturis regresaron a Italia.
»No transcurrió mucho tiempo antes de que los aquelarres se
enzarzaran en nuevas disputas. Abundaba la mala sangre, si se me permite la
expresión, y la vendetta era moneda corriente. La táctica de los neófitos
estaba ahí y algunos cedieron a la tentación de usarla, aunque los aquelarres
meridionales no habían olvidado a los Vulturis, por lo que actuaron con más
cuidado en esta ocasión: seleccionaron a los humanos y luego los entrenaron y
usaron con más cuidado, por lo que la mayor parte de las veces pasaron
desapercibidos. Sus creadores no dieron motivos para el regreso de los
Vulturis.
»Las reyertas continuaron, pero a menor escala. De vez en cuando,
algunos se pasaban de la raya y daban pie a las especulaciones de la prensa de
los humanos; entonces, los Vulturis reaparecían para exterminarlos, pero quedaban
los demás, los precavidos...
"Me hubiera gustado que no
siguiera con eso", murmuró Esme. "Podrían haber terminado con esto si
lo hubieran dejado estar..."
Jasper se quedó mirando a las musarañas.
—Fueron esos quienes te convirtieron —conjeturé con un hilo de voz.
—En efecto —admitió—. Vivía en Houston, Texas, cuando era mortal.
Tenía casi diecisiete años cuando me uní al ejército confederado en 1861. Mentí
a los reclutadores acerca de mi edad, les dije que había cumplido los veinte y
se lo tragaron, pues era lo bastante alto como para que colara.
»Mi carrera militar fue efímera, pero muy prometedora. Caía bien a
la gente y siempre escuchaban lo que tenía que decir. Mi padre decía que yo
tenía carisma.
“Mi hombre carismático” Alice le guiño un ojo
a su marido, el cual estaba un poco lúgubre mientras escuchaba la lectura.
Por supuesto, ahora sé que había algo más, pero, fuera cual fuera la
razón, me ascendieron rápidamente por encima de hombres de mayor edad y experiencia.
Además por otra parte, el ejército confederado era nuevo y se organizaba como
podía, lo cual daba mayores oportunidades. En la primera batalla de Galveston,
que bueno, en realidad, fue más una escaramuza que una batalla propiamente
dicha, fui el mayor más joven de Texas, y eso sin que se supiera mi verdadera
edad.
»Estaba al frente de la evacuación de las mujeres y los niños de la
ciudad cuando los morteros de los barcos de la Unión llegaron al puerto.
Necesité un día para acondicionarlos antes de enviarlos con la primera columna
de civiles que conducíamos a Houston.
»Recuerdo perfectamente esa noche
»Había anochecido cuando alcanzamos la ciudad. Me demoré lo
suficiente para asegurarme de que todo el grupo quedaba a salvo; me procuré una
montura de refresco en cuanto concluí mi cometido y galopé de vuelta a
Galveston. No había tiempo para descansar.
»Me encontré con tres mujeres a pie a kilómetro y medio de la
ciudad. Di por hecho que se trataba de rezagadas y eché pie a tierra para
ofrecerles mi ayuda, pero me quedé petrificado cuando contemplé sus rostros a
la tenue luz de la luna. Sin lugar a dudas, eran las tres damas más hermosas
que había visto en mi vida.
"Hasta ese momento," dijo
Jasper sonriendo a Alice que puso mala cara. "Después encontré a la mujer
más hermosa".
"Hmph," fue todo lo que
dijo Alice. Realmente no le gustaba la siguiente parte, especialmente lo cercano
que era con María, aunque sabía que no había nada realmente allí…
»Recuerdo lo mucho que me maravilló la extrema palidez de su piel,
ya que incluso la muchacha de pelo negro y de facciones marcadamente mexicanas
tenía un rostro de porcelana bajo la luz lunar. Todas ellas parecían lo
bastante jóvenes para ser consideradas muchachas. Sabía que no eran miembros
extraviados de mi grupo, pues no habría olvidado a esas tres beldades si las
hubiera visto antes.
»—Se ha quedado sin habla —observó la primera. Hablaba con una voz
delicada y atiplada, como las melodías de las campanas de viento. Tenía la
cabellera rubia y la piel nivea.
»La otra era aún más rubia, pero su tez era de un blanco calcáreo.
Tenía rostro de ángel. Se inclinó hacia mí con ojos entornados e inhaló hondo.
»—¡Um! —dio un suspiro—. Embriagador.
"Um..." dijo Edward.
"¿Qué estás pensando?"
Jasper preguntó, confundido. Todo el mundo había oído esta historia muchas
veces.
"Me preguntaba tu esencia
olía mejor que la mayoría de los seres humanos," explicó Edward.
"No lo sé," dijo Jasper.
"Casi me parecía así, pero por supuesto, era el único humano allí... ¿Por
qué?"
"Bueno, sabíamos que Alice
olía bien," dijo Edward, su voz aguda y sus ojos duros pensando en James.
"Sí," dijo Jasper, entrecerrando
sus ojos, bastante enojado por el recordatorio.
"Y tal vez tu también,"
Edward continuó, queriendo no pensar en el amargo recuerdo. "¿Carlisle, sabes
si mi aroma era diferente?"
"Lo siento, Edward, Pero
realmente no he notado las diferencias en los aromas de los seres humanos,"
dijo Carlisle. "Es decir, obviamente puedo recoger el olor diferente que
emiten, sin embargo yo no puedo asociarlo con comida, así que dudo que mi
sentido del olfato sea tan buena como el tuyo... o cualquier otra persona.
"Entonces,
¿no sabes si alguno de nosotros olía diferente que la mayoría de los seres
humanos?" Edward frunció el ceño.
"No,"
dijo Carlisle. "¿Por qué Edward?"
"Bueno, estaba pensando que
sabemos de por lo menos dos personas que olían mejor que la persona promedio,
Bella, Alice, y puede que Jasper
también," dijo Edward, "Y ambos, o tal vez los tres, tienen
habilidades extras..."
"¿Crees
que Bella tendrá un don?” Carlisle boqueó
"Ella lo tiene, ¿no?" dijo
Edward. "Nadie puede entrar en su mente. Realmente no lo entiendo, pero
estoy seguro que la hará diferente."
"Cierto, Estoy interesado en
ver lo que se convertirá una vez..." Carlisle comenzó, pero el siseo de
Edward le hizo parar. "Lo siento... pero
al menos puedo averiguar en estos libros y saciará mi sed de
conocimiento..."
"Cierto," Edward frunció
el ceño ante esa idea, pero siguió adelante. "Me preguntaba si quizá sus
habilidades los hicieron oler más dulce..."
"Interesante teoría,"
Carlisle asintió con la cabeza, "Muy interesante."
"Parece que ella está
destinada a ser un vampiro... ¿no?" Alice sonrió a su hermano.
"No," Edward siseó.
"Pero vamos, Edward, tu
teoría aclara que debería..." Alice continuó.
"No," Edward gruñó esta
vez.
"Tal vez es por eso que ella
huele tan bien para ti en particular," Carlisle dijo, ignorando la pequeña
riña entre hermanos. "Debido a que sus poderes son casi completamente
opuestos... con que seas capaz de leer la mente de todos y ella siendo capaz de
evitar que entren en ella.”
"Interesante," Edward
dijo.
“Ya ya ya” se quejo Emmett “Basta
de chácharas de olores, en cualquier momento voy a sugerirles que tomen un
baño”
»La más pequeña, la morena menudita, le aferró por el brazo y habló
apresuradamente. Su voz era demasiado tenue y musical como para que sonara
cortante, pero ése parecía ser su propósito.
»—Céntrate, Nettie —la instó.
«Siempre he tenido intuición a la hora de detectar la jerarquía
entre las personas y me quedó muy claro que era la morena quien llevaba la voz
cantante. Si ellas hubieran estado dentro de un ejército, yo habría dicho que
estaba por encima de las otras dos.
»—Es bien parecido, joven, fuerte, un oficial... —la morena hizo una
pausa que intenté aprovechar para hablar, pero fue en vano—, y hay algo más...
¿Lo percibís? —preguntó a sus compañeras—. Es... persuasivo.
»—Sí, sí —aceptó rápidamente Nettie mientras se inclinaba de nuevo
hacia mí.
»—Contente —le previno la morena—. Deseo conservarle.
»Nettie frunció el ceño. Parecía irritada.
»—Haces bien si crees que puede servirte, María —dijo la rubia más
alta—. Yo suelo matar al doble de los que me quedo.
»—Eso haré —coincidió María—. Éste me gusta de veras. Aparta a
Nettie, ¿vale? No me apetece estar protegiéndome las espaldas mientras me
concentro.
»El vello de la nuca se me puso como escarpias a pesar de que no
comprendía ni una sola de las palabras de aquellas hermosas criaturas. El
instinto me decía que me hallaba en grave peligro y que el ángel no bromeaba al
hablar de matar, pero se impuso el discernimiento al instinto.
"Hay otra similitudes que
tienes con Bella... Siempre rechaza su instinto," Edward sonrió.
"Pero ella tiene más de una razón para sentirse así," Jasper sonrió
también, "con nosotros siendo vegetarianos y todo".
Ya que me habían enseñado a no temer a las
mujeres, sino a protegerlas.
»—Vamos de caza —aceptó Nettie con entusiasmo mientras alargaba la
mano para tomar la de la otra muchacha.
»Dieron la vuelta con una gracilidad asombrosa y echaron a correr
hacia la ciudad. Parecían volar e iban tan deprisa que los cabellos flameaban
detrás de sus figuras como si fueran alas. Parpadeé sorprendido mientras las
veía desaparecer.
»Me volví para observar a María, que me estudiaba con curiosidad.
»Nunca había sido supersticioso y hasta ese momento no había creído
en fantasmas ni en ninguna otra tontería sobrenatural. De pronto, me sentí
inseguro.
»—¿Cómo te llamas, soldado? —inquirió María.
»—Mayor Jasper Whitlock, señorita —balbuceé, incapaz de ser grosero
con una dama ni aunque fuera un fantasma.
»—Espero que sobrevivas, de veras, Jasper —aseguró con voz suave—.
Tengo un buen presentimiento en lo que a ti se refiere.
»Se acercó un paso más e inclinó la cabeza como si fuera a besarme.
Me quedé allí clavado a pesar de que todos mis instintos clamaban para que
huyera.
Jasper hizo una pausa y permaneció con gesto pensativo hasta que al
final agregó:
—A los pocos días…
"Gracias," Edward dijo,
Estaba temeroso de lo que le dijera a Bella acerca de la dolorosa
transformación.
"Estoy seguro de que el
Edward del libro estaba más que tensionado instándome a que me saltara esa
parte..." Jasper se rió entre dientes. "No creo que haya tenido muchas
opciones con eso".
No supe si había eliminado de la historia la parte de su conversión
como deferencia a mí o en reacción a la tensión que emanaba de Edward, tan
manifiesta que hasta yo podía sentirla.
"Ves" Jasper
se rió junto con la mayoría en la sala.
—Me iniciaron en mi nueva vida.
—Se llamaban María, Nettie y Lucy y no llevaban juntas mucho tiempo.
María había reunido a las otras dos, las tres eran supervivientes de una
derrota reciente. María deseaba vengarse y recuperar sus territorios mientras
que las otras dos estaban ansiosas de aumentar lo que podríamos llamar sus
«apriscos». Estaban reuniendo una tropa, pero lo hacían con más cuidado del
habitual. Fue idea de María. Ella quería una fuerza de combate superior, por lo
que buscaba hombres específicos, con potencial,
"¿Cómo lo sabías?"
-Preguntó Edward, estrechando sus ojos. "¿Alguna vez preguntaste?"
"No," dijo Jasper, “Pero
era obvio que ella pensará que era especial..."
"Y
tú lo eras, pero los demás en tu… eh... ejercito... ¿lo eran?" Edward
pregunto.
"No," Jasper movió la
cabeza, "Al menos nadie tenía dones especiales. Creo que pensó que
eligiendo soldados, tendría mejores luchadores... ya que tenían más
conocimiento de batalla".
Y luego nos prestaba más atención y entrenamiento del que antes se
le hubiera ocurrido a nadie. Nos adiestró en el combate y nos enseñó a pasar
desapercibidos para los humanos. Nos recompensaba cuando lo hacíamos bien...
Edward entrecerró los
ojos.
Hizo una pausa para saltarse otra parte.
"¿Estás feliz ahora?"
Jasper sonrió malignamente a Edward que
se relajó visiblemente.
—Pero María tenía prisa, sabedora de que la fuerza descomunal de los
neófitos declinaba tras el primer año a contar desde la conversión y pretendía
actuar mientras aún conserváramos esa energía.
»Éramos seis cuando me incorporé al grupo de María y se nos unieron
otros cuatro en el transcurso de dos semanas. Todos éramos varones, pues ella
quería soldados, lo cual dificultaba aún más que no estallaran peleas entre
nosotros. Tuve mis primeros rifirrafes con mis nuevos camaradas de armas, pero
yo era más rápido y mejor luchador, por lo que ella estaba muy complacida
conmigo a pesar de lo mucho que le molestaba tener que reemplazar a mis
víctimas. Me recompensaba a menudo, por lo cual gané en fortaleza.
»Ella juzgaba bien a los hombres y no tardó en ponerme al frente de
los demás, como si me hubiera ascendido, lo cual encajaba a la perfección con
mi naturaleza. Las bajas descendieron drásticamente y nuestro número subió
hasta rondar la veintena...
"Entonces, Jazz, nunca nos dijiste
cuántos de ellos mataste antes de que fueras ascendido,” dijo Emmett,
sonriendo.
"Unos pocos... realmente no
eran ningún reto para mí,” Jasper sonrió. "Quizás tú podrías haber tenido
problemas con eso..."
"Oye, sabes que no es
cierto," Emmett se rió entre dientes. "Yo habría aplastado a la
competencia".
"Claro," dijo Jasper, rodando
lentamente los ojos y Emmett empezó a hacer pucheros.
»...una cifra considerable para los tiempos difíciles que nos tocaba
vivir. Mi don para controlar la atmósfera emocional circundante, a pesar de no
estar aún definido, resultó de una efectividad vital. Pronto, los neófitos
comenzamos a trabajar juntos como no se había hecho antes hasta la fecha.
Incluso María, Nettie y Lucy fueron capaces de cooperar con mayor armonía.
»María se encariñó conmigo y comenzó a confiar más y más en mí. En
cierto modo, yo adoraba el suelo que pisaba.
A Alice nunca le gustó escuchar esa parte y, aunque ella no hizo ningún
movimiento para demostrar esto, Jasper apretó su mano y le dio una de sus
sonrisas que siempre la hacían sentir mejor, estúpido vampiro que podía leer sus emociones. ¿Cómo se suponía que
actuara indiferente cuando él podía hacer eso?
No sabía que existía otra forma de vida. Ella nos dijo que así era
como funcionaban las cosas y nosotros la creímos.
»Me pidió que la avisara cuando mis hermanos y yo estuviéramos
preparados para la lucha y yo ardía en deseos de probarme. Al final, conseguí
que trabajaran codo con codo veintitrés vampiros neófitos increíblemente
fuertes, disciplinados y de una destreza sin parangón.
"¿Crees que podría haber
causado problemas a los Vulturis?" Emmett preguntó.
"No," Jasper respondió
inmediatamente. "Aunque éramos mejores que cualquier ejército neófito
promedio... nosotros nunca hubiéramos tenido una oportunidad con ellos. ¿Por
qué estás tan interesado en los Vulturis esta vez?"
"Bueno, en estos libros, no
dejan de aparecer una y otra vez," Emmett se encogió de hombros.
"Quiero decir, antes había escuchado de ellos, pero... pero ahora..."
"Y ahora no hacemos más que
escuchar de ellos a cada momento” Alice sonrió.
"Sabes lo que quiero decir,
enana," Emmett se quejó. "¿No te sientes como si supieras más acerca
de ellos ahora de lo que alguna vez escuchaste?"
"Creo," Alice se
encogió de hombros.
"De todos modos, me gustaría
saber qué tan fuertes crees que eran eso tipos realmente” Emmett se encogió de
hombros. "¿Es tan raro?"
María estaba eufórica.
»Nos acercamos con sigilo a Monterrey, el antiguo hogar de María,
donde nos lanzó contra sus enemigos, que nada más contaba con nueve neófitos en
aquel momento y un par de vampiros veteranos para controlarlos. María apenas
podía creer la facilidad con la que acabamos con ellos, sólo cuatro bajas en el
transcurso del ataque, una victoria sin precedentes.
»Todos estábamos bien entrenados y realizamos el golpe de mano con
la máxima discreción, de tal modo que la ciudad cambió de dueños sin que los
humanos se dieran cuenta.
»El éxito la volvió avariciosa y no transcurrió mucho tiempo antes
de que María fijara los ojos en otras ciudades. Ese primer año extendió su
control hasta Texas y el norte de México. Entonces, otros vinieron desde el sur
para expulsarla.
Jasper recorrió con dos dedos el imperceptible contorno de las
cicatrices de un brazo.
"¿Por qué siempre haces eso cuando hablas de esa pelea?"
Preguntó Esme.
"Eran las primeras cicatrices de batalla que recibí," Jasper
se encogió de hombros.
—Los combates fueron muy intensos y a muchos les preocupó el
probable regreso de los Vulturis. Tras dieciocho meses, fui el único
superviviente de los veintitrés primeros. Ganamos tantas batallas como perdimos
y Nettie y Lucy se revolvieron contra María, que fue la que prevaleció al
final.
»Ella y yo fuimos capaces de conservar Monterrey. La cosa se calmó
un poco, aunque las guerras no cesaron. Se desvaneció la idea de la conquista y
quedó más bien la de la venganza y las rencillas, pues fueron muchos quienes
perdieron a sus compañeros y eso no es algo que se perdone entre nosotros.
»María y yo mantuvimos en activo alrededor de una docena de
neófitos. Significaban muy poco para nosotros. Eran títeres, material
desechable del que nos deshacíamos cuando sobrepasaba su tiempo de utilidad. Mi
vida continuó por el mismo sendero, de violencia y de esa guisa pasaron los
años. Yo estaba hastiado de aquello mucho antes de que todo cambiara.
»Unas décadas después, trabé cierta amistad con un neófito que,
contra todo pronóstico, había sobrevivido a los tres primeros años y seguía
siendo útil. Se llamaba Peter, me caía bien, era... «civilizado»; sí, supongo
que ésa es la palabra adecuada. Le disgustaba la lucha a pesar de que se le
daba bien.
»Estaba a cargo de los neófitos, venía a ser algo así como su
canguro. Era un trabajo a tiempo completo.
»Al final, llegó el momento de efectuar una nueva purga. Era
necesario reemplazar a los neófitos cada vez que superaban el momento de máximo
rendimiento. Se suponía que Peter me ayudaba a deshacerme de ellos. Los
separábamos individualmente. Siempre se nos hacía la noche muy larga. Aquella
vez intentó convencerme de que algunos de ellos tenían potencial, pero me negué
porque María me había dado órdenes de que me librara de todos.
»Habíamos realizado la mitad de la tarea cuando me percaté de la
gran agitación que embargaba a Peter. Meditaba la posibilidad de pedirle que se
fuera y rematar el trabajo yo solo mientras llamaba a la siguiente víctima.
Para mi sorpresa, Peter se puso arisco y furioso. Confiaba en ser capaz de
dominar cualquier cambio de humor por su parte... Era un buen luchador, pero
jamás fue rival para mí.
»La neófita a la que había convocado era una mujer llamada Charlotte
que acababa de cumplir su año. Los sentimientos de Peter cambiaron y se
descubrieron cuando ella apareció. Él le ordenó a gritos que se fuera y salió
disparado detrás de ella. Pude haberlos perseguido, pero no lo hice. Me
disgustaba la idea de matarle.
"Eso es algo bueno,
también", dijo Emmett. "Peter es un buen tipo... excelente
competencia en un partido."
"Para ti, tal vez,"
Jasper dijo con aire de suficiencia. "Y es una buena cosa...Me imagino que
aún estaría en el sur si Peter no hubiera vuelto por mí."
"No, no la harías,"
Emmett discrepó. "La enana habría ido a buscarte si la hubieras hecho
esperar más de lo que hiciste.
"Eso es probablemente cierto,"
Alice le sonrió a Jasper, sintiendo tanto amor como cuando la conoció.
»María se enfadó mucho conmigo por aquello... Peter regresó a
hurtadillas cinco años después, y eligió un buen día para llegar.
»María estaba perpleja por el continuo deterioro de mi estado de
ánimo. Ella jamás se sentía abatida y se preguntaba por qué yo era diferente.
Comencé a notar un cambio en sus emociones cuando estaba cerca de mí; a veces
era miedo; otras, malicia. Fueron los mismos sentimientos que me habían
alertado sobre la traición de Nettie y Lucy. Peter regresó cuando me estaba
preparando para destruir a mi única aliada y el núcleo de toda mi existencia.
“Yo soy un mejor núcleo” Alice dejo claro.
“Aunque uno más pequeño” se río Emmett
recibiendo una mirada mortal por parte de Jasper.
»Me habló de su nueva vida con Charlotte y de un abanico de opciones
con las que jamás había soñado. No habían luchado ni una sola vez en cinco años
a pesar de que se habían encontrado con otros muchos de nuestra especie en el
norte; con ellos era posible una existencia pacífica.
»Me convenció con una sola conversación. Estaba listo para irme y,
en cierto modo, aliviado por no tener que matar a María. Había sido su
compañero durante los mismos años que Carlisle y Edward estuvieron juntos,
aunque el vínculo entre nosotros no fuera ni por asomo tan fuerte. Cuando se
vive para la sangre y el combate, las relaciones son tenues y se rompen con
facilidad. Me marché sin mirar atrás.
»Viajé en compañía de Peter y Charlotte durante algunos años
mientras le tomaba el pulso a aquel mundo nuevo y pacífico, pero la tristeza no
desaparecía. No comprendía qué me sucedía hasta que Peter se dio cuenta de que
empeoraba después de cada caza.
“No estabas hecho para esa clase de vida”
suspiro Esme “Deberíamos haber estado para ti mucho antes”
“Al final llegue a ustedes” Jasper se encogió de
hombros.
»Medité a ese respecto. Había perdido casi toda mi humanidad después
de años de matanzas y carnicerías. Yo era una pesadilla, un monstruo de la peor
especie, sin lugar a dudas, pero cada vez que me abalanzaba sobre otra víctima
humana tenía un atisbo de aquella otra vida. Mientras las presas abrían los
ojos, maravillados por mi hermosura, recordaba a María y a sus compañeras, y lo
que me habían parecido la última noche que fui Jasper Whitlock. Este recuerdo
era más fuerte que todo lo demás, ya que yo era capaz de saber todo lo que
sentía mi presa y vivía sus emociones mientras la mataba.
»Has sentido cómo he manipulado las emociones de quienes me rodean,
Bella, pero me pregunto si alguna vez has comprendido cómo me afectan los
sentimientos que circulan por una habitación. Viví en un mundo sediento de
venganza y el odio fue mi continuo compañero durante mi primer siglo de vida.
Todo eso disminuyó cuando abandoné a María, pero aún sentía el pánico y el
temor de mi presa.
«Empezó a resultar insoportable.
»El abatimiento empeoró y vagabundeé lejos de Peter y Charlotte.
Ambos eran civilizados, pero no sentían la misma aversión que yo. A ellos les
bastaba con librarse de la batalla, más yo estaba harto de matar, de matar a
cualquiera, incluso a simples humanos.
»Aun así, debía seguir haciéndolo. ¿Qué otra opción me quedaba?
Intenté disminuir la frecuencia de la caza, pero al final sentía demasiada sed
y me rendía. Descubrí que la autodisciplina era todo un desafío después de un
siglo de gratificaciones inmediatas… Todavía no la he
perfeccionado.
"Lo harás, no te preocupes,"
Carlisle dijo, notando la mirada de preocupación en la cara de Jasper.
"Debe ser muy duro después de
todo ese pasado..." Esme dijo, empezando otra vez.
"Sí,
pero realmente me hizo apreciar más nuestra vida", dijo Jasper.
Jasper se hallaba sumido en la historia, al igual que yo. Me
sorprendió que su expresión desolada se suavizara hasta convertirse en una
sonrisa pacífica.
"Aww... Aquí entro,"
Alice sonrió.
"Mi parte favorita,"
Jasper le regresó la sonrisa.
—Me hallaba en Filadelfia y había tormenta. Estaba en el exterior y
era de día, una práctica con la que aún no me encuentro cómodo del todo. Sabía
que llamaría la atención si me quedaba bajo la lluvia, por lo que me escondí en
una cafetería semivacía. Tenía los ojos lo bastante oscuros como para que nadie
me descubriera, pero eso significaba también que tenía sed, lo cual me
preocupaba un poco.
»Ella estaba sentada en un taburete de la barra. Me esperaba, por
supuesto —rió entre dientes una vez—. Se bajó de un salto en cuanto entré y
vino directamente hacia mí.
“Alguien estaba impaciente” se río Edward.
“Hablando de Roma…” Alice estaba más que feliz
de que ella apareciera en la historia.
»Eso me sorprendió. No estaba seguro de si pretendía atacarme,
“Estoy seguro que te ataca muy a menudo, y
sobre todo en las noches” Emmett meneo las cejas recibiendo un golpe por parte
de Rosalie con el libro, ella solo se detuvo para eso, se acomodo el cabello y siguió
leyendo a pesar del puchero de Emmett. “A veces rubia siento que no me dejas
expresarme”
“Si quieres que te ataque en la noche, me
dejaras seguir leyendo” ella arqueo una ceja.
Emmett hizo como si cerrara su boca con el
cierre.
esa era la única interpretación que se me ocurría a tenor de mi
pasado, pero me sonreía y las emociones que emanaban de ella no se parecían a
nada que hubiera experimentado antes.
»—Me has hecho esperar mucho tiempo —dijo.
No me había percatado de que Alice había vuelto para quedarse detrás
de mí otra vez.
—Y tú agachaste la cabeza, como buen caballero sureño, y
respondiste: «Lo siento, señorita»
“Eres todo un caballero” dijo Esme apreciando
sus buenos modales.
—Alice rompió a reír al recordarlo.
Él le devolvió la sonrisa.
—Tú me tendiste la mano y yo la tomé sin detenerme a buscarle un
significado a mis actos, pero sentí esperanza por primera vez en casi un siglo.
Jasper tomó la mano de Alice mientras hablaba
Se tomaron de las
manos y sonrieron en esta realidad también
Y ella esbozó una gran sonrisa.
—Sólo estaba aliviada. Pensé que no ibas a aparecer jamás.
Se sonrieron el uno al otro durante un buen rato después del cual él
volvió a mirarme sin perder la expresión relajada.
—Alice me habló de sus visiones acerca de la familia de Carlisle.
Apenas di crédito a que existiera esa posibilidad, pero ella me insufló
optimismo y fuimos a su encuentro.
"¿Por qué nos viste?"
Preguntó Emmett. "¿Por qué viste a Jasper?"
"Yo vi a Jasper, porque me
había hecho a la idea de que quería encontrar a alguien… yo no quería estar sola,
y es al único que vi porque siempre fue mi futuro", dijo Alice, sonriendo
a Jasper antes de buscar a Emmett con la mirada. "Tú sabes, Em."
"Bien... pero ¿qué pasa con
nosotros?" Emmett presionó.
"Es lo siguiente que vi",
dijo Alice, mirándolo confundida.
"¿Pero por qué?" Emmett
preguntó impacientemente.
"Oh," Edward dijo.
"Es tan interesante."
"¿Qué?" preguntó Alice. "Realmente
nunca pensé en la razón detrás de esto antes... Solo nos vi con ustedes,
alegres de poder seguirlos."
"Él piensa que nos viste
porque habías visto la decisión de Jasper ", dijo Edward. "Que él
había decidido tratar de no matar a los seres humanos... por lo menos tanto
como le sea posible, y por lo tanto nos viste”
"Eso tiene sentido," Carlisle
estuvo de acuerdo. "¿Por qué no pensé en eso?"
"Pero yo te vi antes de que de
conocer a Jasper," respondió Alice, frunciendo el entrecejo.
"Pero viste a Jasper
primero, ¿no?" Preguntó
Edward.
"Sí," Alice dijo "Y
yo estuve esperándolo allí un rato antes de que los viera a ustedes..." Quizá tenga razón. La visión me golpeó de
repente. Ni siquiera me di cuenta en ese momento, pero me sentía similar a
cuando alguien había tomado su decisión sobre algo... "Creo que tienes
razón."
—Casi nos da algo del susto —intervino Edward, que puso los ojos en
blanco antes de que Jasper pudiera explicarme nada más—. Emmett y yo nos
habíamos alejado para cazar y de pronto aparece Jasper, cubierto de cicatrices
de combate, llevando detrás a este monstruito —Edward propinó un codazo muy
suave a Alice—, que saludaba a cada uno por su nombre, lo sabía todo y quería
averiguar en qué habitación podía instalarse.
"Era lo mejor que podía
hacer", Alice se encogió de hombros Alice. "Para mí ya éramos parte
de la familia"
Alice y Jasper
echaron a reír en armonía, como un dúo de soprano y bajo.
—Cuando llegué a casa, todas mis cosas estaban en el garaje.
Alice se encogió de hombros.
—Tu habitación tenía las mejores vistas.
Ahora los tres rieron juntos.
—Es una historia preciosa —comenté.
"Eh... ¿qué?" Emmett levantó las cejas. "Yo realmente no
la llamaría una historia agradable."
"Ella debe estar hablando del final", dijo Esme, rodando los
ojos como si fuera obvio.
Tres pares de ojos me miraron como si estuviera loca—. Me refiero a
la última parte —me defendí—, al final feliz con Alice.
—Ella marca la diferencia —coincidió Jasper—. Y sigo disfrutando de
la situación.
Pero no podía durar la momentánea pausa en la tensión del momento.
—Un ejército... —susurró Alice—, ¿por qué no me lo dijiste?
Todos nos concentramos de nuevo en el asunto. Todas las miradas se
clavaron en Jasper.
—Creí que había interpretado incorrectamente las señales. ¿Y por
qué? ¿Quién iba a crear un ejército en Seattle? En el norte no hay precedentes
ni se estila la vendetta. La
perspectiva de la conquista tampoco tiene sentido, ya que nadie reclama nada.
Los nómadas cruzan las tierras y nadie lucha por ellas ni las defiende.
"Eso es cierto, pero los hechos siguen ahí para indicar que se
trata de un ejército," dijo Jasper.
—Pero he visto esto antes y no hay otra explicación. Han organizado
una tropa de neófitos en Seattle. Supongo que no llegan a veinte. La parte
ardua es su escasa capacitación. Quienquiera que los haya creado se limita a
dejarlos sueltos. La situación sólo puede empeorar y los Vulturis van a
aparecer por aquí a no tardar mucho. De hecho, me sorprende que lo hayan dejado
llegar tan lejos.
—¿Qué podemos hacer? —preguntó Carlisle.
—Destruir a los neófitos, y además hacerlo pronto, si queremos evitar
que se involucren los Vulturis —el rostro de Jasper era severo. Suponía lo
mucho que le perturbaba aquella decisión ahora que conocía su historia
"Sí," Jasper frunció el
ceño. "No me gustan tener que volver a ese estado de ánimo."
"No vas a tener que hacerlo,”
dijo Alicia convincentemente. "Eso no sucederá".
"Bien," Jasper sonrió.
—. Os puedo
enseñar cómo hacerlo, aunque no va a ser fácil en una ciudad. Los jóvenes no se
preocupan de mantener la discreción, pero nosotros debemos hacerlo. Eso nos va
a limitar en cierto modo, y a ellos no. Quizá podamos atraerlos para que salgan
de allí.
—Quizá no sea necesario —repuso Edward, huraño—. ¿A nadie se le ha
ocurrido pensar que la única posible amenaza para la creación de un ejército en
esta zona somos... nosotros?
"Sí, he pensado en
eso," Carlisle suspiró. "Pero espero que no sea así."
"Conociendo estos libros, es
lo mas seguro," Edward frunció el ceño, como si hubiera llegado a la misma
conclusión que el Edward del libro.
Jasper entornó los ojos mientras que Carlisle los abrió,
sorprendido.
—El grupo de Tanya también está cerca —contestó Esme, poco dispuesta
a aceptar las palabras de Edward.
"No esta lo suficientemente cerca," Edward sacudió la cabeza.
"Lo sé," Esme estuvo de acuerdo, con cara de tristeza.
"Es sólo que no me gusta esto. Aunque, no me gusta la idea de ellos tras
la familia de Tanya tampoco."
—Los neófitos no están arrasando Anchorage, Esme. Me parece que
deberíamos sopesar la posibilidad de que seamos el objetivo.
—Ellos no vienen a por nosotros —insistió Alice. Hizo una pausa—, o
al menos... no lo saben, todavía no.
—¿Qué ocurre? —quiso saber Edward, curioso y nervioso al mismo
tiempo—. ¿De qué te has acordado?
—Destellos —contestó Alice—. No obtengo una imagen nítida cuando
intento ver qué ocurre, nunca es nada concreto, pero sí he atisbado esos
extraños fogonazos. No bastan para poderlos interpretar. Parece como si alguien
les hiciera cambiar de opinión y los llevara de un curso de acción a otro muy
deprisa para que yo no pueda obtener una visión adecuada.
—¿Crees que están indecisos? —preguntó Jasper con incredulidad.
"No," dijo Alice, sacudiendo la cabeza. “Es otra cosa”
—No lo sé...
—Indecisión, no —masculló Edward—. Conocimiento. Se trata de alguien
que sabe que no vas a poder ver nada hasta que se tome la decisión, alguien que
se oculta de nosotros y juega con los límites de tu presciencia.
—¿Quién podría saberlo? —susurró Alice.
Los ojos de Edward fueron duros como el hielo cuando respondió:
—Aro te conoce mejor que tú misma.
—Pero me habría enterado si hubieran decidido venir...
—A menos que no quieran ensuciarse las manos...
—Tal vez se trate de un favor —sugirió Rosalie, que no había
despegado los labios hasta ese momento—. Quizá sea alguien del sur, alguien que
ha tenido problemas con las reglas, alguien al que le han ofrecido una segunda
oportunidad: no le destruyen a cambio de hacerse cargo de un pequeño
problema... Eso explicaría la pasividad de los Vulturis.
—¿Por qué? —preguntó Carlisle, aún atónito—. No hay razón para que
ellos...
"Ellos tienen una
razón," dijo Edward. "Vimos que estaban muy interesados en convencer
a algunos de nosotros a unirse a ellos".
"Pero no lo habrían
hecho", argumentó Carlisle. "No pueden montar un ejército de neófito para
destruir nuestra familia. Va contra todo lo que significan."
"No estoy seguro de que sean
exactamente lo que crees que son", Edward frunció el ceño.
"Tal vez no," Carlisle estuvo de acuerdo, "pero todavía
no los veo haciendo esto. Debo admitir, sin embargo, que probablemente están
esperando a ver lo que este ejército va a significar para nosotros...", añadió
en tono amargo y duro "pero eso es muy diferente a planearlo..."
"Tal vez," dijo Edward, pensativo.
—La hay —discrepó Edward en voz baja—. Me sorprende que haya salido
tan pronto a la luz, ya que los demás pensamientos eran más fuertes cuando
estuve con ellos. Aro nos quiere a Alice y a mí, cada uno a su lado. El
presente y el futuro, la omnisciencia total. El poder de la idea le embriaga,
pero yo había creído que le iba a costar mucho más tiempo concebir ese plan
para lograr lo que tanto ansia. Y también hay algo sobre ti, Carlisle, sobre tu
familia, próspera y en aumento. Son los celos y el miedo. No tienes más que él,
pero sí posees cosas de su agrado. Procuró no pensar en ello, pero no lo
consiguió ocultar del todo. La idea de erradicar una posible competencia estaba
ahí. Además, después del suyo, nuestro aquelarre es el mayor de cuantos han
conocido jamás...
"¿Entonces Carlisle?" Preguntó Edward.
"Todavía no se ajusta a ellos," Carlisle dijo en una voz aún
más baja, y aunque su rostro no cambió realmente; todo el mundo podía decir que
estaba entristecido por esta revelación.
Contemplé aterrorizada el rostro de Edward. Jamás me había dicho
nada de aquello, aunque suponía la razón. Ahora me imaginaba el sueño de Aro:
Edward y Alice llevando vestiduras negras a su lado, con ojos fríos e
inyectados en sangre...
Carlisle interrumpió mi creciente pesadilla.
—Hay que tener en cuenta también que se han consagrado a su misión y
no quebrantarían sus propias reglas. Esto iría en contra de todo aquello por lo
que luchan.
—Siempre pueden limpiarlo todo después —refutó Edward con tono
siniestro—. Cometen una doble traición y aquí no ha pasado nada.
Jasper se inclinó hacia delante sin dejar de sacudir la cabeza.
—No, Carlisle está en lo cierto. Los Vulturis jamás rompen las
reglas. Además, todo esto es demasiado chapucero. Este... tipo, esta amenaza
es... No tienen ni idea de lo que se traen entre manos. Juraría que es obra de
un primerizo. No me creo que estén involucrados los Vulturis, pero lo estarán.
Vendrán.
"Hm ..." dijo Edward, pensativo.
"Estas más convencido ahora ¿no es así?" Carlisle casi sonrió
a su hijo. "Por
lo que dijo Jasper."
"Sí," Edward asintió con la cabeza. "Lo siento, pero yo
no creo realmente que los Vulturis estén por encima de cualquier cosa... agrega
eso a lo que dije en el libro..."
Nos miramos todos unos a otros, petrificados por la incertidumbre
del momento.
—En ese caso, vayamos... —rugió Emmett—. ¿A qué estamos esperando?
Carlisle y Edward intercambiaron una larga mirada de entendimiento.
Edward asintió una vez.
—Vamos a necesitar que nos enseñes a destruirles, Jasper —expuso
Carlisle al fin con gesto endurecido, pero podía ver la pena en sus ojos
mientras pronunciaba esas palabras. Nadie odiaba la violencia más que él.
"Es cierto", dijeron varias
personas y Carlisle sonrió.
Había algo que me turbaba y no conseguía averiguar de qué se
trataba. Estaba petrificada de miedo, horrorizada, aterrada, y aun así, por
debajo de todo eso, tenía la sensación de que se me escapaba algo importante,
algo que tenía sentido dentro del caos, algo que aportaría una explicación.
"¿Qué
es?" Preguntó Emmett.
"No lo sé", dijo Edward. "No puedo pensar en algo reúna
todo esto junto."
—Vamos a necesitar ayuda —anunció Jasper—. ¿Crees que el aquelarre
de Tanya estaría dispuesto...? Otros cinco vampiros maduros supondrían una
diferencia enorme y sería una gran ventaja contar con Kate y Eleazar a nuestro
lado. Con su ayuda, incluso sería fácil.
—Se lo pediremos —contestó Carlisle.
Jasper le tendió un móvil.
—Tenemos prisa.
Nunca había visto resquebrajarse la calma innata de Carlisle. Tomó
el teléfono y se dirigió hacia las ventanas. Marcó el número, se llevó el móvil
al oído y apoyó la otra mano sobre el cristal. Permaneció contemplando la
neblinosa mañana con una expresión afligida y ambigua.
Edward me tomó de la mano y me llevó hasta un sofá. Me senté a su
lado sin perder de vista su rostro mientras él miraba fijamente a Carlisle, que
hablaba bajito y muy deprisa, por lo cual era difícil entenderle. Le escuché
saludar a Tanya y luego se adentró en describir con rapidez la situación,
demasiado rápido para comprender casi nada, aunque deduje que el aquelarre de
Alaska no ignoraba lo que pasaba en Seattle.
"No, no lo
estarían... ellos no quieren una visita de la Vulturis más de lo que lo nosotros
queremos", dijo Carlisle.
Entonces se produjo un cambio en la voz de Carlisle.
—Vaya —dijo con voz un poco más aguda a causa de la sorpresa—. No
nos habíamos dado cuenta de que Irina lo veía de ese modo.
Edward refunfuñó a mi lado y cerró los ojos.
—Maldito, maldito sea Laurent, que se pudra en el más profundo
abismo del infierno al que pertenece...
"No van a ayudarnos", dijo Edward incrédulamente. "Por
Laurent..."
"Parece que Irina puede haber tenido sentimientos por él",
dijo tristemente Esme.
"Pero ¿por qué eso detendría de ayudarnos?" Emmett estaba
indignado. "No tiene nada que ver con esta pelea..."
Rosalie decidió seguir leyendo para obtener la respuesta.
—¿Laurent? —susurré.
La sangre huyó de mi rostro, pero Edward no me contestó, centrado en
leerle los pensamientos a Carlisle.
No había olvidado ni por un momento mi encuentro con Laurent a
principios de primavera. No se había borrado de mi mente una sola de las
palabras que pronunció antes de que la manada de Jacob irrumpiera.
«De hecho, he venido aquí para hacerle un favor a ella».
"Victoria... ¿ crees que podría ser la que detrás de esto?" Preguntó
Edward, estrechando sus ojos.
"Sí," Jasper dijo mirándolo. "Ella tiene el motivo y se
daría cuenta de que necesitaba un ejército para conseguir lo que
quiere..."
Edward gruñó en voz alta por eso.
Victoria. Laurent había sido su primer movimiento. Le había enviado
a observar y averiguar si era difícil capturarme. No envió ningún informe
gracias a que los lobos acabaron con él.
Aunque había mantenido los viejos lazos con Victoria a la muerte de
James, también había entablado nuevos vínculos y relaciones, pues había ido a
vivir con la familia de Tanya en Alaska. Tanya, la de la melena de color rubio
rojizo, y sus compañeros eran los mejores amigos que los Cullen tenían en el
mundo vampírico, prácticamente eran familia. Laurent había pasado entre ellos
casi un año entero antes de su muerte.
Alice se sentó en silencio,
sumida en sus pensamientos. “Me pregunto si hablaban de mí... de mis
poderes. Si lo hicieran, eso podría explicar cóm2o no puedo ver lo que viene.
Ella haya aprendido cómo moverse por mis visiones.
La cabeza de Edward se levanto
para mirarla, con los ojos muy abiertos y parecía estar diciendo '¿de verdad crees que es eso?'
“Tiene
sentido... Realmente debería haber visto estas cosas venir” Alice
siguió pensando.
Carlisle continuó hablando, pero su voz había perdido esa nota de
súplica para fluctuar entre lo persuasivo y lo amenazador. Entonces, de pronto,
triunfó lo segundo sobre lo primero.
—Eso está fuera de cuestión —respondió Carlisle con voz grave—.
Tenemos un trato. Ni ellos lo han quebrantado ni nosotros vamos a romperlo.
Lamento oír eso... Por supuesto, haremos cuanto esté en nuestras manos... Solos.
"Ellos quieren los lobos después
de eso," susurró Edward.
"No voy a dejar que eso
suceda", dijo Carlisle.
"¿Por qué no?... necesitamos
su ayuda", dijo Rosalie. "No nos están pidiendo ayuda para destruir
la manada..."
"No importa, no voy a dejar
que eso suceda", Carlisle argumentó. "No
esta bien…”
"Ellos salvaron a Bella de
ese monstruo... se merecía lo que le pasó", dijo Edward con dureza. "Y
Carlisle tiene razón, tenemos que protegerlos."
"¡Hey... podemos conseguir que
los nos ayuden!" Emmett gritó con una amplia sonrisa. "A ellos les
encantaría luchar contra un ejército de vampiros...
"Sí, realmente lo harían,"
Edward sonrió.
“Es una excelente idea", dijo Jasper, sonriendo también. "Con
su ayuda, casi sería fácil... sería difícil lograr que vengan con nosotros a
Seattle aunque..."
"Si Victoria está detrás de esto, no creo que tengamos que ir a
Seattle," dijo Edward. "Y si no, será muy fácil conseguir que los
lobos se involucren... Estoy seguro que Bella les permitirá saber todo esto
pronto".
Cerró el móvil de golpe sin esperar respuesta y continuó
contemplando la niebla.
—¿Qué problema hay? —inquirió Emmett a Edward en voz baja.
—El vínculo de Irina con nuestro amigo Laurent era más fuerte de lo
que pensábamos. Ella les guarda bastante ojeriza a los lobos por haberle matado
para salvar a Bella. Ella quiere... —hizo una pausa y bajó la mirada en busca
de mi rostro.
—Sigue —le insté con toda la calma que pude aparentar.
—Pretende vengarse. Quiere aplastar a toda la manada. Nos prestarían
su ayuda a cambio de nuestro permiso.
—¡No! —exclamé con voz entrecortada.
—No te preocupes —me tranquilizó con voz monocorde—. Carlisle jamás
aceptaría eso —vaciló y luego suspiró—. Ni yo tampoco. Laurent tuvo lo que se
merecía —continuó, casi con un gruñido— y sigo en deuda con los lobos por eso.
—Esto pinta mal —dijo Jasper—. Son demasiados incluso para un solo
enfrentamiento. Les ganamos por la mano en habilidad, pero no en número.
Triunfaríamos, sí, pero ¿a qué precio?
Dirigió la vista al rostro de Alice y la apartó enseguida. Quise
gritar cuando entendí a qué se refería Jasper.
Venceríamos en caso de que hubiera lucha, pero no sin tener bajas. Algunos
no sobrevivirían.
Todos en la sala se estremecieron; a nadie le gustó idea ni un poquito.
Recorrí la vista por la habitación y
contemplé las facciones de Jasper, Alice, Emmett, Rose, Esme, Carlisle, Edward,
los rostros de mi familia.
Y, así, todo el mundo sonrió, a
pesar de ellos mismos.
"Eso es todo", dijo
Rosalie y Alice tomó el libro.
Hola *.*/
Que lindo capitulo!! Siempre me fascino la pareja de Alice y
Jasper, y al saber cómo se conocieron lleno mi corazoncito xD Debería escribir
un fanfic de ellos, sería genial J
En fin gracias a Esme por traducir este capítulo, chica voy a
matarte por los acentos!!! jajajajaj
4 comentarios:
Revisando por si a caso, y me encuentro otro cap. Gracias
Gracias
Lo más interesante en éste capi, al menos para mi gusto, ha sido las teorías que Edward planteo a raíz del "olor" especial de ellos, es decir, de Alice, Jasper y tal vez del propio Edward que por lo visto los dos primeros llamaron notablemente la atención apetecible de un par de vampiros, en el caso de Edward no se sabe ya que Carlisle por su forma de alimentarse y su gran cariño por la humanidad es como si lo hiciera inmune a la tentación de un olor apetecible que hubiera podido sentir en Edward.
Además me gusto que la historia de Jasper le gustara a Bella, por lo menos la parte final de la historia ya que encontró o fue encontrado por Alice y como ambos partieron a buscar a su familia; me da algo de pena que dentro de todo Jasper se siga sintiendo el eslabón débil en la familia por su falta de control pero como la propia Esme ha dicho, el haber tenido un inicio distinto al resto hace que se le haga más difícil llevar la dieta de la familia.
Pero otra cosa a favor en el capi ha sido que desde entonces hayan podido deducir que la persona que está detrás de todo este ejército sea Victoria, sus dudas y suposiciones serán pronto confirmadas y más cuando sea Bella la que llegue a esta misma conclusión sobre la persona que dio origen al plan del ejército de neófitos.
Nos estamos leyendo y me alegra mucho (una vez más) que hayas podido conseguir traductoras que te ayuden con los capis a este paso muy pronto leeremos Amanecer y muero de ganas cuando se enteren de que Bella y Edward serán padres.
SALESIA
Hola Cary: espero con ansias nuevas actualizaciones, este fic me fascina, llevo bastante años leyéndolo y seguiré hasta el final, espero que solo te detenga que tienes mucho trabajo escolar y que te encuentres bien de salud y tu familia también. Cuídate y ojala pronto tengamos noticias tuyas, aunque sea un mensajito para saber que te encuentras bien.
Airam Vallejo
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